Partida Rol por web

Enfermería, Laboratorio y Morgue.

Enfermería

La enfermería está localizada en la cubierta E. En el centro de la habitación está la mesa de operaciones, con camas adicionales localizadas alrededor. Las instalaciones también incluyen un laboratorio médico y una morgue. Las escaleras de mantenimiento coinciden con la enfermería.

Dejando de lado el populismo del puente Diane ingresa a su pequeña burbuja que es sin lugar a dudas la enfermería.

Por primera vez el sitio es apacible, pulcro e inmaculado, libre de las escenas que marcaron los recuerdos cercanos de la doctora. Los ataques alienígenas, los asesinatos y la sangre quedaron atrás para dar lugar a todo lo que representa la enfermería de una nave estelar.

Allí, como de costumbre, se encuentran Blake y Alice, discutiendo acerca de la mejor forma de ordenar las drogas de más uso y dar espacio a las otras de menor empleo.

Quizás sea algo trivial pero es aire fresco luego de la última misión, donde reinaba la vida y la muerte en cada minuto.

-No... decididamente ahora no hay lagartos gigantes.- Pensó Diane, observando el aspecto que presentaba la enfermería desde la puerta. -No sé si alegrarme de ello o preocuparme de que lo que vaya a llegar sea aún peor.

Aun así, por mucho que estuviera buscando casi por orgullo una falta de la que quejarse, lo cierto es que el lugar no podría presentar mejor estado: no parecía que la Flota hubiera hecho demasiado caso a sus recomendaciones de ampliar el área, pero lo cierto es que al no estar más llena de heridos que de enfermeros parecía mucho más espaciosa; igualmente, el ambiente ganaba mucho por contar con aire no contaminado por el olor de la sangre que había sido la norma en la anterior misión.

-Incluso se han molestado en arreglar los desperfectos que las armas disruptoras del Gorn causaron en las paredes... ¿Quién me iba a decir que acabaría sirviendo en una sala que se parecería medianamente a la que podría encontrar en un hospital en lugar de en una ruina post-apocalíptica?- Para algunos, el olor a aséptico y desinfectante podía resultar frío o poco acogedor, pero lo cierto es que en esas circunstancias ella se sentía mejor aún que en su propia casa: allí nadie acudía a molestarla y tenía todos sus juguetes de investigación a mano.

-Sería preferible que no alteraran el orden de los medicamentos: estando ya acostumbradas a una catalogación, cambiarlos de sitio solo servirá para dar lugar a equívocos en cuanto alguien no preste toda la atención que debería.- Interrumpió la discusión de sus subordinadas con frialdad, incluso antes de saludar. Lo cierto es que era un poco maniática con respecto a la localización de sus pertenencias y prefería que todo su material se encontrara exactamente en el mismo lugar que durante la anterior misión. 

-Señora Blake, señora Rochard.- Se presentó, ahora sí, con el distanciamiento que la caracterizaba. -¿Qué les parece el aspecto de la enfermería? ¿Notan algún cambio reseñable?

Fue Alice quien comenzó primero con la respuesta, solo con la única finalidad de ganarle a la rubia contrincante.

-Doctora Walker. Bienvenida. - saluda ante que nada a la jefa de la sección con una amplia sonrisa  – Al parecer el informe de reparaciones y mejoras indica que han instalado un escáner de imágenes de ultima generación, a diferencia de la “cosa” que teníamos antes. - termina con orgullo Rochard su explicación para dar paso a Blake, quien le devuelve la mirada de competencia.

Poco antes que Blake fuera a responder un mensaje llega a la pantalla del ordenador personal de Blake. Es un mensaje protegido por contraseña sin ninguna identificación que llama la atención de la jefa de sección.

-¿Un escáner de imágenes de última generación?- Repitió Diane, pensativa: no pudo evitar acordarse del Almirante Leonard y de cómo le arrebataron al paciente sin darle siquiera una oportunidad de comprobar por sí misma su estado. Si tan solo hubiera podido hacerle alguna prueba con alguno de aquellos aparatos par comprobar la gravedad de la herida... pero aquello se había convertido, contra su voluntad, en responsabilidad de otras personas. Por lo menos podía contar con la seguridad de que allí no les iba a ocurrir lo mismo. -La Flota ha sido entonces más pródiga de lo que pensaba; claro que aún siendo más pródiga de lo que pensaba se encuentra todavía por debajo del mínimo de lo que debería considerarse el mínimo aceptable. Pero, por supuesto, en tiempos de guerra la sección armamentística acapara la mayor parte del presupuesto, aunque a veces me pregunto si el Alto Mando espera que los cañones se disparen solos dada la poca relevancia que concede a la salud de los tripulantes.

