Partida Rol por web

Amanecía un lunes 23 de octubre. Llovía. 

Vayhas, empleas el domingo en retirarle el tatuaje a Van Cliff. Ella te cuenta que han hospitalizado a Smith para hacerle unas pruebas. Por lo visto, está con medicación y se ha asustado un poco y todo. De momento, el asunto de la infiltración irá por otros derroteros y las pruebas contra ti son bastante tenues. Ha logrado que acusen al policía que os dejó pasar de colaborar con los supuestos infiltrados y hasta que eso se aclare pasará un tiempo.

¿Cómo se tomará Nina lo de perder un sirviente por obra y gracia tuya?

Cleo, has ido a recibir a Billy a la estación esta mañana, te ha invitado a desayunar y habéis estado todo el día charlando y pasándolo bien. Te ha traído un libro sobre simbología de esos que te gustan a ti y en una de sus páginas has visto un dibujo que has visto antes en el hombro del amante peludo de Andy y en uno de los vídeos del supuesto "Destripador del Puerto". Cielos, ¡Sokolov es el hombre lobo que buscas! ¿Se te ocurre alguna forma de contactar con él ahora?

Por otro lado, Billy dice que se ha cogido unos días libres y te pregunta si se puede quedar en tu piso. Dice que necesita el cambio de aires, que ahora mismo te necesita y que no le importa dormir en el sofá. ¿Qué opinas tú de eso?

Por cierto, Cleo y Bayhas, ¿al final queréis quedar para ver la tele?

Yakub, tú has estado moviendo hilos para atraer al grupo de vampiros a la supuesta guarida de Owain, a Mayanin Katun y sus cazadores detrás de ellos y a Gareth. Con un poco de suerte, la confluencia de tanta gente cabal arrojará un resultado positivo. Por supuesto, también has estado consultando tu biblioteca para reunir toda la información posible sobre dragones.

• ¿Qué cosas espantosas has leído que pueden hacer los dragones?
• No has tenido tiempo de más porque te llegó una emergencia...

Orion llegó a la tienda poco después de irse Cleo anoche con sus ghouls hechos un desastre, todos ensangrentados y llenos de agujeros. Ha sido una noche muy larga de extraer balas, suturas de emergencia y gemidos de dolor. 

• Orion, ¿qué harás con Connor? Chuparle la sangre (por si se te ocurre) al cadáver de uno de tus ghouls no se considera decente ni entre los vampiros.
• Necesitas descansar y alimentarte. Tu refugio está fuera de combate hasta que lo arreglen. ¿Cómo has solucionado esto esta noche?
• Yakub, Pepe está en estado crítico. Tus habilidades de medicina de combate son puestas a prueba. Tira Mantener la Calma intentando evitar que Pepe muera. 

Yakub había estado casi todo el día reuniendo información sobre los dragones. No había enfrentado nunca a ninguno, así que todo lo que sabía eran rumores y no quería ir a un combate así solo con rumores. Estuvo más de doce horas rebuscando entre libros, viejos escritos y papiros que muchos anticuarios pagarían cantidades ridículas por tener en sus librerías.

Todo eso fue lo que se encontraron Orion y su séquito cuando llegaron. Yakub tenía el rostro cansado, ojeras y una tez más pálida de lo normal. Un largo suspiro precedió a una lenta puesta en marcha en la que le crujieron todos los huesos de la espalda de estar demasiado rato sentado y leyendo.

- Por aquí - 

Dijo dejando los documentos sobre la mesa tal y como estaban y conduciendo a Pepe hasta su pequeño centro medicalizado. Todo comenzó mal desde el principio. La anestesia le sentó mal, y eso produjo que todo se acelerara. El viejo se movía más rápido de lo que era de esperar, y mucho más lento de lo que era necesario. Los pitidos de la máquina que medía las constantes cada vez se distanciaban más entre si, hasta que llegó el momento en que el pitido fue constante.

Yakub cerró los ojos y negó con la cabeza. Cubriendo el cuerpo de Pepe con la sábana.

— Lo siento Orion — Dijo de forma sincera el veterano mientras se quitaba los guantes y se retiraba el sudor de la frente con el brazo. — Estaba demasiado mal. No pude hacer nada — Solo Yakub sabría si el que estaba demasiado mal era Pepe o el propio Yakub; quizá si le hubiera pillado en otro momento...

Orion y Amethyst contemplaban abatidos el cuerpo cubierto con las sábanas. La mujer no dejaba entrever más que un rostro pétreo; seguramente aquel que había ido adquiriendo al acostumbrarse a perder hermanos de armar. Orion también trataba de mantenerse incólume pero, para su vergüenza, el olor a sangre que impregnaba todo el lugar le provocaba escalofríos similares a los de un yonki en pleno mono. Su cuerpo estaba recomponiéndose de las heridas demandando sangre a cambio.

—Has... —un espasmo recorrió su espina dorsal haciéndole encorvarse— Has hecho todo lo que has podido, Yakub... Y te... —otro espasmo—, te estoy muy agradecido... de nuevo... 

