Partida Rol por web

Ayla y Danroth pasaron por la tienda de éste último, y el bardo le acompañó a la casa de Curudae. La mansión tenía un patio interior cerrado por una valla. Dos guardias de los ragueros estaban atentos a la entrada.

Los dos accedieron en el salón de entrada, y Curudae bajó por las grandes escaleras. Llevaba ropa de calidad, pero poco ostentosa. Le abrazó efusivamente a Ayla.

-Ayla, sigues tan bella como siempre. Ven, vamos a la bodega.

Danroth también saludó a su amigo, pero dijo que tenía que ocuparse de la tienda, pero que iba volver luego a la tarde.

Ayla y Curudae bajaron por otras escaleras hasta un salón con una chimenea encendida y una colección de botellas de vino. También había dos mesas, una redonda y una rectangular. Junto a la chimenea había cuatro sillones y una mesita pequeña con fruta fresca.

Curudae le invitó a sentarse. Se acercó un sirviente que parecía un esclavo de tierras del sur. Tenía la piel morena y asintió con la cabeza cuando Curudae le indicó lo que querían tomar.

-¡¡Ay!! ¡¡Curudae como me alegro de verte!! Ha pasado mucho desde que nuestros caminos se separaron, pero veo que te ha ido bien aquí en Tharbad, me alegro mucho por ti.

-En cuanto a mí, no pude quedarme en un sitio, seguí ampliando mis conocimientos y ayudando aquí y allá, donde hacía falta... Y eso es lo que me ha traido de vuelta a Tharbad. Supongo que sabrás que no hace mucho andaba por Cardolan ayudando en la defensa de aquellas tierras tras la caida de Dagorhir. Me quedé allí hasta que aquello se tranquilizó un poco y después me fuí hacia el Este, y allí las cosas no pintan nada mejor que por aquí, así que estoy ayudándoles en lo que puedo...

-Sí, la alegría es mutua. Los dos hemos vivido mucho, a nuestra manera, desde que nos separamos. En Metraith espero que la poca ayuda que pude prestar os sirviera, envié los ragueros que tenía disponibles… Después te perdí la pista, aunque me han llegado rumores de las Tierras Brunas… la caída del Templo de la Justicia. Me imagino que algo tuviste que ver

-En cuanto a mí, he pasado estos años en Tharbad… al final no tardé mucho en volver a casa. La grandeza de Tharbad es difícil de entender desde fuera. Yo nací aquí, he vivido siempre en esta ciudad decadente. Con un golpe de suerte, y apostándolo todo, cualquiera puede llegar a controlar un gremio, y en estos tiempos turbulentos, controlar la ciudad y hacerse una fortuna. Y ése fue mi caso. De alguna forma, tú me cambiaste la vida. Pasamos un tiempo juntos, viajando, y cuando se me presentó la oportunidad de hacerme cargo de los Forajidos de Forak, decidí regresar a Tharbad. No tenía nada que perder y mucho que ganar.

-Sin embargo, tu llegada coincide con una encrucijada en mi vida. Pero no hablemos más de mí. Entiendo que el Ángulo necesita ayuda… Y los intereses del Ángulo son los de Tharbad. ¿Qué puedo hacer para ayudar?

-Estoy intentando reclutar mercenarios que ayuden a El Ángulo. Se avecina una dura batalla y cuentan con pocos efectivos, muy pocos, y pensé que aún podrían quedar mercenarios de la batalla de cardolan que estarían dispuestos a vender su espada. El problema, es que solo traigo  estas promesas de pago que es lo que El Ángulo de momento ha podido reunir.

-Siempre hay mercenarios dispuestos a vender su espada. Yo puedo conseguir entrevistas con los diferentes capitanes de las bandas de mercenarios, pero hay que andar con ojo ya que hay muchos con muy pocos escrúpulos. Tampoco queremos llenar el Ángulo de bandidos y asesinos.

