Partida Rol por web

Se suponía que el módulo prisión era un lugar muy silencioso, algo mustio, gris, tristón, plomizo, anodino y, en definitiva, plúmbeo. Vaya, un lugar entregado a la introversión y a la reflexión de los pecados internos antes de ser objeto de una ejecución sumaria -o algo peor- ante la atenta y psicótica mirada del Almirante en Jefe de Estudios Hellstorm. Pero claro, cuando uno de tus reclusos es un funkotroniano, no hay sitio para el concepto metafísico de aburrimiento.

La diferencia entre un niño humano y un adulto de su misma especie residía en que el niño se tiraba al suelo cuando estaba soberana e indefectiblemente aburrido, mientras que el adulto era capaz de manifestar aburrimiento absoluto sin perder la verticalidad. O lo que es lo mismo, lo que separa al niño del adulto es que este último es capaz de aburrirse de pie.

Los funkotronianos, por su parte, no se aburrían. Jamás. Sus mentes hiperactivas no se quedaban nunca en blanco. En su lugar, componían ritmos, armonías y melodías hasta ultimar la canción definitiva, una suerte de contribución personal que cada funkotroniano debía hacer a su comunidad a lo largo de su vida para inmortalizar el supremo espíritu funky de su bailonga raza. Y como buen funkotroniano, el joven Drevlin organizaba a los reclusos para componer una pegadiza melodía en su calidad de Disc Jockey.

Drevlin asintió con vehemencia y señaló a Giorgios, dándole la entrada. El tipo de melena encrespada y hostil a cualquier peine táctico tamborileó en sus rodillas un ritmo que le había llevado unos minutos interiorizar bajo la atenta y entusiasta tutela del alienígena. Acto seguido, Drev soltó un chiflido para animar a los impávidos centinelas a unirse a la coreografía. No hubo suerte.

Como lo más parecido que había a un bajo en aquella celda eran las reverberaciones de las manoplas de Drev al golpear la peluda caja torácica de MAX, el funkotroniano improvisó como pudo usando a su amigo como si de un cello se tratase antes de su intervención al micro.

Ow, she's a brick house
She's mighty-mighty, just lettin' it all hang out
She's a brick house
That lady's stacked and that's a fact
Ain't holding nothing back

Drevlin chasqueó los dedos dando a entender que llegado este punto él se sumía en trance y Giorgios y MAX debían seguir el ritmo por sí mismos. Confiaba en ellos para culminar su himno, así que pleno de confianza en sí mismo, introdujo sus largos dedos en los bolsillos de su pijama de presidiario, estiró sus pantalones hasta ceñírselos a la altura de las axilas y mirando fijamente a Faizer al otro lado en la celda de en frente empezó a bambolearse de un lado para otro con la misma elasticidad que un rollito de gelatina.

Oh my! Jelly-Roll Drevlin in da house! Comin' directly from the Mothership!

Ow, she's a brick house
Well put-together, everybody knows
This is how the story goes

She knows she got everything
That a woman needs to get a sugar lovin' man, yeah, yeah
How can she lose with the stuff she use
Thirty-six, twenty-four, thirty-six oh what a winning hand

'Cause she's a brick house
She's mighty-mighty, just lettin' it all hang out
She's a brick house
Ow, that lady stacked and that's a fact
Ain't holding nothing back

Se aproximaba la parte favorita de Drevlin.

Todo el mundo lo sabía.

Hasta los centinelas lo podían intuir.

El funkotroniano empezó a alternar varios moonwalks from coast to coast al tiempo que simulaba trepar por la mampara de la celda. ¡Su repertorio de movimientos no parecía tener fin!

Ow, she's a brick house
Yeah, she's the one, the only one, built like an amazon

The clothes she wears, her sexy ways
Make an old man wish for younger days, yeah, yeah
She knows she's built and knows how to please
Sure enough to knock a strong man to his knees

'Cause she's a brick house
Yeah, she's mighty mighty, just lettin' it all hang out
She's a brick house
The lady's stacked and that's a fact
Ain't holding nothing back

Y entonces, el funkotroniano explotó.

Metafóricamente. No temáis, niños.

Acercó el micro a MAX y a Giorgios buscando el coro y empezó a ametrallar el éter con el "Shake it down" al tiempo que demostraba por qué suele decirse que la pelvis de un funkotroniano no opera siguiendo las reglas de la física.

