Partida Rol por web

Santiago, Dios y el Rey

III - De rumores, et otras cuitas

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03/04/2014, 23:11
Don Diego de Castro

Don Diego miró alternativamente a los caballeros que entraban, como si non diere crédito a lo que mostraban sus ojos. Clavando la mirada en don Jofre, et en sus armas, en manos de don Fernando, preguntó:

- ¿Qué es todo aqueste asunto? - tronó, al tiempo que clavaba su mirada en don Fernando.

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03/04/2014, 23:15
Llorenç de Abelló

- ¡Aqueste vuestro siervo fue encontrado en su celda junto a pruebas irrefutables de haber practicado brujería! - tronó Llorenç, impaciente.

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03/04/2014, 23:17
Don Diego de Castro

- ¡Silencio! - respondió don Diego - Cuando quiera vuestra opinión, vos preguntaré. - sentenció - Don Jofre, explicaos.

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03/04/2014, 23:21
Director

Fízose el desinteresado el mercader, mirando de acá para allá a las clientas que se acercaban. Empero, non abandonó la conversación.

- Vos cogeré treinta, et cinco, et darvos por contentos. - dijo - Et vuestras buenas palabras en el castillo, por supuesto. Que lo prometido, prometido está.

Claro estaba que el mercader de esas non se movía, por el gesto que tenía en la cara. Pero bueno, algo era algo, que quince maravedíes menos non eran poca cosa, et mucho valía aquella información.

- Et vos faré la merced de que fablemos ahí dentro, lejos de oídos indiscretos. ¿Qué dezís?

Notas de juego

Si aceptáis, pasáis a la trastienda. Podéis ir planteando las preguntas que queráis hacerle al mercader.

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04/04/2014, 00:20
Jofre de Castellvell

Aun tarde en responder a mi interrogador. Una idea se me había colado dentro, dejando un frío escalofrío dentro de mi.

-Así es, mi señor. En mi celda hay pruebas de brujería.- Dije lentamente.- Pero perpretadas por otra persona. 

Hablaba de forma pausada dejando que mis palabras calaran en quienes me oían. Sabía que me estaba jugando mi propia vida y la de mi orden, pero mi senda estaba ahora clara, cuando antes navegaba entre la niebla y la bruma.

-En mi celda había encerrado al hombre que había sido hechizado por nuestra enemiga, como ya os conté y Don Onofre puede corroborarlo, ya que fue quien desentrañó el hechizo que sobre el pendía. No oculté su paradero, pues creía poder confiar en nuestros hermanos. Lamentablemente se ha demostrado que no es así. El plebeyo ha sido asesinado. Su garganta fué seccionada y usaron su sangre para dibujar diabólicos símbolos en el suelo.

Me giré para poder mirar a mis captores con gesto grave.

-Uno de los miembros de esta orden ha cometido tres pecados. Tratar con el diablo y sus seguidores bajo la forma de una bruja fue solo el primero. Luego mató a Martín Salcedo, valiéndose de un arma encantada por la misma bruja para poder partir de un golpe espada y armadura de nuestro hermano caído. No contento con semejantes actos, aún perpetró uno más. Mató al inconsciente hombre aprovechando un descuido de nuestra vigilancia. Fue durante el tiempo que estuve hablando con vos, Don Diego.-Dije para hacerle ver que mi inocencia estaba probada, ya que el mismo era mi testigo.

Luego crucé ambas manos a mi espalda mientras caminaba por las estancias de Don Diego mientras dejaba que las palabras hiciesen efecto.

-De vuelta a mi celda me crucé con Don Llorenç de Abelló, aunque el iba en dirección opuesta a la mía. Es decir, venía desde la zona donde está ubicada mi celda. Lo cual no deja de ser extraño. ¿Que hacía el por esa zona? Pero ese no es el caso, por supuesto.- Dije como restándole importancia.- No deja de ser curioso el caso de que nuestro hermano caido sea uno de los más aférrimos partidarios de Don Diego al puesto de cabeza de nuestra orden, es decir que su muerte beneficia enormemente al otro pretendiente al puesto.

Por último me planté ante mis captores con tranquilidad aparente que no poseía.

