Partida Rol por web

SOMBRAS DE LA ÚLTIMA GUERRA 2.0

PRIMERA PARTE: SHARN

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09/09/2016, 14:46
Director

PRÓLOGO Posada la Cúspide, Torre Rathlin.

- ...no en vano me llaman el "sabueso de Sharn", pequeña...- sentencia el sargento Dolom al tiempo que apura su jarra de cerveza-. Son buenos chicos. Les he enseñado un par de cosas anteriormente.

Adia Ringeril hace ya rato que ha terminado de comer. Al final buscar un grupo le va a salir más caro que si hubiese vivido de la caridad. "Nota mental" piensa: "nunca más invitar a un enano para conseguir información. Comen y beben como si fuese para siempre..."

-No hace ni dos meses atrapamos y sentenciamos a una forjada que había asesinado a un profesor de la universidad de Morgrave. ¿Te he contado la historia?- "Oh...no", pensó Adia.

-Los chicos estaban aún un poco verdes y tuvieron serios problemas para controlarla. Por suerte aparecí en escena justo en el momento adecuado decantando la balanza a nuestro favor. Es lo que tiene llevar tantos años en este trabajo, pequeña. Le di su merecido a aquella forjada...- dice pasándose un dedo por el cuello-...¡ja,ja,ja!...¡Lo pasamos bien aquella noche! Aunque no sé muy bien como terminó la verdad...- dice rascándose las barbas y con el semblante perdido.

-Diles que vas de mi parte y no tendrán inconveniente en aceptarte.  Puedes preguntar por cualquiera de ellos en la posada de Norman.¡Te lo digo yo que los conozco como si fuese su padre! Daryl la semiorca, Woqpatqasi el druida, Pynn el bardo, Alfred el paladín y...eehh...¿cómo se llaman esas cosas que se utilizan en la guerra para los asedios? ...Catapulta no es...¡Bueno! ¡Da igual! El otro es un forjado enorme con más adamantita que sentido común. Lo que yo te diga, diles que vas de mi parte y te aceptarán enseguida... 

 

Notas de juego

Y tras una serie de confusiones , preguntas y pactos de grupo...Adia Ringeril pasa a formar parte de la comunidad. 

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09/09/2016, 15:18
Director

Torre Barmin, nivel de la Estación de Correos. 

Es de noche.Los truenos retumban en la distancia mientras  cruzáis el puente colgante, resbaladizo por la lluvia, que lleva hasta la torre Barmin. La lluvia cae de forma persistente, haciendo que pequeñas cascadas arroyen desde los vierteaguas de los empinados tejados y las barandillas de los balcones.

Más adelante,  la estación de mensajería de la casa Sivis está abierta en un ángulo extraño, con una de sus bisagras separada del marco.Un relámpago ilumina la escena capturándola durante un segundo y convirtiendo la realidad en cuadro de tonalidades azul eléctrico. Creéis oír un gruñido procedente de algún lugar del interior del establecimiento.Por lo demás todo parece tranquilo...

 

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10/09/2016, 09:45
Daisy Sue Demonfly

Adia aún no se había ganado las simpatías de la señorita Demonfly. Tampoco el resto, Daisy Sue no era de las que dejaban barata su opinión sobre los demás. Pero en Adia ni siquiera confiaba. Era demasiada casualidad que aquella muchacha se les hubiese unido justo después de haberle puesto la zancadilla al Señor de los Filos en su malvado plan, sea cual fuere. Y aunque no tuviese aspecto de ser una forjada fanática, nada impedía que ella fuese una mercenaria a sueldo del gerifalte mesiánico, como ya lo habían estado antes algunos cambiantes. En lo que a la semiorca respectaba, Adia era una espía.

