Partida Rol por web

Casi pudo oler el miedo del mono al querer registrarlo. Sus ojos no se apartaban de los del simio, casi era palpable la hostilidad…pero no ataco. Se quedo donde estaba, quieto y con los músculos en tensión. Generalmente cumplía sus amenazas al instante, ahora solo retrasaría lo inevitable.

-Te lo advertí, ya estas muerto, solo que aun no te has dado cuenta- parecía escupir las palabras como si fueran brasas ardientes. No tenía mas armas que el fusil y la palanca.

Bueno en realidad si, todo su cuerpo era el arma perfecta. Respiro hondo y levanto el mentón mirando a los monos desde arriba como un gigante que mira a las hormigas.

-Todos están muertos…

Emma miró a los demás. Bronx había dejado que le quitasen todas las armas y no mató a ninguno, así que supuso cuál era la postura de su gigante amigo. Suspiró, extendió las manos para que le pusiesen los grilletes ( o las esposas) y miró hacia Kira que seguía tirada en el suelo.

Espero que al menos la chica esté bien...

Después miró a Kataro al que asintió con la cabeza y luego a Nell que parecía no saber si patearle el culo a todos a costa de su propia vida o extender las manos tal y como había hecho ella. Esperó a que la chica la mirase y le vocalizó las siguientes palabras sin soltar sonido alguno:

Acabaremos con todos en su cuartel secreto y probaremos por fin la carne de mono.

La sala no es muy grande, está mal iluminada y huele a orines. En su momento debió ser un almacén en el interior del aparcamiento subterraneo, pero ahora está dividida por un montón de barrotes metálicos, gruesos e infranqueables, que chispean y zumban con unos cuantos cientos de voltios de electricidad. El único paso es una puerta electrónica cerrada a cal y canto entre los barrotes.

A un lado de estos barrotes estais vosotros; os han quitado los grilletes. Kataro intentó ocultar su pistola  y su cuchillo, (era imposible ocultar las enormes cadenas con ganchos de la carnicería), pero el monartillero que lo registró encontró las armas y se las quitó sin contemplaciones. Han cogido vuestro equipo y se lo han llevado, quién sabe a dónde. Bajasteis tres pisos hasta este lugar, a través del aparcamiento subterraneo.

En el segundo piso pudisteis ver el generador, una estructura metálica en forma de supositorio, pero del tamaño de un tanque de propano y que debe pesar varias toneladas, montado en un container de camión para posibilitar su movimiento. Está conectado a una red de cables en la pared a través de gigantescos enchufes.

En el tercer piso subterraneo estaban las celdas; cubículos de rejas electrificadas como la que tenéis delante llenas de gente. Pudisteis observar a sus desmoralizados ocupantes mientras pasabais a su lado, engrilletados e impotentes; los monartilleros pasean aquí y allá entre las celdas, y Kataro encontró a muchos de sus hombres en su interior. También había tres cabinas de camión, y dos de ellas tenían adosado un container en el que, (presuntamente), se traslada a los pobres cautivos hasta el doctor Popoulus para que los mute adecuadamente. El tercer camión no tiene adosada cabina alguna, y suponéis que se usa para trasladar la enorme batería del segundo piso. Luego os metieron en la sala en la que estais ahora.

Al otro lado de los barrotes de esta celda podéis ver un panel electrónico lleno de teclas y pantallitas verdes pegado a la pared, que aparentemente se utiliza para conectar y desconectar la electricidad de los barrotes y el cierre de la puerta electrónica. Hay también una puerta que da al aparcamiento, (a las jaulas de los cautivos), y un respiradero de ventilación cerca del techo. Un monartillero está sentado en una silla metálica, sonriendo socarrón y comiendo cacahuetes de una bolsa. De vez en cuando os tira un cacahuete entre los barrotes, y se descojona ruidosamente por lo irónico de la situación. Las pocas veces que se dirige a vosotros no parece mostrar mucha capacidad lingüística; "¡Aah!, ¡Aah!, uh!, uh!, uh!".

Junto a vosotros han dejado también a Kira, que tiene el labio hinchado y un ojo morado, y permanece inconsciente tirada en el suelo, (afortunadamente tiene un pelo a lo afro gigantesco que le sirve de almohada). Poco a poco recupera la conciencia, e intenta incorporarse atontada. A vuestro amigo Adonis-Frank no le hicieron ni puñetero caso, y allí se quedó, debajo del contenedor metálico del primer piso.