-A ver los documentos que traes… Hmm, veo que aquí hay algunas cartas de pago, es decir, compromisos de que se les pagará cuando termine la guerra… Pero claro, si pierden la guerra no valen más que el papel en el que han sido impresos. A ver, esto es interesante. Hay una licencia para el comercio de lana desde Fennas Drúnin. Esa licencia tiene un valor, se podría empeñar para cambiarlo por dinero. Luego hay unas cartas para tierras sin especificar.

-No hay mucho aquí, Ayla. Pero ya desde un tiempo atrás he estado maquinando para proporcionar ayuda en el norte, ya que considero que el Ángulo es vital para la supervivencia y futuro de Tharbad. Por lo tanto tenemos algo adelantado, ahora sólo faltaría concretar los acuerdos.

-No lo he podido hacer hasta ahora, ya que me he gastado toda mi fortuna, y la de la Confederación de los gremios, en la guerra contra el Señor de la Guerra, en la protección de Tharbad y en la defensa de Metraith.

-Hay un grupo de mercenarios, los Jinetes de Acero, liderados por Daeros. Están esperando la orden. Convocaré a Daeros a una reunión. Otro grupo son los ragueros, la infantería de élite. En una guerra defensiva serían la mejor solución. Pero son caros… muy caros. Su capitán es Tarhad. Será nuestra mejor opción, aunque no creo que debas hablar tú con él directamente, ya que tiene fama de mujeriego empedernido… Hablaré con él, y espero llegar a un acuerdo beneficioso. Te preparé la reunión con Daeros para mañana por la tarde. Por la mañana estaré con Tarhad.

-Curudae, tal vez el tiempo haya querido que nos encontremos para ayudarnos mútuamente como antaño, volviendo a ser un grupo de aventureros... Háblame de tu problema...

-En cuanto a mí, Ayla, veo que has mejorado mucho en tu intuición, le dijo mientras sonreía y se sirvió otra copa de vino. -La vida está llena de oportunidades, momentos decisivos… Quiero hacer que los momentos cuenten. Como líder de la Confederación de Gremios, soy un blanco para muchos, y el gremio de los comerciantes, al cual pertenezco y al cual he dirigido estos años, tiene fama de que los líderes desaparecen y se cambian muy rápidamente. Hasta ahora he sido necesario, pero no sé cuánto tiempo me queda aquí, y debo prepararme para nuevos retos, o incluso para cambiar de aires una temporada, ¿quién sabe? No sé qué tienes en mente Ayla, ni sé si te puede ayudar en algo, pero este encuentro podría ser una oportunidad interesante para ambos.

-Mira Curudae, llevo un tiempo pensando en establecerme entre el Ángulo y Tharbad. Y estoy buscando algún "refugio" que pueda servirme. No quiero esté muy a la vista. Estoy pensando en utilizarlo como academia, aquí hay familias de Gondor que podrían estar interesadas en que sus hijos adquirieran "cultura", al igual que otras familias que vivan en Tharbad, es decir, estoy pensando en crear una academia de diversas artes.

-De momento lo más importante es econtrar el lugar. Además, mi padre y alguien que tú también conoces, Laurefin, están comerciando y podría interesarles venir aquí si les facilito las infraestructuras, lo que podría repercutir en más ingresos. He pensado lo de la financiación, y tengo algunos vacíos, pero tal vez tú tengas mejores ideas. Para ello venía con unas miles de monedas de oro, que iba a depositar en el Banco, pero dada la situación te las podría prestar a tí, que les darás mejor uso. No creo que las necesite de golpe. Lo único que necesito es encontrar un lugar, y seguro que tú conoces alguno que me pueda servir. En cuanto al oro, tengo unas 3500, ó 4000 monedas de oro. Para mi es una fortuna, pero seguro que tú has manejado cantidades más elevadas. Espero que te sirvan, y que podamos ayudarnos.

Curudae le escuchaba con atención, y únicamente le interrumpió para dar unas órdenes a un sirviente, para que organizara las reuniones con los jefes de los mercenarios para mañana. Mientras escuchaba a Ayla, asentía con la cabeza.

