Partida Rol por web

Audrey y Annie ascendieron con Mikele por las escalinatas mecánicas que habían desplegado por el casco del enorme barco-fortaleza para que pudiese acceder la gente. Al subir a la ‘cubierta’ se quedaron más maravilladas aún si cabía, pues las estructuras de piedra no hacían sino llegar a su máximo esplendor, contando incluso con un jardín en una parte trasera del castillo de popa. Todo el conjunto parecía que habían tomado un castillo de verdad y lo habían habilitado para que fuese un barco.
Es una sensación que se acrecentó al entrar en el, nunca mejor dicho, castillo del barco, donde estaban todas las habitaciones y, por supuesto, la biblioteca. Una enormísima biblioteca que apilaba incontables libros de innumerables materias y artes a lo largo de decenas de estanterías acopladas a lo alto y bajo de nada más y nada menos que tres pisos.

- Bienvenidas!

¡oooo!   ¡Que chido, doctores!   -dijo, maravillada por lo que veía.   Desde que le dieron baje a un bajel cargado de libros robados a la biblioteca de Alejandría no habían visto tal cosa. 

¡Quiero subir!  -Ya se quería encaramara una de esas escaleras y ponerse a ver libros aleatorios. 

Pero lo pensó bien.   Mikele, ¿quién les dio ese elíxir?  

¿En qué sección se puede encontrar lecturas sobre elíxires similares?   ¿O idiomas demoníacos? 

Algo que tenga ilustraciones, porque si no, no le vamos a atinar. 

-Ñaaaa~♪-aquel lugar era como un sueño. Desde el suelo hasta el techo (Que incluso para Bronz se encontraba muy lejos de su cabeza) solo había libros. Libros para todos los gustos, para todas las edades ¡y lo tenía todo para ella! Ejem, quizá no todo para ella pero sí estaba a su disposición en cierta manera. 

No podían culparla por olvidarse de los elixires demoníacos, ¡ahí debía de haber mil tratados de medicina de todo el mundo! ¿Cuándo había estado tan cerca de tamaña fuente de conocimiento? Nunca. Jamás. En la Vida. Hasta le picaba la nariz y le subía hasta los ojos donde una línea de plata amenazaba con desbordarse en forma de lágrima.

-Es tan precioso, ña, ¿y puedo leer? ¿SEGURO? ¿Y SI SANTINO EL DESCONFIADO VIENE Y MIRA POR ENCIMA DE MI HOMBRO Y ME ASUSTO?-había bajado el tono de voz pero incluso así parecía estar chillando por la intensidad de las emociones que la embargaban-quiero leerlo todo. ¿Tú te has leído todo, ña? ¿Están organizadas por temática, por autor, por cantidad de veces que se han leído...?- antes de que fuera consciente ya estaba dando pasitos por su cuenta buscando y buscando sin saber exactamente qué era lo que quería encontrar porque a cada idea que definía en su mente se le ocurría una mejor. Quería esos libros de medicina que ella ni había podido soñar, quería libros sobre misterios del mundo con criaturas y tierras que en muchos mares solo eran una leyenda, quería encontrar las novelas rosas que seguro que el hermano de Mikele leía a escondidas y le arrancaban suspiritos soñadores. ¡¡Tenía tanto para escoger pero tan poco tiempo para disfrutarlo!!

Mikele comenzó a indicar las posiciones de los libros. 

- Tenemos uno o dos que hablan de Elixires. Pero nada del idioma que se ve en sus etiquetas. Es uno de los grandes misterios de este mundo ¡Nadie sabe qué idioma es ese! Y no se dispone de ninguna clase de archivo, referencia o contexto para compararlo y hacer una traducción. ¿No es acaso fascinante?

Después, respondió a Audrey y a su entusiasmo por la lectura.

- Hay libros de medicina de todo tipo. Yo he leído la mayoría. Siempre es un placer encontrar a alguien que muestre tanta pasión por el conocimiento. Sientete libre de leer lo que quieras ¡Pero procura no perderte el banquete!
 

