Partida Rol por web

Lunes.

BAYHAS

Estos días que estemos a nuestra bola: 

- ¿Sería posible hablar con algún mago de la orden de Merlín? La facción del Poder no tiene ni un personaje definido. Igual Yakub se puede venir.

Sí, de hecho ya has trabajado antes con ellos. Es posible que tengan algún encargo para ti. Tengo pensados algunos miembros, no es necesario que te los inventes.

- ¿Se podría investigar a los rakshasa discretamente? Igual Orion se puede venir

Sí. Lo más sencillo es Echarse a la Calle. No es necesario que uses la facción Velo, puedes preguntar a otros (incluso a la Orden de Merlín).

- ¿No habrá algún sitio a las afueras de Swansea que sea una buena zona de camping y avistamiento de hadas? Igual Cleo se puede venir.

Lo cierto es que las hadas están a gusto en Swansea. Ya hemos visto que hasta montan bodas y que las hay bastante fiesteras...

No se me olvida que hay que devolverle a Bowen su violonchelo, y que la rosa está cogiendo a fuego lento en mi laboratorio, haciendo chup chup

Esto podemos dejarlo pendiente para más adelante. 

CLEO

Hm, lo de las lágrimas supongo que Yakub tiene más contactos con los fae, pero si él no dice nada, Cleo podría intentar usar una deuda con Andy para que se las de.

Teniendo entre tus contactos un hada que te debe dos deudas que además ese amiga tuya (más o menos) parece más sencillo que te ocupes tú. Sería el Movimiento Cobrarse una Deuda y hacer que un PNJ te haga un regalo valioso y útil. Eso sí, me tendrás que explicar cómo quieres hacer llorar a un hada.

Orion creo que quiere hablar con Cleo, asi que en esa semana podriamos concertarlo, ya sea que Cleo vaya al bar o se encuentren en otro sitio.

Esto podéis resolverlo vosotros en privado. Podéis usar la escena de móviles o aquí marcándoos como destinatarios.

¿El evento que me comentó Andy ocurre antes que acabe la semana? Y también quisiera dar un vistazo al Dragon Hotel, ¿quizás algunos de los chicos quiera acompañar a Cleo?

El evento será el viernes. El Dragon Hotel está en el centro de Swansea, puede visitarse fácilmente.

ORION

Orion tiene un problema personal en ciernes y también un par de propuestas para Cleo. Quizás podría quedar con ella para el día de la visita al hotel y hablarlo, si es al anochecer, claro. Orion alberga una terrible sospecha acerca de ese hotel, pero necesita confirmarla antes de comentarlo con sus compañeros.

Lo dicho, podéis usar el teléfono o por aquí. 

Salir a buscar rakshasa es la clase de entretenimiento que le gustan a Orion y a sus ghouls...

YAKUB

Sin embargo podemos intentar conseguir alguna. Las últimas hadas a las que se las "compre" estaban en el parque de atracciones abandonado. No es un lugar al que ir de paseo... pero las necesitamos. Quizá Bayhas y yo podríamos intentarlo. ¿Mañana después de comer? Así descansamos un poco— 

Puedes unirte a la búsqueda de Bayhas aunque también necesitas una escama de dragón para completar esa llave suya. 

El Dragon Hotel era uno de los hoteles más lujosos de Swansea. Situado en el centro de la ciudad, era el corazón del Imperio Braddock que abarcaba numerosas casas de acogida, colegios y guarderías.

Su propietario, Timothy M. Braddock, era un conocido filántropo y, peculiarmente, prestamista. Los orígenes de su fortuna se debían a una capacidad asombrosa para averiguar quién estaba endeudado hasta las cejas y acudir en su ayuda. Braddock raramente prestaba dinero a quién no podía permitirse sus intereses y de esta forma tenía en nómina a algunas de las mayores fortunas de Gales. Así se ganó su siniestro sobrenombre: Bleeder.

Tim Bleeder también era famoso por sus obras de caridad: subvencionaba casas de acogida, comedores para pobres, programas de ayuda a los sin techo, orfanatos y servicios sociales... En ocasiones acogía a los más desfavorecidos en habitaciones del propio Dragon Hotel para espanto de la clientela más distinguida. Los pocos que llegaron a quejarse fueron expulsados sin contemplaciones por el propio Braddock. 

