Partida Rol por web

Fezzorn era una pequeña luna que orbitaba en torno a un gigante de gas en el sistema vecino a Henzagawa. Albergaba a los descendientes de la Liga de la Libertad Fraternal, un grupo disidente exiliado de ideología perniciosa.
Las relaciones entre Fezzorn y Henzagawa se reducían a un cierto tráfico de mercancías en ambas direcciones y naves de indeseables hacia Fezzorn.
Cuando los Portadores de la Llama llegaron al sistema encontraron a la flota de los Paladines Eternos bombardeando y saqueando Fezzorn.

Al final iban a adelantarse o, tal vez, trabajar solas con la Décima, lo cual no las importaba mucho porque eran una Compañía bastante estandar en lo que se refería al uso de armamento y demás. 

-Bien, preparaos para las operaciones. No quiero combates de inicio, vamos a ver que ocurre y obtener información en lo que nos agrupamos todos. Si llegan tarde, daremos apoyo a la Décima como nosotras sabemos, atacando de forma rápida y contundente y desapareciendo de nuevo.

No había que decir mucho más, al menos hasta que llegaran a su destino en el que podrían encontrar cualquier tipo de cosa y que, por supuesto, tendrían que controlar cuanto antes mejor.

Cuando llegaron al sistema, todos los sensores saltaron de todas las formas porque, primero, había una orden de Caballeros en ese lugar y, segundo, todos los datos que tenían no eran válidos. Tenían que hacer algo para controlar la situación.

Las Nyxides estaban al mando de la misión y eso era algo que a un veterano como Castelferro le hacía hervir la sangre. El Ignis Prime no perdía una sola oportunidad de humillar al capitán de la Décima compañía, un oficial condecorado, un héroe de guerra...

Para colmo, en cuanto aparecieron cerca de la órbita de Fezzorn, descubrieron a los Paladines Eternos en pleno bombardeo. Aziz Castelferro no daba crédito al descomunal tamaño del marrón que les había colocado el jodido Margrave. Estaba al borde de la insubordinación, pero no quería perjudicar a su camarada de la Octava. En su lugar, decidió tragarse el orgullo y abrir comunicación directa con ella.

—Capitana, le habla el capitán Aziz Castelferro de la Décima compañía. Eso que tenemos en nuestros radares es la flota de los Paladines Eternos y parecen decididos a tomar Fezzorn por asalto. Debemos ponernos en contacto con ellos cuanto antes, para evitar un malentendido y ¡para averiguar qué coño está pasando aquí, joder! —al final no pudo evita elevar el tono de voz—. ¡Cambio!

La pequeña flota de los portadores de la llama se vio rodeada de repente por tres cruceros clase Stigia con la heráldica de los Paladines Eternos:

-Aquí Roland Urg, capitán de la Durandarte II: Han entrado sin autorización dentro de los límites de Nueva Arkadia, el Feudo de los Paladines Eternos, Servidores de la Dinastía Kronos, Protectores del Tercer Cuadrante y Azote de los Enemigos de la Humanidad. Identifíquense inmediatamente o abriremos fuego. Cualquier maniobra no autorizada será interpretada como una agresión y castigada en consecuencia.

Los Paladines Eternos eran una Orden de Caballeros Espaciales con una larga y gloriosa historia: su señor, Nimrod Arcturus, era considerado uno de los grandes genios militares del Dominio (según a quién preguntaras). Habían participado en los mayores conflictos de la galaxia y salvado innumerables planetas. Además de su mundo natal, los Paladines Eternos extendían su influencia sobre un área del Sector Zarina equivalente a un subsector. 

-Roland Urg de la Durandarte II, al habla la Capitana Ioma de la Portadora de la Verdad, representante de la Orden de los Portadores de la Llama. Hemos venido a investigar ciertos sucesos en este sector. ¿Qué está pasando?¿Por qué bombardeáis ese planeta?.

Mientras hablaba activó el protocolo Orfeo, una operación por la que podía intentar colar a unas pocas tropas de las Nyxides en territorio enemigo para desestabilizar y obtener información; pero ahora mismo no quería mandar a sus tropas a un planeta que era bombardeado, y enviarlas a la nave enemiga para que sabotearan era algo que podría ser peor al no poder salir de allí...

Necesitaba tiempo.

-Hasta donde nosotras sabemos esto es parte del Sistema Henzagawa y es parte del dominio, explicaos por qué esto es "Nueva Arkadia" y en base a qué tomáis potestad sobre este sistema.

En el puente de mando de la Afer Ventus la oficialidad esperaba ansiosa la respuesta de Roland Urg. Estaban en inferioridad numérica y existía un feudo viejo con los Paladines Eternos que databa de la época de las Guerras Civiles. Su situación era realmente comprometida.

—Capitana Iola, creo que debería avisar inmediatamente al resto de la Orden, antes de que estos hijos de perra tengan tiempo de bloquear nuestras comunicaciones —propuso Castelferro impaciente—. Estoy preparando a la Décima para cualquier eventualidad, pero necesitamos medios diplomáticos para resolver esta situación.

