Partida Rol por web

Tras una breve parada en la tienda de Hunt, los Cazadores están todo lo preparados que pueden estar para enfrentarse a Royce. Jim va por delante en su pick-up mientras Scarlett va rellenando los globos con agua bendita. Puede que no maten a Royce, pero sí le causarán una dolorosa distracción. 

Dexter va detrás acompañado por un nervioso Nate. El ángel mira nerviosamente a su alrededor, captando algo con su mirada que no es visible a los ojos humanos. Aunque éstos tampoco necesitan visión angelical para percibir el ambiente maligno y malsano del bosque. Si esto es lo que se siente sin que Royce haya abierto la puerta para su amo las cosas por venir serán mucho peores en caso de que se salga con la suya.

Las luces de los coches de policía llegan a veces en ráfagas atravesando el follaje acompañadas de los ecos de sus sirenas. Sin embargo las fuerzas del orden no conocen el bosque como Jim y no tardan en sacarles ventaja.

De repente Jim se detiene con un frenazo. Dexter consigue evitar el choque a duras penas: un grueso muro de zarzas bloquea el camino. Procedente del otro lado llegan extraños sonidos y los gritos de un niño...

Armas bendecidas... eso sonaba bastante bien. A la vista de lo que nos había sucedido, estaba claro que necesitábamos toda la ayuda que pudiésemos conseguir, así que ninguno de nosotros se quejó por ello. Además, habíamos dejado por fin a Bonnie detrás. Alguien menos de quien preocuparse. Si había algo que podía retrasarnos o crearnos problemas, además de Royce, era tener que encargarnos de ella.

Ahora ya estábamos los que teníamos que estar, y yo seguía en mi furgoneta al coche de Jim... y por supuesto de Scarlett. A mi lado iba de nuevo Nate, aunque no parecía estar demasiado tranquilo. Para ser un ángel, parecía estar demasiado nervioso. No era lo que esperaba.

Quizás en lugar de un ángel nos hubiera convenido más tener a un demonio a nuestro lado.

Mientras tanto, miraba a mi alrededor en busca de cualquier cosa extraña, algo que no correspondiese a lo que se esperaba en aquel lugar. Desde luego, los coches de policía no tenían nada que hacer y agradecí dejarlos atrás. Lo que resultó del todo inesperado fue el frenazo que dio Jim y que me obligó a pisar hasta el fondo el pedal del freno y girar ligeramente el volante para al menos, no chocar frontalmente. Logré dejar la furgoneta ligeramente ladeada y rozando el parachoques trasero, y solo cuando miré me di cuenta de lo que lo había provocado todo.

Fastidiado, bajé de la furgoneta para mirarlo más de cerca, oyendo entonces los llantos y gritos de un niño.

-Diría que nos va a costar mucho tiempo atravesarlo, tiempo que no tenemos, pero un ángel podría transportarnos a todos al otro lado -les dije a Jim y a Scarlett, volviéndome entonces para mirar a Nate.

Nuevamente el silencio gobernó sobre Jim y yo. Ni hablamos de la cercanía de la policía ni de un maldito plan. Era como si esa noche en su casa se alzase de golpe un muro de granito y plomo entre los dos. Uno que no sabía como tirar abajo y menos aún si él quería que lo derribase.

Así que me centré en llenar los goblos de agua bendita y atarlos. Ese cabrón iba a sufrir por todo el daño que había hecho en el pueblo, en especial a nuestro gremio y sobre todo a Jim, quien, aunque ya  no le importase, para mí seguía siendo alguien especial y a quien tardaría en olvidar a pesar de las promesas sin cumplir, las palabras que se llevó el viento y todo lo demás.

El frenazo casi hace que el último globo termine derramado sobre mi cuerpo, pero en vista del motivo de aquella parada no dije nada... ¡Dios! ¡Si no me dio tiempo ni a mirar a mi adonis ni una vez durante aquel paseo al bosque!

Salí dejando los globos de momento en el suelo de la pick up y oír el llanto del niño me afectó lo suficiente como para derramar una lágrima y tensar mi cuerpo.

- Nate es lento. Quiero decir que tendría que llevarnos uno a uno. Eso implicaría que según llegásemos nos iría matando. El muro nos viene bien para que la policía no se meta. - Dije saltando a la pick up y cogiendo mis katanas, agarré también la mochila donde Jim llevaba el rifle. Lo saqué de ella y se lo tiré, luego cogí la katana de dos manos y se la lancé también sin decirle mucho.

- Quizás quieras usar ahora el chaleco antibalas, por si Dexter falla. - Le dije a Jim al saltar de la parte trasera de la pick up y comenzar a meter los globos de agua en la bolsa donde iba el rifle. Una vez lleno se lo tendí a Dexter.- Irá más seguro en el salto que des con Nate y creo que disfrutarás más de su uso. Además Jim puede acercarse cuerpo a cuerpo y tú debes mantener la distancia. Dependemos de ti Dexter. - Luego miré a Nate. - Y el Cáliz de ti. Si todo se tuerce, si empezamos a caer, ponlo a salvo de nuevo. - Y me acerqué al ángel.

- Y llévate a Jim contigo, es un inocente, no un cazador. - Le susurré. Si estaba allí era porque quería que pudiese vengarse de lo que aquel loco hizo con su amigo, pero si todo se iba a la mierda, debía sobrevivir para luchar otro día. Dexter y yo... aquel era nuestro trabajo y teníamos asumido que quizás la muerte nos reclamase demasiado jóvenes aún.