Que Mug se hubiese ido no facilitaba esa transición. Pobre Mug, captado por la secta de fumadores de hierba a la que pertenecía Powaqqatsi. No es fácil salir de una adicción, y menos en un sector fanático religioso no muy distinto al que lideraba el Señor de los Filos, salvo por aquello de matar a los de carne. Demonfly no se dejó alienar. Su sentido analítico le permitía distanciarse de todas esas creencias pseudocientíficas. También ayudaba rezar de vez en cuando por la protección de la Hueste Soberana, que sí son reales, no como la amiga imaginaria "Madre Naturaleza". Solo había una madre en la que Daisy Sue creyese: la diosa Arawai. Ya en su propia madre, Demonfly no creía. Y es que era una madre muy vacilona que no te podías tomar nunca en serio.

El caso es que como la cazarrecompensas no podía confiar en sus compañeros, cuando tocaba pasarse por correos venían en tropel todos juntos. Si no llega a ser por eso, habría tenido más sentido que para hacer los recados solo fuese uno distinto de cada vez, y así el resto se habría ahorrado esta mojadura...

¡Maldita lluvia! ¡El clima de Sharn da asco!

Era como aquella otra vez, cuando tuvieron el enfrentamiento en el puente contra aquella enviada del Señor de los Filos. Al día siguiente hizo una mañana soleada, pero fue una excepción. En Sharn el tiempo era una pesadilla. Una vez escuchó por la calle hablar del tema a un par de magos. Decían que el microclima de Sharn tenía que ver con las corrientes de aire y la humedad de la costa, y su ubicación geográfica. ¡Y un mojón! Demonfly sabía perfectamente que estas tormentas raras eran cosa del experimento de algún mago.

Pero bueno, como una vez llegados a correos la puerta estaba fuera de uno de sus goznes, como si hubiese sido abierta a empujones, el tema del clima pasó a un segundo plano. Demonfly se puso en modo paranoico, mandó silencio a sus compañeros, y avanzó en silencio hasta ponerse a un lado de la puerta, espalda con pared. Con un vistazo rápido, metió la cabeza en la oscuridad de las dependencias y echó un vistazo rápido antes de volver a parapetarse contra el exterior de la pared del edificio. Sus dedos sobre el verde pecho marcaron a los demás el número de intrusos divisados en la oscuridad, pero teniendo en cuenta que fue un visto y no visto, lo más probable es que la mitad de las figuras que Daisy Sue localizó fuesen percheros con gabardinas.

- Tiradas (3)
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10/09/2016, 14:00
Director

 Daisy se acerca hasta la puerta. En silencio se asoma al interior…

Las mesas y taburetes de la estación de mensajería está totalmente revueltos; algunos han quedado volcados, otros están destrozados y otros han sido arrancados de sus lugares a la fuerza. Realmente parece que la tormenta haya tenido lugar en el interior a juzgar por el caos y el desorden que hay dentro. Pero no parece haber nadie...

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10/09/2016, 17:23
Powaqqatsi

 

Powaqqatsi había sacado a pasear al perrito forjado que habían adoptado en aquel encuentro desafortunado de caídas y fuego.

 ¡Pero si es tan buen cachorro! - pensaba dándole un cariñito con la mano metálica sobre el morro de dientes que partirían una zanahoria de solo verla.  

Vió a la Daisy pegarse a la pared en su gesto usual de cuando tiene comezón y se quiere rascar con un tronco o así.  

Luego les hizo un gesto grosero con la mano, a todos; pero siendo pacifista, Powaqqatsi decidió no hacerle caso.  

Claro, la puerta zafada a  la luz del arco eléctrico le llamó la atención.  Paró sus no existentes orejas, ordenó al perro y a Ch'om que hicieran lo mismo.  Luego trató de interpretar que era lo que había hecho tan gutural sonido a estas horas.  Quizá sólo eran los seres orgánicos, los que que daban la mayor importancia a sus rituales reproductivos, y la Naturaleza se alegra con ello.... pero quizá es algo más

 Se fijó en los charcos llenos de basura a la entrada para ver si alguien o algo hubiera dejado una huella ahí marcada.  Luego, justo al pegar el otro rayo, pegó una mirada para adivinar si entre los percheros se escondía alguien, o algo. 

