Partida Rol por web

Has oido hablar del Estanque de Atenea, producto de sus lágrimas derramadas ante la muerte de los Caballeros en la Primer Guerra Santa, contra Poseidón. Es posible que ese sea el lugar? En el pie del Santuario, fuera de las 12 Casas, se dice que sus aguas pueden curar todos los males y sanar todas las heridas. 

Dos caballeros combaten allí, y evidentemente no es un entrenamiento... sino un combate a muerte en un lugar sagrado! 

Miro a todos mis compañeros y los llamo para que se
acerquen, señalando el estanque digo:

-“Creo que ese lugar
es el Estanque de Athena, un lugar sagrado, en ese lugar se esta combatiendo a
muerte ahora mismo, mi cosmos puede sentir la potencia y el fragor de la
batalla, las intenciones de destruir al otro se hacen notar. Si es una pelea de
100 días, no deberíamos frenarla? Se que suena una locura pero por mi parte
ire, el Amor que siento por Athena me impulsa a frenar esa batalla en un lugar así”-

Comencé a correr a toda prisa, dirigiéndome al estanque.

“Puede que muera por
esto y que los que me siguen también, pero es lo que me impulsa mi corazón,
sientes mi cosmo Alcides? Allí donde estés sabrás que he seguido el camino
correcto”.

Cuando llegamos todos, Artemias habla acerca del Estanque de Atena y un combate a muerte que puede durar 100 días. Los níveles de cosmos son sorprendentes y mientras trato de asimilar las palabras de Artemias este empieza a correr desesperadamente hacia el estanque - ¿Estanque de Atena?, no recuerdo jamás haber escuchado sobre este lugar - empiezo a correr tras Artemias también - Alto Artemias, no puedes ir solo a enfrentar quien sabe que amenaza, aún nuestro poder no es el suficiente como para enfrentar semejantes cosmoenergías - la velocidad que lleva es sobrehumana, sin duda alguna resultado de los extenuantes entrenamientos a los que nos han sometido en tan poco tiempo

 Lo dijo con amor, con amor a Atenea. Yo lo sigo. Doy una pequeña risa, una que ninguno había escuchado de parte de ella. Era dulce, cálida y hermosa; un punto a favor para Rey.

A veces creo que todavía soy una niña. 

Escucho a Sadalsuud y como sigue corriendo con Artemias hacia la fuentes. Cojo a Lucio y a Orrin de los brazos y comienzo a correr en dirección a la fuente y detrás de los otros aspirantes. Nosotros vamos a atrás de ustedes. 

Podía ser el comienzo de una aventura, y no era por eso que hacia lo que hacia, de vez en vez es bueno volver a sentirse como un niño y no olvidar lo que en verdad era.

¿Que será esa fuente?. ¿La fuente de mi señorita Atenea?. No entiendo. Quiero entenderlo.

- ¿El estanque de Athenea? ¿Pelea de 100 días? - pienso.

Justo entonces Artemias echa a correr seguido de Sadalsuud. Reyhan nos agarra a Lucio y a mi del brazo mientras dice Nosotros vamos a atrás de ustedes.

- Sin duda alguna tiene redaños.

- Vamos justo detrás vuestra. Estad preparados. No sabemos que podemos encontrarnos ahí abajo. - digo mientras me esfuerzo por alcanzar a Sadalsuud junto con Reyhan y Lucio.

El Estanque de Athena... Por más que le daba vueltas en su cabeza, Lucio no podía recordar ese nombre de las clases que su maestro le había dado, y eso que a su maestro le gustaba hablarle de ese tipo de cosas, como a Lucio le gustaba escucharlas.

Aún hacía memoria, cuando Rey lo tomó de un brazó y se lo llevó junto a Orrin tras los otros. Lucio sabía que no podría frenarlos, pero quizás pudiera prevenirlos.

_Acerquémonos, pero con prudencia. Si tanto Athena como los Santos Dorados han permitido este combate aquí, quizás no debamos intervenir en él. ¿Podrían ser Santos Dorados combatiendo entre sí, quizás en un entrenamiento?

Llegando al círculo interior de árboles del lago, una onda expansiva sacude las ramas y arranca hojas, y los aprendices deben luchar mucho para siquiera conseguir mantenerse en pie.