-Entiendo que te quieras establecer… es una decisión importante, pero a la larga puede ser bueno. Déjame que saque un mapa de Eriador, dijo mientras se puso a buscar entre sus cosas. Sacó un mapa detallado de la zona, y continuó.

-Entre el Ángulo y Tharbad está la región conocida como Los Cantones de Faerdor en el lado de Cardolan. El otro lado de Gwathló no lo recomiendo por muchos motivos. Lo que antes era Eregion es ahora tierra yerma y repleta de espíritus malvados, o bien asentamientos dunlendinos hostiles. Aunque consigas comprar algo, nunca sabes si te lo expropian en cualquier momento. También es cierto que no lo conozco demasiado, así que te hablaré del lado occidental, la parte de Cardolan. Como te decía, el Faerdor ya no tiene príncipe dúnadan, es más bien una confederación de comunidades independientes. Por el otro lado, se han mantenido al margen de los conflictos recientes de Cardolan. Todo esto es en las proximidades de Fennas Drúnin y hacia el norte de Cardolan. Un principado interesante es el de Dol Tinare o Dol Tinereb como se conoce ahora. Incluye las tierras altas de la región central de Cardolan, a ambos lados del camino. Con la muerte del príncipe Hallas, ha habido un éxodo importante de familias nobles, así que es posible encontrar algo. Lo más cercano estaría a un día de caballo desde Tharbad.

-Por lo que me comentas de abrir comercio, entiendo que no sólo quieres un sitio para descansar, sino mantener unos gastos. Lo primero que te recomiendo, lo más importante, es que encuentres un Chambelán. Sería una persona responsable de las cuentas, las compras, las ventas, la contratación, etc. En segundo lugar necesitas un Lugarteniente o jefe de seguridad. Vivimos en una sociedad feudal, y si tu casa puede proporcionar seguridad a los campesinos o pastores que viven en los alrededores, te pagarán gustosamente una parte de lo que ganan. El resto de la milicia se puede organizar, pero debemos encontrar alguien de confianza. Por último, hay dos puestos clave: el cocinero, por razones obvias y no tan obvias, entre las que incluyo las posibilidades de envenenamiento, es porque es práctica habitual aquí en Tharbad, dijo mientras volvió a sonreirle. -El último cargo es el de Arquitecto, que sería responsable de todas las obras o reformas, de supervisar y contratar las personas, de asegurarse de que no se derrumbe nada, y todo eso.

-En cuanto al dinero, lo importante es que tienes algo. Hay formas de conseguir beneficios importantes invirtiendo en barcos, por ejemplo. Yo soy patrón de varios barcos, y no me va mal. Tiene sus riesgos. Lo digo por si te faltara. Pero hay que ver primero lo que se puede conseguir. La clave es, en mi opinión, encontrar un sitio que te permita unos ingresos mensuales como para mantener a tus puestos clave contentos, así como los demás gastos fijos. Sin esos ingresos, en poco tiempo te quedarás sin nada.

-Estudiando las posibilidades de conseguir tierras, por lo tanto, tenemos la del Ángulo y partes de Cardolan. Hay una situación general en Cardolan de los dúnedain abandonando las tierras, además del vacío dejado por el Señor de la Guerra y tu participación en la defensa de Metraith. Lo último podría ser interesante si encontrásemos algo cerca de Metraith, incluso alguna de las tierras desocupadas por culpa del Señor de la Guerra. Al sur de Cardolan se me ocurre Girithlin, pero está en su punto fuerte, sería una jugada arriesgada. Yo me centraría en Dol Tinare. Si te parece, miro algo. Otra posibilidad sería el Ángulo, pero entiendo que se queda un poco lejos de Tharbad.

-Otra cosa que puedo hacer es buscar diferentes candidatos para los puestos clave que te he comentado: Chambelán, Lugarteniente, Cocinero y Arquitecto. Eso, y terrenos con alguna construcción ya hecha, aunque necesite reformas. ¿Tienes alguna preferencia o idea de qué tipo de base estás buscando?

