Partida Rol por web

Más de la mitad de los otrora aprendices se han marchado del Santuario*. Dados la oportunidad de salir, la han aprovechado, portando consigo las armaduras ganadas tras el arduo entrenamiento.

Solo tres compañeros quedan aún, sentados a la vera de un lago secreto. Los tres comparten un pensamiento, una plegaria silenciosa.

Una brisa trae un pétalo de las alturas. Se dice que tras estos dos años, el jardín del Santo de Piscis ha comenzado a prodigar hermosas rosas. Tras dos años, ellos son Caballeros de Atenea, y pueden transitar los caminos de las Doce Casas.

Hoy Presentamos: Saint Seiya Gaiden: Santuario!

El Hogar de los Caballeros!

Souga, Aioras y Sadalsuud se levantan, atentos al brillante sol de mediodía. A pocos pasos descansan las Cajas de Pandora; ahora que son Caballeros de Atenea tienen el derecho de portarlas. Pero como el Patriarca les advirtiera hace solo una semana, solo en caso de extrema necesidad. Tanto es así que aún no han abierto las cajas, donde reposan las restauradas armaduras sobre las cuales trabajó con dedicación y amor Yaten, el Santo del Escultor.

Las colocan a sus espaldas y vuelven al camino. Allí arriba asciende, hacia la primer casa, Aries. Luego, Tauro. Hogar de numerosos entrenamientos a manos de Elean durante estos dos largos años.

Los tres comparten un sueño; el explotar su Cosmos defendiendo a Atenea. Pero los tres tienen también sed de preguntas, sed de conocimiento. El camino que sube es uno que hasta ahora estaba vedado...

Han pasado ya dos largos años, nuestros cosmos se han fortalecido y Altieon es un pasado histórico, aunque trágico. Durante nuestro entrenamiento con Elean no Tauro se nos ha exigido al máximo, nuestro cuerpo a punto de colapsar y nuestro cosmos a punto de palidecer, pero todo sea por nuestra señora Athena. Una semana atrás el mismo Patriarca me ha entregado el sagrado ropaje de Corona Austral, el ropaje que juré ante la muerte de mi maestro en el santuario el noble Eleas no Argos no usaría para nada más que proteger y honrar a la sagrada Athena. El verano griego calienta el santuario, se viste de un radiante brillo y un calor casi intoxicante inunda los terrenos del lugar sagrado de entrenamiento para los santos atenienses. Tomo mi caja de Pandora y miro a mis compañeros - ¿Están listos?, quiero conocer el Santuario en su totalidad y presentarme ante la diosa Athena con mi ropaje sagrado como es debido, se que no debemos usarla sino cuando sea estríctamente necesario pero quiero pedir audiencia con su santidad el Patriarca y pedirle autorización para presentarme ante Athena y todos los santos dorados que aquí se encuentren como el santo de bronce de Corona Austral - al pensar en los santos dorados mi mente divaga un instante y concentro mi mirada en la decimoprimer casa, el templo del santo dorado de Acuario - A todos quiero agradecer - digo mirando hacia los templos sagrados esperando la respuesta de mis compañeros

Souga se acerca a la caja de pandora, la misma  caja que hacia dos años le salvara la vida ante Shallone, espiritu del cual aún resonaban sus palabras en la cabeza, varías veces trato de encontrarse con Hatori o con Hirau, pero ambos se negaron diciendo que el caballero de bronce debía entrenar, siempre era la misma respuesta la que Elean traía desde la sala del Patriarca, pero esperaba que ahora la cosa fuera distinta, las armaduras habian sido entregadas y era caballero de pleno derecho, podía volver a transitar por el santuario libremente.

Cuando Sadalsuud hablo, sabía hacia donde irían, así que poso su mano sobre la misma observandola, luego se la coloco al hombro y miro a sus compañeros.

- Bien, comencemos la marcha, ya van varios años sin subir a la sala del Patriarca y quiero ver a mis maestros.

Desde siempre ha vivido en el santuario y nunca habia visto a la Diosa, por lo cual no sabia si su compañero podría cumplir con su deseo, pero no quiso desilucionarlo en vano, varios años habian pasado y lo que sucedia allí arriba pocos lo conocian. Comenzo a caminar hacia arriba, esperando que los otros dos lo siguieran.

Aioras estaba tocando un profundo requiem,una y otra vez las mismas notas apenas estaban comenzando a encajar ,entonando una triste canción.

-Creo que casi tengo ya el réquiem que tanto me ha costado crear en homenaje a nuestro antiguo maestro Eleas.
El réquiem del Argos creo que lo llamare.

Le dijo a sus dos compañeros.

Sí, sigamos adelante.
Mientras caminaban fueron acercándose a la tercera casa.

-Si llegamos a la casa de géminis,¿La cruzamos?
Dijo acordándose de las leyendas que habían sobre aquel caballero

Souga que iba a la cabeza, nego con un movimiento de esta.

- No, iremos por el camino que la franquea, nunca crusaremos esta casa, salvo contemos con la bendición de Geminis.

