Partida Rol por web

Sirril se aparta en la ultima centésima de segundo y así evitando de milagro ser destripado por la espada del soldado romulano. Un leve corte en su vientre y el uniforme rasgado es el resultado de la esquiva asombrosa.

Instantes después un disparo de Mukherjee envia hacia atrás al soldado oponente de Sirril, permitiendo que el oficial científico pueda tomar distancias con respecto a su oponente. El disparo hiere al enemigo, perforando su armadura pero no siendo suficiente para derribarlo.

Luego de esquivar con gran facilidad el ataque de Sirril el romulano herido decide ir a por el primer oficial y atacarlo con su espada, comenzando por cargar a toda velocidad contra este por considerar que el Vulcano no representa una amenaza para el. Si en cambio el primer oficial.

El oponente de Erika logra librarse de la llave de la comodoro pero esta a continuación golpea el rostro del enemigo sin mayor efecto que la distracción momentánea. Entonces el soldado habiendo agotado su paciencia opta por utilizar su espada también, para acabar su pelea de una sola estocada.
Lamentablemente la agilidad de la comodoro es mayor a sus fintas.

Aakesh sonrió al alcanzar a su objetivo. Pero el romulano aguantó su disparo

Hijo de....

La sonrisa se le fue de los labios en cuanto observó que el romulano cargaba contra él

-¡Mierda!

No se lo pensó dos veces y le disparó con la esperanza de dejarlo aturdido antes de que llegase a su posición.

La llave dura poco y esto se torna demasiado desparejo, así que tras tomar una ligera distancia al ver que el romulano saca su espada. Erika intenta esquivar, sus años de kendo tendrán que servirle de algo, aunque al no tener otra espada la cuestión se torna cada vez más peligrosa. 

De momento se mantiene encarnizada, quiere derribar a ese idiota.

Sirril sintió el frío acero mientras trataba de no perder la cuenta del tiempo que restaba, al ver como el romulano se desviaba al primer oficial vulcano corrió hacia el romulano que manipulaba la puerta cayendo sobre él por su espalda y haciendo un movimiento para romperle el cuello.

Erika, soy Sirril no desconectes a los Aenar, abre la puerta.

El vulcano gritaba tanto como podía aquello junto a la puerta, si sus cálculos no fallaban estaban a menos de 2 minutos del fin del bucle. La referencia a los Aenar era clave para que la otra Erika descartará que se tratará de un truco al saber exactamente lo que se disponía a hacer.

La carga veloz del soldado romulano contra Mukherjee es detenida en el ultimo instante por el nuevo disparo del primer oficial. El soldado es herido en el vientre, que de inmediato lleva sus manos allí para luego caer al suelo moribundo. Aunque no murió poco le falta para hacerlo y ya no representa una amenaza.

Mientras el oponente de Aakesh es derrotado el combate entre Erika y el soldado se mantiene igualado, con cada luchador esquivando el ataque del otro y sin miras de que alguno obtenga un ápice de ventaja sobre el otro.

Finalmente, en el otro extremo del corredor, Sirril llega a la puerta dispuesto a atacar por la espalda al soldado que intenta desbloquear la entrada. Su treta de sigilo es descubierta y el ataque también es evitado solo para reaccionar en respuesta.

Entonces el soldado utiliza su pistola disruptora contra el oficial científico que intenta comunicarse con la comodoro de la realidad alternativa. Por el momento no hay respuesta desde el otro lado de la puerta cuando el disparo del soldado se pierde en la parte alta del techo de la estancia...

Aakesh sonrió, el romulano se había envalentonado y subestimado al oficial terrestre

Uno menos

Centró su atención en el combate de Erika y en el de Sirril. Ambos controlaban a sus oponentes pero no conseguían sobrepasarlos. Durante unos segundos dudó, hasta que de nuevo apuntó, disparando al romulano que luchaba contra Erika al estar más cerca. En esta ocasión su disparo no fue tan certero como en otras ocasiones, y Aakesh quedó paralizado unos segundos, temiendo haber herido a su amiga.

