Partida Rol por web

Al fin ponía su mano en la puerta, y esta se abría a la vez que él se ocultaba en un lado para que el grupo fuera quien recibiera a que hastiante ataque masivo...

Una auténtica masa de flashes comenzaron a bombardear a los jóvenes que recién despertaban, aun había algún medio que estando despistado aun hablaba con su compañero, pero se unía a aquella muchedumbre enseguida. Aquel que apreciara la calma, ahora entendía las pocas ganas del doctor de salir, seguramente hubiera preferido lidiar con el grupo armado en espera de su huida y con la policía posteriormente, pero sus órdenes eran otras.

- por fa-ganos que-erdad esta pensantes pon daño cuantos a-aquí aquí-kyo ne-vor re-col-ante-acaba de-ia por-¡¡!! - una masa de gritos desordenados imposibles de comprender os asaltaban. No teníais tiempo para razonar y ya os daban una terapia de choque. Había una cosa clara, erais la noticia del día.

- ¡CÁLLENSE DE UNA MALDITA VEZ! - gritó a todo pulmón una mujer desde detrás de ellos - esos muchachos acaban de despertar, ¿creen que bombardearles con lucecitas y hablar todos a la vez va a ayudarles? - todos callaron con sus palabras y la luz de algún flash despistado era ahora lo que quedaba del recibimiento anterior.

Una mujer de cabello seguramente teñido se abría paso entre los periodistas. Y solo algunos susurros se atrevían a romper el silencio.

- bbsbs bsbsbsbbsbbssss - sin miedo firme y con un café en sus manos, se aproximaba aquel personaje, el cual parecía levantar un respeto abrumador a su alrededor.

- no lo puedo creer, ¿de verdad es ella? - nunca podría haber imaginado que vendría en persona - es la presidenta Iju Orusisu Ekaru - que guapa es - lástima que tenga a ese loco por novio...

No separaba sus manos de su café, casi como si sujetara lo más importante de su vida.

- bienvenidos a vuestro nuevo hogar - comenzó a hablarles como quien habla como un pariente - soy la propietaria de las empresas SOAN y por tanto siendo vosotros de mi propiedad, podéis consideraros japoneses desde hoy mismo. Os daré cobijo, y os consideraré como si fuerais hijos míos, pero no esperéis una vida fácil, no os daré ni un Yen que no os ganéis - parecía una muchacha no mayor que vosotros, tal vez entre 16 y 18 años.

- solo hay tres normas, debéis ganaros el pan de melón, os comportaréis debidamente, y la más esencial, no me tocaréis.

Podría parecer una princesita consentida, pero nadie decía nada en su contra, más incluso asentían algunos diciendo que era realmente amable.

Cuando la puerta se abrió decenas de flashes nos asaltaron instintivamente me escondí tras Aysha, siempre había sido algo cobarde y no me gustaba ser el centro de atención así que esa situación no me gustaba en absoluto.
Por suerte una voz de mujer hizo que todas esas voces se callaron y los flashes casi en su totalidad desaparecieran. Entonces avanzo hasta nosotros mientras los periodistas hablaban sobre ella y no me costó escuchar que decían. No parecia muy mayor pero aún así era dueña de una empresa de la cual nunca había oído, hasta hace unos minutos, SOAN, la primera vez que escuche eso fue de la boca de los que habían despertado conmigo. ¿Iba a cuidar de nosotros? Nos daría casa a cambio de que nos lo ganaramos pero ¿a que se refería? ¿Tendríamos que trabajar para ella y porque no podíamos tocarla?
Mire a Aysha y luego al resto esperando sus respuestas.

La preocupación tanto del pelirrojo, Ivanna y Shizu podría haber sido un buen atenuante a la hiperventilidad que trataba de calmar pues, siendo totalmente ignorada por Liz de que ella también estaba avanzando junto a ellos debido a su mala condición, no era común ponerse así aunque era totalmente justificable. Las únicas que parecían tomarlo todo con enorme tranquilidad fueron las autoproclamadas inglesas y, si no fuera porque su pulso acelerado le ponía más nerviosa, podría haberles analizado más.  Alcanzó a escuchar parte de la explicación de quien les ayudaba a salir, pero cuando apenas quería responderles a los demás que debía tener un poco de espacio para respirar y recuperarse, su intención de hablar se vio interrumpida por esos flash y no pudo evitar ponerse más nerviosa de lo que estaba. ¿Cómo es que se enteraron? ¿Cómo llegaron tan pronto? ¿La sociedad continuaba con esa sed de noticias?

