Partida Rol por web

Santiago, Dios y el Rey

III - De rumores, et otras cuitas

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31/03/2014, 23:16
Director

Los pasos que acercábanse por el pasillo resonaban con gran fuerza, et pronto giraron la esquina para dibujar las figuras de sus causantes ante los ojos de don Jofre. Quién acudía era don Llorenç de Abelló, el caballero del que le habían advertido ya más de una vez, quién, por algún motivo inexplicable, venía acompañado de dos guardias. El caballero se acercaba con paso firme, mano en el montante del que solía valerse.

Mientras él llegaba, apareció por el otro extremo del pasillo otro caballero, esta vez tratábase de don Santiago Carrillo, quién venía acompañado de algún otro hermano de menor rango, con el que don Jofre non había cambiado palabra alguna.

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31/03/2014, 23:19
Llorenç de Abelló

Alcanzó en seguida Llorenç la posición de don Jofre, con mirada fría et alarmada.

- He oído un grito. - díjole - Et he acudido lo antes posible, temiendo lo peor.

Lanzó una mirada por encima del hombro de don Jofre, mirando hacia el interior de su celda.

- Dios santo, ¿qué es lo que ha pasado aquí? - dijo, al ver la sangre, et el símbolo dibujado en el suelo. Después, clavó una mirada suspicaz sobre don Jofre.
 

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31/03/2014, 23:22
Director

En seguida llegó al mismo punto don Santiago Carrillo, quién era caballero de alto rango en el castillo.

- Don Jofre, Llorenç. - saludó a ambos - Hemos oído un grito. - et miró a la sirvienta - He de suponer que esta criada es la causante. - en seguida, sus ojos posáronse en el interior de la celda, pues el color de la sangre sin duda atraía las miradas - ¿Qué es todo esto? - miró a don Jofre - Aquesta es vuestra celda, ¿non es cierto?

Sin duda, los rumores que habían corrido por el castillo, seguidos del descubrimiento del tabernero muerto et el símbolo dibujado en el suelo con su sangre non ayudaban a que la situación mejorase para el caballero.

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01/04/2014, 00:28
Jofre de Castellvell

Maldecí para mis adentros pero me mantuve serio por fuera. Non podía mostrar mi desasosiego ante aquestos gentiles hombres.

-Así es, aquesta es mi celda, en ella mantenía preso a un hombre que había sido manipulado mediante la vil brujería de una bruja, la misma que hizo moverse a nuestro hermano caído hace apenas unas horas.- Me desabroché el cinto de la espada y retiré el puñal del mismo dejándolos tendidos sobre la cama, uno de los pocos lugares que seguían sin estar ensangrentados. Non lo hacía por la confianza que ponía en mis hermanos, sino para que vieran que en caso del mas que posible arresto preventivo, no dudaría en acompañarles de buenas maneras y sin ninguna resistencia.

Señalé al cadáver y a la bandeja de comida que había traido.

-Me disponía a proseguir con el interrogatorio, por lo que traje viandas para que el reo, soltárase la lengua, pero al llegar me he topado con esto.- Negué con la cabeza.

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01/04/2014, 11:19
Fernando de Rojas

Acerquéme al puesto señalado. Inspeccioné la mercancía expuesta con desdén y con mirada recelosa me dirijí al mercader:

- Guardarvos la sonrisa, pues non habemos venido para comerciar con alhajas e baratijas. Fernando de Rojas, tercero de la guardia de Trujillo vos fabla.

Et acerquéme al su rostro, tanto que arrepentíme de haberlo fecho al sentir su viciado aliento; - Busco a una moza. Ostatxu, ojos verdes, venida del norte. Sé de buena fuente que aquesta faze tratos con vos.

Et antes que el comerciante diera respuesta añadí: - Podemos solventar aquesto de dos maneras; me decís lo que necesito saber et vos dejo tranquilo con vuestros quehaceres, o si me ponéis impedimento, hago yo lo mesmo con vuestro negocio, et creedme, medios non me faltan para hacervos la existencia imposible.

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01/04/2014, 17:12
Director

Non desapareció la sonrisa del rostro del mercader, quién paresció hallar divertidas las palabras de Fernando.

- ¿Venís a mi puesto a amenazarme? Poca mano izquierda demostráis, Fernando, tercero de la guardia de Trujillo. - díjole - Resulta que mi negocio es legal, et nada de lo que podáis dezir o fazer cambiará aquesto. Et si intentades molestarme, vos puedo dezir que yo también tengo amigos. - sonriole ampliamente - Pero non creades que tengo interés alguno en proteger a esa mujer de la que hablades, porque nada le debo, et imaginome el motivo por el que se la busca. Pero ya sabedes que soy comerciante, et todo comerciante que se precie espera recibir algo cuando da.

