Partida Rol por web

Segundo Festival anual del torneo del archiduque

Dia 4/ 10. La mano de la dama

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22/01/2016, 21:43
Director

 

Sonaron trompetas reales , como relampagos en la luvia del ruido del bullicio de la gente. Un toque ceremonial anunciaba la llegada de la Princesa Corina, hija del archiduque , y heredera del mando de la ciudad de los portales magicos , centro del comercio interdimensional del reino

En un carro , descubierto y con vestido blanco ,una belleza que rivalizaria con la de los mismos dioses elfos , porta con orgullo y clase una tiara en la frente , su tez perfecta y el color de sus ojos la hacen todavia mas puramente bella

Saluda a la gente con la mano y niños aupados por sus padres monarquicos le regalan flores , es una figura importante pero asi tambien la honran por su mayoria de edad y cargo nuevo en la corte , aparte de estar ya en edad de merecer y es sabido que su padre quiere casarla , con un hombre distinguido mas por meritos que por alta cuna ,como el mismo.

 

Notas de juego

1- Discurso meritocratico 2-Dedicarle una prueba, hazaña(cualquiera) o evento propio(dentro del torneo) 3-Pequeña conversacion 4-Entrevista con su padre 5-Primera cita.

Teneis que hacer 5 posts uno por cada prueba , os dejo que lleveis a la princesa pero recordar que es un PNJ y no podeis modificar su comportamiento muy libremente pero si condicionarla por tiradas o narracion

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23/06/2016, 23:33
Erstam Genocidicles (Souhiro)

¿Es la hija del duque dracónido Jilocasin?

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23/06/2016, 23:42
Director

Poco se conoce de este archiduque de la ciudad de Liberta , mas que tiene una mansion en las afueras de la ciudad y es conocido por sus misantropia y obras tanto civiles como caritativas. Como el acueducto o el colegio de huerfanos. Obtenido su cargo por la politica meritocratica de la region, se le dio su titulo por su buen hacer en las guerras contra el caos, de todo rango desde generales orcos ,como a comandantes demonios , en la guerra de los 3 soles cuando las tres razas principales :humanos elfos y enanos se unieron contra el avance de los orcos y elfos oscuros anteriores a la de los invasioon demonios del plano negativo. Hace la feria en conmemoracion de la victoria de la guerra

Solo los elfos mas antiguos vieron su rostro y a pasado tanto tiempo desde entonces que ni se acuerdan, pues va siempre embutido en una armadura dorada con casco, desde que se dice que sufro una maldicion y se convirtio en sombra o almenos eso dicen las historias . Ademas usa dobles ,muy utiles frente a los intentos de asesinato , no se sabe si por su don de la ubicuidad , teletransportacion , clonado o que otro mecanismo magico , pero tiene el poder de estar en varios sitios a la vez, aunque se le suele encontrar en las zonas de la feria que hay combate principalmente en el duelo de justas , pero tambien se pasa por la arena si alguien lo merece. Esta prohibido rondar por su tienda y esta rodeado en todo momento, tanto cuando sale de ella como si no de una guardia personal de elite de caballeros negros. 

 

 

 

Notas de juego

No es draconiano, es elfo , aunque algunos dicen que se convirtio en una sombra aunque nadie lo ha visto sin armadura

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25/06/2016, 05:11
Erstam Genocidicles (Souhiro)

"¿Asi que solo eso?" dice Erstam
"¿Sólo tengo que conseguir la mano de esa dama? Vale, es facil"

Al final, otros magos le tienen que quitar el hacha antes de que la lie demasiado

"¡No! ¡Que tiene que ACCEDER ELLA a entregarte su mano" le explican

 

Cuando le ven mirando su libro de hechizos (Sección de Encantamientos IV) ya es que se desesperan...

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02/07/2016, 21:34
Martin Dragar (Luismontmart)

Martin Draggar vio bajar a la mujer más bella que haya visto jamás. E inmediatamente pensó en salir corriendo...

Aquello era absurdo. ¿Qué clase de prueba era aquella? ¿Cómo iba él , un semiorco surgido de las Arenas, a pedir la mano de tan ilustre personalidad? Empezó a ponerse nervioso. Ni tan siquiera sabía que estaba sucediendo a  su alrededor. ¿Estaba su alteza pasando delante de los competidores? Si, parecía que así era. ¿Qué le estaban diciendo? ¡No podía entender nada! Ni siquiera había ensayado nada... Y de repente la tuvo delante..

-Bienvenido a nuestro Reino- dijo la dama con una voz tan bella como su rostro-. ¿Usted es...?

El semiorco se quedó paralizado por el terror. Hubiese intentado hablar si hubiese sabido que decir. Pero por otra parte notaba la garganta como si se hubiese bebido una jarra de arena ardiente...

-Perdón, no he escuchado su nombre- sonrió a Martin-. No tiene porqué temer nada.-Pero nada salía de la cabeza del semiorco y, aún así, no podía dejar de mirarla. Un gesto de compasión y una media sonrisa se dibujaron en el angelical rostro-. No se preocupe.¡Es usted bienvenido!- Le miró un segundo a los ojos y continuó caminando hacia el siguiente competidor; un pequeño gnomo bien vestido que ya la esperaba con una exagerada reverencia.

El semiorco la vio marchar...

-¡¡MARTIN!!- gritó de repente. La mayoría de competidores pegó un respingo asustados por el repentino grito. Al darse cuenta Martin repitió, ahora ya liberado, su nombre-. Mi nombre es Martin...

La dama regresó sobre sus pasos con un gesto de curiosidad repentina. El pequeño gnomo , perdido en su profunda reverencia, no se percató de que la dama ya no estaba frente a él y continuó hablando en unos complejos términos palaciegos. De repente subió su cabeza y , molesto, vio que la dama se dirigía al semiorco.

-Bienvenido, Martin. Curioso nombre para un semiorco. Un nombre bonito por otra parte. Dime- dijo sonriendo coquetamente- ¿Querrías decirme o pedirme algo más?

Esto era más difícil que enfrentarse a todos los competidores juntos en la arena...

-Si...alteza...yo...eh...- Las palabras eran un torrente arremolinado en su cabeza. Y decidió soltarlas todas-. Me gustaría dedicarle una hazaña, y cenar con su alteza, y hablar con su padre...no para pedir su mano...¡No,no,no! ¡Ya sé que eso no puede ser ! ¡Sólo conversar! Y me gustaría hablarle de mi gente y puedo enseñarle a lanzar buenos derechazos...¡Directos a dónde más duelen! -La dama abrió los ojos de la sorpresa. Le miraba entre sorprendida y divertida. Desde luego el semiorco podía ser una nota de color entre tanta formalidad-. Y puedo enseñarle a partir un coco con la frente...eso se me da bien ..O a darle la vuelta a un erizo sin pincharse ...y puedo ...

-¡Acepto! ¡Acepto!...-exclamó la dama alzando ambas manos en un gesto de rendición.Se rió sonoramente perdiendo durante un momento su encorsetada compostura de palacio-. No me lo cuente todo ahora, deje algo para nuestra cita, Sir Martin...

Ella le sonrió una última vez antes de continuar visitando a los demás pretendientes.

Martin respiró por fin. No sabía ni que había dicho...Pero si sabía lo que había escuchado. "¡Acepto!" Y lo había dicho una voz angelical.¡ Mira por donde ! Martin, el semiorco, sonreía como un bobalicón... 

