Partida Rol por web

La mujer volvió a quedarse esperando el resto de las palabras de aquella enanita azul, pero no recibió ninguna explicación más, y lógicamente no quedó nada satisfecha, así que como respuesta, la esbirro recibió un bolazo azul que la desintegró totalmente, tan sólo dejando aquella especie de gorrito en el suelo allí donde antes estaba ella.

Ahora, tan sólo quedaban cuatro esbirros y tendrían que ser ellos quienes explicaran por qué no estaba ahí su libro.

- Pingu.. quieres explicarme ahora ¿qué hicisteis con aquellos cocopatos? No creo que se conformaran con que les echarais unas miguitas de pan ¿ no?

Aquello comenzaba a parecer una reunión de gente muda en vez de una de esbirros que tenían que dar explicaciones o morir en el intento y en vista de que ni matándolos o viendo cómo mataban a sus compañeros hablaban siguió repartiendo su castigo para todos sin importarle lo más mínimo el hecho de que pudiera quedarse sola en el salón.

Al final hizo lo que ya se le había ocurrido y apareció una hoguera gigante frente al pingüino a la vez que un enorme palo que lo atravesó de lado a lado haciendo que perdiera la vida y comenzando a cocinarse abriéndoos a todos el apetito.

- Bueno, no creo que necesite repetiros lo que os puede pasar porque lo estáis viendo..

Levantó la vista hacia Triki esta vez..

- ¿ Tú vas a continuar con lo que estaba diciendo la enana azul desaparecida o quieres que siga haciendo desaparecer cosas con ese color?

Triki ve como dos de sus compañeros de desvanecen en lo que parecen segundos. Pitufinaa... al final no pudimos consagrar nuestro amor... Bueno, en el fondo que más da, si ya por culpa de las drogas seguro que ni me funciona.

Se queda en babia unos segundos hasta que escucha a su Ama reclamándole.

- ¿Yo? Sí sí, yo le contaré lo de los cocopatos, mi Galletocencia. - dice mientras hace una ridícula reverencia en la que se cae al suelo, y luego se vuelve a levantar. - Bien... por dónde íbamos... ¡Ah, sí! Resulta que por fín nos habíamos deshecho de las malditas brujas, vampiresas, y demás mujeres extrañas que nos perseguían. ¡Y teníamos el libro! Todos estábamos como en una explosión de júbilo. Hasta sentía las galletas de la recompensa en mi boca. Claro que el libro seguía un poco mojado, pero dadas las circunstancias pensamos que libro en mano era mejor que no libro en mano. Además estábamos seguros que de usted ya castigaría a Mosquito si lo consideraba necesario. - ¿Le había castigado al final? No había prestado demasiada atención... - El caso, que con el olorcillo del libro, se acercaron unos animalejos, unos Cocopatos. Como odio a todo lo que empiece por Coco... Ese maldito Coco arruinó mi vida. - Hace movimientos de loco agitando sus manos.

Grita un poco, pero al cabo de unos segundos recupera la compostura.

- ¡Maldito Coco! Esto... que sí, que vinieron los cocopatos. Yo me intenté deshacer de uno, y hasta le dí una patada. Eran muy molestos Señora. Se lanzaban con sus dientecitos contra el libro. ¡Imagínese si llegan a morderlo! Por suerte, como eran bajitos, no llegaban. Y como sus patas eran de pato y apenas aguantaban su peso, no había problema de que saltasen, siempre y cuando lo mantuviésemos suficientemente alto. - se queda callado un segundo, y traga saliva. - El problema fue... que sabían volar. No nos lo esperábamos... Quién iba a pensar que un cocopato podría volar. Con esas alitas que tienen...

Junta las manos antes de continuar.

