Partida Rol por web

Enseguida se puso en pie, desde la posición de fuego que había adoptado (tirado contra el mamparo, y disparando desde el suelo hacia arriba.) - Igual por eso le di en la cara.

- Claro serñora, claro, y si acaso también les pedimos que nos pongan un té, que es lo educado que hay que ponerle a las visitas. ¿Desea las pastas de té o de café? Gruño.

Entonces empezó a mirar a los heridos, primero por su hermano MACO, luego por el resto, dejado deliberadamente para el final al mercenario. Cuando se acercó a él, le comentó entre susurros: - Se que eres duro, y que esto a ti no te hace gran cosa. Por eso te he dejado para el final, que el resto es más ... delicado.

Tras eso organizó el grupo. - Señoras, ustedes irán en el medio. Señaló al mercenario: - Tú el primero, con las indicaciones que nos del las "jefas", ya que tus sentidos son mejores que los del resto. Te seguiré cerca, para ayudarte. Entonces señaló al soltado. - Tú el último, cerrando el grupo y protegiendo nuestra nuca.

Les quiero a todos calladitos y si no tienen más preguntas vamos. Entonces empezó a reñir a la gente. Espero que dejen ya lo de los compañeros sin transportar. A mi también me jode perder hermanos y ayuda en esta misión, pero o seguimos o regresamos. Quedarnos preguntando es perder el tiempo y joder un silencio necesario. Así que chitón. Si se puede hacer algo, será desde el centro de transporte. Espero que los hubieran podido traer de regreso a la nave y los hubieran podido energizar allí...si no ... Un cálido abrazo para los del más allá.

Y ordenó de manera interrogativa, pero bajando la voz: ¿Por dónde? Y como buen soldado, mientras esperaba la respuesta revisó sus armas. Ya estaba cansado de : ¿Donde están ... donde están ... están bien ... ? Ni que preocuparse por ellos fuera a ayudarles. Todo lo contrario. Pone más nerviosos al resto, estorba a los que pueden ayudarles realmente y pierden un tiempo valioso, que no solo pone en peligro la misión, sino también sus vidas. Y se propuso a si mismo: - Como vea a la comodoro preguntar otra vez le doy un sopapo, que la mando a la tierra de la ostia. Igual no podía leer sus pensamientos, pero con la mirada que le puso, seguro que lo entendió.

La mente de Sirril es tocada por Shirrazz, entablado una conversación psíquica rudimentaria.

 Aguantando el dolor, y mientras los demás hablaban de lo suyo, me dispuse a felicitar a Dientes de Sable por su buen trabajo. A continuación procedí a registrar los cuerpos de los romulanos muertos, dispuesto a recuperar todo el equipo que levasen. Seguro que La Federación estaría encantados de echarles un vistazo y tal vez pudiera quedarme algo para mi colección...

- Claro serñora, claro, y si acaso también les pedimos que nos pongan un té, que es lo educado que hay que ponerle a las visitas. ¿Desea las pastas de té o de café? Gruño.

El objetivo es obtener inteligencia, soldado.  - le explicó.

Debemos ir hacia arriba.  ¿Los ductos tienen espacio? -les preguntó a todos. 

Se le veía que estaba concentrada, la embajadora tal vez había establecido algo de conexión con Sirril, por la mirada que le daba a la comodora.

Sr. Sirrril, ¿todo bien?  Estamos dentro de la nave, una cubierta abajo de donde tienen a los andorianos.  ¿Ustedes? 

La maniobra del vulcano había sido perfecta, estaba claro que el sigilo no era su fuerte pero en aquella ocasión había funcionado a la perfección.

Tan solo restaba uno al otro lado de la estancia. Sirril tomó el disruptor del romulano caído empuñandola junto a su phaser reglamentario.

El vulcano sintió la voz de la embajadora aunque no era el mejor momento para distraerse.

El oficial se adelanto hacia su objetivo ocultando su movimiento lo máximo posible, cuando no hubo más cobertura posible el vulcano avanzo decidido hacia el romulano a finde acortar la distancia entre ambos al máximo antes de que este pudiera reaccionar.

Las armas de Sirril apuntaban directamente a la cabeza.

No te muevas, dime como funciona ese aparato

El vulcano repitió aquella frase en varios idiomas de los más comunes. Vulcano, romulano, humano...

Esa falla con su phaser la hizo morder su labio visiblemente cabreada, pero pendiente del fuego cruzado ha logrado pasarlo sin un rasguño siquiera. Lo bueno es que la Embajadora responde a su pregunta, permitiendo que Erika asienta conforme. 