Luego me acerqué a Jim y le miré a los ojos. - ¿Alguna vez has querido saber como se siente uno haciendo cosas imposibles? - Le sonreí sabiendo que estaba loca por él y añorando a Jesse en aquel momento para que me lo recordase y me dejase en evidencia delante suyo.

- Yo saltaré por encima del muro de espinos. Usaré los árboles para impulsarme y avanzar con Jim agarrado a mi. - Miré entonces al soldado. - Solo espero que sepas agarrarte fuerte y que no te pierda por el camino. No pienses que soy una delicada mujer... en ese estado siento el dolor, pero mi fuerza, mi velocidad, mi potencia en general se disparan de tal manera que o te agarras bien o te caerás... y no quiero perderte así. - Le aseguré.

- No sé como de ancho será, quizás Nate pueda mirar y volver sin ser visto ni detectado. El niño seguramente formará parte del ritual de invocación, así que tendremos que quitárselo primero... y destruírle después.

Y volví a mirar a Jim. - ¿Listo para cabalgarme, vaquero? - Le pregunté pensando en el doble sentido de aquello, algo que estaba claro que no se daría. Quizás Jesse me hubiese animado a no tirar la toalla tan pronto, pero yo ya no sabía como enfrentarme a aquellas situaciones. Y cuando Nate calculase la distancia y más o menos mi tiempo de llegada, volvería a activar mi poder para cruzar aquello lo más deprisa posible sin perder a Jim por el camino.

Puedo llevarnos hasta a dos personas a la vez - informa Nate - Pero puede haber complicaciones.

¿Qué tipo de complicaciones? - pregunta Jim.

Podemos quedarnos atrapados en ese muro de espinas o ser absorbidos por el portal.

Eso suena bastante mal - dice Jim. Mira a Scarlett con sorpresa cuando le pregunta por hacer cosas imposibles, pero cuando sus intenciones se sube al todoterreno junto a ella - Claro que me gustaría sujetarte bien fuerte mientras cabalgamos, pero esas zarzas son bastante altas y peso más que tú (1). Además ¿estás segura de que es buena idea separarnos? A esto se trabaja en equipo...

Con aquel muro de espinas delante de nosotros, las posibilidades eran más bien escasas. Mi sugerencia era en principio la más obvia, aprovechando las habilidades de Nate, pero Scarlett también indicó algunos de los fallos que había, como que iríamos uno a uno, y el propio ángel después, alguno más, lo que me hizo desechar la idea.

Allá va el intentarle buscarle una utilidad al ángel.

Scarlett fue a darme una bolsa con globos llenos de agua bendita, pero lo rechacé.

-No, no me los des. Lo haremos a la antigua -indiqué, buscando mi cuchillo y mirando el muro de plantas. Estaba claro que si no podíamos saltarlo ni esquivarlo, habría que atravesarlo.

Scarlett indicó que prefería saltarlo, pero eso ya dependía de ella.

-Espérate a que empiece yo, que seguramente tarde más, y por si me quedo atrapado. Si ves que lo atravieso, salta con Jim -le dije a Scarlett.

Obviamente, cuando oí lo que le preguntaba Scarlett a Jim, me llevé una mano a la cara. 

Esta chica no tiene remedio.

-En fin, voy a ello -informé, iniciando la marcha y descargando el cuchillo sobre las enredaderas. Estaban más densas de lo que pensaba, y a pesar de que estaba cortando, también me llevaba algún corte que otro. Sin embargo, me parecía que iba a conseguirlo -. Estoy... pasando. Scarlett, prueba tú, o seguid el camino que vaya abriendo, si no se ha cerrado*.

Con Jim a mi lado en la pick up y su respuesta me sonrojé, pero era yo quien había empezado aquello y la verdad era que no esperaba su respuesta. - Tengo que enseñarte como soy capaz de levantar tu pick up sin esfuerzo. - Le respondí a Jim. - Así que no habría problema para llevarte al otro lado conmigo, pero los motivos de Nate me preocupan más. - Miré al ángel. - Ya veo que a ciegas o sin conocer el terreno lo tienes complicado.

Se me ocurrió saltar con Nate en mis brazos para que viese la distancia a recorrer y la zona del portal, pero el problema era que las copas de los árboles iban a dejarnos ver un carajo. Así que era arriesgarnos a ser descubiertos y otro movimiento inútil. Solo quedaba cortar. Ahí podría ganar mucho usando mi poder, hasta que vi a Dexter sacar un cuchillo de juguete y empezar a cortar él sin pensar que yo podría hacerlo el triple de rápido.

- Creo que tendremos que dejar el tema de cabalgar para otra ocasión. Dexter ya ha decidido por su cuenta... voy a ayudarle o el niño se hará abuelo esperando. - Y mis ojos se quedaron fijos en Jim y en sus labios unos segundos y deseché la idea. Ya le había besado y no había servido de nada. No iba a realizar acciones inútiles. Salté de la parte de atrás de la pick up para ayudar a Dexter.

Saqué mi katana, dispuesta a demostrar a Dexter lo que era cortar con un arma apropiada y no con un juguete como el suyo y golpeé las ramas... O eso creía, porque de golpe no fui yo quien golpeó, sino que me dio la sensación de que algo había golpeado a mi katana, evitando así el golpe. Di un paso atrás. - Dexter, espera... hay algo raro aquí...

