Partida Rol por web

El estudio de los libros rescatados por Scarlett resulta ser muy provechoso. Entre unos y otros se puede reconstruir parte del trasfondo de la historia sobrenatural de Thirteen Pines. La familia Barrett era la decimocuarta de las familias fundadoras del pueblo (según apunta Nate y corrobora Bonnie). Los Barrett eran además practicantes de magia negra que construyeron un portal hacia el Infierno para realizar pactos oscuros con un demonio llamado Sazel. La culminación del portal llegó con el sacrificio ritual de Terence Cole, hijo de las otras familias fundadoras. El asesinato del niño, que sólo contaba cinco años, provocó la ira del pueblo, que linchó sin miramientos a los Barrett. Sin embargo el miedo y el desconocimiento les impidieron cerrar el portal, por lo que se declaró la zona como maldita y se recomendaba a todo el mundo alejarse de allí. No fue hasta varios años después que un sacerdote protestante llamado Caleb Bradley realizó un complejo ritual para sellar el portal. La pieza clave de dicho ritual fue un antiguo cáliz de plata en el que el sacerdote bendijo el agua con la que trazó las runas que sellaron el portal.

He visto ese cáliz - dice Bonnie - Es el que el pastor Holloway utiliza en las misas de Navidad, Año Nuevo y Pascua.

Los libros aún aportan algo más. En concreto se trata de la lista de préstamos de uno de los libros, anotada con la pulcra caligrafía de Arthur Blake: el cazador John Winchester estuvo en Thirteen Pines en 1986 y se llevó en préstamo varios de esos libros.

El señor Blake me habló de John Winchester mientras ordenábamos los libros de historia - dice Bonnie - Acababa de publicarse la novela "It" de Stepehen King, y había rumores que afirmaban que Pennywise estaba en Thirteen Pines. El agente Winchester acudió a investigar esos rumores y se estudió varios libros de historia local. Aquí no están todos los libros que se llevó prestados, pero sí la mayoría. Poco después hubo un terrible incendio cerca de la piedra de los Barrett. Después de que los bomberos apagaran el incendio, el señor Winchester aseguró que se acabarían los rumores sobre Pennywise. Y así fue, por lo que tengo entendido.

Eso fue mucho antes de que Ash llegara al pueblo - apunta Jim - Pero creo recordar que mencionó a John Winchester en un par de ocasiones.

Y ahora está sucediendo todo esto por el diario de ese hombre - se lamenta Bonnie - Señor Nate, le suplico que haga una excepción a sus reglas y me diga qué va a pasar con Thirteen Pines. Puede odiarme si quiere por haber desconfiado de usted anoche, pero no permita que todo el pueblo pague por ello...

La tal Bonnie no resultó ser tan tranquila como yo había pensado. A penas tuve tiempo de abrir el primer bote de fideos para empezar a prepararlos, antes de que me echara encima, o más bien, que se arrojase sobre mí, hambrienta de deseo.

-Eeeeeh... ¿y qué hay del vino?

Ni siquiera obtuve respuesta, en parte porque no me dio ninguna oportunidad y también porque yo también sentía aquella necesidad, así que simplemente... me dejé llevar. Después de todo, ¿era lo que esperaba de mí, no?

Siempre me sorprendió como las mujeres eran capaces de pasar de una aparente falta de emociones a una explosión de las mismas, lo que para mí era un problema, puesto que en mi interior actuaba como una especie de sistema de línea plana emocional, que me impedía sentir los picos salvo en momentos puntuales.

Ni siquiera cuando tenía sexo notaba demasiado el placer, más allá del momento puntual del orgasmo. El resto del tiempo, me veía obligado a veces a fingir y demostrar sentir más de lo que en realidad era.

Pero cumplía y al mismo tiempo aliviaba la tensión física en mi cuerpo, lo que era de agradecer.

A la mañana siguiente, cuando volvimos a reunirnos, ambos estábamos mucho más relajados, aunque no sabía si debía mirarla o no, acercarme a ella o permanecer lejos. 

¿Querrá que diga o haga algo diferente?

Mientras tanto, los libros que Scarlett había conseguido tenían bastante información. Familias practicantes de magia negra, un demonio, un cáliz mágico... que por lo visto utilizaba el pastor de la ciudad...