Ups

El vulcano se enzarzado en un nuevo combate golpeando a su enemigo al tiempo que esquiva a su replica con una velocidad que parecía poder leer su pensamiento.

Soy yo, Sirril confía en mi abre la puerta antes de que sea tarde

Insistió el oficial mientras trataba de someter al guardia

La situación sigue siendo muy pareja, es evidente que el soldado Romulano y la Comodoro son expertos en el combate cuerpo a cuerpo, siendo muy difícil obtener una ventaja dada las condiciones. 

No obstante al no tener planeado rendirse y porque le gusta este tipo de desafío, toma un poco de distancia para intentar dar una patada en el rostro de su oponente mientras se mantiene en guardia para esquivar cualquier ataque. 

Al margen de ello, escucha a Sirril y la no respuesta de su "otro" yo que de momento hace caso omiso de sus palabras. Así que suspirando, alza la voz en medio de todo aquel rollo con el romulano. 

- Dile que la quieres, es la única forma de acceder. - afirma arrepentida. 

A un Vulcano le pide eso, pero dadas las circunstancias deberá mentir para que la otra Erika abra la puerta. Al menos si desea redimirse, es la única posibilidad. Luego le dará explicaciones a su mejor amigo que está allí.

Sirril escucho las palabras de la comodoro, sabía que podía tener razón pero aquella idea le costaba más de lo que cabía esperar... Un vulcano no acostumbraba a expresar sentimientos pero aquello iba más allá si cabía.

Sirril trataba de controlar a su enemigo, sabía que abrir esa puerta por sus medios podía costar demasiado tiempo más del que disponían.

Si en algún momento me has querido, escúchame y abre la puerta para que yo lo pueda corresponder.

Aakesh alucinaba

¿¿¿Perdooooon???, Erika y Sirril....¿liados?

Aún no sabía si su disparo había tenido efecto pero por unos segundos las palabras de su amiga y de oficial científico le sentaron como un puñetazo. Recuperó la atención en el romulano y le siguió apuntando.

-¿Creéis que es un buen momento para hablar de amor? Yo le hubiese planteado a la otra Erika lo que nos pasó en Nimbus II con esos naausicanos pero oye, si queréis sacar vuestros amoríos públicamente....

Alucino pepinos

Aakesh con buenas intenciones dispara al oponente de Erika pero los nervios del momento y el temor de herirla a ella le juegan una mala pasada porque el ataque acaba dando a la pared junto al objetivo sin dañar a nadie. Entonces vuelve a respirar aliviado por su falta de puntería.

Sirril finalmente consigue alcanzar a su nuevo oponente, golpeando en su hombro con su habitual pellizco para dejarlo fuera de combate. En ese momento el oponente de Erika dispara contra el oficial científico pero la increíble agilidad del Vulcano imposibilita cualquier daño.

Mientras la comodoro golpea nuevamente al soldado en el otro extremo Sirril cambia su argumento para que alguien del otro lado abra la puerta, tal vez sin tener en cuenta que el mismo fue quien bloqueo todos los accesos y que tal vez solo el sea la única persona con la pericia para hacerlo.

- No abriré mientras haya enemigos de ese lado – responde una voz poco reconocible por el grosor de la puerta blindada.

Aakesh suspira aliviado por partida doble, no ha herido a su amiga y el romulano no le ha dado. Apunta de nuevo y dispara, pero de nuevo falla y una gota de sudor asoma en su frente.

¡Mieeeeeeeeerda!

Ya fuese porque la noticia de un posible romance entre el vulcano y su amiga le había desorientado, los nervios de la misión, ya que el tiempo corría en contra suya y no conseguían avanzar, o tal vez todo junto, Aakesh estaba comenzando a fallar en sus disparos.