No tenéis muchas opciones, excepto dejar pasar el tiempo. ¿Lo haréis?. ¿Comentaréis algún plan?. ¿Ayudaréis a Kira?. ¿Hablaréis con el mono que os tira cacahuetes?. ¿Os comeréis los cacahuetes?. ¿Os agarraréis a los barrotes para gozar de una experiencia electrizante?. Es vuestro turno, y no podéis hacer muchas más cosas que las descritas :P

Kataro 10
Emma 8
Kira 8
Nell 6
Bronx 5
Monartilleros 4

Kira (7 daños). Equipo: No lleva.
Emma (0 daños). Equipo: No lleva.
Nell (1 daños). Equipo: No lleva.
Bronx (0 daños). Equipo: No lleva.
Kataro (0 daños). Equipo: No lleva.

Genial, completamente encerrados. ¡Y encima vaya seguridad! Ni en las películas había unas celdas con barrotes electrizantes más sofisticados que aquellos. Conforme el mono les tiraba los cacahuetes, Emma se los guardaba. Seguro que en algún momento tendrían hambre...

- ¿Alguien quiere un cacahuete?

Bromear era su forma de quitar tensiones. Pero también intentaba encontrar una solución al gran problema en el que se encontraban. Al menos todos estaban bien, incluso la chica de Kataro, Kira, había recuperado la conciencia.

- No deberías moverte mucho. Recibiste un buen golpe.

Mientras continuó recogiendo los cacahuetes que el mono bromista les iba tirando. La verdad es que no le molestaba en absoluto que se los tirasen. Al menos la chica tenía un entretenimiento. Estar pendiente de cuando podía atrapar alguno más. Si, parecía un perro pendiente de una chuchería perruna pero, ¿qué más se podía hacer allí dentro?

- Estoy pensando que... cuando vengan y abran la puerta será la única oportunidad que tengamos de escapar de esta jaula. El problema será que depende de cuantos vengan el éxito del plan. Si son dos o tres siempre puedo tirarles este montón de cacahuetes para distraerlos o incluso cegarlos mientras vosotros (yo no soy de cuerpo a cuerpo) les pegáis una buena. ¿Qué os parece?

Nell se quedo mirando a su alrededor, parecia un buen sistema, pero como casi todo siempre tenia un punto debil por el que escapar y ella estaba preparada para buscarlo.

 Una vez juntos me lanzo a cuidar las heridas de Kira, ha revisar su gravedad y curarlas lo mejor posible, aumento mis atenciones recorro su piel agilmente para comprobar si ha recibido mas golpes. Y una vez que se se encuentra mejor me acomodo junto a ella esperando su reacción, lo cual ocurre tras un rato, en cuanto la veo reaccionar la fuerzo a que descanse y no se mueva, y me inclino sobre ella para murmurar:

- Buen trabajo soldado, ha hecho algo mas que suficiente. Relajate, ellos son Shoters, son amigos.

Bronx se limitaba a dar vueltas, caminaba de un lado a otro, murmurando por lo bajo. Quería arrojase contra los barrotes y retorcerlos. Sabia que podía hacerlo, separarlos seria un juego de niños para él…pero estaba electrificado. Los monos eran más listos de lo que creía. Así que esperaba su oportunidad, antes se había rendido, todavía se arrepentía de eso, así que la próxima pelearía hasta morir.

De vez en cuando se detenía para echar una mirada al mono que los vigilaba. Como lo odiaba…

-Si se presenta la oportunidad de pelear cuerpo a cuerpo, soy su hombre- dijo cuando escuchó lo que dijo Emma.

Apenas le presto atención a Kira, estaba débil y herida, no seria de ayuda si se armaba pelea. Contaba más con Nell quien parecía prestar especial atención a los barrotes y demás. En su bello rostro se notaba las más absoluta concentración.

Pronto volvió a deambular de aquí para allá, solo se entretenía insultando al mono guardia.

-¿Sabes donde te puede meter eso?- le decía cuando arrojaba un cacahuate.