En la orilla, un caballero con roja armadura se arrodilla al lado de un cuerpo. Pueden identificar rápidamente a Eleas como el cuerpo, su sangre manchando la arena a su alrededor. Cerca de ellos, al alcance de la mano del caballero de rojo, se encuentra una Caja de Pandora, el sagrado contenedor de las Armaduras de Atenea.

- Hahahahaha! Patético Santo, y a tí te llaman el más poderoso de los Santos de Plata? Poco eres para el poder de mi Amo, y su sangre imbuida en mí!

El hombre extiende su mano y toma, sin esfuerzo, la caja de Pandora. En su lateral puede verse un soberbio y regio barco.

Una cara de sorpresa y de miedo se modula en mi rostro. No sabia que estaba pasando, ¿Quien era ese hombre?, ¿Porque había asesinado a Eleas, nuestro maestro del santuario?. Si estaba en contra del santuario era nuestro enemigo y no lo iba a dejar pasar como si nada.

Por mi Señora Atenea.¿Como un enemigo de santuario ha ingresado acá?. Se que no tengo la habilidad y mi mente es débil, pero hay momentos en los que es mas fuerte el corazón que cualquier otra cosa. Esto no va a quedar así como así.

No era de mi ser la primera en hablar pero no podía dejar pasar las cosas como así. Paro súbitamente mi paso y me coloco en posición de pelea. Con voz fuerte y amenazante me dirijo al presente. -¡Tu!. ¿Quien eres?. ¿que es lo que has hecho?, !responde¡.

Todo esto es una ofensa para nuestra señora. Responde antes de que tu existencia pase a otro plano.

Mi cosmos, completamente blanco, comienza a oscilar. No era mi fuerte las batallas pero esto no podía pasar por alto. No así.

Puede ser....¿Argos de navio?. No podemos dejar que se lleve esta armadura.

Ayer justamente unos muchachos en el entrenamiento comentaban sobre los asombrosos poderes de la legendaria armadura de Argos de Navio; la más poderosa de las armaduras de Plata. Será posible que esa caja cincelada que yace cerca de Eleas sea la mítica armadura? 

- Oh, chiquillos! El Santuario ya no es como antes, ahora hay crios cuidando los lugares! 

El extraño rió, los brazos cruzados sobre el extraño peto. Mi nombre es Altieon. Pero harían mejor en llamarme Señor y arrodillarse, o llamarme Muerte y cavar sus propias tumbas.

Alzó la Caja de Pandora plateada del suelo, para luego volverse hacia un agujero en la colina cercana, una cueva.

 ¿Es que al caso eres sordo, insensato?. Ya te he dicho que no des ni un paso mas si no quieres perder tu existencia. No estoy jugando. 

Cierro mis puños con fuerza, no podía dejar que se robara una armadura tan poderosa como la de Argos de Navio, claro si era verdad que era esta. Ademas de que la muerte de mi maestro no iba a quedar en vano, todo esto no lo podía dejar pasar, no ahora.

Es momento de mostrar quien soy. Mi señora Atenea, guiame en cada momento y no me desampares en este momento. 

Corro rápidamente con toda mi fuerza y salto por encima de el haciendo una pirueta y quedando en la entrada de la cueva. Estiro mis brazos a los lados. No darás ni un solo paso mas. Me coloco en posición de ataque.

La situación en realidad me había dejado perplejo, no sabía siquiera como reaccionar y mi mente apenas si podía coordinar y asimilar toda la información que recibía a borbotones, en un instante de estar con el maestro Eleas y hablar con el misterioso Soterio somos sacudidos y aparecemos en un lugar desconocido para casi todos nosotros, ahora frente a todos está nuestro buen maestro muerto y un infeliz fornachón a su lado, cuando apenas he logrado entender o medianamente comprender lo que ocurre Rey empieza a intercambiar insultos contra el extraño y se abalanza hacia él para atacarle - En nombre de la diosa Atena y en honor a nuestro caído maestro, pagarás con tu vida semejante afrenta contra el Santuario y la bondad del mundo - sin pensarlo dos veces me abalanzo hacia el extraño apoyando a Rey

Cuando llegaron al lago, vieron la fuente de todas esas explosiones de cosmos. Quienes había luchado eran Eleas y un caballero con una armadura roja, de nombre Altieon. Altieon había vencido, y el cuerpo de Eleas yacía muerto a sus pies.

