Partida Rol por web

El olor a sal toma por asalto las narices de Acacia y Foon Xao mientras llegan por fin a la orilla del mar. El Golfo de Corinto se abre a sus pies; a sus espaldas las montañas ocultan la misteriosa y mística Delfos, Centro del Universo.

La arena en Cirra, el pueblo que se prepara para la noche, es gruesa y cargada de energía. Este lugar fue testigo de una de las más cruentas batallas de la Guerra Santa, cuando las Escamas de Poseidón casi derrotan a las fuerzas de Atenea para conseguir acceso al Oráculo, y la primera Armadura Sagrada hizo su aparición para cambiar el curso de la historia.

Hoy Presentamos: Saint Seiya Gaiden: Grecia

 La Profecía del Cielo!

Acacia y Foon Xao dejan lentamente las cajas que portan a sus espaldas en la arena. Relucientes, sus cajas les han sido entregadas por el Patriarca solo una semana atrás: un reconocimiento al fin de su entrenamiento, una advertencia, una obligación. Ambos son Caballeros de Atenea, y solo deben usar sus armaduras en el caso de que sean necesarias.

Acacia respira profundo, el olor del mar es intenso aquí. Puede sentir un Cosmos potente, incluso los restos de la batalla legendaria que se libró aquí hace más de 200 años. A su lado, la manija que libera a Cetus vibra. El pequeño casi puede jurar que siente la alegría de su Armadura.

Foon Xao de pie observa con deleite las luces de Cirra a menos de un kilómetro. No han decido aún qué harán esta noche, si buscar alojamiento en el pueblo, o dormir bajo las estrellas. Perderse tal vez en la contemplación del Cielo que le habla al Oráculo a pocos kilómetros...

Dos años han pasado desde que el grupo de principiantes fueron reconocidos por la Diosa Athena como Santos para proteger al mundo. Pero Acacia, paso los primeros meses meditando sobre aquella eleccion. Era claro que el no habia encontrado a Cetus, sino que este lo habia elegido a el. Aunque jamas olvidaria la sensacion y los recuerdos de aquella poderosa meditacion. Podia ser meramente simbolica, no seria la primera vez que los sentidos de Acacia viajasen mas alla del tiempo y el espacio presente. Aun asi, habia sido demasiado real como para pasarlo por alto. Demasiado real como para compartirlo con alguien mas. De alguna manera, extrañaba a su Maestro, pues este le habia dado siempre indicios sobre un destino incierto al joven. Parecia que de a poco este se cumplia, aunque Acacia lo creyera distinto al resto de sus compañeros, no podia hacer mas que seguir adelante, y esperar que el destino le mostrara con claridad su meta.

Mientras tanto durante esos dos años habia entrenado duro junto a sus compañeros, bajo la tutela de Eleas, Santo de Tauro. Y ahora, junto a Foon Xao, llevarian a cabo su primera mision. No estaban seguros de a que habian ido, o que buscar, seria de reconocimiento, vigila, pero sin lugar a dudas el sitio era mas que famoso.

Se encontraban a las orillas del mar en el Golfo de Corinto, lugar donde Poseidon se habia revelado a Athena en una cruenta batalla. La primera de las Guerras Santas. La primera donde se usaban Armaduras. 200 años habian pasado y la Comosenergia que se sentia en el lugar era impresionante.

Escamas... Oricalchum... Mi Maestro me conto sobre esto. 7 Generales con el nivel de los actuales Santos de Oro, pero cuando estos aun no existian. Debio ser un duro golpe para Athena.

Acacia respiro profundo. Aquel aroma salado le traia recuerdos de su infancia. Felices recuerdos previos a su Maestro. Memorias de cuando tan solo era un pequeño mas en una aldea de pescadores. Entonces recordo la muerte de su padre adoptivo y no pudo evitar asociarlo con Cetus. Un atisbo de enojo paso por su corazon, pero entonces, creyo ver la manija de su Caja de Pandora vibrar, y sonrio. Cetus, el Monstruo Marino, estaba cerca de su hogar. No podia enfadarse con el. No podia culpar a aquella criatura de matar a Vehiott, cuando este atentaba con la vida de sus hermanos todos los dias.

