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SS Era Mitológica: La Guerra de Ares

A:S01E05 - Oscuros Secretos

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27/05/2011, 17:11
Director

Las paredes no parecen imposibles de escalar, aunque la misma altura es increible, y un solo paso en falso allí arriba puede precipitarlos al vacío. 

Haru y Céfir se acercaron a la estatua. Algo peculiar les llamó la atención, aunque tardaron en identificarlo: un sonido rasposo, lento, salía de ella. Como dos piedras chocando levemente... tomando el ritmo de sus propios corazones. Podía ser que la estatua tuviera algo latiendo en el pecho? Que realmente, como dijera Lyne, no estuviera más que dormida?

Notas de juego

Escalar es una tirada de atletismo. 

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27/05/2011, 17:21
Haru
Sólo para el director

Notas de juego

Que tenga 5 en atletismo implica que tengo que sacar 15 o menos para superar la tirada?

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27/05/2011, 18:05
Director

Notas de juego

Al reves, 15 o mas. Si no no tiene sentido, cuando más alta es la habilidad, más facil sacarla (dificultad menor, igual a 20-hab) 

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27/05/2011, 18:30
Céfir

Habló ahora en voz baja, con algo de cautela:

-Creo que la primera opción es intentarlo, o despertar a este ser que ha de poder crear o conocer otra salida...pero por lo que el caballero Triángulo nos ha dado a entender no parece que sea muy amable...déjame probar.

Céfir se acercó a la escarpada pared, inquieta pero decidida. En Ródope mas de una vez había tenido que escalar cosas así, pero nunca era del todo fácil. Encajó uno de sus pies en una hendidura pequeña, y marcó el inicio del ascenso. Con agilidad, sus dedos y palmas iban sosteniendole para subir, aferrandose con habilidad nacida de la necesidad se sobrevivir (porque de donde venía, un resbalón de ese tipo era igual a una gran cantidad de daño y con un buen riesgo de romperse el cuello o algo similar...). No le importó lastimarse un tanto las manos con algun borde de corca afilado, pero por fortuna ninguna roca se despeñó demasiado y de hecho la única que durante el trayecto intento jugarle una mala pasada logró resistirle, ayudandose de otro punto de apoyo.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d20
Motivo: Atletismo
Dificultad: 12+
Resultado: 19 (Exito)

Notas de juego

Ya podría haber tirado un sexto sentido o algo xDDDDDDDDD

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27/05/2011, 20:02
Haru

Haru aguardó a que Céfir, más segura en esas lides comenzara a subir por la empinada cuesta. Observó con cuidado dónde la muchacha iba poniendo los pies y qué salientes había para poder sujetarse. Cuando estuvo segura de que podría hacerlo ella también se lanzó a escalar.

Hermano... ¿como estás? Aún siento tu cosmos, debes estar cerca... pero temo por tu vida... ¿Acaso te has encontrado ya con Alterion? Tal vez... tal vez debí haberte seguido.

Con los pensamientos puestos en Shimi y los sentidos abocados a trepar, la muviana siguió los pasos de la aspirante a la armadura de Cisne. A pesar de que ambas eran mujeres, cosa que aún la chica de hielo no conocía, ellas lograrían superar el reto y cumplir con la promesa hecha a Eleas. No dejarían que su muerte fuera en vano.

-¡Dime Céfir! ¿Alcanzas a ver la cima?

- Tiradas (1)

Tirada: 1d20
Motivo: escalar
Dificultad: 15+
Resultado: 18 (Exito)

Notas de juego

Eso! quise poner mas pero me equivoqué :P

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27/05/2011, 21:58
Director

Arriba, arriba y más arriba, hasta que el suelo y la estatua solo eran lejanas vistas, ambos aprendices treparon el traicionero techo. A poco de llegar al agujero -originado simplemente por algunas piedras faltantes en el techo, en apariencia-, sintieron el aire fresco del exterior. Y con él, una fluctuación del Cosmos que rodea al lugar.

Una hora ha pasado ya. Solo quedan dos horas para rescatar la Armadura de Argos de Navio... 

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27/05/2011, 22:36
Céfir

-Si, cuidado con este punto de apoyo, esta inestable- dejó una leve mancha de sangre, otra mas, adornando la pared. Los últimos metros del tramo fueron los mas peligrosos, porque estaban ligeramente curvados en torno a la abertura. Alcanzó su orilla al precio de que los pies perdieran base, y por un terrible momento colgó solo sujeta por sus manos en la cima.

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Demasiado...frío...