-La construcción no es necesario que sea muy grande ni muy ostentosa. De momento no necesito muchos lujos, pero si me gustaría que tenga posibilidades de ampliación... Lo dejo todo en tus manos. ¿Te dejo el oro y vas disponiendo? O si prefieres decirme lo que necesitas, aunque casi prefiero que para depositarlo en el Banco lo tengas tú, y lo emplees como mejor veas.

-Que así sea, Ayla. Me quedo con la custodia de 4000 monedas de oro. Preparo los documentos necesarios en nombre de la Confederación de Gremios, por sea caso. Ese documento te vale para retirar lo que haya en el banco de los Gremios aunque yo no esté. Lo primero que haré es tirar de conocidos aquí en Tharbad, para ver si hay alguna mansión o casa de algún noble de los que se quiera marchar a Gondor y necesite dinero. Tardaré unos cuantos días en tener noticias, pero estoy seguro de que vamos a poder sacar algo en positivo. También estaré atento por si encuentro algunas personas de confianza, y preguntaré también por el interés que pudiera haber para una academia a medio plazo.

-Bueno Ayla, socia, dijo sonriente, -si te parece, puedes alojarte aquí en mi casa. Te preparamos una habitación, con su bañera y bastante intimidad, con vistas al puente de Iant Harnen. Descansa, y mañana concretamos la contratación de los mercenarios. Los Ragh Crann Sleagha se unirán a la causa, estoy seguro. Y más si el acuerdo lo firmo en nombre de la Confederación de Gremios. Será de las últimas cosas que haga aquí…

Se quedó pensativo, y añadió: -y de las últimas que harán los ragueros.

Curudae le acompañó a su habitación, y él se dirigía hacia su despacho.Tenía mucho que hacer.

-Así será. Pero amigo, mañana he de partir después de ultimar los detalles con los mercenarios. He de marcharme un tiempo para terminar de atar unos cabos sueltos. No se cuánto tardaré en volver, pero volveré en el momento oportuno. Gracias por dejarme pasar aquí la noche y por la ayuda que me estás dando.

Ayla le dio un abrazo como muestra de gratitud.

Ayla le agradeció la ayuda a Curudae, y se quedó en el cuarto. Por otro lado, le iba bien tener una tarde para descansar, y para meditar. Seguía dándole vueltas al sueño que tuvo de camino a Tharbad. Los edificios en ruinas, la tormenta. No consiguió ver detalles, no distinguía nada que identificara el lugar.

¿Cómo encontrarlo? ¿Cómo buscar un lugar al que posiblemente no estuviera preparada para acudir? El encuentro final con Khathog. Mientras él siguiera vivo, la Profecía no le iba a dejar a Ayla. Khathog siempre traía consigo la muerte, el caos, el peligro… Era demasiado imprevisible, demasiado peligroso, demasiado insensato como para no tenerle en cuenta.

Muchas dudas, muchas preguntas aún por responder. Poco a poco se habían ido encajando todas las piezas. Si mañana salían bien las reuniones con los mercenarios, ella podía seguir su búsqueda particular… Amon Lind estaba a unos 5 días de viaje a caballo. Además, ese tiempo era el que iba a necesitar como mínimo Curudae para encontrar alguna opción interesante.

El día siguiente Ayla se levantó temprano, como de costumbre. Miró por la ventana cómo se despertaba la ciudad. Al otro lado del puente estaba la gente de Gondor, con personas haciendo cola para subirse a los barcos que zarpaban hacia el sur. Pero también distinguía conversaciones de los que caminaban en la calle principal. Estaban hablando de que los soldados de Gondor traían estabilidad, y seguridad. Y que los gremios no podían pagar de forma indefinida a mercenarios para proteger la ciudad. Ayla sabía que tenian razón en el fondo. Tharbad necesitaba a Gondor, ya que Cardolan estaba en declive y Arthedain muy lejos.