En tanto que pronunciaba aquestas palabras el mercader, acercose amenazadoramente el guardia que estaba atrás, situándose cerca del que debía de ser su amo (pues parescía aqueste hombre esclavo).

- Tiradas (3)
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01/04/2014, 17:19
Director

Comprendió en seguida Mauricio que aquel hombre había de tener buenos contactos, pues en nada habíase amedrentado ante las palabras de Fernando, quién de común resultaba imponente. Empero, tampoco parescía mentir en lo que dezía, por lo que seguramente se aviniese a negociar.

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01/04/2014, 17:21
Llorenç de Abelló

Miró con sonrisa irónica Llorenç a don Jofre.

- ¿Non será más bien que vos disteis paso a tal bruja a vuestros aposentos? - díjole, ya con encaro - Algo había oído, pero viendo semejante sacrilegio, non me cabe ya duda. ¡Que todos vos vieron entrar con el reo en el castillo!

Los ojos de Llorenç mirábanle con gran desafío. Los dos guardias habíanse situado a su lado, et el caballero llevaba ya la mano al mango de su montante.

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01/04/2014, 17:40
Mauricio de Alconétar

Señor -le dije al moro, como "pocas en mi vida", y porque yo no era noble tampoco...-, que no son baratijas lo que aquí se encuentran -miré de soslayo al alguacil Fernando, casi más biend diríase que me giré sin apenas observarle la cara-; que bien hemos preguntado por la alcaicería y a ambos han enviádonos aquí por lo que precisamos. Et no porque aquí se confabulen cochambres, que ya veo que no -miré a su género, y recordé las tres pautas que todo buen comerciante ha de tener presente*, y en como paresciendome bonito todo aquello, carraspeé un poco antes de aclararme la garganta-, que no ha sido sino porque cualesquier vendedor y buhonero de soslayo le señalan a vos como el mejor de la villa en cuestiones traídas de Arabia, Oriente, el desierto bereber y la bella Gharnatah -nada sabía de si tenía productos de todos esos sitios, mas era a bien adular "la cosecha" de todo vendedor-.

Supongo que vos, al ubicar por aquí, conoce cuando trajeron la reliquia cristiana -le recordé al vendedor-; o al menos apuesto que oyó hablar de ella: ¡sí! ¡telas del mantel de la última Cena! Un caballero santiaguista y un mediero lo hicieron posible... -entonces eché una buena vista de nuevo a su género-. La verdad es que nos costó encontrarla -me di varios golpes en el pecho, reiterando mi co-autoría de tal proeza-, y por ello que hice muchos contactos; ¡hasta incluso pude entrar a dormitar en el castillo, je je! -amistosamente-. Quizá su amigo le suene de lo que hablo: granjeado amistad et trabada con los Santiaguistas he. Quizá, si vende vos bien los aceros, vainas o pertrechos..., mmmm... puedo recomendarle entre los tales; que a buen seguro que este "Mauri" -llamábame a mi mismo- puede hablarles bien de vos y sus productos, señor.

Rezaba por que entendiera que podría hacerle florecer el negocio aún más si nos facilitara las cosas; et que no veníamos a amenazar a nadie en su casa, pese a lo que pudiera parecer, sino más bien a formular intercambio de intereses. O al menos eso quería fingir "Mauri" ante la torpeza de Fernando.

Notas de juego

*: 8D

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01/04/2014, 18:02
Jofre de Castellvell

Miro lentamente al caballero sin pronunciar palabra durante un tiempo midiéndole fijamente hasta incomodarlo para luego hablar con pausa.

-¿Negarlo? ¿Cómo queréis que niegue haber traído a esta desdichada criatura hasta aquí, cuando anuncié en la iglesia que le traería hasta mi aposento? ¿Acaso estábais demasiado asustado bajo el banco como para oirme?- Dije con cierta sorna.- Para alguien que se cree tan valiente, no os vi correr al socorro de vuestros hermanos que se batían contra el ser que antes que vos vistió esa capa con mayor honor y pundonor. De echo no os vi en absoluto.- Dije con resquemor dejando la frase a la mitad.-... por que yo sí estaba combatiendo.

Ante la infamia que me lanza sobre traer a la bruja a mi aposento reí con descaro.

