Partida Rol por web

El vulcano asintió a las palabras de Erika Estaré atento a los próximos sucesos

Tras aquello Sirril se levanto para acudir a la llamada ilenudible del puente

Tras despedirse del Oficial, se dirigió hacia el cello para guardarlo y salir cuánto antes. 

Puteando a más no poder por las incoherencias de la Capitan, encendió su ordenador mientras contaba los minutos para salir de allí. Tenía que dejar un mensaje en la sección y así rogar a que la esperen, esto era ajeno a sus modos, simplemente aquella mujer se las ingeniaba para joder la existencia. 

Una vez que encendió, accedió a su menú de mensajes encriptados y tecleó rápidamente lo necesario para dejar asentado. 

De Alba me ha requerido para una reunión de imprevisto, en una hora estaré libre. 

Disculpen las molestias. 

Erika Schmidt.

Tras dejar el mensaje, aguardó respuesta paciente. Unos minutos más y saldría de allí. 

De Alba me ha requerido para una reunión de imprevisto, en una hora estaré libre. 

Disculpen las molestias. 

Erika Schmidt.

La respuesta solo tarda cinco minutos en llegar, dado la proximidad con la Tierra. El mensaje es breve pero conciso, dejando en claro la importancia de la comunicación.

Única oportunidad de comunicación 03:45 AM. Próxima ventana de comunicación dentro de 26 hs.

Minutos después de la partida de la capitana una tripulante de intendencia llega con ropa genérica para la embajadora. Son atuendos de la flota estelar sin insignias, porque la tecnología de la Tierra no llega a los Sintetizadores. Tan solo poseen resencuenciadores para los alimentos líquidos en el salón comedor y las elecciones también son limitadas.

Todo lo que se usa a bordo de la nave es ingresado a la nave desde las bahías de carga. Desde la vestimenta hasta la comida y piezas de repuesto.

La rusticidad de la nave le recuerda a Shirrazz sus textos de estudio sobre los navíos de su especie hace cincuenta o sesenta años atrás.

En cualquier momento la capitana y los demás llegaran al camarote.

Tras recibir el mensaje, suspiró conforme y apagó el ordenador eliminando todo rastro de su intervención a esta hora desde allí. 

Luego de coger su pad, salió de allí directo al camarote de la Capitán. Esperando que la reunión sea relativamente corta, detestaba estos imprevistos. 

- Aquí Schmidt, ya estoy en la puerta de su camarote esperando, Capitán. - dijo en un tono serio. 

Tras anunciar su presencia en la puerta del Camarote, la Comodoro golpeó la puerta esperanzada de que estén allí o al menos una parte de los citados. 

Manteniendo una postura natural pero determinante, esperó a ser recibida por la persona que se encuentre en el interior de aquel lugar.

De Alba llegó a la puerta de su camarote acompañada de Sirril, el semblante de la capitana era serio, pero se mantenía serena. Sin más preámbulos la comodoro, Sirril y ella entraron al camarote donde aguardaba la embajadora.

El camarote de la capitana.

 

La embajadora se encontró con una habitación ordenada y limpia, donde se exibían varios objetos los cuales era difícil que pasaran desapercibidos.

En las estanterías destacaban varios libros impresos en papel, las ediciones coleccionistas del Sabueso de los Baskerville, Drácula y Don Quijote de la Mancha. Al lado se encontraba una espada colgada en la pared perteneciente a la familia de Alba, dicho objeto denotaba antiguedad y parecía bien cuidada y lista para ser usada. Cerca del escritorio de Cristina, entre algunas fotos familiares y otras de la antigua tripulación de la capitana como primer oficial al mando del capitán Kane. También se podía apreciar un mapa de la Europa del siglo XVI, correspondiente con el máximo apogeo del imperio español, dicho objeto se encontraba perfectamente enmarcado.

Además de todo aquello, se podía observar colgada en una percha una bufanda extralarga de colores, que nunca se la habían visto puesta a De Alba, pero que sin duda debía de gustarle por la posición que ocupaba en la habitación, apartada del trasiego pero a la vista. El otro objeto que también chocaba con el entorno en general que transmitía el camarote de la capitán era un pequeño despertador con una extraña forma, una especie de cabina azul que mostraba la hora.

       

Pero lo más destacable, sin duda alguna era el cuadro que se encontraba presidiendo la estancia, se trataba de un retrato de un hombre ataviado de militar español del siglo XVI, cuya mirada penetrante parecía clavarse en todo aquel que osaba molestarlo, no hacía falta mucho para darse cuenta de la similitud de mirada del individuo con la de Cristina.

