Partida Rol por web

Iola hizo un gesto a su oficial de comunicaciones para que mandara un mensaje a la Decima mientras ella mantenía la conversación con  Roland Urg.

-De acuerdo. Avisa a la Orden de lo que esta ocurriendo aqui y que se preparen para lo que pueda ocurrir -era un mensaje cifrado en el codigo de los Portadores y directo al sistema de mando de la After Ventus.

El Capitán Aziz Castelferro recibió el mensaje de Iola y ordenó preparar otro envío cifrado por láser a través de los repetidores de salto hasta el Alto Mando de la Orden. Dada la distancia entre ambos puntos llevaría algún tiempo recibir respuesta, pero era de vital importancia informar de lo que estaba sucediendo allí en Fezzorn para que sus camaradas no cayesen en una emboscada.

—Yaombe, quiero que averigüe cuáles son las rutas de suministros de los Paladines en este sistema, tanto las públicas como las no confirmadas —ordenó el comandante—. En cuanto tengas esa información quiero que la envíes al Ignis Prime junto con el mensaje que voy a dictarte ahora...

Mientras tanto, todo el puente de mando de la Afer Ventus aguardaba impaciente los próximos movimientos de la Orden rival. Todo el mundo era consciente de que iniciar un conflicto entre dos de las Órdenes más cercanas a la corona tendría unas consecuencias nefastas para el Dominio.

A duras penas consiguieron los suministros que necesitaban, eso tras recorrer medio planeta. ¿Dónde estaban los habitantes en edad militar, la munición y el combustible? Reunió a sus oficiales:

Con la máxima cautela y tratando de no llamar la atención, hay que tratar de localizar donde están las armas y tropas de este planeta. Ya hemos visitado demasiados almacenes, como para saber que alguien lo ha requisado todo. Busquen y sean discretos, quiero respuestas. Usaran como tapadera el que están a la búsqueda de suministros.

Los escasos miembros de la compañía se dispersaron para tratar de ver aquello que se les estaba ocultando desde que habían llegado al planeta. 

No pasó demasiado tiempo antes de que comenzarán a llegar los primeros informes. Pero esperarían a tener más información, confirmar datos y estar seguros, antes de avisar a la Séptima compañía.

-No remolonee, Roland Urg -apuntó de nuevo la capitana Ioma- nos hace preguntas y exige cosas pero no he visto ningún gesto de buena voluntad por su parte. ¿Hemos empezado atacando?¿Hemos empezado asaltando sin preguntar?. Creo que a nadie le interesa que dos Órdenes entren en un enfrentamiento, menos aún cuando una de ellas responde de forma casi directa a la Iglesia Plutónica.

Dejó la frase ahí, para que se diera cuenta de que por muy poderosa y muchos sistemas que tuvieran los Paladines, no podrían hacer frente a la Iglesia y todo su poder.

-Ya sabe que no estamos solos y si hemos venido aquí es bajo órdenes, así que, ¿detiene el bombardeo y lo hablamos como Caballeros con Honor o tenemos que vernos en el campo de batalla?.

Hubo alguna risa de una oficial superior ante el uso del verbo "verse" cuando terminó de hablar la capitana, pues si ellas atacaban no se dejarían ver demasiado.

El Ignis Prime no parecía muy contento con el resultado de la lectura del Código. Pero tenía clara una cosa, no iba a embarcarse en una guerra con otra Orden por su cuenta y riesgo. - Vamos a hablar con el Margrave. Que mi escolta se prepare. - En poco tiempo, la escuadra al mando del Teniente Voldor se preparó y montó en varias lanzaderas de asalto. Volaron hasta el palacio gubernamental, en cinco aeronaves con veinte Caballeros Espaciales cada una. No fueron discretos pero sí rápidos. Se abrieron paso al estilo de los Portadores de la Llama, solicitando permiso para volar hasta el palacio y para aterrizar en él, y dejando muy claro lo que pasaría si alguien intentaba detenerlos.

Una vez en la pista de aterrizaje, dejaron a un tercio de los guerreros custodiando las naves y el resto siguieron a Anaximand hasta el interior del palacio. Voldor se encargó de apartar a los burócratas y funcionarios con palabras lo más amables posible, pero Anaximand los ignoró a todos como si fueran simples insectos molestos. Al fin, llegaron hasta la sala de audiencias de Robinoski. El Margrave estaba allí y el Ignis Prime se presentó ante él, embutido en su armadura de combate, aunque con el casco quitado; una deferencia formal hacia el gobernador planetario.

- Margrave Robinoski. ¿Pretende comenzar una guerra contra los Paladines Eternos? ¿Ha perdido el juicio por completo? Le conmino a que desista de su actitud y detenga estos absurdos planes.

El Margrave Robinoski sostuvo la mirada del Ignis Prime Anaximand. Para no ser un humano mejorado mediante la poción, lo hizo bastante bien. El señor de Henzagawa ocupaba un trono gigantesco con forma de cabeza de dragón, una criatura mitológica del folklore local.

-Poderoso Ignis Prime, mi causa es justa-dijo alzando una mano-El linaje de los Robinoski es una línea descendiente directa de los krónidas y, aunque ha perdido terreno con el paso de los siglos, mi misión es devolver su antiguo esplendor al Virreinato de Drinax, el Reino Estelar de mis antepasados, Pieza Esencial del Dominio. Los Paladines Eternos son unos simples bárbaros que extienden su venenosa influencia por la fuerza de las armas reclamando los recursos de los planetas que reclaman. No puede permitirse que unos meros soldados sin una gota de sangre noble ejerzan de tiranos. La Santa Sede de la Iglesia Plutónica en Oyamoth nos apoya y tengo las armas para reclamar mi lugar en la historia. ¿De qué lado estarán los Portadores de la Llama?