Shake it down, shake it down now
Shake it down, shake it down now
Shake it down, shake it down now
Shake it da-dada-daaaaaa
Shake it down, shake it down now
Shake it down, shake it down now
Shake it down, shake it down now
Shake it down, shake it down now

BRICK! HOUUUUUUSE!

De forma anticlimática, uno de los guardias dejó escapar una estruendosa ventosidad, corrompiendo -muy literalmente- el ambiente festivo del módulo prisión.

Su compañero torció el gesto y arqueó una ceja.

-¿Tucker...? ¿Qué ha sido... eso?-.

-Booooobby... I don't know... Creo... Creo que me ha sentado mal el pastel de carne que han servido en la cena...-.

La confesión de Tucker vino sucedida por otro terrible cuesco, tan agresivo y vil que Bobby frunció el ceño y apretó los dientes.

-Dioses, Tucker... ¿Pero qué coño...?-. Bob, todo marcialidad y profesionalismo, tuvo que cubrirse momentáneamente la nariz y toser para reprimir una arcada.

-Bobby... Tengo que decirte algo, tío... Tengo el colon irritable y ahora mismo creo que han instalado un bloque de cemento en mi estómago... Uggggh... Qué pesado me siento...-.

En momentos como estos, Bob agradecía ser veggie. Él había tenido la ignota fortuna de no probar el pastel de carne de Big Bertha.

Tucker se llevó la mano al estómago justo en el momento en el que su recto emitía por la Calle del Viento una sinfonía compuesta para la ocasión: La ametralladora gaseosa. Ra-ta-ta-ta-ta-taaaaaaa. Rock n' roll ain't noise pollution...

Saltó una preocupante alarma en el módulo.

-La hostiaaaa... Tío, ten algo de decencia. Lárgate al aseo, coño. Me cago en la leche, cabronazo, cágate en soledad. JO-DER-. Bob se alejó unos pasos, repelido por esa peste... por ese Ente que parecía emanar de su compañero. No sabía si podría resistir más aquella fragancia -¡AQUELLA BESTIA!- destilada cual vaporoso efluvio por Tucker.

Y de repente, la ametralladora gaseosa cesó su melodía. 

Ominoso fue el silencio.

-Bob...-.

-¿...?-.

-Ya está-.

-¿Qué quieres decir, Tucker? Dios, tu intestino no es humano...-.

-Que ya está. Me he cagado-.

-Ugh... Voy... Voy a...-.

Tucker entendió lo que su compañero quería decir.

Y supo lo que tenía que hacer.

Correr. Correr hacia el baño monocabina del pasillo. Como si no hubiese un mañana.

No podía decirse que lo estuvieran pasando mal. Todo lo contrario, estaban gozándolo. Y es que donde había un funkotroniano había alegría, ritmo, armonía, en definitiva había flow o como a MAX STAR le gustaba llamarlo: "sensación de vivir" No solía gustarle que utilizaran su caja torácica peluda como tambor, o su pelucón como micro, pero a decir verdad sonaba muy bien y su cabellera hacía que la voz de Drevlin reverberara por todas las paredes de la celda con un sonido estéreo de cagarse.

Por eso MAX STAR no se quejó e hizo los coros a su buen amigo Drevlin cada vez que éste se lo pedía. Luego ya no hizo falta, pues se metió en su papel de corista y comenzó a cantar con pasión. Porque, todos sabían que aquello era un musical. Si, MAX STAR, Drevlin y compañía se habían convertido en el reparto de una obra musical y no podía faltar en cada una de las escenas una buena canción funky, porque aquello, efectivamente, era un musical funky.

- Pobre tipo. - Dijo MAX STAR al escuchar la conversación entre los dos guardias. - Aunque no cierto es que se lo tiene merecido por arruinar nuestro número. ¿No creéis? - Comentó sonriente. - A ver si viene ya Hellstorm y se deja de bromas. Ya he tenido suficiente. - Dijo muy serio. 

MAX STAR se acercó entonces a la mampara que les impedía salir de allí. Le golpeó sin demasiadas ganas. No parecía muy resistente. Igual si le daban un par de patadas podrían tirarla abajo. Aunque no sería él quien destruyera el mobiliario de la estación espacial donde había pasado los últimos veinte años. Realmente le estaba agradecido.

