Partida Rol por web

Desde la Excalibur el grupo se transporto exitosamente a la esfera-nave que se encuentra en el centro del kraken interdimensional. Todos llegaron en una pieza, a diferencia de la anterior ocasión cuando la interferencia causó la falla en la señal de algunos compañeros y por consiguiente la muerte de ellos.

La diferencia significativa es la ubicación de destino. Una oscura antesala que destaca al centro de comando.

La antesala es precedida por un amplio túnel, el cual posee el tamaño para que dos lanzaderas quepan en él. Su composición es ajena a los tripulantes de la NX, siendo un amalgama de metal y roca, pero sin llegar a determinar su micro-textura interlineada.

El sonido zumbante de la maquinaria alienigena es lo suficientemente alto como para cubrir cualquier otro sonido que pudiera alertar a los soldados romulanos que patrullan la nave. La comodoro, y su grupo, en la vez anterior se toparon con dos de ellos.

El aire es frio como en la tundra de Rusia y la penumbra completa el cuadro lúgubre del interior de la nave-esfera. La poca iluminación llega desde las paredes semicirculares del túnel, siendo haces de luces provenientes del cableado lumínico en el interior de la estructura.

A varios metros se alza una puerta circular de tamaño significativo que es custodiada por tres figuras parcialmente ocultas en las sombras. El tenue brillo violáceo de sus armas los delata.

Nada más llegar, Aakesh sacó el arma y la puso en modo aturdir. Se quedó quieto unos segundos, el teletransporte y la rapidez al reaccionar nada más llegar a su destino le provocaron un ligero mareo, del cual se recuperó enseguida.

Odio el teletransporte

Hizo señales a sus compañeros para que le siguiesen pero se detuvo en seco

No conozco nada de este lugar, ellos sí

Hizo señas a la comodoro y a Sirril para que fuesen delante, él los cubriría desde atrás. Poco a poco se adentran en la nave, pero se detienen a cierta distancia de una puerta donde hay unas figuras

Guardias

Aakesh cambia el modo del arma a matar e intenta esconderse, aunque no encuentra un lugar adecuado para hacerlo.

¡Mierda!

El hecho de pisar aquel lugar implica un montón de recuerdos que reflejan en la memoria una línea por donde seguir y no cometer el mismo error, algo que conlleva a tomar diferentes decisiones en las mismas circunstancias. No obstante, ante la presencia del enemigo, Erika realiza unas señas al Vulcano y a su amigo para esconderse. 

Tras hacerlo, espera paciente el movimiento de su entorno en general. 

El zumbido del transportador fue lo último que Sirril escucho antes de materializarse de nuevo en la esfera. Tres sombras parecían moverse al final del pasillo, el vulcano trato de echarse a un lado antes de que se dieran cuenta de su presencia.

La comodoro había elegido el flanco opuesto desde donde hacía señales, mientras que el primero quedó en tierra de nadie.

Por un instante la comodoro parece que va a quedar a descubierto pero en el ultimo instante encuentra el refugio adecuado.
Los soldados descubren la figura del primer oficial, solo para actuar de forma precisa y marcial. Activando sus armas dos de ellos avanzan a toda prisa hacia el XO disparando parcialmente a ciegas a Mukherjee. Los mortales rayos dan en el techo y en las paredes, dejando al tripulante en el medio del baile mortal.

El tercer soldado toma refugio detrás de una columna junto a la enorme puerta circular. Allí comienza a presionar botones en una consola junto a la pared.

Esconderse no era el punto fuerte de Sirril, pero de forma inexplicablemente ágil salto a uno de los laterales antes de ser descubierto por los centinelas. La comodoro en el otro flanco parecía también haber pasado desapercibida.

El vulcano hizo una señal a ambos, a Erika para que mantuviera la posición y a Mukherjee para que retrocediera por el pasillo, los romulanos con su clara superioridad y jugando en casa seguramente perseguirían al intruso dando así la perfecta oporunidad a Sirril y Erika de saltar sobre ellos en el cuerpo a cuerpo.