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08/07/2016, 14:18
Erstam Genocidicles (Souhiro)

Step 1. Cuéntale que eres un humilde mago, quita le paja a las aventuras en Magnimar. Hazle un par de Negas. Dile "No dudo que alguien como usted sea instruida ¿conoce la catedral de Magnimar? ¿La feroz muralla de TurtleBack? Regalarle ESTO hecho con las crines de los caballos. Tirate un ratito con photoshop y los colores. Usa la técnica de capa de sustracción, y bosquejo de trazo por cada color básico y reduce a 16 colores. "Es un humilde trabajo que hice anoche. Es la magia. Ya la conocera"

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10/07/2016, 21:15
Martin Dragar (Luismontmart)

4.2 Hazaña I Parte

La Dama Corina continuaba pasando entre los asistentes. Todos ellos le hacían una promesa. Ella, educadamente, charlaba con cada uno de ellos. Incluso el pequeño pero estirado gnomo de su izquierda ( Martin diría que se trata de un mago no muy hábil pero sí con mucho dinero) había conseguido hablar con la bella Dama.

- ¡Vámonos de una vez Sigfreud!- gritó el gnomo  a uno de sus sirvientes-. ¡Mi caballo maldito holgazán!

-Es Sigmund señor...-reclamó su verdadero nombre lastimeramente el chico.

-¡Bobadas Sigfreud! ¡Mi caballo o te transformaré en batracio!- El gnomo le gritó de tal forma que el chico salió corriendo asustado. Martin se dio cuenta que el gnomo había apuntado al chico con una varita. Eso no estaba bien...

Martin vio como el chico, supone que el tal Sigfreud, salió corriendo y regresó con ...¿¡Un corcel blanco!? El semiorco no salía de su asombro. Por algún extraño motivo aquel pequeño ser había escogido una montura que haría empequeñecer incluso al semiorco más grande. Era un animal imponente. Una auténtica bestia de batalla llena de músculo. Pero no sólo era imponente por su corpulencia sino también por la belleza de su aspecto. Tenía un pelo blanco como la luz de la mañana y una crin larga y voluminosa que bien podía ser la envidia de la mayoría de mujeres de aquel lugar.

"¿¡ Pero como demonios va a subirse ese pequeño gnomo en ese corcel!? Pensó Martin...y debió de sonreir al imaginar al gnomo subido sobre aquel animal porque el gnomo le habló...

-¡Y usted! ¿¡ Qué está mirando!?- preguntó despectivo con voz chillona...

Martin miró hacia atrás y hacia ambos lados buscando el destinatario de la pregunta. Luego se dio cuenta de que le hablaba a él...

-¿Yo? - dijo señalándose con un dedo a sí mismo-. Nada. Sólo admiraba su ...eh...gran corcel.- No pudo decir mucho más o hubiese estallado en carcajadas ya que volvía a su cabeza la imagen del gnomo montado en el caballo.

El gnomo le miró despectivamente. Su mirada reflejaba todo el desprecio  del que es capaz aquel tipo de gente que se cree superior al resto en razón del apellido que tiene o del oro que hay en su bolsa. No se dignó a contestar al semiorco y miró de nuevo al frente. 

Martin hizo caso omiso del desaire pero decidió quedarse allí a la espera de ver aquel espectáculo.

-Sigmund...-El pequeño mago señaló con pedantería con un dedo al lomo del caballo. 

El chico cogió al gnomo como si fuese un niño y lo upó hasta la silla de montar del corcel. Durante el trayecto el ridículo mago mantuvo los brazos en cruz y las piernas  muy abiertas. Tal vez así intentaba guardar las formas. Pero Martin no pudo soportarlo más y empezó a reir a carcajada limpia. No reía tanto desde la borrachera en la taberna. La diferencia es que esta vez no le había hecho falta beber litros de alcohol.

-Insolente semiorco...- gruñó entre dientes el mago.

El pequeño gnomo se dio cuenta de lo que sucedía e intentó salir al galope de la recepción. Estaba iracundo. En las manos llevaba las riendas y la varita con la que había amenazado al chico. Intentó espolear al caballo...y sus piernas golpearon demasiado arriba. El animal sintió sendos golpes en el cuello y , supuso Martin, debió sentir la ira del gnomo. Aquello no podía acabar bien. El caballo empezó a levantar los cascos y a encabritarse. Eso no hizo sino poner más nervioso al gnomo quien veía como la gente de bien que paseaba por allí le señalaba y sonreía ante tan cómica situación.

 Pero Martin dejó de reír al instante. Su sentido del peligro le decía que un caballo de guerra como aquél desbocado podía suponer un gran riesgo para todos los presentes. Y más aún si el jinete era un mago gnomo prepotente y loco de remate. Al menos ahora no estaba amenazando a nadie...

-¡Estúpido anima! ¡Juro que te convertiré en un batracio a ti también! -gritó babeando el gnomo mientras apuntaba con su varita al caballo...

"Vaya...lo que faltaba..." pensó el semiorco.

Luego todo sucedió como suelen suceder las cosas malas. Muy rápido y sin que nadie pueda evitarlo. El caballo se levantó sobre los cuartos traseros. El imponente animal relinchó desbocado y ganó una altura increíble. El gnomo, empecinado como estaba en amenazar al animal con una varita, no pudo sujetarse y cayó de espaldas.

El gnomo disparó su varita mientras estaba en el aire. Un rayo líquido de luz púrpura surgió a gran velocidad del extremo de la varita. Pero no impactó contra el corcel, ni contra Martin, ni contra Sigmund...Impactó en el peor sitio que podía haber impactado...

                                                              ( contianuará...)

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12/07/2016, 13:33
Martin Dragar (Luismontmart)

4.2 Hazaña. II Parte

 La Dama Corina regresaba a su carroza. La escolta de caballeros equipados con pesadas armaduras mantenía un círculo de seguridad en torno a ella. La gente le lanzaba flores desde la distancia y la aclamaba. La dama les correspondía con elegancia y con cariño al mismo tiempo.

 Tras dedicar unos momentos a su pueblo uno de los hombres de su guardia le abrió la puerta y ella, recogiéndose el vestido , subió a la carroza. De repente se escucharon unos gritos:

 

          -¡Estúpido anima! ¡Juro que te convertiré en un batracio a ti también!

Los hombres y mujeres que poblaban la plaza así como la escolta se giraron en dirección al escándalo. Una voz estridente y unos poderosos relinchos se escuchaban a pocos metros del lugar.

Sobre un imponente corcel blanco un gnomo fuera de sí se debatía con el equino en un intento de controlar su fuerza y temperamento. Por lo que parecía, el animal estaba reaccionando a un mal gobierno del jinete. Cualquiera que entendiese de caballos sabía que aquello terminaría con el pequeño y furioso jinete por los suelos.

El caballo se irguió sobre sus cuartos traseros alcanzando una gran altura. Era una demostración de fuerza y de orgullo. El jinete no daba la talla ni moral ni física para montar aquel espléndido animal y esa era la forma en  la que el corcel se lo hacía saber.

El gnomo voló por los aires…

Y de repente un rayo de color púrpura y aspecto líquido, como si se tratase de agua enroscada sobre sí misma, surgió del lugar donde se encontraba en gnomo. El rayo pasó a toda velocidad entre los asistentes. Pasó a toda velocidad entre la guardia de la Dama e impactó en los caballos de la carroza de su alteza.Los caballos relincharon al ser alcanzados. Una intensa luz les envolvió y los deformó. La realidad fue transformada y lo que tocó aquel rayo fue transfigurado. Cuando la luz púrpura aflojó todos pudieron mirar en dirección a la carroza. Lo que vieron les dejó sin aliento.

