El día de la marmota...

Podría ser un día como cualquier otro

Un día sin grandes revelaciones

Solo que en los detalles la locura acecha

En la repetición de hechos sin importancia

Allí el horror aguarda…

Un año atrás…

Era un día de lluvia torrencial, típica de la estación, donde el agua llegaba hasta lugares insospechados, abarcando aceras y calles.

Las clases de la tarde se suspendieron de improvisto por la amenaza meteorológica, lo cual provocó un aluvión de estudiantes hacia el corredor principal y de allí a los medios de transporte. El complejo cerraría sus puertas en menos de media hora y no esperaría por aquellos que pierdan en tiempo dentro.

Dos muchachas, muy distintas a simple vista, chocan entre sí – por culpa de la marea humana- y sus papeles se mezclan en el suelo para ser pisados por incontables pies.

Luego que la mayoría abandona el aula magna las dos estudiantes se miran una a la otra…

Sophie se había quedado paralizada en su sitio, el choque la había pillado desprevenida. Se encontraba en un país extranjero, lejos de su hogar, su familia y todo lo que le era querido, pero especialmente sus ojos mostraban temor, parecía un animalillo asustado esperando que alguien la volviese a insultar por ser inglesa, por llevar el pelo largo, por ser más guapa... o simplemente por existir.

- Lo siento- dijo con un marcado acento inglés apresurándose a recoger los papeles temblando ligeramente por al premura y el convencimiento de que la chica con la que había chocado iba soltarle cualquier insulto yanky- no te había visto...

Maldita lluvia de las narices- mascullé para mis adentros cuando se anularon las clases de la tarde, puesto que eso significaba no solo que había ido la universidad para nada, sino que además no podría quedarse en ella hasta que amainase un poco la lluvia, por lo que seguramente llegase a casa empampada -Si lo hubiese sabido habría ido al gimnasio…- me dije, pensando que al menos allí estaría bajo techo y podría desestresarme golpeando algo. Pensando en ello estaba cuando choqué con algo, o más bien alguien, causando que todos los papeles en mi mano acabasen en el suelo y empezasen a ser pisados por el resto de estudiantes que se dirigían a la salida -Pero qué narices…- pensé, mirando a la persona con la que me había chocado, una pelirroja bien vestida que no creía había visto antes.

Pues la próxima vez mira- le espeté mientras me agachaba a recoger mis apuntes -¿A que esperas?- le dije al ver que seguía allí plantada -No se van a recoger solos- añadí en referencia a los papeles esparcidos por el suelo.

Sophie aguantó la respiración y detuvo su mano mientras estaba agachada recogiendo lo papeles, visiblemente molesta por el comentario de la yankie. Mirándola directamente a los ojos le espetó.

- Como verás es lo primero que he hecho- le dijo en referencia a que recogiera los papeles- si no querías que se te desordenaran los apuntes, ¡No haberte tú, chocado conmigo!- resolvió terminando de coger sus cosas para levantarse y disponerse a irse con viento fresco. ¡Estaba harta de todo el mundo!- Americanos...- susurró muy molesta con su acento británico

No lo habría hecho si no te hubiese quedado plantada en medio- le respondí -Niñata...- añadí, mientras recogía los apuntes, lo cual, dado que mi aspecto era el de alguien bastante más joven que el de aquella chica, era como mínimo, curioso

¿Eh?- murmuré cuando casi había terminado de recoger los papeles que quedaban -¡Eh tú!- le grité a pesar de que en principio había pensado en ignorarla cuando se levantó para irse -Espera- le dije con intención de detenerla.

Sophie se detuvo a pesar de que lo que más deseaba era perderse. ¿Qué pasaba, es que no se había burlado lo suficiente, o es que necesitaba insultarla más para quedarse a gusto?

Con un suspiro se giró hacia la chica abrazando los libros,como si estos pudiesen protegerla.

- ¿Qué quieres? Si vas a meterte con mi atuendo o cualquier otra cosa, espero que al menos seas original

¿Meterme con tu ropa?- pregunté arqueando una ceja -¿Me ves con cara de que me importe lo que lleven puesto los demás?- le pregunté, evidentemente sin esperar respuesta alguna, alzando los ojos al cielo cuando por su actitud de víctima, como si fuese a perder mi tiempo en ponerme a insultarla solo por haber chocado conmigo.