La suerte esta vez está de su lado y tras esconderse luego de un pequeño tropiezo, nota que el primer oficial es un elefante en una chatarrería.

Negando con la cabeza, aún con su phaser en la mano, asiente ante la seña del Vulcano mientras observa escondida y escucha los disparos de los Romulanos. 

Cómo es de esperar, está dispuesta a atacar cuerpo a cuerpo si es necesario, rara vez se amedrenta por un par de Romulanos con ganas de dar guerra. 

Aakesh aunque lo intentó, enseguida se dio cuenta de lo torpe que había sido, quedando expuesto a los guardias romulanos. Afortunadamente erraron en sus disparos, siendo aprovechado ese momento por el hindú para alejarse. Observó a sus compañeros y las indicaciones de Sirril

¿Quiere que haga de cebo? ¿se querrá librar de mí?

No se atrevió a disparar, buscaba un lugar donde parapetarse y devolver el fuego.

El primer oficial corrió hasta encontrar un sendero custodiado por sendos pilares y dos corrientes de agua brillante. Las columnas de piedra y metal son lo suficientemente grandes como para proteger a Mukherjee y devolver el fuego con mayor seguridad para el.

Su carrera es seguida de cerca por los soldados enemigos, los cuales disparan en su rápida marcha con la intención de acorralar a su presa. En cambio es la oportunidad perfecta para Sirril y Erika.

No había tiempo que perder y si los romulanos se parapetaban quedarían bloqueados.

El vulcano permanecido tras una columna dándoles una sensación de superioridad preparando el momento.

Cuando al fin Sirril tuvo a uno de los romulanos a su alcance se abalanzó sobre su cuello para dejarlo fuera de combate.

Aakesh pudo ver en la penumbra unas columnas, el lugar adecuado para parapetarse y defenderse. Notó los disparos de los romulanos por lo que aceleró la carrera.

Os vais a enterar

En cuanto llegó a la primera columna, respiró unos segundos y se dispuso a disparar. Pudo observar como Sirril luchaba con uno de los romulanos, por lo que se centró en disparar a los otros dos, disparando al que tenía más cerca.

Haciendo uso de su conocimiento en Artes Marciales, Erika aguarda durante un instante al igual que el vulcano y en cuanto tuvo posibilidad de atacar por sorpresa, así lo hizo al intentar coger el cuello del Romulano para girarlo bruscamente así cae en el suelo inconsciente. No es la idea asesinarlo, pero si mantenerlo inactivo mientras avanzan. 

Muk abre fuego y la Comodoro intenta que no le dé a ella o a Sirril en medio del fuego cruzado. La cuestión es hacer el menor bullicio posible y los disparos por defecto atraen a todo el mundo. Así que tras indicar al Primer Oficial que cese el fuego, se mantuvo atenta para atacar al otro enemigo. 

El ataque por sorpresa de Sirril es adivinado por su oponente y esquivado con gran soltura para desenfundar una espada corta y arremeter contra el oficial científico. Todo en cuestión de un segundo, lo que demuestra la habilidad extrema de los soldados.

Para fortuna de Sirril la hoja del enemigo realiza un arco mortal donde un instante previo estaba su traquea. Ahora el oficial se encuentra en peligro real con un oponente dispuesto a partir por la mitad al vulcano.

A pocos metros de Sirril se encuentra la comodoro quien salta encima del soldado romulano para intentar acabar con el mediante una especie de llave sobre el cuello. La situación acaba en un forcejeo donde el oponente tiene a la comodoro sobre su espalda con una presa sobre el cuello.

Mukherjee ahora puesto a cubierto se dispone a disparar sobre el enemigo, hiriendo al soldado que Erika intenta ahorcar. El disparo por poco no da a la comodoro por no tener en cuenta que el forcejeo es un arma de doble filo cuando se intenta hacer diana sobre el romulano.

