Partida Rol por web

Con el mapa de Verzal y la guía de Yldianne no tardáis demasiado en llegar a una zona pantanosa. Avanzáis con dificultad en ese terreno, pero al cabo de un rato veis un area despejada. Aproximadamente en el centro hay varios menhires grabados con inscripciones oghámicas en la piedra. Algo en el lugar irradia una atmósfera de solemnidad.

Camináis hacia allí y pronto distinguís dos personas en el centro del círculo de piedras: Deorn, el anciano démorthén de Varn, y Jearon, el varigal que os ha acompañado desde Melwan.

Los recuerdos del varigal aparecen de repente, ascendiendo por la montaña hacia la atalaya y reuniéndose con vosotros en la aldea de Varn en algún momento que no llegáis a procesar. Sin embargo, cuando le escucháis hablar, algo en su voz parece completamente diferente, como si no se tratase de la misma persona.

Deorn se mueve más rápidamente de lo que parecía posible para sus viejos huesos.

- ¡Mientes! - exclama encarándose a Jearon. ¿O a Verzal? - Tú y tu gente sólo estáis interesados en ese Flujo y su comercio, sin preocuparos por la naturaleza o por las personas. Si no hubiérais pertubado la tierra buscando ese maldito combustible nada de esto habría ocurrido.

Realmente esto era lo último que me esperaba. Jearon, poseido por Verzal, ¿pero que clase de Magia Negra es esta? o debería decir mejor Magiencia... Realmente me deja impresionado, nunca me habría imaginado que la Magiencia era capaz de tales cosas. Por puro instinto más que otra cosa, desenvaino la espada y alzo el escudo. Está claro que la situación se esta poniendo tensa. - Señores, por favor, cálmense. - Digo sin la más remota esperanza de que alguno de los dos llegue a hacerme el más misero caso. Una vez dichas las palabras de cortesía, avanzo con paso firme girando la cabeza constantemente para no perder de vista a ninguno de los dos y me sitúo entre ellos para evitar que lleguen a las manos. Una vez hecho esto y con la espada preparada, miro fijamenta a mis compañeros con cara de incredulidad y desconcierto, con la única esperanza de que me indiquen que hacer a continuación.

Avanzar por el terreno pantanoso era una tarea agotadora, Arven pronto empezó a notar el familiar dolor en las piernas que avisaba del esfuerzo físico que estaba haciendo y su respiración se volvió más irregular (y ella habría podido jurar que incluso más audible).

El lugar donde se erigían los menhires no trajo más paz al grupo, Jearon y Deorn discutían a viva voz... y lo que decían era una absoluta locura. ¿Qué Verzal ni qué demonios? Respirar el ambiente del pantano les había enloquecido

-No es que quiera interrumpir esto-dijo desenvainando la espada y sujetando el escudo cerrando la mano en la correa interior de cuero- pero Urvan tiene razón.-se situó con él, haciendo de barrera entre ambos personajes.- Vamos a dejarnos de locuras y a hablar con un poco de sentido común-dejó salir el aire de sus pulmones pesadamente- existe un problema y hay que ponerle solución. Después podréis seguir discutiendo y echaros la culpa de lo que queráis y podéis fingir que sois quienes deseéis. Pero lo primero es acabar con esto y que la gente esté a salvo.

Desde que Arven se enfrentase a él Liam avanzó con la cabeza gacha intentando pasar desapercibido en la comitiva. Un paso tras otro repasando todo lo que habían descubierto de ese lugar y preguntándose si no habría olvidado la mitad de ello en una de estas brumas mentales. Amnesia selectiva recordó haber leído en sus interminables horas devorando pergaminos. Pero donde antes hubiese hablado en voz alta esta vez se lo quedó para él mismo. Su prodiga memoria, que creía poseer hasta este incidente, trajo el recuerdo vivido del olor a hollín y parafina en el cuarto trasero del boticario. 

—Es la incapacidad para recordar ciertos tipos de recuerdos o detalles de hechos ocurridos. Es una pérdida parcial de memoria como ocurre en la amnesia lacunar, sin embargo, la información olvidada no es brusca y global, sino más sutil y discriminativa. Incluiría los lapsus de la vida cotidiana y amnesias selectivas secundarias al estado de ánimo, p.ej. el depresivo tendría dificultad en recordar sucesos alegres de su vida, y al contrario en la manía. Algunos brebajes pueden inducir este tipo de amnesia, aunque se desconoce la forma de manipular el individuo para elegir detalle concreto que debe olvidar. Las...