* * *

-Sargento Kelvor de la Sexta Escuadra Aerotransportada de la Quinta Compañía informando: hemos encontrado algo.

En su búsqueda de recursos para llenar sus bodegas, la Quinta había ampliado los recorridos de sus patrullas trazando círculos cada vez más amplios. Sus aeronaves habían llegado hasta un pequeño subcontinente en el hemisferio sur que había sido remodelado para crear una inmensa base militar de entrenamiento. 

Filas y más filas de soldados formaban y desfilaban por las explanadas mientras eran arengados por figuras con túnicas. Un flujo incesante de vehículos hormigueaba de aquí para allá. Había incluso un espacio-puerto plenamente operativo.

El Margrave Robinoski había creado un ejército.

Uno grande.

Torbik estuvo a la espera, mientras comprobaba el estado de la Quinta compañía. Desde luego distaban mucho de estar en su mejor momento, pero fue animando a sus hombres lo mejor que pudo, serían pocos, pero buenos caballeros y con la moral alta. El informe del sargento Kelvor, confirmo sus sospechas:

Sargento Kelvor tomen nota de las coordenadas y regresen sin meterse en problemas, no necesitamos más bajas.

Ubicaron la posición en el mapa, y solicito una línea de comunicación segura con el mando de la Séptima:

Capitana, como me temía, la falta de suministros y de personas en edad militar, se debe a que el Margrave ha reunido un gran ejercito, lo ha hecho alejado de la capital para evitar miradas indiscretas, pero mis águilas tienen muy buena vista. Al parecer cuentan con el apoyo de la Iglesia Plutónica.

Tal vez puedan hablar con algún representante de la Iglesia Plutónica, son nuestros aliados y podrían darnos información valiosa sobre la actual situación en el sistema.

Tal vez tendrían pronto problemas, así que reunió a la Quinta compañía y la preparo lo mejor posible para ayudar a la Séptima en lo que fuese necesario.

El Ignis Prime se quedó callado, asombrado al descubrir los planes del Margrave. Probablemente la especial relación que había convertido al señor de Henzagawa en un proveedor privilegiado de los Portadores de la Llama le había hecho pensar al Margrave ¡que podía usar a los Portadores como su ejército privado! ¡Indignante!

- Los Portadores de la Llama estarán del lado en el que siempre han estado: ¡del lado del Dominio de la Humanidad! Me está pidiendo que me una a una guerra contra otra Orden de Caballeros Espaciales, ¡humanos contra humanos por una mera disputa territorial! - El Ignis Prime estaba furioso. - ¡Venimos de luchar contra los kukólidos en una campaña de meses, hemos liberado Hybris de esta amenaza y he perdido dos Compañías completas luchando contra traidores! ¿Y pretende que me embarque en una guerra que enfrente a humano contra humano por una mera cuestión territorial?

El Ignis Prime miró a sus hombres. - Prepare a las escuadras para abandonar Henzagawa. 

Después, miró de nuevo al Margrave. - ¡Nosotros no somos su ejército privado! ¡Somos los Portadores de la Llama! No nos embarcaremos en meras luchas de poder. Si Henzagawa fuera atacada por los Paladines Eternos, les defenderíamos sin problema como buenos vecinos y aliados que somos, pero eso es todo.

- Desista de este loco plan. Si quiere recuperar el Virreinato de Drinax, use su ejército para arrebatarle planetas a los secesionistas de la USPLI. Esa sí sería una campaña digna a la que los Portadores de la Llama se unirían con entusiasmo.

Tras una larga espera, la tensión en Las Águilas Sangrientas era tan alta que podía cortarse. Finalmente legaron las esperadas noticias, estaban preparados para entrar en combate, pero la orden de salir del planeta era el mejor curso de acción para la debilitada Quinta compañía. Abrió comunicación con la compañía:

Nos replegamos al espaciopuerto, en orden y manteniendo una posición defensiva. Hay que dar protección a la Séptima. No estamos siendo atacados, no realicen acciones hostiles. Pero máxima alerta, Halcones y Águilas mantengan un perímetro de seguridad entorno a las lanzaderas. No sabemos lo que puede ocurrir en las próximas horas, tal vez nada, o tal vez todo. Si estamos bien preparados para lo peor, al menos no nos pillaran por sorpresa. Todos a sus posiciones.

Tras recibir las órdenes, la enorme tensión de la compañía se disipó, y un estallido de actividad hizo que en un periodo de tiempo muy corto todo estaba preparado para abandonar el planeta cuando llegase la Séptima.

Torbik intentó ocultar su preocupación a sus hombres, pero no estaba seguro de cual sería la reacción del Margrave. Y el ejercito que había preparado podría ser un enemigo demasiado poderoso dada la actual situación de la compañía.

El Margrave Robinoski encajó las palabras del Ignis Prime con gesto ultrajado pero no dijo nada.

Cuando la flota abandonó Henzagawa y quedó claro que la Orden no apoyaría la invasión, el gobernador planetario retiró su participación de la Ofensiva Euriale propiciada por el Cardenal Arcadius Pulsifer Atomik LXII El Piadoso. Sin el ejército de Henzagawa, la Ofensiva perdió empuje y se redujo a un par de escaramuzas fronterizas con Nueva Arkadia.