-Esto... no... no...-las voces murmurantes que no alcanzaba a entender la paralizaron, pero su conciencia regresó cuando Shizu se ocultó tras de ella. Su mano temblaba, pero hizo lo posible para apretar la del pequeño peliplateado para darle seguridad... Dulce ironía, pues ella también estaba mal-... Algunas cosas no cambian, ¿no crees?-intentó animarle en un intento fallido de bromear, mas no continuó por la llegada de una chiquilla con aires de grandeza que explicó parte de lo que significaba todo eso y una frase le hizo eco en su mente "(...) soy la propietaria de las empresas SOAN y por tanto siendo vosotros de mi propiedad (...)". 

No era el momento de hablar, tomar iniciativa o reclamar. No en su estado. Aysha permaneció al lado de los demás tratando de asimilar todo en lo que podía y más con su respiración algo agitada. Murmuró algo, pero no parecía haber dicho algo en concreto, pues ya estaba un poco alterada.

Efectivamente, había susurrado algo, pero no quiso que las demás escucharan. Algo no le daba buena espina en las actitudes de ellas.

-Gracias por preocuparse...-alcanzó a decir nerviosa y aún respirando con dificultad. ¿Cómo le hacían los demás para mantenerse serenos? Habían despertado 200 años en el futuro, tenían poderes o habilidades por ese SOAN y luego estuvieron a punto de morir para después toparse con esos periodistas que mantenían hábitos de un par de siglos atrás. Ella al principio trataba de estar tranquila, pero esto se rompió con aquellos disparos-... ¿Están bien?

Notar a Aysha nerviosa también lo alteraba a él, sin embargo mantenía la mano en su hombro y cuando salieron afuera del edificio pudo ver todo el escándalo de cámaras y periodistas. ¿Qué estaba pasando? ¿El mundo se había salvado? No entendía realmente un comino y aquello le incrementó la ansiedad al punto de provocarle dolor de estómago.
—No entiendo nada, ¿qué sucede?

Antes oyó la explicación del doctor relacionada a los poderes, pero era demasiada información para digerirla de repente. Entonces decidió ignorar la capacidad de lanzar ráfagas de viento de la palma hasta desentrañar el misterio de haber despertado en ese sitio.

En cuanto la peliverde hizo acto de presencia, Cameron la escuchó extrañado y enarcó las cejas a posteriori.
—¿Cómo que pertenecerte? ¿Dónde están mis padres? —preguntó enfadándose.
Mientras atestiguó la preocupación de la chica a su lado y le asintió, aunque no parecía estar bien.

Me estaba agobiando enormemente la montaña rusa de emociones en la que se habían convertido mis primeras horas fuera de aquel congelador: de caer de un congelador despues de descubrir cuantos años llevaba en frío, a ver de primera mano la cabeza abierta del cadáver de quien una vez fue mi señor, y luego ver como una chica le mete la mano hasta el fondo, después escapar de un grupo armado que nos disparaba, y por último descubrir una clase de poder virtual extraño. ¿Y que podía ser lo siguiente? Después de extrañarme por ver al doctor esconderse lo descubri.

Una avalancha de flashes, periodistas y gritos que nos rodeaban a todos. Esto... era lo último que necesitaba. Al principio no conseguía situarme; pero al comprender la situación... empecé a agobiarme. Odio... las multitudes... miles de personas viéndome vestir no más que una bata de paciente médico... además de sacarme fotos -Ge-gente... de-demasi-siada ge-gente... mi-mirando-dome...- empecé a balbucear e hiperventilar, y por puro instinto me escondi detrás de Lisbeth al igual que hizo Shizu con Aysha mientras sudores fríos me recorrían el cuerpo y mi corazón iba a mil por hora... ¡¿pero que leches pasaba?!.