Scarlett y Nathanael van detrás de Dexter cortando las duras enredaderas y abriendo camino. De los tallos cercenados surge una saliva ácida y viscosa que humea al contacto con la carne y la ropa. Al hedor del pringue se suma el de la carne quemada y el plástico derretido creando un miasma vomitivo. (1)

Sin embargo es Scarlett quien se lleva la peor parte: las zarzas se agitan y se enredan alrededor suyo aprisionándola mientras las afiladas espinas se clavan en su carne drenando la cálida sangre. Los tallos se engrosan y adquieren la tonalidad morada de un hematoma. (2)

¡Scarlett! - furioso, Jim empieza a lanzar tajos con su nodachi, recibiendo varias salpicaduras de savia ácida, que arde al contacto con las runas sagradas del arma. Ignorando el dolor, Jim sigue cortando y cortando hasta liberar a la cazadora. (3)

¡VAMOS! - La apremia Jim, que tira de Scarlett para ayudarla a moverse, observando con pavor que las zarzas están cerrando el hueco abierto por Dexter y Nate.

El ángel desaparece para reaparecer junto a los dos humanos. Pone sus manos sobre los hombros de ellos e invoca sus poderes divinos para sacarlos del atolladero. Sin embargo algo sale mal: una fuerza descomunal tira del ángel y sus dos pasajeros mientras viajan por el espacio entre mundos. De alguna manera el ángel se las arregla para devolver a los humanos al mundo físico junto a Dexter mientras él intenta luchar contra la brutal corriente mística. (4)

Al otro lado del muro de zarzas hay un claro dominado por un gran arco de roca en cuyo centro brilla un remolino de luces. Junto al arco hay un tosco altar de piedra tras el cual se encuentra Royce con un cuchillo ensangrentado en una mano y un pequeño libro en la otra. La sangre procede de un niño que está atado al altar y que tiene varias heridas abiertas sobre su torso desnudo. La recepcionista del hotel se encuentra a poca distancia sosteniendo una escopeta en las manos.

Ah, habéis llegado - dice Royce - ¿Venís a presenciar la entrada del señor Sazel a este mundo?

Más bien a arrancarte la puta cabeza - dice Jim...

Dio igual retoceder un paso, aquel muro de espinas cobró vida y de golpe me vi atrapada por él. No podía salir y sentía como sus espinas se clavaban en mi cuerpo y empezaba a perder sangre... pero no por las heridas, sino que aquella cosa se estaba alimentando de mí. Oí a Jim gritar mi nombre y creí que ese era mi final, porque sentía como perdía fuerzas y dudaba que con el poder de sin límites, lograse romper las plantas y salir de ahí.

- James. - Usé su nombre real, quizás más serio, pero el suyo. - Lo siento, me hubiese gustado quedarme unos días contigo... quizás semanas... - Dije con voz cargada de dolor y lágrimas en los ojos, pero por Jim y lo que no pudo ser al tiempo que le veía golpear las ramas de espinas que me tenían presa, cortándolas y salpicando todo con aquella mezcla de sabia y mi sangre.

Pero Jim no se rinde y logra liberarme. Cansada y sin fuerzas por la sangre perdida, asiento a su grito y recojo mi katana del suelo antes de avanzar. Trago saliva y me uno a cortar junto a los demás aunque siento como alguien, Nate, me coge y me lleva fuera de allí junto a Jim. Lo que veo ante mí me asombra, pues es la primera vez que viajo con un ángel, hasta que algo ocurre, Nate desaparece y quedamos colgados entre dos dimensiones. Miro a Jim y le cojo de la mano para no perderle... segundos después estamos junto a Dexter, pero no hay rastro de Nate.

- Mierda. Le necesitaba para acabar con esto pronto.

Y precisamente en ese momento logramos cruzar al otro lado. Royce está torturando a un chico en el altar, mientras que una vieja le acompaña con una escopeta. Estaba cansada pero podía hacerlo. - Si corro hacia ella por un flanco usando mi poder, la dejaré sin manos antes de que Royce se dé cuenta de lo que está pasando. Pero tenéis que entretenerle... sin la vieja con la escopeta en juego, podré intentar llevarme al niño del altar*. - Les dije a mis compañeros, conteniéndoles, lista para salir corriendo si aceptaban el plan.

- Recordad que está el agua bendita en los globos de agua... podéis entretener a Royce con eso, sobre todo si empieza a calentarse la cosa.

Avanzaba con bastante facilidad, aunque las plantas que iba cortando lanzaban un particular líquido que parecía disolver cualquier cosa que tocase. Menos mal que tenía la armadura, porque de otra forma, habría recibido bastante daño de aquella sustancia que parecía algo así como ácido.

Royce se ha protegido bien. Espero que en el otro lado todo sea más sencillo.

Scarlett y Nate empezaron a caminar detrás de mí, pero ellos no tuvieron tanta suerte como yo. Al mirar hacia atrás vi como las plantas se enrollaban alrededor de Scarlett y las espinas se le clavaban en la piel, y al instante, los tallos cambiaron de color, como si... estuviesen llenándose con su sangre.

Vi como Jim reaccionaba con rabia, cortando las ramas una detrás de otra para llegar hasta ella y liberarla. De haber podido hacer algo por ellos, lo habría hecho, pero era casi mejor que siguiese adelante y continuase abriéndome paso para que ellos terminasen de atravesar también el muro de zarzas.

Pero estas comenzaron entonces a cerrar todo el camino que yo había abierto.

Vaya. He cantado victoria demasiado pronto.

-¡Deprisa, se está cerrando el camino! -exclamé, pensándome entonces si volver para ir en su busca, en lugar de continuar.

Afortunadamente para todos, Nate también se dio cuenta y decidió actuar, transportándose hasta Scarlett y Jim, para llevárselos. Eso me permitió terminar de cortar el muro y llegar al otro lado, en donde aparecieron ambos, sanos y salvos... pero no el ángel.

Parecía que de nuevo estaríamos nosotros solos.