 

 

- Tiradas (4)
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10/09/2016, 19:19
Ariete

Altura y rayos no son buena combinación, menos si eres un forjado de adamantina con altas capacidades conductivas. El increíblemente bajo número de veces que los rayos causaban accidentes en Sharn indicaba la existencia y eficiencia del sistema de pararrayos pero aún así no me gustaba.

Además estaban los puentes colgantes que tanto gustaban a los orgánicos. No temía caer pues en caso de hacerlo penetraría tanto la roca base que me fundiría de nuevo con ella.

¿Por qué entonces caminaba bajo esas circunstancias? Porque sí.. La verdad disfrutaba de la estática que producía ese clima y del reflejo de los rayos en mi pulida superficie.

La maquinaría de nuestro grupo comenzaba a perferccionarse, habíamos perdido una pieza y ganado otra y debíamos acoplarnos correctamente pero lo haríamos. Los orgánicos se adaptan al medio y yo adapto el medio, juntos generaríamos cambios.

El Filoso tenía amplios recursos y yo tenía a mi grupo, no teníamos la fuerza para enfrentarlo pero en ocasiones los taladros perforadores deben detenerse pues consiguen una capa de roca demasiado dura como para seguir. Eso seremos entonces..

Mis pensamiento fueron interrumpidos por la escena de la oficina de correos. Y aunque los movimientos y señas de Daisy buscaron establecer una suerte de estrategia yo no tenía deseos de permanecer más tiempo bajo la lluvia. Sin esperar u momento ingresé en el lugar, con Sable y Lucero al alcance de mis manos.

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11/09/2016, 12:53
Adia Ringëril

Encontrar a aquél grupo era lo mejor que le había pasado en semanas, sobre todo cuando tenía en cuenta que el último mes había sido un completo desastre. Llegar a aquella ciudad maldita tras una peligrosa misión que la había hecho recorrer cientos de millas en persecución del pérfido cabecilla de una banda de salteadores fugado, y haber descubierto al conseguir su premio que su mecenas había muerto de una extraña enfermedad contagiosa no había sido el mejor primer paso. Menos aún cuando se dio cuenta de que estaba en Sharn, sin nada que hacer y fiel a su palabra de que ella no se movía de un sitio si no era por dinero. Creía fervientemente que en cualquier lugar del mundo un buen mercenario encontraría tarde o temprano una aventura rentable para la bolsa y satisfactoria para su orgulla; para ella, su orgullo era ser requerida donde fuera, inclusive en una ciudad donde jamás paraba de llover y en la que los truenos eran mayor compañía que otra gente. 

En esa ocasión lo había vuelto a lograr, había encontrado un grupo justo cuando estaba a punto de desesperar y en el momento exacto que su bolsa - que había llegado llena de oro - empezaba a perder peso, en gran medida a causa del maldito enano con el que se había tenido que topar. Maldito el día en que empezó a escuchar los rumores por la ciudad para encontrar trabajo y había acabado dando con él. Las largas horas de insufrible conversación - si una conversación es estar durante un tiempo eterno callada mientras un cabezón la mitad de alto que ella misma hablaba por los codos mientras devoraba y bebía como si fuera la última comida en la tierra -, y el hastío por estar encerrada en una taberna la habían hecho replantearse el hacerse granjera y dejar aquella vida, pero finalmente había superado la prueba y volvía a estar en movimiento, y pese al mal tiempo y lo extraño de la compañía, agradecía aquello.