Ya no eran dos caballos lo que estaba en la carroza. Era dos enormes lagartos del tamaño de un buey. 

Se hizo en silencio en la plaza. Silencio tan sólo roto por las órdenes que empezaron a escucharse de los hombres de la guardia. Intentaban cerrar filas y sacar a la dama de la carroza. Pero fue en vano. Sus propias monturas se encabritaban asustadas  ante la visión de aquellas dos criaturas reptilianas. Los lagartos lanzaban las garras contra el suelo y proferían bufidos y rugidos.

El gnomo caído se reclinó. Su espalda le dolía horrores. Se sacudió la cabeza y contempló lo que había pasado. Sus ojos reflejaban confusión, pero rápidamente se entornaron en un claro gesto de odio…

 

-Maldita bestia…mira lo que has provocado…- siseó el mago. Tal era la rabia que al hablar escupía a través de los apretados dientes . El caballo permanecía en el lugar intentando deshacerse del bocado con enérgicas sacudidas de cabeza.

El gnomo alzó la mano y habló en un lenguaje sólo entendido por los magos.Un misil de energía arcana surgió de su palma impactando contra el costado del animal. Aturdido, el caballo cayó derribado y dolorido.

-¡Ahora morirás!- sentenció el iracundo mago poniéndose en pie y preparándose para matar al caballo con un nuevo misil mágico. Pero justo cuando estaba terminando la invocación de la magia un tremendo golpe le levantó la mano, y todo el brazo, hacia el cielo. El misil surgió de su palma a gran velocidad y, como si de un meteorito ascendente se tratase, se perdió entre las nubes a gran altura.

El gnomo miró a su derecha y vio al semiorco, Martin Draggar , plantado frente a él en posición de pelea después de haberle pateado el brazo. El gnomo se preparó para atacar a Martin a su vez. Justo lo que necesitaba Martin. Fue un golpe con su zurda. El clásico golpe recto al mentón del gnomo. El mago no lo vio venir. Simplemente salió volando desapareciendo de la escena. Unos metros más allá impactó contra el suelo y, resbalando varios metros por la tierra, fue a impactar contra una montaña de heno. Desapareció entre restos de polvo y paja volatilizada en el aire.

 

-Tendría que haberlo hecho antes…- dijo Martin satisfecho.

 

 

De repente escuchó un grito. Martin miró en dirección a la carroza. Era un grito de mujer. Los caballeros aún intentaban controlar a sus pesadas monturas. De repente los enormes lagartos empezaron a sisear y a moverse. Miraron hacia atrás y a, al ver la carroza, se retorcieron asustados, bufaron e intentaron huir…

La carroza pegó un tirón. Dentro, la Dama se vio lanzada al suelo. La carroza  comenzó a acelerar. Los lagartos se movieron rápidamente entre la gente con la carroza atada a ellos. La estructura daba enormes tumbos amenazando con volcarse en cualquier momento.

 

 

Martin lo vio todo. Vio que las bestias se dirigían hacia las puertas del recinto. Los guardias que la protegían no podrían frenar a dos lagartos desbocados de más de 500 kilos cada uno. Tenía que hacer algo… El corcel del gnomo seguía tumbado en el suelo intentando levantarse. El semiorco tuvo una idea que era una locura. Así que como tal, no podía salir mal…

Se acercó al caballo y de un tirón le arrancó el bocado y la hortera silla del gnomo. Tiró del animal hacia arriba para ayudarle a levantarse. Sus musculados brazos se tensaron y el animal, aliviado, recuperó la verticalidad.

-¿Te apetece rescatar a una princesa?- espetó el semiorco acariciando el cuello dolorido del animal. El caballo sacudió los cascos pisoteanado el suelo con furor…

A poca distancia de allí, la gente miraba asustada como la carroza de su alteza daba grandes saltos  y se acercaba fuera de control hacia la salida. Aquellos que se encontraban en su camino tenían que saltar in extremis a uno y otro lado evitando morir de un mordisco o zarpazo de los lagartos o atropellado por la carroza.

Todos, lagartos y carroza atravesaron un puesto de flores que quedó reducido a una explosión multicolor de pétalos y traviesas quebradas. Pero eso no fue todo.

De entre la nube multicolor, persiguiendo a la carroza, apareció un enorme corcel blanco al galope. Sus cascos eran martillazos contra el suelo que levantaban fuentes de tierra. Su respiración era una locomotora. Sus músculos raíces de roble. Y sobre él,  volando al galope y profiriendo gritos de ánimo a la montura, iba un semiorco decidido a rescatar a la Dama…

                                                                                     (continuará…)

 

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17/07/2016, 15:21
Martin Dragar (Luismontmart)

4.2 Hazaña. III Parte ( y final)

No era como Martin esperaba terminar el día desde luego. Hace tan sólo unos minutos estaba presentándose , ruborizado, a la dama en la ronda de pretendientes. Esa tarde tenía pensado ir a comprarse un traje elegante para la cita.

Y sin embargo, ahora…

¡Ahora se encontraba metido en plena persecución! La carroza de la Dama estaba siendo arrastrada por dos enormes lagartos desbocados. Martin , no sabía ni cómo, había montado a un poderoso corcel y , sin pensarlo, se había lanzado al rescate de la Dama.

La carroza pasó como una exhalación por la entrada al recinto. La carrera caótica y zigzagueante de los lagartos hacía que la carroza se bambolease. Al pasar por la entrada los laterales de la carroza chocaron repetidamente contra uno y otro costado del túnel de piedra haciendo saltar piedras y chispas. La gente que ocupaba el túnel se lanzó en un intento por salvar su vida a izquierda y derecha sin importarles estamparse contra el duro suelo.

La carroza salió por el otro lado como una bala saliendo del cañón, con una especie de nube de polvo y de objetos volando. Martín salió al otro lado y se dio cuenta de donde estaban. Frente a él, en una gran extensión de campo con círculos marcados con yeso en el suelo, decenas de magos de diversas escuelas se enfrentaban entre ellos en terribles duelos. De repente fue como si la carroza atravesase centenares de pequeños campos de batalla. Martín , quien se encontraba galopando a toda velocidad, decidió seguir a la carroza. El poderoso caballo que montaba podía recortar distancias en este tipo de terreno tan abierto. “¡Eso si no nos alcanza ningún rayo ni bola de fuego!” pensó el semiorco.

Decenas de efectos mágicos de todo tipo, rayos, nubes, explosiones arcanas, ilusiones, animales invocados y hasta efectos meteorológicos , se producían entorno  a la carroza. Martin vio como una nube de dardos era convocada por un mago justo en el momento que la carroza pasaba por en medio del duelo. Los dardos mágicos impactaron contra los lagartos y contra los laterales de la carroza. Surgieron chispas y nubes de humo. Esperaba que estuviese blindada…

Se hacía muy difícil acercarse a la carroza en medio de esta locura arcana. Pero por suerte ya se veía la salida de este otro recinto. Era una entrada muy similar a la anterior que habían atravesado. Pero Martin vio que la carroza atravesaría otro duelo antes de eso. Mientras se acercaban a gran velocidad vio como uno de los magos, por delante de ellos, hacía aparecer una tormenta. Un fuerte viento azotaba a otro mago y varios rayos impactaban contra el suelo alrededor del pobre desgraciado. “¡Esto no puede ponerse peor!” pensó. El mago que llevaba las de perder intentaba esquivar rayos como buenamente podía. Y de repente, con un gesto de sus manos y unas palabras, convocó a una criatura enorme delante de él. Un gigante con un enorme garrote.