- Se lo agradezco... Es necesario encontrarlo. - responde escueta. 

Una vez que el MACO comienza a organizar, chasquea la lengua al escuchar ese tono que está usando hacia la mujer. No le parece idóneo, aún en la situación que se encuentran. 

- Cuide sus palabras y cumpla con su trabajo. - asevera tajante. 

No obstante accede con la idea de ir en el medio mientras los hombres custodian ambos frentes. No se considera una dama en apuros y le resulta molesto que la traten así, pero no piensa ofrecer una queja mientras se mantiene con su phaser apuntando a cada sector visible. 

- Cuidaré de usted mientras puede buscarlo. - afirma segura la Comodoro.

Como cabría esperar, y sin dudarlo, impone silencio, a su manera: - Shhhhh

El oponente reacciona instintivamente, esquivando el disparo con gran agilidad mediante un giro imposible con el cuerpo. Al mismo tiempo, mientras gira en trompo para evitar el disparo de Sirril, desenfunda su pistola disruptora y dispara casi sin apuntar. Todo en cuestión de segundos.
Tampoco el oponente muestra intenciones de dialogar, mas aun cuando su interlocutor abre fuego.

Sr. Sirrril, ¿todo bien?  Estamos dentro de la nave, una cubierta abajo de donde tienen a los andorianos.  ¿Ustedes? 

Me encuentro cerca, pero no hay tiempo. Los Aenar no pueden ser rescatados por ningún medio. Ante el descubrimiento voy a activar la secuencia de autodestrucción. Deben abandonar la esfera.

La respuesta de Sirril es contundente, con su lógica implacable.

No voy a permitir que “ellos” arruinen nuestros planes. Si tu no puedes afrontar eso pues lo haré yo por mano propia.

Que el "otro" Sirril pueda responder a las preguntas mentales de la embajadora significa que nunca dejó de estar presente, suponiendo un problema a los planes del vulcano.

El vulcano sintió la comunicación con la embajadora a pesar de venir de su subconsciente fue consciente de ella.

Aquello pareció despistar al vulcano por un instante lo que hizo errar su disparo ya que el romulano no parecía querer hablar.

Sirril pudo volver a comunicarse con la embajadora y decirle la verdad pero en el fondo deseaba poder estudiar aquello sin in gerencias... Rescatar a los Aenar no era su verdadera prioridad sin saber antes como entender todo aquel saber.

Sirril tenía prisa, lo tenía al alcance de su mano y no estaba dispuesto a que se le escapara de la punta de sus dedos. Antes de darse cuenta había alcanzado al romulano y dejando su fase a un lado agarro la cabeza de aquel ser mientras pellizcaba sus nervios e introduciendo con fuerza sus dedos en sus ojos.

Las pequeñas mascotas peludas se alejaron por cada agujero, en distintas direcciones. Con seguridad pronto comenzarían a reproducirse sin parar, hasta bloquear cada ducto y pasillo, generando el caos propio de su multiplicación. Para ser criaturas sin mente ni inteligencia su utilidad es suficiente.
Luego que el sargento ordenara al grupo y comenzaran a marchar inmediatamente Gaheris saqueó los dos cadáveres, recuperando dos rifles disruptores, dos cuchillos de combate y con algo de tiempo podría salvar una armadura ligera de combate. Aunque para eso los demás deberían esperar.

Lamentablemente los ductos son pequeños, con el espacio suficiente para que entre un niño. Un adulto no cabe dentro.
Pero los ductos quedarían para después porque adelante, luego de sortear una pared, se alza una recamara un poco mas alta que la sala anterior.

La recamara no posee un techo visible, y su estructura circular termina en dos túneles, ubicados en cada extremo donde lo realmente llamativo es la serie de esculturas diseminadas por todo el sitio. Al menos un millar de figuras humanoides se encuentran por doquier, sin mostrar un orden preciso ni una intención aparente.
El equipo de abordaje alcanza a reconocer una treintena de ellas, llegando a la conclusión que cada estatua representa una especie. Lo que deja mas de novecientas estatuas sin identificar.

Aparte de las figuras de piedra en el centro de la recamara se alzan trece monolitos con apariencia de féretros, y enfrente de ellos cinco tronos contemplan la extensión de la recamara en toda su magnitud. Cabe destacar que los tronos tienen ocupantes; sendos cadáveres momificados mas allá de lo identificable.
Sin lugar a dudas el propósito de la recamara es algo que escapa a la comprensión de los visitantes.

No se extrañó en ningún momento que el mercenario recuperase cosas de los caídos.

