¿Casualidad o destino?

Previamente...

Podría ser un día como cualquier otro

Un día sin grandes revelaciones

Solo que en los detalles la locura acecha

En la repetición de hechos sin importancia

Allí el horror aguarda…

Era un día de lluvia torrencial, típico de la estación, donde el agua llegaba hasta lugares insospechados, abarcando las aceras y calles de la gran ciudad que nunca duerme.

Las clases de la tarde en la universidad donde asisten las hermanas se suspendieron de improvisto por la amenaza meteorológica, lo cual provocó un aluvión de estudiantes hacia el exterior, y de allí a los medios de transporte. El complejo cerró sus puertas en menos de media hora y no esperó por aquellos que pierdan en tiempo dentro.

La radio no cesa de parlotear sobre los trucos sucios del “régimen Nixon” y el Nuevo Federalismo, que tampoco parece ser útil en medio de una guerra contra un distante país del tercer mundo. En definitiva nada mejor para una tarde de lluvia sin control.

Pero tampoco es suficiente, porque el dial de la radio escapa al control de los oyentes… perdiendo la sintonía para dar paso a una emisora perdida entre el dial, quizás la única que transmite durante el corte de energía.

Un orador, de mala monta, comienza su tarea de llenar los huecos de una melodía poco más que decrepita, de la nueva moda Rock, y por demás inquietante.

Olvida esa mierda.

Arrepentimiento y remordimientos. Resarcimiento y redención.

Eso es la vida, ¿no? Esto es para ustedes... almas perdidas recorriendo el largo camino a la redención... pecadores huyendo de su pasado... pero yendo derecho al agujero de oscuridad que está allá adelante.

Estamos todos en la misma autopista sin fin... la que no tiene nombre ni salidas... intentando salir de esta noche que jamás terminó, y llegar a mañana.

Van a tratar de detenerlos, pero digan: "Vete al diablo"... y sigan en movimiento porque esta es su autopista... y esta podría ser el día en que finalmente escapen... de esos malvados demonios, de una vez y para siempre.

Como de costumbre, durante cualquier tormenta de magnitud, los embotellamientos son cosa común, y más aun en las autopistas y accesos a ellas.

Tanto a la limusina de los Bartlevy como al coche familiar de los Slaughter les llevó poco mas de una hora y media llegar al acceso donde finalmente las dos familias se encontrarían por casualidad o destino. La herramienta para el encuentro poco importó, porque el desenlace fue mas importante.

Al principio, durante el embotellamiento, un camión recolector de basura empujó el vehículo familiar de Harry y este por consiguiente dio contra el baúl de la limusina de James.

El resultado se tradujo en una mesa para siete personas en el Starbucks ubicado a quince metros del accidente. Bajo tanta agua, y mientras vialidad junto a defensa civil se encargaban del embotellamiento y posterior accidente en cadena, los ocupantes de los dos vehículos decidieron esperar en el conocido local de cafetería al paso.

Ryan se presento a los desconocidos Slaughter como el tío de las estudiantes Jane y Jules  Sophie. Su sobrina Sophie era tan solo una involucrada en una cadena de sucesos inexplicables a los cuales Ryan escapaba y minimizaba hábilmente.

Pese a sus ropas húmedas, el hombre mantiene su elegante porte de productor televisivo y carácter de tío protector de Sophie pese a jamas visitarla.

- Que tarde más extraña, sobretodo la tormenta. Desde ya agradezco su esfuerzo señor Bartlevy por el fallido aventón. Quizás pronto podamos encontrar un taxi. - agradece Rayn tras pedir café y acompañamiento para él y su sobrina política.

James intentaba sonsacar a sus pasajeros sobre lo sucedido en el colegio sin ningún éxito a mayores de la breve descripción de Jane sobre algo que le sonaba demasiado. En ese momento, aquel tipo del camión hizo un giro brusco que obligó a Harry a girar de forma que el vehículo se dirigió hacia la limusina, William intentó esquivarlo pero no tenía margen de maniobra.

El choque no fue gran cosa, pero el camión pasó de largo, probablemente sin darse cuenta siquiera de las consecuencias de su temeraria maniobra.

-Maldito desgraciado ¿pero qué se ha creído?- dijo James al verlo pasar-.

Al momento salió al exterior del vehículo. Dentro de la limusina no había ningún daño que lamentar.

-Oiga ¿se encuentran bien?