Céfir colgaba de la misma forma, sujeta tan solo por sus manos luciendo la túnica blanca y las sandalias que siempre le habían acompañado en su entrenamiento, pero que cualquiera catalogaría de completamente insuficientes a la hora de brindar protección térmica. Sus manos, que hacía horas había dejado de sentir, se encontraban aferradas y de hecho casi incrustadas en la rama mas firme de un árbol viejo y fuerte que había por esos lares. No era la primera vez que estaba allí, y varias marcas de sus propias uñas lo probaban, además de las lastimaduras en las manos de hecho. El frío se llevaba la sensibilidad, y mas de una vez se había hecho daño cuando rascando la madera parte de las uñas se salían del dedo, haciendo brotar apenas un poco de sangre, la única calidez que sentía por breves instantes.

Su respiración era muy lenta, solo el oxigeno mas vital para mantener su extenuado organismo en funcionamiento. Ya no sentía el dolor de las quemaduras de hielo, porque su piel se había enfriado tanto que la sensibilidad se había esfumado también de allí, a la par que tomaba un color ligeramente azulado. Pero no del todo, muy levemente podía percibir el quejido de todas partes de su cuerpo, implorando bajar de allí y buscar el refugio y la protección de la habitación, y quizá encender una hoguera con ayuda de Duve. El no le recriminaría nada...

Pero estos quejidos caían en saco roto. Ella no los escuchaba. Escucharlos le haría imaginar la calidez y el sosiego, e imaginar esto le haría flaquear y volver a sufrir la inclemencia del frío. Permanecer allí, inmóvil y estóica era la forma de sobrevivir.

Había pecado abriendo los ojos. La ventisca enseguida hizo que se sintieran atacados por la gelidez que portaba, y entrecerró los párpados sintiendo humedecer levemente los mismos. Ahora era mucho peor, porque no solo había roto su total concentración por mantenerse en blanco, sino que ua parte de su cuerpo había sido humedecida por esas leves lágrimas diferenciando su temperatura del resto de su anatomía.

Demasiado...frío...quiero morir ya...

Elevó la vista al cielo nocturno. El firmamento en Ródope era generoso, y las luces boreales nunca dejaban de parecerle hermosas. El viento sopló mas fuerte, y le hizo bajar la vista para proteger los ojos. Y entonces lo vió.

¿Cómo puedes estar vivo en un sitio como este?

Allí era muy raro ver aves, y mas aún en pleno invierno. Pero por alguna razón aquel cisne estaba allí, y hacia instantes estaba atrapado bajo un montículo de nieve, probablemente había caído agotado por el frio. Sin embargo en un momento de coraje, aquel había aleteado con fuerza liberandose del peso que lo aprisionaba, y la delicada nieve-polvo resbaló entre las plumas elegantes para hacerse a un lado. Y no dejó su ímpetu hasta que nuevamente se colocó en el aire. Eso era apenas el principio de su esfuerzo, porque el viento y la nieve seguían estando presentes en cada palmo, buscando derribarle de nuevo. Aún así el animal se mantuvo con gracia e impulso en el aire, alejandose de su vista para buscar un refugio mejor. Algún sitio donde pudiera afrontar el duro invierno que le había tocado vivir, en soledad, el resto de sus congeneres habían partido hacia tierras mas cálidas.

Volvió, una vez mas, a sentir verguenza de si misma. Aquel frágil animal había logrado algo que ella estuvo a punto de errar, y solo por esa visión...solo por esa visión volvió a cerrar los ojos con lentitud. El maestro Hayate le buscaría cuando considerara conveniente bajarle de ahí, y hasta entonces permanecería viva. Ahora no oía ni siquiera los susurros de sus quejidos, ahogados por su instinto de supervivencia, que a su vez había sido avivado por el intrépido cisne. Tenía que volver a entrar en sincronía con el aliento de Bóreas.

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Sin mirar abajo y con la mirada fija para no desfallecer por la impresión, Céfir se dió un último impulso y consiguió emerger, y mientras la oscilación del cosmos de Eleas indicaba que una de las tres horas ya había pasado, volvió a inclinarse en el agujero para tender la mano a Haru, que había podido soportar la escalada también. Y una vez que salió ella, recién allí, se frotó las manos para paliar un tanto el dolor, saliendo de la sincronía que se había forzado a adquirir. Tomó algo de aliento mientras esto, y sabiendo que también su acompañante había percibido que el tiempo se les escapaba, se mostró dispuesta a seguir.

-Se que no es el momento mas adecuado para preguntar...y que quizá no sea mi asunto...pero el caballero Triángulo se empeñaba en calificarnos a los dos de chicas. ¿Tú eres...?

Se mostraba algo insegura en cuanto al tema del diálogo tan..."directo" sobre un tema que no estuviera vinculado a los entrenamientos y la actual premisa.

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28/05/2011, 04:38
Haru

La escalada había sido dura. La vista al frente, las manos buscando salientes, los pies cuidándose de no perder apoyo. Ver a Céfir buscar el camino hacia la salida había ayudado mucho a Haru en su ascensión aunque no por ello estaba menos agotada y lastimada que la otra muchacha. No era fácil servir a Athena y ella lo sabía. Ahora debía probar que estaba hecha para soportar aquella presión.

