Partida Rol por web

La luz solar ya agoniza cuando la manada llega al cementerio, apenas tiñendo el cielo en tonos rosados que luchan contra el gris y negro de la contaminación. El cementerio está construido en un terreno semi-boscoso con hierba rala y descuidada en las zonas menos visibles. Unos pocos viandantes pasean entre las lápidas o se dirigen a la zona de nichos situada más al fondo. La contaminación lumínica apenas llega aquí, sumiendo el lugar en una penumbra muy acorde con el silencio casi sobrenatural del lugar. Nada más cruzar la entrada Bianca intenta llamar otra vez a Ixchel, pero no consigue respuesta de la Roehuesos.

Hay que encontrarlas y rezar para que aún estén vivas - dice la Theurge - Eshia, mira a ver si puedes encontrar algún espíritu que te diga dónde están. Zoo, busca un lugar apartado y...

Se interrumpe cuando ve acercarse a un obeso guardia de seguridad caminando a paso tranquilo.

Hola chicos, buenas tardes - saluda el hombre - Vamos a cerrar dentro de poco. Si sois amigas de las hispanas que han entrado hace una hora decidles que tienen que irse. Nadie quiere tener que molestar a la policía ¿verdad?...

Después de escuchar la situación y la conversación por teléfono con las Rosaespinas, pongo los ojos en blanco y sacudo la cabeza. Está claro que no podemos dejarlas solas ahora... Y si pillamos al gilipollas de Horacio con vida, a lo mejor conseguimos sacarle algo. Me despido de los otros apenas con un gesto de mano y hago otro con la cabeza para ir al metro. 

Una vez llegamos al cementerio, suelto un ligero gruñido y entrecierro los ojos, preparada para lo que sea cuando oigo venir al guardia. Relajo un poco los hombros y miro a los demás, decidiendo hablar la primera. Total, ya me han confundido más de una vez el acento con el de los hispanos. 

- Buenas tardes, no se preocupe. Veníamos precisamente a buscarlas para irnos de una vez... - esbozo una pequeña sonrisa de fastidio, como si llevásemos ya tiempo esperándolas. Echo un rápido vistazo al cementerio y luego miro al hombre de nuevo - Por cierto, ¿no sabrá por dónde se han ido, no? O la última vez que las vio... Es para no tener que dar toda la vuelta, tardaremos menos.

Me sorprende ver que Gina toma la iniciativa para hablar con el segurata pero la verdad es que lo hace con más que suficiente tacto para que no vea necesaria mi actuación.- No si al final iba a conseguir pegarle un poco de sentido común y todo...

Así que en vez de ello simplemente me muestro inocente ante el hombretón haciendo gestos afirmativos para confirmar lo que decía la italiana a la vez que miraba alrededor como si las buscara. Cosa que en parte hacía pero por otro lado me parecía sospechoso que solo hubieran mandado a una aberración y quería tener claro que no había alguna más escondida por las cercanías.

Ir al cementerio al anochecer como uno de los muchos "to-do list" que deben de aparecer en todos los itinerarios de los viajes organizados para gente amante del misterio en EEUU. La mente de la joven Galliard es un torbellino de inquietud, duda y aprensión. Con gesto suave se abrocha el abrigo hasta arriba y se cala un poco más el gorro, no se siente cómoda en ese sitio y está temiendo por la vida de la otra manada.

Prefiere no hablar con el guarda, Gina ha dicho lo necesario y varia gente hablando podría hacerle pensar al hombre que tienen un motivo oculto para ir al cementerio, así que se limita a sonreír con amabilidad y entrar en el camposanto con una lentitud que podría confundirse con respeto pero que en realidad es alerta y atención.

Claro que sí - responde el guardia - En cuanto entraron siguieron la Avenida Central - señala una de los caminos cubiertos de cemento y hojarasca que parten de la entrada - Por ahí se llega a las Parcelas del Océano, la Cañada y la Ladera. Si me decís a quién estáis buscando podríamos...

La radio que lleva el guardia empieza a lanzar sonidos entrecortados - Aquí Ca... Cañada. Por favor que alguien avise a la maldita... policía ¡A LA GUARDIA NACIONAL! ¡AL... EJÉRCITO!

Cañada, aquí Entrada principal - dice el guardia agarrando el aparato - ¿Eres tú, Ril? ¿Qué te pasa, tío?

