Partida Rol por web

Los soldados oscuros de Altieon se mueven a una velocidad asombrosa, y los cansados músculos de Orrin y Lucio les advierten que deben elegir pronto el lugar del combate.

La pared curva del Viaje del Argos los rodea, contra el agua; solo queda elegir si será sobre la orilla arenosa, el río o los árboles...

Lucio miró a su compañero y solo vio determinación en su rostro. Estaba seguro de que estaba tan agotado como él, pero seguía adelante sin dudarlo. No importaba el cansacio, no importaba que los soldados de Altieon los triplicaran en número o fueran más rápidos. Su amigo y él cumplirían con su parte como fuera.

_Orrin, rápido, vamos hacia los árboles. Quizás puedan servirnos para ocultarnos y eso dará más tiempo a nuestros amigos. ¿Recuerdas cuando estábamos con Xian, que pudimos despertar nuestro verdadero poder? Debemos volver a hacerlo, solo así podremos ver los ataques de nuestros enemigos y contrarrestarlos. ¡Adelante Orrin! ¡Por Atenea y por nuestro maestro Eleas! Atenea, Eleas, dennos la fuerza para enfrentar a nuestros enemigos por favor.

Así Lucio siguió corriendo hacia los árboles, buscando un escondite que le permitiera tomar por sorpresa a los soldados.

Orrin saltó de árbol en árbol, buscando separar y confundir a los combatientes. Pronto Lucio los pierde de vista, aunque puede sentir el cálido y dorado Cosmos de su compañero luchando en las cercanías.

Los Soldados rápidamente rodean a Lucio y, riéndose de él, impiden que escape de entre ellos.

Con todos los flancos cubiertos, el aprendiz se prepara para lo peor... que resulta ser un poderoso ataque del soldado que tiene a su derecha. Proyección Oscura! 30/15

Lucio se distrajo admirando la destreza de su amigo y compañero Orrin alejándose por entre los árboles a gran velocidad, y arrastrando con él a tres de los soldados que los habían perseguido. Era raro verlo alejarse envuelto en esa reluciente Armadura de Dragón. Esa distracción le costó a Lucio verse rodeado por los tres soldados restantes, que se reían de él al verlo sin escapatoria.

-¡Proyección Maligna!

El soldado de la derecha fue el primero en atacar. De su puño brotaron unas llamas negras que amenazaban con quemar a Lucio. Sin embargo, Lucio estaba preparado. A sus espaldas se hallaban decenas de pájaros, violetas todos ellos, que aleteaban al unísino y en el lugar. El resultado de ese aleteo fue un auténtico Muro del viento (30/10), que dispersó a las llamas en su totalidad, y ninguna pudo pasar siquiera cerca de Lucio. Una vez cumplida su misión, las aves se alejaron hacia el cielo, pero dejando caer una lluvia de plumas violetas que pronto cubrió todo el lugar. Los soldados parecían estar ciegos, las plumas ocultaban todo y no podían verse ni siquiera entre ellos mismos. En ese momento la voz de Lucio resonó en el lugar, llegando de todos lados y de ninguno a la vez.

-Sus débiles ataques no pueden hacerme nada. Cometieron un error al seguirme hasta aquí. Este bosque será su tumba.

Se hizo un silencio, mientras los soldados intentaban, sin éxito, encontrar el origen de la voz. Lucio volvió a hablar.

-Pude detener tu ataque porque lo vi claramente, pude ver todos tus movimientos. Hace no mucho me habría hecho algún daño, pero el día de hoy he atravesado distintas pruebas que me fortalecieron, al punto que esta armadura me ha permitido portarla.

Lucio hizo una nueva pausa. Cuando volvió a hablar se escuchó algo casi nostálgico en su voz.

-Si nos hubiésemos enfrentado hace tan solo unos minutos, en lugar de esta cortina de plumas, ustedes se habrían visto rodeados de ovejas. Pero ya no soy un pastor en busca de su armadura. No se si ya puedo ser reconocido como un Santo, pero ahora que tengo esta armadura, debo modificar mi técnica. Ya no podrán contemplar al Lobo vestido de oveja, pero verán algo similar. ¡Estas son mis Plumas que ocultan! 20/10

El soldado que había atacado antes había consumido casi todo su cosmos en su ataque, no era una amenaza, por lo que Lucio decidió atacar al soldado a su izquierda. Si quería vencer, debía cuidarse de no consumir su cosmos inútilmente. Fue entonces que, como si hubiera sido atravesada por un torbellino, la cortina de plumas se abrió a la mitad para el soldado, y lo que pudo ver repentinamente fue el pibe de Lucio buscando su mentón, tal había sido la patada voladora lanzada por él.

El soldado de la izquierda se sorprende mientras el pie de Lucio vuela raudo hacia su cara. Sin embargo, logra echarse hacia atrás justo a tiempo para evitar el impacto (Giro Fantasma 25/10).

Lucio se pierde entre las plumas que cubren el lugar como copos de nieve. Los soldados se miran entre sí; aquel que ha golpeado se incorpora lentamente. Los tres hacen estallar sus energías para limpiar el lugar del efecto de Lucio, dejando al aprendiz evidente entre tanta pluma y descargando sobre él sus ataques... Puño Oscuro!! (20/10, de #2 y #3)

El Muro del viento 30/10 frustró un nuevo ataque de uno de los soldados, aunque el otro ataque le dio de lleno a Lucio, quien no pudo girar a tiempo. La diferencia numérica era sin dudas su mayor desventaja, aunque no estaba dispuesto a morir aún, no sin haberse asegurado de que Eleas pasara sus últimos segundos al lado de la armadura que había vestido en incontables batallas.