El retrato rezaba el siguiente nombre Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, Gran Duque de Alba.

La embajadora se negó a utilizar la ropa práctica de un tripulante de la nave, así que improvisó con lo que había entre la ropa que le habían dejado la capitana para improvisarse un atuendo más "diplomático".   

Antes muerta que sencilla.   Pensó al verse en el espejo.      

Bueno, casi lo estuve.

Esperó a que entraran los mandos de la Excálibur.  Saludó a todos estirando la mano al estilo humano, y al vulcano con ese saludo de cejas levantadas que les es tan característico.  

Ya que estuvieron sentados, las introducciones básicas hechas y los recordatorios de seguridad y secrecía establecidas, comenzó con la sustancia:   Además de lo extraño de que esté aquí bajo cubierta de haber muerto en el atentado, hay algo más.   Sirril y yo les tenemos que contar de un sueño compartido, y no, no me refiero a la idea de formar una Federación entre Vulcano, Andoria y la Tierra, no, es algo más... esotérico. 

¿Por qué no comienza usted Sirril?  No fue que nos encontramos hasta ya después de pasado un rato, ¿verdad?

Tras haber esperado en el pasillo sin que la Andoriana se digne a abrir la puerta, torció el gesto al ver que al fin la Capitán y Sirril llegaron desde el puente. Seria por defecto y con algunas cosas en su mente, se adentró en el camarote mientras saluda a través de un gesto a la mujer. 

No comprendía del todo lo que estaba pasando, así que tras apoyar su espalda contra una de las paredes, aguardó en silencio una vez que tomó la palabra aquella mujer. Lo manifestado resultó ser interesante para Erika, al punto tal de mirar por un breve instante a Sirril y luego regresar a Shirrazz. 

Al parecer el Vulcano era quién debía continuar la conversación, lo cual aprovechó la Comodoro a tomar notas con su Pad. 

Disculpe comodora por no abrirle antes, me estaba vistiendo.  Indicó con modestia.  Eso, y el tema de seguridad.

¿Así que ella es la criminóloga de la nave?  Menuda tarea le espera en descubrir al traidor.  Habrá que tocar base con ella pronto a este respecto pues, con la fama que tienen los romulanos, no dudo ni tantito que sea un sleeper bien plantado desde hace años. 

Volteó a escuchar a Sirril comenzar narrar lo suyo.    

Sirril accedió al camarote saludando nuevamente a la embajadora, tras echar una ojeada a los curiosos artículos que la capitan guardaba en su camarote tomo asiento junto al resto.

La embajadora tomo la iniciativa y Sirril parecía que era momento de poner las cartas sobre la mesa pero lo que el vulcano no esperaba es que tuviera que ser él, la persona que tuviera algo que contar.

A Sirril no le hizo mucha gracia el movimiento de la andoriana obligandole a contar en cierta manera algo que todavía no había tenido tiempo para evaluar el mismo y de lo que no estaba seguro lo que fue.

A lo que la señora emabajadora se refiere, es a una especie de viaje astral o visión que compartimos antes de que la encontrará... pude verla allí antes de que la encontrará fisicamente en la nave después.

- Descuide, se entiende. - respondió a la Andoriana. 

No obstante, lo que más cautivó la atención ha sido lo dicho por ella y ahora por Sirril. ¿Que tipo de experiencias comparten estas razas? Sin dudas era un tema de interés e indagación, pero no pensaba abrumar a ninguno de los presentes. 

- ¿Que sucedió en ese instante compartido? ¿Surgió naturalmente o uno de los dos buscó ese tipo de conexión extrasensorial? - preguntó esperando una respuesta que sirva. 

Las habilidades de los Andorianos eran conocidas, como así también en los Vulcanos, pero que haya cierta compatibilidad sensorial, sin dudas era un punto interesante.

Cristina tomó asiento frente a sus “invitados" observó como la andoriana había escogido uno de sus vestidos para adecentarse, no podía culparla de tener buen gusto. Por lo demás prefirió permanecer al margen mientras la comodoro, el vulcano y la andoriana hablaban... Aunque lo cierto es que estaba realmente preocupada por otro asunto, se sentía muy mal por el destino de la doctora Walker, su doctora, a quien había dejado en el puente sin saber siquiera su respuesta... Era como si la hubiera traicionado y dejado a su suerte... Ni Walker iba a personarla, ni ella misma podría mirarse al espejo sin reprochárselo.

—Señor Sirril, le ruego que no se ande con rodeos, es tarde y preferiría que nos facilitara lo que usted sabe, lo que se nos avecina es... Grandre- intervino para animar a que el vulcano desembuchara .