Tocaron la puerta. Era una sirvienta con un desayuno completo. También había una nota firmada por “C” para indicarle que Daeros estaba ansioso por reunirse con Ayla lo antes posible, y que la reunión había sido preparada para primera hora de la tarde aquí. También le indicaba que su sirvienta le iba a llevar diferentes vestidos para que eligiera el que más le gustara, y que Curudae le deseaba mucha suerte. Él iba a tratar de convencer a los ragueros, y se iba a ver con Ayla después para la cena.

Poco después entró la sirvienta con diferentes vestidos y también una cesta con utensilios de aseo personal. Unas horas más tarde pasó Curudae por el cuarto de Ayla para verle antes de partir a hablar con Tarhad. Preguntó si necesitaba algo más de él en relación a Daeros.

Ayla miró a Curudae con cariño y le dijo: -lo que necesito que me digas es que estás bien viejo amigo. Veo preocupación en tus ojos... No sé qué es lo que te está pasando, pero debe ser serio ya que te he visto salir airoso de situaciones complicadas, y no estabas tan preocupado como ahora... Solo quiero que sepas, que mientras esté aquí , es decir, en la Tierra Medida, donde esté yo tendrás refugio amigo.

-No sé como podré agradecerte todo ésto, en cuanto vuelva serás el primero en saberlo.

Él se quedó mirándola, pensativo. Se le veía cansado, hastiado. -Necesito salir de Tharbad, necesito respirar. Estoy bien, me gusta la ciudad, me gusta el gentío. Pero mi corazón añora salir, ver de nuevo horizontes nuevos. Mi tiempo aquí se acaba, al menos de momento. Un buen jugador debe saber cuándo retirarse con lo ganado, con las experiencias y vivencias, pero antes que sea tarde. Porque dinero ya no me queda, pero no me arrepiento de nada, creo que he hecho más de lo jamás me imaginaba capaz. 

Curudae sonreía mientras se colocó mejor el gorro que llevaba. Debajo se pudo ver algunas canas, y en su rostro se reflejaba el paso de los años. -Un hombre muy sabio, Dirhavel, una vez me dijo que no éramos más que fichas en una gran partida, donde las fichas blancas se movían sin coordinación entre ellas, mientras las negras eran implacables. Ese hombre me cambió la vida. Me dijo que hasta la ficha más insignificante puede cambiar el curso de la partida, cambiar las cosas en Cardolan. Eso lo que he intentado hacer dentro de mis posibilidades. Me gustaría saber si Dirhavel era consciente de que encima de un tablero que se desmoronaba delante de nuestros ojos. El enemigo no es sólo el Rey Brujo y sus secuaces, las batallas no se libran sólo con las armas. Las plagas, los inviernos fríos, las malas cosechas, cada familia que abandona Eriador… Necesitan ayuda a diario, la gente del campo necesita seguridad, poder labrar la tierra en paz.

-Creo que Tharbad ya no me necesita, ni tampoco yo a ella. La Reina del Norte la llaman… la echaré de menos, pero siempre podré volver.

-Cuando vuelvas de tu viaje, visítame. Para entonces habré preparado mi partida de aquí. Debe permanecer en secreto, y hay muchos cabos que tengo que atar antes, sobre todo solucionar el tema de la seguridad en la ciudad. Ya no podemos aguantar más el gasto de los mercenarios, y la gente de Tharbad tampoco se merece depender de ellos. Las opciones son pocas, posiblemente tendré que solucionar las cosas con el Cánotar Imlach de alguna forma.

Él se quedó pensativo, y parecía darse cuenta de que estaba hablando solo. Sonrió de nuevo y le miró con cariño. -Ayla, tú siempre me animas. Ya no te entretengo más, que la política de Tharbad debe resultar tan aburrido para ti como los libros de magia para mí. Anoche me quedé hasta tarde, y esta mañana también he visitado algunos conocidos y contactos en relación a lo que me pediste. Creo que tenemos alguna posibilidad de adquirir tierras, aunque antes habría que solucionar el tema de las alianzas y el título nobiliario… Pero eso no es complicado, sobre todo si nos fijamos en la zona cercana a Metraith, donde verían con buenos ojos que tú fueras la propietaria de algún terreno al sur. Acompáñame un momento, le dijo mientras se dirigía con paso rápido hacia sus aposentos. Ayla le siguió.

