Partida Rol por web

Scripta Barchinone

I. Las tres figuras

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11/10/2015, 19:18
Director

Amposta, corona de Aragón,
Año de Nuestro Señor de 1422.

Os encontráis, por unas razones o por otras, al servicio del Barón Ricardo (como diríamos en los reinos peninsulares), un gentilhombre un tanto excéntrico cuyo nombre completo es Richard MacCormak. Sabéis que procede de la lejana Escocia, y claro, nada más verle, así cualquiera no díria que nació ni en Aldealapiedra ni en Villa-vaya-a-saber-vos-qué", pues es un gintantó pelirrojo y cincuentón "de mucho cuidado". Vino hace más de treinta años a tierras mediterráneas a defender a su Papa, Benedicto XIII, de los herejes de Roma (es decir, el Cisma de Occidente, osea, las discrepancias de los dos papas, el de Roma y el Avignon, de finales del siglo XIV) . En las noches frías de invierno, cuando el calor de la lumbre y las jarras de vino allanaban las diferencias sociales, Richard gusta de relatar con su exótico acento, una y otra vez, sus proezas junto a su Señor espiritual, en especial los largos meses de asedio en el palacio de Avignon, luchando codo a codo con obispos, prelados y el Papa en persona ante sus detractores en favor del otro papa de Roma.

Luego, tras la capitulación, rindió vasallaje a los reyes de la Corona de Aragón... y la vida no le ha tratado mal. En el ocaso de sus días es miembro seglar de la Órden de Montesa, así como señor y representante de su rey de una comarca ni grande ni chica, con una fortaleza levantada alrededor de una vieja torre de vigilancia romana, un par de torres más diseminadas por ahí, una villa más o menos grande con derecho de mercado, un par de aldeas más pequeñas y  algunos caseríos dispersos... Un buen lugar para terminar sus días plácidamente.

Era una noche de finales de verano. Tras una dura jornada de trabajo en el castillo, cuando estábais a punto de salir a la villa a tomar quizá unos vinos que, tras abrirse el portón de la fortaleza, tres encapuchados montados en mulas accedieron al interior. Era de noche y los soldados, tras salirles al paso y haber hablado con ellos, les dieron vía libre para el acceso, pues propio alcaide del castillo habló con ellos y se lo concedió. Acto seguido, los tres tipos pasaron muy cerca de vosotros. Un mozo de cuadras recogió sus monturas y luego fueron conducidos al interior.

Notas de juego

Comenzamos (ya os he subido vuestras fichas).

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11/10/2015, 21:39
Jaume de Castell i Fabres

 Miré curioso a los tres desconocidos, preguntándome quienes sería y que querrían, al presentarse aquí a estas horas tan intempestivas. Miré a mis amigos y les pregunté, lleno de curiosidad:

 - ¿Sabéis quienes son?. Me pregunto que asunto tan urgente les habrá traído a estas horas...

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11/10/2015, 21:56
Rasiq "Shadid" ibn Al-Qarawi

Al ver llegar a los encapuchados, se despertó un sentido de alerta natural en mí, y en cualquier hombre con dos dedos de frente. Sin mediar palabra, ni detenerme a responder a Jaume, seguí de cerca a los recién llegados, a una o dos varas como mucho.

De ser gente de bien, nada debían temer de mí, más si sus intenciones eran ladinas, la cosa cambiaba.

Palpaba mis armas al tiempo que, como una sombra, caminaba a sus alcances y trataba de averiguar el sentido de tal visita así como la condición de aquellos que de tal guisa buscaban entrevistarse con mi señor.

- Tiradas (2)
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12/10/2015, 12:08
Álvaro de Ulloa

Larga jornada habíase dado en aquel castillo aragonés en que afincárame huyendo de los puñales traicioneros de mi tío. Allí había encontrado sosiego para las horas de sueño y tarea que hacer, en tanto ganase fortuna que me permitiere recobrar lo que era, por derecho, mío. Muchos y muy variados hombres había tenido ocasión de conocer en tanto me hallaba al servicio del barón escocés, y no poco sorprendióme que hombre tan pío como para dejar su tierra en pos de luchar por el papa acogiere en su seno a judíos y moriscos por igual. Mas tal apertura de miras no era algo de lo que yo fuere a quejarme, ya que de otro modo, ¿quién me hubiere acogido aún teniendo tantos enemigos?