Pero como venía al caso, aquellas personas a las que se había unido eran tan raras como, bueno, si hubiera visto un dragón vegetariano habría sido menos llamativo. Apenas llevaba un rato con ellos desde que se les había unido, y ya creía haber visto de todo. Como habían llegado a juntarse no tenía ni idea, pero estaba claro que allí habían intervenido fuerzas mayores, estaba segura. Lo primero que le hizo enarcar una ceja fue el dúo de forjados. Había visto alguna otra creación así, aunque nunca las había apreciado, pero aquellos dos parecían absortos en un limbo personal en el que no había visto ni a los magos durante sus meditaciones. El que llamaban Ariete - gracias Dolom, "catapulta", idiota - estuvo perdido en sus cavilaciones mientras miraba hacia el fondo del puente colgante como si anhelara probar lo que haría su caída - y teniendo en cuenta que era puro metal, dudaba de quien sufriría más, él o el suelo. Por el contrario, el otro cuyo nombre había decidido que no iba a lograr pronunciar bien, no sólo estaba igual de perdido, sino que encima miraba a su alrededor como si nada fuera con él, todo eso mientras acariciaba a un perro también forjado. ¿De dónde lo había sacado? Ni idea, pero claro, contando con que le habían comentado que era druida, podría ser de cualquier lado. Lo último que esperaba es descubrir que ahora las ancestrales órdenes que su pueblo había iniciado siglos atrás no sólo estaban abiertas plenamente a los humanos y otras razas inferiores, sino a las creaciones sintéticas de estas. Era antinatural. 

Y luego los que, al menos, estaban vivos. De Finn no sabía muy bien que pensar aún. Parecía más normal, sin duda gracias a su visible linaje élfico, y no dejaba de sonreír. Pese a todo, es como si algo le hiciera feliz, y lo cierto es que miraba a su alrededor y no tenía ni idea de que podía ser. Lo que estaba claro es que el motivo no era Daisy Sue Demonfly. Jamás había aceptado muy bien a los orcos, y pensaba que los mestizos de aquella raza estarían mejor sacrificados al nacer, pero en aquella ocasión agradecía que no fuera así; tenía la esperanza de que algún día pudiera hacerlo ella misma. Desde que se había unido al grupo enviada por el enano no había recibido ni una sola mirada cordial. El odio y asco que aquella "mujer" destilaba por los ojos la hacía sentir que ni era bienvenida ni lo sería. Las hostilidad que rezumaba era plena y continua, y ni siquiera la había sentido así de manos de alguna de sus víctimas. No tenía ni idea de a qué venía aquello, pero sería complicado trabajar junto a alguien así sin que la tensión acabara por hacer insostenible la situación. Tarde o temprano tendría que darle una lección de humildad. 

Aún así aquellos era a quienes había decidido acompañar a la Torre Barmin en lo que parecía que iba a ser un día aburrido y tedioso para el que no tenía ni idea de porque se había apuntado. Por suerte, tardó poco en descubrir que estaba equivocada. Un rayo azulado mostró la puerta de la Estación de Correos fuera de sus goznes, con las bisagras sueltas chirriando ante el viento. Podía haber pensado que un vendaval tenía la culpa, un golpe demasiado fuerte al cerrar mal, pero un gruñido del interior le hizo saber que no era así. 

La semiorca se pegó a la pared con un sigilo del que no la creería capaz, echando un furtivo vistazo al interior, ella sacó el arco, preparó una flecha y se propuso hacer lo mismo, y entonces el enorme ser de adamantita decidió que el mejor plan era entrar por la puerta como un elefante. Iba viendo la estrategia. 

Suspiró mientras negaba sutilmente con la cabeza. Bajó el arco, apuntando al suelo aunque aún tenso, y fue detrás del constructo viviente esperando que no fuera una trampa. Al menos, se consoló a sí misma, si así fuera el forjado serviría de escudo. 

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11/09/2016, 15:08
Director

El forjado druida conocido como Powaqqatsi examina el exterior en busca de alguna huella que revele algo de aquella extraña situación. No ve nada. Puede que si la hubiese habido pero con este aguacero es casi una misión imposible. Se acerca a la puerta donde ya se encuentra Daisy y mira al interior.