Y aún había más cosas.

Bonnie parecía preocupada de veras, mucho más ahora que había leído todo aquello.

¿Necesitará que le de un abrazo?

-Si yo fuese un miembro de esa familia, intentaría que el demonio Sazel volviese, por lo que haría todo lo posible para volver a abrir el portal. Quizás era eso lo que estaba intentando detener nuestro camarada. Seguramente se llevaría a cabo en el mismo lugar. Creo que necesitamos descubrir en dónde está.

Y con un poco de suerte, acabar con todos los Barlett y Cole que queden.

Desde que llegué a la casa de Jim sentí la ausencia del mismo con mayor intensidad que cuando estábamos con los demás. Parecía que lo que habíamos hablado se lo había llevado el viento y que el hecho de que yo le hubiese besado no hubiera sucedido nunca.

Pero quizás lo peor vino al despertar, donde el abismo de silencio nos separó a ambos. No sabía que pasaba pero tenía claro que no iba a indagar en ello. Ya me atraía bastante como para meterme más aún y acabar enamorándome de alguien que de golpe parecía haberse esfumado a pesar de tenerle delante.

Nos reunimos con los demás en un silencio sepulcral en la pick up. Si lo pensaba, no recordaba ni que me diese las gracias por pagarle la ropa y menos aún por preparársela para el combate ni prestarle la katana.

Me quedó pendiente revisar el libro de registros de Clarke, con lo que tenía en el sótano oculto, pero quizás no sería mala idea ver que más había y buscar a sus legítimos dueños, como  ocurría con el hacha de aquel ángel o encontrar un lugar más seguro para aquel camafeo... aunque aquello solo era algo para rellenar mi cabeza y olvidarme de mi verdadero problema: Jim.

Estaba tan acostumbrada al aquí te pillo y aquí te mato, que después de estar hablando ayer todo el día, no pasase nada "revelante" por la noche y luego viniese aquel incómodo silencio que ya no sabía ni que pensar. Al menos Bonnie si estaba charlatana esa mañana.

- Está claro que debemos ir a la iglesia, sí o sí a proteger ese cáliz. - Les dije a los demás y luego miré a Bonnie cuando preguntó a Nate. - Esto es muy  fácil de responder. Si nos quedamos aquí y no hacemos nada, el pueblo entero arderá en llamas, si nos movemos, quizás logremos impedirlo. - Le dije a la chica. - El futuro depende de las acciones de los demás. Si Nate le dice que el pueblo se salva y no hace nada porque así sea, este no se salvará solo. Así que deje de comportarse como una niña y despierte.

Quizás estaba pagando mi fustración con ella o la consideraba una persona más inteligente como para que preguntase esas cosas y más después de como trató a Nate. Dicho esto me encaminé a la pick up de Jim sin decir nada más. No tenía más que añadir y discutir sobre donde ir o no era ridículo con aquel dato que nos había dado Bonnie.

Y mientras caminaba hacia la pick up de Jim, sentía como volvía a ser a arrastrada hacia mi mundo de sombras, como si lo ocurrido ayer no hubiera existido nunca y esa conexión con aquel leñador y guía se hubiese perdido por completo.

El viaje hasta la iglesia transcurre en silencio, cada uno sumido en sus pensamientos. Bonnie está ampliamente superada por la situación pero no sabe a dónde ir. Jim sigue dándole vueltas a lo sucedido anoche. No es el tipo de guerra a la que el soldado está acostumbrado pero es una guerra igualmente. Contra un enemigo con capacidades y motivaciones desconocidas. Quizá lo peor de todo sea saber que está mucho más justificada que el resto de guerras en las que ha participado y que sólo cuenta con una preparación muy básica.

Podría ser mejor - murmura mientras conduce.

La Iglesia del Cristo Redentor tiene una calidez poco relacionada con el sistema de calefacción. Incluso vistas mundanas como las de Dexter, Jim y Scarlett pueden los glifos enoquianos grabados en los retablos de ángeles. Nathanael los ve como símbolos refulgentes de energía sagrada. Los símbolos son antiguos, y algunas imperfecciones de su trazo delatan que fueron realizados por manos humanas. Si se han mantenido tanto tiempo ha sido por la fe de los feligreses, convirtiéndola en un refugio contra demonios y otros habitantes del Otro Lado. A estas horas el edificio está vacío salvo por el sacerdote, que está reponiendo las flores del altar y limpiándolo con un trapo.

