Partida Rol por web

—Estoy tratando de anular las cámaras —comentó el hacker desde la matriz—. ¿Qué tal la fiesta por ahí?

- Mierda - fue lo primero que pasó por su cabeza al escuchar la voz al otro lado del comunicador. No había mucho tiempo para pensar; lo primero que hizo Artemis fue llevarse la mano al cuello, donde estaban los disimulados controles del modulador de voz que llevaba integrado.

Solo había escuchado unas pocas palabras de la secretaria y el guardia, pero tendrían que ser suficientes o en pocos momentos tendrían hasta al conserje tras su pista. 

- ...no me gusta. ¡Son ratas condenádamente grandes! -

- Ya está bien, guapa, me he ocupado de ello. -

No era su mejor actuación, pero eran las frases más completas que podía usar. A partir de ahí tendría que emborronar un poco la voz y confiar en que tragarían el anzuelo.

- Azul1, aquí 5. Si, Ha sido una falsa alarma. Me ocuparé de que alguien limpie el estropicio, pero tomad nota y llamad a primera hora a control de plagas, esto da asco.

El orco se daba cuenta de lo jodido de la situación y quería acabar con ello lo más rápido posible y por eso no solo abrió fuego con su pistola, también lo hizo con el taser a la vez para ver si podía tumbar a aquella condenada secretaria. El disparo de la pistola fue bastante penoso, en la linea del anterior, pero gracias a su ambidestría el disparo del taser salio bien dirigido. Si ese dardo impactaba en su objetivo... ojala la tumbara. 

-Vamos, cae...

—Estoy tratando de anular las cámaras —comentó el hacker del grupo desde la matriz—. ¿Qué tal la fiesta por ahí?

Hecho. Tenéis vía libre hasta el siguiente corredor volvió a escribir tras unos segundos.

Al estar ya a la altura de la secretaria, Steelface vuelve a usar sus bastones aturdidores para golpearla y dejarla KO.

[color=#FF0000](Renegado: suplantar voz) [/color] -Estoooo... ¿cuál es la clave de seguridad de hoy, Azul5?? es la escalofriante respuesta que escucha Artemís por el comunicador.

Mientras, los frenéticos disparos de Saltador salen muy desviados. Rebecca Collins casi no puede evitar una sonrisa cuando su tonificado cuerpo moldeado por decenas de horas de gimnasio a la semana le permite echarse a un lado para esquivar la bala de gel y saltar por encima del dardo táser. Por unos segundos, parece proseguir su frenética carrera y estar a punto de doblar la esquina para quedar fuera del alcance de los runners...

... hasta que se gira, detectando una alteración en el espacio que tiene al lado. Demasiado tarde. De la nada se escucha un golpe sordo y a continuación el aire se ozoniza al activarse la célula eléctrica del bastón aturdidor de Steelface. El cuerpo de la joven se convulsiona brevemente antes de caer a los pies del elfo, que permanece todavía invisible.

Rápido, estamos contra reloj todos adentro. Digo por el intercomunicador mientras me dirijo a toda hostia a por la caída secretaria.

Registradlos, si son idiotas tal vez lo hayan apuntado. Mientras lo dice, empieza a registrar a la secretaria por si tiene algún tipo de papel, tarjeta o cosa útil.

En un bolsillo del chaleco de la secretaria, Steelface encuentra su commlink, un Transys Avalon. Además, colgada de un lateral tiene una tarjeta de color gris, distinta a todas las que los runners han encontrado hasta ahora.

Los guardias tienen cada uno una tarjeta similar pero de color naranja, que da acceso a los pisos 36-45 según ya han averiguado Artemís y Nébula anteriormente. Pero para decepción de todos, ninguno de ellos lleva la clave de seguridad anotada en ningún sitio.

Artemis estaba tan nervioso que a duras penas conservaba la calma para responder al tipo al otro lado del micrófono. No tenía ninguna contraseña que ofrecer, ni tiempo para averiguarla. los únicos que conocían la contraseña eran los guardias que ahora estaban desmayados en el suelo, de modo que tendría que recurrir a medidas drásticas.

Tenía que hacer tiempo mientras buscaba apresuradamente en los bolsillos interiores de su abrigo un parche estimulante extremadamente potente para aplicárselo al guardia, no fuera que el tan Azul1 se impacientase y diese la alarma de repente. - Lo se, lo se. Dame un respiro, tengo entrañas de rata hasta las rodillas y con esta peste no hay quien piense. -
 

Sin ninguna delicadeza, Artemius estampó el parche sobre el pecho del guardia y a continuación preparó su katana. En pocos segundos el químico comenzó a hacer efecto, sacando al guardia de la inconsciencia entre espasmos, pero no podían esperar a que se le pasasen del todo. Con un empujón, el runner puso el brazo de la katana sobre la garganta del guardia, y cuando este le miró a los ojos se pasó un dedo sobre el cuello en una clara amenaza. Por muy estúpido que fuera el guardia tendría que entender el aprieto en el que se encontraba.