Faizer se partió literalmente de risa al ver a su muy mejor amigo Drevlin subirse los pantalones hasta las axilas y comenzar a bailar. En ese momento supo que existía una alta probabilidad de que no pudiera ocultar su nuevo secreto a aquel loco del funk. Para ser más exactos se moría de ganas de contárselo, aunque sabía que no debía. Pero, joder, ¿para qué estaban los amigos si no era para reventar secretos gubernamentales? La joven comenzó a moverse por la celda con un movimiento sinuoso más propio de un reptil adolescente que de una chromita adulta mientras intercalaba interjecciones de todo tipo y golpes de cadera en el improvisado ritmo. - ¡AU! ¡WOW! ¡EY, EY! ¡OU, MAMA! ¡YOU SEXY THING! ¡GRRR! - 

Por desgracia en mitad de uno de sus movimientos más icónicos Faizer se vio interrumpida por un cataclismo intestinal. Con evidente asco arrugó la nariz y se llevó las manos a la boca, intentando prevenir cualquier tipo de infiltración de gases no deseada. - PUAJ, tío, estás podrido... - Sin embargo, algo cambió cuando el otro centinela también sintió la llamada de la naturaleza. Faizer alzó una ceja. ¿Qué probabilidades había de que dos tipos como aquellos tuvieran la imperiosa necesidad de ir al baño en el mismo momento durante su guardia? ¿Sería posible...? Mientras una ceja subía y otra bajaba Faizer Adhara examinó el pasillo que los guaridas acababan de abandonar y comenzó a llamar la atención de sus compañeros prisioneros. Allí se estaba cociendo algo. Podía sentirlo... 

Ante la inesperada evacuación gastrointestinal del infeliz soldado Tucker, DrevCuul puso los brazos en jarras y protestó muy airado.

-¡NO ERA EL MOMENTO DE HACER USO DEL CONTRABAJO, PALETO!-.

Qué poca decencia.

Contaminar el aire, pues bueno. Pues vale.

¿¡PERO CONTAMINAR EL FUNK!?

¡BLASFEMIA!

-MAX. ¿Qué haces? ¿Por qué pateas la mampara de VIDRIUS^TM? ¿VAS A CONVERTIRTE EN... SUPERGUERRERO?-.

Los ojos de Drev hicieron chiribitas. Y es que uno de sus sueños adolescentes era ver a MAX teñido de rubio gritando a pleno pulmón "¡MOSTACHO VITAAAAAL YAAAAAAA!". 

Soñar es gratis y acarrea deducción fiscal. ¿Qué pacha?

-Tío, si vas a convertirte en SUPERGUERRERO... Y no quiero presionarte... Por favor, dímelo ya para que no me haga ilusiones en vano. ¿Sí? ¿Sí?-.

Drevlin miró con gesto cómplice a MAX, junto sus dedos, muy extendidos, y apoyó las yemas en el muro de vidrium.

-¿Hace un KI-BROFIST-To-Da-Wall...?-.

Os estaréis preguntando...

¿¡QUÉ ES UN KI-BROFIST-TO-DA-WALL!?

Drevlin pulsó el tutorial de su omniBOOGAtool.

Complejo de Administración. Bloque de oficinas. Recepción.

Otro día en la oficina para Gary Grey, un tipo en esencia plúmbeo cuyo sueño de juventud siempre fue cambiarse el nombre por el de Tommy. Así habría podido decir que tenía nombre de ametralladora. Al menos sería algo emocionante que contar respecto de su triste persona.

Gary estaba al cargo de la recepción aquel aciago día en la Stellaris... DA HEIST DAY.

No sabía por qué, pero Gary solía estar en el lugar más inapropiado en el momento más inoportuno. Solía decir que su vida estaba en manos de un cruel titiritero que le situaba en los bretes más insospechados por el único placer de verle sufrir. Y no lo decía por decir. ¡El bueno de Gary tenía sueños de lo más extraños con esas películas de fantasía de serie B en las que salían orcos, enanos, elfos y dragones!

Y allí estaba el bueno de Gary, jalándose una rosquilla de tofu* cuando de repente...

Se abre la puerta.

Se hace la niebla.

Entre los humos y perfumes alguien entra.

Unos se miran, otros preguntan.

¿Quién es el tipo que parece un queso Gouda?

Ah, no. Estoy tonto... ¡Es Fat Mike! ¡Y parece tener prisa! Ese pastel de Bertha... No sé cómo se lo ha podido comer... ¿Hummm? Anda, mira. Tres visitantes... Tranquilo, Gary. Todo está bajo control.