- Resulta que entre dos me cogieron y me llevaron volando. No les debió sentar muy bien lo de la patada. Y yo, señora... peso muy poco... como si fuera una marioneta... Mosquito tampoco pesa demasiado. Los muy condenados nos cogieron a los dos en volandas. Yo pienso que nos pensaban llevar con su amo o algo, ya que las puertas de aquel lugar eran cómo de una casa. Incluso por un momento pensé que nos llevarían al sitio más siniestro del universo... ¡¡¡el mundo "Teletubbie"!!! Había una cara en la luna, al igual que en aquel mundo. Tengo que reconocer que un poco me entró el pánico, pero cuando no vi ni natillas ni aspiradoras a mi alrededor me sentí mejor. Claro que entonces teníamos que localizarnos antes de poder volver, por que con la tontería nosotros no sabíamos a dónde nos habían llevado, y el resto, que nos perseguía corriendo, tampoco se habían molestado en ir comprobando el camino...

Siento un dolor tremendo, como si una gigantesca mano me apretara el casco y me lo fuera incrustando de manera que formara parte de mi cabeza. La sangre resbala por mis mofletes, manchándome el pelaje y dándome un aspecto endomionando. Trato de quitarme el casco, pero caigo en la cuenta de que mi cabeza pudiera salir junto a el.

-Mmm, creo que mi nueva apariencia es máz zinieztra. Zip, va acorde con ezte lugar... menos mal que no le he contado lo que hice después con el libro. No quiero ni penzarlo, no vaya a zer que me lea loz penzamientos y me corte la pililla en trozitoz pequeñoz..

Escucho como puedo lo que va contando Triki, me llama la atención ver como se está cocinando a Pingu, incluso en un momento de despiste me acerco a olisquearlo. Pero solo un poco, pues cuando escucho que el monstruo azul cuenta algo de un lugar que estaba relacionado con los cocopatos me limpia la memoria.

-Yo no ze muy bien lo que pazó allí, el zerebro lo tengo en ezta pozición y ahora mizmo creo que el cazco a ocupado zu lugar. Me animo y me voy acercando de nuevo hacia la señora, pero respetando una distancia. En cualquier cazo zi que me acuerdo de eztar volando con ezoz bichoz. Le dije a Triki que no ze preocupara que zaldriamos de ezta, que juntoz habíamos pazados encuentroz maz dificiles.

De pronto apareció una momia con pico de pato, la ví mientras zeguíamos volando. Quizá tenía algo que ver con los cocopatoz. ¿Tú que opinaz Trik.?-

• Accción: Interrumpir
• Excusa: [ La momia-pato ]

Las momias no vuelan...aunque sean un pato momificado. Le dijo desconfiando y alzando una ceja draconil.

Ademas yo no vi ningún pato-momia, pero bue...quizas pasó más cerca suyo.....mmmm.

Como sea! Lo que si recuerdo, y seguramente Triki pueda contároslo mucho mejor mi adorada Señora Oscura, es que en ese lugar espantoso, en esa ciudad de Halloween a la que llegamos perseguidos por los Cocopatos que intentaban comer cualquier cosa...libro inclusive, habian muchos gatos en los siniestros tejados. Se ocultaban y asechaban desde detras de las diabólicas gárgolas!

El kobold, mira a Triki y disimula una cruel sonrisa...

Cuando pasamos volando, arrastrados por los Cocopatos, cerca de los tejados, uno de estos felinos infernales saltó y le arrancó la cabeza de un zarpazo al que llevaba a Triki!
En ese momento, él tenia el libro y por lo tanto, como un solo Cocopato no pudo con tanto peso, ambos cayeron! El felino fue tras la presa facil...y luego lo perdimo de vista asi que no se que hizo Triki con el libro, el cocopato que aun lo tenia en sus fauces, y el felino infernal!
Seguramente, ahi fue cuando se enfrentó a la momia...al caer al piso, clarisiiiimo!

Por la cabeza de vuestra ama pasó una serie de escenas al más puro estilo " Indiana Jones " pero claro, con protagonistas bastante menos interesantes para su gusto y tardó unos segundos en volver a la " agradable " conversación que estabais manteniendo, pues o se evadía un poco, o acabaría dándoos de comer al primer dragón que fuera a visitarla.

