Partida Rol por web

Mientras regresaban en la patrulla, vieron un bulto gris del tamaño de un perro alejarse por el bosque. Afortunadamente, no parecía dirigirse en dirección al pueblo. Así que no se encontrarían en su camino con aquella cosa... fuese lo que fuese.
Al llegar a la comisaría, la encontraron llena de gente, todos intentando hablar con el sheriff al mismo tiempo

-Señores, tranquilos, tranquilos. Hablen de a uno a la vez, por favor.

Una mujer decía: ¡Esta mañana entré a mi gallinero y no encontré más que plumas!
Un hombre decía: Caminaba por la carretera y vi una araña enorme cruzar la calle y perderse entre los pastizales
Otro hombre decía: ¡Dejé la res colgada y cuando regresé sólo encontré los huesos!
Un anciano decía: ¡Desaparecieron todos mis cigarrillos!
 

Peter entra en la comisaría sin evitar soltar un suspiro al ver amontonados a un buen número de personas gritando sus problemas al aire. Parecía que el único fácil de resolver era el problema del anciano que había perdido sus cigarrillos… que muy probablemente estarían en forma de alquitrán en sus pulmones.

—Buenas, Sheriff —dice Peter al tiempo que realiza el saludo.

Su idea de tratar de conseguir que la población no se asustase quizá no iba a resultar tan fácil como le hubiera gustado. Caos pequeños y controlados como el de la oficina le hace pensar en el horror que se produciría si todos supieran lo que acababan de ver.

—¡Señoras y caballeros, por favor! —dice alzando la voz lo suficiente para todo el mundo pueda oírle—. Escucharemos todo lo que tengan que decir, pero vamos a ir por turno o no podremos ayudar a nadie.

Una de las cosas que estaban gritando habían llamado su atención.

—Por favor, el caballero que ha visto a ese animal grande por la carretera, ¿podría pasar a mi oficina para que le tome declaración?

Me pego al Sheriff Robertson para proponerle oir las declaraciones del otro hombre y la mujer, quienes no han visto a la (o las) criatura, solo las concecuencias.

_Gente, tranquilidad_ levantando la voz me dirijo a todos los presentes, con la autoridad de una antigua habitante del pueblo_ No solucionaremos nada alborotandonos. Por favor calmense y podemos ponernos de acuerdo en como proceder. Si este... animal_ Digo tratando de llevar tranquilidad, sin revelar nada de lo visto, para no alterar mas aun a la gente_  Si este animal come carne, no sabemos si no come carne humana tambien. Sea un puma, un lobo o lo que sea, debemos cuidarnos tambien. ¿Han dejado a sus familias solas en sus casas? ¡Mal! ¡Quedense en sus casas! ¿Qué hacen dando vueltas? Vayan a sus hogares, ¡por favor! si hay peligro, es cuando menos hay que salir. Nos quedaremos con aquellos que hayan sufrido al animal para recabar informacion, ¿verdad Sheriff? EL resto vayan a cuidarse en sus hogares, ¡Vamos!

Peter Dwight se acerca a la señora Kelly lentamente, como si no quisiera que nadie se diese cuenta de su aproximación. Y, de hecho, así es: la mujer ha usurpado el puesto de las autoridades para dar avisos y advertencias oficiales.

—Señora Kelly, le agradezco su cooperación —dice entre susurros—, pero me parece que precisamente lo que queríamos era causar el efecto contrario... —suspira—. En fin, ya está hecho.

Peter se vuelve de nuevo al grupo de gente.

—Por favor, hagan lo que ha dicho la señora —apoya las palabras de Kelly—. Estoy especialmente interesado en hablar con el señor que ha visto ese animal grande en la carretera. Probablemente no sea nada más que un lobo o algo similar, pero necesito tomarle declaración.

_ A ver, a ver_ Dijo Grace ante las sorpresivas palabras de Dwight_ Que no se vaya nadie, por favor, al pelirrojo, agarrenlo! QUe no se vaya nadie. Acá el Comisario en jefe Dwight, Lider de la comisión internacional de las buenas decisiones superadoras de ideas de otros que buscan solucionar problemas de forma eficaz (o la CIBDSIOBSPFE) Tiene otra propuesta para ustedes que seguramente sera mejor. Callense, quédense donde están, y disculpen las desprolijidades, esto es tan nuevo para ustedes como para nosotros.

Me bajé de la silla de un salto, llena de ira, y me fui a hablar con los vecinos que habían sufrido las consecuencias de la bestia, chocándole el hombro al joven Dwight.

_Jovenzuelo irrespetuoso, una pasa una vida entre esta gente, y el nació ayer, y porque porta un arma se cree que tiene el mejor sentido común y protocolo catástrofe de la ciudad, ¿y estas canas? ¿me las pinté? _ Y dando un resoplido de fastidio, me fui con los tres vecinos antes mencionados.

Los testigos no parecían tener mucha más información para dar. Parecía un callejón sin salida, pero la llegada del loco Owen cambió eso:

-¡Sheriff -dijo entrando a toda prisa en la comisaría- un perro-araña o se comió a su mujer!¡Estamos bajo ataque!¡Tenemos que organizar la defensa del pueblo o nos matarán a todos!