Las voces de Deorn y Jearon le sacaron de sus cavilaciones y, derrepente, allí estaba. La telaraña que afectaba a su mente se desenvolvió devolviéndole los recuerdos que le había quitado. Intentó quedarse con todas las sensaciones que la recuperación de sus recuerdos le pudiese dejar. Necesitaba algo, una pista. Algo que le indicase el origen de aquel siniestro poder. Urvan y Arven se adelantaron e interrumpieron la conversación de los hombres y entonces Liam fue consciente de lo que había acabado de escuchar. 

Avanzó con la expresión completamente anodina que había conservado desde que dejase el cadáver de su hermano y se planto a un paso de Jearon y le habló con un tono igualmente anodino, sin ningún rastro de ira, sin ninguna pasión. Casi completamente consumido. 

—Y entonces ¿que va a ser? ¿vais a ayudar o venís a vengaros?—

El varigal se gira, sorprendido de veros, y os dais cuenta de que hay algo en sus movimientos que parece completamente ajeno a su cuerpo, como si estuviera manipulado por los hilos de un titiritero. Escucha vuestras palabras y suelta una risa cínica.

- ¿La gente? - pregunta. - ¿Crees que la gente estará a salvo con un asesino suelto? ¿Alguien que se deja llevar por su odio a cualquiera que no piensa como él? - Mira a Urvan, aún con las ropas de su orden, que le identifican como adepto del Templo. - ¿Cómo te ha tratado este anciano desde la primera vez que te vio? - Pregunta, asumiendo cuál será la respuesta. - El genocidio que cometió con mi gente no habrá sido suficiente para cambiarle, ¡porque no tiene conciencia! Queréis proteger a la gente, pero no lo haréis mientras ese anciano siga libre.

Se gira hacia Liam y, de alguna forma, la tristeza de su mirada hace que se calme antes de seguir hablando.

- ¿Ayudar o vengarme? - Repite. - Os puedo ayudar, librar la tierra de esta peste, pero no lo haré mientras siga vivo y libre - dice señalando con desprecio a Deorn.

El anciano demorthén mira a Jearon con desprecio.

- ¡Claro que puede ayudaros! Son sus malditos experimentos los que han traído esta plaga y corrompen el santuario de Gluta - exclama. - Acabad con él y liberaré el cuerpo de vuestro amigo de ese maldito daedermothys. Luego limpiaremos juntos esta tierra.

Os observa un momento, evitando mirar a Urvan, hasta que llega finalmente a Mòr.

- Tú eres un ionnthén... Estás en suelo sagrado, dedicado a Gluta, el espíritu del pantano... ¡Ayudame a acabar con las mentiras de esta criatura! Es la única forma de salvaguardar nuestras creencias, evitar que caigan en el olvido por gente como él. - Mira a todos los tolkaeritas. - ¡Defended las tradiciones de vuestros ancestros!

Parece que ninguno de los dos está dispuesto a torcer su brazo hasta que el otro esta muerto... ¡Pero no tenemos información suficiente para poder condenar a ninguno! - Pienso mientras me mantengo en el medio con la espada y el escudo preparados. - Esta claro que aquí hay una disputa en ciernes. Pero el pobre de Jearon no tiene la culpa. Por favor dejad su cuerpo tranquilo y seguid vuestra trifulca en donde no hagáis daño a nadie más. ¿No creéis que ya ha sido suficiente? ¿No creéis que ya ha habido suficiente derramamiento de sangre por culpa de los Feondas? ¿Es necesario además seguir matándonos entre nosotros y destruyendo la tierra de esta manera? - Intento levantar el tono para denotar autoridad e intentar hacer entrar en razón a los dos. Quizás, quizás si me hagan caso podremos hablar y desenmarañar este entuerto.

El anciano mira un momento a Urvan y parece dejar de lado un momento sus prejuicios contra el gwendrita para buscar un aliado que pueda apoyarle.

