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SS Era Mitológica: La Guerra de Ares

A:S01E14 - El Filo que Destruye las Estrellas

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26/08/2011, 21:42
Elean de Tauro

La puerta se abrió, y Elean volvió a entrar. Tomó entre sus manos los restos de la armadura de Argos Navis y observó a los aprendices limpios y cambiados, asintiendo levemente. Es hora.

Sin más, los guió hacia fuera, a la sala de audiencias del Patriarca.

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26/08/2011, 21:44
Director

La sala es enorme, rodeada de decoradas columnas. Doce columnas, 6 a cada lado, cada una bellamente decorada con dibujos relativos a las constelaciones mayores del cielo, el Zodíaco.

Entre ellas, una gruesa alfombra carmesí llevaba a una plataforma elevada en la cual descansaba el pesado trono del Patriarca. Allí se encontraba sentado él, envuelto en una túnica blanca, con un collar de cuentas multicolores dando varias vueltas a su cuello y descansando sobre su pecho.

En la cabeza porta el casco del patriarca, que sume a su rostro en las sombras.

A cada lado, de pie y firmes, cinco Santos Dorados resplandecientes en sus armaduras: Virgo, Sagitario, Piscis, Acuario, Capricornio. Elean se acerca y deja a los pies de una sexta persona los restos de Argos Navis: un Caballero de Plata que tanto Haru como Shimi reconocen inmediatamente: Yaten del Escultor.

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26/08/2011, 21:49
Gran Patriarca

- Adelante, dice el patriarca, indicando a los niños que se acerquen. Estos avanzan hasta quedar, en ordenada fila, frente a él. Elean toma su lugar junto con los otros Caballeros Dorados. Sika porta una mueca, observándolos divertidos.

- Un intruso logró penetrar el Santuario. Un intruso que podía hacerlo porque, alguna vez, perteneció al Santuario. Un asistente surge de entre las sombras y deja, con cuidado, en el suelo una Caja de Pandora: La Hydra Macho, la Serpiente de Mar de Múltiples Cabezas. Un antiguo caballero, que ha tomado la vida de un gran guerrero, Eleas de Argos Navis.

- Ustedes... ustedes lo persiguieron. Ustedes, casi sin entrenamiento, persiguieron al agresor en búsqueda de la Armadura. En ese intervalo, han roto varias reglas... Sika emite una breve y seca risilla. Pero lo principal, es que han vestido armaduras de la Diosa Atenea. Y esas armaduras solo pueden ser utilizadas por caballeros.

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26/08/2011, 21:58
Jhure de Cáncer

El Patriarca calla, y tanto Elean como Sika parecen a punto de dar un paso adelante para replicar. Sin embargo, son interrumpidos por un destellos tras los aprendices, que se vuelven sorprendidos.

- No es cierto, Hirau, Patriarca, dice Jhure rápidamente. Dos de ellos, al menos, fueron nombrados por mí. Apoya sus manos sobre los hombres de Foon Xao y Delenias. La Prueba por Batalla. Nadie, dice enfáticamente, mirando a Sika fijamente, nadie puede negar la validez de una prueba de fuego, de sacrificar la sangre por la Diosa, y que las Armaduras así lo elijan.

Su mirada recorre a los demás Caballeros, defensivamente. Y las Armaduras han hablado. Ellos son caballeros. Solo faltan... tecnicismos.

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26/08/2011, 22:02
Soterio de Virgo

El silencio cae sobre la sala. El patriarca aprieta las manos sobre los brazos de su sillón. Varios de los caballeros parecen a punto de decir algo, aunque el que finalmente solo abre la boca aquel que más ajeno parecía, aquel que no habría los ojos.

- Y sin embargo... nunca una mujer portó una armadura ni luchó por la Diosa.

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26/08/2011, 22:07
Sika de Capricornio

- Ha! Exacto! Una mujer no es digna de un manto sagrado! terció Sika con voz triunfante.

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26/08/2011, 22:07
Cruse de Sagitario

Las doradas alas de Sagitario se agitaron levemente. Eso no es lo que dijo Soterio, le reprochó a Sika.

La figura arrodillada junto a los restos de Argos Navis levantó la vista, directo a Haru. Además, no es una. Son dos, completó Yaten.

Notas de juego

Todo suyo...

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26/08/2011, 22:10
Delenias

La grandeza de la sala en la que se encontraban turbó al joven. Cuando vino a entrenar como aprendiz, su objetivo era convertirse en caballero de Atenea. Éste a se había cumplido, mucho antes de lo esperado y de una forma muy precipitada. La armadura lo había elegido para ayudarlo en su lucha contra Altieon.