En ese momento la carroza entró en la zona de duelo. El granizo que caía apagó parcialmente el fuego que habían prendido los dardos. Pero el gigante se asustó al ver a aquellos dos lagartos y levantó el garrote del tamaño de un árbol para golpear a la carroza. Martin espoleó a su caballo para ganar velocidad para adelantar a la carroza e intentar distraer al gigante.

A pesar del esfuerzo el caballo reaccionó a sus órdenes y fue capaz de apretar el paso. Martin notó la increíble fuerza del animal al sentir como aceleraba hasta el punto de que casi cae hacia atrás. En pocos segundos martin pasó como una exhalación junto a la carroza. Al frente el gigante movía su garrote dispuesto a batear tanto a los lagartos como a la carroza.

-¡Aquí, feo!- gritó Martin.

El gigante, rodeado de rayos vio al semiorco y, durante una décima de segundo su cerebró dudó. No sabía a quién matar. Esa duda salvó a Martin. Tiró de las riendas hacia la izquierda, directo al gigante. El caballo pasó justo por delante de los lagartos los cuales lanzaron una dentellada a los cuartos traseros del caballo sin acertar. Para sorpresa del gigante Martin se lanzó entre sus piernas mientras que la carroza pasaba por su lado. Descargó un golpe contra la dirección del semiorco pero fue demasiado lento. Impactó justo detrás del caballo.

La tormenta y un sorprendido y enfadado gigante quedaron atrás…

La carroza salió por fin de aquella locura…para meterse en otra; las calles de la ciudad. La mayoría de las calles bajaban en dirección al puerto. Atestadas como estaban de gente podían suponer un gran peligro para todos. Era el momento de intentar saltar sobre la carroza y cortar las cuerdas que sujetaban a aquellas monturas.

Martin espoleó una vez más al caballo. Era pedir mucho pero era pedirle también el último esfuerzo. El caballo aceleró de nuevo y , esta vez, Martin lo dirigió hacia la parte trasera de la carroza. El semiorco vio como la carroza se aproximaba a gran velocidad. Tal era la furia de la montura. No podía fallar; tenía que saltar en el momento justo.

Martín se incorporó sobre el lomo del animal e intentó mantener el equilibrio hasta eleúltimo segundo. Cuando la carroza estaba a un par de metros saltó… y se quedó corto. Pero cuando pensaba que se mataría contra el duro suelo sus manos se cogieron a la parte alta de la carroza y consiguió quedar colgando. El caballo frenó su pasó para evitar empotrarse contra la carroza.

Martin subió al techo en un alarde de fuerza y reptando se acercó hacia el asiento que debería ocupar un cochero. Llegó hasta él justo en el momento en el que la carroza pasaba bajo un puente.Martin se pegó a la carroza todo lo que pudo para evitar matarse contra la estructura del puente. Escuchó gritos pero ya no le sorprendía. Simplemente la gente se lanzaba a uno y otro costado.

Cuando llegó hasta la parte delantera de la carroza vio como uno de los lagartos le miraba y le veía de reojo. El asustadizo reptil empezó a sacarle la lengua, bufaba y apretaba el paso mirando al frente. Cuando se volvía a girar y veía allí a martin volvía a asustarse y a repetir el proceso.

Si no los separaba rápidamente de la carroza tendrían un accidente tarde o temprano. O aún peor, se lanzarían al agua desde los muelles. Martin vio un pasador que era la unión de la estructura de las monturas y de la carroza. Intentó alcanzarlo para tirar de él hacia arriba…se estiró…lo cogió y tiró de él. Pero estaba atascado. Tendría que soltar mabas manos y tirar con todo el cuerpo aún a riesgo de caer de la carroza.

Cuando vio que la carroza enfilaba por una calle sinpendiente se lanzó contra el perno. Asentó bien los pies y tiró hacia arriba con todas las fuerzas. Uno de los lagartos se giró para morder al intruso que estaba a su espalda y hubiese llegado a conseguirlo de no ser porque el perno finalmente se soltó. El semiorco impulsado por su propio tirón voló hacia atrás justo contra la estructura de la carroza.

La estructura cedió y Martín atravesó la estancia yendo a parar justo en el asiento de la Dama entre una nube de astillas y cortinas arrancadas. La Dama gritó pensando que el fin estaba cerca y Martin se protegió esperando un impacto final. Impacto que no llegó…

A través del agujero que había hecho con su propio cuerpo vio a los lagartos alejarse…La carroza fue perdiendo velocidad en un suave traqueteo hasta , que por fin, se detuvo…

La dama , tumbada en el suelo, miró lentamente hacia arriba y vio a Martin…Su cara de asombro

-…Hola…-titubeó Martin. En su cara se dibujó una sonrisa bobalicona ¿Qué se supone que se decía cuando se acababa de rescatar a toda una princesa? ¡“Hola”, no parecía la mejor de las frases desde luego!

-…Ho…Hola…-respondió la Dama levantándose del suelo con la ayuda del semiorco. Parecía tan sorprendida como el propio Martin- Me…¿me has salvado?- preguntó. Martin observó que llevaba el pelo lleno de restos de la carroza.

-Si…aunque preferiría, alteza, que la próxima cita sea algo más palaciega…

Bueno. Tampoco era una frase épica pero al menos la Dama salió de su estupor y sonrió de nuevo, por segunda vez en ese día, al semiorco Martin Draggar.

 

 

Notas de juego

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24/07/2016, 16:08
Erstam Genocidicles (Souhiro)

"Cassovarius" En Infernal, existen muchos tipos de insultos, de improperios y palabras malsonantes. Cassovarius es, sin duda, de las peores.
A Erstam le atraen los retos. Las pruebas de inteligencia, y aunque esté mal decirlo, tambien le gusta tener algún momento de protagonismo. Sin embargo ocurre una cosa.

La princesa corrina es una mujer guapa, cierto es: Pero como persona, su personalidad... no le fascina. Erstam ha batallado contra semidiosas de la perfección, como la taimada Nuallia Tobin, ha sentido el poder de la magia más celestial y de la brujería más infernal. Y recientemente, tras un encantamiento que le dejó traspuesto por semanas ¡Consiguió escuchar la voz misma de Sarenrae! ¿Se puede competir con eso?
Es una mujer bonita... pero deberá de entenderlo: Las hay mejores.

Como sea, sus superiores le advierten: Si no intenta él más minimo cortejo, por testimonial que sea, eso ofenderá al archiduque.
Y ahi está, haciendo lo que todo mago haría: Leer algunos libros. Unos encargados a la sociedad del cisne, de hecho. Que molesto... ¿De veras que no puede usar su hechizo de "BesaTigres"?

Tiene una tablilla de cera, y en ella va escribiendo el discurso que tiene que soltarle "a la chavala".

 

"Dama Corrina, a sus pies" con una graciosa reverencia, ensayada una docena de veces con la asistente.
"Por sus ojos atentos, y el tacto de sus manos, veo que no me encuentro ante la típica noble vanidosa y de cabeza hueca, sino ante una dama, una sabia y educada. Una dama valerosa, que sabe enfrentarse a desafios crueles en corte y en clase" Sep. Los cortesanos son muy valientes, pero aviseme cuando una institutriz de mas miedo que una banda de ogros. rie el mago, mordiendo el lapicero.