Los hombros de Bonnie se enderezan como si le hubieran quitado un peso de encima. Su mirada se aclara y mira a Dexter. Intenta decir algo, pero al final prefiere sentarse en un banco con el rostro rojo como un tomate.

Curioso - dice Jim - Aquí no siento la necesidad de estar mirando continuamente por encima del hombro.

Esta es la casa de Dios, James Howlett - el sacerdote es el mismo hombre negro de aspecto fornido y apacible que anoche ayudara a los bomberos a extinguir el incendio de la biblioteca.

Soy el pastor Darryon Holloway. Imaginé que anoche no sería la última vez que les viera ¿En qué puedo ayudarles?...

Nadie dijo nada respecto al lugar en donde se había abierto el portal. Supuse que no vendría dicha información en los libros, así que me encogí de hombros y seguí adelante con el plan. La iglesia sería, al final, nuestra siguiente parada. Aquel cáliz, ahora que conocíamos buena parte de la historia de lo que había ocurrido en aquella ciudad, podía ser una herramienta a utilizar, no solo para impedir que se abriese el portal sino también para atrapar a nuestro enemigo.

Durante el viaje continué preguntándome lo que estaría pensando Bonnie, acabando por dejar de darle vueltas al asunto. Los dos habíamos conseguido lo que buscábamos anoche y no había que seguir con ello.

La iglesia no me llamó la atención, aunque los símbolos si dejaban entrever que había una cierta protección, al menos contra la mayoría de los demonios. Estaba bien saberlo por si teníamos que refugiarnos en alguna ocasión. 

Al entrar, vimos al sacerdote que estaba cambiando las flores, y entonces capté aquella mirada extraña en Bonnie, como si quisiera decirme algo, que finalmente se quedó en nada.

Bueno.

Sin tiempo para analizarla, me di cuenta de la extraña comodidad que sentía desde que había entrado, algo que Jim verbalizó a su manera. Sí, parecía un lugar seguro, y así lo confirmó el sacerdote.

-Encantado, pastor. Ejem. Estamos en la ciudad solo de paso. Somos... solucionadores de problemas.

Eufemismo para decir cazadores de demonios.

Me parecía que no podíamos irnos por las ramas, sobre todo porque aquel hombre seguro que sabía algo.

-Supongo que sabe que el incendio no ha sido... ejem, digamos normal.

Normal para nosotros sí que ha sido, pero a él... me gustaría saber lo que le ha parecido.

Nuevamente el silencio invadió el espacio entre Jim y yo. De no ser por como se comportó por la noche, diría que sobraba ya en su vida... y él en la mía, pues estaba permitiéndome recluirme de nuevo en las sombras y a pesar de que la primera vez fue fácil salir por él de allí, dudaba que viendo lo que estaba pasando, lograse sacarme de ellas de nuevo.

Le oí decir algo mientras conducía, pero yo no prestaba atención. En mi mente solo buscada un lugar donde dejar a mi pequeña hasta que acabásemos allí y alejarme de él. Aquello había funcionado un día... había tenido relaciones menos esperanzadoras que habían durado mucho más tiempo que una que parecía que sí iba a ser especial.

Pero tampoco podía hablar de ello con él, puesto que realmente no había nada entre nosotros. Solo un fugaz beso robado y dormir abrazados con la ropa puesta. De haber sido otro, de no haber esperado nada de él, eso no hubiese pasado. Hubiésemos vuelto con los demás, con ojeras, cansados y una sonrisa en el rostro...

Y llegamos a la iglesia y entramos en ella, no sin antes coger mis armas. Me mantuve al margen al inicio, hasta que vi como hablaba el pastor y le respondía Dexter. La verdad es que esperaba que Nate fuese quien hablase con él, pero al final todo lo teníamos que solucionar las mujeres...

- Por favor, Dexter, luego decís que somos las mujeres las que complicamos las cosas. - Miré al cura. - Padre, no es que lo que usted pueda ayudarnos esta vez, sino en lo que nosotros podamos hacer por usted. - Saqué el libro, le mostré el cáliz.