Pero ahora se encontraba en el salón del Patriarca, donde sólo los más grandes caballeros podían entrar sin ser llamados. No le sorprendió encontrar a Soterio al lado de sus hermanos, como caballero dorado, a pesar de que no sabía quién era cuando les dio una lección. La magnitud del cosmos que percibió entonces sólo podía deberse a un santo de oro, aunque entonces no lo supiese.

Estaba impaciente por descubrir qué sería de ellos, pero no osaría interrumpir a los caballeros. Pensaba dejar que discutiesen entre ellos y luego decidir qué hacer. Tal y como se temía, la discusión se centró en Céfir. Al parecer no estaban conformes con que una mujer portase una armadura, y eso si lograban aceptar que unos desconocidos hubiesen conseguido los mantos.

No le importaba nada de eso. El caballero de Cáncer no se había olvidado de ellos, tenía la certeza de que les defendería, pero aún así estaba decidido. Si querían quitarle a la joven el derecho a llevar su armadura, quien había demostrado de sobra su valía, Delenias renunciaría a la suya. 

Sus cavilaciones se interrumpieron con la revelación del santo de Sagitario. ¿Había otra mujer entre ellos? Miró alrededor intentando ocultar su sorpresa, buscando a la desconocida. Pero tan sólo estaban sus compañeros. Confundido, miró de nuevo al frente. Si era necesario que conociese la solución al enigma, ésta llegaría sola.

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27/08/2011, 00:58
Shimi

Shimi tras asearas debidamente se acerco a su hermana tratando de protegería en todo momento, incluso de las miradas de sus compañeros, su naturaleza sobreprotectora afloraba por momentos.

Finalmente entraron en la grandiosa sala, allí grandes cosmos se reunían, estaba sorprendido y emocionado, era un momento muy importante para el. Y una gran sorpresa ver a su maestro allí, se alegro al verlo, hacia mucho que no le veía.

Ante las palabras de los santos dorados y del patriarca el muviano calló, hasta que Yaten, su maestro insinuó que había otra mujer en el grupo.
Shimi se adelanto y se arrodillo ante su maestro.
-Maestro ante todo, le pido mis disculpas, se que he desobedecido sus palabras y entrene y traje a mi hermana conmigo aquí al Santuario, soy responsable de ello y asumiré las consecuencias, pero....algo en mi cosmos me decía que debía hacerlo, algo importante y grandioso vi dentro del alma de mi hermana.
Creo que Athenea cree en ello y nos ha dado su cálida caricia mientras nos debatíamos entre la vida y la muerte.

Ruego grandes caballeros de Atenea y gran Patriarca reconsideren lo que ha sucedido y vean que todos nosotros somos dignos de portar las vestiduras sagradas pues estamos dispuestos a dar la vida por nuestra diosa Atenea.

Shimi seguía arrodillado aun tras terminar sus palabras

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27/08/2011, 01:17
Foon Xao

Finalmente el palacio del Patriarca, los cosmos de los allí reunidos son apabullantes, y eso que todos están ahora relajados. Mudo por la grandeza de lo que me rodea escucho lo que se dice, afortunadamente Jhure sale en su defensa ya que en ese momento el joven caballero habría sido incapaz de pronunciar palabra

Sin embargo empieza a sobreponerse a el sobrecogimiento cuando empiezan a decir que una mujer no es digna de luchar por Atenea, ellos no estaban bajo el Viaje de Argos, no pueden juzgar a Cefir solo por ser mujer

Entonces el caballero de Sagitario dice que son dos mujeres y lo recuerda, durante el combate cuando alcanzo a vislumbrar la Voluntad Celestial vio con claridad los cosmos de todos los presentes, vio tanto y tan grandioso que la inexperta mente de Foon Xao fue incapaz de retener mas que una ínfima parte de lo experimentado, pero ahi estaba, la otra mujer entre ellos

Mientras recuerda su experiencia Shimi se arrodilla y habla en defensa de su hermana. Cuando termina Foon Xao se adelanta y se arrodilla junto a el

-Patriarca, caballeros, tanto Haru como Cefir han demostrado ser fieras defensoras de Atenea con todas las virtudes que el Maestro Eleas nos dijo que debia tener un caballero. Os suplico que les permitais seguir sirviendo a la Diosa-

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27/08/2011, 02:15
Céfir

En su silencio, Céfir se sorprendió de ver al tranquilo Soterio que antes les había aleccionado,  portar una de las relucientes armaduras de oro. Eso explicaba aquel cosmos excepcional, sin duda.