—No pretendía hacerle de menos, señora Kelly —dijo Peter mientras se rascaba confusamente el cogote—. Intento actuar según el manual, aunque supongo que esta situación no viene en él.

Iba a seguir hablando, pero en ese momento escuchó Peter unas voces. Se giró hacia el hombre que había comenzado a gritar y le reconoció al instante.

—¡Señor Owen! —exclamó un tanto sorprendido y tratando de contener las carcajadas que tan espontáneamente le había provocado la señora Kelly con el nombre de esa organización a la que supuestamente pertenecía—. ¿A qué se refiere con eso de un «perro araña»?¿Podría describírmelo un poco mejor? ¿Y a quién dice que se ha comido?

El resto del grupo llegó a la comisaría justo a tiempo para escuchar la historia del señor Owen:

-Pues, como les dije: Oí un ruido en la cocina. Fuí a ver si ella estaba bien. La puerta del horno estaba abierta. La carne asada que estaba preparando había desaparecido. Ella estaba tirada en el piso y esa... esa cosa se la estaba comiendo. Era alguna clase de animal peludo del tamaño de un perro, pero con muchas patas y dientes muy afilados. Tomé mi rifle y le disparé, fallé el tiro, pero conseguí ahuyentarlo. Saltó por la ventana y se fue corriendo hacia el bosque. Entonces vi otro igual que lo seguía. No sé cuántas de esas cosas puede haber allá afuera, pero son peligrosas.

- ¿Está hablando de lo que escapó del bosque...? - a Claire se le escapó la pregunta al llegar a la comisaría junto a su grupo. Garlan Owen había dicho que había visto "una clase de animal como un perro pero con muchas patas y dientes muy afilados", aquello no sonaba ni medio normal. Y además él era un militar retirado, no es como si no hubiera visto horrores en su vida y el terror le hubiera nublado el juicio... - ¿Están sueltos por el pueblo...?

-La puta madre...-es una de las pocas cosas que rick sentia que podia decir en ese momento- Es que las sorpresas no van a dejar de aparecer por 5 minutos?- Busco entre los presentes al oficial peter pero no estaba seguro de si lo iba a encontrar

Los comentarios de Garlan Owen le pusieron la piel de gallina. Chelsey conocía a la señora Owen, de hecho en las convivencias de la comunidad había probado su fascinante tarta de manzana, una delicia cuya receta nunca dio a conocer, pues era un secreto de familia, según siempre comentaba. La idea de que esa mujer, agradable y educada con los vecinos estuviera muerta, provocaba un nudo en la garganta a Dawson.

- ¿Dónde está Peter Dwight?... - preguntó a un par de vecinos mientras con el dorso de la mano derecha se enjugaba una lágrima furtiva, tantos miedos y desgracias por la presencia de un ser o quizás fueran varios, que no les correspondían estar allí, en su pueblo, en su planeta.

Buscó con la mirada a ver si encontraba al policía, a la única persona de allí, de cuantas había, que podía transmitirle un poco de calma.

Habían pasado de una película de aliens a una de acción. ¿Disparos? ¿Bosques con presencia? ¡Por dios, quería irse a casa! - ¿Significa que no estamos a salvo aquí? – Preguntó en voz alta sin saber siquiera si necesitaba conocer la respuesta.

—¡Chelsey! —gritó Peter por encima de las voces de todo el mundo que estaba en comisaría—. ¡Chelsey! —repitió mientras se acercaba a la mujer, a la que había visto entre el grupo que entró a la comisaría.

Esquivando a todo el mundo que se interponía entre él y la mujer, llegó al fin hasta su lado. En ese momento exacto no supo qué era lo que quería hacer. La parte buena es que sí sabía lo que necesitaba. La abrazó con fuerza apoyando la cabeza de la mujer contra su pecho al tiempo que él mismo respiraba aceleradamente.

—¿Te encuentras bien, Chelsey! Dime que estás bien...

La veterinaria escuchó su nombre por encima de las conversaciones de los demás congregados en la comisaría, algo que se repitió cuando no pudo ubicar de dónde procedía exactamente la voz. Cuando Chelsey vio a Dwight se le iluminó el rostro, no perdiendo segundo alguno para ir a su encuentro.

- ¡Peter!.... - el abrazo podía considerarse hasta una fusión nuclear, pues la mujer le apretó con todas sus fuerzas contra sí, y la química que desprendían ambos era más que palpable -.... Estoy bien, estoy bien.... solo es que.... - Le miró a los ojos sin saber cómo expresar la intensidad de lo que en su interior estaba sucediendo. No se lo pensó, se puso de puntillas y le dio un beso en los labios con tantas ganas, que dejaba bien claro que ella en ese preciso instante era una explosión de sentimientos. Tras ese contacto íntimo entre ellos la joven se separa despacio, con claro rubor en sus mejillas -... Solo... es... que... me alegro de verte.... - otra sonrisa.