Nuestro intrépido funcionario se frotó los ojos un instante. Fallo grave no haberse tomado un café para activar su bonificador a las tiradas de Percepción.

-Estoooo... Ahem... Buenas noches. Disculpen, ¿tienen cita...?-, inquirió mientras revisaba la lista de visitas programadas para el turno de noche con cierta confusión evidenciándose en el rostro.

Zona de atraque. Espaciopuerto de la Academia Stellaris.

La compuerta de la Quicksilver se abre emanando una funesta vaharada de vapor.

De su interior baja con paso decidido y ajustándose la bragueta del ajustadísimo uniforme de combate un tipo con el que es mejor no buscar problemas en este momento.

Se trata de Alister Equinox.

Tío Al para los amigos.

Alpha FUCKING Echo en el Sector Sierra V.

Una maldita leyenda bélica viviente entre los lombax.

Olisquea el aire al tiempo que amusga la mirada. Carga a su vieja y confiable Matilda, su lanza de energía, que en respuesta lanza un destello de un cegador fulgor ambarino.

Mientras se ajusta su casco de combate y activa la interfaz PREDATOR MODE, Alister Equinox se pregunta qué nueva excusa pondrá su sobrino cuando le tenga cara a cara.

-Tú-, dice dando el alto a un estudiante algo desorientado por el asalto.

-Quiero tu chupa... Tus gafas... Y tu mortocicleta-.

El estudiante palidece. Un caniche con mala leche le está pidiendo algo que no tiene.

Tío Alister sonríe triunfante.

-Siempre quise decir eso... Tranquilo, chaval, que estoy de broma. Y ahora, dime dónde se aloja un compañero tuyo... Pietro Equinox. Te conviene decírmelo... Si no quieres que me cabree-.

El estudiante canta por soleás, claro.

-Quiero manifestarle que tengo una total intolerancia a la tortura, señor. Le diré todo lo que sé. Y lo que no, me lo inventaré sobre la marcha con plena coherencia-.

Tío Alister le da una palmadita en la mejilla.

-Así me gusta. Buen chico. Empieza a largar...-.

A Pinky le había llevado un buen rato sintonizar con la posible frecuencia de Spootch Kaplan, era una actriz de método... En su primera actuación. Lo que más le costaba era suprimir el bamboleo natural que recorría toda sus estatura a cada paso cuando recorría un pasillo lo suficientemente largo como para permitirle desatarse un poco. Piensa seboso, Pazuzu, siente seboso, sé seboso. Finalmente había encontrado una canción con la que contrarrestar su instintivo hotstepper y tarareándola mentalmente se dirigió hacia su objetivo, con la opacidad del D-Facer recordándole que estaba bajo su mágico influjo holográfico. Miraba a Prieto, embutido en su nuevo disfraz con miedo y orgullo a partes iguales. Lo iban a hacer de putifa.

Al llegar al recibidor de la zona de mazmorras de la academia se dirigió con paso decidido (pero seboso) hacia el mostrador para tratar de penetrar en las entrañas de la bestia cuanto antes, esquivando el mayor número de miradas e intervenciones posibles.

- Spootch Kaplan, de la Stellaris, chupatintas. Aquí mi ayudante y el menda necesitamos que los presos del día nos cubran el formulario A-38, A-39 en caso de que los haya enviado Hellstorm y necesito que usted me firme este B-65 para darnos el persmiso pertinente para conseguir esas rúbricas. En caos de que no nos facilite la labor, le recuerdo que a las 00 de ayer noche entraba en vigor el pacto de MamiMamiMamiblue12 según el cual deberá usted personarse en la planta 24b con un Colofón-12, su sello personal y unos formularios U-96, U2 y Front242 debidamente sellados en las oficinas de Cidine y Armitech para contrarrestar estos Discolorock-A34 y AchicoriaUptors-4 con los que nos han dotado en la oficina de linchamientos del piso 33. Me lo firma en rojo en la página verde, en verde en la página amarilla y con sangre en la hoja de papel secante del fondo de la carpeta. Aquí tiene también los UD, UF y Fanfare 236 pertinentes, así como el SIXSIXSIXNUMBEROFDEBIST que hacen vinculantes el resto de papeles que debemos cotejar con Silva Edison para que le dé el visto bueno a sus documentos mañana a primera hora. ¿Capizzi? Aquí kie acompañante trae el resto de las carpetas a rellenar, espero que tenga sus sellos de aprovado y revisión aprovada por el consulado y la oficina central de los calabozos, si no ya está trotando a por ellos.