-No sabía que vos conocíais como traer mujeres a las celdas. Habréis de aleccionarme, pues os veo muy ducho en tal cuestión.- Abrí los brazos apartando la capa. En parte estaba revelando que no llevaba más armas y emitiendo un desafío implícito al joven acusador.- Y mas me creo que en vez de oir os dediquéis a crear y promulgar semejantes bulos. De todos es sabido que ya que no le dáis uso a la espada preferís dar rienda suelta a la sin hueso para calumniar y difamar. Mas non encontraréis en mi presa fácil ni blanco quieto para soportar en silencio vuestra inquina.- Me adelanté y clavé firmemente mi dedo en el pecho del hombre.

La cólera me llenaba, pues este necio no podía elegir peor momento para tocarme la moral.

-Sabed, pues, hermano que estas ofensas que estáis lanzando sobre mi, sin fundamento, conocimiento ni ninguna clase de acierto son falsas, mezquinas y destinadas a causar malestar. Pero yo se que ocultáis bajo semejante fachada y techado de virtudes. A un cobarde, que solo libra batallas cuando está asistido, a un intrigante, que solo mira por su bien y por el de nadie más. A un ser, que guarda más parecido con la víbora del paraiso que con el hombre que ha padecido por culpa de semejante reptil. Y pongo a los presentes por testigos que aun no habéis echo más que empezar con el caos y la ruina que pretendéis lanzar sobre esta santa casa, pues tal es el regalo que portáis en vuestro interior. Veneno, traición, intrigas y malas artes. No os atreváis a acusarme jamás sin nada más que los aspavientos de un lirio pisaverdes, pues responderé desmintiendo vuestras verdades y haciendo caer sobre vos todas las ignominias que ocultáis. Y a fé mía que no son pocas.- Una vez terminado semejante discurso le hice a un lado sin miramientos mientras inquiría a los otros hermanos presentes taladrándolos con la mirada más dura de la que era capaz.

-¿A que estais esperando? ¡Acompañadme ante Don Diego y los fráteres a dar parte de este asunto! Deben ser puestos sobre aviso de esto y sin duda, non querréis quitarme la vista de encima. Asi pues, movéos, que el tiempo corre y he de desenmascarar a un traidor y una bruja. 

Notas de juego

Perdón por el tocho post, pero me has pillado inspiradete.

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01/04/2014, 23:45
Fernando de Rojas

Sentí cierto recelo et aún mayor desagrado hacia Mauricio, más non demostrélo en ese momento. Parescía aqueste haber perdido visión del asunto, pues al que fablabale bonito et bien comerciaba con bruxas, bruxas que habían fecho levantar de la tumba a un hermano noble del su señor. ¿Acaso agora tratabamos bien et dábamos buena disposición a quienes confabulaban con el maligno? Ya tendría despues duras palabras con el mediero. De momento esperé la respuesta del comerciante hacia el Mauricio.

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02/04/2014, 20:31
Llorenç de Abelló

Ante las palabras de don Jofre, torciose el gesto de Llorenç, quién desenvainó la espada desafiante.

- Non aguantaré tales palabras procedentes de vuestra lengua, don Jofre. - díjole - ¡Non será el amigo de brujas el que me llame traidor!

Sus ojos llameaban de furia, pues non pocas habían sido las palabras que Jofre habíale dirigido.

Notas de juego

No pasa nada por los posts largos, pero hay que dejar espacio a la réplica (salvo que se esté pronunciando un discurso).

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02/04/2014, 20:33
Director

Al mostrar su acero Llorenç, anticipose don Santiago Carrillo, hombre prudente, quién vino a interponerse entre ambos caballeros.

- ¡Llorenç! - gritó - Bajad vuestro acero, ¡ahora mesmo! - sus ojos irradiaban una autoridad que pocos atreveríanse a desafiar. Miró entonces a don Jofre. - En cuanto a vos, acudiréis ante don Diego, sí, pero habréis de hacerlo de mi lado, et desarmado. Aqueste asunto non os conviene en absoluto, don Jofre, con toda la palabrería que corre por el castillo.

Tendió la mano hacia don Jofre, para pedirle su espada.

- Sed sensato, hermano. Ahora mesmo, hasta que todo aquesto se aclare, lo mejor es que me acompañéis de buen grado.

- Tiradas (1)
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02/04/2014, 20:38
Director

Sonrió el moro, quién parescía feliz de haber salido bien parado de su encuentro (encontronazo, más bien) con el alguacil. Ahora, ya en su terreno, el del comerciar, parescía más relajado el hombre, quién fízose el poco interesado en la propuesta de Mauricio.