Se dirigía a los ocupantes del otro vehículo. Al parecer una pareja. Parecían estar bien.

-¿Harry?-dijo James sorprendido al descubrir su cara cuando el limpia separó por un segundo la cortina de agua que caía sobre el parabrisas-¿Pero qué haces aquí? Será mejor que aparques ahí y entremos a tomar un café. Venga, hablamos dentro.

James se metió de nuevo en la limusina rápidamente sin aceptar un "no" por respuesta y dio instrucciones a William de parar en el aparcamiento del Starbucks.

Ya sentados a la mesa, James hizo las presentaciones.

-Bueno, bueno Harry ¡que coincidencia!-dijo James-Por supuesto, no te preocupes por el coche. Me hago yo cargo. Supongo que la que te acompaña es tu encantadora esposa Sara. A mi me acompañan mi hija Jules, el caballero es...¿cómo dijo que se llamaba? Los he rescatado de la tormenta y los llevaba a su casa.

Collins completó las presentaciones, a lo que James arqueó una ceja.

-No sé si de las otras dos muchachas, pero Jules es mi hija y usted, desde luego, no es su tío.

Harry conducía preocupado el coche. Todo el día lloviendo, el retraso de Jane...y ahora encima el tramposo de Nixon.

Nixon...pufff.

Pero entonces el dial cambio y empezó a sonar Rock. El Rock le gustaba a Harry, aunque en medio empezó a sonar un orador que parecía uno de esos predicadores del fin del mundo. Al principio el detective no le hizo demasiado caso, aunque algunas de sus palabras empezaron a recorrer la espina dorsal de este, dándole un escalofrío.

Arrepentimiento y remordimientos. Resarcimiento y redención.

Eso es la vida, ¿no? Esto es para ustedes... almas perdidas recorriendo el largo camino a la redención... pecadores huyendo de su pasado... pero yendo derecho al agujero de oscuridad que está allá adelante.

Estamos todos en la misma autopista sin fin... la que no tiene nombre ni salidas... intentando salir de esta noche que jamás terminó, y llegar a mañana.

Van a tratar de detenerlos, pero digan: "Vete al diablo"... y sigan en movimiento porque esta es su autopista... y esta podría ser el día en que finalmente escapen... de esos malvados demonios, de una vez y para siempre.

¿Que coño es todo esto? ¿Hoy es el día para escapar definitivamente de esos demonios?

Mucho más no pudo pensar Harry, ya que un camión que casi se les echa encima, hizo que se olvidase de esas palabras.

El coche reposaba a un lado de la carretera, con Harry preguntando a su mujer si se encontraba bien, cuando uno de los ocupantes del otro coche se les acercó. Al escuchar su nombre el detective levantó la vista, para encontrarse a través del retrovisor a James en medio de la tormenta.

-¿James? Pero pero...¿cómo puede ser?

Mucho más no pudieron hablar y quedaron en un Starbucks que tenían al lado. Mientras el detective aparcaba, se giro hacia su mujer.

-No se si lo recordarás, el estaba en Bar Harbour también. Es un hombre rico y con recursos, nos...nos hemos estado viendo estos últimos meses. Siento decírtelo así de rápido, pero es por el bien de nuestra hija...de nuestras hijas -dice refiriéndose a la hija de James. Luego le dio un beso en la frente- Te quiero pequeña.

La familia entró en el café y se sentó junto a James y la pequeña comitiva que le acompañaba, rápidamente su amigo hizo las presentaciones.

-Muchas gracias por lo del coche James. Y es un placer conocerte de una vez joven -Dijo sonriendo a la hija de James.

Entonces el detective tensó sus puños y miró a Ryan.

-Le digo lo mismo que mi amigo, usted NO ES el tío de mi hija.¿Quien coño es usted y de donde a salido?

Entonces el detective, como si fuera un paranoico, empezó a mirar alrededor, observar toda la cafetería mientras las palabras de la radio volvían a su cabeza.

-¿Coincidencia dices?...digamos que no creo en eso. Estas coincidencias, las dos familias juntas...digamos que no pasan por azar. -dijo dedicando una mirada cómplice a su amigo.

-¿Tu...hija?-respondió James con indredulidad.

¡Claro!¡Jane...Jane Slaughter!

Por eliminación, a James no le resultó complicado saber cuál de las dos chicas era Jane.

-¿Tú...eres la hija de Harry?-.