- Para que no lo recuperen los otros y poder tener nosotros algo más.

Y paciente esperó a que despojase los cuerpos, hasta que se hizo con una armadura, que le parecía un tanto extraña. - Da igual, todas lo son. Musitó entre dientes para si.

Con la incertidumbre de lo que veían al llegar a aquella cámara, le pareció que los muertos, no están muertos hasta que se demuestre lo contrario, a no se que la cabeza esté separada del cuerpo por lo menos unos palmos. - ¿Y esos que son?¿Los que gobiernan el chiringuito?

Y esperó indicaciones de las mujeres, para saber cuales eran las intenciones. Las miró, inquisitivo, con una cara de : - ¿Y ahora qué?

Cuando un humano llega a un nuevo sitio, lo primero que hace es mirar a todos lados. 

Cuando un perro entra a un nuevo lugar, lo primero que hace es otear todo. 

Cuando una andoriana entra a un lugar desconocido, lo primero que hace es escanear psionicamente todo a su alrededor. 

Shirrazz, aun sabiendo que hay peligro en hacerlo, pasó una lectura mental rápido sobre los sarcófagos, y el sitio en general.  Se guareció, dispuesta a cortar la liga mental si percibiese algo abrumante, como un humano cierra rápidamente los ojos ante un brillo deslumbrante, o un perro entra en alerta y huye si el olor que le llega es a humo o veneno. 

Respiró hondo, se concentró. Leyó las energías mentales del sitio. Aire dentro... fuera... calma. 

Interpretó lo que veía y psionía con sus conocimientos en materia de civilizaciones, aliens, etcétera; con todo lo que sabía.

  ¿Que hay aquí que nos sirva para detener la amenaza y rescatar a mi gente? 

¿Rescatar?  Se volteó hacia el resto.  Sirril, o quien pretendía ser Sirril me contactó y dijo: 

"Me encuentro cerca, pero no hay tiempo. Los Aenar no pueden ser rescatados por ningún medio. Ante el descubrimiento voy a activar la secuencia de autodestrucción. Deben abandonar la esfera."  Sonaba contundente, lógicamente implacable, ... falso. 

O es el espía, o es el demogorgon este gigante manipulando mi mente, o sí es el Sr. Sirril pero sin dar más datos para convencernos de cambiar nuestro curso de acción.   En todo caso, yo seguiría, muriendo si se necesita sólo por caer del lado de la esperanza ante la duda, pero ustedes terrícolas no tienen porqué hacerlo.     Ya había criado dos tandas de hijos, nietos felices, estaba dedicada de vida al servicio de su civilización, no tenía nada personal por lo cual valiera la pena huir.  Sus tribbles pronto conquistarían la nave.  

Su curso de acción es lógico, pero puede ser un silogismo, basado en una premisa falsa. 

¿Cómo sabe que no pueden ser rescatados? 

¿Cómo supo como activar la secuencia de autodestrucción si no es su nave?

Lo lógico en este caso Sr. Sirril, es ser escéptica, y esperanzada. 

No hace sentido huir.  Active lo que considere necesario. 

- Mierda. - bufa en silencio Erika. 

- ¿Podría darme la ubicación o una idea de dónde puede estar? No le haga caso, sigan con la misión que yo iré a buscarlo. - responde a la Embajadora. - Tengo mis razones de ir por él, pero usted debe salvar a los Aenar junto a ellos. No haga caso a sus palabras... - afirma determinante. 

Así que mientras revisan el lugar, espera con su phaser en la mano que la mujer le indique hacia dónde ir, tiene que buscar a Sirril. Salvarlo de su propia cruz o maldición, una que ni siquiera puede controlar. 

- ¿El científico también era un psicomante?

No sabía por qué, pero ya no le sorprendía. Aunque estaba feliz de haber visto moverse y rodar a aquellas bolitas de pelo tan graciosas. Entonces acusó la situación: - ¿Entonces qué hacemos? El gigante verde no tenía intenciones de rajarse por una sonda psíquica, que ... como siempre, esperaba que fuera para confundirles. - El enemigo y su propaganda.

 - Yo lo rompo todo y santas pascuas. Así ni nos dan la lata ni pueden usarlo contra nosotros. Ala. ... Y esperó a ver que decidían. - Pero si hay patrullas es que temen infiltraciones, y si las temen, es que estas pueden hacerles daño. Y no era mala idea. Destruir desde dentro y listo. ¿Cómo? Lo que Unger siempre temía eran detoncaciones tanto en los campos de contención energéticos de las fuentes de potencia de la nave o sus Santa Barbaras.