Sin embargo, un año atrás empezaron a correr rumores: muchos de los que entraban a su servicio desaparecía sin rastro. Los registros de las casas de acogida diferían por completo de los menores que entraban. Un atasco en las cloacas alrededor del Dragon Hotel reveló una espantosa masa de restos humanos a medio descomponer. Los vecinos se quejaban del mal olor de las chimeneas del hotel que expulsaban negras columnas de humo aceitoso. 

La policía se puso en marcha para detener a Braddock pero una turba enfurecida dentro del propio hotel acabó con su vida. Algunos dicen que fueron prisioneros escapados del sótano. Otros creen que fue un ajuste de cuentas como venganza por la muerte de un ser querido.

La verdad nunca se supo y el hotel ha estado cerrado hasta ahora: una millonaria de Londres ha adquirido el inmueble y planea reabrirlo muy pronto...

Lunes: En mi búsqueda de las lágrimas de hada, tenía pensado ir con Yakub al día siguiente a visitar el parque de atracciones.

Miércoles: Hablar con alguien de la Orden de Merlín. A ver si las sospechas de Yakub de que pueden estar involucrados en todo esto tienen algo de sentido.

Viernes: Ir con Cleo a esa reunión de hadas. Segundo intento de conseguir lágrimas.

Pues venga, ok por mí

El parque de atracciones abandonado era una jungla de cemento agrietado, hierba crecida y óxido. Llevaba años cerrado desde que un corrimiento de tierras reveló filtraciones tóxicas de un polígono industrial cercano. El lugar era frecuentado por drogadictos, sin techo y transacciones criminales. Incluso a la luz del día (nublado) el lugar era siniestro. 

Los fata encontraban la degeneración del lugar divertida pues les recordaba al Decadente Reino Olvidado pero con menos componente de muerte para ellos. Había basura, decoración destrozada y sueños rotos entre la hierba alta. 

Lunes, noche.

Luego de la locura de fin de semana que habían pasado, Cleo había dormido de corrido hasta casi el mediodia. Un desayuno/almuerzo rápido y ya estaba en la tienda del señor Yakub informándose sobre el Dragon Hotel. Era una historia un poco más detallada de lo que BioKane le había contado.

Poco antes de que cayera la noche, Cleo se adentró al bar de Orion. Se había asegurado de no llevar nada azul encima, y con mirada rápida se intentaba fijar si los clientes del lugar llevaban alguna cosa azul. Saludó a Amethyst al llegar a la barra, e insistió que se tomaran una selfie juntas con las cervezas.

Cuando vio a Orion aparecer, lo esperó en la barra. -¡Eh, tío! ¿Como va? ¿Te instalaste el Bunnymen?-

Yakub tenía pensado acudir ese mismo Lunes con Bayhas a buscar las lágrimas; pero se había reservado el resto de la semana para tratar de encontrar esa escama de dragón que tanto le estaba costando conseguir para el artefacto de Bayhas. Cuando llegaron al parque Yakub expulsó todo el aire de su boca en una larga exhalación

— Bueno, conozco un grupo de hadas que suele ronda el antiguo tren de Chispitas — De las palabras del anciano sonaba un poco ridículo sin duda, pero era como se llamaba aquella atracción. — El problema es quien esté allí hoy. Conozco algunas que incluso me deben algún favor y no sería complicado... pero si está ese maldito fae. — Chasqueó la lengua mirando a Bayhas haciendo una mueca.

— Tuve que lidiar con su familia hace algún tiempo y bueno... digamos que si está él la cosa no terminará muy bien. —

El Little Spark Train* estaba desierto. Había restos de una hoguera con botellas vacías, jeringuillas y colillas. Era casi indistinguible de un campamento de yonkis pero algunas sutiles señales indicaban que sus ocupantes no eran humanos. 

Como las marcas de garras en una pared. O un agujero en otra de ellas con manchas de sangre. De hecho, parecía que allí había habido una pelea recientemente. 

Orion se acercó a Cleo con una amplia sonrisa en los labios.

