Partida Rol por web

La rebelión continua durante varios meses más durante los cuales las tácticas de atacar ciudades se muestran efectivas. El campamento crece día a día y los exploradores no dan abasto entrenando y preparando a los nuevos miembros de la rebelión. No solo aumenta el número de luchadores, sino que todo el aspecto logístico: gestión de provisiones, comidas, habitaciones, armas alcanza proporciones épicas mientras un ejercito de varios miles de hombres se forma en unas montañas.

El imperio no parece reaccionar más que aumentando el número de patrullas, sin embargo el descontento entre los nobles de la provincia empieza a ser elevado y la rebelión empieza a convertirse en un problema de orden público. Incluso se oyen rumores de que otros esclavos se han levantado en otros lugares del imperio.

Incluso tiene un nombre: "La rebelión de los Desencadenados".

Dos meses después de la derrota del primer contingente imperial Cavar llama a los exploradores a una reunión. Enseguida notan que es algo especial, durante estos meses Cavar ha hablado con todos ellos en varias ocasiones, especialmente con Norm, pero nunca les había convocado a todos.

El jefe de la rebelión les recibe en su nuevo despacho que esta a medio preparar. Sin perder el tiempo sonríe y les explica:

- Amigos, en primer lugar quiero aprovechar la ocasión para agradeceros toda vuestra ayuda. Sin lugar a dudas sois tremendamente valiosos para esta rebelión. - comenta como introducción - Gracias a la dama del fuego ha surgido una gran oportunidad. Bergan ki Davro es un noble de grado medio que tiene su feudo a unos cientos de kilómetros al norte. Nuestra pequeña rebelión le esta siendo de gran ayuda debilitando a varios de sus vecinos y ha decido que quiere apoyarnos. Nada públicamente por supuesto, pero esta dispuesto a suministrarnos armas, comida y ropa.

- No se si os dais cuenta de lo importante que puede ser esto. Si empezamos a obtener el apoyo de parte de la nobleza nuestras posibilidades de victoria aumentan de forma exponencial. Esto es solo un primer paso, es un noble de rango medio y el apoyo es secreto, pero es un paso. - apoya ambos codos en la mesa.

- Necesito enviar a alguien a negociar la oferta. No puedo enviar a los gladiadores, tampoco puedo ir personalmente - señala a la pila de papeles en su mesa - Algunos de los esclavos domésticos que hemos liberado últimamente pueden estar capacitados pero su lealtad no es segura. Por otro lado temo que las negociaciones no gusten a muchos esclavos que probablemente preferirían atacar al Davro, coger sus provisiones y liberar a sus esclavos. - su mirada parece suplicar comprensión, claramente el mismo no esta nada cómodo con el trato.

- Por lo tanto he decidido enviaros a vosotros. No solo sois de confianza, al ir le mostrareis que tenemos el apoyo de los reinos del sur, lo que le tranquilizará y le mostrará que tenemos más amigos de los que cree. Tenéis total libertad, os haré un documento en el cual diga que lo habléis es en mi nombre y en el de la revuelta.

Habían sido días aburridos los que sucedieron hasta que Cavar los hizo llamar al fin para hacerles una nueva propuesta. Pero esta no fue tampoco muy halagüeña.

Flog de frotó la barbilla al escuchar la propuesta de Cavar. Estaba comenzando a pensar a que aquel humano le faltaba un hervor. Bueno, como a casi todos ellos, en realidad. 

-¿Para negociar?¿Nozotroz? Tu mucha broma. Tú pide que azaltemoz castillo. Tú pide que robemoz oro. Pero ¿negociar? Tú manda alguien que zepa negociar y nozotroz protegemoz ¿zi? Pero nozotroz no zabemoz negociar.

 Por lo tanto he decidido enviaros a vosotros. No solo sois de confianza, al ir le mostrareis que tenemos el apoyo de los reinos del sur, lo que le tranquilizará y le mostrará que tenemos más amigos de los que cree. Tenéis total libertad, os haré un documento en el cual diga que lo habléis es en mi nombre y en el de la revuelta.

Varag miró al noble y luego a Flog, que dijo lo que estaba pensando. Quien iba a hablar en nombre de la rebelion? 

Quizas uno de esos esclavos capacitados podríoa venir con nosotros? - dijo respondiendo a las palabras de Flog - En el camino hacia alli, podriamos ver si es de fiar o no.

—No será una tarea fácil pero alguien tiene que hacerlo... y somos los más capacitados —dijo Norm. Sabía que saldría mal, sabía que la cagarían otra vez... pero estaba más preocupado al ver todos los papeles que tenía Cavar en la mesa. ¿Se estaba dejando llevar por el amor a las letras? Ellas no estaban vivas como sus guerreros. Pronto les traicionaría, estaba seguro. Por las putas letras. Pero Norm se calló, nadie más que él lo veía y su justa indignación hacía que Varag se volviera loco y actuara de forma extraña. Tendría que dejar que todo se precipitara al abismo otra vez. 

Cavar asiente.