Iba a decirte que estas hojas estaban entre las de mis apuntes- le dije, enseñándole un par de páginas -Y mías no son, así que deben ser tuyas…- añadí -¿Las quieres, o vas a quedarte ahí para seguir pidiendo que te insulten de manera original?- le pregunté con un tono que dejaba claro lo estupide que me parecia eso al tiempo que hacía ademan de dejarl caer las hojas.

Sophie estaba preparada para cualquier cosa que le pudiera decir, al fin y al cabo no había hecho más que recibir insultos y ser objeto de risitas tontas y murmuraciones por parte de sus compañeros de clase desde que llegó a la Universidad. Pero aquello si que la descolocó.

- Oh...- exclamó pestañeando, algo descolocada- Me las quedo- dijo tendiendo la mano para recoger sus apuntes- gracias- una vez tuvo las hojas en su poder las ordenó como pudo y volvió a mirar a la chica, como dudando si volver a hablar con ella o darse la vuelta- No me gusta que me insulten o se rian de mí, pero desde que he llegado parece que la gente no sabe hacer otra cosa, será que se aburren.

Parece que no suela tener la oportunidad de dar las gracias pr nada- pensé al ver su reacción al tiempo que asentía en respuesta a su agradecimiento

La gente es estúpida- le dije con un encogimiento de hombros, como si en mi opinión, eso explicase ese tipo de comportamientos -Y mientras se les deje, seguirán haciendo estupideces- añadí -Si no te gusta, no les dejes hacerlo- le dije en un tono que lo hacía parecer algo sencillo de hacer.

Sophie miraba a la chica con los ojos como platos, en modo gacela thompson a punto de salir corriendo a la más mínima, sin embargo parecía que a la muchacha no le desagradaba su presencia, por lo que se animó a seguir conversando con ella.

- Lo son- dijo como verdad irrefutable-no es tan fácil impedir a un idiota que siga haciendo idioteces, especialmente cuando hay más idiotas animando- suspiró para después volver a mirar a Jane- creía que en la Universidad se trataba con adultos pero supongo que también hay idiotas entre los adultos- hubo unos segundos de duda, pero finalmente volvió a animarse- mi nombre es Sophie Stark- se presentó con un esbozo de sonrisa- especialista en tirar apuntes ajenos al suelo.

No es que hayan solo algunos, es que la mayoría parecen empeñarse en serlo...- asentí -Y respecto a lo de pararlos, es sencillo, la mayoria se callan con un buen puñetazo...- le dije con un encogimiento de hombros -Aunque en tu caso, te irá mejor con una patada bien dirigida- añadí tras ver que aquella chica no debía tener costumbre de dar muchos golpes.

Jane- me presenté -Especialista en hacer callar idiotas- añadí del mismo modo que lo había hecho ella.

Sophie se ruborizó ante el comentario de dar un puñetazo y una patada en los... atributos masculinos, era una chica bien educada y de buenas maneras, era algo que saltaba a vista.

- No, no creo que sea capaz de hacer eso- asintió ante el comentario de Janes con las mejillas sonrosadas y un sonrisa dibujada en el rostro- ni una cosa ni otra- añadió.

- Encantada Jane... calla idiotas- sonrio abiertamente con un brillo en los ojos, conocer a alguien no hostil que se tomara la molestia de hablar con ella era todo un descubrimiento, que la había llenado de alegría- ¿Tienes algo que hacer ahora? ¿Te importa que te acompañe?- propuso feliz y deseosa de conocerla mejor
 

Sonreí divertida al ver como se ruborizaba por mi mención a donde debía golpear para callar a los idiotas, pues al fin y al cabo, no era una reacción habitual en la gente con la que solía juntarme.