-Permitan la palabra a esta mujer -pidió, al igual que en el primer encuentro con los santos dorados, hablaba con una máscara de finura y educación exquisita y sumisa voluntad. Reverenció levemente, cruzando brazo el el pecho brevemente- Mi versión la he contado ya a dos de los caballeros aqui presentes. Espero haya llegado ya a sus oídos, pero no tendría problema en repetirla si así lo deseara alguien. Solo me queda agregar que, cuando he llegado, nadie me ha dicho que vuelva o que no pudiese permanecer con el resto de los aspirantes. Se me ha permitido, me atrevo a creer, tener una chance de aspirar a servir al santuario con este gesto. Si me equivoco en esto estaré encantada de que me corrijan. Otra cosa que cabe señalar, aunque parece que ya es sabido, es que nadie a parte de Altieon robó o exigió una armadura. Ni siquiera soñaba nadie en ese momento con que, tal cual sucedió, aparecieran volando de la nada. En mi caso particular y el de Haru, se interpusieron entre una tecnica mortal. Salvaron nuestra vida, como si tuviesen voluntad propia cosa que podría ser muy probable teniendo en cuenta que también se desmontaron solas de nuestro cuerpo.

En esas palabras, no se había movido de su sitio. Tenía la mirada fija y fría en el casco imponente que coronaba la cabeza del llamado Patriarca, de la cual no recibía respuesta alguna mas que el brillo del metal. Aunque sus palabras estaban emperifolladas con amabilidad, esa vista suya era inamovible. Dió unos muy suaves pasos que resonaron en el silencio del santuario, y se pocisionó a unos metros delante de Shimi, como si nada. El secreto de Haru se había revelado, y rápidamente saco cuentas. Un castigo severo repartido en tres sería aunque sea un poco mas llevadero.

-Debo decir que desde hace un tiempo yo también conocía sobre la hermana de este chico. Quien encubre tiene igual o mas culpa que el perpetrador -admitió sencillamente.

-Admito, también, ser culpable de no conocer muchas de las reglas del santuario mencionadas por -fugazmente, un tinte de mordacidad luchó por salir a flote, pero lo atajó continuando con el tono que llevaba hasta ahora- el caballero Sika, e incluso haberlas roto aún en ignorancia que no exonera de culpa. Con gusto aceptaré el filo de Excalibur que como he visto antes, desea que sea mi sentencia. Pero si me concedieran unos ultimos momentos, desearía pedir humildemente respuestas suyas que sin duda, poseen mentes mas tranquilas y menos exaltables que la mia. ¿era lo correcto simplemente dejar huir a Altieon con el orgullo de Eleas de Argos Navis mientras nos refugiabamos y salvaguardabamos la vida? ¿No debimos haberlo hecho acaso? Y finalmente, aunque entiendo que yo no esté en condiciones de pedirla para mi, ¿no merecen al menos estos niños una oportunidad al menos para redimir las faltas que hayan cometido? Incluso me atrevería a decir que tengo bastante culpa en cualquier acción que hayan cometido, por lo cual lo justo es que yo me haga cargo de ellas -con un gesto de la mano había hecho un arco, abarcando a quienes estaban detras.

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28/08/2011, 19:47
Haru

Al entrar a la sala del patriarca el corazón de Haru se detuvo. Allí no solo se encontraba aquella mítica figura, superviviente de la anterior guerra santa. También estaban los caballeros dorados y alguien a quien solo ella y su hermano podrían reconocer... su anterior maestro Yaten.

Su fachada estaba acabada. En ese lugar, con él allí presente, todos sabrían que ella era mujer y que se había infiltrado en el Santuario. La pequeña muviana temió por su suerte y por la de su hermano, quién la había encubierto para llegar hasta allí.

Tal como esperaba, las cosas se sucedieron rápidas, y su maestro no tardó en exponer su condición. Sin embargo, la joven no pudo abrir la boca. Su hermano fue el primero en interceder por ella y luego Foon Xao y Céfir hicieron lo mismo. Pero ella no iba a permitir que los demás sufrieran castigo por su proceder.

-Gracias amigos por sus palabras- la chica le dio un apretón en la mano a su hermano y luego se dirigió al Patriarca.