- No me importa si aquello te dolió al caer, tan sólo que no dejaras que una mierda de gato peludo te quitara mi libro, así que cuéntame cómo saliste de esa.. no mejor, cómo salió mi libro de esa..

La ama empezaba a impacientarse un poco y volvía a golpear el suelo de manera impaciente con su pie.

Triki tarda un poco en encajarlo todo. Él iba lentamente contándolo todo, según su cabeza le llevaba información. Entonces todo el mundo hablaba a la vez, y todo se le clavaba como agujas. Necesitaba más galletas. Pero... ¿ya no tenía? Y no era momento para ir a ver a su camello entonces. Le podría pedir a la Señora pero no parecía el mejor momento... mejor intentar cascarle el muerto a otro, y así podría relajarse un rato, a ver si se le iba un poco el dolor.

- Le empezaré a contar todo desde el principio. - suspira. - Resulta que los cocopatos, eran los enviados de la momia, que los controlaba desde los aires. Dirán mis compañeros lo que quieran, pero yo juro que esa momia volaba. ¡Además también parecía un pato! Yo creo que sólo quería comida. Al igual que los felinos... malditos felinos... Estos también estaban controlados, solo que desde tierra, por un tipo muy raro. Le caería bien, tenía pinta de ser bueno recibiendo órdenes. Y matando a gente.

Se estira un poco haciendo que todos sus huesos crujiesen (¿tenía huesos?).

- El caso, que los malditos cocopatos nos metieron en medio de una guerra. Entre los gatos y los patos. Por comida. - Pone en blanco los ojos. - Encima la comida éramos nosotros, ni siquiera una mísera galleta... ¡Galletaaa! - la emoción es un poco menor en este grito, debido a su falta de fuerzas por el mono. - Los pato obedecían a la momia, y los gatos al encadenado. Y ambos querían comernos. La verdad es que fue una suerte que justo empezara la guerra y nos soltasen. Si nos llegan a llevar a nido a saber que hubiese sido de nosotros.

Viendo que ella estaba interesada sólo en el libro, me dejé de tonterías y proseguí la historia.

- Bueno, pues estaban entre ellos peleando, y nosotros; yo con el libro; intentando huir. No fue muy díficil, ya que un gato me dió un mordisco. - enseña un trozo de brazo abierto. - Y descubrió que estoy hecho de gomaespuma. Pobrecillo, que cara de asco puso. Debieron suponer que todos estábamos hechos de lo mismo... y los sirvientes nos dejaron en paz. Pero entonces vinieron los jefes. El señor Pato-Momia, y el Presidiario-Loco-por-los-Gatos. A perdirnos explicación de qué hacíamos en su terreno. ¡Peleaban entre ellos, pero si te metías en su territorio se enfadaban! Si no eras comida claro.

Se gira hacia Tirramisú.

- En cualquier paso, será mejor que él te cuente lo del parlamento que hicieron. No sé, algo discutieron para ver si nos dejaban salir de aquella. - Le vuelve a enseñar la herida, en la que, además del boquete se puede ver un fino hilo, en un intento de remiendo. - Yo me tuve que ir a buscar una aguja e hilo o me quedaría sin relleno. Así que le dí el libro a mi compañero (para coser hacen falta las dos manos), y me aparté un par de pasos a intentar curarme...

Había entendido toda la explicación de ese muñeco o eso creía porque a veces le costaba seguirlo con todo lo que podía contar, pero estaba bien, porque le gustaban los detalles y eso siempre era de agradecer.

- En definitiva, mi libro lo llevaba el azulito y tú te quedaste de cháchara ¿ no?

Eso es lo que no la había quedado del todo claro, pero esperaba que Tirramisú la pusiera en situación, porque no le gustaba tener lagunas en las historias y a vosotros no os agradaría mucho que vuestra ama volviera a enfadarse.

Eso lo recuerdo! Exclama Tiramisú interrumpiendo a su compañero y acercándose respetuosamente a la Señora Oscura.
Al fin habíamos logrado tocar tierra, y la disputa entre los dos bandos comenzó con nosotros en el medio.