-Sin embargo hay una cosa que no me deja de extrañar. ¿Como sabíais, Don Llorenç que nos enfrentábamos a una bruja? No he echo pública semejante información, y solo la he mencionado una vez en vuestra presencia, sin embargo habéis estado usando la palabra brujería antes incluso de saberlo.

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04/04/2014, 11:04
Llorenç de Abelló

Avanzó Llorenç cuando hubo terminado don Jofre, hablando, ahora sí, con más calma.

- Muchas explicaciones vos da aqueste, et ya le veis: paresciere que las hubiese preparado de antemano, por si fuere descubierto. - dijo, para comenzar.

Girose hacia don Jofre el caballero, con una sonrisa en el rostro.
- Nada he dicho de una bruja, don Jofre, sino de prácticas de brujería, las cuales, me consta, son llevadas a cabo tanto por mujeres como por hombres, aunque bien sabido es que la mujer incita al pecado et es la consorte del Maligno. Empero, en aqueste nuestro caso, sois vos quién habedes mencionado a una mujer, et seguro paresceis estar de que es tal quién está cometiendo el sacrilegio en nuestros dominios.

Volviose de nuevo hacia don Diego.
- Sucede que hallábame yo en el castillo, como me corresponde, et encontrábame cerca de la celda de don Jofre cuando oí un grito. Et, en temiendo alguna desgracia, fízeme acompañar por dos guardias, los aquí presentes, et raudo acudí a ver qué había ocurrido, lo que me llevó hasta la celda de don Jofre. Non había en su puerta signos de haber sido esta derribada por la fuerza, lo que me lleva a pensar que quién perpetró el acto que dentro había acontecido hubo de abrir la celda sin esfuerzos. Sin duda, poseía una llave, o don Jofre dejó la celda abierta ex-profeso, dejando así paso a esa mesma bruja de la que habla, para que pudiere obrar sin dificultades, en tanto que él paseabase con fingida inocencia por el castillo.

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04/04/2014, 11:05
Don Onofre de Castelar

Intervino en ese momento don Onofre, quién non parescía dar crédito a lo que allí se dezia.

- Mi señor, tales acusaciones son falsas. Que estuve yo con don Jofre en su celda aquesta mañana, et entre ambos expulsamos del cuerpo del tabernero un fechizo, que sin duda un ser maligno había infundido sobre él. - dijo con vehemencia - Et don Jofre salvó mi vida aquesta mesma mañana, en el altar, mientras otros rehusaban luchar contra la criatura que el Maligno levantó contra nosotros, en el cuerpo de nuestro hermano.

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04/04/2014, 11:08
Llorenç de Abelló

- ¡Argucias de un titiritero! - replicó Llorenç - Fácil es enfrentarse a aquello que tú mesmo has convocado.

- Tiradas (3)
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04/04/2014, 11:10
Don Diego de Castro

Observaba don Diego con gravedad la situación, et sus ojos posáronse sobre don Jofre con cierta desconfianza. ¿Era acaso posible que el joven caballero en el que había confiado fuere el mesmo que estaba tras los actos de brujería? Resultaba difícil saberlo.

- La situación se presenta complicada. - dijo , con un gruñido, et miró a don Jofre - Las acusaciones que se presentan contra vos son muy graves.

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04/04/2014, 11:13
Don Fernando Carrillo

Al fin intervino don Fernando, quién llevaba todo el tiempo apartado.

- Mi señor, si me lo permitís. - carraspeó, esperando al beneplácito de don Diego. Cuando lo obtuvo, continuó - Credo que lo mejor será que don Jofre quede recluido hasta que aqueste asunto se aclare, lo que sin duda sucederá pronto. Ya corrían rumores sobre él - mirole de soslayo - antes de todo este asunto, et ahora podría correr peligro. Estará más seguro en su celda, en tanto atrapamos al causante de todo este desmán, et la verdad es puesta al descubierto.

Quedó entonces en silencio la sala un instante, por si alguien más deseaba intervenir.

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04/04/2014, 14:27
Jofre de Castellvell

Miré a Don Llorenç con sorna ante sus excusas.

