Partida Rol por web

Desde la lejanía la gran fortaleza de la que habían sido llevados a los acantilados a morir se alzaba lúgubre y triste, las puertas se abrían, los diques se movían...la hora del refresco de la guardia se estaba aproximando y con ello el  momento que esperaban, las luces del noroeste se apagaron como estaba acrodado y la barcaza se dirigió a la parte baja de la costa rocosa...allí es donde bajaron, se despidieron del barquero y este se marcho sin rumbo fijado.

Los tres avanzaron subiendo por la escarpada cuesta, la puerta estaba sin vigilancia a  oscuras, pasaron como sombras a las partes más viejas de la fortaleza, antiguas y gastadas, apenas unos hombres en la oscuridad ignorando que los tres asesinos de su líder se colaron en el lugar, a través de una escalerilla ascendieron hasta la zona de palacio, a la izquierda de ellos estaba la torre que había dado inicio a practicamete todo.

La lavandería era una edificación construída en una bajada del terreno cara de salvar, era una edificación alargada, de materiales de chapa y cristales, con un segundo nivel de paraleas, en el centro había múltiples pilas metálicas con agua caliente, y cadenas sobre ellas para llevar la ropa de un lugar a otro además de puestos de enjabonado y secado...cerraron la puerta tras de ellos. Con suerte la otra parte del plan consistía en que la lavandería estaría vacía como parecía ser...las luces en el exterior volvieron y las guardias se restituyeron.

La entrada del palacio quedaba a escasos 20 metros de la puerta de la lavandería y aunque ferozmente vigilidada de seguro los protagonistas podrían correr hacia allí una vez abierta por Add para acceder, faltaban aún cerca de 25 minutos para que esto sucediera...debían aguardar entre los vapores del agua hirviendo a su momento.

Una sombra en el segundo piso perturbo la tranquilidad del  momento, esas piezas de metal, ese ojo...ese cuerpo...era el comandante Karl Row que les observó con malicia...- Así que es cierto, perros...habeís sido vosotros los causantes de todo, ¿no moristeís en el acantilado y ahora venís a morir a casa?...que encantador...

La entrada iba bien y sin contratiempo. De hecho habia sido sencillo y eso de por si me preocupaba pero me ocultaba entre las sombras como debia ser solo para sentirme mas segura.

Desde alli, entre mis compañeros y el hedor del vapor, del jabon y la suciedad, me sentia tranquila hasta que la voz del segundo piso me saco de mi meditacion.

- Tu y cuantos mas desgraciado, acabaremos contigo y limpiare la ciudad con tu cara, ven de una buena vez o acaso estas lavando tu propia inmundicia.

Estaba muy lejos para disparar asi que me separe de mis compañeros por si venian mas guardias no estuviesemos todos en el mismo lugar. La fiesta habia comenzado y debiamos darle tiempo a Add que nos abriera la puerta.

Karl apretó su puño metálico...- Insecto, sois vosotros los que necesitaís a un ejército completo para vencerme...os destrocé una vez y puedo volver a hacerlo... tras eso saltó por la baranda aterrizando sobre sus pies en el piso central a escasos 20 metros de sus contrincantes, su ojo brillaba especialmente en funcionamiento.

- Voy a aniquilaros aquí y ahora...nadie jamás os recordará, nadie jamás sabrá...lo que habeís intentando hacer por este Imperio...¡jamás nadie os recordará!.

Aunque en una primera instancia se podía decir que el asalto se había ido al garete por la aparición del malnacido de Karl Row, lo cierto es que nos quitaba un peso de encima tenerlo que buscar, además de proporcionarnos, al menos a mí, la agradable satisfacción de hacerlo sufrir mucho más que por el mero filo de una daga en su cuello.

“Voy a disfrutar convirtiéndote en un montón de chatarra…”.

Era cuestion de tiempo encontrarnos con este viejo amigo. Por un ladova a ser un gran impedimento por ser un gasto de tiempo y energía, aunque por otro... la satisfacción de matarlo nos subirá la moral.

-¡En guardia!-

No dudé ni un segundo en desenfundar mi espada.

Desenfunde mi pistola atenta de los movimientos de nuestro enemigo.

Orden de inicativas:

1 º Helga

2º Thaddeus

3º Trash

4º Karl Row

Viendo que nuestro enemigo era medio maquina daba la impresión de que emplearia ataques a distancia, y ataques cuerpo a cuerpo algo lentos pero potentes: mis ataques tendrian que ser ataques rápidos y fulminantes.

No dudé un hacer un ataque simple, simplemente para ver que contramedidas podría usar.

Siguiendo la estela de Helga, me acoplé a su ataque siguiendo la inercia, dejando que ella atacase primero al bastardo de Row mientras yo realizaba el mío a un lado, dejando espacio suficiente para que los tres nos posicionásemos.

Si lograba hacerme con la espalda de éste, ya podría darse por muerto.

Mis dos compañeros habian reaccionado mas rapidamente que yo y de momento no podia saber si mi habilidad podria dañarles asi que aproveche que tenia el espacio suficiente y apuntando con calma sencillamente dispare contra el hombre que acaba de saltar.

Si no fuese quien era dudaria de que sobreviviera pocos segundos mas.

- Moriras!!!

El brazo metálico de Karl detuvo sin casi dar importancia el golpe de la letal y hábil espadachina...- Buen intento zorrona...estaba preparado para tí.

El golpe de Thadeus por la espalda resulta ser altamente efectivo, dándole un tajo aprovechando la distacción de Helga...no obstante pudo ver a tiempo el disparo de Trash que falló estrellándose contra la pared del fondo.

Karl armó su brazo y encaminó su puño metálico en un certero y brutal golpe contra Helga.

Tal y como me imaginaba, el hecho de hacerle algo de daño iba a ser complicado debido a sus impantes mecánicos. Por lo menos mi segunda idea parece que habia funcionado en parte. De momento me centraria en esquivar su colosal puñetazo. Con suerte podría hacer dos cosas: ser el centro de atención y que Trash y Jarek le machaquen por los flancos... o al reves y aprovechar.