-Mira Ayla, dijo con entusiasmo en su voz. Ayla había echado de menos su carácter jovial, alegre, capaz de disfrutar de cada momento por insignificante que fuera. Sacó algunos pergaminos con planos de la zona. -Concretamente hay dos en la zona de Metraith, ésta es la primera:

-Este territorio es el más difícil de conseguir, y el más bonito sin duda. Son más de 128,000 acres. Tiene una torre de homenaje y una edificación, la torre se puede ampliar para hacer un castillo alrededor. Lo único que se encuentra a unas 120 millas de Tharbad y a 40 de Metraith, señaló con el dedo la ciudad que se veía a la derecha del plano. -También tiene cerca del Vado de Sarn para acceder a Arthedain y a Lindon, así como el camino real hacia Fornost en el norte. Aún no he averiguado mucho más, pero sé que va a ser difícil. Es un marquesado antiguo de Dol Tinare, que sufrió mucho con el Señor de la Guerra. No tengo todas conmigo que se pueda conseguir, ni que tengas suficiente, pero confírmame si te valdría la zona.

.La segunda opción es más asequible, al sur de Metraith. Sacó otro plano:

.También tiene una torre, y en una posición elevada, aunque posiblemente esté en peor estado. Igual que la anterior, hay agua cerca que es fundamental. Está muy cerca de Metraith, y de Metraith son 80 millas a Tharbad (4-5 días). El territorio son unas 32,000 acres (50 millas cuadradas). Estaría a tu alcance como vice-condado leal a Echorion, al que se le ha encargado la seguridad de esa región.

-Pues es lo que he podido encontrar en la zona de Cardolan en tan poco tiempo. Al suroeste está Dol Caladir, que está en una situación complicada por la ausencia de Finduilas. No he tenido noticias de nadie que quiera vender en ese momento allí.

-Si te interesa alguna de las dos anteriores, empiezo a tirar de contactos y pelear por conseguir un precio razonable. No pasa nada que pelee por las dos, pero si llegamos al punto de compra es difícil echarse atrás. Lo digo por si te vas a ausentar tiempo, no estaría de más adelantar esto lo máximo posible si es lo que quieres hacer realmente.

-Si no te convence ninguna de las dos, hay una oportunidad al otro lado del río, en la parte de Eregion. Sacó un último plano:

-Como ves, es un territorio al noreste de Tharbad, en la parte de Eregion. Los límites de Eregion, a lo largo de los ríos, son relativamente seguros y albergan una pequeña población de pobres eriadorianos, hobbits fuertes y hombres brunos granjeros. Más al interior la región está repleta de fantasmas y peligros, y prácticamente deshabitado. O peor, habitado por tribus de hombres brunos violentos. El triángulo son 75 millas cuadradas, es decir, unas 48,000 acres. Sería casi un condado, pero no tengo muy claro a quién debe lealtad, o si es a alguien. Sería compra directa. También habría que ver el estado de la edificación en ruinas. Tiene tierras de cultivo que seguramente se podrían aprovechar. Al otro lado del río hay un asentamiento, pero cruzar es complicado. Casi todo se tendría que hacer a través de Tharbad, bajando hacia abajo. También estaría fuera de la seguridad relativa de Cardolan. Ofrece diferentes posibilidades, y un reto diferente.

-Sé que me has comentado de lo de crear una escuela o academias, que me parece bien. Pero el pan de cada día son los granjeros o los pastores, economías de la zona. Debes tener suficiente población contenta bajo la protección de tu castillo como para mantener los gastos de soldados, cocineros, artesanos, obreros…

-Bueno, he corrido todo lo posible para que me digas algo al respecto, como siempre, estoy a tu servicio.

-Antes de contestarte, una última pregunta: ¿qué es lo que le motiva  a Daeros?