Pinky tenía todos los dedos de los pies cruzados en sendos nudos imposibles.

Gary era un tipo fácil de intimidar y al escuchar todo aquel alarde burocrático arrollador se vio forzado a tragar un grueso nudo de saliva.

-Euh... Pe-pe-peroooo... ¿Señor Kaplan, ha dicho? Pu-pu-puessss...-.

Gary sudaba. A mares.

-Ufff... Estoooo... No-no-noooo esperaba nada de esto, ¿sabe? Es muy irregular pedir formularios en horario de tarde a los presos, ¿sabe? Pe-pe-perooooo... ¿Ha dicho Kaplan? Cre-creoooo que ese nombre me suena de algo... Sí, sí, sí... No. No, no, noooooope... En realidad no me suena de nada. Creo que le confundido con el señor Flanagan. A veces tengo lapsus, ¿sabe? ¡Jijijijiji!-.

Gary soltó una risilla bobalicona al tiempo que se frotaba las manos y empezaba a sacar formularios.

-El B-65, sí, por supuesto... Esto, déjeme veeeer... Protocolo MamiAlCuboBlue12, sí, algo he leído en el Boletín Informativo-, mintió descaradamente, pero cualquiera le llevaba la contra a aquel burócrata seboso con aires de sátrapa persa. -¿Se lo firmo en verde? Pues claro, claro... Eeeeeh... ¿Dónde está el bolígrafo verde?-. Gary palideció. -Pe-pe-pero si estaba aquí... Pe-pe-perdone usted, voy a ver si está en este cajoncitoooo... No. ¿Y en esteeeee? No. ¿Y escondidito tras estos papeleeees...?-.

Gary se llevó la mano cerrada a los labios y reprimió un ataque de tos nerviosa.

-Pues... Pu-pu-pues no lo veo por ninguna parte... ¿Le importaría que le firme todo con el bolígrafo roj...?-.

Oh, no, querido Gary. Tampoco estaba el rojo.

No había ningún maldito bolígrafo.

Alguien se los había birlado.

Gary entrecerró un momento los ojos con gesto de sospecha mientras una tímida, solitaria y muy fría gotita de sudor se descolgaba por su sien recorriendo su mejilla como si de un comando de operaciones especiales haciendo rappel se tratase.

-¿Pe-pe-pero qué está pasando aquííí...?-, murmuró rebasando la frontera de la paranoia.

El hombrecillo sintió que le faltaba el aire y tomó asiento muy despacio mientras se rascaba el cuero cabelludo tratando de encontrar una explicación racional a lo acontecido.

Ahora resultaba que no solo le escondían el desayuno... ¡También le escondían el material de oficina!

-Cabronazos...-, masculló tensando el rostro. -Te-te-tengo unos compañeros muy graciosillos, ¿sabe, señor Flanagan?-, trató de excusarse con torpeza mientras cogía el formulario y suspiraba profundamente. -Te-tendré que bajar a-al almacén a por a-algo con lo que firmarle su formu-mu-mulario. Po-por favor, pasen y pónganse cómodos en la sala de espera. Estaré de vuelta en diez... treinta minutos como mucho, ¿s-sí?-.

Cuando el funcionario desapareció rumbo al almacén con el misterio de la volatilización de todo medio estilográfico en las cercanías, Atractivo Boogie miró de soslayo a Pinky y se abrió su gabardina blindada.

-Buen trabajo, muñeca-.

En su bolsillo interior, una colección de bolígrafos de todas las variedades y colores.

Sus ojos dibujaron el siguiente jeroglífico: "~_^".

Y Pinky se preguntó cómo aquel sintético podía ser tan absurdamente hábil.

Un murmullo resonó al otro lado de la mampara de VIDRIUS^TM. Se trataba de la buena de Pinky. Eso le hizo recordar el dolor de huevos. Sus patadas en la entrepierna eran memorables... sin embargo, algo hizo que aquel recuerdo de borrara inmediatamente de su lado dando paso a otro recuerdo mucho más antiguo...