- Bonnie dice que lo tiene aquí. Quien generó el incendio y que como usted bien supo hacer sin que nadie le dijese nada, logró que se apagase bendiciendo el agua, tal y como lo hizo en la cabaña de Ash, quiere este cáliz para sí y no precisamente para nada bueno. Dígame, ¿ha visto hoy a Royce? Dudo que le guste o quiera pisar aquí dentro, pero quizás en las inmediaciones, con alguien más... ¿Sigue el cáliz en su sitio? Por cierto, mi nombre es Scarlett. Scarlett Van Helsing.

Si aquel cura sabía algo sobre cazadores, si formaba parte de la rama de la Iglesia que luchaba con nosotros, reconocería mi apellido sin dudar. No había que andarse con tantos rodeos con un cura. No me gustaba dar mi apellido a la ligera, pero era necesario y esa era la primera vez que lo oía Bonnie. Esperaba que no fuese una friki de mi familia o podría convertirse aquello en una pesadilla.

Había estado bastante callado desde que nos reencontramos. De hecho, parecía que no era el único en esa incómoda mudez, pues note muchas miradas de reojos, coloreos de mejillas, suspiros... Los humanos son tan incoherentes. En un momento fui a responder a Bonnie, cuando las cortantes palabras de Scarlett me hicieron mirarla extrañado. ¿Por que se mostraba de ese modo con la bibliotecaria? ¿Me había perdido de algo?

Entrar en la iglesia me provocó una combinación de sensaciones, cada una a distinta intensidad. Tranquilidad, nostalgia, temor. Ni bien crucé el portal me santigüé, aunque luego de eso traté de pasar desapercibido. Con el grupo en el que estaba, iba a ser difícil. Dexter empezó, y Scarlett realizó sus preguntas. Por lo que entendí que dijo la cazadora, ese padre no era un simple hombre de fe, y por un momento temí que supiera lo que yo era.

No podía hacer nada si era así, sólo seguir adelante. -Soy Nate.- Me presente brevemente. -¿Desde cuándo es párroco en esta iglesia, padre Holloway?-

Correcto, señor - le responde el sacerdote a Dexter - Es el mal de los Barrett que vuelve a acosar al pueblo. Mi predecesor en la iglesia intentó sellar definitivamente el portal junto a un cazador llamado John Winchester, pero como ha ocurrido en otras ocasiones fue solamente una solución temporal.

(Ruido de golpes de fondo. El pastor está tan enfrascado en la conversación que no lo escucha)

Mira interesado a Scarlett - Van Helsing. Comprendo. Sí, tengo el Cáliz de Sandro guardado en la parte de atrás. Lo siento pero nunca he visto en persona a ese tal Royce, aunque sí he oído hablar de él.

(Más ruidos de golpes)

Por último es el turno de Nathanael - No sé si sentirme aliviado o triste por recibir a un miembro de la Hueste. En cualquier caso sea bienvenido. Soy el pastor de esta iglesia desde hace seis años

¿Qué es ese ruido? - pregunta Jim.

¿Qué ruido? - pregunta el pastor...

Los inocentes crecían según avanzábamos y como no, Royce debía estar fuera, tratando de derribar el muro, como el cuento de los Tres Cerditos y el Lobo que tanto le gustaba a mis hijos cuando eran pequeños. Solo que en este cuento, los cerditos no temían al lobo y además tenían armas.

- El ruido que viene de allí detrás. - Dije señalando el lugar con la cabeza. - Sé que no le gustan las armas dentro de la Iglesia, padre. - Dije sacando la katana con el sello sagrado en ella. - Pero entenderá que esto es una urgencia.

Miré a Jim y luego a los demás. - Me adelantaré a ver si puedo pararle antes de que consiga su propósito. No debe coger el cáliz y menos aún herir a los inocentes... y la mejor manera es que no lo coja. Organizaros como queráis, pero no tardéis demasiado. Nate, quizás tú seas el más adecuado para sacar de aquí el cáliz si esto se pone feo.