-No, no, no me perdería el banquete por nada del mundo, ña, se casa mi nuevo mejoramigo y la queridaLyvia, ña, cómo iba a perdér...¿CÓMO PUEDES TENER UNO DE ESTOS?-Tomó uno de los libros que estaban cerca de ella, a casi dos metros de distancia del suelo, porque no se podía estar quieta y estaba explorando las distintas alturas de la biblioteca-Se dice que solo quedan cinco y no todos en buen estado-si esa boda no llegaba a buen puerto ella misma se casaría con Mikele y con la familia de Mikele-ñaaaa vaya sueño. Es como si hubiéseis estado recolectando joyas de papel de todo el mundo... tu familia es alucinante, Mikele-devolvió el libro a su sitio original como si fuese a desintegrarse en sus almohadilladas manos y pasó de sección usando la escalera que se movía por unos raíles, buscando y buscando, sedienta del conocimiento encerrado en aquel lugar como  lo estaría de agua dulce un náufrago en un islote yermo.

Bien Mikele, se ve que han tratado de traducirlo, así que saben de él desde hace tiempo.  Me imagino tú mismo lo checaste.  

  Peero... no me has dicho quienes les han hecho ese regalo.   -Insistía.  No lo dejaría pasar.  Una no es una buena navegante si ignora los escollos que tiene delante.

(¿Puedes checar la sección de elixires demoniacos, Dra. Minina?)  -le dijo en voz bajita.  Saber más de éstos brebajes era saber más de ella misma.  Y como gatia llena de curiosidad, no habría falla en que checaría bien esa sección también.  No estaría de más comprobar el argumento de Mikele de que no se sabe y no se puede saber nadadenada.

Audrey se maravilló ante la selección de libros de medicina. Encontró ‘Tratado de las enfermedades extrañas del Mar Anillo’. Un libro raro que siempre había querido leer.

Mientras tanto, Mikele hablaba con Annie.

- Es extraño, realmente. No sabemos quién ha sido. Ha sido un regalo anónimo. Es como dicen las leyendas. Los Elixires aparecen misteriosamente. Quizá quien lo haya traído haya querido alimentar esa leyenda. ¿No es curioso?

-OHHHHHHHHH- había intentado encontrar algo interesante sobre los elixires pero de ellos había los típicos libros que los mencionaban de pasada, uno que parecía un compendio pero que Audrey recordaba de su niñez y su señor padre ya le había dicho que era una mamarrachada porque solo reunía el saber de distintas obras y lo habían publicado como una obra definitiva cuando apenas sí podía considerarse un ensayo. Al menos había encontrado SU libro. Se le encogió un poco el corazón dentro de pecho al imaginar lo que opinaría su señor padre al ver que había encontrado ese ejemplar y, con mucho cuidado, se sentó en el suelo y pasó sus páginas con una especie de respeto reverencial pocas veces vistas en la felina fuera de sus momentos de trabajo.

Aunque con las orejas que tenía era casi imposible que un cuchicheo tan jugoso como el de Mikele se le escapara.

-¿Quieres decir que simplemente apareció? ¿o te lo mandaron? ¿Y si es agua con colorante metida en una botella bonita?¿Y si es veneno? ¿Tu hermano don-Eres-Demasiado-Confiado de verdad no se opuso ni nada?

¡Pues es un elíxir demoniaco!, ¿ pos quién más que un demonio lo habrá mandado?  ¡Mikele, yo creo que no deben de beberlo ni ná!

Guárdenlo como tesoro, escondido, para cuando alguien lo sepa leer su inscritura, o analizar o algo así.  Cuando menos.  ¿Lo pensaban beber los dos!?   Van a acabar y recabar como Romea y Julieto (hizo referencia al clásico), deverdadcia.  