- Bien están las amistades et los buenos recomendares, pero non credo que aquestos caballeros gusten de las cosas que yo vendo, cagadas de moriscos, a sus beatos ojos. - fizo un gesto despreciativo con el dorso de la mano - Aunque por vuestras buenas palabras puedo rebajaros el precio. - sonriole - Lo que non he de fazer es fablar, sin más, por nada que non pueda contar entre los dedos, ya me entendéis. - amplió su sonrisa. - Et contar menos de cincuenta maravedíes non me agradaría en absoluto.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Mauricio, tírame Comerciar (con +15). Puedes intentar regatear, de tu tirada dependerá dónde se plante el mercader ;).

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02/04/2014, 20:46
Mauricio de Alconétar

Non me creo que no gustéis et necesitéis de tenerlos, aunque sean buenos caballeros, a homnes venidos al comprar lo que vendéis... -le dije-; mas vos entiendo; que preferís dinero de otros musulmanes, pero hombreras de cristiano -le comenté tras ver a su protector de pintas fieles-. Esa es encarecida oferta, piénsalo así: podéis vos ganar ciertos maravedíes por un sólo decir, et podéis perder la tienda si esos santiaguistas vienen a veros.... No, no, no. Créame que no es ofensa ni amenaza, que no hago lo mismo que aqui mi compañero, y perdóneme, don Fernando -dije mirándole y tratándole de "don" para guardar la solemnidad y no hacerle aún más la bajeza-; que más bien es ganar menos, que ganar nada;  et que más de lógica es ganar menos,... que perder mucho. Hágole partícipe: veinte y cinco de los maravedíes... no más.

- Tiradas (1)
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02/04/2014, 22:33
Jofre de Castellvell

Me mantengo firme mirando al que había tratado de abalanzarse sobre mí.

-¿Queréis atacarme? ¿A un hermano, desarmado? Ya veo cuan aguerrido sois y con que celo profanáis el hábito que vestís.- Dejo que el desprecio que siento por este "hermano" mío quede bien implícito en mis palabras antes de dirigirme a Don Santiago.

Ante el remito mi furia y me muestro dócil y sosegado pese a la infamia que se lanza sobre mí.

-Ya he dicho que de buen grado os acompañaré y mis armas están en mi catre, donde podéis verlas. Cuchillo y espada ambas envainadas. -Mi tono era más tranquilo, demostrando mi respeto a quien actua con cabeza y rectitud, tratándome como el igual suyo que soy.- Dios es mi pastor, junto a él, nada he de temer. La verdad está de mi lado y he obrado correctamente en todo este asunto que me fué impuesto.- Me coloqué junto a él, esperando que iniciara la marcha.

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03/04/2014, 09:12
Fernando de Rojas

Al final, después de todo, Mauricio acabó mentando a los Santiaguistas a modo de amenaza velada para que el moro usurero rebajárale la cantidad de sonante que iba a sacarle... Aquello parescíame increible. Empero dejé que el asunto siguiera su curso et acabara como fuere, más lo que si era seguro es que del mio bolsillo non iba a salir moneda alguna que llenara la bolsa de ese malnacido moro.

Et que tampoco quedaría así la afrenta del sarraceno, que ya encargaríame yo de que supiera con quien había topado... aunque aquello non corríame prisa pues asuntos más importantes nos ocupaban.

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03/04/2014, 23:00
Llorenç de Abelló

En viendo la intervención de don Santiago, guardó Llorenç su acero, et apartose, mas su mirada non cedió en su orgullo.

- Ya ajustaremos cuentas vos et yo. - dijo, en voz non muy alta, empero, audible al menos para don Jofre et también para don Fernando.

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03/04/2014, 23:03
Don Fernando Carrillo

- Vos agradezco vuestra colaboración. - díjole don Fernando, tomando su acero consigo, daga incluida.

Notas de juego

No me quedó presente que hubieses dejado las armas en la celda. En cualquier caso, ahora mismo las tienes confiscadas.

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03/04/2014, 23:06
Director

Escoltado por los guardias et por los dos caballeros, dirigiose don Jofre de vuelta a las estancias del maestre don Diego. La tarde caía ya sobre Trujillo, et con ella difuminábanse ya las últimas luces del día. Entre unas cosas et otras, non habían regresado sus hombres de la villa, et mientras tanto el asunto en el castillo torcíase a cada momento que transcurría.

Entraron daquesta guisa en la sala principal, donde don Diego conversaba, en ese preciso momento, con don Onofre de Castelar. Ambos vieron con sorpresa entrar a la comitiva.