Servía pues, como ya he dicho, a este noble, Ricardo (aún hoy soy incapaz de pronunciar su nombre como él mismo lo habría hecho) con diligencia, entrenando a su tropa y organizando por él guardias y vigilancias*. Allí tuve ocasión de conocer a Jaume, un médico catalán de gran tino. Con él departía, precisamente, la noche en que tres figuras encapuchadas se interaron en el castillo.

- Nada sé d'aquestas gentes, buen Jaume. Eu barrúntome que han de ser amigos del nostro senhor.

Entre tanto, vi a Rasiq ir tras ellos. El almogávar no había sido hombre de muchas palabras desde que yo lo conociera, aunque quizá hubiere ocasión de que esto cambiara. Pensé que quizá debiera advertirle contra tal decisión, pues podría ofender a los posibles invitados de nuestro patrón, mas decidí dejarle hacer, y allá se las compusiere.

Notas de juego

* Dado que don Álvaro es un infanzón, supongo que podría tener un papel así en el castillo. Si me columpio u ocupo el lugar de algún PNJ importante me lo dices y edito ;).

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12/10/2015, 13:38
Nadir Bahar

El judío miro a los tres extraños con suspicacia, pero al ver que los guardias les permitían el paso de olvido de ello. Los guardias les han permitido el paso, no son nuestro problema. Contesto de manera lacónica. Si fueran gentes de mal, no les habrían permitido el paso.

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12/10/2015, 23:15
Roderigo de Lorca

Cuando los extraños pasaron junto al grupo, Roderigo no pudo evitar un fugaz movimiento instintivo por el cual bajaba un tanto la cabeza, a la vez que se llevaba distraídamente la mano derecha hacia el rostro, ocultando casi por completo sus facciones.

Por supuesto, no es que hubiera temido algo en particular de aquellos sujetos. Y menos en aquel lugar, donde poco a poco empezaba a sentirse a gusto, con la comodidad propia del hogar... al menos,  lo que un sujeto como Roderigo podía considerar hogar.

Pero había algo en aquellos extraños, quizás por la hora intempestiva de su arribo, o tal vez por las misteriosas capuchas que portaban, que le había parado los pelos de la nuca al siempre desconfiado Roderigo.

Aunque, claro, aquella inexplicable pero vaga sensación de intriga no habría bastado jamás para impulsar al muchacho a emprender una actividad tan arriesgada como la que acaba de acometer su camarada morisco...

- Comparto vuestras certeras apreciaciones, avispados compañeros. - comentó por lo bajo y casi en un susurro, en tono de evidente sorna - ¿Acaso tiene algo de malo rondar encapuchados a altas horas de la noche por los caminos del Señor?

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13/10/2015, 00:06
Director

Dudábais algunos sobre si era lícito que tales hombres, en habiendo ya superado las murallas y la puerta principal de la fortaleza de vuestro señor, dieran dudas a las vuestras mentes. Como bien apuntaba el muccadim, acostumbrado a las guardias y a decidir quien o no debía entrar en tal o cual lugar, si los soldados habían dado luz verde, no había peligro alguno. El intrépido Rasiq, como si de una razzia se tratase, fue a husmear acerca de aquellos dos tipos, empero que no lo hizo preguntando indirectamente: raudo se lanzó casi contra ellos, siguiéndolos con descaro, pues ningún sigilo era tal dentro de las murallas. Et que aquello fue tal, que los tres tipos se giraron ante tal desplante (o al menos así lo percibían ellos) y se giraron como si nada dando la espalda a Rasiq. Acto seguido entraron en el castillo.