Estaba cansado, pero no podía permitirme el lujo de pensar en ello. En lugar de eso, miré hacia delante, viendo un arco y un altar de roca, a Rocye con un cuchillo y un libro, un pobre niño atado en el altar, con varias heridas en el torso, y a la recepcionista del hotel apuntándonos con una escopeta.

-El libro de Winchester, supongo -exclamé al ver el libro. Al fijarme en la recepcionista, la miré sin sonreír -. Debería cuidar de nosotros. Todavía no le hemos pagado.

Finalmente, me incorporé del todo, sacudiéndome el polvo y los restos de plantas que tenía en la ropa, y quitándome lo que había sido atravesado por el ácido. Royce se dirigió a nosotros como si aquello fuese una especie de fiesta infantil y hubiésemos llegado por casualidad. 

Jim no tardó en responderle, con su habitual elegancia, que despertó en mí una sonrisa. A continuación, le respondí yo.

-No, venimos a ver como desapareces para siempre.

Scarlett aprovechó para elaborar un plan rápido de esos en los que ella se movía a toda velocidad y le atacaba por sorpresa, pero de nuevo eso exigía que le entretuviésemos para que no se fijase en él. Asentí con la cabeza y miré a la mujer.

-¿Sabe que en cuanto aparezca ese ser lo primero que hará será matarla para recuperar energía? ¿O es que esa parte se le olvidó a Royce contársela? -le dije, sin saber si era o no cierto lo que le estaba diciendo pero intentando crear confusión para que actuase Scarlett.

Pero sobre todo, necesitaba que Jim no se volviese loco y se desatase el infierno en un abrir y cerrar de ojos, lo que sería sin duda malo para todos nosotros, y lo conseguí gracias a que aquella mujer se me quedó mirando, sin parpadear, pensando en lo que acababa de decirle.

Parecía como si pudiese leer sus pensamientos. ¿Matarme? ¿Por qué iba a matarme a mí, que le estoy ayudando? Me dijo que tendría todo cuanto quisiera una vez Sazel hubiese entrado en nuestro mundo, pero... ¿quién soy yo para que me proteja? No le valdré de nada una vez esté aquí y yo solo seré un trozo de carne más.

A medida que iba tirando del hilo de sus pensamientos, una sonrisa mayor y más evidente asomaba en mi rostro, porque seguro que era algo que nunca se le había ocurrido. Las promesas eran solo eso, promesas, y nadie estaba obligado a cumplirlas, y menos aún alguien como Royce.

-Yo... no.... ¡eso no es verdad! ¡No es verdad! -dijo la recepcionista, quedando claro que cuando decía que no, en su cabeza ya se había formado un sí rotundo -. ¡Tienes que protegerme! ¡Yo... yo solo estaba haciendo lo que él me decía! ¡Obedecía sus órdenes! ¡Yo no quería que al chico le ocurriese algo! ¡Tenéis que creerme! ¡Salvadme.. y yo os ayudaré a acabar con él!

No necesité ni medio segundo para responder. Estaba esperando esa petición, porque solo podía hacerlo de aquella manera. Si ella se sentía en peligro, necesitaría de nosotros para protegerla, aunque eso no fuese posible. Mi prioridad no era evitar que ella muriese, sobre todo después de lo que le estaban haciendo a aquel chico en su presencia, sino detener a Royce... y sentir placer por ello. Si la mataban, también sería un pequeño deleite para mi pasajero oscuro, pero antes de nada, debía convencerla de que por supuesto, estaría completamente a salvo.

-¡Hecho!

Y aquella única palabra bastó para que la mujer se girara hacia Royce en una fracción de segundo y descargase su escopeta contra él. Mientras el retroceso empujaba el cañón del arma hacia arriba y el hombro de la mujer hacia atrás, y la bala iniciaba su trayecto acelerado para encontrarse con Royce, Scarlett dispondría de unos pocos segundos para llegar hasta el chico o hasta el mismísimo Royce, puesto que ninguno de nosotros habría esperado disponer de esta oportunidad.

Mi duda creció de golpe al ver no solo la intervención de Dexter que obligó a la mujer a disparar a Royce, sino que tenía el libro de los Winchester en sus manos. - El libro o el niño. - Pensé para mí y miré a Jim y no lo dudé. Aquel chico podía ser perfectamente mi hijo y de alguna manera, sentirme redimida por no poder salvarle en su día de aquel demonio.

Eso hizo que esa fuerza sobre natural que me confería aquel don de poder hacer lo que quisiera se disparase en mí. Me sentí más rápida, ágil y fuerte que nunca.

Mis pasos no solo me llevaron a coger al chico, sino que salté el altar evitando los perdigones de la escopeta que iban hacia Royce, los cuales adelanté con el crío en mis brazos y literalmente le quité el diario de Winchester de sus manos, una décima de segundo antes de que recibiese los perdigonazos, para regresar junto a Dexter y Jim, quedándome detrás de ellos. Quería dejar al chico en un lugar seguro y ese era el único.

- Tranquilo hijo, todo saldrá bien. Ya no van a hacerte más daño... tú no mires. - El chico necesitaba que le cerrasen algunas heridas, pero yo ya no podía. Había dado todo llevándome al chico y el diario.

Me giré hacia Dexter y Jim. - Dex, la vieja es tuya, que veo que has congeniado con ella. Jim y yo nos encargaremos de Royce mientras la... proteges. Lo más importante, la cabeza de Royce es para Jim. - Dije mirando a aquel hombre por el cual estaba claro que mataría al tiempo que echaba mano a mi katana. - Por Ash. - Añadí al final para que Jim entendiese que podía cobrarse su venganza y me preparé para atacar.