-Señor, así es. Yo también soy mujer, aunque a diferencia de Céfir, no fui aceptada aquí a pesar de mi condición. Yo engañé al Santuario para poder servir a Athena, así que el castigo que corresponde debe ser solo para mí. Mi hermano no tiene culpa alguna, yo lo seguí camino a este lugar y hubiera llegado aquí tanto con su consentimiento o sin él, ya que mía es la Determinación de servir a la diosa.

Lo mismo puedo decir de Céfir. Ella fue cómplice involuntaria. Fue Lyne de Triángulo quién le reveló mi condición y yo le pedí que no se lo contara a nadie más. Así que no debe ser juzgada por ello.

-Patriarca, le ruego que nos permita seguir aquí. Tanto ella como yo hemos demostrado poder combatir a la altura de cualquiera de nuestros compañeros. Nuestros cosmos son capaces de arder tan alto como el de ellos y las armaduras no nos han rechazado. ¿Qué importa que no seamos hombres cuando nuestra Fe sirve a Athena? ¿Por qué no permitirnos dar nuestras vidas, que ya están consagradas a ella por defender su causa? Por favor, Señor. Déjenos tomar la prueba como Caballeros y si no somos aptas, la propia Athena nos lo hará saber.

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28/08/2011, 21:48
Delenias

El Patriarca aún no había transmitido su opinión ni sus intenciones, y el yelmo impedía ver su reacción a las palabras de los jóvenes. La única opción que tenían era exponer todas sus razones y esperar que se posicionase a su favor. Poco cabía añadir a las palabras de sus amigos, tan sólo podía mostrar su apoyo.

Avanzó los pocos pasos que lo separaban de Céfir y se colocó a su lado. De esta forma, no habría solo una persona dando la cara, sino que habrían dos al mismo nivel.

-No pretendo tener las cualidades necesarias para entender las acciones de Atenea, pero sé que las armaduras vinieron a nosotros cuando las necesitábamos. Foon Xao y yo pasamos por la cueva donde se encuentran todas las armaduras sin portador, podría decirse que encontramos las armaduras y nos las llevamos, pero no fue así-. Hizo una pequeña pausa, recordando el momento en que vio por primera vez la armadura de los Perros de Caza-. No quisiera sonar fantasioso, pero entre tantas armaduras, noté una suave melodía que me llamaba. Era como si alguien gritase mi nombre, sin producir sonido alguno. La sensación venía de un punto concreto, y cuando me giré en esa dirección, fue como si hubiese encontrado aquello con lo que siempre había soñado. La voz me decía qué podríamos llegar a ser juntos, uña y carne luchando por el mismo objetivo.

Desvió la mirada del Patriarca unos segundos, para mirar a Foon Xao. No habían tenido ocasión de hablar sobre eso, pero estaba seguro de que a su amigo le había pasado algo similar.

-Así que creo estar en mi derecho, cuando digo que las armaduras vinieron a nosotros, al igual que fuimos detrás de Altieon.- Utilizó la determinación que había ido ganando conforme hablaba, para tener valor en sus siguientes palabras, que bien podrían provocar la ira del Patriarca-. Si negáis el derecho de llevar la armadura a Céfir y Haru - Por fin había entendido a quién se refería Yaten, ya que la apariencia de Haru era similar a la de Shimi, pero con rasgos suavizados, propios de una mujer. La inexperiencia de Delenias en ese tema le habían inducido al error-, estáis al mismo tiempo negando mi derecho como portador de la armadura de los Perros de Caza.

Nadie había dicho que fuesen caballeros, ni que se hubiesen ganado ningún derecho. Sin embargo, Delenias se apoyó en las palabras del caballero de Cáncer para hablar así y exponer claramente sus intenciones.

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29/08/2011, 16:29
Acacia Solo

El grupo habia llegado ante la mismisima presencia del Patriarca y alli varios Santos de Oro estaban reunidos tambien. Entre ellos, Soterio de Virgo. Algo no le habia gustado de aquel hombre la primera vez que lo conocieron y ahora que conocia su status como uno de los mas grandes protectores de Athena, menos gracia le hacia. Seguia sin comprender como alguien de su altura habia permitido que Eleas peleara solo, y perdiese. No tenia excusa, si era portador de semejante poder.

La presencia de Sika tampoco ayudaba demasiado. Apenas habia conocido pocos Santos de Oro, y uno le parecia un incompetente meditabundo y el otro un arrogante salvaje. Tan solo Alrischa, que poco conocia, parecia calmarlo. Le recordaba a las rosas que en su niñez le permitian seguiar adelante cuando desprendian su dulce aroma.