Tu misma, pero tendrías que planteártelo- le dije con un encogimiento de hombros -O también puedes devolver los insultos, aunque no es tan efectivo- añadí -En cuanto a si tengo algo que hacer...- empecé a decirle -tenía pensado volver a casa empapandome con la maldita lluvia mientras intentaba que mis apuntes siguiesen secos...- continué -pero si tienes una idea mejor, soy todo oídos- le dije -Hablando de lo cual, si no queremos quedarnos encerradas, deberíamos ir saliendo ya- añadí.

Sophie en realidad no tenía ningún plan, pero deseaba estar más tiempo con aquella chica, de manera que imporvisó sobre la marcha.

- Sí, sera mejor que salgamos... este sitio ya es bastante feo de día. Pues, hoy tengo el día libre en el trabajo, había pensado en ir a la Metropolitan, te podría invitar a un café y con esto- comentó recogiendo el paraguas que se le había quedado en el suelo- podemos impedir que tus apuntes lleguen a casa pasados por agua.

¿La Metropolitan?- pensé por un momento, pues no es que fuese un sitio al que soliese ir, aunque tampoco es que tuviese nada en contra.

¿Por qué no?- le dije a modo de respuesta tras unos instantes -Es mejor que quedarse en casa…- dije con una ligera mueca de disgusto -Y tanto yo como mis apuntes agradeceremos no acabar empapados- añadí en referencia al paraguas -¿Vamos?- le dije, poniéndome en camino para no perder más tiempo allí.

Cuando las muchachas terminaron de hablar todos los presentes habían abandonado el aula magna, dejando a solas a Jane y Sophie en los últimos escalones del gran aula. El pasillo tampoco dejaba mucho que desear ante el abandono masivo de alumnos por el pasillo principal.

En algún sitio no muy lejano una ventana deja entrar la tormenta, y con ello el extraño silbido del viento que se antoja a algo más.

Cuando las muchachas abordan el corredor principal, para ir a la salida lateral donde se encuentra la plazoleta y el parque de estacionamiento, la energía cede y la iluminación muere para dar paso a la penumbra.

¡Hola! ¿No oyeron la alarma del alerta meteorológico? El complejo acaba de cerrar. Solo quedan ustedes dos. – dijo una voz ubicada atrás de mas muchachas. Alguien que parecía divertirle la situación de las estudiantes

- Mierda...- exclamó Sophie cuando escuchó al extraño- ¡Si tan sólo nos hemos retrasado unos minutos!- le dijo al hombre para después mirar a Jane- Yo no se tu, pero no me apetece pasar aquí la noche, tiene que haber una salida- comentó dispuesta a salir corriendo para escaquearse del edificio, prefería mojarse y tentar a la lluvia-¿Vamos?

Mierda- pensé cuando las luces se apagaron quedandonos a oscuras.

A mi tampoco- le dije a Sophie, tras lo cual me giré hacia el lugar de donde provenía la voz -Espera, a ver si nos abre- le dije agarrandole la mano para que no se fuese -¡Pues enciende la luz y dejanos salir para que podamos irnos!- le grité.

Al girar las muchachas se topan con uno de los profesores, en este caso es uno que lleva menos de un mes en la institución en reemplazo del señor Robert Pickman, de Metodología Psiquiátrica Uno y Dos. El pasado mes el señor Pickman fue encontrado sin vida en su apartamento. Las malas lenguas indican que el hombre se suicidó comiendo, hasta que su vientre reventó como una piñata.

El nuevo profesor es un hombre de cincuenta años, con ligero acento inglés, con un bigote perfectamente cuidado y perfumado con alguna fragancia exquisita de importación europea. Al sonreír sus relucientes y muy cuidados dientes denotan una persona que cuida mucho la imagen personal.

Ohh….pobrecillas. Afuera llueve torrencialmente y el viento proveniente de la bahía arrastra paraguas y latas de basura por igual. Salir ahora a la calle es una proeza, y ni hablar de conseguir un taxi. El último partió hace cinco minutos con media docena de estudiantes. Lo sé porque mi coche se inundó en el estacionamiento. Ahora estoy igual que ustedes. Creo que aquí estaremos más seguros hasta que Defensa Civil venga por nosotros. ¿Vienen? En la cafetería hay alimentos para un año, además de café fresco. –

El cordial profesor afloja su corbata mientras espera la respuesta de las desorientadas muchachas.