La sonrisa complaciente de Royce se torna en gesto de extrañeza al empezar a darse cuenta de que ya no es el centro de atención. Apenas le da tiempo a abrir la boca cuando la iracunda recepcionista le descerraja un tiro de escopeta en el pecho. La potencia del disparo levanta a Royce del suelo y lo lanza de espaldas a un metro de distancia. Para alguien como él no es una herida grave, pero en el tiempo que tarda en levantarse es aprovechado al máximo por Scarlett. Su katana silba en el aire cuando lanza un tajo con precisión milimétrica hacia las cuerdas que retienen al chico sin rozar apenas la piedra. Luego lo agarra de un hombro y lo lleva casi en volandas hasta detrás de los cazadores.

Gracias - murmura el chico.

¡PESTE DE MONOS SIN PELO! - maldice Royce - ¡OS VOY A QUEMAR VIVOS!

¡Inténtalo! - Jim se lanza a por Royce blandiendo la enorme espada japonesa. Las runas grabadas en la hoja refulgen mientras lanza un tajo tras otro contra el demonio, que retrocede lanzando una llamarada tras otra. El cuerpo de Jim empieza a oler a quemado y se ve obligado a hacer una pausa para apagarse el fuego a manotazos.

¿¡Eso es todo!? - dice Jim en tono provocador - ¡Maricón!

Royce lanza un grito de rabia demasiado potente para una garganta humana. De sus manos brotan dos torrentes flamígeros que incendian la vegetación alrededor del claro. Las llamas se mueven de forma antinatural, formando un círculo que se estrecha consumiendo la vegetación del suelo. Aterrada, Iris corre hacia los cazadores y acaba refugiándose detrás de Dexter...

Royce no dispuso de tiempo para decir gran cosa antes de que la recepcionista desviase su escopeta hacia él y apretase el gatillo, descargando una bala que lo arrojó por los aires, y lejos del muchacho. Eso era todo lo que necesitó Scarlett para moverse con suma velocidad y destreza, agarrarlo y llevárselo, antes de que pudiera reaccionar.

Y así se lleva a cabo un rescate.

Por supuesto, Royce no iba a quedarse callado, ni tampoco quieto, pero cuanto más enfadado estuviese mucho mejor para nosotros, pensaba, porque eso le haría perder el control. Eso era lo único que le permitía estar allí en esos momentos, que hasta ahora había conseguido mantenerse por delante de nosotros y llevarnos a su terreno. Pero ahora, estaba en el nuestro; a pesar de las apariencias, dudaba que las tuviese todas consigo.

Por desgracia, antes de que pudiéramos actuar con cierto orden, Jim se dejó arrastrar por su agresividad y se lanzó en pos de Royce para intentar acabar con él. Mientras las llamaradas que lanzaba este para defenderse comenzaban a hacer mella en nuestro acompañante, yo me entretuve en sacar los globos con agua bendita.

De haber podido, habría intentado hacer algo con más sentido, pero Jim estaba desbocado, y en cuanto oí lo que le dijo... maldije en silencio.

Oh-oh. ¿Por qué ha tenido que decirle eso?

Enfurecido, Royce lanzó un poderoso grito al tiempo que concentraba las llamas en sus manos y las lanzaba a su alrededor, seguramente para intentar abrasarnos. Iris logró llegar hasta donde me encontraba yo y se colocó detrás de mí, pero aunque lo hiciera, íbamos a tener problemas si no se me ocurría algo.

Con los globos de agua fuera, disponíamos de un cargamento para apagar el fuego, pero alguien tenía que lanzarlos y también, al mismo tiempo, mantener a raya a Royce. Y entonces se me ocurrió. Cogí uno de los globos, saqué mi cuchillo y lo agujereé por encima de mi cabeza, empapándome completamente. Repetí la jugada con otro globo para asegurarme y después cogí otro para llevar en la mano.

Por último, me volví hacia Iris.

-Ahí tienes unos cuantos, por si te hacen falta -le dije, girándome con la mandíbula endurecida, el cuchillo en mi mano... y la determinación de que mi pasajero oscuro iba a tener su oportunidad al fin y al cabo. Y así, con un grito, me lancé hacia Royce, cuchillo y globo en mano, porque era él... o nosotros.

- De nada. - Sonrío al chico y acaricio su cabello. Miré sus cortes antes de dejarle solo mientras le inspeccionaba, Royce se daba cuenta de que no tenía al niño y nos gritó como un demonio calvo y feo, oculto bajo la máscara de un hombre. En ese momento veo a Jim desenfrenado. Tiene al objetivo de su venganza delante suyo, su forma de hablarle... recuerdo esa ira contenida a las puertas de salir desbocada. - ¡Jim! ¡No pierdas el control ahora!

Mi urgencia era ver el estado del chico y sus cortes en el rostro no le matarán. Así que ahora es el turno de Royce y la vieja, la cual termina refugiándose detrás de Dexter, al cual veo empaparse con dos goblos de agua después de las llamas que a alzado Royce entre él y nosotros. Si piensa que eso va a detenerme lo lleva claro.

Las palabras que le dedica al hombre por el que bebo los vientos no me gustan nada, pero sé que a James menos. Sobre todo la última. Y mientras Dexter cruza las llamas me acerco a la vieja de la escopeta. - Lance los globos al fuego. - Le dije a la mujer mientras cogía dos. Tampoco es que quedasen muchos más. - Y esta vez, proteja al chico o esta le cortará la cabeza. - Dije sacando mi katana de su funda de nuevo y apuntándola con la hoja la sonreí con malicia.