Y después de un grito, todo se calmó de golpe; como si hubiera aparecido algo que les dejará sin palabras... cuando lo único que había era una chica de no más dieciocho años. Me asome de detrás de Lis lo justo para poder mirar lo que pasaba -¿Esa chica... de verdad es la que les ha hecho parar?- pensaba aun con sorpresa. Y sus palabras, junto a algo que había dicho Aysha... ¿otra vez volvia a estar en la obligacion de servir a alguien? -Las cosas no cambian... me lo dirás a mi. De servir a un adolescente consentido holandes... a servir a una adolescente consentida japonesa- pensé mientras me volvía a ocultar detras de Lisbeth... a pesar de que han habido 225 años de diferencia, parece que mi único destino en esta vida es servir a otra persona.

Alzó la cabeza levemente sonriendo, y la escasez de flash es os permitió ver el exterior...

Estaba claro que era de día,y lo que veíais a vuestro alrededor no era como otros lugares que hubierais visto anteriormente. La muchacha se giró y un pasillo igual al que se había formado cuando llegó se formó para que se retirara. El doctor se acercó desde detrás de vosotros colocándose a su lado y quitándole el café de las manos, bebiendo un trago y devolviéndolo con calma a las manos de la Muchacha.

Parecía que a excepción de él, realmente nadie se acercaba demasiado, procuraban estar a una distancia prudencial.

- ¿te bebes mi café? ¿Quieres morir joven o que? - una leve risa seguida de la sonrisa del doctor mostraba cierta complicidad, a diferencia de los demás él se permitió apoyar el codo en su hombro diciendo que todavía era demasiado bajita como para llegar a su cuello. De algún modo algunas bromas típicas de un humor negro se sucedían mientras se acercaban a un enorme vehículo.

No era más que una limusina blanca realmente larga, pero para quieren se hubiera hecho una idea de futuro, esperaría ¿coches voladores? ¿Naves? ¿Cualquier cosa extraña? Tal vez lo único extraño era que ella misma abrió la puerta, sin esperar a chofer alguno.

Entró primero Vincent, y ella esperó al lado de la puerta mirando en vuestra dirección - ¿venís? ¿O preferís quedaros ahí?

En ese momento se escuchó un estallido y una décima de segundo después los alrededores parecían ralentizar se. Una enorme bala de las de toda la vida, aunque de unos veinte centímetros estaba inmóvil levemente incrustada en la mano de la chica, o más bien atravesándola. El café flotaba delante de ella, mientras que agarraba el enorme proyectil con la otra mano también agujereada por delante. En ese momento pudisteis percatarle de que el dorso de la mano era cubierto por una ligera capa de piel artificial, la cual había sido fulminada por aquel disparo.

Los reporteros se agacharon, muchos cubriendo con sus cuerpos las cámaras, justo a tiempo para que una leve explosión de luz negra saliera de su mano agredida. Algunas ventanas de alrededor estallaron sin ofrecer resistencia y pese a ligero el retumbar, vuestros tímpanos escucharon esa explosión antilumínica. A varios cientos de metros, en un edificio lejano, se pudo contemplar una ligera explosión, ligera a vuestra alejada visión, pero de unos cinco metros para quien estuviera cerca del origen del disparo.

Ivanna apenas y hablaba, parecía aún perpleja con toda la situación y con lo que había hecho, no lo entendía y su mente se sentía incapaz de digerir tanta información. Con esto en mente, Ivanna guardó silencio.

Sonrió a Aysha cuando esta le habló y le sonrió al pequeño Shizu. Al salir y ver aquellos flash de cámara, Ivanna sintió sus ojos encandelillados y un leve gemido salió de su boca, ya que sin haber utilizado sus ojos por tanto tiempo, era más que natural que se hubiera desacostumbrado a lo que antaño era rutinario para ella.

La chica de cabello verde habló y calló a la multitud, pero sus palabras no fueron de lo más amable tampoco. ¿Su propiedad? Ivanna solo se pertenecía a sí misma. Si tan solo supiera quién es ella, no le hablaría de esa manera. A pesar de su indignación, no dijo nada y se dispuso a ir hacia la limusina sin chistar. Dijo bajito para los que estaban cerca - ¿Y cuándo nos dejarán vestirnos? – para quitar un poco el hierro a la situación.

A continuación, el disparo se hizo sentir alrededor y la pobre chica se agachó asustada. Recuerdos venían a su cabeza, pero miró maravillada el agujero en su mano. Era impresionante. ¿Cómo podían decir que sus dones eran más avanzados? Como acto reflejo, cubrió a Aysha y Shizu, pues no quería que salieran heridos.

- Llegará mi momento, lo sé… -.