Y entonces lo ve. A la izquierda, tumbada tras un escritorio, parece haber el pequeño cuerpo de...¿una gnoma? Recordáis que los funcionarios de esta estación de correos son todos gnomos. Escucha tambien de nuevo ese gruñido...

-...aay...aaay...aaaay...

Más que un gruñido parece ser un lamento que proviene de la pequeña gnoma.

Adia Ringeril repasa mentalmente los días que ha vivido desde su llegada a Sharn. Cuando ve la puerta y la actitud combativa de sus compañeros no duda en preparar una flecha en su arco. Se aproxima precavidamente a la puerta sabedora de la importancia de explotar la sorpresa frente a un ene...Ariete cruza por delante de ella y entra directamente en la estación. sostiene un arma en cada mano y espera justo en el centro de la estancia a que cualquier enemigo le ataque y descubra su posición.

Tras unos segundos...ningún ataque llega. 

Notas de juego

Powaqqatsi..¡Lo siento! Pero no puedes tener el perro (aún). En primer lugar no tienes el nivel suficiente. Tampoco tienes forja de creación y además están prohibidas y son muy caras. Tendrás que tener mucha paciencia en este sentido.

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12/09/2016, 11:12
Finn Dan Ailell

Finn estaba contento. La casa Lyrandar estaba contenta con su trabajo y ello significaba más libertad para que el semielfo hiciera lo que más le gustaba, vagabundear.

Aprovechó los días para aumentar su bolsa de trucos y estudiar el mapa que encontraron en la forja, mientras que las noches las reservó para hacer nuevos contactos, aliados, y, en general, vivir la noche de Sharn como la viviría una tripulación de marineros trasgos con los bolsillos llenos. No tardó en ser conocido en todo tugurio, burdel, o local de apuestas de la ciudad de las Torres. Al menos esta vez no acabó en el calabozo.

Como el dinero se acababa más rápidamente que sus vicios, seguía iendo con sus compañeros a la estación de correos, esperando otro trabajo que le reportase más oro y fama con la que seguir escalando posiciones en su propia casa.

Tenían un nuevo compañero, compañera se corrigió, en el grupo. Una de las principales razones por la que defendió su inclusión fue meramente la de molestar a Daisy Sue. Otras razones abarcaban desde el miedo a sentirse sólo con los dos forjados a tener otra persona que no fuera una sociópata, fanática religiosa, o simplemente loca en el grupo. Dudaba que aguantase mucho tiempo con ellos.

Así, sumido en sus pensamientos, llegó a la estación de correos. Distraído como estaba cuando oyó aquel sonido quejumbroso  no se dio cuenta de que sus compañeros habían pasado a modo destruirlo todo.

Suspirando, se quitó la capa empapada para dejarla colgada de su hombro mientras se acercaba a la figura tendida. En ningún momento había desenvainado un arma el semielfo. 

- ¿Se encuentra bien señora? ¿Está herida? - Pregunta a la figura tendida, arrodillándose a su lado y examinando su salud. - Cuéntenos que ha pasado mientras esperamos que llegue ayuda. - Comenta amablemente, mientras aprieta las manos de la gnoma.

 

- Daisy Sue, tendrás que dar un aviso a tu amigo el sargento Dolom.- Comenta a su compañera con un guiño pícaro.

- Tiradas (2)

Notas de juego

si la gnoma está muy mal herida tiro de varita

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12/09/2016, 13:59
Director

Notas de juego

Tira SANAR porque está medio aturdida y no responde.

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12/09/2016, 14:04
Finn Dan Ailell
- Tiradas (1)

Notas de juego

mira que me la cargo xD

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12/09/2016, 15:16
Powaqqatsi
Sólo para el director
- Tiradas (1)
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12/09/2016, 21:11
Director

Finn se acerca a la gnoma. Está tumbada detrás de un escritorio.Un poco más a su izquierda, y en dirección a unos casilleros en la pared, descubre unas huellas  impregnadas en tinta. Son pequeñas y articuladas en tres dedos alargados y, probablemente terminados en garras.  Tras manchar unos recibos junto a los pergaminos continúan por la moqueta de color verde directos a los casilleros. Llegados a esta parte se pierde su rastro en un borrón de huellas sin sentido alguno. 