No di tiempo a mucho más, pues salí corriendo hacia la puerta de la Iglesia, rumbo a la pared donde estaba siendo golpeada. Estaba acostumbrada a trabajar sola y con ellos dentro, podía moverme con libertad soma. Además, ese abismo entre Jim y yo, no traía nada bueno y dudaba que me siguiese. Lo mejor para todos era que se quedase atrás con los demás, pues lo valioso de verdad estaba dentro de la Iglesia, no a donde yo iba ni lo que Nate podía teletransportar. 

Llegando a la puerta mi velocidad aumentó a una fuera de lo común. Todos habían visto eso en la biblioteca, solo que esta vez algo salió mal y sentí un pinchazo de dolor que me tocaría pagar más adelante. Aún así tenía lo que necesitaba y no tardaría en dar con Royce y destrozar lo que estuviese usando para intentar abrirse paso al cáliz sin permiso ni del párroco ni de Dios.

Y menos aún mío.

El padre parecía estar muy bien informado sobre el mal que acechaba en la ciudad y quizás, a su alrededor, lo cual hizo que me relajara, puesto que eso significaba que podíamos hablar con franqueza sobre todo lo que sucedía.

-En efecto, fue solo una solución temporal, porque es evidente que alguien intenta volver a traer el mal, a cualquier precio -le dije, oyendo una serie de golpes a lo lejos que no comprendía lo que eran.

Hasta Jim se dio cuenta de ello, pero sorprendentemente, no el sacerdote. Eso era... ¿normal?

Antes de que pudiera ayudarle a que comprendiese a lo que nos referíamos, Scarlett se los describió, para rápidamente volver a ofrecerse como primera línea de defensa y correr hacia la puerta de la iglesia.

Seguí con gesto indiferente su carrera katana en mano, mientras los demás nos quedábamos de pie, todavía sin reaccionar.

-¡Me parece un buen plan! -me dio tiempo a decir, antes de volverme hacia los demás y adelantarme con el siguiente comentario a cualquier pregunta del sacerdote -. Sí, ella suele hacer esas cosas a menudo.

Pero el plan estaba ahí, con Scarlett actuando desde el exterior, por lo que los demás debíamos ir a examinar el resto de posibles entradas y salidas... y el origen de aquellos golpes.

-Padre, creo que deberíamos ir a mirar lo que son esos golpes, ¿no cree?

Esquivando al sacerdote, me dirigí hacia el fondo del lugar.

¿Qué? - al sacerdote no le da tiempo a procesar lo que ha escuchado antes de Scarlett salga disparada hacia el interior de la iglesia. Jim y Dexter no tardan en unirse a la carrera.

El origen de los golpes es un sintecho que está golpeando un sagrario con una almádena de obra. Siendo un demonio, las protecciones de la iglesia mantienen a Ryoce fuera, pero no suponen obstáculo alguno para peones humanos como este desgraciado. Scarlett ha llegado tan rápido que el hombre no ha tenido tiempo de reventar el tozudo y resistente armarito.

Otro sintecho aguarda junto a la puerta trasera de la iglesia con un revólver en la mano. Cuando Scarlett irrumpe en la habitación katana en mano levanta su arma hacia ella.

¡Quié da'te prisa atontao! - grita el del revólver - ¡Tú sigue dándole, que no nus pagan por horah!

El hombre del martillo mira a Scarlett, no muy seguro de si le interesa más aporrear el sagrario que la cabeza de Scarlett...

Un escalofrío me recorrió cuando el Padre reconoció lo que era, y aunque tuve la tentación de llevarme la mano a los labios para pedir que guardara silencio, sabía que ya el mal estaba hecho. ¿Entendería Bonnie? La verdad, ya no me importaba. Ahora alguien en ese pueblo sabía que había un ángel entre ellos. Eso me iba a traer problemas, estaba seguro.

Por suerte, o por desgracia, la razón por la que estábamos en ese lugar cobró fuerza y enseguida nos vimos en la necesidad de ponernos en movimiento. Scarlett, Dexter, y el otro mundano se iban hacia el interior de la iglesia. Yo me detuve un segundo para mirar a los que quedaban atrás. -Quedaos aquí. Que esté a salvo.- Agregué hacia el sacerdote, y fui también en la dirección de los ruidos, para encontrarme aquella peligrosa escena.