"Gracias jefe...", dice Kira medio incorporada e intentando recuperarse junto a Kataro. "Eran demasiados, nos atacaron por sorpresa, y sus armas eran mucho mejores... nos estaban masacrando y tuvimos que rendirnos, lo siento...", suspira apenada bajo su gigantesco peinado a lo Afro.

Tras observarla, el shooter latino descubre varios moratones en la espalda de la cazadora, además de los evidentes golpes del labio y el ojo. La delgada joven está al límite de sus fuerzas, y cualquier daño que sufra producirá la inconsciencia o la muerte.

(Sigue...)

Pasa el tiempo, y Emma ha conseguido un buen número de cacahuetes. Al monartillero le hacía gracia el tema, y se dedicó a lanzarle cacahuetes para ver si los cogía bien. Ante la pregunta sobre dónde podía meterse éso realizada por Bronx, el mono lanzó uno de sus cacahuetes sobre la calva del enorme shooter y le sacó la lengua.

Nell vigilaba agudamente los barrotes de la celda, intentando encontrar un punto flaco, mientras Kataro observaba que el panel de control se encontraba a unos cuatro metros.

Los barrotes son verticales y gruesos, y forman una sola pieza metálica fijada en paredes, suelo y techo, con un cable eléctrico que alimenta el sistema de seguridad. Hace falta mucha fuerza para conseguir doblarlos; sólo pueden actuar dos personas a la vez, y deben sumar un total de treinta (30). Además sufrirán daño debido a la electricidad, y posiblemente debido a los disparos que el monartillero que os vigila os dirigiría.

Kataro no tiene monedas en el bolsillo, ni ningún tipo de equipo, y cree que la cane de mono debe estar buena si se cocina bien, aunque sería en parte canivalismo, claro.

El tiempo pasa lentamente en el interior de la celda, y el monartillero recibe un relevo; un orangutanoide de color naranja que se os queda mirando tranquilamente en la silla, sin tiraros cacahuetes ni nada. Lo único que se escucha es el zumbido de los fluorescentes, y parece que no hay escapatoria posible.

De repente, se escucha una explosión en el exterior. El monartillero deja de prestaros atención para mirar hacia la puerta, y cuando empiezan a sonar disparos os lanza un grito y sale corriendo de la celda, dejando la puerta entreabierta. Algo sucede en el exterior, porque empezais a escuchar gritos de los monos, y también de los humanos enjaulados, acompañados de ráfagas de fusiles, y el martillear incesante de la ametralladora multitubo que había montada en el interior del contenedor, dos pisos más arriba.

Por los gemidos espantosos que empiezan a sonar por encima de todos los demás sonidos, da la impresión de que alguien ha abierto la puerta del garage, dejando entrar a la horda de zombies que esperaba fuera. ¡Todo se vuelve un caos!. Empezáis a escuchar gritos de monartilleros en retirada, y los motores de los camiones que estaban fuera; los humanos gritan espantados en sus jaulas, "¡No nos dejéis aquí!, ¡No nos dejéis, malditos!, ¡Nos van a comer!", mientras escuchais el movimiento de los grandes vehículos aplastando cuerpos de zombie y huyendo del lugar.

Entonces escucháis un par de sonidos extraños, como botellas descorchadas en el interior de la rejilla de ventilación que hay en la sala. La rejilla sale volando, y véis a dos criaturas espantosas y pequeñajas, con sonrisas malignas, saltar al interior de la sala. De los dos gremlins, el que va delante lleva unos extraños cascos de telégrafo en la cabeza, cuya clavija se arrastra por el suelo detrás de él, y el segundo lleva un bate de béisbol, (eh, es el de Bronx), y un casco de la segunda guerra mundial tremendamente grande sobre su cabecita.

"¡Arregla puerta¡, ¡Arregla puerta!, ¡más clientes para aparcamiento, bien, bien!", dice el de delante, que pasa frente a los barrotes riéndose histéricamente, "jaaajajajajaja... MONOS CACA". El de detrás, mientras tanto, intenta golpear con el bate de béisbol la clavija que se arrastra por el suelo desde los cascos del primero, y el arma golpea en el suelo ruidosamente. Las dos criaturas pasan delante de vosotros sin haceros el más mínimo caso, riéndose con sus vocecitas histéricas, y salen por la puerta de la habitación. De repente, el último entra corriendo y se lanza contra el panel de control riéndose a todo volumen, "JAJAJAJAJA, ARREGLA PARATO, ARREGLA", y de la ostia que le manda brotan chispas y humo del aparato, desconectando el sistema de retención. El bate cae al suelo ruidosamente, y véis como la criatura desaparece de nuevo con un "pop" y una nube de azufre amarillo.