Coge entre sus manos la cabeza de la gnoma y le da unos pequeños golpes para intentar despertarla...Pero no surten efecto. Aparece Powaqqatsi desde atrás. El agua chorrea aún desde su cuerpo de metal.Sin mediar palabra el druida desliza un extremo de su capa , empapada por la lluvia, y lo escurre sobre la cara y el cuello de la gnoma.

De repente los ojos grandes y oscuros como la obsidiana se abren temblorosamente...

- ...los mesa...los mesaaa...- gime. Es evidente el esfuerzo por regresar a la consciencia-. los manseja...¡Los mensajes!-grita repentinamente. Su cuerpo se yergue como un resorte y sus ojos se abren desmesuradamente-. ¡Tengo que comprobar los mensajes!

Notas de juego

Para saber que son las huellas tirar SABER NATURALEZA o SUPERVIVENCIA.

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12/09/2016, 21:40
Daisy Sue Demonfly

¡¿Yo?! ¡¿Por qué yo?!-se indignó Daisy Sue desde el umbral de la puerta, tras la orden de Finn-Manda a la nueva, flaco, y a mí no me andes a tocar la napia.

La semiorca entró sin pasar por el centro de la sala, dando un rodeo para no contaminar la escen... Bueno. A estas alturas ya daba igual. Habría sido más sencillo hacerlo antes de la llegada de Ariete, y Powaqqatsi y Finn tampoco eran de mucha ayuda. Por lo menos hacían de niñera de la gnoma llorona.

¡Por toda la Hueste, tengo que adelantarme a la gnoma antes de que venga a ordenar los casilleros!

Demonfly pasó de largo de lo que parecían huellas de un mediano que no se había hecho la pedicura en mucho tiempo, caminaba de puntillas y al que le habían cortado algunos dedos. La cazarrecompensas no recordaba a nadie entre los más buscados que se correspondiese con esas mutilaciones, así que seguramente se trataría de alguien nuevo en la ciudad. Ya con los casilleros, y el correo despatarramado, se tomó más tiempo...

Nesesito un momento pa hacer el analizao de pruebas.

...y más tiempo. Seguramente la gnoma acabaría antes si se pusiese a ordenar el correo del suelo y ver lo que falta, pero la otra opción era ir a llamar al enano idiota, y la verdad es que no le apetecía nada volver a ver a ese guardia incompetente.

- Tiradas (3)

Notas de juego

Perdón, la tirada de saber naturaleza es en realidad de supervivencia (puse mal el nombre, pero el bono de la tirada es el de supervivencia).

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13/09/2016, 07:37
Powaqqatsi

 

Powaqqatsi se dispuso a examinar las huellas esperando que la presencia de su buitre perchado encima de la puerta de la estación Sivis no espantara a la gnoma apenas recobrando conciencia. 

Mmm, creo que son huellas de un...

 

- Tiradas (1)
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13/09/2016, 08:17
Adia Ringëril

Habían entrado allí de manera caótica e impetuosa, algo que para una exploradora y mercenaria como ella era impensable. Algo así podría haber causado la muerte de más de un miembro del grupo, y tal vez en el futuro lo hiciera. Tarde o temprano tendría que hacer entrar en razón a aquellos forjados, si es que aquellas máquinas tenían sentido común. 

Por suerte, aún así, no habían sufrido ningún ataque y un rápido vistazo le dio lo que necesitaba saber. La gnoma herida y el ambiente revuelto significaba que alguien o algo había asaltado la casa de correos, pero hacía rato que se había marchado ya. Mientras Finn y el druida se encargaban de ayudar a la pequeña encargada del lugar a recobrarse, Ariete deambulaba y la semiorca, tras un comentario dicho con malas pulgas, se ponía a rebuscar en los casilleros, ella misma se acercó en silencio - e ignorando a la pícara, pues no tenía intención alguna de volver a ver a ese enano sin fondo - al batiburrillo de huellas apenas reconocibles, viendo como Powaqqatsi hacía lo propio un poco más allá donde el rastro era más claro.