- Si tiene el móvil del padre, ya le está llamando y diciéndole donde estamos o esas llamas arrasarán medio bosque y parte del pueblo y eso será malo para su negocio. - Le indiqué a la mujer, antes de agacharme y dar un tremendo salto con el cual pretendo colocarme, a ser posible, detrás de Royce, pero las llamas no me dejan ver, así que al final caeré donde sea.

Mi katana en una mano y los globos de agua en la otra me hacen mirar a Royce y James. La katana sé contra quien usarla, los globos... también... No puedo perder a James, así que la ducha será para él.

Eeeeh, sí, claro - dice Iris cogiendo los globos.

¡Yo también quiero! - dice el chico.

Toma y calla, niño - la mujer le pone un globo en las manos y cada uno lanza el suyo. Allí donde toca el agua las llamas retroceden con furiosos siseos.

El agua bendita humea sobre el cuerpo de Dexter llevándose parte del calor infernal mientras su cuchillo abre grandes tajos llameantes en el cuerpo de Royce. Sin embargo el castigo que está sufriendo el humano es atroz y no podrá aguantar mucho tiempo. Y ganar tiempo es lo que busca el demonio cuando se envuelve en llamas mientras ríe como un maníaco. Jim está buscando una posición para atacar cuando recibe el globo de agua bendita de Scarlett. El mensaje es claro: ¡AHORA!

Embistiendo con un grito de furia Jim atraviesa el pecho de Royce con su espada. Las llamas queman sus manos y brazos, pero el ex-soldado empuja al demonio lejos de sí, que cae al suelo con media espada sobresaliendo entre sus costillas. La luz en el arco de piedra se retuerce, parpadea y finalmente desaparece. Las llamas sobrenaturales pierden fuerza hasta extinguirse. Las enredaderas que cercaban el claro se pudren y se caen a pedazos...

Royce agoniza en el suelo. Sus manos aferran la hoja de la espada que lo tiene ensartado pero sólo consigue achicharrarse los dedos. Finalmente se rinde y su cuerpo empieza a transformarse en ceniza.

Mierda - dirige a los cazadores una mirada llena de odio - Sólo habéis ganado algo de tiempo ¿Sabéis? Los ángeles están sumidos en el caos mientras nosotros somos cada vez más fuertes y más numerosos. Algún día alguien como yo abrirá alguna puerta para las huestes de la Reina del Infierno y este paraíso será nuestro - escupe un gargajo de saliva de color anaranjado - Y vosotros seréis nuestros juguetes...

Mis primeros ataques sobre Royce provocaron varios tajos en su cuerpo, que parecía una estrella a punto de explotar. El calor que irradiaba no dejaba de alcanzarme quemándome la ropa y la piel, haciendo que mis pupilas se empequeñecieran mientras yo continuaba atacándole sin detenerme.

Pero hasta yo sabía que no iba a poder continuar durante demasiado tiempo.

Y entonces, cuando ya estaba retrocediendo y a punto de sucumbir, apareció Jim, empapado igual que yo con agua bendita y portando la katana de Scarlett. Arremetió contra él con furia, atravesándole el pecho y haciendo que Royce abriese la boca en un grito seguramente tanto de dolor como de sorpresa, porque no creía posible que simples luchadores como nosotros acabasen con alguien como él.

Estaba dolorido, por lo que hinqué una rodilla en el suelo mientras recuperaba el aliento y era testigo de cómo todo lo que había creado Royce iba consumiéndose a medida que también lo hacía su vida.

Por supuesto, no iba a desaparecer sin decirnos algo, un pequeño conjunto de palabras escogidas que seguirían demostrando, incluso con su muerte, que él era superior a nosotros, así que en cuanto empezó a hablar, lo miré, jadeante, pero sonriendo burlonamente.

-Sí, algún día, quizás, pero no serás tú porque ya estarás de vacaciones en el infierno. Disfruta del dolor eterno -le dije, sin apartar la vista un ápice, para ver como su cuerpo acababa por convertirse en ceniza.

Polvo eres y en polvo te convertirás.

Cuando hubo desaparecido completamente, me puse en pie de nuevo y miré a los demás. Estaba cansado, sentía mi piel chamuscada y estaba claro que necesitaba un nuevo vestuario, pues aquel presentaba ya una considerable cantidad de agujeros debido al fuego.

Pero sobre todo, tenía hambre. Quizás fuese por el esfuerzo, o por el trabajo bien hecho. O a lo mejor se debía únicamente a que deseaba celebrar que habíamos acabado con un idiota más.

-¿Le apetece a alguien unos burritos?

Ver a Jim en ese estado me hizo reaccionar así. Quizás con el agua bendita y una cuhillada más le hubiésemos destrozado, pero no quería ver a James de nuevo en el suelo y con quemaduras de ese tipo por todo su cuerpo. Así que el agua bendita fue lo que le impulsó para cumplir su venganza y eso me hizo llenarme de orgullo pues era lo que quería para él, lo que yo soñaba tener y no tendría.

A pesar de no ser un cazador, había matado a su primer demonio, aquel a quien le arrebató a su instructor aunque él no fuese consciente de ello. Mientras Royce se desvanecía en cenizas, le sonreí con cinismo. - Que lástima. Ya no verás más a tu Reina del Infierno. - Le dije. - Y los ángeles no son vuestro mayor problema, ¿para que creéis que surgimos los cazadores? Mírate... así acabaréis todos, porque somos legión y vivimos en las sombras.