Luego se plantea alabar su figura, pero se detiene ahorgando carcajadas

Cita:

"Esos pechos, que más que pechos parecen un par de tumores,
Y que descaradamente muestran verrugas en vez de por pezones"

"Esa cara de hermosura orca,
sus hermosa mirada cual cloaca"
"Ese aliento, alma y bigotes de foca
a juego con sus caderas cual una vaca"

"Por eso, y citando al poeta y su hoja,
entre un clavel y una rosa, la elfa escoja"

 

Sep... Erstam se está riendo, pero mejor trabajar el discurso que debe de darle a la elfa

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24/07/2016, 16:14
Erstam Genocidicles (Souhiro)

1.1.- Discurso Meritorio

Finalmente decide dedicarse. Pero se da cuenta de una cosa

 

Aqui TODOS SOMOS GRANDES CAMPEONES. Todos somos liberadores de pueblos, de naciones, verdugos de Trolls, dragones y sierpes... Si venimos a contarle nuestras hazañas, la princesa SE ABURRIRA. Como yo mismo me aburrí de oir (y contar) nuestras propias hazañas. Y el mismo motivo por el cual decidí contar historias de ingenio, más que de coraje y músculos.

Asi que ¿Sabeis que es mejor? Es mejor QUE SEAN OTROS QUIENES INICIEN EL DISCURSO POR MI.
Y sobre todo, sin que ellos lo sepan.

 

Durante los dias anteriores, Erstam ha estado engrasando las manos de los bardos, y aclarando sus gargantas con hidromiel, ron y la cerveza de Joseff Bugman. Todo para que empezaran a hacer correr historias sobre él. Y como siempre ha usado su querido Sombrero de Disfraz, va a ser dificil ver la pista de donde nacen los rumores.

Parece que los bardos, por una vez en TODA su existencia, servirán para algo.

 



 

Durante los dias, tenemos a los bardos hablando maravillas.

"¿El encapuchado? ¿De siniestra figura? Malditos sean tus ojos, princesa. Es Erstam, y puede ser uno de los más nobles, valientes y santos hombres que encontremos aquí"
"Fijate. Fíjate en sus pies. El suelo que pisa, la hierba crece sólo por tocarla"
(Aura de Bien)
"Su magia va más allá de los límites de la magia arcana. Le han visto curar enfermos, le han visto hablar con los animales, ¡le han visto hacer cosas que estan dentro del dominio de las deidades!"

"Ah... Erstam. Dicen que oculta su cara bajo la capucha, porque la bondad no tiene rostro"
"Que su padre fue Manatar, el célebre paladín, quien se vio forzado a dejar su espada tras eliminar un círculo entero del infierno. Erstam lleva el arco de su padre, de hecho"
"Este hombre ha tomado la leyenda de sus ancestros, y la está llevando más allá"

"¿Genocidicles, el Transmutador? ¿Erstam Cuerno Negro? ¿ESE? Vaya"
"No, si no se trata de sus feroces y ardientes bolas... de fuego. Se trata de su capacidad para la misericordia."
"Erstam es un hombre que trata a todos con compasión, con bondad y honestidad. Hace poco le fue otorgado un fortín en Turtleback, pero optó por dejarselo a su protegido. Prefiere tener libertad de movimiento y ayudar a todos"
"Nuallia, Brutazmus, Aldern... hablamos de villanos que busca redimir, en vez de ejecutar. No me sorprendería si algún día, la misma Sarenrae decidiera reclamarle para una misión: Erstam está encarnando todos los preceptos que su misma diosa otorga"

"Ah ¿El mago blanco que viste de negro? Es un hombre muy simpático, muy generoso y sagaz"
"Verás, algunos magos son unos brutos que buscan quemarlo todo. Otros más odiosos son unos showmans"
(Elminster tose) "A los que les gusta hechizos con grandes descripciones que consiguen menos efecto que uno más simple"
"La especialidad de este mago es la imaginación. Siempre tiene algo nuevo que mostrar. Siempre tiene algo nuevo que mostrar."
"Lo impresionante con él no es la magia en sí, es el efecto que busca conseguir... y siempre consigue"

 

 

Quizá, los bardos hablandole de él la hayan intrigado un poco.

Es cuando Erstam entra en la tienda

"Dama Corrina, a sus pies"
Y tras obsequiarla con un clavel de occidente y una rosa oriental, le dice un pequeño poema
"Entre un clavel y una rosa roja, su majestad es..."

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24/07/2016, 16:25
Erstam Genocidicles (Souhiro)

1.2 Dedicar una Prueba

Durante la prueba de Arquería del torneo Fenix, Erstam sabe que necesita dedicarle una o dos pruebas a la princesa Corrina.

Otros compañeros lo han tenido más dificil. Otros no han conseguido los impactos que necesitaba. Erstam en cambio, ha estado disparando todo lo que quiere, y algo más.

 

Para la penúltima flecha, simplemente decide algo espectacular: El mago le pide a uno de los criados que tome un tapiz, y cubra la diana con ella. De tal manera que todo el público pueda ver el objetivo, más el mago no pueda.
Luego pide que enciendan humaredas de varios colores.

Y finalmente, ata a la cola de la flecha dos flores.

 

Las dispara. Todos sabemos lo que sucedió. Fue posiblemente el mejor disparo de flecha jamás hecho en todos los reinos ¡La flecha se incrustó en el objetivo hasta más allá de media asta! y sólo quedaron las dos flores, que parecia que emergían del centro de la diana.

 

Ambas flores no eran sino, de nuevo, un clavel de occidente y una rosa oriental.

Erstam hace una graciosa reverencia hacia el palco real

 

"Entre un clavel y una rosa, Su majestad..." dice repitiéndole la dedicatoria que ya le dijo antes.

 

El clavel y la rosa: Parece que es el símbolo y el código que Erstam quiere compartir con la dama

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24/07/2016, 16:42
Martin Dragar (Luismontmart)

4.3 Pequeña conversación.

Los caballeros escolta de la Dama llegaron al poco. Martin quiso bajarse enseguida temiendo que los guardias estuviesen nerviosos y se equivocasen de enemigo. Pero entonces...

-¡Sir Martin!-le llamó la Dama justo cuando el semiorco ponía un pie sobre el adoquinado de la calle.- Sería para mi un honor que me acompañase hasta palacio. 

Si esto sorprendía al semiorco más le sorprendió cuando la Dama le tendió la mano para ayudarle a subir de nuevo a la carroza. Los guardias no protestaron a pesar de que aquel extraño verde de dos metros y más de cien kilos se encontraba en el interior de la carroza de su protegida. 

Cuando la guardia consiguió enganchar nuevos caballos la carroza se puso en marcha...

-Vaya...parece que hay una rueda en mal estado- dijo el semiorco un poco incómodo. El traqueteo era el resultado de la casi destruida carreta.- Lamento lo del carroza Alteza.-A través del agujero que había hecho en la carroza se veían las calles atestadas de gente. Al verlos pasar la gente primero sonreía y saludaban. Hasta que se fijaban en que la carreta parecía haber atravesado un campo de batalla. Entonces sus saludos se quedaban congelados y el miedo se reflejaba en su rostro. Miedo a que se hubiese producido un desastre...

-¡Pues no deberías lamentarlo!- exclamó divertida la Dama.- Has sido muy valiente al haberte lanzado tras de mí aún a riesgo de tu propia vida. Gracias Sir Martin.

-La verdad es que no hubiese podido hacerlo sin el corcel blanco que monté. Demonios...no sé ni cómo se llama.-Martin miró a la Dama.- ¿Podría pedir que lo buscasen? No me gustaría que ese noble animal cayese de nuevo bajo el mando de un idiota. Sé muy bien como se siente uno cuando está esclavizado...