Tal vez sea hora de luchar junto a Erika cuerpo a cuerpo, como en los viejos tiempos

Aún así siguió apuntando al romulano, no pensaba fallar la próxima vez, si es que había una próxima vez

Sirril no consiguió ganar tiempo con Erika, pero no todo eran malas noticias pues la maniobra del vulcano acabó rápidamente con el guardia que trataba de accionar la puerta.

La balanza está vez parecía estar de su lado, pues ya tan solo uno de los romulanos permanecia en pie y lejos de atinar al rápido vulcano.

No podía permitirse entablar una discusión con la comodoro así que mientras se ocupaban del último guardia, Sirril quitaba es bloqueo de la puerta que el mismo había puesto.

Cansada de luchar cuerpo a cuerpo, Erika finalmente saca el Phaser y sin importar aturdirlo o no, dispara a quemarropa sobre el romulano con la única intención de matarlo. Luego de las palabras de Sirril y las de su amigo, simplemente se encoge de hombros mientras espera esta vez terminar con su oponente. 

- Luego te aclaro todo, ahora es momento de avanzar con él. -  afirma al realizar un gesto señalando al vulcano. 

El disparo a bocajarro de la comodoro es imposible de esquivar para su oponente, dejando un gran agujero en su enemigo y acabando con ello su vida. Poco después de terminado el combate ella se da cuenta que tiene una herida de phaser en su hombro izquierdo. Entonces Aakesh se percata que si disparo errado no lo fue del todo, porque cuando apuntaba al oponente de Erika falló por milímetros solo para rozar el cuerpo de su amiga.

El pequeño fallo podría haber acabado en algo mucho peor, solo que los eventos siguientes opacarían lo sucedió hasta ahora.

El disparo a bocajarro de la comodoro es imposible de esquivar para su oponente, dejando un gran agujero en su enemigo y acabando con ello su vida. Poco después de terminado el combate ella se da cuenta que tiene una herida de phaser en su hombro izquierdo. Entonces Aakesh se percata que si disparo errado no lo fue del todo, porque cuando apuntaba al oponente de Erika falló por milímetros solo para rozar el cuerpo de su amiga.

El pequeño fallo podría haber acabado en algo mucho peor, solo que los eventos siguientes opacarían lo sucedió hasta ahora.

La enorme puerta se abre pese a los intentos de Sirril por romper su propio código de encriptacion, dejando muy en claro que quien controla los accesos de la recamara no es el sino otra persona.

El interior de la recamara es claramente distinto al resto del complejo, cuya tecnología es idéntica a aquella que se encontraba dentro de la pirámide de B-Sygnus. Incluso la puerta circular es un agregado de los invasores romulanos porque el concepto original no supone accesos físicos para su interior.

En el centro de la recamara una esfera de energía psíquica envía sendos rayos de poder hacia el techo del recinto, siendo la esfera alimentada por maquinaria romulana añadida en ese sitio. Generadores de dilithio envían la energía necesaria para mantener en funcionamiento el complejo sistema arcaico de una civilización extinta hace eones.

Tres estaciones de trabajo se distribuyen por el sitio, donde sus pantallas muestran un sistema operacional no muy diferente al empleado por los Vulcanos, aunque sus operadores yacen junto a sus estaciones de trabajo el sistema es controlado a distancia por alguien mas.

Otras cuatro figuras no romulanas yacen en la plataforma adyacente a la esfera psíquica. Tres son Aenar y la ultima es humana, precisamente la comodoro Shmidt.

Todo lo demás es indistinguible por la tenue iluminación, solamente procedente de la esfera psíquica violácea. Aparte de la esfera y las estaciones de trabajo existe una baliza transportadora terrestre, con su iluminación parpadeante a espera de su activación.

Finalmente una figura de pie en el centro de la esfera espera por Sirril y los demás, ahora que el peligro romulano no existe.

- Adelante, sean testigos de algo maravilloso – saluda el Sirril dentro de la esfera, invitando a los presentes a ingresar.

Aakesh quedó pálido al ver el resultado de su disparo.

-Lo...lo...lo siento Erika

¡Podrías haberla matado imbécil!

