Partida Rol por web

La semana pasa rápidamente entre un entrenamiento y el siguiente. La prensa sazona la semana con comentarios sobre vuestro buen trabajo, y poco a poco se van generando unas elevadas expectativas sobre este partido. La prensa habla de las dos sorpresas de la primera jornada, planteando la situación de qué sorpresa mantendrá su camino.

La entrenadora acude a la rueda de prensa en solitario, tratando de desviar la presión sobre vuestra actuación.

Una vez os encontráis con ella en el vestuario, eso sí, os habla con vehemencia...

Chicos, da igual lo que haya dicho arriba. ¡Creo que podemos ganar este partido! ¡Y el que venga detrás de éste! Yo no me rindo nunca, y no quiero que ninguno de mis jugadores se rinda jamás. ¡Apunta a las estrellas, por si fallas y alcanzas la luna!

¡Estamos en nuestro estadio! ¡Nuestra afición está con nosotros!

¿¡Vamos a fallarles!?

Aquel partido era importante e Iñigo no era de los que se arrugaban ante un reto como ese. Además, era el segundo capitán y tenía que dar ejemplo delante de todos.

Cuando la entrenadora terminó de hablar. Iñigo se levanto y se dirigió a sus compañeros.

Buenos chicos, es nuestro primer partido en casa y desde luego yo no estoy dispuesto a fallar a nuestra afición y voy a salir a por todas. 

Extendió la mano para con la idea de que sus compañeros pusiesen sus manos encima de la suya y generar un grito de equipo, una especie de conjura para ganar el partido.

¿Estáis conmigo?

Víctor se quedó mirando a sus compañeros esperando ver que hacían. Su gesto era serio pero, en realidad estaba enmascarando la presión que sufría por dentro...

Notaba al público gritar, esperando su salida y aquello le preocupó... ¿Y si tenía un mal día?

Me concentro en solitario frente a mi taquilla. Gracias a mis nuevos auriculares Beats escucho fuerte mi música mientras miro fijamente mis zapatillas...Las zapatillas que me van a hacer marcar en este partido. Yo sólo me arengo y me doy pequeños golpes en el pecho, hombros y piernas.

Soy fuerte. Soy duro. Soy brutal. Soy despiadado. Soy implacable...Soy ¡la furia!

Me coloco los auriculares en el cuello para escuchar a la entrenadora y después me acerco al grupo que intenta formar Íñigo y pongo mi mano sobre la suya, serio.

Escucho a la entrenadora, durante unos segundos al menos, y después me voy solo a atarme las zapatillas, temblándome las manos y los dedos.

"Nos van a pulverizar en nuestro campo. Nos van a pasar por encima, nos van a destrozar. Lo mejor sería meterme en el banquillo, chiquito, chiquito, y que no me coja una cámara... Ojalá no fuera titular. Ojalá pudiera jugar otro en vez de yo..."

Adrian notó como sus dudas de la semana se disipaban conforme la entrenadora hablaba. Sintió la tensión recorrer sus músculos. Esa sensación que había tenido tantas veces, esa sensación que le hacía saber que todo saldría bien, que independientemente de lo que ocurriera al final del partido, salía a darlo todo. A luchar como un guerrero, como un espartano. Sin importar lo grande que fuera el enemigo, porque el enemigo eres tú mismo.

Puso la mano sobre la de Rafa.

- Vamos a por ellos!!!

Saltáis al campo a calentar, y mientras lo hacéis se os acerca uno de los integrantes del equipo rival, Hernán.

¡Ey chicos! ¿Cómo os va? Menuda putada jugarnos el liderato en vuestro campo, y estropearle la alegría a vuestra afición. Os habéis reforzado bien, pero no creo que podáis aguantar nuestro ritmo.

¿Tenéis suficientes vendas? ¿Y spray maravillo?

Con una carcajada, os da un par de vigorosas palmadas en la espalda...

Otro idiota intentando achantarnos.

- ¿Y vosotros habéis traido suficientes pañuelos? Lo digo para las lágrimas de pena que soltaréis cuando veáis el marcador al final del partido.

Para chula mi abuela. Pienso para mis adentros. Este pique sólo ha hecho crecer mis ganas de que comience el partido y atacar sin cesar la portería rival.

Guau tío, que duro.

Un nuevo rostro aparece en la discusión

¿Pañuelos? ¡Para qué! Pues no hay banderas de vuestro equipo por aquí....Vamos a pasaros por encima, humillaros en vuestro campo. Haremos que prefiráis no haber nacido ni haberle dado una patada a un balón. Y mucho menos, vernos en el partido de vuelta.

Óscar tiene una actitud agresiva al tiempo que altanera, rebosa confianza por cada poro y parece estar a la espera de cualquier respuesta para decir algo.

Santi al escuchar la conversación va en busca de Rafa para apartarlo delicadamente de los jugadores rivales...-Dejales están cultivando su propia caída...busca el pique desde el minuto uno y espera que su prepotencia les haga caer en cada falta les ganaremos terreno... le dijo al oído a Rafa.

¡Vamos chicos! Dejemos el enfrentamiento dialéctico que es hora de terminar el calentamiento. Hablaremos en el campo, con la pelota, y nos encargaremos de que se traguen sus palabras.

Estamos en casa, tenemos el aliento de nuestra afición, no necesitamos más motivación que la búsqueda de la victoria y los gritos de los nuestros.

Cornellia trata de enfriar el ambiente y alejaros de las puyas de los rivales, dirigiéndoos hacia la zona de calentamiento.

¡El árbitro da comienzo al partido!

Comenzáis vosotros con el balón en posesión, ¡el partido de los líderes ha comenzado!

Santiago permanece en el lateral guardando la posición en el ataque para ser usado para descongestionar la jugada hacia su banda.

Víctor empieza el partido tremendamente inseguro y, durante el inicio, empieza a dar órdenes a su defensa para que se coloqué y empiece a estar compacta.

¡¡¡Vamos chicos, demostremos a nuestra afición lo que valemos!!! Es la primera frase de Iñigo sobre el cesped, tratando de motivar a sus compañeros.

Parecía ser que los del Murcia eran tipos duros pero... eso no amedrentó a Iñigo que salió totalmente concentrado y dispuesto a darlo todo.

Soy el primero en tocar el esférico para realizar el saque, un puntapié suave para que mi compañero inicie el juego mientras yo voy al trote hacia la delantera. Comienzo a fijarme en los centrales del Murcia antes de realizar ningún movimiento de desmarque.