-Non sois más que un embustero y un embaucador. Vos dijísteis que dejé paso a una bruja a mis aposentos, que tenía tratos con brujas et lo hicísteis en presencicia de Don Fernando.- Dije girándome hacia este último.- Lamento poneros entre dos hermanos, pero la verdad debe ser revelada. ¿No oísteis tales acusaciones sobre mi persona perpretadas por Don Lloreç?

Respondí a la presuntuosa mueca del acusador con fría tranquilidad.

-Mirad como se ríe, seguro de que no puede ser herido. Pues bien, he aquí que pienso demostrar vuestra falsedad con el más agudo filo que hay en esta sala. La verdad. Es cierto, dejé abierta la puerta, en mi confianza de que nadie en este sacrosanto lugar pudiera hacer daño al reo. ¿Como desconfiar de mis hermanos? Pues la verdad se tornó contra mi, clara y diáfana. Vos no sois mi hermano. No sois digno de las vestiduras que portáis. ¿Como es que desde que nos cruzamos, reclutásteis a dos hombres para que os acompañaran si tan cerca estávais de mi dormitorio y a estas horas solo el servicio está en la zona? La cuestión es simple. Ya contabais con prenderme o con matarme de darse la oportunidad. Querías cortar mi vida del mismo modo que queríais echar agua al fuego purificador que es esta investigación.

Me giré mirando a Don Diego.

-Encerradme si gustáis, eso no hará sino dar rienda suelta a que este diletante y su ama oscura sigan perpretando sus atrocidades. Con gusto me someteré a la justicia que mis hermanos consideren oportuna. Nada ha de temer quien nada ha de ocultar. Siguiendo esta máxima me someto a la autoridad superior a la mía. Ya me entregué de buen modo para presentar mi causa ante infamias sin sustento ni pruebas. De igual modo dejé mis armas en las manos de otro hermano. Mi cuerpo y mente solo sirven a esta orden, solo mi alma no está en mis manos, pues Dios la acogerá entre sus manos.

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04/04/2014, 18:16
Mauricio de Alconétar

Uhmm... -barrunté al comprobar que el moro no bajásabe de la burra-. Ya puede ser buena vuestra información, casi tanto como vuestros productos... -díjele mientras pasaba a la trastienda justo antes de "aflojar" los maravedíes-.

Fernando... piense bien el qué preguntar -le dije en bajo mientras avanzábamos por la tienda-. Sin duda sé que lo hará, mas... ¿quiere que le sonsaque yo...?

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05/04/2014, 10:07
Fernando de Rojas

Proceded vos, que non quiero yo cruzar más palabras con aqueste. - Respondíle sécamente a Mauricio.

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07/04/2014, 18:43
Llorenç de Abelló

Llorenç miró de nuevo a don Jofre, con los ojos henchidos de furia por las acusaciones que sobre él se vertían. Empero, al hablar contuvo el tono de sus palabras, pues sabíase enfrente de su señor.

- Vuestra lengua me señala, empero todas las pruebas vos dizen culpable de aquello de lo que me pretendéis acusar. - díjole, con voz temblorosa de rabia. Girose entonces hacia don Diego - Mi señor, credo que nada más hay que dezir: las mentiras de aqueste hombre son tan evidentes como su infamia, que en su celda puede contemplarse.

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07/04/2014, 18:46
Don Diego de Castro

Parecía profundamente desagradado el Maestre, quién sin duda veíase en una encrucijada. Al fin, concedió a los acusadores su venia.

- Sea, pues, encerrado en lugar seguro don Jofre, hasta que aqueste asunto se aclare. - dijo, et miró a sus guardias - Llevad a aqueste hombre a una celda. - et nada más dijo, ni dio ocasión a que nadie interfiriese en esta cuestión.

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07/04/2014, 18:49
Director

Cumpliendo con las órdenes de su señor, cuatro guardias rodearon a don Jofre, et lleváronselo consigo, sin que aqueste interpusiera dificultad alguna a aquesta tarea. Cuando abandonó la sala, pudo oír tras de sí las protestas de don Onofre, quién sin duda seguía creyendo en su inocencia. Se preguntaba si aquesto bastaría, pues el propio don Diego parescía dudar de aquesto. Sin duda, también don Íñigo intercedería por él, et tal vez sus siervos, a los que había enviado a la villa a indagar, hallasen alguna prueba exculpatoria, Dios mediante.