- Claro que si. Daré órdenes concretas para que lo busquen y te lo lleven...-De repente la Dama se queda extrañada.

Pasaban ahora por un puente donde las gente los saludaba. Los "¡Vivas!" al ver la carroza daban paso a los "¡Oh no!" cuando veían el estado de la misma.

-La gente se está preocupando al ver la carroza. Deben imaginarse lo peor...-dijo Martin sin disimular una sonrisa. Le divertía ver las caras preocupadas de la gente. Más aún cuando algunos de ellos veían un semiorco sentado en el interior de una carroza real. Pero advirtió que la Dama lo miraba extrañada. Finalmente su Alteza se decidió a expresar lo que pensaba.

-Sir Martin, ¿qué has querido decir con aquello de que " sé muy bien como se siente uno cuando está esclavizado..."?- La Dama frunció el ceño. Martin creía ver compasión en ella.

-¡Ah!... Eso. Nada de importancia. Me crié en una Arena de gladiadores. Me obligaban a chafar cabezas a diario...¡Chack!- dijo Martin mientras simulaba chafar algo con sus manos.

-¡Martin! ¡Eso es espantoso!- exclamó la Dama. En su rostro se reflejaba el horror.-¿Cómo podías hacer algo así?- preguntó aún más horrorizada.

-Nací en la Arena. Mi padre me crió allí. Y mi madre y mis hermanos. Y todos eramos rehenes de nuestros carceleros. Y así todo mi pueblo. Nos trataban como a animales. Si no luchábamos nos mataban a todos. Si luchábamos y no nos mataban en la Arena , al menos ese día estábamos vivos.- Martin hablaba ahora en serio al recordar aquellos días. La Dama lo miraba con un gesto mezcla de curiosidad y compasión.- ¿Me pregunta si era horrible? Si, lo era. Por eso nos escapamos. Deberían habernos matado cuando tuvieron oportunidad. Porque al final lo que consiguieron fue  convertirnos en máquinas de luchar. Y no solamente eramos máquinas de luchar. Tampoco teníamos ningún miedo a morir. Si ese día vivíamos, pues bien. Y si no, pues también bien. Lo teníamos asumido.

-¿Y conseguisteis escapar todos?- Martin tenía toda la atención de la Dama.

- Lo importante es que todos intentamos escapar, Alteza. Aunque muchos muriesen.- Martin sonrió- Huímos durante meses de un ejercito que nos pisaba los talones. Atravesamos un desierto y varias cordilleras. Hasta nos encontramos con un pueblo lleno de vampiros que...

- Vamp...¿Vampiros? - interrumpió la Dama con los ojos como platos. Cuando vio que Martin se disponía a contarle la historia lo interrumpió de nuevo- ¡Espera! No me lo cuentes ahora. Por desgracia...- Vaya, ¿había dicho "por desgracia?"- Eh...estamos llegando a palacio. Mi padre querrá saber de mí y yo me quedaré a medias con una excitante...-¿excitante?- eh...con una emocionante historia de vampiros.

La carroza se detuvo.

- Sir Martin.-La dama recobró su altivez. Signo de que, dijese lo que dijese a continuación, era una orden.- Quiero que hables con mi padre. Le encantará conocerte. Y así le pedirás poder venir a palacio y podrás contarme la historia esa de vampiros.- le dijo mientras se disponía a bajar.Uno de sus caballeros le abrió la puerta. Se detuvo un instante antes de bajar...- Aunque mejor pensado. No le digas nada de lo de los vampiros . Dile sólo que quieres reunirte conmigo en palacio. Y gracias...Sir Martin.- Una vez más le sonrió.

Segundos después de que ella se hubiese marchado...la carroza seguía oliendo a ella. Tras unos minutos en los que se quedó solo en la entrada del castillo el semiorco bajó. Era una bonita tarde y el cielo se teñía de rojo y púrpura.

 

 

 

 

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29/07/2016, 20:44
Erstam Genocidicles (Souhiro)

4.3 Pequeña Conversación

Erstam está en una tienda, con ambas rodillas dobladas frente al ídolo de Sarenrae y a un cartel con los preceptos de la diosa. Está meditando. Tiene frente a él está el arco de su padre, un noble paladín que tambien sirvió a la causa de la Dawnflower.

 

 

Es en eso que un adalid interrumpe su meditación y sus plegarias.

 

[color=#CC7700]"Señor Genocidicles. Espero no haber interrumpido nada"[/color] dice el Adalid
"El tiempo en la tierra Mortal es para asuntos de Mortales. El alma inmortal debe plegarse a la reflexión eterna"
[color=#CC7700]"Estooo... Bueno, tiene usted una visita. Sientase honrado"[/color] dice el pobre adalid, a quien la reflexión casi Zen le pilla desprevenido.

Aunque Erstam trata de disimularlo, su sorpresa es bien grande cuando se encuentra con la princesa Corrina en la puerta.

[color=#ff69b4]"Sea pues. Sabe usted que yo soy Corrina, la hija de Jilokasín, el Archiduque y heredera de todos los reinos"[/color]

Vaya. Erstam se esperaba que fuera una mujer malcriada, pero parece que al menos, sabe dar la cara. El mago, sorprendido por el caracter fuerte de la dama, le hace una sincera reverencia.

"En ese caso, supongo un honor para mí el que su excelencia haga un hueco en su agenda para hablar con un plebeyo como yo"

 

[color=#ff69b4]"Mago Erstam. Necesito su ayuda, necesito discutir algo, y de todos en esta zona, creo que usted es el único en quien puedo contar. Pero tengo que pedir su discrección"[/color] La princesa se ve preocupada. Mira a ambos lados, y Erstam nota como unas gotas de sudor fio se forman a su alrededor

[color=#ff69b4]"¿Es segura esta tienda? ¿Podría hablar sin que esto mis palabras salgan de esta sala?"[/color]

 

"He hecho de esta tienda es mi estudio. Supongo que una mujer instruida sabrá a que me refiero con esto. Esta sala es tan segura como la mejor estancia"

 

La dama da un suspiro. Erstam no es muy dado al trato humano ni tampoco al trabajo en la corte, así que no sabe si es un suspiro de alivio o por el contrario, su preocupación aun le pesa sobre los hombros

[color=#ff69b4]"He de suponer que como mago, habrá practicado alguna vez la adivinación"[/color]

 

Erstam tuerce el gesto. si alguien quiere que le aconseje sobre salud, dinero, amor y demas fortunas, ese alguien se va a encontrar con Erstam-zilla por muy princesa que sea

[color=#ff69b4]"Me preocupa el devenir de mi reino. Me preocupa el legado de mi padre"[/color]

 

A Erstam se le cambia la expresión ¿En SERIO ha dicho eso?

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10/08/2016, 14:20
Martin Dragar (Luismontmart)

4.4 Charla con el Padre. El Archiduque.

-Entonces, Martin, ¿estás casado?

Martin observó a aquella imponente figura...El Archiduque.

-No, señor. No estoy casado ni tengo pareja- contestó Martin desde la silla frente al trono que ocupaba el Archiduque.

- Y dime...¿por qué pretenderías la mano de mi bella hija...?- preguntó su excelencia.

A pesar de no ver su rostro Martin pensaba que el Archiduque se esforzaba por hacerle las mismas preguntas que le haría a cualquier otro que no fuese...¿cómo decirlo? ¿Semi-orco? Entre ambos notaba un frío e impenetrable muro de forzado protocolo.

- ¡En absoluto excelencia!- contestó rotundo el semiorco-. Tan sólo le ofrezco mi gratitud y la de mi pueblo y me gustaría servirle de alguna forma. Pero yo tendré que buscarme una semiorca...