La pregunta no esperaba respuesta. Prefectamente podría ser una afirmación pues James daba por hecho que era así. Y tenía sentido. Si uno se fijaba un poco, existía cierto parecido entre las dos hermanas.

-Jules, ella es tu hermana. Y pese a tus reticencias, va a ser mejor que aprendáis a llevaros bien y os acostumbréis a estar juntas porque compartís un mismo destino.

James dejó caer el comentario intentando causar una reacción en las dos muchachas. Luego de un instante de silencio, continuó hablando.

-Bueno...es extraño conocerse así, pero nunca peor. De todos modos, amigo mío-dijo ahora James dirigiéndose al desconocido que se llamaba Ryan Collins-¿tiene algo que decirnos?

Las palabras de su Padre en una primera instancia cuando viajan en el auto no hacen más que ofuscar a Jules, pero ya sin intención de rebatirle absolutamente nada, prefiere aguardar silencio para contemplar el paisaje urbano en medio de la incesante lluvia. No quería tener cerca a Jane, algo que no ayudó en absoluto al escuchar todas las mentiras y exageraciones que de su boca surgían, impulsando a la rubia incluso a susurrar una palabra a quien era su hermana. - Púdrete. -  expresó con total claridad sin escucharse voz alguna, pero si se podía leer de sus labios claramente. 

Una vez que el auto se detiene, más gente se reúne al encuentro y Jules se pregunta mentalmente cuando terminará todo esto. No quería ver a nadie, ni ofrecer explicaciones de lo sucedido, mucho menos soportar a Jane unas horas más. Aquello desde la perspectiva de esta joven era una aberración a su tiempo, al desperdicio de horas que podían ser utilizadas para estudiar o simplemente contarle la verdad a su Padre. 

No obstante, tras descender del auto y bajar a la Cafetería, el semblante de la rubia se mantenía igual que al principio. - Muchas gracias, un placer. -  respondió cortés pero ofuscada por donde la mires, no tenía nada en contra de aquel hombre. Simplemente odiaba todo esto y lo transcurrido hace apenas unos minutos había dejado pensativa a la chica. Al margen de ello, se adentró al lugar y cuando al fin solicitó un café, fue su Padre quien le da una noticia que no iba a sorprenderla en absoluto. Ya lo sabía porque se había enterado en la Universidad de ello. - No estoy de acuerdo con ello, pero lo hablaremos en privado Padre. - se limitó a decir, escueta en todo su esplendor mientras bebe un sorbo de café. 

Sophie continuaba temblando de pies a cabeza, no conseguía quitarse el miedo y la tensión a la que había sido sometido, la joven Stark era una muchacha educada y poseía cierto carácter, pero nunca se caracterizaría por ser valiente, es más ¡Era una cobarde consumada! a la que no le avergoznaba admitir que estaba acojonada, sin embargo a medida que los que estaban a su alrededor fueron hablando la oxidad mente de la pelirroja comenzó a activarse.

- ¿Tío de Jules y Jane?- dijo extrañada al tiempo que miraba a ambas chicas y volvía su vista hacia su tío político, pero ¿por qué había dicho eso? ¿Por qué mentía de aquella? ¿Qué interés podía tener en aseverar semejante embuste?- que yo sepa sólo eres el tío de una persona, YO- le dijo confundida y enojada por no saber los motivos de semejante patraña. Lo único que la sacó de aquel shock inicial fue la declaración del hombre que los había traído en coche al decir que Jules y Jane eran hermanas- ¿Hermanas? Pues me temo que eso de que se lleven bien va a estar complicado, lo único que tienen en común es que son buenas lanzando puñetazos... en especial entre ellas mismas- pensó en voz alta.

Sara sonrió abiertamente cuando vio a James, esbozando su maravillosa y radiante impresión de siempre que decía "no pasa nada, todo tiene su lado bueno", cuando vieron los desperfectos de los coches. 

—Por supuesto que lo recuerdo, cariño —le respondió a su marido, colocándole una mano en la mejilla con expresión divertida cuando él le advirtió de sus escapadas—. ¿Y crees que tu mujer es tonta? —sonrió, sin malicia alguna.

A decir verdad, la señora Slaughter no tenía ni idea de a dónde había estado yendo su marido todas aquellas veces, pero dado que confiaba plenamente en él, no le había importado en absoluto. Ahora ya sabía qué era y, por supuesto, se trataba de un asunto que le parecía maravillosamente bien. Además, así podía hacerse la interesante. 