- ¿No lo has entendido? ¡Esos feondas son en realidad culpa de los corrputos experimentos de este ser! - dice elevando la voz mientras señala a Jearon. - Además, él es quien ha poseido a vuestro compañero. Yo puedo expulsarle para que Jearon vuelva a tomar control de su cuerpo, pero necesito que esté inconsciente antes de hacerlo - explica.

Se muestra ligeramente sorprendido al escuchar de un adepto del Templo el argumento que habla de destruir la tierra, pero intenta usarlo a su favor. - ¡Exacto! Es su flujo el que destruye esta tierra. ¡Yo únicamente pretendo preservarla! Mòr, el culto a Gluta lleva generaciones en estas montañas, y este engendro lo profanó poniendo su laboratorio precisamente aquí.

El varigal se ríe una vez más.

- ¡Gluta! ¡Tú eres el que no entiende nada, viejo! No es tu espíritu quien ha creado los pantanos, sino el flujo fósil que hay bajo esta tierra... - Se vuelve hacia vosotros. - Sólo yo puedo ayudaros a libraros de esto y de las criaturas que están asolando la región - Deorn niega con la cabeza, acusando en silencio al magientífico de la mentira de sus palabras, pues probablemente él también pueda acabar con ese problema - pero para ello tendréis que ayudarme a encontrar justicia por mi asesinato - dice mirando al demothén con odio.

Está claro que la situación entre los dos es completamnte irreconciliable y no tardará en desembocar en un conflicto abierto. Pero, ¿en qué lado os colocaréis en ese enfrentamiento?

-¡Suficiente!- exclamó la guerrera, harta de tanto drama teatral.-Jearon... eh... Verzal tiene razón. Merece justicia por su asesinato-se volvio hacia el anciano con determinación-y si eso ayuda para solucionar todo este caos y evitar más sufrimiento estoy dispuesta a pagar el precio.

Inspiró llenando el pecho y miró a sus compañeros esperando (con lo que esperaba que fuese una postura digna de ser escrita en alguno de esos libros que acumulaban polvo en los estantes) su decisión, había cosas que uno podía razonar a la hora de ser persuasivos (como que aunque tuviese la mejor de las intenciones Deorn parecía tener gran parte de la culpa de esa situación y eso no garantizaba que hacerle caso fuese a solucionar nada) pero las corazonadas no se podían describir con palabras, sólo con actos.

Y la corazonada de Arven le decía que no tenía que apoyar a Deorn.

Parece que Arven ya a tomado partido. Aunque tiene razón, un asesinato es un crimen lo suficientemente grave cómo para no fiarse de nadie hay que ir con cuidado, pues ¿qué pasa si tiene razón? Necesito asegurarme que esto se va a reglar y se va a dejar de derramar sangre en vano. - Vale, si alguno de los dos quiere que tome partido me lo tendrá que explicar. ¿Cómo pretendéis limpiar esta niebla tóxica y eliminar las criaturas que viven aquí? ... si es cierto que ambos pretendéis hacer esto, aunque uno además quiera explotar los fluidos que pasan por debajo, parece que ambos pretendéis limpiar esta niebla y eliminar las criaturas. ¿Porqué no hacemos esto primero y luego ya veremos cómo solucionar vuestros problemas? ¡¡Eso es lo primero, maldita sea!! - culmino mi discurso con un grito al cielo, desesperado de que el único deseo de ambos sea egoísta, saciando su sed de venganza en vez de pensar en la gente que habita aquí.

—¿Justicia?— Un pequeño atisbo de sonrisa apareció en la cara del erudito. Lo más cercano a una emoción en sus últimas horas de existencia. Pero tan pronto empezó a nacer murió.

—No existe tal cosa en la vastedad de la creación. Sólo actos independientes e incorrelados en tal magnitud que se pueden apreciar eventos con una probabilidad tan remota que parecen imposibles. Algunos los llaman milagros. Pero son solo eso: Eventos. Y cuando ocurre lo único que queda atrás es la inmensidad de la creación.— 

—Tú evento ya ha sucedido. En cien años difícilmente a alguien le importará y en mil ya nadie siquiera podrá recordarlo— El joven rubio apenas miraba hacia Deorn, parecía importarle poco lo que este tuviese que decir —Este idiota no tiene ni idea de que hacer con lo que nos amenaza desde la Fabrica. Si lo supiese ya lo habría solucionado. 