- Por supuesto, si queréis llevar a algún ex-esclavo sin problema - contesta - pero aseguraros de mantener el tema secreto. No quiero malas interpretaciones. - mira a Flog - La negociación es fácil: necesitamos sus armas y comida y el necesita que le hagamos daño a sus enemigos. Escuchar lo que os pide y si no es demasiado aceptarlo. No hace falta un diplomático experto para este tema. Soy consciente de las limitaciones que tenemos, no solo en este aspecto, pero tenemos que trabajar con ellas.

-Bueno, zi. Ezo creo que nozotroz podemoz hacer.-reconoció Flogdegnurt-.

Escuchar lo que os pide y si no es demasiado aceptarlo. No hace falta un diplomático experto para este tema. Soy consciente de las limitaciones que tenemos, no solo en este aspecto, pero tenemos que trabajar con ellas.

El orco asintió. Si Cavar consideraba que podian hacerlo y lo que queria el otro noble era, principalmente, que fuesen a pegar a alguien no deberia haber problema. Era lo que hacian mejor al fin y al cabo.

En ese caso, partamos cuanto antes.

El objetivo era mantener esta rebelion el mayor tiempo posible para darle una oportunidad a los Reinos del Sur. Si ayudar a noseque noble a matar a noseque enemigos suyos conseguia ese objetivo, era lo correcto

Bastia se había convertido en una especie de guardia personal de Norm en las semanas que habían pasado desde su recuperación, ayudándole en los entrenamientos en los novatos y tratando de aprender a su vez las tácticas de ataque directo que tan útil le habían sido durante los años en los Exploradores pero tan inefectivas se habían vuelto en sus últimos enfrentamientos.

Sonrió ligeramente cuando escuchó la respuesta de Flog, quien había puesto voz a los pensamientos de todo el grupo y esperaba que alguno de ellos conociera a alguno de los antiguos esclavos que pudiera serles de ayuda.

Ragnar pemanecio en silencio, aquello era algo que se le daba fatal ..., ha ... hablar ... a Ragnar habia aprendido a conversar ... pero con sus puños, pero le daba la sensación de que eso no era una idea adecuada para las intenciones de Cavar.

Norm asintió. Estaba de acuerdo con la propuesta de Cavar.

—Sabremos si el trato es ventajoso o no. Tenemos una idea de lo que necesita el ejército. Si queréis buscar un diplomático adelante, pero no creo que haya o que sepa cuantas armas o comida necesitamos. Y la calidad de las armas. Que igual quiere darnos espadas oxidadas y arcos de madera quebradiza. 

Un diplomático tendría sus ventajas pero también sus inconvenientes. 

Tras finalmente desechar llevar con ellos a ningún esclavo el grupo parte hacia los dominios de los Davro.

El viaje es sencillo y sin problemas, tras atravesar las montañas durante dos días logran cruzar las llanuras sin encontrarse con problemas o patrullas militares. En algunas ocasiones pueden ver grupos en la lejanía, pero ambos maniobran para evitar cruzarse. Los tiempos son de guerra y la precaución parece el valor más importante.

Finalmente pueden ver el castillo de los Davro. En el son recibidos con amabilidad y tras ofrecerles comida y bebida en abundancia para que se recuperen del viaje les llevan a ver al señor del castillo.

El grupo es conducido a través de un gran y magnifico salón donde media docena de personas esperan ser recibidas por el noble. Atraviesan el salón y llegan a las cámaras personales del Bergan. Allí entre grandes tapices colgados de las paredes, una impresionante cama con dosel, y grandes muebles lujosos, se encuentra el noble sentado en una mesa de despacho.

Levanta la pluma de los papeles que tiene delante y sonríe a los recién llegados:

- Buenos días caballeros les estaba esperando. - señala a varias sillas ricamente tapizadas al otro lado de la mesa - Por favor tomen asiento. Es una sorpresa que Cavar envié a unos caballeros de tan lejos. Y es un placer poder hablar con gente del sur. Hace años que no salgo de mis tierras y su compañía es un grato regalo.

Varag hizo  un saludo al viejo noble, como le habian comentado que era la costumbre en estas tierras y se quedo de pie, cerca de la puerta, como haria un guardaespaldas. Habia estado enseñado a Norm las peculiaridades de como habia que tratar a los nobles y de que cosas se podian decir y no decir. El humano seguia enfadado con el (por lo visto ahora era por haber estado en la mina, la verdad es que a veces se comportaba como una mujer) pero el guerrero creia que le habia escuchado.

Ahora, al ver la mesa del noble llena de papeles y la pluma en su mano, el orco no se sentia tan seguro de que el arquero pudiese salir airoso de esta. Suspiró levemente. Lo mejor que podia hacer ahora era asegurarse de que no se encontrasen en una trampa y, si lo estaban, que pudiesen salir de alli. Observó la habitación y a su interlocutor, por si hubiese algo raro.