El Ansia le estaba devorando la consciencia y ya comenzaba a verlo todo teñido de rojo. Las venas de Yakub se mostraban deliciosamente reveladoras a través de su fina piel de anciano. Joder, joder... ¿es que ni siquiera ahora puedo comportarme como un ser humano normal?

Amethyst se percató enseguida. No era la primera vez. Tampoco sería la última. Le echó una significativa mirada a Yakub antes de agarrar a Orion para llevárselo de allí.

—Voy a tener que dejar a los dos aquí de momento —dijo la mujer refiriéndose a los cadáveres—. Te prometo que vendré a por ellos lo antes posibles. Y, de nuevo, gracias.

El aire fresco nocturno aliviaba el cansancio de Amethyst pero no el del vampiro que miraba obsesivamente por la ventana del cuatro por cuatro. Iban de camino a la casa de sus abuelos. Amethys conocía el sitio. Cuando atravesaron el río y pasaron por una zona de polígonos, Orion aprovechó que estaban parados en un semáforo y se bajó del coche. A su lado se había parado un turismo completamente anodino a cuyo volante estaba sentado el típico padre de familia de clase media que había acudido a la zona en busca de la mamada de un chapero.

El vampiro no se lo pensó dos veces y se subió con él en el asiento del copiloto. Le indicó que se desviara a uno de los callejones, tras una nave industrial. Le abrió la bragueta al señor que asistía a todo el ritual con una mezcla de placer y miedo. Tenía la polla aún medio flácida cuando Orion comenzó a masajearla mirándole pícaramente a los ojos. Bajó la cabeza y, evitando el miembro, mordió la zona inguinal provocando un derrame masivo que comenzó a beber con fruición. El hombre casi no tuvo tiempo de notar el cambio del placer al dolor antes de desmayarse y, finalmente, morir desangrado. 

Cuando Bayhas llegó a Antigüedades Kotshutohin, la tienda estaba patas arriba. Había rastros de sangre seca por el suelo y armas de fuego tiradas aquí y allá. Libros abiertos sin orden ni concierto ocupaban todas las superficies disponibles. Resultaba inquietante porque de camino había visto varios actos de vandalismo evidentes: escaparates rotos, graffitis frescos que representaban un dragón con corona, volcanes en erupción, explosiones y llamaradas. 

Orion estaba sentado en el suelo con la espalda apoyada en la pared con cara de haber sobrevivido a un accidente ferroviario. Amethyst, cubierta de vendajes sucios, dormía con la cabeza apoyada en su hombro. Parecía que tenía mala hostia hasta dormida. 

Yakub limpiaba con calma las manchas de sangre. En la trastienda podían verse un par de cuerpos tapados con sábanas. El anciano parecía más viejo y agotado que nunca. 

Justo detrás de él llegaba Cleo, muy ocupada discutiendo por el móvil. Se la veía agobiada. 

Yakub suspiró y miró a Orion salir del taller. Fue entonces cuando se le encendió la bombilla. Había algo que todavía no le gustaba del plan. Sabía que permitir que algo personal pudiera meterse allí en medio podría resultar en un total desastre, más con Gareth al lado. Dejó la fregona y fue hasta el cajón de las medicinas. Sacó la fotografía de Midori y cerró los ojos. La besó con cariño y fue hasta Orion y Amethyst.

Al ver a la mujer dormida en silencio decidió hablar en voz baja y agachándose.

— Orion, amigo mío. Se que no es el mejor momento pero... necesito tu ayuda. —

Sacó la foto, mirándola. Como si perderla supusiera un enorme paso que le costaba dar.

— Como sabrás pronto tenemos la cacería. Hay una persona que creo podría estar implicada y me gustaría que no participara; pues quiero encontrarla yo mismo. Ya conoces a Gareth. Si la viera la mataría sin dudarlo. — Por fin tendió la fotografía.^[1]

— Responde al nombre de Midori; y aunque no lo tengo muy claro creo que es un vampiro. Y que de alguna forma está a cargo de otro. Un niño. Me gustaría que la encontraras y evitaras que fuera a la cacería que están planeando contra Owain. Siendo sinceros me gustaría que el niño tampoco fuera... pero entiendo que puede ser demasiado. Un niño vampiro además... bueno. Es poco predecible y para nada fácil de controlar. —

Se puso de pie. 

— Lamento pedirte esto en este momento pero... puede ser clave para Bayhas, Cleo e incluso yo mismo salgamos con vida de la cacería. —

Cleo había bajado la voz al entrar al local, apartándose un poco. -No puedo hablar ahora. Te llamo luego.- Había dicho, colgando rápidamente. Se pasó la mano por el cabello, soltando un suspiro entre dientes, antes de acercarse al resto.

-Joder, ¿que pasó aquí? ¿Y qué te pasó a ti?- Preguntó al vampiro.