El tercer soldado todavía se encuentra junto a la puerta circular, intentando abrir el acceso. Desde luego el alcance con las armas de fuego es limitado desde la distancia actual.

El romulano se consiguió safar como si nada pero Sirril no hizo menos esquivando sin problemas su precipitado disparo.

El oficial rápido como siempre se lanzó con ambas manos sobre el guardia propinado un fuerte golpe en la nuca para dejarlo fuera de combate y sin mirar atrás se dirigió hacia el romulano que manipulaba la puerta.

Si conseguía abrir la puerta los dejaría atrás bloqueando el acceso así que Sirril lanzó ese último golpe fuera o no suficiente con la esperanza de que el primero acabará el trabajo si fuera necesario.

Sirril tenía un nuevo objetivo en mente y el romulano un serio problema.

Muk apuntó de nuevo. La primera vez había alcanzado al romulano que luchaba contra Erika, pero no estaba seguro si con el disparo habría herido a su amiga, por lo que cambió de objetivo. Sirril estaba enfrascado en la lucha con su oponente, por lo que se decantó por disparar al romulano que no tenía a nadie.

Si no le doy, le mantendré ocupado

Erika no piensa rendirse por más de estar siendo sarandeada como una bandera impulsada por el viento, lo bueno es que su experiencia en artes marciales la mantienen aferrada y tras un ligero movimiento, cree esta vez, bajar a su oponente. 

No obstante, se mantiene alerta a los movimientos del resto, este tipo de situaciones despiertan en la pelirroja ese instinto de supervivencia y le da una buena dosis de adrenalina. 

Así que en el caso de derribar al romulano, sigue de cerca el camino trazado por Sirril. No piensa separarse del Vulcano, cueste lo que cueste.

El ataque del oficial científico nuevamente es esquivado con suma facilidad para dar paso a la devolución por medio de una rápida estocada con la espada enemiga. El contraataque es lanzado directamente hacia el vientre del Vulcano, con la intención de evitar que se aleje. Si Sirril no consigue esquivarlo podría sufrir una herida mortal.

Y mientras Erika pelea sin descanso Mukherjee dispara contra el tercer soldado que se encuentra apostado en la otra punta del túnel, intentando forzar la entrada a la sala de control. Los disparos a tan larga distancia apenas distraen al enemigo, porque la dispersión en la distancia es suficiente para que no sea un peligro.

El oponente de la comodoro continua presentando lucha pese a la herida producida por Aakesh. Pero gracias a eso Erika logra mantener su presa y continuar asfixiando lentamente al soldado.

El soldado romulano esquivo nuevamente el golpe de Sirril, quien hizo lo propio al sentir la puñalada que el guardian quería propinarle al vulcano. La lucha parecía no tener fin y el tiempo trancurria muy deprisa, demasiado deprisa. Sirril llevaba la cuenta de los segundos que iban pasando en su mente como si de una cuenta atrás se tratara.

Desvió el golpe del romulano para intentar safarse del mismo y llegar a atacar al romulano que trasteaba con la puerta, aquellos guardias estaban resultando más competentes de lo que cabía esperar o quizás los tripulantes de la federación se habían quedado sin suerte.

Mantener la presa cuesta más de lo que se imagina, no por nada Erika intenta dejar inconsciente a su oponente pero al parecer cuesta muchísimo debido a la fortaleza del Romulano. Así que ya algo cansada, persiste con su objetivo, aunque es consciente de que por ese camino poco tardará en agotarse. 

El ataque de Muk no surtió efecto, su objetivo estaba lejos y para alcanzarlo tenía que abandonar su protección

Mala idea en este momento

Se fijó en sus compañeros, los dos estaban luchando cuerpo a cuerpo y parecía que con la suerte a su favor, pero sin que la balanza se decantase por completo a su lado. Por un momento dudó hasta que apuntó y disparó al romulano que atacaba a Sirril.

Lo siento Erika, pero creo que de momento aguantas más que el orejas picudas del vulcano