- Por favor, pasar y sentaros - vuelve a decir el noble mirando a Varag -  Entiendo que en vuestro país las costumbres son distintas. Me encantaría que me contarais cosas de vuestro hogar, de la guerra y las muchas historias que gente como vosotros habéis vivido. ¿Conocéis a los Exploradores Grises? - añade en el último momento.

Como dudando añade:

- No hay prisa, me temo que el asunto por el que Carav os ha mandado aquí ya no es importante. Por desgracia me veo en la necesidad de aparcar el asunto para otra ocasión. Pero eso no quita que vuestra presencia me resulte grata.

Bastia se había mantenido en una postura marcial desde que se habían acercado al castillo, tratando de dar la apariencia de un guarda protegiendo a Norm y, a la vez, asegurándose de que no se metían de lleno en una emboscada.

Se mantuvo en pie, siguiendo su papel, cuando llegaron a los aposentos de Davro pero cuando este dijo las últimas palabras, no pudo evitar preguntar.

¡¿Qué ha pasado?! ¿Por qué ese cambio?

- Por favor, pasar y sentaros - vuelve a decir el noble mirando a Varag -

El orco agradeció las palabras con un gesto y se sentó.

¿Conocéis a los Exploradores Grises?  

Sin duda. - confirmó el guerrero - Somos Exploradores Grises. - Varag no sabia la opinion que le merecian los Exploradores al noble, pero no parecia tener a los Reinos del Sur como enemigos - Podemos compartir historias despues de hablar del tema que nos trae hasta sus dominios, ya que seguramente tenga historias mas espectaculares que las nuestras.

- No hay prisa, me temo que el asunto por el que Carav os ha mandado aquí ya no es importante. Por desgracia me veo en la necesidad de aparcar el asunto para otra ocasión. Pero eso no quita que vuestra presencia me resulte grata.

Señor, el tema por el que hemos venido es de vital imp...

¡¿Qué ha pasado?! ¿Por qué ese cambio?

El orco suspiró. Malditos brinchies.  

Flogdegnurt permanecía en silencio en segundo plano, temeroso de hacer algo que pudiese ofender a su anfitrión. No era la primera vez que metía la zarpa y acababa provocando una situación incómoda por no respetar eso que los humanos llaman "etiqueta". Pero la cosa no iba bien. Nada bien. Si el viejo no nos necesitaba, dudaba que estuviera dispuesto a ceder sus armas y sus suministros a cambio de nada. 

-Guzto nueztro-dijo Flogdegnurt, incapaz de seguir callado por más tiempo-Yo contento de tu problema zolucionado. Nueztro no. 

El goblin tragó saliva antes de seguir hablando. repasó mentalmente lo siguiente que iba a decir, intentando medir sus palabras para que sonaran lo más razonable y menos ofensivas posible para un humano.

-Tu zabe de Cavar y zu rebelión. Él tiene muchoz buenoz zoldadoz. Elloz lucha con pazión y valentía. Pero falta equipo. Armaz y zuminiztroz. Tu ayuda Cavar y tiene zu eterno agradecimiento. Zabe que zi tu ayuda Cavar, él en deuda. Acudiremoz en cuanto ze noz necezite. Zi tú no ayuda Cavar, ejército pierde. Cavar muere. Tú pierde aliado. Por favor, ayuda Cavar.

No esperaba que sus súplica diese resultado en realidad. Pero le interesaba ver cuál era la respuesta del hombre, porque si algo había aprendido de los humanos, es que a veces se puede sacar más en limpio de un desacuerdo, que de un pacto.

A Ragnar eso de negociar con palabras era algo que no le gustaba nada, sin embargo era una peticion del hombre que debian ayudar asi que ... permanecio callado, como un guardaespaldas detras de sus compañeros ..., todo sonaba muy pomposo y agradable cuando el supuesto noble solto un comentario que no le gusto nada ... , que ya no podia ayudarles, que el tenia problemas ... demasiado sospechoso ... queria usarnos para sus planes sin darnos nada a cambio ..., contuve mis garras para no saltar, y lo que hice fue revisar si habia aquien a nuestro alrededor espiandonos, y si habia alguna posible ruta de escape diferente al camino principal.

El noble parecía inmensamente rico. Sin duda inmerecidamente, y Norm se quedó callado mirando los papeles que tenía en la mesa antes de saltar y hacérselos comer, como sin duda merecería. Varag le había explicado todo tipo de peculiaridades pero Norm pensaba que si hacía como el orco decía, les iría tan mal como en la batalla y venderían a la rebelión por un plato de lentejas así que aguardó mirando mal*. Eso funcionaba siempre. 

Enseguida el viejo les dijo que no conocía a los exploradores grises y que su misión no tenía sentido. ¡Sin duda una treta lectora! Bastia picó y preguntó. ¡Estos brinchies! Varag y Flog siguieron con las preguntas... ¡Flog hasta suplicando! Estaba claro que no apreciaban su técnica de mirar amenazante hasta que el oponente dialéctico te diera lo que querías.

*Poco conocía Norm que su mirada amenazante sólo aparentaba estar estreñido, pero nadie le había sacado nunca de su confusión.