Los barrotes pierden su electricidad, y la puerta se abre de par en par para vosotros. Estais libres, en una sala vacía, con un bate en el suelo y con la puerta abierta. Vuestra situación acaba de cambiar claramente. Kira intenta levantarse lastimosamente, "¡Gremlins!, ¡Son peligrosos, sólo causan líos...!, ¿de dónde han salido?".

¿Qué haréis ahora?. ¡Es vuestro turno!.

Kataro 10
Emma 8
Kira 8
Nell 6
Bronx 5
Monartilleros 4

Kira (7 daños). Equipo: No lleva.
Emma (0 daños). Equipo: No lleva.
Nell (1 daños). Equipo: No lleva.
Bronx (0 daños). Equipo: No lleva.
Kataro (0 daños). Equipo: No lleva.

Nell se quedo mirando los barrotes un poco mas, eran duros y quizas no pudieran hacer nada, quizas el clave que daba corriente pudieran cortarlo...pero con que?? no habia nada...

Mientras seguia su linea de razonamiento algo la hizo salir del mismo, delante suya, en el panel de control habia un demenciado Gremlin armando el caos haya por donde pasaba. Encogiendose de hombros Nell penso en el camion de la planta de arriba y en bateria que podrian llevarse

-Bien, yo busco transporte y vostros organizais a los que estan aqui, no me pienso ir de vacio de aqui, pagaran caro que me hayan quitado mi espada

Emma estaba aburrida de esperar. Encima había hecho un cambio de guardia y el nuevo mono ya no la entretenía tirándole cacahuetes. Pasaron así varios minutos hasta que se empezó a escuchar alboroto. Por un momento la chica pensó que habían venido a rescatarla pero, ¿Quién podía ser? Entonces aparecieron los gremlins, uno con el bate de Bronx y los liberaron casi sin querer.

La puerta de la sala estaba abierta y no había ningún mono por allí. Nell avisó de que subiría hasta la planta de arriba en busca del camión para que nos largásemos de allí cuanto antes. Por lo que Emma se levantó corriendo y salió de la sala.

- Yo buscaré armas. Al menos debe de haber alguna por aqui... Kataro, cuida de Kira hasta que Nell nos avise, está demasiado débil como para andar de un lado para otro. En cuanto encuentre armas vengo para ayudarte con ella y de paso te traeré si encuentro algo útil, y Bronx... creo que deberíamos liberar a los encerrados... - comentaba mientras iba de un lado para otro en busca de algún arma, preferiblemente de fuego.

Los demás pensaban en como salir de allí, él pensaba en lo hermoso que seria arrancarle el brazo al mono de los cacahuates y golpearlo hasta que parezca una albóndiga. Cuando cambiaron de guardia se había cansado de caminar así que solo se detuvo a mirar fijamente al nuevo mono, odiándolo aun más.

Un grito, explosiones y disparos constituyeron toda una sinfonía para Bronx. Faltaban los gritos de dolor, pero no era tan quisquilloso. Aparecieron los Gremlins haciendo sus idioteces de siempre. Pero uno llevaba algo…

-¡¡ESO ES MIO!!- grito casi tocando los barrotes y con los ojos muy abiertos. Tan cerca y tan lejos. Pero volvió a aparecer el ser verdoso y los libero dejando el bate en el suelo. Así como así.

Corrió hasta el, lo tomo con sus enormes manos y sonrió. Apenas escucho lo de que dijeron los demás, ya nada importaba, estaba de nuevo reunido con su arma…

-Si- dijo como al aire-. Es hora de vengarnos.

Busco por ahí a los demás sobrevivientes, de seguro había algo que los quería comer, y el estaba listo para matar.