Al fin, el doctor abrió la puerta, y lo que yo esperaba que fuera un laboratorio... se convirtió en una muchedumbre destelleando. Me quedé algo cegada por aquellos flashes, pero cuando pude ver a esos fotografor, reporteros, o lo que sea, casi que me acostumbré a ello. Realmente, era un buen recibimiento, uno grandioso para una hermosa diva como lo era yo. Y justo iba a reaccionar adecuadamente para ello, incluso pensé en posar hasta que...

La pequeña se escondió detrás de mi, asustada y balbuceante. Al volver la vista atrás también ví a Shizu, Ivanna y Aysha amedrentados, e incluso el chico guapeton parecía incomodo. - Joder... menuda gente que no son capaces de aguantar ni siquiera a veinte personas en el mismo sitio. Son unos debiles... pero se puede sacar algo de ellos, así que mejor... - Ir a su favor, eso era lo que pensaba, aunque fuera en contra mia.

Agarré la cabeza de Jess contra mi cuerpo mientras la acariciaba para "consolarla" o al menos aplacar su incomodidad. - PARAD YA CON LAS FOTOS - empecé a gritar para que después mi grito se viera ensordecido por el de otra mujer o más bien niña, de pelo verde. - ¿Qué coño? - Empecé a mirarla, analizandola de arriba a abajo como si fuera la nueva diva que intenta destronarme... aunque realmente era yo la que iba a destronarla a ella.

La tipa encima venia con aires de sobrepotencia estupida y presumiendo del poder que tenía sobre lo que llevabamos "instalado" en el cerebro. Lo que peor me olía es que la tipa tuviera control sobre los SOAN, no obstante... no hice nada extraño, solo escuché como los demás, aunque ya quería decirle un par de cosas a la enterada esa.

Cuando se dió la vuelta y fue hacia aquella limusina, me dí yo la vuelta hacia los demá - Jess, no te separes de mi. - Y después de decirle ese pequeño susurro hablé en voz baja a los demás - Es mejor no separarnos... no sabemos que puede ocurrir, y viendo como reaccionais a una situación así... mejor quedaros cerca mia. - Fue entonces cuando escuché de nuevo a la peliverde hablar desde la limusina y aquel disparo.

Instintivamente agaché mi cuerpo cubriendo todo lo posible a Jess con el mio y alzando la cabeza mirando para todos lados hasta ver aquel agujero de la peliverde - Ey, deberiamos ir a la limusina ya. Cuanto más cerca estemos del peligro más a salvo estaremos. Pequeña confia en mi - Dije a todos, salvo a la asesina, la cual me daba un poco de igual lo que le sucediera, y esa última frase se la mencionaba a la pequeña rubita de entre mis brazos. - Vamos.

Mire el lugar donde estábamos, más bonito que en nuestra época pero aún mucho más feo que la naturaleza y seguía sin merecer un dibujo. El doctor parecía conocer a esa chica de hecho eran muy amigos. Quería seguirles y entrar con ellos en ese coche pero sin despegarme de Aysha e Ivanna pero un fuerte sonido y la visión de una bala atravesando la mano de la chica me horrorizo. Y me agache por instinto cubriendome la cabeza con las manos. Entonces note a Ivanna protegernos y escuche a Lizbeth decir de ir a la limusina, desde luego era mejor que estar en medio de la calle, di un tirón de la ropa a Ivanna y señale el vehículo para luego hacer un gesto con mi mano de una persona caminando y taparlo con la otra esperaba que me entendiera y llegáramos los tres a salvo, no quería volver a perder a alguien que se preocupaba por mi.

Había sido un momento de intensas revelaciones, ni siquiera el mismo doctor sabía qué era lo que estaba en ellos y cómo habían logrado dominar lo que él mismo aseguraba que existía, SOAN, ¿qué era realmente eso? ¿cuales eran sus alcances?. Lo cierto es que mataba a los que no estaban preparados para usarlo y eso explicaba porqué a ese cuerpo le faltaba la mitad de la cabeza, ¿terminaría alguno as?, pero eso no era lo relevante, lo revelante era el porqué en ellos, todos los que habían despertado, se había creado una singularidad. No eran por ser del mismo proyecto, OA sabía perfectamente todos los integrantes de su arca, y entre ellos no estaban esos chicos, sus nombres, que ya habían revelado, no estaban en su memoria. Iba a ser toda la odisea, considerado que ni siquiera los dueños de aquello, sabían a la perfección qué sucedía.