- Secante... secante... polvos secantes... - Si, Pinky tan solo había dicho la palabra secante, pero eso le recordó a su padre. A Steven, pues cuando le cambiaba el pañal siempre le ponía polvos secantes. ¿Y por qué se acordaba? MAX STAR utilizó pañal hasta los siete años... algo que no admitiría, por supuesto. - Pero no va por ahí la cosa. No todavía. - Dijo en voz alta sin venir a cuento. - Es un recuerdo más moderno que el de los pañales. - ¿Lo he dicho en voz alta? - ¿He dicho que me cagué encima hasta la adolescencia? Creo que no. - Sonrió y asintió con la cabeza. - Así mejor MAX STAR. ¡Eres un hacha!

¿Y a qué venía todo aquello? MAX STAR acababa de recordar algo. Estaba allí por una razón. Llegó a la Stelalris para investigar la desaparición de un alumno. Sus progenitores, unos pizzahuttianos, le han pagado una buena suma para que diera con el paradero de su vástago, cuya última noticia fue que tenía una entrevista personal con el Jefe de Estudios... Aunque de eso... hacía casi veinte años... luego se quedó por el buffet y sobre todo por las chicas.

- Creo que... - Tragó saliva. - Vaya... - Se lamentó.

Pero ahora debía decir algo. No podía quedar como el imbécil que era delante de todo el mundo. Se levantó la camisa táctica y mostró su oronda barriga. Estaba cubierta por una espesa capa de pelo. Era una visión, cuanto menos extraña, pero... ¿Qué pretendía con aquello el bueno de MAX STAR? Nadie lo sabría si no se fijaba bien, pero... algo brilló allí donde debía estar su ombligo. Parecía que tenía algo incrustado allí... era como... ¿Una piedra? MAX STAR apartó el pelo y... ¡Era una gema! Cuarzo rosa, más concretamente.

- Mi madre era una gema. - Dijo. - Y mi padre... - Tragó saliva apretó el puño y miró a Drevlin. - Mi padre no era un superguerrero, pero igual te suena su nombre... - Hizo una pausa dramática y entonces miró al techo apuntando con el puño. - ¡Soy el hijo de Steven Quartz Cutie Pie DeMayo Diamond Universe! - Bajó la mirada y sonrió a sus compañeros. Esperaba una reacción por su parte, por supuesto...

El lombax sintió un escalofrío recorriéndole desde la punta de las orejas hasta los deditos de los pies. ¿Qué carajos? Había sido como un mal presentimiento mezclado con una sensación ominosa de inminente destrucción global. Eso sólo podía significar... Oh no. Si el maldito disfraz que llevaba le hubiera dejado gesticular, su cara habría reflejado el más puro horror de los horrores. ¡Su tío estaba ya en la academia! Bueno, o eso creía, dada la hora que era. Maldita sea, ¡tenían que hacer aquello rápido! ¡Le daba igual todos los expedientes que tuviese que descargar para Mastiff! Había que entrar, sacar a sus compañeros y salir cagando leches.

Afortunadamente Pietro conservaba aun el disfraz de soldado galáctico que había querido usar en el último guateque de la academia. ¡Menos mal que no lo había hecho! Así nadie podría reconocerle llevando una armadura de plastiglás que imitaba a una de verdad casi a la perfección. Sólo un experto militar reconocería la diferencia. Un experto como su tío... Tenían que salir de allí YA.

Afortunadamente, Pinky tenía más labia que donde las fabricaban y rápidamente consiguió poner en jaque al pobre funcionario que habia tenido la desgracia de encontrárselos. Pietro colaboraba asintiendo a todo lo que su camuflada compañera iba diciendo. Entre eso y la habilidad de Boogie para mangar bolígrafos sibilinamente consiguieron hacer que el funcionario saliera por partes. Y en cuanto el agobiadísimo Gary salió por la puerta, Pietro hizo un gesto a sus compañeros.

 -Vamos, avancemos rápido antes de que vuelva.

Porque cada segundo contaba. Y contaba mucho.