Negó con la cabeza, siendo aquella una batalla personal que arrastraba desde que se incorporó por primera vez al cargo de Oficial Médico y que sabía perdida de antemano: al contrario de lo que ocurría con los vulcanianos, la raza humana no era conocida en el espacio precisamente por su inteligencia o su sentido común y había buenas razones para ello, entre ellas la citada política. Pero, a caballo regalado... Además, cambio de tema rápidamente cuando sus ojos se posaron en la pantalla del ordenador.

-Señora Blake, ¿tiene por costumbre recibir mensajes del servicio de inteligencia, para que estén protegidos por tal nivel de seguridad? ¿O es que los celos del señor Lightman llegan tan lejos como para obligarla a guardar bajo contraseña sus conversaciones privadas?- Preguntó, con frialdad. Si de normal siempre era precavida, la infiltración en los cuarteles por parte de los misteriosos terroristas no había sino acuciado sus suspicacias. Sin embargo, a pesar de su falta de amabilidad, no desconfiaba de su ayudante, ni tampoco tenía un carácter cotilla como para esperar una respuesta a lo que había sido únicamente un sarcasmo para mostrar su disconformidad con aquella situación. Por ello, añadió, antes de seguir comprobando las novedades de la enfermería y sin ninguna intención de espiar -Debería comprobar su contenido, tal vez sea importante.

El color del rostro del Blake cruzo por todos los colores del arcoíris luego de escuchar las palabras de su jefa. – Errrr… ¡No! ¡Nada que ver! – contesta con prisa y sin considerar sus palabras. Momentos después la rubia entra en razón y agrega con notoria vergüenza. – Perdón. Generalmente hablamos en persona y mucho menos usamos nuestros puestos en asuntos personales. ¿Mensaje privado?- cambia su tono en aparente curiosidad al acercarse al monitor -  ¿No será para usted? Creo que tiene el nivel de seguridad* igual al suyo doctora – afirma al leer los datos que muestra la pantalla.

-Nada que ver en absoluto...- Pensó Diane, enarcando las cejas sin poderlo evitar, con un cierto escepticismo ante el arrebato de su subordinada. Decididamente, la relación de Lightman y Blake cada vez le recordaba más a la que podría encontrarse entre adolescentes de instituto, con el único matiz de que al ser ya adultos (o, al menos, aparentarlo en el caso del primero) no podía sino considerarla levemente inmadura, por no decir grotesca. Sin embargo, la vida privada de su ayudante no entraba dentro de sus competencias como superiora y, solo por eso, se salvo del nuevo ataque mordaz que ya había acudido a la punta de su lengua.

Por otra parte, la doctora se acercó al monitor al escuchar acerca del nivel de seguridad, sin acabar de comprender qué razón podía tener para recibir un mensaje en un ordenador personal que no fuera el suyo propio. Como mínimo, debía de ser un fallo del sistema, pero dado los últimos acontecimientos no pudo evitar plantearse si acaso sus comunicaciones no podían ser susceptibles a sabotaje. 

-Sí, parece que es de mi nivel.- Confirmó, con extrañeza. -Si me permite...- Solicitó, con un tono frío que era más una orden que una petición, antes de introducir su código personal en la terminal.

Blake sin objeciones se apartó de la estación de trabajo para dar privacidad a la doctora en jefe y se retiró a ordenar el material médico según el consejo de Walker al respetar el catalogo y la disposición original de los elementos.

El mensaje fue más que sorprendente para Diane, siendo este un informe parcial sobre un virus artificial compuesto por nanosondas semi orgánicas. El informe no posee firmas digitales ni especifica quien lo escribió, dejando bajo un velo de misterio quien es el creador y mensajero del informe.

Solo un encabezado en el mensaje representa la única pista del misterio. El mensaje dice “La razón de la Valiant y B-sygnus 104”

El rostro de Diane se fue ensombreciendo a medida que leía el contenido del mensaje. Por un momento, incluso se planteó su veracidad pero, precisamente porque no era un informe oficial, dudaba que alguien fuera a molestarse en hackear los códigos de la Flota solo para... ¿para qué le habían enviado aquello exactamente? ¿para ayudarles o para sembrar la desconfianza? Si desde un primer momento había tenido la sensación de que había demasiado que no sabían en aquella misión, lo que acababa de ver no hacía sino confirmar sus peores sospechas.