La momia-pato, conocida como "Conde PátuRa", ordenó a sus acólitos que se calmaran con tan solo una señal. Los cocodrilos con cuerpo de pato dejaron de agitar sus mandíbulas, y rodearon al antiquísimo ser anseriforme dándole asi su protección.
El líder de los felinos, amo de la banda de "Los Presidiarios", en la ciudad de Halloween, formó a su ejercito de gatos preparándolos para el enfrentamiento.

Sin emb....eh!!? Un momento! Exclama en ese instante Tirramisú cuando las palabras del artero Triki alcanzan al fin su dracónico cerebro.
¿Que TU me diste a mi el libro??? Lo único que yo recuerdo es que tu lo llevabas. Yo el único libro que llevo con migo es éste libro de conjuros . Y saca un antiquísimo tomo repleto de jeroglíficos inentendibles.

La señora oscura, abre bien los ojos y un grito orgásmico surge de su garganta.

¿Pero? Pero..? Es que éste no es más que un libro de conjuros! A ver...
Tirramisú abre el viejo tomo, rápidamente, aprovechando que todos han quedado paralizados por la sorpresa al ver que el kobold llevaba un libro consigo.
Uggg, que feo huele....huele a...a pis! Dice, sin entender el profundo significado de sus palabras.
El ser de sangre draconica, lee las primeras palabras de la pagina que ha abierto...

Jammening, jamening...Lo ven! Es solo un libro de conjuros!
Mesjer-jasa-TASAAAAN! Jamenjaranaaa le guad nijath! Morrritosssh uriarteng!! Teng! Teng! Teng! Morritosss, morritosss! Risen...

TIrramisú leia con una sonrisa de oreja a oreja, como si fuera lo más normal del mundo...intentando demostrar que ese libro con olor a orin no era más que un libro de conjuros, y NO el Libro de los Muertos que habian ido a buscar.
De pronto, el cadáver del pingüino al espiedo comenzó a sacudirse en el palo, y sus huesos rodeados de carne quemada empezaron a moverse!
Al mismo tiempo, la gorrita celeste de Pitufina comenzó a levitar, y una figura fantasmagórica, la versión translucida de la pitufa, se formó bajo éste y miró con una expresion de odio de ultratumba a la Sra Oscura...
Pingu, seguia atravesado en la hoguera, quemándose pero vivo y muerto al mismo tiempo, una especie de zombie del fuego. No podia liberarse del palo que lo atravesaba, pero en su mano tenia su latigo de siempre...formado por las mismas llamas esta vez.
El pingüino lanzo un gruñido gutural...y las llamas en forma de latigo se movieron, ...hacia la causante de su muerte.

¿P...pppe...pero...que es esto? Tartamudeó Tirramisu al ver que los dos muertos vivientes se arrojaban sobre la mujer.
Afuera de la fortaleza, se alcanzaban a oir gritos de terror...
El fantasma de Pitufina...hizo vibrar los muebles del lugar, y su voz aguda y tenebrosa ahora susurro como el viento...
Aaahhamooo...Aa...AMO!, mientras se acercaba a la mujer que la habia hecho maldita por siempre.

La mujer se perdió un poco con eso del libro, ya no sabía si el esbirro estaba hablando del suyo o no era así, y puso toda la cara de circunstancia que podía intentando aclarar en su cabeza las palabras del esbirro.

Cuando vio cómo su esbirro era capaz de anclar de nuevo a la " vida " a los espíritus de los dos esbirros que habían fallecido de forma bastante dolorosa arrancó el libro de las manos de su esbirro, queriendo revisarlo para ver si habían sido tan inútiles de tenerlo y no dárselo pero tras un breve vistazo negó con la cabeza.

- Este no es mi libro inútil: es el Aprendiendo a crear esclavos fantasmales, tomo I de la biblioteca del nigromante.

Los espíritus de vuestros compañeros desaparecieron ante un gesto de vuestra señora y miró con muy mala cara a Tirramisú.

- ¿ Y mi libro de verdad?!!