En dos años el joven no habia cambiado demasiado su actitud. Seguia siendo callado y reservado, pero su manera de entrenar se habia vuelto mas decidida. Ya no esperaba hasta el ultimo minuto para usar su poder, y aunque esto no le agradaba, sabia que era para bien. Se expresaba de manera sutil y tranquila, pero aun asi se habia destacado por ser mas abierto cuando estaba en presencia de pocas personas. El silecio lo respetaba, y apreciaba, pero sabia que para muchas personas podia resultar incomodo e incluso insultante.

-Hermoso sitio. El aroma del mar es unico y poderoso aqui. En doscientos años no ha olvidado lo ocurrido. Acacia observaba las olas ir y venir casi sin pestañear. Es un honor estar aqui, y preferiria pasar la noche a la interperie antes que perdernos en la multitud de la aldea.

El joven se sento en la arena junto a su Armadura, como si de un amigo se tratase y rodeo sus rodillas con los brazos, aun con la vista puesta en el mar. Si Foon Xao se quedaba, estaba bien. Y si se retiraba, tambien lo estaria.

Por cada similitud con mi tierra encuentro una docena de diferencias, y aun así tras dos años empiezo a sentir esta tierra como propia. Sonrío por este sinsentido, ya que en estos dos años de entrenamiento incesante apenas hemos salido del santuario

"¿como puedo sentir algo por esta tierra que apenas conozco?" pero eso como tantas es una pregunta que no espera respuesta

Las luces del pueblo me atraen, pero se que Acacia se siente mas cómodo lejos de los grupos grandes y me lo confirma pronto con sus palabras a las que asiento

-¿como podría olvidarse cuando aun viven los que lucharon en esta arena, cuando aun hay quien lo recuerda? el simple recuerdo aviva el cosmos de esta playa. Aquí se decidio el destino del mundo- apoyo mi mano en la caja de Pandora de mi armadura, descansa placidamente a diferencia de la de Cetus, de la que puedo percibir la inquietud. ¿sueñan los Cloth sagrados? otra de esas preguntas

-pasemos la noche aquí, el eco de los cosmos que aquí combatieron  podría revelarnos algo-

Dejando mi armadura junto a Delenias camino hasta la orilla de la playa y permito que las olas mojen mis pies

La noche cayó sobre ambos, a la orilla del mar. Lentamente la oscuridad los arropó y el cielo fue duplo: las estrellas vibrantes en el cielo y el cambiante reflejo en el océano. 

Comieron en silencio, absorbiendo la inmensidad y el poder del mar. Y poco a poco, sobre sus cajas sagradas, los recientemente nombrados Caballeros se durmieron...

Un río tempestuoso corría a sus pies. La orilla verde, frondosa de cesped, brilla entre los pies descalzos del joven oriental; el sonido de algunos pájaros que lo sobrevuelan es dominado y apagado por el estruendo de la corriente. 

De vez en cuando, una corriente particularmente fuerte salpica espuma blanca por sobre el muchacho. Todo el lugar parece brumoso, aunque vibrante de colores. 

En la mitad del ancho río, una roca se eleva por sobre las aguas. Una ondulación en el río llama la atención de Foon Xao: un gigantesco y escamoso lomo se hace apenas visible por un segundo.

De alguna forma él conoce a esa presencia. Casi como si pudiera tocarla con la mente. Sabe que no está allí para hacerle daño...

Sobre él, el cielo... un cielo ondulando y de zafiro. Algunas pequeñas burbujas puntuan allá lejos el horizonte, como rápidas nubes.

El cesped alrededor de Acacia es azulado y se mueve como mecido por una oscilante briza. Extrañas sombras de retorcidos árboles lo cubren; no puede ver mucho más allá. Aunque el lugar le es familiar; no puede proyectar su vista mucho más allá de algunos metros.

Un rumor lo hace volverse rápidamente, con un movimiento entrenado se encuentra sobre sus pies. El sonido es como un gran depredador girando a su alrededor; acechándolo justo fuera de su visión. Un GRAN depredador. Un animal... un ser... temeroso de él? De alguna forma puede percibir que para el ser él es la amenaza, y no al revés.