—Yo siempre digo que las viejas amistades no hay que perderlas —terminó, dándole un suave beso en la mejilla a Harry—; encantada de volver a verte, James... ¡Vaya! Y ésta debe de ser tu pequeña... —continuó, al ver salir a Jules del coche—. Has crecido muchísimo, jovencita... ¡Cuanto me alegro de ver que estás bien! —dijo con total sinceridad, esbozando una brillante y cálida sonrisa justo antes de dar un caluroso abrazo a la joven, como si fuera su propia hija. 

Luego cogió por los hombros a Jane y entró junto a los demás en la cafetería. 

—¿Sabes? —le dijo en un susurro mientras caminaban— Casi se me empapan las galletas de la nueva receta con las goteras de la tienda... ¡Menos mal que las pude apartar a tiempo o te habrías quedado sin todo el lote!

Una vez dentro, uno tras otro fueron tomando la palabra. Sara escuchó atentamente a cada uno; asintió cuando tanto James como Harry le preguntaron al hombre por qué decía que era el tío de las tres; puso cara de preocupación cuando su marido habló del azar y las coincidencias; abrió mucho los ojos cuando James desveló el secreto de Jane y Jules así, sin más, y dirigió una rápida mirada a su niña, fijando la mirada en la de Jane con una expresión que decía "tranquila, eso también tiene explicación"; admiró la calma con la que se comportaba la joven Jules y, finalmente, miró alternativamente a ambas cuando Sophie habló de los puñetazos que habían intercambiado. 

—¿Os habéis pegado entre vosotras? —ahora sí, su voz y su expresión eran las de una madre preocupada, pero a la vez autoritaria, acostumbrada a lidiar con un hijo rebelde y regañarlo cuando convenía—. ¡Hay que ver! ¡Qué mala educación! Dos jovencitas como vosotras no deberían llegar a los puños. ¡Jane! Te dejamos que aprendieras para defenderte de los peligros de este mundo, no para pegar a otra muchacha por una riña universitaria! Y tú, Jules, no soy quién para regañarte, pero supongo que tu padre pensaría lo mismo... 

Entonces, durante un momento se quedó callada, mirando la lluvia por la ventana... 

—Todo esto me recuerda... —pero se detuvo, sin terminar la frase—. Llueve demasiado y esto no me gusta —miró a Harry y a James alternativamente—, no deberíamos estar aquí. Tengo la sensación de que deberíamos alejarnos cuanto antes...

Oh... no fue lo que quise decir. Me disculpo. – respondió el productor televisivo hacia los presentes y en especial hacia Sophie  – Mi nombre es Ryan Collins. Productor ejecutivo de la filial CBS de aquí y tío de esta preciosura – agregó al señalar a Sophie.
- Repitiendo lo que dije al señor Bartlevy, Acudí a la universidad en búsqueda de mi sobrina luego de escuchar el alerta meteorológico. Allí me aproximé al único vehículo de la playa de estacionamiento, que resulto ser la limosina de este honorable hombre de negocios – señaló a James – ¡y luego ella y ella salieron de la universidad por una ventana a dos metros del suelo! – dijo señalando a Jane y Sophie.
- Puedo decir que me encuentro tan desconcertado como ustedes – agregó para James y Harry por igual. – Somos víctimas de las circunstancias y tal vez de las travesuras de estas niñas – finalizó su explicación con una amplia sonrisa para luego levantar su taza de café simulando un brindis imaginario.
- Ahora por favor subsanen mi curiosidad. ¿Qué pasó allí dentro? Digo… ¿Realmente que sucedió? – pregunta Ryan a Sophie y a las dos hermanas de reciente descubrimiento.

Durante el encuentro fortuito de las dos familias en el puesto de cafetería se produce el recambio del personal. En consecuencia a ello una de las meseras del nuevo turno se acerca con la típica mirada de hastío e indiferencia, típica de un empleado disgustado.

- Hola. Mi nombre es Lola. ¿Desean pedir algo más?- pregunta la joven con desinterés en los presentes mientras se rasca la parte trasera de su oreja derecha.

James contestó con un gesto cordial la pregunta de la camarera, declinando su ofrecimiento.