Y la ceniza terminó de cubrir al demomio y miré a Jim. Quería besarle, pero tal y como iban las cosas ya había tirado la toalla con él, aunque me lanzase a ayudarle. - ¿Estás bien? Vamos a tener que comparte otra cazadora y volver a ponerle las protecciones... y un médico tiene que verte eso. ¿Me recuerdas donde estaba el más cercano? - Era evidente que quería ser yo quien le curase, a solas, pero las cartas ya estaban sobre la mesa y me había cansado de tirar yo sola de aquello que creí que realmente iba a funcionar porque él mismo me dijo que había interés.

Entonces miré al niño, estaba con unos buenos cortes y luego miré a la vieja y fui a por ella. - Gracias por cuidarle. - Le dije a la mujer. - Pero queda detenida por secuestro y tortura a un menor. - La giré con violencia al tiempo que le quitaba la escopeta de las manos. Se notaba que hacía eso a menudo. Unas bridas fueron sus esposas.

- ¿Burritos? - Miré a Dexter y lo que teníamos allí montado, no habíamos terminado aún, pero era un hombre, no daba más de sí. - Quizás a Jim le guste la idea. - Tiré con dardo envenenado. No podía esperar más a que se decidiese cuando el día anterior parecía estarlo por completo. - Hay que devolver un cáliz, buscar un sitio seguro para el diario, dejar a un chico con las autoridades y entregar a esta vieja también. Las sirenas no están lejos, daremos con ellos, así que podéis iros si queréis. - Definitivamente estaba rendida con Jim.

Descargué la escopeta y se la di al chaval. - Señora, de rodillas. - Cuando lo hizo, miré al crío. - Si se intenta levantar dale con la culata de la escopeta en la rodilla. - Y regresé donde estaban Jim y Dexter. Me agaché y recogí el diario del suelo, sabía donde ocultarlo y a quien dejar la llave del lugar. Nadie mejor que un Guardian para ocultar esos secretos en un lugar sagrado como era la Iglesia. Me llevaría un viejo  libro de registros de la biblioteca en su lugar y dejaría correr el rumor de que el diario abandonó aquella población en manos de una Van Helsing.

- Dexter, ¿dónde está el Cáliz? Me lo llevo con ellos, así podrás comer burritos. - No había alegría en mi rostro, solo decepción. Esperaba demasiado de Jim y resultó ser duro ver que no había nada. Yo que estaba dispuesta a pasar días y semanas allí con él hasta que me necesitasen en otro lado... pero los finales felices solo eran en las películas creadas para eso. Las mías eran slasher y tenía suerte de sobrevivir a cada enfrentamiento.

Jim tuvo suerte al tenerme a su lado y velar por él. - Hay que encontrar a alguien que pueda fundir el portal. Si Jessie estuviese aquí... - Me lamenté al tiempo que me pregunté por la suerte de Nate. En el fondo me gustaba y llegué a sentir celos cuando me confesó que le gustaba Jessie. Lo dicho, mi vida era un puto carnaval de mierda.

Pero Jess no estaba, así que debía dar con otro que dominase la magia para que dejase el portal inutilizable para siempre. Esa puerta era un peligro para nuestro mundo y no bastaba con derribarla, porque al día siguiente se había reconstruido. Era lo que tenía la magia y la protección de aquellos lugares.

Las sirenas no sonaban muy lejanas. Mi mirada se centró en Jim. - Será mejor que me vaya, antes de que se alejen y me pierda con ellos en el bosque.- Y me quedé mirándole, esperando algo, un gracias, un abrazo... un beso... algo que me dijese que no terminaba todo ahí.

Royce intenta contestar pero su garganta ya no es más que un mazacote de ceniza que se desmorona. Al caer las zarzas los coches de policía ya pueden llegar al claro. Sus luces danzantes crean bailes de luces alrededor del claro.

¡No es justo! - protesta la anciana - ¡Royce me engañó! ¡Yo también soy una víctima!

Un poco más moreno de lo habitual, pero menos que aquel verano que pasé en Laguna Beach. Deberías probarla - Contesta Jim. Se agacha junto al altar y recoge del suelo el gastado diario de John Winchester - Creo que esto estará a salvo contigo. Seguro que te será útil.

Al ojear entre sus páginas Scarlett descubre el ritual para cerrar el portal de los Barrett... por un tiempo. El antiguo cazador tenía pensado volver si encontraba un ritual que permitiera sellarlo para siempre pero nunca tuvo la oportunidad. (1)

¿Burritos? ¡Claro! Y en grandes cantidades - Jim sacude la katana para y la enfunda para devolvérsela a Scarlett - Te la devuelvo. Yo volveré a la cabaña de Ash y haré inventario de lo todo lo que hay. Sigo pensando que ese hacha me pega más que una katana ¿Soléis celebrar el trabajo bien hecho? - dice con un gesto pícaro - Al menos espero que no salgas volando ahora que Royce es historia.

Los coches de policía irrumpen en el claro. Los agentes encañonan a Iris con pistolas y escopetas mientras el chico corre hacia los brazos de sus padres.

Lleváosla - ordena el sheriff Sewall. Mira a su alrededor los restos de enredaderas podridas y vegetación quemada. Los coches de policía tienen varios arañazos y retrovisores arrancados. Royce debió enviar a sus sabuesos infernales para detenerlos, lo que explica que no estuvieran junto al altar - ¿Alguien me va a explicar qué demonios ha pasado aquí?...

Cogí el diario y por casualidad di con la manera de sellar el portal. Teníamos el material necesario así pues no tardé en ponerme a ello con todo el que me quisiera ayudar.

Al terminar el ritual, Jim bromeó pero mi malestar con él era tan grande en aquel momento, que ni le reí la broma de Laguna Beach. Y luego me encontraba al otro que solo pensaba en burritos. Mi decepción aumentaba a pasos agigantados hasta el punto de querer irme de allí, pero no podía. Cogí la katana cuando Jim me la devolvió.