Murmuros de la noche alertaron a Acacia. El joven Santo de Athena se encontraba ya en guardia, listo para hacerle frente a lo que fuera que alli estuviese. Pero... ¿no habia amenaza alguna?. Entonces el aprendiz relajo los musculos. Sus verdes ojos escudriñaron la zona donde sentia la prensencia de aparentemente un animal. Pero hacia tiempo que el sentido de la vista no era su fuerte. No. Lo mas agudo en su ser era su olfato. Claro que era muy especifico y si se trataba de corrientes marina o flores, el no dudaba ni un segundo en su habilidad. Al tratarse de animales estaba menos familiarizado, pero con la noche encima suyo y la frondosa vegetacion, cerro los ojos y aspiro suavemente, calmando asi su cuerpo, alme y mente.

Comprendia que aquello era alguna manifestacion de su mente pues no veia a Foon Xao por ningun sitio. Parte de su entrenamiento habia sido bucear por las profundidades de su ser, por lo que aquello no seria la excepcion.

Acacia se sento en la suave y azulada hierva. Inhalando y exalando con un ritmo tranquilo y pausado. Con la mente y de manera suave el Santo de Cetus proclama: -¿Has venido a verme? ¿O es que he llegado yo a ti? No hay necesidad de ocultarse, puedes presentarte a mi. Yo soy Acacia, Santo de Cetus, Monstruo Marino. Soy un Caballero de Athena.

Observo el rio y respiro profundamente quedando en paz conmigo mismo, siento la calma de este paisaje que no oculta el poder y la fuerza del rio

"poderoso como la corriente del rio, ¿se puede aspirar a mas?"

Sintiendo la fuerza del rio siento también la fuerza dentro del rio, los montículos en el centro parecen invitarme, se lo que se oculta bajo las aguas y mi espíritu parece enardecerse en su presencia.

Mi cosmos se alza saludando al ser del rio mas adecuadamente que cualquier palabra y empiezo a caminar hacia el metiéndome en el agua en su busca

El rumor se intensifico. Una ola de sonido cubre a Acacia, casi tumbándolo. Un torbellino de polvo se levanta; el pequeño se cubre los ojos con los brazos durante un segundo, y cuando los abre...

Una mole cubre la luz. La luz, que cae en oleadas, como un reflejo acuático, perfila los bordes de un gigantesco ser que flota sobre Acacia. Dos ojos enormes lo observan, lo juzgan.

- Bienvenido, la mole dice directamente en su cerebro. Me gusta que no tengas miedo de mí. Nos gusta, sí...

Tembloroso, como un reflejo en el agua, un hombre se materializa en cuclillas bajo el animal. Una enorme aleta caudal se bate en el aire, como un abanico. Soy Tyss, dice el reflejo de hombre. Soy Cetus. Somos tú, a partir de ahora. Sus bigotes son largos y se mecen como al compas de una marea invisible.

El río corre tempestuoso entre sus pies, entre sus piernas. Foon Xao avanza hasta la roca, y se trepa a su húmeda superficie. El tiempo parece pasar, una eternidad, o un instante... pero finalmente siente una novedad. El agua rebulle a sus pies, y un enorme dragón verde-dorado rompe la superficie del río.

Sobre él, a varios metros de altura, sacude de espuma los largos y rojos bigotes. Foon Xao. Te esperaba... 

Un Cosmos se desparrama desde el dragón, hacia él. Un Cosmos sabio y fuerte.

En una fraccion de segundo, la inmensa figura de Cetus aparecio frente a los ojos de Acacia. Sorprendido, pero a la vez complacido, el joven sonrio a la criatura como lo haria a un amigo. Y entonces, para su alegria, este se comunico con el, resonando con palabras que emanaban poder directamente en su cerebro. Aquello era una sensacion nueva y regocijante. Poder comunicarse sin necesidad de hablar, era algo que siempre habia esperado poder hacer. Y aunque en algun punto sabia que aquello era producto de su imaginacion o tal vez un sueño, al mismo tiempo lo creia real y posible.

Entonces otra figura se presento. Tyss. Y explico ser Cetus y ser Acacia. Y las tres entidades ser una. Comprendia, en parte, ser uno con Monstruo Marino, pero... ¿quien era Tyss?.

Ya una vez Cetus le habia dicho que podia sentir, leer o tal vez saber, lo que Acacia pensaba, tanto en su cabeza como en su corazon, por lo que el joven veia inutil ocultar las cosas.