Y hablando de dueños, los flash en sus cabezas, el miedo en los corazones de los demás, a excepción de una que parecía disfrutarlo, era más pimienta a ese caldo Thai, OA, en cambio, no se sintió amedrentada por las cámaras, y ahora agradecía no andar con sus pompas al aire como el resto de sus compañeros, de ahí que caminara al lado del doctor con la ilusión de ser confundida con uno de los ayudantes, aunque ahora que veía mejor las ropas, se daba cuenta que estaban pasadas de moda. Sonrió para sí, se estaba preocupando de la moda mientras una chiquilla de cabello verde los declaraba de su propiedad y tomaba posesión sobre ellos. 

Los dientes de OA se apretaron y esos ojos violeta se posaron con un aire oscuro sobre la que ahora era su nueva "ama", pero de momento no haría nada, no podía, aunque su naturaleza rebelde le exigía una cuota de redención por aquellas palabras que la habían marcado a fuego, además, lo que había alcanzado a escuchar le indicaba que aquella chica era de temer así que si deseaba sobrevivir debería jugar por un rato bajo sus reglas y ver que provecho podría sacarles. ¿estarían pensando lo mismo los demás?, no sabía, había personalidades singulares entre los presentes, y una que parecía ser más oscura y cruel que la misma Liz, era la otra chica heterocromática que ahora jugaba a ser indefensa para ser protegida, ¿realmente se había dado cuenta de lo que había hecho o era un verdadero caso de personalidad disociada?. Ella si le daba miedo.

Siguió ne silencio, observaba a la chica del cabello verde y buscó entre los presentes al famoso novio, no pareció estar en ningún lugar, pero luego de la interacción con el doctor, se preguntó si acaso él lo era. Rayos, estaba invitando salir a un perfecto loco... y debía serlo, dijeron "ese". Ay OA, cagándola desde tiempos inmemorables, la chica rodó los ojos y llevó su dedo indice a su barbilla divertida por sus propias ocurrencias. 

El sonido la sacó de sus pensamientos, levantó la vista cuando ya aquella bala estaba entre las manos de la presidenta, literalmente, y podría haber parecido que se mantuvo estoica, pero no, OA estaba paralizada, pues al no entender las reglas de ese mundo, no sabía cómo actuar o cómo reaccionar, así que de pie se quedó mirando, como un testigo ajeno , al que nada le pasaría, y buscando de inmediato la fuente de aquel disparo, daba igual si se agachaba, era un franco tirador, si estaba en su mira, ya debería considerarse muerta... sin embargo no demoró mucho en saber de donde venía aquel peculiar disparo, la presidenta se había encargado de aquello... Ahora eran dos las que le daban miedo, pero obviamente lo ocultaba a la perfección, levantó apenas una ceja, en una expresión de circunstancias ante su acción.

— wow... parece que tienes muchos amigos, eh.. — se le escapa la expresión, más productor de los nervios que de una acción consciente, sin embargo daría la impresión de que le había sido indiferente lo que estaba pasando, y hasta cierto punto, sí, aún existía la posibilidad de que todo fuera un sueño uno muy fumado, y que tarde o temprano despertaría. Pensó en Robert, el hecho de que no estuviera, el saber que no estaría, el saber que pudo evitar todo aquello y haberse quedado a su lado, entristeció pero sólo dentro de sí, pues se aferraba a su imperativo categórico de no mostrar debilidad, que en el mundo real, no se podía mostrar debilidad y de que rara vez existía alguien que te protegiera. Sintió el relieve del bisturí en su bolsillo, y casi se le hizo estúpido tenerlo, si los de ahí podían hacer cosas como Ekaru, la delgada hoja de ese pequeño cuchillo era un mondadientes, pero aún así se sintió un poco más segura.

— ¿aun podemos subir a la limu o esperaremos a más invitados? — le preguntó con un tono chulesco, notando ahora sus manos ¿era un androide?, por eso se cuestionaban que fuera ella los periodistas, obvio, mandó un robot, ¿se podía?, claro que sí, aunque podrían haber creado autos que volaran, — ya quiero conocerte de verdad — le sonrió, pero no fue un gesto amable, no, era un gesto cargado de misterio, la pelirroja, acomodó sus gafas sobre su tabique lo que hizo que el reflejo cubriera sus ojos.