Sonrío un momento, y solo para ella me descubro el rostro para que pueda ver la sinceridad de mis palabras, mi voz ya no es rasposa, si no suave, dulce y pausada, casi como si de dos tipos diferentes se tratase

-Tu sabes que yo hubiese hecho lo mismo, lo importante es sobrevivir, y sobrevivir juntos. En cuanto esto acabe levantaremos de nuevo el fuerte, pero esta vez con una vía de escape, ¿te parece?- Sonrío dulcemente -Ahora descansa, necesitaremos todas nuestras fuerzas.

Los Gremlins entran en acción, cubro de nuevo mi rostro y sonrío malignamente, es hora de la acción.

-Kira, ya regreso, iré por Bartolo, Carmen y los demás, junto saldremos de esta...

Corro para liberar y reorganizar a mis hombres.

Kira se pone en pie como puede, respondiendo "Uau, jefe, siempre me sorprendes cuando haces ese truco de Jekyll y Hide... te seguiré como pueda, tú mandas". Apollándose en su hombro para levantarse, aprieta los dientes que se coloca tras él dispuesta a acompañarle. "No me vas a dejar aquí tirada como una inútil, estoy herida, pero todavía puedo disparar si encuentro un arma".

(Sigue...)

En ese momento, Kataro sale por la puerta de la habitación y puede ver el desaguisado. La tercera planta es amplia, y está iluminada por montones de luces fluorescentes en el techo, muy alto. Donde antes había tres camiones aparcados, ahora sólo hay uno; no arrastra ningún contenedor, y la cabina se encuentra sola y tranquila entre las jaulas.

Hay una docena de jaulas grandes y cuadradas, aunque éstas no son de seguridad y no están electrificadas. En cada una de ellas hay seis o siete personas intentando salir, lanzándose contra los barrotes. Kataro distingue a algunos de sus compañeros gritando desde allí, junto a mucha gente que no lleva los colores de su banda, y deben ser supervivientes de otros lados. Las puertas de las jaulas están cerradas, y para abrirlas haría falta la llave, o bien una ganzúa y una tirada de "Hábil".

En ese momento Emma sale también en busca de armas, y puede ver que, bajando la rampa que sube hacia el segundo piso, hay una marabunta de zombies trastabilando, tropezando, arrastrando los pies y gateando hacia vosotros y hacia toda la comida enlatada en jaulas que está atrapada ahí. Hay por lo menos una veintena, y detrás de ellos se distinguen cientos y cientos más. También hay un reguero de tripas y pedacitos de zombie que (presuntamente) ha sido producido por el paso de los dos camiones de los monartilleros, que han aplastado criaturas en su trayecto hacia la salida del primer piso del aparcamiento.

Parece que un pequeño grupo de zombies se ha adelantado a los demás, y se está merendando a un monartillero de pelo rojo y aspecto orangutoide; es vuestro segundo carcelero, y podéis ver que tiene un manojo de llaves en el cinturón, una pistola y un fusil de la segunda guerra mundial. Los zombies están arrodillados junto a él, arrancando con sus garras pedazos sanguinolentos de su cadáver y llevándoselos a la boca de forma un poquito desagradable. Como están cerca podéis atacarles en el siguiente asalto cuerpo a cuerpo; para alcanzar a los que bajan por la rampa necesitaréis un asalto corriendo, si es que os creeis Bravehearth cargando contra el ejército inglés.

En ese momento salen Bronx, con su flamante bate de béisbol nuevo, (no, espera, no es nuevo), y Nell, que se dispone a subir a la planta de arriba para conseguir un camión, pero tras ver que el camión está aquí y que la planta de arriba está plagada de zombies prefiere pensárselo dos veces en lugar de correr hacia la rampa. No se ve rastro de vuestras armas... ¡los monartilleros deben habérselas llevado!.

Los zombies se acercan lenta pero inexorablemente, y tenéis a un montón de pobres víctimas, (unas 60 personas), metidas en jaulas, y una cabina de camión para llevarlas. Las cuentas no os salen. Podríais enganchar el remolque de la batería de la segunda planta a la cabina, y hacer que se montaran en su enorme estructura... pero arriba está lleno de zombies pululando y gimiendo.

Kira se asoma por la puerta y se apolla en el marco, malherida. "¡Tenemos que conseguir el remolque del camión para sacarlos a todos!", grita mirando hacia la rampa.