—¿El Bunny... qué? —preguntó con cara de asombro, pero un segundo después continuó—: Perdona, te estaba troleando un poco... Sí el Bunnymen me va genial, aunque no consigo pasar de la fase 1. Soy demasiado viejo para los videojuegos.

Invitó a la chica a sentarse en una especie de reservado: una mesa de madera con un sofá semicircular cercano a uno de los flancos de la barra y protegido de oídos curiosos por el incesante ruido de una máquina de pinball de Drácula. Le puso una nueva cerveza bien fría y se sentó junto a ella, bastante cerca aunque sin llegar al contacto físico. Olía bien, o mejor dicho, sus ropas estaban limpias y perfumadas; pero él mismo emanaba un efluvio indescriptible. No era desagradable, pero embriagaba. Quizás pudiera pasar desapercibido para un humano, pero estaba claro que volvería loco a un perro, o a un licántropo...

—Cleo, Cleo, Cleo... ¿Qué vamos a hacer contigo? —comenzó a hablar el vampiro en voz muy queda que, sin embargo, lograba sobreponerse por encima del ruido ambiente—. Eres demasiado curiosa y temeraria. Imagino que es la juventud, pero vas a lograr cabrear a alguien realmente peligroso y no sé si vamos a poder echarte una mano.

Se reclinó hacia el respaldo del sofá y cruzó los brazos sobre el pecho en un ademán de preocupación paternal.

—¿Cómo has logrado cruzarte en el camino de Dennis y los RedBeat? Por favor, no me mientas. Conozco muy bien a ese tipo y a los suyos y te adelanto que estarías más segura conmigo en mi ataúd —hizo una pausa—. Es broma, duermo en una cama.

Pues vaya suerte tenía, joder.

La chica se quedó en silencio unos segundos, bebiendo de la cerveza y manteniéndole la mirada al vampiro, cosa que no era sencilla al verse de alguna forma pillada por algo que no debería estar haciendo. -Tsk, otro mito vampírico a la basura.- Dijo, intentando desviar el tema o al menos retrasarlo un poco. Pero al final suspiro, sospechaba que no dejaría de insistir.

-Encontré su página web cuando buscaba información sobre Swansea y cosas paranormales. La verdad pensé que sólo se trataba de un grupo de pirados, por los que no le hice mucho caso. Pero Dennis descubrió mi IP al parecer, y me estuvo siguiendo.- Miró entonces a Orion. -Ya entiendo. Si ellos saben de ti, o de los tuyos, seguro que hizo dos mas dos cuando me vio contigo.-

Eso explicaba que hubiera podido acusarla de esa manera. -¿Y tú cómo sabes de ellos? O más bien, ¿cómo sabes que tengo contacto con Dennis?-

Orion sonrió de nuevo, pero había tristeza y algo de miedo detrás de esa sonrisa.

—Dennis y la gente como él, como Yakub —escupió de pronto, pero se arrepintió inmediatamente de haber mencionado al viejo cazador—, llevan siglos dando caza a las criaturas como yo... Es cierto que también exterminan todo tipo de entes sobrenaturales y a magos y otros humanos que conviven con este mundo de sombras; pero aquí en Swansea los que más hemos sufrido las persecuciones hemos sido los chupasangres. Cuando yo llegué ya quedábamos muy pocos y aunque los vampiros somos gente hosca, solitaria y competitiva, me advirtieron sobre Gareth y los RedBeat.

Orion le dio un largo trago a la cerveza de Cleo. Había sido un acto reflejo, un recuerdo de otros tiempos. El líquido bajó raudo hasta su estómago y más tarde tendría que vomitarlo, antes de que se pudriera allí dentro y su boca apestara peor que la alcantarilla de un hospital. No podía digerir nada que no fuera sangre. Su estómago era un enorme recipiente para el líquido vital que, de algún modo desconocido para el vampiro, era absorbido por su cuerpo hasta calmar el ansia.