-Bien, pues eso es precisamente, lo que deseaba que nos explicaran estas muchachas, pero parece que no desean hacerlo por las desaveniencias que existen entre ellas. Y aunque insisto; no os va a quedar más remedio que llevaros bien, por ahora no es una prioridad para mí que lo hagáis. Pero lo que sí es una prioridad es que comencéis a explicar lo sucedido. Y eso va por las tres-.

James intentó clamar al detective con su comentario, pero Harry seguía con la mosca tras la oreja. Después de lo vivido años atrás, las coincidencias para él no tenían razón de ser.

Causalidad, no casualidad.

Al menos el “desconocido” se excuso por la manera en que se dirigió a sus hijas. Mientras este hablaba, Harry cogió de la manos a Sara y se la beso, para luego susurrarle.

-No te preocupes mi vida, no dejare que nos pase nada. Aclaremos esto y nos vamos.

Entonces llegó la camarera. Harry no le hizo caso y miró con una mirada desaprobadora a Jane por la reciente pelea. Luego apoyo las palabras de su mujer y de James.

-Eso, contadnos todo lo que os ha pasado. No os dejéis detalle, por raro que os parezca, todo detalle es importante. -Sus sentidos de detective se ponían en alerta.

Sophie sintió cierto alivio cuando su tío le dijo que aquello había sido un malentendido, pero al decirles que necesitaban saber que había pasado en la Universidad, su rostro se ensombreció no quería volver a recordarlo... sólo quería olvidar, aunque había cosas que era difícil de olvidar.

- Un te por favor- le dijo a la camarera, necesitaba entrar en calor- antes de contestar- le dijo a su tío Ryan-¿Donde está tía Julia?- indagó mientras su mente trataba de reorganizar ídeas, sabía que su tía no la tenía en especial aprecio pero le resultó extraño que él hubiese venido a verla sólo.

La mirada de Jules se estremeció al notar la calidez de Sara, quizás porque salvo el ama de llaves, jamás ha recibido una atención o cariño igual. Por esa razón, aquella mujer se ganó algún que otro gesto amigable de la rubia, más que nada a modo de respuesta por tanta dulzura hacia su persona. 

Por otro lado, Jules se mantenía con su café entre las manos, pensativa y bastante callada. Los sucesos acontecidos marcaron un precedente en ella, pero no sentía la necesidad de explicarlo entre desconocidos. Solo en la privacidad que amerita una charla con su Padre, a quien no solo amaba con vehemencia sino respetaba. 

- Su hija trató de golpearme varias veces, solo porque no creía lo que decían y ya cansada de esquivar sus puñetazos, le di una patada. No le gusta romper las formas, pero si me molestan eso sucede. - responde a Sara bajando la mirada, a sabiendas de que su Padre entendería que no es agresiva, salvo si la buscan demasiado y debe reaccionar. 

- No tengo mucho para contar, había una televisor y una sombra, luego creo que me desmayé... No recuerdo nada. - se explica brevemente, dejando una clara señal de que no iba a contar todo hasta no estar a solas con su Padre. 

-Jules, de todas las personas que he conocido en esta vida, no confío en nadie más de lo que confío en Harry y menos en lo que respecta a este asunto. Él nos puede comprender y ayudar mejor que nadie porque pasó por lo mismo que yo...y por lo mismo que vosotras, aunque fueseis demasiado pequeñas para recordarlo.

La voz de James sonaba tranquila. Transmitía serenidad y cordialidad. Se giró hacia Jane.

-¿Nos contarás porqué agrediste a Jules?¿Qué era eso que no creías?-.
 

Al leer en los labios de aquella cría lo que dijo, mi mente se decidió por una de las opciones entre las que había estado dividida, concretamente la de apalizarla antes de que se transformase en otra cosa, por lo que se lanzó hacia ella… o al menos esa era su intención, pues justo en ese momento un golpe sacudió la limusina, haciendo que se detuviese bruscamente y con ello, perder la ocasión de actuar, pues resultó que el coche con el que chocamos era el de mis padres.

¿Mamá?- pregunté al verla, sin terminar de creer que estuviese allí, y reprimiendo el impulso de lanzarme hacia ella por la presencia de Harry, al cual ignoré, así como del resto de gente… especialmente la tipa esa. Y por si fuera poco, al parecer el viejo era un antiguo amigo de Harry.