Faizer estaba expectante. Iba a suceder algo. Podía sentirlo en los pelillos del cogote, aunque su atención se desvió hacia lo que estaba sucediendo en la celda de enfrente. Max estaba realizando confesiones aleatorias y de todo punto de vista bochornosas en algún tipo de trance mental que le hacía pensar que no estaba aireando que llevó pañales hasta la adolescencia. Aquella revelación a Faizer casi le cuesta una fractura de pensamiento, porque Faizer estaba segura de que ya en la adolescencia Max Star lucía aquel bigotón. - Joder, Max, demasiada información. - 

Pero toda aquella historia de los pañales quedó eclipsada por la absolutamente impactante información de que el padre de Max era  Steven Quartz Cutie Pie DeMayo Diamond Universe. - ¡¿Steven... Quartz... Cutie...Pie... DeMayo... Diamond... Universe!? - A decir verdad Faizer no tenía ni idea de quien era ese hombre ni de dónde había heredado un nombre tan pomposo. - ¿El jodido Steven... Quartz...Cutie...Pie... DeMayo... Diamond... Universe era tu padre? - A pesar de tanta pausa dramática y de sus esfuerzos por rebuscar en su memoria quién podía ser aquel señor que había engendrado el bigote más pertinaz de toda la galaxia lo cierto es que no le sonaba de nada. Mucho había hecho con lograr recordar el nombre. - ¿Y qué hace el hijo de Steven Quartz Cutie Pie DeMayo Diamond Universe en un sitio como este? - Joder, estaba empezando a cogerle el gusto al nombre completo. Era como un trabalenguas. - Espera... ¿Eso significa que en realidad te llamas Max Quartz Cutie Pie DeMayo Diamond Universe? Ya decía Faizer que Max Star sonaba a nombre de pega. Falso de toda falsedad. ¿Tú qué dices, Drevlin? ¿Tiene Max cara de Cutie Pie o qué? -

- En realidad... - Inspiró profundamente. - Mi nombre completo es Maximilian Universe... - Bajó la mirada con cierta tristeza. - Mi nombre no mola tanto como el de mi padre. Siempre dijo que para nombres compuestos ya bastaba él. - Se encogió de hombros. - Lo de Star es sencillo de explicar. De pequeño siempre soñé con viajar a las estrellas y por ese entonces no sospechaba que todo lo que necesitaba estaba en mi casa, el planeta Aloha. - Chasqueó la lengua melancólico. - Y ahora estoy aquí. Viene a investigar unas desapariciones y me quedé por el menú y las chatis. - Hizo una pausa dramática. - Lo cierto era que había olvidado eso. Y también había olvidado que soy una gema. 

Fue entonces cuando se desabrochó su camisa táctica y se peinó los pelos del ombligo dejando a ver lo que ya había dejado entrever momentos atrás. Allá donde tenía que tener un ombligo, en realidad tenía una perfecta piedra tallada de cuarzo rosa. Una gema preciosa y reluciente. Sonriente, dejó que todos vieran lo que había ocultado hasta ese momento, mientras mantenía una amable sonrisa coronada por su imperial bigote.

- Sí, entiendo que os haya explotado la cabeza. - Sonrió. - Mi padre era un semigema-semihumano. Tenía poderes especiales gracias a su ascendencia de gema. Sin embargo yo, sólo soy un cuarto gema y no he desarrollado ningún poder. A estas alturas de la vida, creo que lo único que me queda de mis antepasados es esta brillante y bonita, pero ridícula piedra en mi ombligo...

Giorgios silbó.

Fue un silbido bastante prolongado en el tiempo.

-Creo que estoy demasiado sobrio para procesar esta mierda, tío...-dijo mientras se masajeaba las sienes con pinta de necesitar una aspirina.

En Capítulos anteriores...

@Faizer: - Espera... ¿Eso significa que en realidad te llamas Max Quartz Cutie Pie DeMayo Diamond Universe? Ya decía Faizer que Max Star sonaba a nombre de pega. Falso de toda falsedad. ¿Tú qué dices, Drevlin? ¿Tiene Max cara de Cutie Pie o qué? -

Drev parpadeó, señal inequívoca de que relacionaba y asociaba la información en su almacén de memoria a largo plazo.

-¿Cuarzo... rosa?-, preguntó en voz alta, aunque en realidad pretendía ser una reflexión introspectiva.

-¿Pañales... hasta la adolescencia?-. Vio su mente asaltada por un fétido bebé bigotudo con el pelo a lo afro y un pañal con flores que bailaba en la fiesta de su decimoctavo cumpleaños.

Reprimió un escalofrío.

-¿Cutie... FUCKING... Pie?-.

Drevlin cogió con cierta solemnidad la mano de MAX y puso su índice en la mampara de VIDRIUM^TM. Luego lo hizo girar en un calculado círculo, pero nada pasó.

El funkotroniano miró a su colega algo decepcionado.

-Jo, macho... Si llegas a ser de diamante, igual salimos de aquí como GANSTAS-.