—Así que te repito la pregunta ¿Que va a hacer? ¿Quieres seguir lloriqueando por algo que no podrás recuperar? ¿O vas a venir con... nosotros y terminar tú trabajo? Por que si no podemos detenerlo se me ocurren mejores sitios donde esperar la muerte. 

Ean miró a Arven después de pronunciar sus palabras. ¿Su asesinato?, se preguntó. ¿Y qué muerto puede caminar? Pensaba el arquero. La discusión de estos dos hombres era un galimatías inconexo para él. Tal vez era el cansancio, o la desorientación permanente sobre dónde se encontraba, pero esta discusión no resolvía su problema principal.

—Todo esto no me concierne. Tú, —dice, señalando a Jearon— ¿puedes devolvernos nuestros recuerdos? Eso es lo único que me importa.

Por otro lado, Ean entendía que Deorn no era sino un fanático. Y no se puede dialogar con ellos, como Urvan intentaba, tal vez por la proximidad que lo unía con el Demorthén. Aquí, en estas soledades, la mejor opción era terminar con él. Aunque al igual que el otro, sería peor que se convirtiese en otro muerto. Total, ¿llegaría a recordar este momento después? La pregunta era si estaba suficientemente desesperado como para ello.

Ean dudada, mientras esperaba la respuesta de Jearon, que tal vez le iluminara qué opción era mejor.

El varigal os mira y contesta uno a uno con una voz que no es la suya.

- Yo conozco los secretos del Flujo, que son la causa del crecimiento de esas criaturas. Si mi experimento no hubiera sido interrumpido por mi asesinato, nada de esto habría ocurrido - dice mirando a Urvan. - Pero poco me queda a mí por hacer en el mundo de los vivos. No puedo continuar con mi trabajo, como sugieres, - dice en respuesta a Liam -  y lo único que me ata aquí es que se haga justicia con mi asesino. O venganza, si preferís llamarlo así. Ayudadme y os explicaré cuanto necesitéis para libraros de esas criaturas.

Observó un momento al arquero.

- No puedo devolveros vuestros recuerdos - dice con sinceridad. - Nadie puede. Pero sólo yo puedo explicaros lo que ha ocurrido y contaros cómo el flujo puede haber afectado vuestras mentes para que podáis reconstruir lo que ha sucedido aquí. Él no podrá ofrecerte nada mejor - dice mirando con desprecio al demorthén.

El anciano os mira frunciendo el ceño y finalmente clava su mirada en Arven, que ya ha tomado una decisión.

- Traidores - sentencia. - Despreciáis las creencias de vuestros ancestros y os ponéis a favor de este criatura inmunda, incluso cuando reconoce que los seres que han atacado el paso de montaña son creación de sus abyectos experimentos... ¡Os demostraré el poder de Gluta!

Da un paso atrás, llevándose la mano al colgante que lleva al cuello, en el cual Mòr y Liam reconocen una piedra ogham.

- Oh, Gluta! Cuidigh liom! Taispeánann unbelievers do chumhacht, seol do créatúir a chosaint dom agus le chéile táimid ag scriosann ár naimhde atá ag iarraidh a mhilleadh an talamh naofa agus ár creidimh ársa.

Durante un instante no ocurre nada, pero poco después el suelo tiembla bajo vuestros pies y os hace dar un paso hacia atrás. Con un crujido la tierra se abre y una criatura se empieza a alzar entre vosotros y Deorn. Un nuevo ruido precede el alzamiento de otro ser y poco después surge un tercero.

Parecen formados de la misma sustancia lodosa del pantano, cubiertas de hojas y ramas secas y putrefactas, y su aliento desprende un olor mohoso. Reprimís una arcada cuando se vuelven hacia vosotros mientras desenfundáis vuestras armas.

Jearon se queda como petrificado al ver aparecer a esos seres y Dearon se echa a reir mientras se lanza sobre el varigal, jurando que ahora completará el trabajo que empezó hace 50 años. El hombre se defiende como puede, pero a pesar de su forma física, muy superior a la del dermothèn, parece que el espíritu que le controla lo hace aún con cierta torpeza, así que ambos caen al suelo y empiezan a rodar uno sobre el otro.