La reunion se debia a reglas rotas por los aprendices al intentar rescatar el Cloth del Navio, que resulto destruido por Capricornio. Pero mas especificamente, parecia que era aun mayor ofensa que Cefir, y Haru, para sorpresa de Acacia, portaron Mantos Sagrados. Por un momento, el joven se enojo, porque creyo que aquel Maestro Muviano lo habia confundido con una chica, no seria la primera vez. Pero entonces, resulto que se referia al hermano de Shimi.

El reciente Santo de Cetus se quedo en silencio. No tenia nada que agregar, y en verdad, no sentia que fuera lo correcto. La meditacion que habia tenido. Aquel Templo. Su propia vision como un ser todopoderoso. Nada tenia que ver con el Santuario. Tal vez habia sido su propia interpretacion del Monstruo Marino, pero no estaba seguro. Y estaba feliz de haber sido aceptado por Cetus, como para arriesgarlo con tontas e inexplicables palabras. El, como el resto, habian aceptado una mision y la estaban llevando a cabo hasta que... Sus ojos se posaron nuevamente en Sika de Capricornio y prefirio cerrarlos. Ver a alguin asi portando un Cloth de Oro, y a Soterio de Virgo. Mejor ni verlos. Respiro profundo y se dejo embriagar por el perfume que Alrischa desprendia. Inconcientemente el pequeño sonrio, mas calmado, y por respeto al Patriarca y al Santuario, abrio los ojos, para demostrar que estaba presente en la junta. Pero su vista se clavo en los detalles de la Armadura de Piscis. Y procuraba respirar lentamente aquel aroma ni bien un pensamiento negativo y agresivo lo invadia.

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30/08/2011, 02:35
Gran Patriarca

El silencio inundó la sala como una sábana. Las manos del Patriarca se ajustaron a las brazos de la silla; su mirada en el suelo.

- Ah, Jhure. Qué complicado es esto. Eleas... si tan solo hubieras dejado que intervinieran tus hermanos Caballeros... O tal vez, esta misma fue tu última lección, el último Viaje del Argos para un puñado de jóvenes marineros?

Levantó la vista. Sus ojos, rodeados de finas arrugas, eran penetrantes pero pequeños. Se clavaron en los aprendices.

- No, no podemos negar que las armaduras los han encontrado dignos. En cada una de ellas reside la voluntad de nuestra Diosa, en mayor o menor medida, y nunca defenderían a alguien indigno. Seguramente para ellas no hay distinción entre hombres y mujeres... emitió una risilla; Sika conservaba la mueca, pero la cara seria. Elean parecía genuinamente contento. Tampoco podré hacerla yo, entonces.

Las caras de los aprendices comenzaron a iluminarse. Pero existe una regla, una regla ya establecida en el Santuario: la Diosa pidió que sean Hombres quienes combatan por ella. Pero un Caballero... es más que un hombre. Es un alma dispuesta al sacrificio. Me pregunto, entonces... si nadie puede decir que ellas son mujeres, cómo podrán decir que NO son hombres? Que no tienen esa alma?

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30/08/2011, 02:49
Yaten de Escultor

- Con su permiso, Patriarca, dice Yaten desde el suelo. He pensado sobre esto durante largo tiempo. Desde el principio, era obvio para mí que Shimi entrenaba a su hermana a mis espaldas. Intenté disuadirlos, solo para ver si la resolución de la niña era verdadera. Intenté coartarlos, solo para ver si su espíritu la llevaba adelante. Intenté impedir que lo acompañara a Grecia, solo para ver que sus pasos se alejaban juntos.

- En ese tiempo, medité sobre una solución. Y creo que, como aquel maestro del lejano norte, miró a Céfir, yo también puedo decir que esta niña tiene alma de guerrero. Pero no podrá ser nunca un hombre. Su verdadera identidad, entonces, debe ser dejada atrás.

De su espalda produjo una máscara plateada, reluciente. Los rasgos andrógenos eran firmes, decididos. Sonrió. Hice una. Una Cara de Amazona. Con ella, no será una niña. Será un guerrero. Y no habrá violación a ningún mandato.

El Cosmos de Yaten se inflamó en un millón de estrellas relucientes a su alrededor. Un buril se materializó en su mano; la máscara brilló. Una gota del dedo del Caballero de Plata se suspendió en el aire y, donde hubiera una máscara, fueron dos. Ofrezco mi bendición. Y mi solución. 