Eso explica por qué son un dolor de cabeza- pensé para mis adentros, refiriéndome al viejo y a su hija. De todas formas, aunque en otro momento me hubiese alejado de aquel trio, esta vez no lo hice, pues la presencia de mi madre ayudaba a que me calmase… y después de lo que había pasado, lo necesitaba. Claro que aquella gente no parecía dispuesta a permitirlo.

¿Qué estupideces estás diciendo, viejo?- le espeté a James cuando mencionó que la estúpida esa y yo éramos hermanas, pues aquello era imposible, negando con la cabeza al tiempo que intentaba librarme del recuerdo de lo que vi en el televisor, pero lejos de apoyarme, mi madre pareció aceptarlo como si nada. Incluso Harry lo hizo -Eso es imposible- dije en voz baja, intentando sonar mucho más convencida de lo que realmente estaba. Por si fuera poco, empezaron a reprocharme el querer partirle la cara a la inútil esa después de lo que hizo… o más bien de lo que no hizo.

Sumida en un silencio que expresaba con claridad lo que opinaba de los allí presentes, dejé que siguiesen hablando hasta que, harta de tanta pregunta, estallé.

¡¿Agredir?!- grité -¡Lo que quería era partirle la boca a ver si dejaba de soltar estupideces por ella!- le dije, olvidando en mi estallido la presencia de mi madre -¡No solo casi nos matan por culpa de su estúpida hija, sino que luego se atreve a tacharnos de crías asustadizas! ¡Como si aquella cosa que intentaba matarnos pudiese ser alguien disfrazado!- grité, llevando inconscientemente la mano al magullado brazo donde se distinguían claramente una marca como si alguien me lo hubiese apretado… alguien con unos dedos muchos más largos y fuertes de lo normal, aunque claro, teniendo en cuenta que tenía pequeñas heridas y magulladuras por todo el cuerpo, que me encontraba llena de barro y que mi ropa tenía demasiados rasgones como para que nadie se plantease si quiera la idea de coserla para arreglarla, lo lógico era que dicha marca hubiese pasado desapercibida -Aquella cosa era real, igual que la de la silla…- continué -¡¿Y a ti solo se te ocurre soltar estupideces?!- le espeté, frunciendo el ceño cuando oí que “no recordaba” lo que había pasado cuando decidió quedarse  -¿Qué no te acuerdas?- pregunté -Te quedaste en ese sitio… con aquella cosa…- empecé a farfullar -¿¡Cómo es que sigues viva!?-  le volví a  preguntar, aunque esta vez no dudé lo que debía hacer. Si no estaba muerta era que le habían hecho algo… y no iba a dejar que su madre se viese envuelta en ello.

Tenemos que alejarnos de ella… eso… de lo que quiera que sea- le dije, agarrándola de la mano y tirando de ella para que se levantase y así largarnos de allí, lejos de todas aquellas personas. Así estarían a salvo.

Cuando la hija de James dijo que Jane la había agredido, Harry frunció el ceño, aunque cuando habló de una sombra y de que se desmayó, una sensación extraña le invadió, no tenía muy claro que pensar sobre eso. Entonces James intervino depositando toda su confianza en él. AL escuchar sus palabras, al detective se le puso la piel de gallina. Harry tenía algunos amigos del cuerpo, amigos de hacia años. Pero lo que le unía a James, era algo mucho más profundo, aunque no fuera una amistad de años. Los dos habían sobrevivido... y habían visto caer al resto.

-Tu padre tiene razón, podéis contarlo todo sin problemas, nosotros... -Harry se quedó a medias cuando su hija saltó. El vocabulario que soltó hizo que Harry volviese a fruncir el ceño.

-Vale ya Jane. ¿Qué clase de lenguaje es ese tan barriobajero? ¿Quién te ha enseñado a hablar así? -El detective intentó calmarse – A ver. ¿Cómo era aquella cosa? No se que os ha pasado. -Harry se giró hacía Jules -Pero seguramente mi hija tiene razón, sea lo que sea, existe. Así que nos gustará saber más detalles sobre lo que visteis, todo lo que recordéis.

Entonces el detective se dio cuenta de que la otra “familia” seguía allí.

-Disculpe señor...¿Ryan? Como ve nuestras familias tienen muchas cosas de las que hablar...cosas que creo que es mejor que no sepan, a parte de que no creo que les incumba a usted y su sobrina. Así que si nos disculpan...

