Partida Rol por web

Intentaré contrarrestar cualquier conjuro que lance pero vamonos de aquí ya.

A Saltador no le gustaba la idea de que les lanzaran un hechizo que volara la furgo en la que estaban así que decidió abrir fuego con su arma cargada con balas de gel para dejar fuera de combate al magucho. El disparo no es de los mejores de Saltador y solo una torpe respuesta era la esperanza para alcanzarle.

-Steelface, derriba a ese cabronazo antes de que nos de mal yuyu- dijo a su compañero con la esperanza de que tuviera más tino que él.

El asesor mágico sale del ascensor y comprueba que se encuentra a solas con los fugitivos en esta zona del parking. Es entonces cuando sus ojos y manos comienzan a brillar con un fuego que parece salido del propio infierno.

En escasos segundos, su forma crece hasta reventar las costuras de su Armanté de tres piezas. El cráneo se le alarga al tiempo que unos cuernos retorcidos emergen de su frente, de su mandíbuka brotan numerosos y afilados colmillos y sus extremidades se transforman en garras. Una poderosa cola da latigazos de un lado a otro mientras la recién revelada dracoforma termina de salir del ascensor comenzando a acelerar hacia el Ares CityMaster.

En la mente de los aterrorizados runners se abre paso simultáneamente una voz repleta de poder y malicia primarios: "¡¡PRESAS!!"

 Usad fuego de supresión, intentaré  distraerle desde el Astral. Ha sido un honor trabajar con unos profesionales como vosotros. 

 Padre Oso a tí me encomiendo, pues parto para proteger a los mios.

Nebula estaba preparada para acelerar en cuanto todos se subieran a bordo, sin dejar de vigilar los movimientos del maldito mago por el espejo retrovisor. Pero de repente aquel bastardo empezó a crecer y a transformarse en... ¡¡un jodido dragón!!

- ¡Putain! ¡Quel Salop! - las palabras acudieron a su boca sin darse cuenta siquiera que estaba hablando en su lengua natal.

Sin dudar un segundo agarro el volante con todas sus fuerzas y pisó el acelerador con fuerza, haciendo chirriar las ruedas contra el suelo del garaje, antes de que el pesado vehículo saliera disparado hacia delante, alejándose todo lo posible de aquella bestia.

El orko no daba crédito a lo que veían sus ojos.

-¡HIJO DE PU...!- es lo único que puede decir cuando ve la tranformación- ¡AHORA SI. POR LO QUE MÁS QUIERAS NÉBULA, PISALEEEEEE- Sus balas lo único que causarían al ser es risa, así que decidió ceder su asiento a aquellos que llevan armamento pesado en el grupo- ¡FREÍDLE ANTES DE QUE NOS LO HAGA ÉL!- Le costaba mucho contenerse y empezó a buscar por el vehículo algo que les podría ser útil ante el enemigo que se les cernía. Quizá fuese una tontería. Quizá fuese como intentar curar una decapitación con parches antitrauma. Pero tenía que intentarlo. Tenía que encontrar un extintor.

Renegado se había quedado mudo. Nada menos que un dragón. ¿Qué clase de seguridad habían contratado en aquél edificio? Apenas reaccionó cuando Saltador entró en pánico, y decidió intentar distraer a aquél malnacido del único modo que se le ocurrió, haciendo explotar a balazos las bombillas más cercanas a su fea cara escamosa con la esperanza de distraerlo por un momento.

- Steelface. Nunca aprecié lo suficiente que llevases encima una carga explosiva, pero que me incineren si esta no es la ocasión perfecta para que te libres de ella. -

Tal y como le estaban sugiriendo, Steelface lanzó su ultima carga explosiva  hacia el dragón, no necesitaba apuntar demasiado, el dragón venía hacia ellos  y no tenía mucho por donde maniobrar.

Steelface deja caer el explosivo en el camino del dragón, pero pese a detonarlo en el momento preciso que éste pasa por encima, 1 kilogramo de explosivo es insuficiente para atravesar las gruesas escamas del monstruo, que emerge de entre el humo de la explosión cubierto de pequeñas llamas que no parecen suponerle molestia alguna.

Drexel se pone a la altura del Ares Citymaster, pero los disparos de Renegado y los cristales que caen sobre él lo distraen lo suficiente para que su intento de embestida pase a pocos metros del vehículo de los runners.

Rebuscando frenéticamente por la cabina, Saltador encuentra efectivamente un extintor y además una granada flash-bang entre dos asientos. Quizás se le cayó a alguno de los antidisturbios...