¿Cómo subiréis a la planta de arriba?. ¿Intentaréis hacerlo a base de puñetazos y llaves nelson?. ¿O intentaréis poner en marcha el camión?. (Tiene las llaves puestas). ¿Os enfrentaréis a los cuatro zombies que están aquí merendando orangután para haceros con su equipo?. ¿Quiénes haréis qué?. ¡¡Los zombies se acercan!!. AAAH!!!

Kataro 10
Emma 8
Kira 8
Nell 6
Bronx 5
Zombies 0

Zombie 1 (Comiéndose al carcelero)
Zombie 2 (Comiéndose al carcelero)
Zombie 3 (Comiéndose al carcelero)
Zombie 4 (Comiéndose al carcelero)
Zombie 5 (Bajando por la rampa hacia la tercera planta subterránea)
Zombie 6 (Bajando por la rampa hacia la tercera planta subterránea)
Zombie 7 (Bajando por la rampa hacia la tercera planta subterránea)
Zombie 8 (Bajando por la rampa hacia la tercera planta subterránea)
Zombie 9 (Bajando por la rampa hacia la tercera planta subterránea)
Zombie 10 (Bajando por la rampa hacia la tercera planta subterránea)
Zombie 11 (Bajando por la rampa hacia la tercera planta subterránea)
Zombie 12 (Bajando por la rampa hacia la tercera planta subterránea)
Zombie 13 (Bajando por la rampa hacia la tercera planta subterránea)
Zombie 14 (Bajando por la rampa hacia la tercera planta subterránea)
Zombie 15 (Bajando por la rampa hacia la tercera planta subterránea)
Zombie 16 (Bajando por la rampa hacia la tercera planta subterránea)
Zombie 17 (Bajando por la rampa hacia la tercera planta subterránea)
Zombie 18 (Bajando por la rampa hacia la tercera planta subterránea)
Zombie 19 (Bajando por la rampa hacia la tercera planta subterránea)
Zombie 20 (Bajando por la rampa hacia la tercera planta subterránea)
Zombie 21 (Bajando por la rampa hacia la tercera planta subterránea)
Zombie 22 (Bajando por la rampa hacia la tercera planta subterránea)

Kira (7 daños). Equipo: No lleva.
Emma (0 daños). Equipo: No lleva.
Nell (1 daños). Equipo: No lleva.
Bronx (0 daños). Equipo: Un bate de béisbol, (1d6).
Kataro (0 daños). Equipo: No lleva.

Zombis, esas simpáticas criaturitas de tan característico olor. Bronx hasta casi se alegra de sentir la putrefacción de sus carnes en el aire. Lo único que lamenta es no haber matado el mismo al mono que los tenia cautivo. Era hora de probar su bate, casi se sentía algo oxidado por las horas que estuvo confinado en su electrificada celda.

Con rapidez ataca al zombi más cercano el cual parece estar luchando con un enorme pedazo de brazo demasiado duro para sus atrofiados dientes. Mientras corre grita:

-Que alguien tome las armas y las llaves…

 Como se imagino estaba muy oxidado. Pero al menos contaba conque podria entretener a los podridos mientras alguien tomaba algun arma...

Nell enarco una ceja mientras miraba donde estaba el camion

-Vaya, parece que la suerte empieza a cambiar-, en ese momento la andanada de zombies bajaba por la rampa,- Emma te apetece jugar a los bolos...seguramente necesite una ayudita arriba con el remolque

Nell se subio a la cabina donde vio las llaves puestas y las giro esperando oir el rugido del motor el cual la indicaria que habia empezado el juego

Emma pasó un rato buscando armas de fuego por la zona pero las únicas que había estaban al lado de zombis y Bronx, que parecía tener problemas con el Baseball. Entonces Nell la llamó y requirió su ayuda.

- ¿Bolos? ¡Me encantan los bolos! Kataro, al lado de Bronx hay cosas útiles. Te las dejo a ti. Y cuida de tu novia. Ahora bajamos a buscaros. Estad preparados.

Llegó hasta Nell que había encendido la maquinaria y se subió. Había monstruosidades por todos lados y la chica se sentía un tanto indefensa sin su preciada pistola o el fusil...

- Lista. Duro con ellos. Que no quede ninguno. Por cierto, ¿dónde andará Adonis?- al final el chucho había conseguido preocupar a Emma, que terminó por cogerle cariño.- Debemos darnos prisa. Cada vez hay más zombis.