Tras unos minutos después de aquel encuentro llegaba la ocasión para volverse prácticos -... Peter..., deberíamos cazar a la criatura o criaturas que andan sueltas... He pensado que quizás una batida humana sería ideal como cebo para ellas, y a la par, la mejor manera de peinar el terreno, para eso todo el mundo necesitaría armas... Y hay que llamar antes a Seguridad Nacional para que movilice el ejército..., toda la ayuda que podamos tener en la zona es poca... ¿Qué te parece?... - Quería saber su punto de vista, al fin y al cabo, dejaba en sus manos la opción de mando.

No podia ver tanta dulzura entre la veterinaria y el poli... temia que le.diera diabetes. Prefirio tranquilizar a la joven que parecia explotar en cualquier momento- Mira... isobel, verdad? Ninguno de los que estan aqui podrian darte una respuesta a eso, pero no tienes que desanimarte. Todos esta asustados al no saber que pasa, sin embargo tu si y sobreviviste a lo que hay afuera. Ni me conoces, pero te prometo que no voy a dejarte sola. Puedes confiar en mi- aunque sea trillado, busco la manera mas sencilla de tranquilizar a la muchacha, sabiendo que tal vez no seria tan facil

En medio del tumulto, la abuela de Isobel entró en la comisaría diciendo:

-¡Sheriff! ¡Lo necesitamos en el rincón del fumador! John Smith esta muerto.

De entre todos los presentes, el que más dudaba que fuera acercarse a ella con palabras de ánimo era el hombre que se hacía llamar Rick. Esperó a que terminara de “consolarla” con palabras de protección y seguridad, la misma que en esos momentos necesitaba. Bajó la mirada tras meditarlo, calmando los nervios que había mostrado y cogiendo aire antes de asentir, esta vez buscando los ojos de Rick.

Está bien, confío en ti. Gracias.- Sonrió en modo de agradecimiento, aunque era tan débil que apenas quedó en alzar la comisura de los labios antes de girarse, escuchando la voz de su abuela.- ¡Abuela! – Con todo lo que había pasado verla viva era un milagro. Se acercó a ella y la abrazó, dándole un beso en la mejilla.- No sabes la mierda que hemos visto, es de locos.- Sobre la muerte de ese tal “John Smith”, teniendo en cuenta que era prácticamente nueva en el lugar y apenas se acordaba de los nombres de aquellos que la acompañaban, no pudo más que mirar al resto con cierta pena sin saber cómo reaccionarían ante la noticia.

En cuanto escuchó a la señora Steele entrar gritando, Peter Dwight se preparó para ir al estanco del pueblo. Pero antes tenía que hablar con Chelsey.

—Me gustaría que me acompañases —le pidió muy seriamente—. No sé qué podemos encontrarnos, pero tu habilidad con los animales es de una ayuda fundamental. Y no te preocupes, antes de que algo te ponga una zarpa encima le he vaciado el cargador en la cabeza. A ti no te toca nadie.

No era una bravuconería, sino que pretendía verdaderamente tranquilizar a su querida veterinaria, aunque era consciente de que podía sonar incluso algo machista, cuando la mujer ya había demostrado en un millar de ocasiones que no le necesitaba para nada y que se desenvolvía perfectamente por sí misma. Quizá él la necesitase más de lo que quería admitir.

—Te necesito, Chelsey.

Chelsey miró con horror a la abuela de Isobel, el hecho de que apareciera el primer cadáver no auguraba precisamente un día tranquilo.

- Pobre hombre... - dijo la joven lamentándose y mirando a Peter, asintiendo ante sus palabras -... Voy contigo, aunque te advierto que no soy médico, quizás...., quiero pensar qué....Que John haya muerto de causas naturales... - en su fuero interno deducía que no era así, pero deseaba creer sus propias palabras -...Sé que cuidarás de mi, no lo dudo, Peter... Pero sí te pediría una cosa... Sé disparar pero no tengo arma..., si me pudieras dejar alguna... bueno..., podría ser de mayor utilidad... Cuando quieras ir, te sigo....

Peter Dwight subió su pie derecho encima del primer asiento que vio. Se remangó el pantalón y allí, sujeto por una tobillera, había una pequeña arma, un .38 Special, conocido por los pandilleros de la ciudad a la que no quería regresar como la «Saturday Night», porque era la que empleaban buena parte de las pandillas. No se consideraba un arma de ataque, sino de defensa, pero sus balas también mataban a la gente.

—De acuerdo, Chelsey —le dijo mientras le hacía una entrega casi reverenciosa del arma—. Es una pistola con poco retroceso. Tengo algunas balas para ella además de las que tiene, pero debes tener cuidado, cariño. Hay que actuar con sangre fría cuando tienes una de estas —estaba resultado demasiado paternalista, aunque esa no era su idea.

El agente tuvo miedo de darle un arma de fuego a su amiga, pero las circunstancias eran acuciantes y no quedaba otra opción. Además, si sabía disparar, sería algo muy positivo para la defensa del grupo.