No habían salido de una mala situación para que de nuevo se repitiese la historia de esos ataques. ¿Era tan en serio que su existencia/despertar causaba tal revuelo? Se percató que Ivanna la protegía a ella y a Shizu, olvidándose del recelo hacia ella que sentía momentos antes; la iniciativa de Liz a abordar el transporte; y, por instinto, igual ella abrazó al peliplateado y con la poca extensión de su brazo jaloneó al pelirrojo para que se colocaran juntos y así subirse a la limusina; Amanda se veía tranquila a pesar de todo, lo cual le dio un calosfrío que dejó de lado para garantizar la seguridad de los demás y de sí misma. 

-¿Podemos seguir esto luego? ¡Subamos ya!-apremió para salir de ahí rápido. Quería tomarse un respiro, por Dios.

Los actos de Lisbeth sin duda no paraban de soprenderme... parecía que de verdad se preocupaba por mi. O bien fingía muy bien porque quería que fuera su sirvienta personal (cosa que era plausible por su comentario de allí dentro... y que realmente no me importaba demasiado); o de verdad se preocupaba por mi, algo que sus palmadas en la cabeza y el trato de niña pequeña que recibía por su parte, además de mandar callar a todos aunque de forma inefectiva... podría ser verdad. La situación seguía siendo rara y prefería no salir de detrás de Lis... seguía habiendo mucha gente para mi gusto. Simplemente miraba como parecía que el doctor conocía a nuestra "nueva ama". Los demás reaccionaban acorde con las personalidades que habían mostrado a lo largo de las horas en las que nos habíamos conocido (Shizu en silencio, la chica de las gafas pasando de todo, Liz cubriendome...).

Y de repente, algo que ya a estas alturas no me sorprende, apareció un disparo desde uno de los edificios. Aunque que me esperase eso no quitó que me asustase y me agachara. Que la chica peliverde pareciera parar la bala con su mano agujereada... tampoco me sorprendió, después de yo haber licuado balas sin saber como... pero si que me dio bastante grima ver esos agujeros en sus palmas. Pensar solo en algo cruzando el agujero de lado a lado me daba un gran repelus. Y sin duda quise meterme cuanto antes en la limusina a cubierto... de las balas y las miradas. Así que asentí a Lis que me pidió que entrase en ella. Me incomodaba que me llamase "pequeña" tantas veces... pero tampoco se lo diría, me daba cosa... y aunque lo hiciera no era el momento. Entré corriendo junto al grito de "¡Subamos ya!" de Aysha.

Apresuradamente todos accedieron a aquella limusina Hummer, una antigua limusina si se pensaba que era igual a otras que hubierais podido ver en vuestra época, aunque no les faltaría espacio. Pero no subir era arriesgarse a que aquel enorme calibre de munición tuviera más objetivos además de a Iju, a diferencia de las que os habían disparado a vosotros esa no desapareció, la lanzó al asiento poco antes de entrar detrás de vosotros.

Vincent tomo el casquillo y lo introdujo en una bolsa, colocándose él entre vosotros y la peliverde por tal de evitar contacto físico alguno. También le entregó un par de guantes de látex que guardaba en su bolsillo, pues parecía que a la muchacha no le gustaba mostrar aquellos agujereados miembros.

Tras cerrar la puerta, el vehículo se puso en marcha, y con los guantes ya colocados, dejó su café a un lado, aquel enorme vaso aparentaba ser un método como cualquier otro para que sus manos no quedaran expuestas a la vista de todos. Estiró ligeramente el brazo, y Vincent le entregó un carpwtín.

Ojeó a los presentes y lo escrito en aquellas hojas, e hizo una leve mueca de pesadez. Abrió una diminuta bolsita y la vio vacía - ¿no conseguiste el SOAN? no podemos permitir que nos quiten más...

El doctor rebuscó en su bolsillo y se lo entregó - aquí lo tienes, lo consiguió extraer nuestra amiga cirujana - dijo con una sonrisa indicando ligeramente a Amanda.

Mientras revisaba algo, por vuestro lado pasaron un par de "motos" que hacían más justicia a un futuro, y no solo eso, habían vehículos interesantes, al parecer ibais realmente en una antigualla, seguramente el capricho de la niña esa.