- Tiradas (1)
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14/09/2016, 11:27
Finn Dan Ailell

Finn sonrió pero no dijo nada más. Su sentido común le recordaba hasta donde podía tensar la cuerda antes de romperse. Cabrear a las dos mujeres a la vez podía ser divertido, pero contraproducente para su salud y su esperanza de vida en general.

Acompañó a la gnoma mientras se levantaba, evidentemente aún en estado de shock. Se dedicó a mirar aquellas extrañas huellas mientras también echaba un ojo a los casilleros. - Me alegra comprobar de que no estás herida.- Comenta a la gnoma.- Y ahora, ¿podrías dedicarnos unos segundos y explicarnos que ha pasado? Nosotros también veníamos a por un mensaje... ¿Tenemos casillero también nosotros, no chicos? - Pregunta al resto de sus compañeros, mostrando su inutilidad para los pequeños detalles.

- Tiradas (2)

Notas de juego

por mi parte tiro conocimiento de bardo, tanto por las huellas como por la gnoma si se puede.

sigo buscando cosas raras pero el semielfo muy observador no es...

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14/09/2016, 13:01
Director

Daisy se acerca a los casilleros. Está abiertos y con al menos la mitad de los mensajes desparramados por el suelo. Examina los indices de cada casillero e intenta averiguar si hay algún patrón que le de una pista. No lo hay. Por lo que caben dos posibilidades. O bien los que buscaban algo no sabían exactamente que buscaban o bien son seres no muy inteligentes y profundamente caóticos. Encuentra algo más. Unas pequeñas piedras tiradas por el suelo. Recoge un par de ellas..."Piedras para hondas..." piensa la semiorca.

Powaqqatsi se acerca a ver las huellas sobre los pergaminos. Adia se encuentra examinándolas e intentando que no se desdibujen demasiado. Adia le enseña una huella que está mucho más delineada que el resto. Incluso en el papel pueden llegar a verse los pliegues de la piel y los dibujos que forma en las yemas de la criatura a la que corresponde. . Las ha visto anteriormente. Pequeñas, traingulares y terminadas en garras. Tras un breve intercambio de palabras ambos piensan lo mismo."¡Kobolds!"

Finn se acerca a la gnoma y le pide que le explique lo que ha sucedido. La gnoma se sujeta la cabeza con ambas manos en un gesto de claro dolor. Luego abre los ojos y se queda mirando a Finn...

-…yo os conozco….pasáis por aquí todas las semanas…¡Esperáis un mensaje!- le dice a Finn mientras alarga ambas manos para acariciar la barba del bardo-. A vosotros también os he visto alguna vez…¡También esperáis un mensaje!- exclama señalando al resto de vosotros-. ¡Aaaaah! …mi cabeza…-gime de repente al mismo tiempo que se coge la cabeza de forma muy dramática. Al parecer tanta exclamación le ha recordado el golpe que tiene en la frente de la peor forma posible-. Esas malditas criaturas…lo han tirado todo por el suelo. Han abierto los casilleros rebuscando. Les dije que no podían hacer eso y me tiraron piedras con hondas. Creo que no me dieron…- dice algo aturdida-. Eran pequeñas y recordaban a un lagarto. Me redujeron y luego…luego entró un desconocido cubierto con una capucha. Tenía una voz fuerte y tronante que era muy amenazadora. Me preguntó si tenía algún mensaje para vosotros. Fue una coincidencia extraordinaria porque…si que aparecían vuestros nombres en un mensaje…Y bueno,supongo que miré instintivamente al pergamino porque me lo arrebató y me dio un manotazo. Este creo que si me dio porque es lo último que recuerdo…

 

 

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14/09/2016, 14:57
Daisy Sue Demonfly

Uhm... así que un niño o un mediano que caminaba de puntillas y al que le habían cortao varios dedos, vino acompañao de un montón de kolbos y un encapuchao...