La tienda estaba hecha un desastre. La ciudad, de hecho, estaba hecha un desastre. Las pintadas con los motivos draconianos parecían remitir a Owain, rey de los dragones, pero ¿por qué? ¿Había sido todo el tema de la boda una elaborada trama para aumentar el poder del dragón, o puede que de todos los dragones, en Swansea? Si eso fuera así, entonces todo el tema de ir a cazar a Owain se revestía de una urgencia y una necesidad que antes no tenía. 

Igual era hasta beneficioso. Mira, Nina, tuvimos que matar a tu tío, estaba creando un culto alrededor de su persona. No fue nada personal. No por primera vez, Bayhas se preguntó por qué en todo este asunto le importaba tanto justificarse ante la Dragona del Bosque de Nain.

Ahora, sin embargo, había que enfrentarse a problemas más locales. - No parecemos estar en el mejor de los estados como para salir a cazar un dragón... - Orion, de hecho, parecía estar hecho polvo. Y los dos cadáveres no parecían muy dispuestos a ayudar (y a él no le gustaba mucho la nigromancia; es asqueroso... y huele muy mal). 

Miró a Yakub, con tranquilidad, mientras se apoyaba en una pared y miraba la tienda. En cualquier caso, había dicho que ayudaría y ayudaría. Pero la cosa no pintaba realmente bien.

Yakub miró a Bayhas. 

— Orión no vendrá a la cacería del dragón. Digamos que los vampiros y Gareth no se llevan demasiado bien. Es un cazador demasiado chapado a la antigua. —

No dijo nada de la "misión" que le había encomendado. Le dejaría tiempo para decidir si la aceptaba o no.

— Digamos que tengo un poco de trabajo extra de limpieza ahora Cleo. Quizá si me ayudáis podamos descansar un poco antes de que lleguen Gareth y Mayayin. Todavía tenemos tiempo para dejar esto un poco decente y descansar antes de salir de caza. Lo necesitaremos. — La voz del veterano parecía cansada.

- Bayhas — Dijo mirándole a los ojos — Gracias por venir a ayudar. Realmente lo aprecio. ¿Leíste mi mensaje? — No le había contestado y en parte le preocupaba. — No es algo de lo que preocuparnos inmediatamente, pero hemos de hablar y ver quien ha podido ser. 

El mago asintió con una sonrisa ante el comentario acerca de Gareth y se quitó la americana, colgándola después de un perchero. - Venga, Yakub, te ayudamos a limpiar. - Que tuviera Radcliff Manor echa una mierda no quería decir que no supiera recoger basura, si era necesario hacerlo. Y aunque el viejo cazador era más que capaz de matarlos a todos si se lo proponía, también empezaba a ser un hombre mayor al que le dolería la espalda tras pasar la fregona por las manchas de sangre del suelo.

Cuando le agradeció que se uniera a la cacería, hizo un gesto con la mano y negó. - Hoy por ti, mañana por mí, Yakub. Ni lo menciones. - No se tomaba a la ligera lo de cazar a un dragón, pero el anciano era lo más parecido a un amigo que tenía Bayhas. No lo iba a dejar solo. 

Y entonces... el tema de la llave. - Leí tu mensaje, Yakub. Tengo mis sospechas, pero... lo hablaremos más adelante. Primero hay que limpiar esto y luego - sonrió - hay que cazar a un dragón.

Cleo dejó sus cosas sobre uno de los sillones y se dispuso a ayudar de la mejor manera posible, aunque no tenía idea sobre cómo limpiar manchas de sangre, y evitó en todo lo posible mirar en la dirección en que estaban ambos cuerpos cubiertos con sábanas. Aún recordaba el efecto de las pastillas y tenía miedo de descubrir que quizás la visión de aquellos cadáveres le diera... hambre.

Contuvo una arcada. Joder...

Amethyst colgó el teléfono y se acercó a Yakub:

—Sensei, creo que voy a tener que molestarle un poco más. En breve van a venir a llevarse a Pepe y a Connor —aclaró—. Espero que no le moleste el aspecto de esos tipos; no he podido encontrar a gente más discreta en tan poco tiempo.

Dicho lo cual se dispuso a ayudar a limpiar y a recoger la tienda junto a Cleo y Bayhas.

Orion había desaparecido sin decir nada. La foto de Midori tampoco estaba...

Mientras ayudaba a organizar, hubo un momento en que Cleo se detuvo. -No se si... Bueno, si esto pueda afectar pero...- Miró hacia Bayhas y Yakub. -Es.. posible... que Owain no vaya a estar solo.-

Se mordió el labio un momento. -Hay una chica con la que trabajé durante la boda, una amiga de Andy, que ha creado algo llamado el Culto del Dragón. Son un grupo de fanáticos que creen que Owain es un ser apocaliptico y que su ira fue despertada por la dejadez de la Humanidad y y su expoliación de la naturaleza sin respetar el orden natural... Ya saben, mierda hippie.- Un poco incómoda se metió las manos en los bolsillos. -El caso es que piensan que lo ocurrido en la boda fue la gota que derramó el vaso para acelerar la llegada del Juicio Final, y que aquellos que quieran salvarse deberán dejar todas sus posesiones y unirse al culto para ser "purificados".-