-Tengo que informar inmediatamente.- Pensó tras unos breves segundos de shock, justo cuando escuchó la voz de de Alba a través del intercomunicador, convocándola a su despacho. No podía haberse dado una sincronización mayor: una lástima que aquello no durara en las situaciones de crisis.

Se aseguró de haber dejado el archivo nuevamente encriptado bajo su código personal antes de alejarse del monitor e iniciar la comunicación. -Recibido, capitana. Acudo inmediatamente.- Respondió sucintamente mientras se dirigía hacia el despacho, sin darse tiempo siquiera a soltar uno de sus habituales comentarios. Ya tendría tiempo para decir lo que tenía que decir en persona.

Enfermería, Laboratorio y Morgue.

Enfermería

La enfermería está localizada en la cubierta E. En el centro de la habitación está la mesa de operaciones, con camas adicionales localizadas alrededor. Las instalaciones también incluyen un laboratorio médico y una morgue. Las escaleras de mantenimiento coinciden con la enfermería.

El despertar del grandullón fue placentero, al punto de olvidar lo que estaba haciendo antes de aparecer en la enfermería. El combate había acabado en tablas por acción de las granadas aturdidoras, algo poco ortodoxo aunque lógico si el alto mando de la nave deseaba con vida al prisionero para los futuros interrogatorios.

¿Acaso los Klingons aparecieron simplemente porque sí o buscaban algo en particular?

La asistente Blake fue quien despertó a Unger y sus compañeros MACO fueron quienes le explicaron lo que paso luego de su desmayo.

Con el combate espacial terminado y los Klingon en huida ahora solo resta cuidar de los “invitados” y ver cuales son las ordenes del alto mando de la nave.

- Sargento ¿Se encuentra bien? - pregunta la rubia antes de otorgar el alta a Unger.

- Si, si. Contestó algo aturdido mientras se incorporaba, para quedar sentado en la "losa" sobre la que lo tenían tumbado. Quedo farfullando algo inteligible, pero ... enseguida se dio cuenta que tenía que dar novedad.

Turiturit. El intercomunicador personal sonaba para ambos.

- Señora Comandante, Comandante MACO, estoy en la enfermería. Sonaba a protesta, pero ... tenía que dar la novedad de donde estaba. Seguro que ambos ya habían recibido noticias de su estado de salud y situación, pero era su deber indicarle donde y como estaba. El donde ... ya lo sabían, pero el como ... no tenía ni idea. Algo aturdido, seguro, pero ... era algo que no reconocería de buenas primeras.

Quien responde al llamado del sargento es el oficial de seguridad y tácticas Eduard Jankowsky, quien anteriormente cumplía el cargo de comandante MACO. En teoría continua siendo Comandante aunque ahora su puesto efectivo es en el puente.

- Sargento. Que buenas noticias escuchar de usted sano y salvo. El prisionero se encuentra en las celdas y por orden debemos interrogarlo. Encontrémonos allí en cinco minutos. - Dicho esto Jankowsky abandona el puente y se dirige a las celdas de contención.

- Enterado comandante. Daba igual el puesto que ocupase. El orionita le seguiría llamando por su empleo. Se empezó a poner en pie y dolorido añadió: - Comandante, que sean 10 minutos. Más que una solicitud, sonaba a una queja de dolor mientras sus músculos regresaban a ser lo que habitualmente eran.

- ¡Perfecto! Entonces puede marcharse. No olvide volver mañana por el control sanitario. - agrega la auxiliar de enfermería para Unger, siempre sin dejar de sonreír.

Entonces el coloso verde emprende la marcha en dirección a las celdas imaginando las infinitas posibilidades que emplearía en hacer hablar al polizón.

Mensaje de Sirril hacia Turak en los pasillos de la nave.

Turak observo durante un momento a su acompañante en dirección a la enfermera luego de escuchar atentamente las palabras entintadas por informalidad ante una figura del calibre como el Enlace del Alto Consejo Vulcano.

- El acostumbramiento es materia de otras especies. Particularmente de sus compañeros de tripulación. ¿Acaso ha olvidado los dogmas y las enseñanzas de sus antepasados? Su Katra es demasiado valioso como para perderlo en una guerra que no nos incumbe. Incluso su presencia en esta nave simboliza la oposición a la decisión del Alto Consejo. -

Las palabras de Turak abrieron un abanico de inquietudes ante Sirril. ¿Que estaba sucediendo en su mundo natal?

Y sin pensarlo ya se encontraban frente a la enfermería.