- No Jim. Eso ya no es asunto tuyo. Te contraté como guía, ¿recuerdas? Te permití meterte porque sé lo que es perder a alguien querido y necesitar descargar eso contra quien te lo arrebató todo aunque no te devuelva lo quitado, sienta bien hacerlo. - Estaba claro que en ese momento hablaba de mí.

- Y has cumplido. No eres un cazador. No eres ni un aprendiz si quiera pues no tienes mentor. Ese lugar pertenece a los cazadores, no a los civiles. Tú no entiendes lo que hay ahí dentro y el hacha... lo siento, como te he dicho no eres un cazador, no es tu legado ni debe estar en manos de nadie que no perteneza a lo que somos. Se quedará allí, quizás esperando a su dueño verdadero, a sus seguidores, no lo sé, pero no caerá en manos de un civil. No tienes los conocimientos suficientes como para saber lo que se oculta en ese lugar. Ya viste a Jessie, cazadora experimentada, conocía la varita mejor que ninguno y se esfumó por agitarla. - Le dije con dureza, para que entendiese que aquello no era un juego. Nada de esto lo había sido. - Lo siento. Ese lugar está vetado. Si tienes alguna queja al respecto, sabes donde hay un Guardián. Él te lo explicará mejor que yo.

» Yo tengo el registro de lo que Ash guardó allí y por el momento me encargaré de comprobar que está todo y verificar su historia. Seguramente en alguno de los libros que salvaste quede algo de utilidad, si es que después de decirte todo esto aún quieres al menos cooperar. - Le miré, me dolía todo aquello pero ya estaba dicho. - También entenderé que me pidas que me marche de tu casa. No te preocupes, buscaré donde alojarme en cuanto lleguemos a ella y recoja mis cosas. - Le dije con pesar en mi voz. Para mí, viendo sus reacciones, estaba claro que estaba todo perdido con él. La conversación del día anterior debí soñarla, porque este no era el James con el que hablé y demostró interés en mí.

Cuando preguntó si no se celebraban las victorias le miré a los ojos casi llorando de impotencia. Sentía como si se riese de mí. - Sí, ya oíste a Dexter y te has animado tú también a comer burritos. - No fallaba. Los dos pintábamos la casa y al terminar, él se sentaba a ver la tele con todo sucio y a mí me tocaba limpiar. Aquí pasaba lo mismo. - Disfrutadlos.

Y llegó el sheriff y se lanzó directo a por la mujer cuando quien más armas llevaba encima y a la vista era yo.

- Eso mismo Sheriff, un demonio. Y ahora, ¿qué misterio oculta el cuerpo de Ash Clarke para que no quiere que nadie sepa que le pasó? Creo que ha visto lo suficiente como para saber que debe contárnoslo.

Nada dependía ya de mí en aquel lugar, solo el legado de Ash y asegurarme por el momento de que nadie más entraba en él y metía mano sin ser un cazador. Quizás pudiese devolver reliquias a sus dueños o destruir algunas, como el camafeo. Ya se vería. Pero ese lugar era peligroso. Mi futuro en el pueblo dependía de Jim, pero le veía tan lejano como mi hogar ahora mismo.

Así que realmente no sabía que sería de mí allí.

¿Quizás a Jim le guste la idea? Bueno, contaba con eso, o si no, iría yo por mi cuenta. Después de lo mal que lo habíamos pasado, no podía pensar en otra cosa que no fuese relajarme. Pero en el tono de Scarlett había mucho más de lo que parecía, aunque yo qué podía saber, si mis habilidades sociales eran tan buenas como las de un cáctus.

No obstante, Scarlett tenía razón.

-Sí, es verdad. Hay que devolver el cáliz. Podría volver con el padre; si lo ha tenido todos estos años no creo que sea un problema que continúe haciéndolo. En cuanto al libro, el mejor sitio es con nosotros, con cazadores que podrán utilizarlo llegado el momento -le respondí.

Pero aquel sentido de la responsabilidad me pareció exagerado. Sí, el chico debía estar con alguien, pero en eso se perdía solo el tiempo en conducir hasta el pueblo y dejarlo allí. No necesitábamos estar presentes cuando lo encontrasen. Claro que la amargura de su voz quizás tuviese que ver con la respuesta de Jim a mi idea de los burritos.

Y mientras Scarlett se dejaba llevar por su "modo automático", la recepcionista protestó por el trato que se le estaba dando. 

-Bueno, está con vida, que ya es más de lo que merece. Yo no protestaría demasiado si no quiere que cambiemos eso.

Sobre todo yo, que con placer no tendría ningún problema en hacerlo.

No tardamos en cerrar el portal utilizando la información que había en el libro de Winchester, pero en lugar de quedarnos más tranquilos, Scarlett continuaba de morros, seguramente con Jim, porque durante todo el tiempo de nuestra estancia allí había esperado algo más por su parte, no encontrando precisamente eso. 

Yo no sabía qué decir a todo aquello. ¿Nada?

La policía no tardó en llegar hasta nosotros y por su rostro, además de por sus preguntas, quedaba claro que cualquier clase de explicación real quedaba eliminada completamente de la ecuación. Lástima que Scarlett no opinara igual, pero si prefería contárselo directamente, mejor sería que la dejase, aunque al final, cuanto menos se explicase, mucho mejor, me parecía a mí.

-Lo más importante, Sheriff, es que hemos conseguido encontrar a este chico con vida y ya no habrá más problemas en su ciudad. ¿No es eso lo que más le interesa... sheriff?

Evidentemente, no, pero reconocerlo públicamente era algo demasiado peligroso para él.