El ruido de la puerta llamó su atención. Se dirigió hacia ella mientras observaba a Sirril y a su amiga. Pistola en alto entró.

Nada más entrar observó que la tecnología no era ni de lejos parecida a la romulana. Aunque él no estuvo en la superficie, la información que recopilaron le permitió deducir que la tecnología no romulana procedía de B-Sygnus.

De nuevo B-Sygnus, parece que nuestro destino está relacionado con ese sistema

Su mirada se centró en los cuerpos inertes de los Aenar y en el de su amiga

-¡Erika!

Corrió cerca de ella pero se detuvo. Había una figura más que les hablaba

Sirril

Observó al Sirril que los acompañaba y al otro Sirril

-¿Qué se propone Sirril?, ¿destruir nuestros universos?

Dio unos pasos hacia atrás, manteniendo la distancia del Sirril que les acompañaba y del de la esfera, para disparar a alguno de los dos si fuese necesario. Aakesh se dirigió al Sirril que les acompañaba

-Señor Sirril, ahora me dirá que no tenía recuerdos de este suceso, ¿verdad?, que no sabía que usted había provocado todo esto.

Aakesh dudaba. Estaba pensando en disparar al otro Sirril, tal vez así.....

¿Y la embajadora?, ella acompañó a Sirril y a Erika en su misión, y con MACOS, ¿dónde están?

Erika tras haber acabado con la vida del romulano, respira aliviada mientras sus manos se recienten por el uso recurrente de ellas al golpear con fuerza a su oponente. Pero aquella sensación no es nada en comparación al disparo que tiene en el hombro, duele si, aunque sus ansias de llegar al final puede más que cualquier cosa. 

- No te preocupes, puedo con esto... Sigamos. - responde a su amigo. 

Está sangrando al punto de teñir su uniforme, aunque es más importante seguir los pasos del Vulcano. Una vez dentro de aquella sala, los recuerdos golpean con fuerza en su memoria y al verse allí mismo inerte, fue más perturbador y doloroso que la herida en su hombro. 

No le importa más nada, así que alzando sus brazos, dispara hacia el Sirril de la esfera con su phaser. No puede vivir aquel ser que la engañó de esa manera. 

- Te di mi palabra, ahora es momento de cumplirla. - se dirige al otro Sirril, el que venía con ella y Muk mientras intenta matar o herir al otro.

La puerta se abrió en manos de Sirril tan fácilmente como la había cerrado en una vida anterior, el último romulano cayo inerte al suelo vaciando así el pasillo del incipiente sonido de la lucha... un sonido que dejo paso a un sordo silencio, el mismo que anticipada que quizá fuera ya tarde.

Sirril contemplo por un instante el cuerpo de la comodoro, inmovil en el suelo tal y como lo recordaba... por un momento no pudo evitar pensar que había fallado, que había fracasado en su cometido, si hubiera tardado unos segundos menos con aquellos guardias, si hubiera sido más fuerte, si hubiera sido más listo... si hubiera...

El momento mandaba y el vulcano enseguida identificó el instante en el que se encontraban, el mismo postrado en aquella máquina, con los cuerpos de los Aenar y Erika en el suelo a sus pies... Sirri se disponía a destruir las naves romulanas tomando el control de la bestia. En aquel momento Sirril lo entendió, como si de una película se tratara de un guión preestablecido que le susurraba mediante subtitulos el porque de lo que sucedía y estaba por suceder... Sirril acabaría con las naves romulanas pero eso haría explotar su cargamento arremetiendo con todo y todos a su alrededor enrolandolos en un bucle sin fin.

La comodoro y el primero entraron en la estancia mientras Sirril parecía evaluar sus opciones, la mirada de la comodoro cruzo la estancia hasta unirse con los ojos vacíos de si misma, Sirril jamas olvidaría aquella mirada, el dolor, la desesperación de quien se sentía traicionada podía verse en aquellos bellos y grandes ojos que el vulcano observó por un instante.