El Archiduque soltó una carcajada. El muro acababa de caer.

-Si he de serte sincero , amigo Martin...¡No te cases!- dijo inclinándose al frente.- Las mujeres son todas difíciles de entender. Da igual de que raza sean.

- Ya suelen decirlo excelencia, "ni con ellas...-empezó Martin.

-"¡Ni sin ellas!"- concluyó el Archiduque.- Cuanta razón tienes. Y la manía que tienen de cambiártelo todo de sitio...¡Cada dos por tres buscando mis cosas!

-O cuando te dicen, " haz lo que quieras"- dice a su vez Martin entre risas-. ¡Como lo hagas se te caerá el pelo!

Se dió cuenta que acababa de tutear al Archiduque. Pero al todopoderoso regente pareció no importarle. Tal vez le apetecía un rato de desenfadada banalidad. 

-¡Ja,ja,ja!- El Archiduque dió un golpe en los apoyabrazos del trono.-¡Esa es buena , Martin!

- O cuando sabes que has hecho algo que a ella no le gusta. Y está enfadada...-Martin intentó tragarse sus propias ganas de reír porque de otra forma sería incapaz de articular palabra para acabar su  nueva ocurrencia. El Archiduque al verlo aguantando aún rió más.- Y te dicen..."¡Nada, tú sabras!"

-"Pero cariño, si no he hecho nada..." - continuó la ocurrencia el Archiduque intentando imitar la voz de una mujer-. "De eso me quejo, ¡de que no haces nada!"

Ambos rieron hasta llorar durante bastante rato...Cuando el dolor abdominal les obligó a detener la risa Martin le confesó sentirse asustado por la cita con su hija. 

- ¡No te preocupes Martin!- el Archiduque palmeó la espalda del semiorco-. Mira, te contaré que puedes hacer para sorprenderla...

 

 

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11/08/2016, 20:53
Martin Dragar (Luismontmart)

4.5 La cita

-¡Por aquí, corre!- martin tiró de la Dama en dirección sur. O al menos eso creía ya que en aquella ciudad condenada no se veía el sol. 

Por detrás de ellos pudieron sentir como aquellas criaturas de pesadilla les perseguían. Vampiros...

-¡Martin! ¡No!- gritó la Dama.

Pero era demasiado tarde. Se habían metido en un callejón sin salida en una ciudad sin salida. Unas sombras empezaron a manifestarse justo en la entrada del callejón. Justo por donde habían entrado hacía tan sólo un segundo. Eran sus perseguidores. Eran vampiros...

Y, esto, por extraño que parezca, esta era la cita del semiorco con la Dama...

Al principio pensaba que la idea del Archiduque era una locura. Ahora pensaba que era una gran locura. Le había entregado un libros llamado "Todos los cuentos de Magnus Magnificient". Según le había dicho ese libro, el cual tenía todas las páginas en blanco, era la creación de un poderoso mago llamado Magnus el Magnífico. Este mago era aficionado  a los cuentos y, con este libro mágico, un cuentacuentos podía hacer que los que escuchaban la historia se vieran sumergidos en un mundo tan real como la imaginación del que contaba el mundo.

Martin, en el día de su cita, empezó a contarle una historia de vampiros a la joven Dama. Aunque, en realidad, no era una historia ni un cuento. Era algo que le había sucedido cuando escapó junto con su pueblo del circo de gladiadores en el que se encontraba cautivo. En su huida encontraron una ciudad abandonada. Les extrañó que estuviese completamente cubierta por planchas de madera y telas. Pensaron que era para que sus habitantes se protegiesen del sol. Bueno, en realidad así era. Es lo que tiene ser un vampiro. La ciudad estaba maldita y sus habitantes era vampiros.

  "Ella tiene una gran afición por las aventuras", le había dicho el Archiduque. "Y temo que esté un poco frustrada en palacio. Así que hazme un favor. Cuéntale una buena historia con este libro. Y , cuando queráis regresar , tan sólo has de cerrar el libro y decir "colorín , colorado, que este cuento haya finalizado" Y estaréis de vuelta." Fácil, ¿no?.

Si. Excepto cuando un vampiro te asalta de repente y te quita el libro de las manos...

  Ahora se encontraban en un callejón sin salida y el libro se había quedado en una antigua iglesia profanada cuyo suelo de madera se había hundido. Habían huido de la iglesia y se habían condenado al hacerlo. Ahora tenían que encontrar un camino a las mazmorras de la iglesia y recuperar el libro.

 

- Bien..-dijo Martin volviéndose hacia las criaturas que cerraban el paso por el callejón-. Si queréis sangre, la vais a tener.¡La vuestra!

El semiorco se lanzó contra los más de 8 vampiros. Los conocía muy bien. Había luchado contra decenas de ellos en su momento. Ellos no eran muy fuertes y el semiorco , por el contrario, si era mucho más fuerte que antes. Los puños armados con cestos del luchador quebraron los cuerpos putrefactos y corrompidos. Cada golpe arrancaba una cabeza , un brazo o perforaba un tórax. La furia del semiorco cogió por sorpresa a los monstruos. En menos de un minuto la horda había quedado reducida a una montaña de carroña y sangre digerida.

-Vaya...- dijo la dama entre sorprendida y asustada- Sir Martin, estás todo cubierto de restos de...- dijo mientras retiraba de una de las orejas del semiorco lo que parecía un cuero cabelludo o una desagradable mezcla de piel , pelo y sangre.-....¡puag!

-Si...- dijo sonriendo el semiorco. La acción le había devuelto el buen humor-. Desde luego esto no va a ser un cuento de hadas. Continuemos. Tenemos que llegar hasta la mazmorra de la iglesia y recuperar el libro. Al salir he visto un pozo en la plaza frente a la iglesia. Algo me dice que el pozo puede conectar con la mazmorra.

-¿ Y si no lo está , Martin?- preguntó con preocupación la dama Corina.

-Pues no tengo ni idea de lo que sucede cuando te quedas atrapado en un cuento...así que intentemos no tener que averiguarlo. 

Se movieron de sombra en sombra hasta una calle que desembocaba en la plaza donde se encontraba el pozo. El lugar parecía estar despejado. Pero por la experiencia de Martin sabía que aquellas criaturas vigilaban desde las sombras en el interior de las casas. Si tenían que llegar hasta el pozo lo mejor era hacerlo rápido. Entre ambos trazaron un plan. Aunque Corina era una Dama hija del Archiduque no por eso dejaba de tener ciertas cualidades. Dominaba la magia... Cuando todo quedó bien coordinado se cogieron de las manos y salieron a ala carrera. Antes de llegar al pozo varias ventanas y puertas de las casas de la plaza se abrieron vomitando decenas de hambrientos vampiros. 

Sin mirar atrás ni sin hacer caso de los gruñidos guturales los dos aventureros corrieron hasta el pozo. El semiorco cogió en brazos a la dama y saltó a su interior justo en el momento en el que la dama activaba su anillo de "caída de pluma". Justo cuando frenaban la caída varios vampiros se asomaron atropelladamente desde la salida del pozo por encima de sus cabezas. Entre rugidos intentaron alcanzarles. No lo consiguieron.

Cayendo como una hoja mecida al viento fueron descendiendo poco a poco...y llegaron a una puerta enrejada que, por suerte, estaba abierta.

- Tal vez tengamos suerte después de todo- dijo Martin.