Céfir abordó por fin el tema que tanto temía. La chica era perspicaz y no se le había pasado por alto el trato que Lyne de Triángulo les había dispensado. ¿Habría llegado el momento de  hablar? ¿Podría confiar su gran secreto a la otra muchacha?

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-Dime hermano... ¿por qué el maestro Yaten no me permite entrenar contigo?- la pequeña Haru descansaba bajo un árbol tras una agotadora sesión de lucha con su hermano. El esfuerzo físico la llevaba a los límites de la extenuación pero ella no cejaba en su empeño. -Hermana... hay algo que debo contarte que no sabes y que es hora de que conozcas pues es una verdad muy dura. Mi maestro... no duda de tu capacidad. Sabe que serías una devota servidora de Athena. Pero no te está permitido hacerlo... esa tarea... el honor de portar una armadura sagrada... ¡sólo está destinada a los hombres!-

Haru recibió el impacto de las palabras de Shimi de lleno. Siempre había creído que no era lo suficientemente buena para luchar junto a él. Aprender las tácticas que Shimi a escondidas le enseñaba, le tomaba días y días y no lograba sintonizar del todo su cosmos, como si algo en ella fallara. Pero Yaten creía que ella era buena. Simplemente que era demasiado "ella" para poder alcanzar el honor que su entrega merecía.

-¡No!...¡No puede ser! ¡Dime que no es cierto! ¿Por qué? ¿por qué una mujer no puede servir a la Diosa como lo hace un hombre? ¿Acaso no puedo ser tan veloz como tú, hermano? ¿acaso no he aprendido a resistir física y mentalmente como lo haces tú? ¿Por qué entonces mi cosmos no es tan bueno como el tuyo?- lágrimas de frustración y rabia corrían por su rostro. El mundo era cruel, la vida injusta. Pero ella no se rendía, igual seguía intentándolo.

-¿Por qué Shimi? ¿Por que?- su hermano la abrazó con ternura, conteniendo su llanto, soportando sus pequeños puños mientras golpeaban sobre su pecho. -No lo sé hermanita. Pero no temas. Yo te ayudaré a llegar al santuario. Seguiremos entrenando día a día nuestro cuerpo y nuestro espíritu. Alcanzaremos el valor y el poder que un Santo de Athena debe tener... y cuando eso ocurra, cuando Yaten me envíe al santuario, tu vendrás conmigo. Si no dejan entrar a chicas, será un niño quien me acompañe, pero no dudes que te ayudaré a demostrar que eres tan buena como cualquiera de nosotros para defender la Verdad y la Justicia que la Diosa Athena promueve y desea.

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-¿Realmente quieres saber qué soy?- los ojos de la pequeña se tornaron profundos, casi sabios a pesar de ser los de una niña aún. -Soy un instrumento en las manos de Athena. Estoy a merced de sus deseos y sé que daré por ella mi vida y que se la haré pagar cara al enemigo que me la arrebate. Soy una saeta, soy un escudo, soy un paredón. Soy cosmos y soy carne, soy una cuerda en el arpa de su sinfonía. No conozco la palabra rendición, no sabré jamás qué es retroceder- a pesar de las palabras sombrías y duras, la voz de la pequeña se oía serena y cálida, brindando confianza y buscando acercar a su compañera. -Pero estoy segura que lo que querías saber es otra cosa- dijo sonriendo por primera vez en aquel día. -Sí, soy una chica como tú.

Libre de haberse quitado el peso de esconder su secreto, sabiendo que Céfir comprendería mejor que nadie su posición y que no la traicionaría, miró al cielo soñadora.

Shimi.

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28/05/2011, 19:12
Director

El cielo devolvió a ambas muchachas, juntas en la cima de la colina, sus miles de brillantes ojos, inmóviles por el encantamiento y la voluntad de Eleas. El tiempo no seguía su cauce, y sin embargo, ambas aprendices habían crecido en esta hora pasada.

Detrás quedaba el camino bajo la roca. Detrás el grupo, y adelante el futuro. Una estrella fugaz cruzó el firmamento, y sus constelaciones brillaron fuertemente. Se tomaron las manos, dudando tal vez pero deseando el confort de la otra, y sabiendo que esa estrella era un imposible bajo el Viaje del Argos... y aún así el Cosmos de Eleas, y las Constelaciones de Cisne y Andrómeda, las protegían. 

Un viento cálido sopló desde el valle que se extendía a sus pies. Allí debajo brillaba una cinta de agua, un pequeño velero amarrado a un muelle decrépito... un enorme guerrero de roja armadura.

- Vamos? preguntó Haru.

- A por él, contestó Céfir, y ambas comenzaron el descenso, a la carrera.

Fin del Episodio 5