Levantando ambos brazos a los costados del cuerpo, comenzó a moverlos como si fueran alas, y un inmenso ave violeta pudo verse tras él.

-Pueden atacar todos juntos si lo desean, sus técnicas no se comparan a las mías. ¡Vean! ¡El vuelo del ave! 30/15

El ave levantó vuelo y cayó en picada sobre uno de los soldados. El soldado pudo diferenciar el puño de Lucio en una de las alas cuando ya lo tenía a pocos centímetros de su cara. El golpe lo envió varios metros hacia atras, haciéndolo chocar contra un árbol, aunque ya estaba muerto.

-No pueden hacer nada contra un Santo que sirve a Atenea. Sin embargo ustedes no me interesan, solo la armadura. Si se van ahora, los perdonaré y los dejaré vivir. En caso contrario, correrán la misma suerte que su compañero.

Los soldados ven pasar a su compañero volando entre ellos, golpeando con fuerza contra el árbol. Igualmente vamos a detenerte! Vas a morir!! 

Sus gritos son acompañados de dos ataques, aunque ambos se encuentras demasiado agotados como para utilizar sus cosmoenergías (ambos: Melee 5/0)

El final de Lucio estaba cerca, él podía sentirlo. Sus enemigos se encontraban en mejores condiciones que él y poseían reservas de cosmos que él ya había utilizado. En un intento desesperado por hallar el núcleo del cosmos en su interior se concentró, pero el agotamiento y los golpes de los soldados de Altieon no le permitieron alcanzar su objetivo. De uno y otro lado recibió una ráfaga de golpes que no le hicieron mayor daño, solo lo enviaron algunos metros hacia atrás, y él hincó la rodilla y bajó la cabeza.

Pero no la hincó por el cansancio, o como consecuencia de los golpes. Estaba rezando en voz baja.

-Atenea, Eleas, les he fallado. No merezco ser llamado Santo. Prometí seguir hasta el final, luchar hasta haber recuperado la armadura, pero ya poco queda de mí. Sin embargo con mi último aliento daré tiempo a mis compañeros para que lo consigan, ellos sí son dignos de las armaduras que visten. Atenea lamento no haber podido servirte con honor. Eleas, no supe aplicar lo que me enseñaste. Lamento haberlos defraudado.

Hizo una pausa, lágrimas caían por sus ojos.

-Maestro Arthas, padre, finalmente conseguí vestir la armadura, aunque por poco tiempo. No podré cumplir mi deseo de volver a verlos.

Finalmente se dirigió a sus compañeros, no sabía si lo escucharían, él esperaba que si.

-Santos de Atenea, les he fallado. No solo a Atenea y al maestro Eleas, también a ustedes. Espero al menos haber servido de algo y que finalmente puedan devolver la armadura a donde corresponde, y estoy seguro de que así lo harán. Lamento no haber sido más fuerte para acompañarlos hasta el final del camino y ayudarlos contra Altieon.

De a poco el joven se puso de pie. Ya no lloraba, su gesto era fiero. Sin fuerzas y casi sin cosmos, se aprontaba a recibir probablemente el último ataque.

Los soldados ya no reían, simplemente sonrieron con una torcida sonrisa.

Mientras uno de ellos se apartaba y su cosmos oscilaba levemente (#1 Vida x Cosmos 10), el otro encendió su cosmoenergía y descargó sobre Lucio un terrible ataque. Las hojas se levantaron como ante un viento huracanado, mientras el puño del Soldado viaja a gran velocidad contra su cuerpo... (#3 Puño Oscuro 20/10)

Por algún motivo, una vez que tuvieron a Lucio a su merced, los soldados ya no reían. Estaban evidentemente cansados ellos también por la dura batalla, y quizás hasta le hubieran tomado respeto.

Solo uno de los soldados atacó, quizás confiados, y con razón, de que el cuerpo de Lucio estaba agotado, al igual que su cosmos, y que ya no representaba una amenaza.

Lucio vio el ataque del soldado con claridad, pero aún así nada podía hacer. Apenas le restaba un poco de cosmos para defenderse, aunque intuía que no sería suficiente.

-¡Caricias destruyeataques! 10/5

Una gran cantidad de pájaros del mismo color que la armadura de Ave del Paraíso apareció volando por encima de la cabeza del joven, dejando caer a su paso montones de plumas que de algún modo cayeron ordenadas, formando una especie de almohadón que amortiguaba el impacto del golpe del enemigo. Esto dio un momento a Lucio para, solo con un pensamiento, desprenderse de su armadura, que quedó armada a un lado.

-Si no he sido capaz de ayudar a recuperar la armadura de plata, al menos no deseo ser responsable de la destrucción de una de bronce -dijo para sus adentros-.

Apenas alcanzó a decir eso cuando el ataque del soldado finalmente atravesó el almohadón de plumas que lo detenía, golpeando el cuerpo sin protección de Lucio. Para Lucio todo se volvió oscuro.