-Esto no es suerte, Martin.Yo creo, -dijo la Dama- , que esta puerta está aquí porque tú crees que debía haber una puerta. Al fin y al cabo eres tú, Martin , quien está contando este cuento.

-Eso explicaría cómo han aparecido los vampiros tan rápidos en la plaza. He sido yo mismo quien he imaginado que estarían vigilándonos desde el interior de las casas. ¿Quiero eso decir que puedo pensar lo que quiera y que sucederá?

-No...no lo creo- La dama estaba preocupada por este extremo-. Uno no puede controlar su imaginación. No sería creíble que imaginases que en la mazmorra nos espera una recepción de palacio. Simplemente porque tú no lo crees. Podrías intentarlo pero...me temo que la imaginación parte del subconsciente.Dime, ¿cómo imaginas el sitio en el que se encuentra el libro?.

-...lleno de vampiros...- confesó el semiorco.

-¡Oh!...genial.

Tras unos minutos la Dama llegó a una conclusión. Y ella pensó un nuevo plan.

-Ya sé que haremos. El libro estará allí simplemente porque tú lo crees. Limítate a abrirte paso hasta él tan rápido como puedas y déjame el resto a mi.

-¿No me lo vas a contar?- preguntó sorprendido el semiorco al ver la determinación con la que la Dama había asumido el mando de todo aquello.

-No- contestó con rotundidad-. Si te lo contase podrías alterar el cuento. Ahora ya sé que vamos a encontrar allí. Tu haz lo que te diga. Confía en mí. 

Avanzaron por el pasillo. No tuvieron que esperar mucho. Una tenue luz les anunció que la salida se encontraba frente a ellos.Por la puerta se veía una amplia sala llena de escombros. Eran los restos del suelo de la iglesia. Y , tal y como Martin había imaginado, estaba repleto de vampiros. Se movían en círculos alrededor de una mesa de madera. Sobre ella estaba el libro. Los vampiros gemían constantemente llevados por el hambre y se movían despacio. La dama le susurró al semiorco. " A la de tres lánzate directo hacia el libro. No pienses en nada más. Ni siquiera en mí. Yo te allanaré el camino. Y en cuanto llegues haz que volvamos a nuestro mundo." El semiorco asintió. Y ella sacó de su bolsa de componentes una piedra de cuarzo y un pedazo de hierro. Los sujetó el uno contra el otro y , contando con los dedos, contó hasta tres.

Martin entró en la sala como un caballo desbocado. Ella entró tras él con los componentes sujetos frente a ella. Los vampiros se giraron en su dirección y en sus ojos se reflejó la sed de sangre. Martin jamás hubiese logrado atravesar aquella muralla de carne muerta sino hubiese sido por lo que hizo la dama a continuación.

-¡Lux!- rascó el acero contra el cuarzo. Una chispa se desprendió y se inflamó al instante con la magia desencadenada por la dama. La chispa se transformó en una luz tan brillante como la del propio sol. Aquel conjuro, de primero de academia de magia, era de un poder devastador contra las criaturas de la noche.

Sus párpados no reaccionaron a tiempo y se quemaron como papel de pergamino en las brasas de una forja. Sus piel se ampolló al instante y sus cabellos humearon. La horda tan sólo pudo cubrirse la cara con los brazos....y gritar desesperados. Martin apartó (más bien atropelló) a unos diez vampiros. No opusieron resistencia. Llegó hasta el libro y recitó:

-¡Colorín colorado,que este cuento haya acabado!- Y cerró el libro.

Pero la luz seguía allí, creciendo en intensidad hasta tal punto que el propio Martin tuvo que cerrar los ojos. Los rugidos se convirtieron en chillidos inhumanos, tan agudos que lastimaban los oídos...

Y la luz comenzó a disminuir. Bajó en intensidad hasta que Martin empezó a ver la esbelta figura de la dama.

-¡Ha funcionado Martin!- gritó la Dama Corina-. ¡Estamos de regreso!

Martin miró a su alrededor. Las luces que se repetían en su cornea dieron paso a una agradable visión. Una sala en el palacio del Archiduque...

- Tal vez te falte delicadeza a la hora de contar un cuento Sir Martin...- le dijo la dama sonriendo-. ¡Pero ha sido el mejor cuento que he vivido nunca!

La dama Corina abrazó de repente a Martin y él ,sin estar acostumbrado al abrazo de una mujer , no habría sido capaz de decir si estaba llorando o sonriendo. Tal vez fuesen las dos cosas al mismo tiempo. Martin la abrazó. "Mejor no digas nada ahora..." se dijo a sí mismo el semiorco.

 

 

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12/08/2016, 02:21
Jozan de Casilius (Killahan)

discurso meritocratico:

al llegar al gran salón nobles y aventureros cruzaban miradas, las palabras y el arte de la oratoria invadían el lugar mientras cada uno trataba de dar mayor valía a su presencia ante la nobleza de este lugar, de una u otra manera trataban de ganar la delantera en una contienda que a jozan poco o nada le interesaba.

de alguna manera aquella prueba le parecía mezquina, ganar el corazón de una dama a fin de ganar títulos y tierras, por lo que este no se mostraba muy cómodo ante la prueba en si.

avanzo hasta el podio donde hombres de cunas mas nobles y curtidas en el duelo de palabras se habían presentado, afina su voz de manera sutil.

a estas alturas del evento no debería ser ningún secreto los nombres de los héroes que durante los últimos días se han batido en las pruebas que estos ocurrentes jueces han tramado para poner a prueba a sus héroes, y ahora esperan que de manera complaciente exalte las virtudes y hazañas de un caballero de noble cuna que se dedica a recorrer el mundo. el hombre levanta los hombros mientras baja del podio.

debo decir que me siento honrado de haber podio compartir escena con tan valientes aventureros, algunos mas excéntricos, fuertes, ágiles e incluso salvajes de lo que jamas hubiese conocido jamas, por medio del presente discurso los exaltare a ellos quienes desean ganar la mano y el corazón de la dama, pues yo no podría competir pues mi corazón ya pertenece a alguien a quien he jurado regresar, así que me disculpo si alguna decepción causare pero no participare por su mano si no por su amistad, espero me perdonen y entiendan. las miradas de varios espectadores se cruzaban de manera confusa entre unos y otros, nadie sabría decir si jozan había enloquecido al privarse de la oportunidad de hacerse con títulos y afectos de tamaña dama.

el joven hace una venia y se despide.

Notas de juego

1- Discurso meritocratico

2-Dedicarle una prueba, hazaña(cualquiera) o evento propio(dentro del torneo) esta escena estaba acompañada con una prueba de diplomacia CD 32

Cita:

l llegar a la parte de los saltos su montura avanzo sin miedo alguno el primero de los saltos resulto ser una muestra imponente de habilidad y fuerza por parte de Anne la cual se levanto muy por encima de la barrera y haciendo que mas de un espectador soltara una exclamación de asombro, el jinete se mantenia sobre la montura con gran pericia y de manera galante galopa frente al publico y saludando a los nobles presentes, el caballero dedica unas palabras a la bella hija del archiduque, levanta el visor de su armadura y sonriendo, el rostro del caballero demostraba confianza y gran gallardía, mira a la joven diciéndole : lady Corina, la belleza de su presencia me inspira para no flaquear ante esta prueba, permitame en su nombre ganar esta gesta en prenda de mis afectos. la sonrisa del caballero irradiaba un gran carisma, el caballero asiente sonrojado mientras baja el protector de su casco mientras parte a concluir la prueba.

estas 3 pruebas las desarrollare en privado
3-Pequeña conversacion
4-Entrevista con su padre
5-Primera cita.