- Quita loca. -  responde a Jane haciendo un ligero gesto de desprecio, la estaba culpando de algo que nada tenía que ver y encima le había dicho a su Padre que estaba muerta. - En vez de acusarme, porqué no le cuentas sobre eso de dejarme tirada dentro del edificio al darme por muerta. -  afirma tras intercambiar algunas miradas con James y luego con Harry que al parecer sabía la clase de hija que tiene. 

- Estaba en una sala de la Universidad por la tormenta, había terminado de hablar por teléfono con mi Padre y esperaba que viniese a buscarme con el chófer. Momento en el cual Sophie y ella (no la llamaba por su nombre) aparecen de repente asustadas diciendo que algo las perseguía. No creía en ello, estuve todo el día en el edificio y nada raro había pasado hasta que ellas aparecieron. Pensé que era algún bromista, que la tormenta y los cortes de luz prestan para esas tonterías. -  va explicando detalladamente sin guardarse nada de momento. 

- Su hija al no aceptar mi postura quiso pegarme una vez, lo esquivé. Luego una segunda vez, volví a esquivarlo hasta que me hartó y le di una patada así dejaba de molestarme. No es una cuestión de perder los modales, me cansó literalmente. Mi padre sabe que no suelo ponerme así de la nada. Ella que no sabe comportarse y cree que todo el mundo debe ir a los golpes y gritos porque si no opinas igual intenta partirte la cara. -  aclara tras buscar la mano de su padre con la intención de sostenerla y estar medianamente resguardada por él. - Luego estaba el televisor, quería ver que pasaba y curiosear... Todo era demasiado extraño, subjetivo y me costaba creer pero perdí el conocimiento. Después desperté en brazos de mi Padre. No recuerdo más. -  confiesa al bajar la mirada, aún con las acusaciones de Jane en la cabeza. Le daba igual que la trate de cualquier cosa, al menos no era una cobarde que salía corriendo apenas ve algo extraño. 

James miró las marcas que exhibía Jane con preocupación y negó con la cabeza, decepcionado por el cariz que estaba tomando aquel tan esperado y necesario encuentro.

-Más vale que os calméis las dos y comencéis a colaborar porque os guste o no, os necesitáis la una a la otra-dijo manteniendo la compostura-Doy por hecho que de verdad sucedió algo extraño porque yo mismo sentí desde fuera que las cosas no iban bien. Jules, parece mentira que seas tan excéptica después de todo lo que has vivido. Pensé que te había preparado mejor, pero algo debí de hacer mal. Jane, Sophie, necesitamos que nos contéis con la mayor exactitud posible de qué veníais escapando y qué..."estupideces" os dijo Jules exactamente. Es importante, en serio. No omitáis ningún detalle, os lo ruego. Entiendo que creas que no tienes porque ayudarme pero te aseguro que soy yo el que te estoy ayudando a ti.

Sophie miraba a las dos "hermanas" discutir, alternativamente... como si de un partido de tenis se tratara. Por mucho que el tal Bartlevy se esforzase en recordar que debían llevarse bien, por cosas de sangre... lo iba a tener complicado, en especial por la mala baba de Jane... menos mal que ella no estaba relacionada con ninguna de las chicas ni de lejos, así no tendría por qué mediar ni preocuparse, puesto que al fin y al cabo lo único que quería era largarse, darse una ducha caliente y echarse a dormir para olvidarse de todo.

- Uy, tiene usted razón señor Slaughter, ni mi tío ni yo pintamos nada aquí- dijo dispuesta a irse y haciendo amago de levantarse, pero la voz de James la retuvo y la obligó a sentarse nuevamente con un suspiro de fastidio, no le apetecía contar nada de lo que había visto... nada, ni siquiera lo que escuchó ni vió- Pues, la verdad señor Slaughter es que preferiría hacer como que no ha pasado nada, Jane y yo nos chocamos cuando íbamos a salir, se nos revolvieron los apuntes, nos presentamos y se nos hizo tarde para salir, cuando quisimos hacerlo un profesor nos dijo que no íbamos a poder que mejor nos quedásemos para resguardarnos de la lluvia... y bueno nos perdimos dando vueltas porque estaba oscuro- en esta parte comenzó a ponerse nerviosa odbiando todos lo detalles habidos y por haber, no quería recordar, no quería saber, sólo quería olvidar- y bueno después terminamos por conocer a su hija y aquí estamos y sino hay nada más me gsutaría irme a casa- en cualquier momento se echaría a correr como la asustasen mucho más.