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13/10/2015, 00:13
Soldados del Castillo

¿Pero qué hacéis, hombre? -le decían los soldados a Rasiq-. Deje a sus mercedes caminar tranquilos - los tipos ya estaban dentro-.

Notas de juego

Nah, está bien, Álvaro.

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13/10/2015, 09:40
Álvaro de Ulloa

Tal y como era de prever, nada había logrado Rafiq en su husmear, salvo quizá ofender a los recién llegados, y llamar la atención de la guardia.

- Non ha de tener nada de malo aquesto, Roderigo. - díjele al hombre que con sorna mentaba las horas de llegada de aquellos hombres - Mas eu parésceme que algo extraño ha en todo aquesto.

Dicho aquesto, puse rumbo a las estancias del señor Ricardo (Richard) con el afán de así saber qué asunto disponíase en el castillo tal noche, y cuál era en verdad la identidad de aquellos hombres.

Notas de juego

No tiene porqué tener nada de malo esto, Rodrigo. Pero me parece que hay algo extraño en todo esto.

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13/10/2015, 10:03
Jaume de Castell i Fabres

 Sintiendo que todo esto me da mala espina, seguí a Álvaro, esperando en que todo esto se quedara en temores sin fundamento. De todas formas, confiaba en que, en caso de necesidad, pudiéramos defendernos de cualquier posible amenaza que pudiera haber detrás de esas capuchas.

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13/10/2015, 11:25
Rasiq "Shadid" ibn Al-Qarawi

En viendo que aquellos hombres mostraron más ofensa que recelo en sus rostros, me apaciguó en cierto grado la alarma que había sentido en el corazón. Siendo yo hombre acostumbrado a seguir el pálpito, nada tenía que lamentar de lo sucedido. 

Miré al soldado que me había interpelado y asentí, con una fugaz reverencia morisca a modo de saludo. Dejé entonces que los hombres se adentraran sin más acecho que el lejano. Detenido donde estaba, viendo como sus espaldas se perdían por la puerta al castillo.

Alcanzado por Álvaro, retomé el camino donde lo dejara y entré junto a él y los demás que se unieron.

- Szí. Extraño y nada halagüeño. - Repliqué a las palabras que había escuchado a mis espaldas.

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13/10/2015, 14:36
Nadir Bahar

Torció el gesto al ver la actuación de su compañero musulmán, pero al ver que este renunciaba a las pesquisas le espero. Por ahora no hay nada que temer, pero siempre hay que estar preparado. 

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14/10/2015, 04:58
Roderigo de Lorca

Como ocurría casi siempre que la suerte le era esquiva al morisco, Roderigo río divertido ante el desplante que los extraños le hicieron a su camarada RASIQ. Sin embargo, poco pudieron ver sus camaradas de aquella sardónica sonrisa, tan protegida estaba por las sombras y la discreción del taimado personaje.

De todos modos, bien pronto aquella risa fue borrada de un plumazo del pérfido rostro, al comprobar el joven, con evidente dolor, que debería aguardar a una mejor oportunidad para remojar el gaznate. Aquellos idiotas que el Destino le había dado por compañeros parecían empecinados en perderse lo mejor de la noche, y de seguro terminarían encontrando cualquier excusa para arruinarle la velada.

 Por supuesto, siempre estaba la posibilidad de hacer una visita en solitario a la taberna del pueblo. Después de todos, no es que fuera Roderigo un sujeto que no pudiera granjearse su propia compañía. Sin embargo, dado el apuro económico en el que se encontraba el joven por aquellos días, pronto decidió que lo mejor era seguirle el juego a sus obtusos y desconfiados camaradas.

Algo le decía que no sería la última vez que se arrepentiría de haber tomado tal decisión...

- Lo extraño es que con una noche como esta sigamos todavía aquí, buscando quién sabe qué misterios, en lugar de estar rodeados de bellas muchachas y ciegos como topos...

El joven seguía a regañadientes los pasos de sus camaradas, echando de tanto en tanto anhelantes miradas en dirección al portón principal.