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30/08/2011, 03:13
Gran Patriarca

- Prueba de Batalla, temple de las almas. 

Las palabras del Patriarca tomaron las máscaras y las dejaron en las manos de Céfir y Haru. Siete nuevos Caballeros tiene hoy el Santuario. Bievenidos, hijos.

Los Caballeros Dorados inclinaron las cabezas, y uno a uno, desaparecieron. Todos menos Elean.

- Elean, Santo de Tauro; tuya será la tarea de guiar a estos jóvenes. Porque tienen el poder, pero aún no saben cómo utilizarlo. Muéstrales... el verdadero poder del Cosmos.

Notas de juego

...y lo que me tienta poner un "Fin de Episodio" XD

Les dejo un post, luego un recap de Elean, y fin... de la Primer Temporada ;)

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30/08/2011, 03:31
Harjas

Harjas estaba anonadado por la magnitud de lo que presenciaba. Cinco dorados, un santo plateado y el patriarca. Juntos. Se sorprendió en sobremanera cuando vio a Soterio. Era un caballero dorado, el perteneciente al signo de Virgo. Su cosmos se elevaba con la altura de un santo dorado, pero de manera diferente, sutilmente diferente. 

El joven persa se abstrajo pensando en Soterio y en el signo de Virgo, cuando la conversación entre los dorados y sus compañeros lo interrumpió.

¿Así que una chica más, eh? Haru...

No sabía por que, pero no lo sorprendía. Dio un paso adelante, sin titubear, con la valentía del ignorante, que no sabe del todo donde está metido.

"Señores, disculpen. Pero el patriarca tiene razón. Todos somos hombres de Atena." Miró a Haru "Y esta niña, esta niña es sin duda una de las más poderosas entre nosotros. Tuve el honor de combatir a su lado, y el manejo de su cosmos es increíble. Sus técnicas son mortales. De hecho, me salvó la vida..."

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31/08/2011, 19:06
Acacia Solo

El Viaje de Argos habia terminado, quizas no en tan buen puerto. Sin embargo, como el Maestro de Acacia le habia enseñado, de cada negativa siempre se puede apreciar algo positivo. Y con la muerte de Eleas, con la perdida de un Santo de Plata, siete Caballeros de Bronce eran reconocidos por la Diosa Athena.

Era cierto que tal vez la batalla, desde cierto punto de vista, podia parecer una derrota. Un Santo caido y una Armadura muerta. Pero Acacia estaba, si cabia la posibilidad, contento de haber sido elegido por Cetus, el Monstruo Marino, de haber recorrido las Doce Casas Zodiacales, conociendo a Santos de Oro como Alrischa e incluso el Patriarca. Y tambien habia conocido a seres elementales como el Agua y el Hielo, sin olvidar de Invierno. Seres miticos que despertaban en Acacia curiosidad y fascinacion.

Estaba claro que el Santuario era un recinto de dioses. Habia olido, sentido, visto, palpado y escuchado cosas inimaginables en apenas unas cuantas horas. Sin lugar a dudas ansiaba comenzar su entrenamiento alli mismo, en el Santuario de Athena.

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31/08/2011, 20:23
Delenias

No pudo ocultar la sonrisa alegre ante la decisión del Patriarca. Ya habían tenido el honor de llevar una armadura sagrada, pero de ahora en adelante serían llamados caballeros. Había cumplido con el objetivo que le había llevado hasta allí, por el que tanto había luchado. Las horas de entrenamiento con su maestro sólo eran fugaces instantes en su memoria, recuerdos felices junto a su amigo. Las magulladuras y los dolores habían quedado relegados al olvido.

¿Qué haría a partir de ahora? Era un caballero, pero no poseía la fuerza y habilidad necesarias. Sus nuevos amigos eran superiores a él, durante el combate habían alcanzado un poder muy superior al suyo. Él tendría que hacer lo mismo, si no solo, con ayuda.

Lograron alcanzar a Altieon, superando su defensa. ¡Al poder de un ex-caballero! Lograré hacer lo mismo, o no podré considerarme digno de tal nombre.

Sentía admiración por sus compañeros, compartía su alegría con ellos, ya que se alegraba de que todo hubiese salido bien. Miró con extrañeza a las máscaras que les daban a sus amigas, pero no dijo nada. No le parecía bien que tuviesen que llevar el rostro tapado, como si tuviesen algo que ocultar, pero al menos las dejarían ser caballeros.