Partida Rol por web

El mercenario haciendo uso de su agilidad felina y sobrehumana salta por encima de sus nuevos contrincantes para llegar al pasillo. Para eso esquiva con gracia el ataque del primer soldado que acata con su bastón aturdidor a Gaheris.

Tan solo girando como una bailarina de ballet rusa evita el bastón del soldado que en su envión va a dar contra la pared. Luego mediante un salto impulsado desde la espalda de ese soldado, Gaheris se impulsa para pasar por encima del siguiente oponente con el precio de recibir el contacto de su bastón aturdidor en la pantorrilla derecha.

Casi sin tiempo para sentir el efecto aturdidor, el mercenario echa carrera hacia el turboascensor solo para servir de blanco de los disparos de Unger y Jankowsky a pocos metros de la puerta de las celdas.

Tres impactos aturdidores deberían bastar para derribar a cualquier persona. Claro, a menos que sea un Gorn disfrazado de humano despeinado.

 Recurriendo a años de experiencia, fruto de recibir y soportar los disparos de armas disruptoras de cientos de campos de batallas, junto a los de otros tantos de padres y maridos, traté de soportar los disparos de los MACOS y dejarlos atrás de una vez...

Con la pierna entumecida por el contacto del bastón aturdidor Gaheris corre por la libertad solo para ser detenido en seco por los disparos aturdidores de las fuerzas de seguridad de la nave.

El primer disparo tan solo impulsó un poco hacia adelante al curtido mercenario, el segundo ladeo su carrera hacia el turboascensor obligando que aminore su veloz marcha y el disparo definitivo lo noqueo. Entonces el prófugo dio un par de zancadas hasta tocar las puertas del turboascensor y allí quedo, desmayado contra la pared.

Sin lugar a dudas la resistencia del mercenario es evidente. ¿Que diría la doctora, que es quien debe examinarlo por petición de la capitana?

-Menudo pájaro, casi se nos escapa, hacía tiempo que no veía tal aguante y menos en un humano.- Jankoswky por un momento había temido ir demasiado lejos con el polizón, por suerte ya estaba fuera de juego, lo devolverían a su celda y volverían a empezar, esta vez con más cuidado.

-Metámoslo de nuevo en la jaula y a ver si canta- dijo siguiendo con el símil avícola. -Pero esta vez cortémosle las alas- La intención de Jankowsky era atarlo de forma segura a una silla en la celda para así interrogarle de forma mas segura, aunque en realidad en ese momento no tenía muchas ganas de seguir el interrogatorio lo dejarían atado un tiempo para "ablandarlo".

Jankowsky por un instante pensó que tendría un lio en puerta cuando el sargento apunto al prisionero desmayado contra la pared y disparo su arma en modo matar. Afortunadamente sus disparos dibujaron un contorno alrededor del mercenario derribado sin llegar a lastimarlo.

Luego el coloso verde alzó a Gaheris, lo ato con sus mejores nudos y lo depositó dentro de la celda.

Quizás dentro de un par de horas el prisionero despertara. De no hacerlo tal vez requiera asistencia medica.

-Joder Unger, no deberías haber usado munición letal, nos podríamos meter en un lío de narices. Los de la federación tienen unos ideales un poco "hippies" aunque supongo que eso ya lo sabrás y aunque nos moleste debemos adaptarnos a su modo de trabajar. A ver si no se vuelven locos al descubrir lo que pasó realmente.

Venga, atemos a este imbecil antes de que despierte y vayamos al comedor.

El coloso estiro los músculos en búsqueda de relajación y ganancia ante el sueño. Aunque no era nada raro pasar dos o tres días sin dormir durante las misiones MACO otra cosa es dar servicio a bordo de una nave estelar, donde los sentidos y el cuerpo se adormecen.

- Luego. Ahora voy por una ducha para luego volver en una hora. - respondió Unger a su superior inmediato. Entonces salió de las celdas para ir a su camarote.
 

Bien, nos vemos mañana.

Después de echar un último vistazo al pobre diablo inconsciente y atado e la celda, Jankowsky se retiró. Iría a la cafetería antes de retirarse a su camarote, le apetecía beber algo.

 Después de quedarme solo, logro despejarme y, tras asegurarme de que no hay moros en la costa, trato de liberarme de las ligaduras que me aprisionan. Malo será que, dadas mis actitudes físicas, no lo logré en un breve periodo de tiempo, antes de que alguien vuelva...

Las cuerdas de hipercarbono solo representan un pequeño contratiempo en los planes de Gaheris. En menos de cinco minutos el mercenario logra librar sus ataduras para llevar adelante su plan antes que el cambio de guardas suceda y entren los soldados que custodian el interior de la sala de celdas.

Por el momento nadie lo vigila pero no será por mucho tiempo...

 Rapidamente, improviso una soga y cuelgo la cuerda de lo alto de la celda. Tras respirar profundamente, me enrollo la cuerda al cuello, tras ponerme de pie en mi camastro, y me cuelgo...

El jefe de las tropas de asalto era un tipo duro, pero aquel mercenario era la pera. No era un humano normal.

Tras asearse y demás, regresó con su compañero el soldado/hermano Tormen Mursat y el otro suboficial de MACO Josh Chandler. Tenía intención de hacerlo algo mejor y se acercó, sin librar de sus ligaduras al mercenario, ni abrir su celda de contención. No se sometería a las mismas imprudencias que había visto antes y de las que no sería víctima ni partícipe.

Nada más entrar, y tras ver que el mercenario podía escucharle ordenó: - Armas de verdad, nada gilipolleces de esas de aturdir.

Luego se acercó a la celda, a una distancia prudencial y se puso cómodo: - Señor Soong. ¿Hablará conmigo?