Notas de juego

Una pregunta, Jefe. Cuando el mozo de cuadras se llevó los caballos, ¿éstos todavía tenían las alforjas? ¿O los extraños se llevaron todo su equipaje consigo?

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16/10/2015, 08:58
Director

¿Quién diría lo contrario a tal razonamiento de pensamiento? Que en verdad vuestro turno de servidumbre había acabado, pues guardar el castillo no era ahora tarea sino de los soldados de vigilancia y los centinelas de las torres. Empero que en debiendo más o menos favor al señorito Ricardo, que uno, en habiendo ya trabajado un tiempo para él, que no se le quiere mal. Et que la sospecha siempre trae al mal (o casi siempre), y ahora, habíala.

Entrásteis pues en el castillo, un poco a trompicón y todos a la vez, et que algún criado os señaló por dónde habían accedido los tres encapuchados. Os comentaron que habían ido a la planta superior, donde hallábanse las alcobas. Una vez arriba, oíais un murmullo, y en no haciendo ruido unos instantes, parecía un poco más fuerte, et que venía de alguna de las habitaciones. Efectivamente, llegásteis a una de las alcobas de invitados, et que allí dentro debían encontrarse los tres y vuestro señor Richard (pues se le oía su característica voz).

Notas de juego

Podéis hacer una tirada de Escuchar (PER).

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16/10/2015, 09:51
Rasiq "Shadid" ibn Al-Qarawi

Pareciera que habían sido alojados en las alcobas de huéspedes por nuestro señor en persona. Siendo así no debíamos qué temer, pero mejor era permanecer alerta por si nos hubiera de menester.

A través de las gruesas paredes y por el retumbar de la voz en las altas estancias, no alcancé a comprender lo que allí hablaban, pero no me parecieron trifulcas ni peleas, lo cual tranquilizó mi ánimo y mis manos aflojaron la fuerza con al que aún asían las armas que portaba.

- Tiradas (1)
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16/10/2015, 10:17
Jaume de Castell i Fabres

 Traté de afinar la oreja, no por deseo de espiar si no por conocer el estado de nuestro señor y asegurarme de que su seguridad no peligraba...

- Tiradas (1)
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16/10/2015, 11:22
Álvaro de Ulloa

La voces entrecortadas nos llegaban, en tanto nos aproximábamos al salón donde nuestro señor reuníase con los recién llegados. He de decir que nunca tuve la mala costumbre de pegar el oído para escuchar conversaciones ajenas, costumbre más propia de serpientes cortesanas que de un guerrero curtido, y que sin duda hubiérame podido ahorrar más de un disgusto. Mas ya fuese por orgullo o por falta de lucidez, el caso es que rara vez capté palabra que no me correspondiere oir, y no fue esa noche una excepción a tal regla.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Si oigo algo es que no hacía falta tirar xD.
 

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17/10/2015, 14:32
Roderigo de Lorca
Sólo para el director
- Tiradas (1)
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18/10/2015, 13:46
Nadir Bahar

El judío no estaba de acuerdo con la labor de escuchar detrás de las puertas, no era propio de hombres de bien, pero sus compañeros se habían empeñado en considerar a los tres hombres encapuchados una amenaza. Si Yahvé quisiera que escucháramos mas conversaciones nos habría dado orejas más grandes, y tendríamos grandes orejas de burro y no pequeñas orejas de hombre.  A pesar de su protesta, Nadir afino su oído en busca de algún sonido interesante.

- Tiradas (1)
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18/10/2015, 19:14
Director

No quería Nadir escuchar, empero que lo hizo y muy bien. Su oreja estaba junto a la de Jaume, y ambos lograron captar casi toda la conversación del interior. Sus caras de asombro, ahora, parecían como aquel que hubiera descubierto oro en un pantano, agua en un desierto o una hoguera en plena ventisca... Algún criado pasó por allí, et que a los pocos instantes lo hacían otros, todos en sus quehaceres. Muchos os veían claramente espiar, en estando TODOS apostados tras la puerta donde había entrado el gran Ricardo "el pelirrojo" con los allegados en la noche.