El alférez Yaombe, mientras tanto, consultaba los capítulos del Código de los Caballeros, en una búsqueda desesperada de antecedentes similares al caso presente: el encuentro de dos Órdenes con objetivos en conflicto...

Iola hizo un gesto a su oficial de comunicaciones para que mandara un mensaje a la Decima mientras ella mantenía la conversación con  Roland Urg.

-De acuerdo. Avisa a la Orden de lo que esta ocurriendo aqui y que se preparen para lo que pueda ocurrir -era un mensaje cifrado en el codigo de los Portadores y directo al sistema de mando de la After Ventus.

El Capitán Aziz Castelferro recibió el mensaje de Iola y ordenó preparar otro envío cifrado por láser a través de los repetidores de salto hasta el Alto Mando de la Orden. Dada la distancia entre ambos puntos llevaría algún tiempo recibir respuesta, pero era de vital importancia informar de lo que estaba sucediendo allí en Fezzorn para que sus camaradas no cayesen en una emboscada.

—Yaombe, quiero que averigüe cuáles son las rutas de suministros de los Paladines en este sistema, tanto las públicas como las no confirmadas —ordenó el comandante—. En cuanto tengas esa información quiero que la envíes al Ignis Prime junto con el mensaje que voy a dictarte ahora...

Mientras tanto, todo el puente de mando de la Afer Ventus aguardaba impaciente los próximos movimientos de la Orden rival. Todo el mundo era consciente de que iniciar un conflicto entre dos de las Órdenes más cercanas a la corona tendría unas consecuencias nefastas para el Dominio.

-No remolonee, Roland Urg -apuntó de nuevo la capitana Ioma- nos hace preguntas y exige cosas pero no he visto ningún gesto de buena voluntad por su parte. ¿Hemos empezado atacando?¿Hemos empezado asaltando sin preguntar?. Creo que a nadie le interesa que dos Órdenes entren en un enfrentamiento, menos aún cuando una de ellas responde de forma casi directa a la Iglesia Plutónica.

Dejó la frase ahí, para que se diera cuenta de que por muy poderosa y muchos sistemas que tuvieran los Paladines, no podrían hacer frente a la Iglesia y todo su poder.

-Ya sabe que no estamos solos y si hemos venido aquí es bajo órdenes, así que, ¿detiene el bombardeo y lo hablamos como Caballeros con Honor o tenemos que vernos en el campo de batalla?.

Hubo alguna risa de una oficial superior ante el uso del verbo "verse" cuando terminó de hablar la capitana, pues si ellas atacaban no se dejarían ver demasiado.

El proyector holográfico se encendió para mostrar la imagen de un corpulento caballero espacial sin casco. Tenía una densa melena rizada que rodeaba su cabeza como una corona.

-Tu orden no tiene ninguna autoridad en Nueva Arkadia, Portador de la Llama. Los Paladines Eternos son siervos leales al Dominio y no aceptamos amenazas de los perros falderos de nadie. No obstante, que no se diga que nosotros empezamos la pelea. Prepárese para ser abordada, Capitana Iona, vamos a parlamentar. Y no intenten nada raro: la Durandarte II tiene seis cañones térmicos apuntando a la Portadora de la Verdad. 

La Capitana Ioma no pudo evitar sonreír ante la "demostración de fuerza" de Roland Urg y su "prepárense para ser abordados".

-No, Capitán Roland, no seremos abordadas. Son nuestros invitados -dijo con toda la diplomacia que pudo.

Si de verdad creía que se quedarían de brazos cruzados ante una amenaza tan flagrante estaban listos, pero lo que no sabía era si conocía las formas de actuar de las Nyxides. Con una serie de gestos de la mano ordenó que un tercio de sus tropas se prepararan para el combate y se escondieran en su propia nave. Si la cosa no salía bien, tenían órdenes de colocar explosivos en las naves de abordaje de los Paladines para que cuando volvieran a su nave fueran con sorpresitas, puede que incluso un grupo de infiltración, todo se vería.

Si quería meterse en un nido de víboras, Ioma no era su madre para impedírselo. 

-Fezzorn está dentro de los límites de Nueva Arkadia. El Virreinato de Drinax desapareció hace siglos y ya no tiene ninguna influencia. Esa rata de Robinoski simplemente quiere un trozo de un pastel que no le pertenece. 

Los cincuenta Paladines Eternos formaban en cinco filas de diez armaduras refulgentes. Además de sus tólkers, todos portaban grandes armas de combate cuerpo a cuerpo: hachas, mandobles, martillos...

El capitán Urg era el único con el rostro descubierto. 

-Los fezzornianos son exiliados políticos de Henzagawa: han sido reubicados a un nuevo destino. Y se ha descubierto tecnología prohibida en su mundo que probablemente es lo que quería Robinoski. La tecnología ha sido destruida.  Cualquier otra incursión contra nuestras fronteras será igualmente castigada.