Hijo de... Apoyando las botas en los asientos y la espalda en el fondo Steelface intenta conseguir suficiente estabilidad como para apuntar bien. Seguramente esto me matará, pero si sale bien dará para unas cuantas risas en la taberna.

-¡UNA GRANADA ATURDIDORA!- Gritó el orco emocionado ante su descubrimiento. El extintor era importante, si ese bicharraco decidía "caldear el ambiente" era mejor tenerlo que no, pero la granada podría darle unos segundos ara escapar. Sin embargo, se acordaba de su mala suerte lanzando las granadas antes, por lo que en un momento tan vital decidió ceder el testigo a Renegado.- Toma, tú la darás mejor uso. Quizá consiga detener a ese bicho unos segundos. Lo suficiente para que Neb le de esquinazo- dijo tendiéndole la granada. Por lo demás, el orco asió el extintor con fuerza preparándose ante un fogonazo del dragón.

Con una agilidad que parece no cuadrar con su enorme tamaño, Drexel cubre con una de sus alas los minúsculos objetivos del malicioso disparo de Steelface. Mientras la media docena de balas rebotan en las endurecidas escamas del gradón, el alemán no puede evitar pensar que quizás ha pecado de ser excesivamente ambicioso...

A duras penas habían logrado esquivar la embestida del dragón, y Artemis dudaba que fuesen capaces de resistir mucho más si no lograban salir de allí de inmediato. Cuando Saltador le ofreció una granada no se lo pensó dos veces y se apresuró a recogerla, pero con sus prisas y el zarandeo del vehículo prácticamente se le cayó de las manos en lugar de arrojarla.

- por favor, que igualmente funcione - fueron sus útlimos pensamientos mientras observaba cómo el dragón se preparaba para un nuevo asalto sobre ellos.

El dragón iba haciéndose mas y mas grande en los espejos retrovisores del vehículo, y aunque hasta la ultima fibra de su ser la empujaba a pisar el acelerador hasta el fondo sin importar que estuvieran dando bandazos casi descontroladamente a causa de la salida tan acelerada. Afortunadamente, Nebula tuvo el buen juicio de contener el aliento y afianzar el volante para que la trayectoria del furgón dejase de dar bandazos.

Una gota de sudor resbalaba por su frente mientras el pesado vehículo iba ganando velocidad y en la parte de atrás sus compañeros no dejaban de gritar, disparar y lanzar cosas que parecían rebotar contra la enorme bestia.

- Creo que si salimos de esta voy a matar a cierto Johnson... - murmura.

En mi forma astral veo como todo se desarrolla, aquí estoy mas  cerca de mi mentor y puedo sentir como pone su mirada en mis acciones y asiente ante el honroso acto que hago para loor de su y mi credo, ayudar y defender a los míos.

 Así cuando mi forma astral recoge y canaliza el mana puro un poderoso rayo sale mi mano que de repente imbuido del poder del Padre oso se dobla en poder e intensidad alcanzando el brillo que un poderoso láser tendría en el plano real y golpea la forma del poderoso Draco que ataca a mis compañeros.

 Y con todo el poder de mi voluntad lanzo un desafío a tan poderoso adversario.

 Ven aquí lagartija, yo soy tu oponente deja a los míos. 

Luchando frenéticamente contra la inercia del vehículo, Nébula consigue estabilizar en la medida de lo posible los bandazos  del Citymaster.  En la parte de atrás, Renegado lanza la granada aturdidora que le ha pasado Saltador. Por desgracia, ésta se le escapa en el último momento de las manos, rebotando y quedándose muy corta.  Es suficiente para deslumbrar mínimamente al dragón que apenas se ve frenado por el fogonazo. No se puede decir lo mismo de Renegado y Steelface, que se encuentran lo suficientemente cerca del estallido para quedar afectados...

Lo mismo ocurre con el conjuro que Catapult lanza en forma astral; si la bestia lo escucha o lo siente, no representa más que el picotazo de una avispa para Drexel.

-Valiente, mago. Pero inútil. ¡¡Os freiré como si estuvieseis dentro de una olla!! resuenan las palabras dentro de la mente de los runners

Manteniéndose a la altura del furgón, el dragón toma aire y lo exhala convertido en una llamarada de fuego al rojo blanco que lame los laterales del CityMaster...

-MIERDAAAAAAA- Viendo lo que se venía encima el orko lo tuvo claro. Preparó el extintor y en cuanto sintiese el más mínimo calor lo dispararía a tope para intentar paliar el fogonazo todo lo que pudiese.