Antes de que los hombres pudieran contar cuántos éramos, me desvanecí en el aire para aparecer atrás del que tenía la pistola, y traté de desarmarlo antes de que llegase a herir a alguien, o a si mismo.

Al llegar a la parte final de la iglesia vimos a un hombre de mal aspecto golpeando con todas sus fuerzas un sagrario. En cualquier otro caso la escena habría parecido como poco, rocambolesca, sino curiosa, pero estaba claro que las protecciones para el cáliz no impedían que físicamente gente como aquella llegase hasta él.

Había otro con un revolver, protegiendo la salida, y en cuanto apareció Scarlett la apuntó con él.

Madre mía, ya podrían haber buscado a alguien que supiese hablar.

En ese momento apareció Nate para intentar desarmarle, momento que desde luego había que aprovechar como fuese, porque quizás no tendríamos otra oportunidad. Scarlett tenía la katana en la mano, así que dejé que se las viese con el del martillo ycorrí a ayudar a Nate para arrebatarle el revolver.

No era fácil y existía el peligro de recibir una bala... pero quién quería vivir para siempre.

¿Yo mismo?

Sin darme tiempo a pensarlo demasiado, me abalancé sobre él para terminar de hacernos con el arma.

Al entrar, al primero que vi fue al de la maza y como cedía el lugar donde estaba el cáliz guardado. Cuando se giró, ni me lo pensé. La katana, sostenida por ambas manos y con mi fuerza y mis capacidades naturales aumentadas, cortó el aire y llegó a las muñecas del hombre.

Sentí el acero entrar en la carne y cortar el hueso, cuando oí la voz de alguien a mi espalda, pero ya era tarde. El filo de mi katana había cortando ambas muñecas y para cuando el hombre terminó de hablar, la sangre de su compañero salía disparada de golpe durante un instante por sus antebrazos, para escuchar un grito de dolor que me hizo sentirme bien conmigo misma por dentro.

De no ser porque al girarme vi a Nate esfumarse y aparecer detrás del otro tipo y a Dexter tirarse a por su arma, le hubiese cortado la cabeza allí mismo. ¿Qué parte de que se quedasen arriba no habían entendido?

- Has tenido suerte. Casi pierdes la cabeza. - Le dije apuntándole con mi katana mientras que su compañero se retorcía de dolor y sangraba tirado en el suelo. - En otras culturas, a los ladrones se les corta una mano. Dale las gracias a tu amigo, que ha perdido la suya y la tuya. Eres doblemente afortunado.

Guardé mi arma y me arrodillé junto al tipo. No me sorprendía que me mirase con horror. Metí mi mano en una de las bolsas que llevaba pegadas en mi cuerpo y saqué unas bridas. - Estate quieto si no quieres morir desangrado. Muertos no me valéis de nada. - Mi voz sonaba dura, sin vida aparente... como si realmente ellos solo fuesen lo que eran, marionetas entre Royce y yo, porque volvía a sentirme sola en la lucha. - Con las bridas haré un torniquete y vivirás, con suerte si hablas pronto hasta te puedan poner las manos de nuevo. La pregunta es sencilla. ¿Don-de--es-tá--Roy-ce?

No tenía ojos para nadie más, solo para aquel desgraciado sin manos, que si se dejaba, ya estaría con una brida puesta y seguramente comenzaría a insultarme cuando le pusiera la otra. - Y no olvides una cosa... puedo seguir haciendo lonchitas con tu cuerpo hasta que hables... así que tú sabrás lo que prefieres. - Le amenacé sintiendo como esa oscuridad me invadía de nuevo.

Volvía a ser yo.

Scarlett Van Helsing. Cazadora de demonios.

El látigo de cuchillas de Nathanael se enrolla en el brazo del humano armado, que grita de dolor cuando los filos pasan a través de su abrigo.

¡ME CAGO'N T'PUTA MAE, CABRÓN! - el hombre se ve obligado a girar siguiendo el tirón del látigo. Desesperado empieza a disparar tirando del gatillo varias veces hasta que el dolor le obliga a soltar el arma, que cae al suelo para ser recogida por Dexter.

El otro hombre se mira sus muñecas cercenadas, luego mira a Scarlett y después se desmaya.