El camino los demás lo habían realizado una sola vez, pero el varias y siempre franqueando, era por ello que oficiaba de guia, era su casa.

-Esta bien bordeemosla ,sigamos adelante .

Tenia curiosida por lo que habria en aquella casa ahora que lo pensaba nunca la habia cruzado ,¿Que extraños peligros habrian para que Souga no quisiera pasar por alli?

Sin entender el porque claramente habíamos empezado a bordear el templo de Géminis, un lugar misterioso y lleno de tantos mitos que incluso cuando Elean nos llevó por vez primera a la sala del Patriarca tuvimos que bordearlo también. Sougah parece conocer mucho de este santuario, pues depués de todo creció en este lugar, me freno en seco - Sougah - miro hacia el tercer templo mientras dirijo mis palabras a mis compañeros pero principalmente a Sougah - ¿Qué ocurre con este templo?, es decir, al ser el templo de uno de los santos dorados al servicio de nuestra señora Athena ¿no tendríamos el paso libre por él o siquiera el derecho a poder conocer a su guardián?, tanto misterio alrededor de este templo es por demás interesante y quisiera escuchar que historia tienes al respecto - al terminar de hablar miro con una sonrisa amistosa al buen Sougah, que durante estos dos años se acercó más a todos nosotros. El salón del Patriarca estaba lejos aún, pero teníamos mucho tiempo a nuestro favor

Souga parece un poco contrariado por detener su marcha hacia la cúspide del Santuario, pero frena sus pasos y se vuelve a los demás para hablar, en pose aleccionadora.

- El Caballero de Géminis fue encontrado junto a la reencarnación de Atenea de esta era. Inmediatamente, su Cosmos estuvo ligado al de la Diosa, y así fue traido al Santuario. Me contaron que la Armadura de Géminis simplemente se rehusa a estar lejos de él, por lo que fue dejado en la Tercer Casa al cuidado de los criados. 

La sensación que acompaña a la Casa de los Gemelos es extraña. Un Cosmos terriblemente ofensivo, como contenido en un globo a punto de estallar. El aire parece desplazarse lentamente, alterando la visión como si a veces vieran doble. Los santos dorados lo entrenan, para que aprenda a controlar todo su poder. Pero si las historias son ciertas, pues yo nunca lo ví, entonces no puede tener más que 8 años...

Mientras Aioras se queda en silencio frente a la Casa de Géminis, Sadalsuud y Souga suben los restantes escalones hacia la cima. 

La vista de Sadalsuud estaba fija en la onceava Casa: Acuario.

Allí, frente a la cilíndrica estructura, una figura dorada lo esperaba. Las cuentas que decoraban los rojos cabellos de Nestor tintinearon al viento, sus palabras eran cálidas pero el frío de su aliento dejó un escalofrío en el niño.

- Te esperaba, dijo simplemente.

Souga sonrió, saludó con la cabeza y se dirigió hacia los Salones del Patriarca. Una vez allí, la gran puerta de entrada lo saludó como un viejo amigo.

Nestor de Acuario - respondí fría y secamente mientras saludaba presentando mis respetos hacia el guardián del decimoprimer templo - Han pasado dos años desde que me he convertido por voluntad de Athena en el santo de bronce de la Corona Austral, y deseo presentarme ante tí, santo dorado de los eternos hielos como aspirante a ser tu discípulo y algún día, reemplazo para proteger el bien y el honor a nombre de la diosa Athena - todo esto lo decía manteniendo una rodilla en el piso, la cabeza firme mirándole y una sonrisa de satisfacción de por fin poder cruzar palabras con el santo dorado

A medida que iban ascendiendo sus compañero ya sea por curiosidad o atracción iban retrasandose en las casas de aquellos guerreros que le llamaban la ateción, Sadalsuud, no le preocupaba, estaba en buenas manos, pero Aioras se estaba adentrando en terreno peligroso, tal vez los demás caballeros lo mantendrían a raya. Ahora habia llegado su momento, el momento de sacarse las dudas y que tanto Hirau como Hatori aclararan lo que Shallone habia mencionado.

Souga, antes las pueratas de la camara del patriarca se paro para observarlas una vez más, recordando los tiempos en que correteaba por aquél lugar sin preocupación alguna, más que comer divertirse. El caballero del León golpeo con fuerzas el porton anunciando su llegada, y sin esperar respuesta ingreso, caminando por la extensa alfombra roja, para adentrarse por los pasillos hasta la sala en la que el patriarca pasaba la mayoria de su tiempo estudiando.

La entrada de la casa de géminis se hacia mas gigantesca para el caballero de la corona boreal a cada paso que daba.

Sabia lo que hacia o quizás estaría cometiendo una estupidez, la ultima vez que llego hasta allí el mismísimo Elean les había indicado que la bordearan ,por seguridad suponía .
Pero aquello aumentaba aun mas su curiosidad así que con paso firme subió los peldaños y se adentro en la casa ,engullido por la oscuridad del lugar.