Ha... hay una niña que lleva una espada peleándose contra un oso. A... al bicho le han cortado una zarpa y ¡HA HABLADO! ¡TE JURO QUE EL PUTO OSO HA HABLADO!

¡Cálmate, Ril, cojones! - el guardia se aleja de la manada olvidándose por completo de ellos mientras habla con su aterrado compañero - ¿Cómo va a haber un maldito oso en mitad de Nueva York?...

No parecía haber nada sospechoso al menos en la entrada y cuando el hombre nos especifica donde encontrar a las espinas iba agradecérselo. Sin embargo lo siguiente me interrumpe y preocupa por partes iguales, así que aprovechando que el guarda está demasiado en una conversación que no augura nada bueno hago un gesto a mis hermanos y empiezo avanzar rápido siguiendo las instrucciones anteriores. Avanzo con tanta prisa que ni siquiera me concentro lo suficiente para ocultar mi presencia.

Atiendo la indicación del guardia y asiento mirando el camino por el que nos manda. Voy a darle las gracias cuando empieza a sonar la radio y está claro que no es para dar putas buenas noticias. Crinos. No me extrañaría nada que intentasen entenderlo como si fuera un oso, pero me preocupa bastante eso de una espada cortabrazos. Así que después de avanzar un poco por el camino con el resto y comprobar que no hay nadie cerca, le hago un gesto a Zoo mientras me quito la sudadera y se la lanzo a Ewan.

- Zoo, lupus. No sé cómo de grande es este sitio di merda, pero no podemos perder tiempo en buscarlas. Eso sí, esta vez vamos juntos, ni se te ocurra irte solo. - le digo entrecerrando los ojos, más como un aviso que como una amenaza. Aunque como le tenga que soltar una hostia por hacerlo, se la voy a soltar.

Apartándome un poco a lado del camino, me concentro y noto cómo el pelo empieza a crecerme por toda la piel, la cara se me alarga cada vez más y todo mi cuerpo va cambiando poco a poco de forma, obligándome a arrodillarme en el suelo. Cuando la transformación termina, sacudo la cabeza en mi forma lupus y doy algunos pasos, volviendo a acostumbrarme a andar a cuatro patas. Hacía tiempo ya... Esperando que Zoo me acompañe, me adelanto un poco e intento buscar un rastro, un olor que nos lleve al menos hasta donde están las Rosaespinas... O donde sea que están los títeres dando por culo.

La Galliard observa con curiosidad cómo el hombre que habla a través de la radio pide refuerzos. Le faltan el tanque y el portaaviones…

Al escuchar lo del oso no puede evitarlo y frunce el ceño. Independientemente de si es de los suyos o no...pintan bastos.

Mira de reojo a Zoo y a Gina, que se ha transformado en Lupus. Este sitio es enorme, es más probable que se empiecen a escuchar gritos que que vean algo.

-A la Cañada...hay que ir a la Cañada.- Se resiste a cambiar a su forma cuadrúpeda, no se siente cómoda en lobo y no considera que (aparte de lo del oso) ahora hablen de una manada de lobos en un camposanto. Renegando en silencio y no por primera vez de su visión defectuosa cierra los ojos e intenta concentrarse en algún sonido que los pueda guiar.- Si las cosas van mal pasaré a forma de batalla...

El guardia de seguridad no reacciona cuando la manada echa a correr, demasiado absorto por lo que sea que le esté diciendo a su compañero. Nada más llegar a las galerías de nichos Gina y Zoo aprovechan la ausencia de testigos para cambiar a sus formas lupinas. Para los dos Garou el mundo se cubre de fuertes olores, entre los que se encuentra el de la sangre. Los dos Garou guían a la manada hasta un macabro espectáculo: el cuerpo de Valeria Messano ha sido despedazado e introducido en un nicho vacío. Incluso sin ver los bordes cauterizados de las heridas los dos lupus pueden deducir que la han desmembrado con una hoja de plata. Un rastro de huellas ensangrentadas se aleja del nicho hacia una zona al final del pasillo de nichos en el que las sombras parecen moverse con vida propia.

Hay un túnel umbral abierto ahí delante - dice Bianca - No os acerquéis...

Mientras la manada corre tras Gina y Zoo y antes de llegar a descubrir el cadáver de Valeria, Elaine escucha ruidos de pelea que llegan rebotando entre el laberinto de nichos. Cuando ve a la Ragabash no le cuesta mucho deducir qué le ocurrió: se retrasó para ver quién seguía a la manada y éste resultó ser demasiado para ella...