Grande fue la tristeza que Lucio sintió. Pasada la primera impresión que Eleas le había dado, el chico llegó a encariñarse mucho con su nuevo maestro. Lucio se arrodillo junto al cuerpo y lo abrazó, quizás de un modo irrespetuoso, mientras sus compañeros hablaban con el asesino. Altieon había matado al nuevo maestro de Lucio, se había burlado de él, y había subestimado a los aspirantes a santos. Lucio no lo soportó. Apoyó el cuerpo de su maestro delicadamente en el suelo y se puso de pie.

_Mis compañeros hablan mucho, yo no hablo tanto, no con el asesino de mi maestro. ¿Muerte quieres que te llamemos? Puedes voltear y mirarme si quieres conocer el rostro de quien te conducirá hasta ella. ¡El vuelo del ave! (30/15)

Lucio rugió esas palabras, extendió sus brazos hacia los costados, y por un momento en su lugar los presentes vieron una majestuosa ave de un violeta intenso con sus alas extendidas. Lucio movió sus brazos y el ave comenzó a aletear. Lucio avanzó como el ave, dispuesto a arrasar lo que hubiera a su paso. Pocos hubieran sido capaces de distinguir su puño.

 Alzo mis brazos al cielo y elevo mi cosmos blanco a todo dar. La oscilación del cosmos era sorprendente pero mas que todo era hermoso. Muevo mis brazos como el aleteo de un ave y aparece atrás mio la cosmo-imagen de una paloma.

Observo como un ave ataca al enemigo y ahora otro ataque alado venia hacia el.  Corrí con todas mis fuerzas hacia Altieon y todo mi cosmos me cubrió haciendo la idea de un ave cayendo en picada hacia el enemigo.

¡Ala sagrada!. Mis brazos impactan en Altieon agrediéndolo fuertemente.

No darás ni un paso mas.

Todos se habían movido ya, los 4 que habíamos decidir atacar al asesino de nuestro maestro estábamos ya enfrascados en combate con el misterioso hombre que nos había amenazado - El rostro de la muerte no se compara al gélido cosmos que proyectaré sobre tí, toma esto, LAZOS DE HIELO (30/15) - de mi puño cerrado se desprendían un sin fin de pequeños lazos que cubrían rápidamente el cuerpo de Altieon mientras el frío extremo de cada uno de ellos sumados se transformaba en una verdadera tormenta de hielo ante el cuerpo de él acostumbrado a la cálida Grecia, esto permitía que mis compañeros pudieran atacarle con mayor facilidad - Discúlpanos diosa Athena, no es justo atacar todos a un solo blanco pero tendremos que detenerlo a como de lugar y no permitir que corrompa el Santuario

Había sido el primero en llegar y contemplar la escena, era
algo que realmente no esperaba, su maestro muerto y un enemigo tomando el
armadura, no podía creerlo, su furia comenzaba a crecer cada vez mas y mas,
esta era una de esas ocasiones como dijo Soterio donde tenia que matar por un
bien mayor, algo que ya habia hecho antes. Cerro los puños mientras su cosmo
comenzaba a aflorar, un cosmo rojo, tan rojo como la sangre con un aura tan
cortante que estremecía los alrededores cercanos, todos su compañeros, ahora si
podía llamarlos así pues lo siguieron hasta aquí comenzaron a lanzar sus
ataques contra el invasor, Altieon dijo llamarse, un nombre que recordaría
hasta vengar a mi maestro.

Concentre todo mi cosmoenergia en las yemas de mis dedos,
mientras la constelación de un Unicornio aparecía detrás de mi, doble mis
rodillas y tome la postura para atacar, en ese momento, el piso crujió un poco
elevando un par de piedras por los aires con la intensidad del cosmo, mis
sentidos se abrían mas y mas, esperando la abertura que me dieran mis
compañeros para llegar a la nuca con mi ataque…