—Investigué sobre ellos. Rompí un par de cráneos. Gareth y su gente estaban fuera de mi alcance pero los RedBeat no dejan de ser un puto grupo de neonazis que en lugar de apalear inmigrantes y gente con la piel oscura como tú, se ensañan con los que son como yo. Así que me fue fácil llegar hasta Dennis y averiguar que es, de lejos, el más fanático de todos ellos y, al mismo tiempo, como buen cerdo racista, el más dispuesto a pactar con el diablo para lograr sus propósitos.

Hizo una pausa. Quería escuchar la reacción de Cleo.

-Ya...- Dijo Cleo, apenas un medio susurro. Esta vez si bajó la mirada y la desvió, retomando la cerveza cuando Orion la dejó en la mesa. -Oye, si me vas a pedir que deje de tratar con Dennis, te digo que lo haría gustosa, pero el tío sabe de ustedes y... Venga, que Bayhas, Yakub, y tú son de los pocos aliados que tengo aquí. No me conviene meterlos en problemas.- Dijo. -No quiero que vaya tras ustedes, ¿me entiendes? Igual, a él tampoco le conviene que su grupo se entere que yo sé de ellos. Así que de momento estamos en una relativa... tregua.-

No dijo más, de momento.

El lugar era, por qué no decirlo, siniestro. Al nivel incluso de Siniestro De Cojones ™, aunque Bayhas era demasiado educado para decirlo así en voz alta y demasiado orgulloso para admitirlo. - Vamos a ver si encontramos a alguien. Uno que no tenga ganas de matarte directamente y a mí de regalo, a ser posible. 

El Tren de Chispitas era un sitio aún más siniestro que el propio parque. Y las evidentes señales de lucha le añadían un toque aún más peligroso al lugar. - Qué sitio más encantador. Yakub, vigila un momento, por favor. Necesito concentrarme. - Bayhas puso la mente en blanco. Giró su anillo una vez, invocando el poder de la magia ambiental. No fue difícil: el lugar rebosaba de pedazos de sueños rotos, sonidos fantasmales de risa y llanto y el aroma etéreo de las fatas. Lo difícil, realmente, fue que toda esa magia no se le metiera dentro y le dominara. Giró el anillo una segunda vez, despacio, e invocó el poder ambiental de nuevo, con cuidado. Se atrevió incluso a sincronizarse un poco más con la magia ambiental con un tercer giro. 

Abrió los ojos. - De acuerdo, Yakub. Busquemos a alguien por aquí.

Yakub observó a Bayhas hacer sus cosas de magos. Nunca había terminado de entender muy bien todo aquel misticismo, absorber energías para luego canalizarlas, ser uno con sus cosas... la teoría tampoco era lo suyo en ese campo.

— Muy bien —

Yakub comenzó a analizar el lugar, las garras en la pared. ¿Eran pequeñas, grandes? El agujero y las manchas de sangre. ¿Había mucha?¿Como para que alguien hubiera muerto? Y finalmente observó las jeringuillas. ¿Drogas normales o ese tipo de sustancia que les gustan a los fatas?

Era mucha información, pero por el momento parecía que estarían tranquilos. Igualmente Yakub miraba de vez en cuando la entrada, guardaba silencio unos segundos, tratando de escuchar a quien no quería ser escuchado... y volvía buscar la siguiente pista.

El ojo experto del anciano evaluó la escena rápidamente: un grupo de tres (posiblemente, cuatro) fatas había estado divirtiéndose allí. El improbable cóctel de sustancias que había desparramado por el lugar era de la clase que gustaba a las hadas cuando visitaban el Reino de los Hombres. 

Las hadas habían estado fumando, bebiendo, pinchándose y probablemente escuchando música estridente (era muy común que compartieran auriculares sentadas en círculo escuchando una música distinta con cada oreja) cuando algo las había interrumpido. Algo grande que había dejado un rastro de ramas rotas y huellas enormes en el barro. Huellas con garras. 

Un hada había muerto con toda probabilidad: había hierba chafada y marcas en el barro por donde su cuerpo había sido arrastrado. La cabeza de otro había atravesado la pared metálica. No había cadáveres a la vista, sólo rastros de sangre. 

Yakub sintió un escalofrío. Las marcas frescas de garras en el metal oxidado no eran golpes fallidos: señalaban un territorio donde no se toleraban intrusos.