El hedor a sangre, plata y carne destrozada haría vomitar a alguien con un estómago más débil que el de Gina, quien sólo se enfurece al ver una vida segada de manera tan atroz. A su olfato llegan otros olores que le indican que el resto de la manada está luchando en otra parte y que sus oponentes les superan en número...

Sin dudar un momento, me adelanto con Zoo siguiendo el rastro de la sangre hasta encontrar lo que me temía. Una hermana menos. Tenso los músculos y se me eriza el pelo mientras empiezo a gruñir enseñando los dientes, sintiendo la rabia y la impotencia por haber llegado demasiado tarde. Sigo la forma y el olor de las huellas que siguen hacia el túnel, sin moverme del sitio. Si no fuera por lo que ha dicho por Bianca, seguramente habría acabado lanzándome de cabeza... Aunque en ese momento hay algo más importante. 

Rosaespinas-no-aquí. - giro la cabeza hacia la dirección en la que están - Lucha-contra-muchos. Necesitan-más-ayuda.

Suelto un gruñido y miro a los demás, antes de empezar a avanzar rápidamente en la dirección de la que viene el olor de la otra manada, esperando que me sigan. Si no podemos acabar con ese túnel, aquí no servimos de nada... Y ellas nos necesitan.

Y mira que les dijimos que fueran con cuidado y además los cortes estaban hechos con plata...

- Demasiado grandes para que sea un cuchillo sin más...- digo en voz alta inconsciente mientras que la idea de que tengan un Klaive corrupto. Eso apuntaba a que fuera un morador o incluso a cierta agente del FBI, realmente me estaba volviendo paranoico y no es que hubiese tiempo ahora para ello. Por lo demás escucho el aviso de Bianca y veo como Gina empieza a ir en otra dirección. Claramente había encontrado el rastro de la pelea.- ¿Crees que puedes cerrar el portal? El resto iremos ayudar a la manada local. ¿Te parece, alfa? - le digo ya dispuesto a marchar y ahora visto la se nos venía encima vuelvo a concentrarme en otro intento de pasar desapercibido por el lugar mientras seguía a Gina.

Escucha claramente los sonidos de combate mientras corre justo detrás de sus hermanos. Está tan concentrada en eso que casi pasa por alto el cuerpo de la Ragabash.

-Intentó emboscar y la emboscaron a ella.- Murmura entre dientes.- Se les dijo que esperaran.

No va a ponerse ahora con reproches y comentarios, pero tiene claro que si hubieran hecho maldito el caso la muchacha seguiría con vida. Se acerca un poco más a sus hermanos.

-Es mejor que vayamos a ayudar a las que queden cuanto antes o las van a exteminar.- Levanta una mano, señalando una dirección inequívocamente.- Están peleando allí.

Enemigo-no-espera - comenta Zoo mientras la manada corre siguiendo a Gina y Elaine. El lupus aprovecha para cambiar a su forma de lobo terrible mientras que Bianca adopta la forma de licántropo, con su pelaje de color tiza brillando bajo la luz de las farolas.

El portal se ha cerrado - susurra la voz de Eshia desde la Umbra - La Perdición se está moviendo y lleva a dos fomori consigo. No sé cómo lo está haciendo. Todo lo que veo es oscuridad y energía espiritual. Me acercaré a echar un vistazo.

Ten cuidado - le pide Bianca.

Los fomori del Titiritero han acorralado a las Rosaespinas contra un pequeño panteón de mármol. La reja de metal que lo rodea está oxidada y uno de sus lados está totalmente derribado. De las cuatro que quedan con vida, sólo Itxell y Nelly siguen en pie, jadeando y sangrando por varias heridas. Tienen los belfos levantados y las garras ensangrentadas, pero no pueden evitar que sus oponentes, mucho más pequeños pero más numerosos y armados con plata, las mantengan con la espalda pegada a la pared.

La Philodox Eleanora está tirada en el suelo entre la Galliard y la Ahroun, con varios dardos clavados en un costado. Aunque aún respira, la piel alrededor de los proyectiles está teñida de colores morados y verdosos a causa de la ponzoña que le han inyectado. La Theurge Sefora está sentada en el suelo, todavía consciente pero sangrando abundantemente por una herida de arma de plata en el costado.