Sirril asintió, mientras continuaba hablando para iniciar su relato.

La embajadora y yo mismo nos encontramos en un mundo desconocido, las estrellas mostraban una configuración que no me era familiar y el terreno hasta donde alcanzaba la vista resultaba yermo como un desierto. Pronto la escenografía cambio mostrándonos una montaña que rezumaba una fuerza que ambos podíamos percibir...

Nos adentramos en su interior y algo en sus laberinticos pasillos me resultaba familiar, estoy seguro de que tiene conexión con la pirámide que encontramos en nuestra anterior misión. Sin duda de la construcción emanaba un poder psiquico muy potente.

Sirril se inclino hacía delante ligeramente de su asiento como dando enfasis a lo que iba a decir.

En su interior pudimos ver a unas figuras, que parecían vulcanas y andorianas entrando en una especie de esfera, aquella esfera parecía una especie de nave espacial o capsula. Y fue entonces como pudimos ver a 2 naves romulonas capturando aquella esfera antes de que la visión acabará.

La configuración de estrellas vistas desde el planeta era esta.   -La andoriana había prendido el aún primitivo sistema de hologramas de la Excalibur.  Era lo bueno de que fuera una veterana.  En sus juventudes las naves de Andoria contaban una tecnología similarmente básica y le daba cierta nostalgia el poder usarla de nuevo.-  

Según lo que recuerdo esta era la posición de una estrella roja, aquí esta otra.. una clase C, esta más, no, más ángulo, si, esta una blanca...  fue interactuando con el holograma hasta que quedó satisfecha con el arreglo, haciendo pequeños ajustes de cuando en cuando tras momentos de esfuerzo de memoria.  Durante el sueño me hice estas notas "mentales" -dejó escapar una pequeña risita ante su propio comentario, dejando ver a una mujer con un ángulo menos serio que el cotidiano-, las dejé dibujadas en la arena onírica, así que si -se irguió con un gesto de golpear con ambas palmas sus muslos, contenta del resultado- este sería el más probable arreglo estelar, visto desde el planeta, si sirve de algo para darnos pistas, esto es. 

Computadora, genera un listado de los sistemas solares con mayores probabilidades de coincidir con este starscape, desde la perspectiva de un planeta con la estructura descrita por mi y el oficial Sirril. Parámetros de confianza de más-menos dos desviaciones estándar.

Dejó a la máquina procesar mientras volteaba a ver a los demás, esperando sus preguntas. 

La conversación se tornó cada vez más interesante, en especial aquel punto dónde Sirril menciona la clave de todo esto. Tan directo como siempre el Vulcano cuenta lo visto, momento en el cual la mente de Erika comienza a elucubrar una serie de análisis correspondientes a lo dicho. 

- Creo que la visión es clara, en ese lugar hay algo que los romulanos quieren. ¿Han podido ver algo más? -  preguntó curiosa. - Es evidente que esa nave o cápsula que menciona el oficial, contiene algo interesante. La cuestión es... ¿Seguir ese trayecto ya que tenemos la ruta? -  señala lo que muestra la Andoriana. - o.. ¿Pasar por alto esto y continuar con la misión que hay por delante? 

Estaba claro que a la Comodoro le puede el misterio, todo aquello que oculto detrás de si, refleja verdades jamás vistas. Pero muy a su pesar, Cristina estaba a cargo de la Excalibur y las vidas de los tripulantes dependían de ella, como así también de sus decisiones. Erika era una mera supervisora, alguien que puede ofrecer luz cuando la situación se torne oscura, pero nada más. 

Cristina escuchó con suma atención lo que el vulcano y la andoriana relataban, aquello suponía una nueva línea de investigación, un nuevo riesgo a asumir y arriesgar más de lo que estaba, a su tripulación, no le hacía ni la más mínima gracia, pero por otro y lado y a pesar de lo que pudieran pensar los demás, la capitana era lo suficientemente abierta de miras, como para descartar por completo la opción que se le acababa de ofrecer, no obstante era algo que debía ser meditado.

-Ya veo... - dijo mientras comprobaba el lugar que Shirraz le había mostrado para comprobar la distancia que separaba del objetivo de la misión- Hay que elegir entre seguir con la misión o desviarnos para seguir las indicaciones del sueño que ambos han tenido... Suena extraño, esto es algo que deben de admitir, no obstante permitanme estudiarlo y decidirlo mañana, me temo que es muy tarde para tomar una decisión de este calibre- De Alba empezaba a mostrar signos de cansancio y parecía que aún debía de hacer algo más, por la forma en la que miró su intercomunicador.