Saludo con una reverencia a la persona recien materializada. Y con respeto le pregunto -Lo siento, pero no te conozco. ¿O si?.

El Dragón, la mítica criatura de la que tanto me hablaron los mayores en mi niñez, ejemplo de fuerza y sabiduría mientras estudiaba en los cinco picos, siento un temor reverente frente a el, pero al mismo tiempo su poderoso cosmos parece resonar con el mio, sosteniéndome y dándome fuerzas

Desde siempre mi pueblo ha sabido que los dragones gobiernan todas las aguas y el tiempo de modo que no me sorprende encontrarlo tan lejos de mi hogar

-poderoso Dragón, estoy lejos de mi hogar para luchar por la justicia y por la diosa Atenea, para hacerme fuerte y digno de ser uno de sus caballeros y dar la vida si es necesario. Te doy las gracias por concederme el honor de vestir tu armadura-

Tiene poco sentido arrodillarse ante alguien que ya te mira desde tres metros por encima tuyo, y siento que he de mantenerle la mirada si quiero aprender tan solo un mínimo de su sabiduría

La figura ondula, atacada por la risa. El gran Monstruo detrás de él parece sonreir... aunque no tiene labios. Es solo una sensación, como si Acacia pudiera penetrar en sus pensamientos.

- Yo también era tan formal al principio, Cetus? Hehehe. Soy Tyss, y yo también fui Monstruo Marino tiempo atrás. Porté el manto durante la Guerra Santa, contra las Escamas de Poseidón. Derramé mi sangre por Atenea; y parte de mí ahora vive en la armadura. Como parte de tí vivirá en ella, también...

Se acerca, y puedes ver dentro de Tyss, así como también estás en sintonía con el Monstruo. Lentamente te extiende una mano, que comienza a desvanecerse como sangre en el mar, buscando tu cuerpo... El entrenamiento ahora comienza realmente...

El Dragón se mece sobre tu cabeza. No responde, al menos no con palabras. Pero puedes sentir sobre tu piel la sensación de su mirada, como un hormigueo. Algo recorre tu piel, una consciencia de energía y poder. Pero de poder concentrado en un punto, sin ser desperdiciado en siquiera una migaja. 

Parpadeas asombrado y te encuentras cubierto por el Cloth de Dragón. Está húmedo, como cubierto de agua. El Dragón se inclina sobre tí, y comienza a girar. Toda la roca, tú mismo, el dragón, parecen moverse a gran velocidad. El mundo se desdibuja a tu alrededor, y finalmente se estabiliza.

Te encuentras en la base de una gran cascada. Un nombre se forma en tu mente: Rozhan, y sabes que el secreto del dragón se encuentra aquí. Su enorme cabeza baja a tu altura, sus ojos dos gemas azules observándote, esperando... algo.

Miro un momento mas al dragón sintiendo su increible cosmos y luego contemplo la cascada, el agua cae en un torrente increible desde cientos de metros golpeando la lisa roca

"es el agua la que ha dejado esa roca lisa, con el tiempo la destruirá. Es el poder del agua que golpea con fuerza incalculable e incansable. Es el poder del Dragón"

Asiento al Dragón y camino hasta la roca, cuando entro en la cortina de agua siento la terrible presión de su golpe infinito sobre mi, intentando derribarme. Bajo el poder de la cascada cierro los ojos y empiezo a concentrar mi cosmos sintiendo la atenta mirada del Dragón sobre mi

"he de ser digno de esta armadura si quiero servir a Atenea, mi fuerza ha de ser mayor que la de la cascada"

Concentro todo mi cosmos en mi puño y lo proyecto en un golpe hacia arriba con todas mis fuerzas

-!!ATAQUE DEL DRAGON¡¡-

Por una fracción de segundo el agua parece detenerse en el aire por mi ataque, luego cae de nuevo golpeándome con el poder ce cien martillos

La proyección de Cosmos de Foon Xao hace mella por un instante en la implacable corriente de agua. Cuando esta vuelve a azotarlo, siente todo el peso sobre sus hombros. No solo del agua, sino de las responsabilidades por llegar. Como una visión ve a Athenea, radiante en una increible armadura, y su puño volando hacia la oscuridad.