Ya se podía incluso oler la muerte de vuestro compañero.

Pues...entonces....YA SE!!!! Exclama el kobold al oir las explicaciones de su amada Señora.

Lo que debe haber ocurrido, es que Triki creyó darme el libro de los muertos, pero en cambio me estaba dando éste simple e inutil libro de conjuros!!

Pero en ese caso....si Triki me dio otro libro, pues....ÉL DEBE HABERSE QUEDADO CON EL VERDADERO!
Piensa el pequeño semidragon humanoide.
No...no puedo decirle eso a la Señora, seguro que se enojaria conmigo, y no tengo ninguna prueba, mierda! Deduce para si.

Creo que puedo suponer, que el verdadero libro nunca me lo dieron entonces! Sin embargo....no recuerdan que en ese bosque silencioso que cruzamos ayer, cuando volviamos a la fortaleza, que Mosquito se puso a enterrar algo? Mmmmm.
Espero que no haya enterrado el libro, porque si fue asi estará él y quizas tambien nosotros en grandes problemas....

¿¡Alguno de ustedes recuerda eso verdad? Yo lo vi haciendo un poso, pero no vi que era lo que enterraba, y cuando me acerque a ver me arrojó su gorra apestosa a los ojos y casi me muero del dolor! SI! Se me infectaron por la mugre! Me dio otitis...u ojitis...o algo asi. Me dolia!

La cosa fue que por " so " o por " arre " vuestra ama se quedó sin saber en qué lugar se hallaba su preciado libro y aquello la cabreó de tal manera que sin importarle nada quedarse sin otro esbirro, lanzó tal fulminante mirada al podre Tirramisú, que éste se cayó al suelo convulsionándose de tal manera que incluso su agonía se os hizo larga a vosotros, hasta que al fin, dejó de patalear, dejándoos a los dos solos ante el peligro.

Cada vez había menos donde elegir para seguir preguntando, pero la mujer no descansaría en su empeño, así que volvió su vista hacia su " esclavo " azul, esperando que continuase las palabras de su ahora fiambre compañero.

- No me he enterado de eso del lugar por el que caminabais, pero me da exactamente igual. Yo lo que quiero saber es, si ese libro que tenía Tirramisú no era el mío.. ¿ dónde fuisteis por él?

No se estaba enterando demasiado de por dónde había ido la cosa. ¿El libro no era el libro? ¿Y entonces el verdadero? Todo carecía de pies y cabeza.

- Si ése no era el libro... ¡Entonces fue culpa del comedor profesional de uñas! ¡Por eso estaba tan nervioso! ¡Nos dio el cambiazo! - Resopla y se pone de mal humor. - Me temo que lo le hablamos de él... porque... bueno por que no creímos que viniese al caso. El comedor, o "Comi" para los amigos, es el acosador de Mosquito. Está profundamente enamorado de su ternura. ¿Extraño verdad? El caso, es que tras salir del castillo se nos "unió" para poder estar más cerca de él, y siempre fue a un par de pasos por detrás de nosotros; hasta que prácticamente se nos olvidó su presencia.

Hago memoria. Nunca se había fijado mucho él, ya que no parecía tener galletas. Además no estaba Triki como para fijarse en nadie.

- El caso, es que después de todo el asunto con las brujas, la vampiresa y demás, empezó a ponerse muy muy nervioso. Hasta el punto en que sus dedos empezaron a sangrar. Supusimos que se comía las uñas por nervios, pensando qué podía decirle a Mosquito. Y después... pues bueno, quizás viese que nuestra misión iba a terminar, y se puso aún más nervioso. Nunca pensé que pudiese ser por haber robado el libro...

Tras  terminar la historia me fijo en que aún no había dicho nada en cuanto a lo de enterrar el libro.

- ¿Enterró un libro? Yo supuse que era una bellota... En el fondo es una ardilla, creo.

- A ver si lo entiendo. ¿ Se os unió un tío que se puso nervioso y que enterró mi libro porque tenía complejo de ardilla? - Había escuchado cosas más raras, aquel día, pero empezaba a mosquearse un poco con aquellas cosas.