Sus oponentes son un variopinto grupo de fomori a cada cual más extraño. Todos ellos tienen heridas de zarpas y de mordiscos y las ropas desgarradas, aunque eso sólo parece animarlos más. El más cercano lleva una máscara blanca con una sonrisa de oreja a oreja pintada con sangre. Tras él se encuentra una chica con la cara rajada y lo que parece un reloj incrustado en el ojo izquierdo. El tercero lleva una sudadera negra con capucha y oculta su rostro tras una máscara de hockey azul. Los tres están armados con cuchillos de plata de distintas formas y tamaños. La cuarta es una chica sin ojos en cuyas cuencas brillan con una siniestra luz rojiza. Sus manos son feroces garras que gotean sangre Garou.

Más atrás se encuentra Nurse Ann, quien ha encontrado repuesto para su motosierra y ahora aguarda la oportunidad de utilizarla con las Garou. A su lado se encuentra un chico encapuchado con la cara tapada por una mascarilla pintada con dientes esqueléticos y que sostiene en sus manos un par de hachuelas de plata. Un poco más lejos hay otro chico que lleva una máscara antigas y una pistola de dardos. Una bandolera le rodea el torso, con los bolsillos ocupados por varios dardos más cuyo contenido brilla con extrañas fosforescencias internas. Por último, y mirando tanto a las Garou como a Nurse Ann hay una chica de piel tan blanca como su pelo, muy musculosa y que sujeta una almádena tan alta como ella cuya cabeza brilla cargada de energía espiritual.

Mirad allí - susurra Bianca. Su dedo señala hacia un pequeño grupo de árboles más allá de donde se encuentra el panteón en el que las Rosaespinas luchan por sus vidas, lejos de las luces amarillentas de las farolas. Allí la oscuridad se hace más densa, como si en vez de aire hubiera una masa de petróleo. De ahí surge la alargada figura de Slenderman, delgado y lo bastante alto como para mirar a un Crinos desde arriba. Tras él surgen de la oscuridad Jeff the Killer y una chica de cabello rubio y ojos completamente negros que lleva una larga espada de plata manchada de sangre seca.

Mientras la manada discute en silencio se escuchan unos cuchicheos excitados por encima de sus cabezas. Aary Blade y Shady Milana se encuentran sobre una de las paredes de nichos, observando la escena con curiosidad.

Ya cállate la boca, que nos van a oír - susurra el Changeling.

Es que es muy emocionante - replica Milana - Mira cuántos son. Bloody Painter, Clockwork, Eyeless Jack, Lulú...

Sí, yo también los conozco, pero cállate. Ya has visto cómo quedó Valeria.

Relájate. Para nosotros la plata no es peligrosa - hace un gesto de indiferencia con la mano.

Que nos corten en pedazos sí, idiota...

- Por mi no os cortéis y podéis uniros a la fiesta. Sobre lo de que intenten cortaros tranquilos que van a estar ocupados con nosotros cinco...- les susurro con calma e incluso diversión a los dos changeling que teníamos encima nuestra. Sin embargo cuando me vuelvo a fijar en la escena que teníamos delante miro a mis hermanos y me queda claro que todos sabíamos lo que teníamos que hacer.

Como buena manada avanzamos al unísono y compenetrados, nuestro objetivo era claro y no nos íbamos a cortar un pelo por mucho que en su momento hubieran sido unos chicos adolescentes, todo el mundo lo pasaba mal en el instituto y, a pesar de que se escribían canciones sobre ello, no mataban a su clase entera debido a eso.

Aprovecho mi tamaño humano para desplazarme entre las tumbas de manera rápida y no llamar demasiado la atención terminando por saltar al borde de estas y transformándome en el aire para aprovechar mi aumento de peso y tamaño para alcanzar al formori con munición flourescente.

- Por favor, no os marchéis que solo somos la avanzadilla de todo el Clan de Central Park y están por caer...- comento con una seguridad completamente falsa pero bien disimulada, tan bien disimulada que hasta yo mismo dudaba de que no fueran aparecer...

Elaine deja caer su chaqueta y sus gafas junto con el gorro, el cabello blanco reluciendo bajo la luz de la luna.

-Ya...imagináos lo que contarán de vosotros si lucháis a nuestro lado contra esas bestias...- Comenta hacia los Changeling.- Si no...gloria y fama para nosotros...y deshonor para los Fata.