El gigante de armadura blanca cruzó los brazos sobre su amplio pecho:

-Dígame, capitana: ¿qué han venido a investigar exactamente?

A bordo de la Afer Ventus se podía cortar la tensión con un vibrofilo. Castelferro mantenía abiertas las comunicaciones en el puente, para que todos los oficiales fueran testigos de lo que pasaba.

—Alférez, transmita al Alto Mando nuestras coordenadas y los mensajes que hemos recibido tanto de la Octava como de los Paladines, añada las rutas de suministros de la Orden rival, la situación política actual de Fezzorn y concluya con el siguiente mensaje: "Solicito órdenes precisas y permiso para entrar en combate en defensa de la Octava Compañía".

Con aquella coda el viejo capitán daba a entender a la Orden todo su descontento con la situación y que no iba a entrar en combate para ayudar a sus camaradas salvo que él mismo estuviera en peligro.

La Capitana Ioma ordeno que las comunicaciones con la Decima fueran continuas para que se enteraran de todo lo que pasaba en el puente de mando de la Portadora de la Verdad.

-Hemos venido a investigar los ataques sobre Fezzorn debido a una petición de un gobernador, y encontrarnos con otra Orden bombardeando el sistema y que amenace segun llegamos, nos descolocó un momento.

Mientras que ella hablaba, las Nyxides se preparaban para poner sistemas de localización y espionaje en las naves de los Paladines, para enterarse de si decían la verdad o no.

-Si la tecnología era prohibida y ha sido purgada, es algo bueno, pero ahora mismo estamos en un punto de desconfianza mutuo. ¿Habria alguna posibilidad de ver pruebas de la destrucción de dicha tecnologia?. Si de verdad es lo que busca el gobernador, saber que ha sido destruida hara que reniegue de sus territorios. Se podria descubrir a si mismo o verse obligado a seguir con su supuesta farsa sin obtener la recompensa que busca.

-Fezzorn es ahora un yermo radioactivo. No queda nada allí abajo. Sus ciudadanos son ahora siervos de mi orden y pagarán su perdón con la moneda del trabajo honesto durante el resto de sus vidas. 

El caballero espacial escupió a un lado. 

-Robinoski no es más que un chacal ambicioso con sueños desmedidos. Y la Diócesis de Zarina lo emplea como peón contra nosotros. La Iglesia Plutónica es una amante despechada que destruye todo lo que no puede controlar... oh, perdonad si mis palabras os han ofendido. 

Roland Urg soltó una risotada.

-Pero si los ejércitos de Henzagawa marchan sobre Nueva Arkadia, las represalias serán terribles. Y aunque tengan a toda la Orden de los Portadores de la Llama para respaldarles eso no cambiará el resultado. Considerad esto una advertencia justa entre caballeros espaciales. 

Por suerte Ioma sabía de números y que una Orden tuviera 15 compañías como poco cuando ellos tenían siete u ocho ahora mismo hacía que se pensase el "largo plazo", aunque no le gustaba nada la soberbia con la que hablaba Roland, alguien le callaría la boca, tal vez ella, tal vez en un futuro no muy lejano.

-Transmitiré la advertencia al gobernador, pero eso será igual en la otra dirección -se encogió de hombros- creo que con esto hemos zanjado los asuntos que nos traían aquí. Enviaré esta información a mis superiores de la Orden para que sepan el otro punto de vista de este conflicto y lo que se trae entre manos Robinoski y la Diócesis Zarina, tal vez estén jugando con algo que no deberían.

Con un ligero gesto de mano despidió al Paladín.

-Espero que nos encontremos de nuevo, pero en unas circustancias menos agresivas o, al menos, más favorables, Capitán Urg.

Cuando los Paladines Eternos dejaron la nave, la capitana Ioma ordenó un escaneo de toda su nave para evitar que hubieran hecho algo parecido a lo que hicieron ellas, y cuando se hubo completado, volverían a casa, a Purgatorio.

-Décima, ya no pintamos nada aquí, pero hemos sacado alguna información valiosa. Volvamos con el resto de la Orden para ponernos al día. Por cierto, ¿sabéis algo de la Diócesis Zarina?. Creo que deberíamos de averiguar si están actuando bajo mano para sacar provechos personales. 

Un suspiro de alivio recorrió el puente de la nave insignia de la Décima compañía, aunque si alguien se fijaba mucho podría pensar que el Capitán Castelferro había mostrado un leve gesto de decepción.

—A sus órdenes, Ioma. Seguimos su ruta para reunirnos con el resto. Excelente trabajo con los Paladines, si me permite decirlo —un leve espasmo levanto la comisura izquierda de su labio—. Alférez Yaombe, consulte las bases de datos y transmita al resto de la Orden toda la información posible sobre la Diócesis Zarina y sobre los Paladines Eternos.

Quince o más compañías era un número que invitaba a pensar en una cercana y cruenta guerra civil.