- Ah, ya recuerdo esa estúpida contraseña. - continuó aún imitando la voz del guardia. A continuación tendió el micrófono de los auriculares hacia su presa, liberando la presión de su garganta apenas lo suficiente para que pudiera hablar, pero con el filo de la espada aún peligrosamente cerca...

Saltador ayudo a Steelface con el cuerpo de la secretaria. Una vez terminada la tarea se puso a cubrir la retaguardia de sus compañeros para evitar desagradables sorpresas.

-Como corría la muy...  -dijo a su frío compañero- Le has atizado un buen golpe.

La situación empezaba a complicarse para el grupo y el orko esperaba que la idea de Renegado Funcionase o si no estarían muy jodidos...

Mierda. Joder.

Solo queda esperar que la deseperada maniobra de Renegado  funcione o empezaremos a tenr que enfrentar otro tipo de misión.

Las cosas se estaban poniendo de lo mas complicadas, si no eran capaces de convencer a los de Seguridad tendrían que continuar la incursión a las bravas o salir de allí pitando con un fracaso entre las manos, algo con lo que odiaría tener que lidiar. Por el momento solo le quedaba cruzar los brazos y esperar a que todo saliera bien.

- Esta secretaria no es lo que parece - susurra con seguridad a Steelface y Saltador -, la forma en que se movía no es propia de una simple oficinista, esta mujer esta entrenada en combate, y no se que significa esto para nosotros. Sea como sea, creo que esa tarjeta gris puede sernos de mucha ayuda si finalmente la incursión no explota por los aires

El parche de Renegado tiene efecto casi instantáneamente. El guardia parpadea e intenta identificar dónde se encuentra y luego baja la mirada para fijarse en la hoja de la katana del elfo presionada contra su cuello. La comprensión aflora en sus ojos cuando le coloca el comunicador en la oreja...

-La contraseña, claro... espera un momento... es Zurich Amazonia 27.

-Correcto, Azul5. ¿Dónde te encuentras? Reunión en el control del piso 40 en 5 minutos. Supongo que Azul4 está contigo. Dejad eso para los servicios de limpieza y moved el culo.

Al escuchar lo que se decía por el intercomunicador Ian se puso en movimiento y cogió a la secretaría con la intención de ocultarla a la vista de todo el que pasara por ahí

-¿Donde dejo este paquete?- dice mirando a Steelface

Busca por la sala un armario o un cuarto de limpieza si lo hubiera para poder dejar a la mujer y luego hacer lo propio con los guardias de seguridad.

-¿Entonces qué? ¿Dejamos fuera de combate a esos bastardos?- comenta a sus compañeros mientras transporta a esas personas como si fueran fardos.

Saltador entra en una de las oficinas laterales y localiza un gran archivador. Allí comienza a encerrar a la secretaria y al guardia que permanece inconsciente, mientras sus compañeros deciden qué hacer con el que Renegado ha despertado aplicándole el parche...

- Esperad solo un segundo. - dijo Artemis una vez cortada la llamada por el comunicador, volviendo a su voz habitual antes de dirigirse de nuevo al guardia que habían detenido. - Vas a decirnos donde está exáctamente ese control, cuantos guardias hay en este piso y los inferiores, y para qué sirve esa tarjeta gris que llevaba la mujer*. -

No tenían mucho tiempo para hacer que el guardia hablase, pero un poco de información sería mejor que entrar a ciegas en el edificio.

El guardia mueve la cabeza de un lado a otro mientras intenta comprender lo que le pregunta Renegado

-Hay controles cada 5 pisos. En realidad se trata de una sala de seguridad y un mostrador con varios monitores de imágenes de las cámaras de seguridad; 5 hombres controlan el piso de la sala de control y los 5 inmediatamente superiores e inferiores. De cuando en vez, con intervalos aleatorios, una de las patrullas extra de 5 hombres que hacen la ronda por el edificio pasa por el control a comprobar que todo está en orden, informar de posibles incidencias y demás. Son reuniones de 15 minutos más o menos.

Coff...coff... Estáis realmente equivocados si pensáis que desechos metahumanos como vosotros pueden colarse aquí como si nada. Coff...espero que cuando os atrapen os arranquen la piel a tiras...