Avanza cubriendo a Ewan y cuando está del otro lado del que lleva los dardos cambia a Hispo y se le tira encima. Sabe que no le ha hecho daño, pero espera que al menos lo haya distraido. Con agilidad se aparta y, echando la cabeza hacia atrás, deja escapar un aullido largo y suave, recurriendo al lenguaje Garou para decirle a sus hermanos y a las Rosaespinas que todo va bien, que están juntos y que son mucho más fuertes que aquello contra lo que están luchando. Vuelve a coger aire y vuelve a aullar, recordándoles que son una familia y que si pelean juntos no hay nada que pueda vencerles. Una llamada a la pelea en toda regla.

Viendo que la situación es bastante jodida, espero a acordar entre todos un plan y levanto la cabeza al escuchar a los dos Changeling. Suelto un bufido al escuchar a mis dos hermanos y sacudo la cabeza, sin querer decir nada más. La parte de hablar se la pueden quedar ellos, a mí lo que me interesa es atacar pero ya. 

Avanzo con los demás rápidamente, con las cuatro patas pisando la tierra del cementerio en silencio, quedándome algo más atrás. En cuanto empieza el ataque, cojo carrerilla y me abalanzo sobre el loco de los dardos, cambiando justo antes a Crinos con toda la furia acumulada de haber visto el cadáver Valeria. Intento desgarrar con los dientes lo primero que pillo del chaval, y sin quedarme contenta con ello, vuelvo a tirar de él, deseando acabar con su vida lo antes posible.

Está bien - declara Milana - Os ayudaremos, pero a cambio queremos que acudáis a nuestro próxima batalla de rap y nos animéis ¿Sí?

Eso - añade Aary blade - No vamos a trabajar gratis.

¡Está bien! - accede Bianca - Pero moveos ya.

Los dos hermanos sonríen mostrando varias hileras de inhumanos colmillos. Sus rostros se vuelven blancos como la tiza y les salen unas extrañas líneas blancas a modo de siniestro maquillaje de payaso. Incluso sus ropas sufren una extraña transformación que las convierten en siniestros trajes de arlequín en rojo y blanco. Los cabellos de ambos se vuelven rojos y encrespados, descubriendo la frente en el caso de Aary Blade. Los ojos de ambos brillan con un hambre animal cuando se lanzan a la carrera junto a la manada.

Los cinco Garou y los dos Changeling se abalanzan sobre los fomori más lejanos con efectos devastadores. Los ataques coordinados de Ewan, Elaine y Gina destrozan el cuerpo del chico de la pistola de dardos venenosos a pesar de la protección de sus recios ropajes de protección biológica. Sin embargo sus fluidos corporales venenosos inundan la garganta de Gina que retrocede tosiendo mientras el chico cae al suelo perdiendo la máscara antigas y recuperando su aspecto humano.

Aary Blade inmoviliza con un mordisco uno de los brazos de la chica de la almádena, lo que Shady Milana aprovecha para arrancarle el otro brazo de un sólo mordisco. La fomor cae de rodillas aullando de dolor y sujetándose el brazo herido mientras la almádena cae al suelo, lo que hace que su portadora recupere el aspecto humano: una adolescente malherida, confusa y aterrada. Milana hace ruidos grotescos mientras empieza a masticar la extremidad amputada.

Zoo ataca al fomor de las hachas de plata, que se gira justo a tiempo para ver cómo el Garou consigue enganchar las poderosas mandíbulas a su cuello y arrancarle la cabeza de cuajo. La cara y la pechera de Zoo quedan chorreando sangre mientras el cuerpo decapitado cae al suelo y la mascarilla del fomor se desprende revelando el rostro humano de debajo.

Bianca, en cambio, no tiene tanta suerte. Ella elige como presa a la enfermera de la motosierra, pero sus garras sólo consiguen abrir unos tenues surcos superficiales en la ropa de cuero y la dura piel de la fomor.

¡ZORRAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA! - grita ella levantando la motosierra.

¡Retirada! - aúlla Bianca - ¡Corred! ¡TODOS! ¡TODOS FUERA!

Los fomori supervivientes empiezan el contraataque. La fomor con el reloj empotrado en el ojo termina de rematar a Eleanora con su cuchillo de plata. La chica sin ojos intenta hacer pedazos a Elaine con sus zarpas, mientras que el fomor de la máscara azul clava su cuchillo de plata en el vientre de Itxell, que choca violentamente contra la pared del panteón. Su Rabia fuerza su capacidad de regeneración, cerrando parcialmente la herida pero tomando el control de la Garou.

Los dos Changelings son los primeros en echar a correr, con Aary reclamándole a Milana parte del trofeo que ha conseguido de la chica del martillo...