Partida Rol por web

La noche se cierne sobre la ciudad de Altdorf y por las ventanas del antro sale una cálida luz y un tenue murmullo acompañado de una apenas audible melodía...

La Vela Muerta es una taberna alejada del centro, tiene dos pisos de altura y está hecha en su totalidad de madera, el establecimiento es antiguo, pero ha aguantado bien el paso de los años.

Desde dentro, puedes observar las mesas de madera vieja y al tabernero tras la barra... Es un hombre mayor que dedica su vida al establecimiento... En una esquina, hay un bardo tocando una agradable y calma melodía en su laúd...

La taberna no está muy llena, la mayoría de los concurrentes son campesinos que deben levantarse al alba y no pueden quedarse a beber y divertirse todo lo que les gustaría...

Oh, hola Gryg - te dice el cantinero una vez llegas a la barra - Pareces un poco cansado...Por cierto, no ha venido nadie aún...

Mark se da vuelta mientras te habla  te sirve un vaso de cerveza, una vez termina su frase, desaparece por una puerta trasera y vuelve en pocos segundos con un plato de guiso con carne...

Una vez termina, el tabernero te asiente con la cabeza con una sonrisa y sigue atendiendo a otros clientes...

Poco tiempo después de que entras, otra persona llama tu atención cuando entra, es un hombre que viste con ropas abrigadas...

Una vez entras, das una mirada general y ves al semiorco sentado a la barra hablando con el tabernero... El tal Gryg mantiene una expresión cansada y el encargado le sirve una cerveza y un plato de guiso...

Mark, era el nombre del hombre... No recuerdas donde lo oíste, pero estás convencido de que ese es su nombre...No es un mal hombre, es honrado y precavido, por lo que no se mete en asuntos turbios...es por ello que su taberna es una de las más tranquilas de por aquí...

Tienes un poco de hambre y ese guiso no parece mal, quizás es hora de acercarse a aquel individuo...

(Este es el semiorco)

 En la taberna entra un joven bastante abrigado, con una gruesa chaqueta de lana y una capa le cuelga a su espalda, la capucha de esta le cubre gran parte de la cabeza, dejando unas sombras cambiantes en su rostro, fruto de la luz oscilante de las llamas que alhumbran el salón.

 Tras dar un vistazo al interior del salón, el joven, de estatura media, se dirige hacia una extremo de la barra y llama la atención del posadero.

 - Tienes algo para llenar la tripa, acompañao de algo de cervea para tirarlo cuello abajo, tabernero.- Su voz es firme y concisa.

El tabernero se dirige hacia el recién llegado y asiente con la cabeza...

Ya mismo señor... - dice y se da vuelta para servir un poco de guiso en un plato y cerveza en una jarra de vidrio -

Deja ambas cosas sobre la barra y dice, 2 piezas de plata señor...

Luego vuelve al centro de la barra, Lo mismo para tí Gryg, 2 piezas de plata...

El hombre mantiene en todo momento una actitud animada...

 El joven inspecciona el plato de guiso con la cuchara. Huele bien pero demasiado líquido y demasiado poco sólido. Da un trago a la cerveza. Mira al posadero a la vez que pone las dos piezas de plata en l barra, junto con algo de cobre.

 - Ponme pan también.- Tras el trago, con la jarra en la mano se gira, mientras está apoyado en la barra, mirando con atención el salón.

El tabernero toma rápidamente las monedas de la mesa con una sonrisa en el rostro, las cuales desaparecen en los bolsillos del encargado en un abrir y cerrar de ojos...

Por supuesto señor - dice ahora y trae dos hogazas de pan al recién llegado - Espero le guste - dice manteniendo la sonrisa en el rostro, antes de atender a otro de los clientes...

 Tremens le mira y da un vistazo a la caliente hogaza de pan. Esboza una sonrisa fugaz, de complicidad.

 - Y yo también, y yo también.

 Sin decir más da un par de bocados al guiso, ayudándose con la hogaza de pan. Entre bocado y bocado, continúa mirando por los alrededores, sin prisa, como alguien más que está solo y se entretiene en pasear la mirada por los alrededores.

Al terminar de comer, coloco en la mesa tres piezas de plata y luego me termino de un sorbo lo que resta de cerveza.

Espero un momento a que venga a recoger el dinero, cuando se encuentra lo suficientemente cerca de mi posición, como para tener mi atención: Creo que necesitare una habitación, ¿aquí alquilan algo semejante?.

 Caray y yo que me creía que el tipo este conocía la posada... y no sabe si se alquilan, interesante detalle.

Me dirijo al posadero y espero que se fije en mi, en cuanto lo haga le digo:
Bunas noches señor, me gustaria una habitacion para esta noche y algo de cenar si pudiera ser

Mortaz entra en el local, ataviado con sus ropas, un vistazo rapido dejara ver su sombrero de ala ancha sobre su cabeza, mientras sube la mano derecha hacia el con intencion de quitarselo, (estar con sombrero en sitios cerrados no es de buena educacion) Mientas camina elegantemente  se apoya con su baston, un pequeño baston de caballero agarrado con su manoz izquierda, parece que algun tipo de lesion en su pierna le impide moverse con total livertad, ademas sus aires señoriales, no se sabe si por una buena educacion o por posibles aires de grandeza le obligan a usar su baston para algunas maniobras cotidianas donde todo el mundo usaria sus manitas, asi es como abre la puerta de la posada, y se acerca una silla acia el para sentarse, con la empuñadura de su baston, una mania que algunos hombres de clase alta tienen, aunque esto no significa que el lo sea.
Bajo la capa de viaje que viste, se dejan ver ropas lijeramente mas caras, pero aun asi cualquiera con algo de mundo sabria que no pertenecen a la nobleza, quizas un mercader, o un aventurero que ha tenido suerte, Aun asi su camisa de lino fino, teñida de negra con bordes azules y sus pantalones olgados, en tonos azules muy oscuros, que casi no se distinguen con sus botas de cuero negro, lijeramente usadas.
De complexion bastante normalita, no destaca ni por tamaño ni por sus musculos, ni tiene un atractivo destacable, si no fuera por su forma estirada de moverse, seria uno mas entre los multiples camperinos que regentan la posada.
Se acerca a la barra y se le escucha pedirle en un tono amable algo de beber y a ser posible algo de cena:
Posadero, podria servirme un cosechero tinto, y si no es mucha molestia ¿algo para llenar el estomago?
Cuando el posadero se acerca a el para servirle se escucha en voz mas apagada, si tendria alguna habitacion libre para esa noche.
 

El tabernero toma las monedas de delante del semiorco

Por supuesto, son cinco monedas de plata  - dice el hombre -

Luego, se dirige hacia el recién llegado...

El posadero descorcha una botella y sirve vino tinto en un vaso antes de dejar un plato de guiso con un poco de carne frente al hombre...

He aquí su comida y sí, puedo ofrecerle una habitación señor - dice mientras aprovecha para limpiar la jarra vacía que Gryg deja sobre la barra - Todo junto serían siete piezas de plata...