 Miauudrey, ¿podés checar la sección de elixires para ver lo de si esa botelluca hecha de botellucas indica algo?   -La minina es una ama de las bibliotecas, por lo que se ve. 

A mi se me hace que así es como se va a liar en esta festa.   -puso los puños sobre sus anchas caderas en señal de desaprobancia.

Levantó la cabeza de su lectura con un dedo suspendido por la parte en la que iba.

-Ñaaa-se balanceó de un lado a otro y cerró el libro de medicina prometiéndole en voz baja que regresaba con él enseguida y pasó a husmear el resto de ejemplares de la biblioteca por si encontraba algo sobre los elixires demoníacos que se le hubiese pasado por alto.

No había mucho sobre Elixires. Era normal, dado a que estas misteriosas pociones seguían siendo un gigantesco misterio para la humanidad, a pesar del paso de los siglos. Audrey encontró un pequeño tratado científico de naturaleza universal, que tenía cierta información acerca de los Elixires. Se dejaba leer en un apartado del mismo:

A pesar del enorme desafío a la lógica científica que supone la existencia de los Elixires Demoníacos, que muchas veces provoca que su estudio o mero análisis sea del todo infructuoso o insatisfactorio, tras varios siglos de investigación los estudiosos de la materia han logrado llegar a una serie de conclusiones y principios que pueden tomarse como generales y como ciertas sobre estos Elixires, que se conocen como las seis leyes: 

La primera es que las botellas que contienen los Elixires aparecen de la nada, sin previo aviso, y no se sabe si el lugar en el que aparecen es elegido o es resultado del azar, pero por lo general siempre es un lugar donde podrían llegar a ser encontradas por alguien. 

La segunda es que el idioma en el que están escritas las etiquetas de las botellas es desconocido 
y casi indescifrable, pero por las ilustraciones y los detalles ornamentales de las propias botellas siempre puede deducirse con cierta seguridad qué poder otorga el Elixir que contiene cada una de ellas. 

La tercera es que, al beber su contenido, el poder que conceden se desata de forma catastrófica alrededor del tomador, provocando a veces terribles consecuencias para todo aquel que esté cerca. Cuando ésto sucede, las botellas que contenían el Elixir ya ingerido siempre acaban por desaparecer misteriosamente en medio del caos.

La cuarta es que cada poder otorgado por cada Elixir es único a su manera, puesto que estos poderes se basan en un concepto, capacidad o facultad conceptual concreta. Sin embargo, sí hay Elixires que pueden otorgar poderes parecidos entre sí.

La quinta es que si alguien que ya haya bebido uno de estos Elixires bebe otro más, produce una especie de sobrecarga de poder de naturaleza indeterminada que le provoca la muerte.

La sexta es que cuando muere alguna persona que tuviese el poder de un Elixir, al poco tiempo aparece de nuevo la misma botella que le concedió ese poder en algún otro lugar del planeta, para que pueda volver a ser consumida por otro y así desatar su poder sobre el mundo otra vez más.

En la actualidad se está desarrollando un séptimo principio científico con respecto a los Elixires Demoníacos, que trata de determinar la relación entre la cantidad de poder que otorgan estas pócimas y la rareza de las mismas. Se sabe que hay un gran número (indeterminado, de hecho) de Elixires Demoníacos, que otorgan un enorme elenco de posibles poderes, y también se sabe que hay algunos de ellos que otorgan habilidades mucho (muchísimo) más poderosas que otros. 
En conclusión, y teniendo en cuenta que todos los Elixires Demoníacos son raros de por sí, los estudios de los expertos en la materia aseguran que los Elixires Demoníacos que conceden habilidades más poderosas son mucho más raros o escasos que los Elixires que conceden habilidades menos llamativas.

Mientras tanto, Mikele respondía.

