Partida Rol por web

Harper sale corriendo de la bodega y grita a sus compañeros: ¡¡dejen lo que estén haciendo y ayuden a cortar los cabos¡¡

¡¡Se está hundiendo¡¡

Y se pone a cortar lo pocos que quedan todavia.

Raymond estaba dandole con ganas a la campana, ayudado por los potentes golpes del capitán, cuando escucha a Harper gritar y salir corriendo.

Nos ha jodido. A buenas horas se entera este.
No es el vigía ¿verdad?

Sin esperar contestación, el antiguo capitán se concentra en su espada y golpea nuevamente a la campana. Al igual que la vez anterior, con el segundo golpe saltan gotas de ácido.

-¡Clang, clang, clang!--vuelve a escucharse el incómodo tañido con cada golpe.

No obstante, entre el ácido corrosivo de Raymond y los fuertes golpes de Feijud, la campana comienza a dar signos de debilidad.

A pesar de los esfuerzos de Raymond y Feijud la campana no acababa de romperse. Aunque no por ello cejaban en su empeño.

Espero en verdad que todo esto sirva para algo. Me estoy quedando sin opciones.

En esta ocasión los golpes fueron más certeros, pero el segundo lanzó una descarga eléctrica en lugar del ácido.

De vez en cuando miraba al barco hundiéndose. Aunque confiaba que le daría tiempo a escapar antes de que fuera peligroso.

Tras la última descarga eléctrica de Raymond, la legendaria campana del Sentencia de Muerte se resquebraja y cae al suelo hecha añicos. El buque fantasma sufre una brutal sacudida que a punto está de lanzar a más de uno por la borda. Los enmohecidos mástiles crujen, la deshilachadas velas negras se rasgan y caen sobre una cubierta llena de agujeros que comienza a colapsarse sobre sí misma.

Habiendo acabado el trabajo, la valiente tripulación del Grindylow Embrujado os afanáis en regresar a la nave pirata de una pieza. Mientras tanto, el resto de bucaneros termina de soltar los cabos y ganchos que mantenían ambas embarcaciones amarradas. Como bien indicó Harper, el agua marina asciende por la maltrecha bodega en la que os encontrabais hace tan sólo unos instantes y pronto engulle el casco por completo para llevárselo para siempre al fondo del gran azul.

Al cabo de unos segundos el único rastro de la pesadilla vivida son los marineros heridos o desaparecidos durante el combate así como los daños materiales en vuestro barco. 

Al ver, por fin, caer destrozada la campana y desaparecido el infernal martilleo de su: Clang, Clang, dejo la cazaballenas y, apresurando a los marineros que tengo a mi lado lo incito a abandonar el barco.

Una vez en el Grindylow y de nuevo surcando los mares, lanzo un tremendo suspiro mientras me apoyo sobre el mástil entrecerrando los ojos, llevándome el símbolo de Besmara y dándole un beso antes de girarme hacia el resto Parecía que, finalmente, el barco ha encontrado su descanso. Acabamos de demostrar que, con la combinación de nuestros talentos, pocas cosas se van a poder interponer en nuestro camino.

Raymond, has demostrado tu valía en el combate, luchando con agallas y, ciertamente efectividad. Sin ti no se si hubiéramos podido destruir la campana a tiempo. Por mi, puedes quedarte todo el tiempo que quieras en el Grindylow.

Malic, finalmente tenías razón con la campana, y esa ha sido la clave de nuestra victoria. Creo que deberías de escribir algo sobre esta hazaña, algo que sea recordado por toda la eternidad.

Tras palmear un hombro al pequeño gnomo, me subo a un barril alzando las manos para que todos me puedan ver

¡¡Y VOSOTROS, MARINEROS Y COMPAÑEROS, HABÉIS DEMOSTRADO UN GRAN VALOR Y ARROJO AL ENFRENTAROS DIRECTAMENTE A LA MUERTE Y SALIR VICTORIOSOS. ACABAMOS DE HACER ALGO QUE SERÁ RECORDADO Y CONTADO EN TODAS LAS TABERNAS DE LA COSTA DE LOS GRILLETES, E INCLUSO EN TODO EL MAR INTERIOR!! 

Y ahora ¡¡A QUEBRAR LA ROCAAAAA!!

¡Hermanos, ni siquiera los azotes del mar pueden interponerse entre nosotros y nuestro destino! ¡Sigamos hacia la Roca y continuemos forjando nuestra leyenda!, grita Feijud a la tripulación mientras el barcon maldito se hunde.

Raymond, hoy has luchado bien y demostrado tu valía. Te has ganado tu sitio a bordo del Grindylow.

Raymond apenas tiene tiempo de felicitarse a sí mismo una vez destruida la campana, pues tiene que correr hacia su propio barco antes de que se hunda del todo el que están ahora. Pero una vez en el Grindylow ya puede respirar tranquilo.

Bueno, bueno Laynia. Desde luego mi padre no se va a creer esto.

Después ya se une a la algarabía de la tripulación y sonrie y vitorea con ellos. Ante los halagos de la sacerdotisa y el capitán, Raymond se quita su sombrero y hace una exagerada reverencia con este.

Muchas gracias, el placer ha sido mio al pelear junto tan aguerridos y valerosos piratas. Capitán Feijud, os agradezco la confianza. No os arrepentireis.

Debemos reparar el barco. Ha sufrido algunos daños y puede que sepamos hacerlo.