¡ROYCE CACHO CABRÓN! - grita el pistolero hacia fuera - ¡VEN PA'CÁ D'UNA PUTA VEH COÑIO!

Le responde el rugido de un motor. Desde donde están, Nathanael y Dexter pueden ver una furgoneta de reparto acelerando a toda velocidad hacia la pared trasera de la iglesia...

El impacto fue doloroso, haciendo que llevara mi mano libre al hombro, sintiendo el calor del impacto y manar sangre de ella. Pero parecía que habíamos logrado detener lo que Royce y sus secuaces pretendían.

Énfasis en "parecía".

El ruido que provenía de afuera me alertó. -¡Scarlett, apártate!- Viéndola moverse sabía que ella podría salir antes de tiempo, pero ¿y el resto? Solté un bufido, tirando del mendigo para apartarlo de la vía, y puse la mano en la espalda de Dexter, intentando teletransportarnos unos metros más allá.

Nate y su látigo lograron que el tipo que tenía el arma la soltase y rápidamente me hice con ella.Casi al mismo tiempo, Scarlett le cercenó las muñecas al otro, haciendo que dos buenos chorros de sangre manaran en todas direcciones.

Voy a tener que pedirme una katana para navidad.

Lo que no previmos fue que una furgoneta se pusiera en marcha desde el otro lado del muro, para aplastarnos. Nate me colocó una mano en la espalda y transportó lejos de la trayectoria... pero dejando completamente vendida a Scarlett. Confundido, miré a Nate...  y me lancé hacia Scarlett para intentar apartarla de la trayectoria.

Todos piensan que tener un ángel custodio a tu lado es algo bueno y normalmente lo es, hasta que decide dejarte colgado con un vehículo en marcha listo para empotrarse con la pared en el lugar donde te encuentras y se larga dejándote con el amigo del malo y el hombre que, por mucho que me resistiese, me seguía gustando.

Y verme en esa tesitura fue lo que me hizo hacer aquello.

Sabía que podía fallar, sabía que podía morir en el intento. Pero si salía mínimamente bien no sufriría demasiados daños. Oí al ángel decirme que me apartase, pero... ¿y los demás qué? ¿Cómo se iba a apartar el tío desmayado, sin manos y con las bridas en las muñecas para que no se desangre? Estaba claro lo que era Nate y lo de ángel empezaba a sobrarle.

Miré a Jim antes de salir a enfrentarme a la furgoneta. - Ojalá hoy hubiese sido como ayer, todo hubiera sido distinto... incluso esto. - Y le empujé con tanta fuerza que le mandé lo suficientemente lejos como para saber que no le pasaría nada. Los ayudantes de Royce, sufrirían mi misma suerte.

Y corrí hacia la furgoneta y me lancé al suelo, deslizándome sobre él. En cuanto me colase debajo de ella, la empujaría para volcarla a un lado. Para ello tuve que quitarme las katanas junto con el suspensorio completo donde iban, puesto que, a pesar de que los americanos tenían la costumbre de hacer las furgonetas con la suspesión alta y esta la tenía por usarse por el campo también, o me quitaba las katanas y sus fundas o perdía el pecho y la elección era sencilla.

Scarlett rueda un par de metros sobre el suelo por el empuje de la camioneta. Escucha más que ve el llantazo contra el bordillo y el destrozo que sufre la furgoneta al embestir contra una de las vigas de la iglesia en lugar de la pared hacia la que estaba apuntando.

El mundo de Scarlett no ha dejado de dar vueltas cuando alguien la agarra del cuello de la ropa para ponerla en pie y acercarle el talabarte de las katanas.

Aquí viene - dice Jim junto al oído de Scarlett.

La puerta del conductor de la furgoneta sale disparada por una explosión de llamas rojinegras que Jim y Scarlett a duras penas consiguen esquivar agachándose. Royce baja de la furgoneta con un gesto de fura y las manos ardiendo. Su mera presencia hace relucir los glifos protectores de la iglesia cuando las llamas forman un círculo a su alrededor. El círculo se mueve con Royce cuando éste carga hacia los dos cazadores.

¿¡PERO Q'HACES, DESGRACIAO! - el sintecho del revólver, ajeno al hecho de que Nate y Dexter vuelven a estar detrás de él, no parece saber para quién estaba trabajando...