- Si ya sabíais dónde lo había enterrado... ¿ por qué habeis venido sin él? Y no me digas que la tierra se lo había tragado porque te meteré bajo ella para el resto de la aternidad...

Sonaba a amenaza bastante seria sí, todo había que reconocerlo.

El esbirro se quedó totalmente mudo ante las explicaciones que pedía su Señora, pero ella, no es que considerara que la paciencia era una de sus virtudes, pues no tenía ninguna, y cuando vio aquel silencio, hizo que una enorme serpiente apareciera de la nada y comenzara a enroscar a su esbirro de forma que todo su cuerpo crujiera, haciendo que gritara por el dolor de forma agónica, hasta que unos minutos después desapareció.

- Respóndete tú antes de que te pase lo mismo..

Ahora Mosquito, casi temblando después de lo que acababa de ver tenía la palabra, muy a su pesar, echando de menos a sus ahora inexistentes compañeros.

Miro a mis compañeros caídos en el suelo, esto no es coña y el sanguinario escenario así me lo confirma. Aunque agradezco ver sin vida en el suelo a Tirramisú por escuchar sus traiciones y sandeces. Azi que zoy yo el que enterró el libro eh... Maldito culo de rana, ¡almenoz yo no traiciono a nadie!.

Después de entretenerme un poco registro su cuerpo por si tiene la petaca de alcohol que me desapareció en el viaje. Azí que me la robazte tú. Ahora zi que vamoz a ver al verdadero Mozquito.. ¡Baztardoo!.

La Sra. seguramente, espere mi respuesta impaciente sobre su trono.

-Zi, zi mi zeñora...  Nosotroz no le fallariamoz, Triki el benigno y leal, y yo, zu fiel zirviente... Pongaze cómoda porque ezto no lo habrá ezcuchado nunca..

Hinco la frente en el duro suelo para dirigirme a mi señora, y una gota de sudor frio cae recorriendome por el interior del casco. Le pdio permiso por si puedo contar esto en otra posición más comoda, o tengo que estar hincando la nariz en el zuelo todo el rato para dirigirme. En cualquiera de los casos prosigo, faltaría más.

-Puez.. eztaba yo por eze bozque, caminando zolo y refunfuñando por que zabía que nueztra mizión ze noz ezcapaba de laz manoz. Loz cobardez de miz compañeroz que eztán en el suelo zin vida no quizieron hacerme cazo... Ya no había ni raztro de aquella momia ni de eze amazijo de carne que ze parecía un gato, fué un desafío zin importancia.

Aproveché para sacar un poco de pecho, y hacer una pausa.

Zuzpiré aliviado, ezo lo tengo que reconocer, pero zin ni ziquiera una décima de dezcanzo apareció, de entre loz árbolez eze Comedor de Uñas. Vino hacía mi con la intención no zolo de ¡¡ROBAR nueztro libro!!, digo zu libro mi gran Zra. Vuelvo a poner la frente en el suelo, y espero unos segundos antes de volver a subir la mirada, con pánico, por si ese error tenía castigo. 

Quería violarme, le dije ¿zí?. Ponte en guardia y pelea patas largas.. no pudo reziztir la ráfaga de mi inzeparable y precizo fuzil, dezpuéz hice un agujero y..

¿Zabe una coza?. Creo que Tirramisú me eztaba ezpiando en el momento en el que enterraba zu cabeza en eze agujero, cuando me di cuenta de que me eztaba ezpiando empezó a correr en la otra dirección..

Restándole importancia a eso prosigo. Recuerdo que después de haber enterrado a aquel tipo cogí el libro de la Sra. que lo había dejado sobre una roca cercana para poder tener las dos manos libres y así poder esconder el cuerpo en ese bosque.

Cogí zu libro y lo que pazó dezpuéz fué como zi ze noz helaran haztaa laz ideaz. Puez ni quiera zabíamos como llegar hazta zu malvado Caztillo..-