Entre tales cavilaciones llegó don Jofre a la celda que le hubieron de asignar los guardias: non era una de las celdas que solían ocupar los caballeros, sino una situada en los subterráneos del castillo, en donde la humedad era mayor, et la luz apenas entraba. Allí se le dejo, mas no fue encadenado, pues su rango no daba pie a tales humillaciones. La puerta fue cerrada con llave, et con ello vino el silencio.

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07/04/2014, 19:29
Director

Adentráronse ambos dos en la trastienda del comerciante árabe, quién corrió las cortinas a su paso. En el interior de aquesta podían percibirse los intensos olores de las especias et otras mercancías que el comerciante guardaba allí, sin duda muchas de las cuales algo habían de tener de extraño, pues non hallábanse, de normal, expuestas en la parte visible de su negocio. Allí dentro era como hallarse transportado a otro mundo, pues sin duda el moro vivía al estilo en que aquestos solían hacerlo, et paresciere que se encontraran en el medio del reino de Granada.

Tras acomodarse, el mercader invitoles a fazer lo mesmo, ofreciéndoles unos cojines de buena tela (a pesar de que el aspecto de sus invitados bien podía dejar que desear, para la ocasión).

- Sentaos, poneos cómodos. - díjoles - Et plantead vuestras preguntas.

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08/04/2014, 17:44
Mauricio de Alconétar

Hize lo propio; et que no es como antes narré "regla de mediero" el no asentir ante la propuesta de un anfitrión, que no hacerlo causa disgusto en cualesquier ocupación et situación. Me senté al estilo de los árabes, que algo habíales visto yo (a los musulmantes venidos de Gharnatah a revender algo por Cáceres, los cuáles solían descansar en andrajosos sillones como éstos los más pulcros...).

Veamos. Ostatxu -le dije al moro-: ojos verde y con acento del norte, nada que ver con los reinos del sur. Habénme dicho por diversas bocas que viene a la alcaicería, concretamente aqui, a por "viandas" -que no quise decirle "ungüentos", o "engaños", o "especies", o quizá otras cosas más ofensivas y heréticas- de las que vosfrece. Esa mujer no es trigo limpio, pero ni para cristianos ni para muslmantes -le advertí-. Si dábaleis facelidades, hablad. ¿Qué le vendíais?, ¿et para qué? No nos mientas, que contante y sonantes te hemos pagado.

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08/04/2014, 18:15
Fernando de Rojas

Cierto es que non fablé en aquel momento, pero atención, et mucha, prestéle al comerciante, al su guardaespaldas et a lo que podía verse en aquella trastienda. Non perdí detalle de cada gesto et palabra que salía por aquella sucia boca sarracena...

- Tiradas (2)
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08/04/2014, 19:17
Director

Respondió sin rodeos el mercader a las cuestiones que le inquiría Mauricio, et parescía sabedor de lo que dezía.

- Vendíale a tal mujer, sí, et bien la recuerdo, pues non pocas veces requirió de las mercancías más extrañas. - díjole - ¡Et non precisamente las que menos monedas habían de costar! Non explicábame yo de dónde podía sacar tantas monedas, pero a buen seguro que non era con lo que ganaba en la posada. - carraspeó - Sea como fuere, et como vos digo, pedía cosas extrañas, et difícil seríame darvos un listado. Non es raro que practicantes de curanderismos et otras liturgias similares vengan a mi a pedirme alguna cosa, empero aquesta mujer nunca parescía tener bastante, et siempre volvía a por más. Así pues, es de suponer que andaría en asuntos poco cristianos. - sonrió.

Resultaba evidente que el hombre non tenía reparo en vender tales mercancías, pues nada que non fuere legal veíase en su trastienda, aunque sin duda, de descubrírsele tales mercancías a un hombre de a pie, ya podría aqueste tener una buena excusa, o pronto habría de vérselas con la diócesis que correspondiere.