- Si, a mi realmente no me interesaría tanto tener el poder que quiera que tenga. Muchas veces son ‘mucho ruido y pocas nueces’. Y teniendo en cuenta el precio que podría llegar a tener… yo preferiría obtener ese dinero para destinarlo a cosas más elevadas.
Aunque tenéis razón en que sí que espero que no haya muchos problemas en la celebración por culpa de ese Elixir.

Con el tratado científico en la mano se cruzó la biblioteca dando pequeños saltos, cantarina.

-Ah, eres más inversor que aventurero-asintió con la cabeza-es curioso, un contrapunto con queridaLyvia que es más impetuosa, ña-le tendió el libro a la navegante y se giró sobre la punta de uno de los pies, como una bailarina-no creo que te dé tiempo para aburrirte, ña. ¿Cómo os conocisteis? QueridaLyvia dijo algo de un mordisco tremendo y que estabas ahí como un héroe con el viento agitando el cabello y el salitre incrustándose en los cristales de tus gafas. Cuenta, hombre, cuenta-regresó a su libro especial y se sentó en el suelo colocándolo sobre sus piernas-aunque no lo parezca te escucho, ña... ¿y de dónde habéis sacado los Caneloni este libro, ñaaa?-agitó los dedos de los pies como si los recorriese una ola y miró a Mikele sin rastro de malicia o intención de ofensa en su voz.

Mhm, es por la botella entonces.  -les dijo a ambos, sin darse cuenta de que había interrumpido la plática de la doctora. 

Este debe ser uno de esos "múltiples poderes", pues es una botella hecha de botellas, y muuy garigoleado. 

Copió el texto, o las ideas importantes, y apartó unas hojas más, con un carboncillo de esos que hay en las bibliotecas.  ¿Puedo llevarme este papel?  -dijo, pero andaban enfrascados (¡oh la frase!) en historias de amores.

¡Gracias Mikele, Miaudrey!, me regresaré al salón de los tesoros.   ¡Tengo mucho que dibujar!   - Se fue con ese movimiento marino que tiene la gente de su raza. 

¡Qué bueno que no lo quiere beber!    Espero que nadie lo haga sin querer.   O que a Lyvia le ganen las ganas de seguir y probarlo.   ¿Y vender? mm, no se.

Barajeaba las posibilidades como los reportes del clima antes de partir de puerto. 

Annie comenzó a partir hacia donde se encontraba el Elixir, mientras tanto, Mikele se quedaba contestando a la buena de Audrey.

- Cannoli! Es Cannoli, no ‘Caneloni’!

Dice con una expresión muy dulce.

- Lyvia es… una mujer muy especial. Si, la conocí en un problema que tuvimos ambas tripulaciones con un monstruo marino muy grande… era terrorífico. Afortunadamente pude atenderla a tiempo. Su capacidad de regeneración es sorprendente ¡apenas le quedó cicatríz de esa herida!
Eso fue lo que realmente provocó que nuestras bandas tuviesen una tregua y pudiesemos planear esta alianza. Supongo que está bien así. Mejor hacer amigos que estarse peleando.

Annie iba a dibujar el elixir.  El texto aquel decía que del texto nada se podía sacar, sólo de la forma de la botella, así que la dibujaría para irla entendiendo. 

-Jajajajajajaja-se frotó la nuca-pero Caneloni suena parecido-se disculpó- vale, vale, Caaa-no-li-repitió- a veces puedo despistarme un poco pero el aprecio es el mismo, Mikele, prometidísimo. ¿Y qué pasó con la criatura? ¿capturasteis al monstruo? ¿Está su cabeza esperando en algún sitio como regalo de bodas definitivo-marca de la alianza entre tripulaciones?-ladeó la cabeza-¿antes de esa alianza cuál era vuestro modus operandi? Porque si con algo tan chulo habéis podido dejar el pasado atrás entonces es que tampoco era una guerra terribilisíma. O sea, mira a nuestra capitana, ella aaaaaama enormemente a Lyvia, no podríamos pelearnos con su barco ni con su familia. Lo dice el código no escrito, ña.