Siente una fuerza a su alrededor, penetrándolo. El Dragón se levanta tras de él, como un espejismo entre la cortina de agua, sus ojos relucientes. Una sensación lo guía, un poder que al mismo tiempo es suyo y no le pertenece lo mueve.

La armadura del Dragón aparece sobre su cuerpo, centelleante. El brazo del escudo se mueve en un arco delante de él, conteniendo el torrente de agua. El derecho retrocede, reluciendo. El Dragón brilla a la espalda de Foon Xao, su fuerza proyectándose en su puño.

- FURIA DEL DRAGÓN!!!!! 

El Cosmos de Foon Xao explota como nunca antes. El Flujo de la Catarata de Rozhan se detiene durante un instante eterno, y finalmente cede ante el rugido del enorme ser que fluye a través del Caballero. 

Como un geyser, surge hacia los cielos.

Con Cetus materializado frente a Acacia, este se sentia seguro, acompañado y complacido, como si se un hermano mayor se tratara. Algo que nunca antes habia sentido. Y aquel hombre, Tyss, se presenta como el anterior Santo de Cetus, Monstruo Marino. De alguna manera Acacia ya lo sabia. Su esencia, su Cosmos, era como verse reflejado en un espejo. Pero fue el relato del Caballero lo que mas llamo la atencion al joven.

-¿Has.. luchado contra las Escamas de Poseidon? El es... poderoso, ¿verdad?. Acacia se mueve con cierto nerviosismo. Es conciente de su admiracion. Y a su vez, no le gustaria ofender a la Diosa. Pero no puede evitarlo. Piensa en aquello durante un momento, pero termina por sincerizarse consigo mismo meneando la cabeza de forma negativa.

-No puedo evitarlo. Desde pequeño me han hecho temer y homenajear a Poseidon. Era un pueblo de pescadores, era costumbre alli. Conoci al Señor de los Mares mucho antes que a la Señora de la Guerra. Y aun asi... soy un Santo de Athena. Asi lo siento. Pero... Acacia mueve su pie derecho y lo observa sin poder mirar al frente. Dices que, ¿has protegido a Athena de Poseidon? ¿Tendre que yo hacer lo mismo? Aunque tuviese el poder, no se si podria.

Acacia cae rendido por el peso de la dualidad. Maldice a su Maestro, por su entrenamiento imparcial. "Proteger a los dioses" ¿Y que haria el si son ellos los que se enfrentan?

Se da cuenta de su incertidumbre,  de su debilidad. Tiene la fuerza para romper rocas con la mano desnuda y quebrar el suelo con una patada, pero su Fe y Determinacion... ¿donde deberia enfocarlas?

Levanta la vista a Tyss, a Cetus, una vista cristalina, verdosa y con una extensa fila de lagrimas por salir. Por favor. Entrenenme.

- Debemos proteger a Atenea, como encarnación de la defensora de la Humanidad. Defendemos el camino que la Diosa nos pone adelante para preservar los regalos de Zeus al mundo. Tyss observa a Acacia con los ojos como dos lagos. Debes estar listo para dar todo por esos ideales; para entregar tu vida...

El monstruo se agita a su alrededor. Un millón de pequeñas burbujas surgen del suelo. El poder del Cosmos... es un poder entregado por los Dioses. Para ellos es natural, mientras que para nosotros es un ejercicio. Por eso mismo, porque ellos no son conscientes del Poder y nosotros sí, podemos palpar sus bordes para elevarlo, esforzarlo... llevarlo al paroxismo.

Tyss comienza a elevarse, hasta fundirse con el gran Cetus. Pero Cetus es una criatura de Poseidón. Los Dioses pueden pelear, pero nuestras son las costas. Con un pie de cada lado, debes buscar el mejor camino entre ambos. Aún un Dios puede equivocarse; es el deber de Cetus velar por los intereses de ambos. Puedes hacerlo, pequeño? Puedes ser... el juez de dos Dioses?

El poder recorrió cada vena, cada sinapsis de Acacia. El poder se desparramó por sus dedos, explotando como cintas de luz. Algo primigenio, un poder para rivalizar a un Dios, a dos, explotó dejándolo casi inconsciente. 

Y dentro suyo, Cetus nadó.