Aquella imagen turbo al vulcano, que no hizo nada para evitar el disparo de la comodoro contra su otra imagen... el rostro de Sirril esta vez no era indiferente... esta vez sin duda mostraba una profunda tristeza que ni un vulcano, ni tan siquiera el propio Sirril era capaz de ocultar, era la primera vez que el primero y la propio comodoro podían ver una expresión como aquella en el oficial científico.

Sirril al fin dio un paso... parecía que el tiempo se había parado en aquella estancia, ajena a todo el infierno que se desataba al otro lado de esas paredes, sus compañeros en la esfera, las excalibur en un épico combate... Sirril se acerco a la esfera de energía atravesándola sin dudar, agachandose junto a la Erika que yacía en el suelo, buscaba el calor de su cuerpo con su mano con un cariño inusual para alguien de su especie... tomó la fría boya que esperaba junto a ellos, la activo y la lanzo al primero mientras sus ojos se cruzaron con la comodoro que acababa de disparar y que aun mantenía su phaser sobre Sirril...

Observó al Sirril que los acompañaba y al otro Sirril

-¿Qué se propone Sirril?, ¿destruir nuestros universos?

El Sirril dentro de la esfera fue el que respondió a la inquietud del primer oficial.

- Eso es pasado Mukherjee. Voy un paso adelante porque él no provocó nada. Todo fue por mi voluntad encerrada en este cuerpo. - contesta con notable seguridad al señalarse a si mismo mientras sonríe satisfecho.

Entonces la escena se interrumpe con un rayo bermellón, dirigido al pecho del Sirril de la esfera. El ataque hubiera sido fatal de haber acertado en el torso del oficial científico del otro universo. En cambio el disparo fue apuntado deliberadamente al su hombro, y por consiguiente el daño es menor.

Sirril, el oficial vulcano que llegó a la nave junto a Aakesh y Erika actuá impávido ante el accionar de la comodoro, solo para llegar hasta la otra mujer y buscar sus signos vitales y tratar de contener el caudal de emociones que lo ahogan.

A fuerza de voluntad el oficial empuja la boya de amplificación del transportador hacia Mukherjee, siendo el dispositivo idóneo para regresar a la Excalibur cuando la sala del transportador quiera fijar sus bioseñales en medio del caos de interferencias del horizonte de sucesos que rodea al monstruo interdimencional.

- Arghhh… eso dolió. Pero no puedes matarme. No cuando implanté un bloqueo mental la noche del encuentro… je je je. - manifiesta el otro Sirrl al contener la sangre de su hombro con su otra mano.

- Y no volverá a suceder – agrega amenazante.

Entonces una especie de relámpago es disparado desde la esfera en dirección a Erika , quien es lanzada lejos para caer sin vida junto a los pies de su amigo Aakesh. La poderosa descarga de energía quemó todo su cuerpo y pertenencias por igual.

Sirril, que se encuentra junto a la otra Erika siente la quemazón del phaser en el hombro de su doble al igual que el dolor punzante siguiente. De alguna manera comprende que un enlace psíquico lo ata a su imagen en la esfera y que ambas vidas comparten el mismo destino. La herida también en su hombro es la prueba de la inusual unión.

La situación se torna una desgracia con la muerte de la comodoro, aunque las múltiples realidades permiten dos versiones de cada uno de los presentes, también permite más de un desenlace cuando otro ejemplo ocurre.

La primer Erika, quien haciendo caso del otro Sirril intentó quitar a los Aenar de la esfera psíquica fue gravemente aturdida ahora despierta luego de un profundo coma. Al abrir sus ojos descubre que Sirril es quien la sostiene en sus brazos.

Entretanto una imagen del exterior es mostrada en una de las paredes de la sala, siendo una ventana completamente nítida al espacio circundante donde dos Excalibur luchan por sobrevivir en el duelo mortal contra las naves romulanas. Una de las NX augura un final amargo y la otra una oportunidad unica.

Una vida por otra… y un destino de una nave cambio de otro...