El instinto de Demonfly le decía que había algo en todo aquello que no encajaba. Quizás fuese el niño de tres dedos. Quizás fuese otra cosa... ¡ajá!

¿Y dices que el encapuchao entró después? Eso no tiene sentío, noma. Unos kolbos no son tan fuertes como para hacerle eso a la puerta-dijo, señalando a los goznes-. Tuvo que ser el encapuchao el que abrió la puerta de una patá. Y eso sinifica que tuviste que verlo en primer lugar, antes que los kolbos, y también sinifica que... ¡MIENTES! Nos has mentío desde el prinsipio, ¿no es verdá? Tratas de monipularnos con tu cara mona de noma que nunca ha roto un plato, pero a mí no me engañas. ¿Eras cóngplice de los cacos del correo? ¿Les diste tú el chirvatazo de que había llegao nuestro mensaje? ¿O es que nunca esixtieron?

¿Sabes lo que creo, noma? Creo que tú has robao nuestro correo. Colocastes bolas de honda en el suelo, revolvistes tó. Seguro que si busco bien encontraré una pata disecá de kolbo con una marca de tinta... O puede que no. Puede que ya hayas tirao la pata disecá por una ventana de la torre, eliminando pruebas...

Demonfly acercó uno de los diminutos taburetes para gnomo, y puso la suela de su bota encima mientras sus brazos se cruzaban apoyadas en su rodilla flexionada. Bajó la cabeza, dejando que el ala de su sombrero le tapase aún más la cara, pero alguien de la altura de un gnomo seguía teniendo ángulo suficiente para ver todo su rostro, incluídos sus ojos inquisitoriales.

Volvamos a repasar tu historia...

¿Había más nomos trabejando contigo en el momento del supuesto ataque?

¿Llegaste a leer el correo que fue robao?

¿Llegaste como mínimo a leer el rimitente del mensaje, o ricuerdas el lacre del sello?

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15/09/2016, 07:32
Adia Ringëril

Así que las huellas eran de Kobolds. Suspiró. No le gustaban aquellas pequeñas alimañas que siempre iban en manada y causando el caos a su paso. Los estragos de aquella oficina eran prueba suficiente de que se trataba de esas criaturas, y lo único que no le encajaba es que siguieran las órdenes de algún hombre. Normalmente sólo seguían a sus propios líderes o trabajaban para algún monstruo suficientemente grande para atemorizar con su sola presencia, como gigantes o dragones. Si les controlaba otro, lo más probable es que fuera alguna clase de hechicero. Algo que tendría sentido si había logrado colar un grupo de aquellas lagartijas en la ciudad sin que nadie se diera cuenta. 

Por eso cuando la semiorca empezó a hablar - y que maneras, casi prefería haberse tapado los oídos - le resultó del todo inapropiado. Su porte inquisitorial y sus maneras, aparte de necias, carecían de sentido. Sin embargo las últimas preguntas que hizo - aunque seguían siendo un enredo, pues siguiendo su propio pensamiento porque iba a tener que esforzarse en recordar algo si lo había robado ella misma - no iban mal desencaminadas, así que no intervino. Un poco de intimidación no solía ir mal, aunque ella no solía participar de esos métodos para descubrir las cosas.

Finalmente simplemente se acercó a una de las mesas y se sentó con tranquilidad, colgándose de nuevo el arco que se dio cuenta de que aún llevaba en la mano y guardando la flecha en el carcaj. Cuando sacaran todo lo necesario de allí habría que decidir que hacer, pero no deberían tardar demasiado o el poco rastro que pudiera quedar se perdería con la lluvia y ni ella sería capaz de seguirlo.