Partida Rol por web

A la capitana le había costado tomar la decisión de eliminarse de la escena de acción, pero dadas las circunstancias estimaba que era lo más conveniente, mientras permanecía atada a la biocama y esperaba que el sedante que le había administrado Blake surtiera efecto, fue informada de parte de lo que estaba pasando.

Al ver entrar a Silky sintió cierto alivio y más aún cuando supo que no tenía nada extraño, sólo que tras la alegría inicial tuvo que tragarse la impotencia de estar en su situación... por bocas.

- Señor Silki, me alegro que esté de vuelta- se sinceró con el MACO- ¿Qué es lo que ha pasado?- preguntó intrigada por saber lo ocurrido mientras ella había estado en el puente enemigo y como había conseguido salir.
 

El comandante esta evasivo. Ya era la segunda vez que visitaba la enfermería en poco tiempo, y empezaba a hacerle una gracia irónica. - Pues no quería dejarla sola. Mi promesa es proteger a mis mandos y servir a la Federación. Usted es la única persona que hay en esta nave con empleo superior al mío, y es la "Señora del Lugar", no podía dejarla sola pero digamos que aquello se puso feo, y entre las llamas intenté regresar, pero una escotilla se puso en mi camino. Hizo un leve gesto de incorporarse para mostrar el lugar del impacto. El dolor le hizo desistir enseguida, pero consiguió su objetivo. Mostrar donde había recibido el porrazo. - Me voy a traer mis cosas a la enfermería. Paso más tiempo aquí que en mi camarote. Fue una protesta interna, que se le escapó entre dientes y soltó al tener que apoyar la cabeza en la camilla que controlaba sus constantes y curación. Tras eso, y mirando al techo, con los ojos en el infinito interrogó a "Su Jefa" de una manera que un marine no hubiera hecho jamás, pero tenía que hacerlo. No era un reproche, pero tenía la necesidad de saber. Quería conocer los motivos y aprender de ellos; esperando que no fuera ni el honor, ni la conservación de vidas con el autosacrificio. El comandante de una nave no se puede permitir tal sacrificio, y una nave no puede permitirse el lujo de perder a su "Capitán": - Señora ¿Por qué no me permitió ayudarla en la voladura? La hubiera protegido.

Hablaba flojito. El dolor profundo en las costillas le daba punzadas que le hacían difícil respirar, y los analgésicos, actuaban demasiado despacio. Se notaba en su forma de respirar el como se encontraba.

Cristina inmovilizada en la camilla observó con la cabeza ladeada los movimientos y las palabras del MACO, sintió orgullo por contar con hombres como él, aumentando su determinación por cumplir con su deber para con ellos.

- Comandante- dijo muy tranquila- la razón es muy sencilla. Me dirigía hacia una trampa y quería preservar su vida, si me hubiera acompañado hubiese terminado muerto en el acto y quería que se siguiese llevando a cabo el boicot de la nave, en caso de que yo no tuviese éxito. La idea era tener algo con lo que poder negociar con el capitán enemigo que me esperaba en el puente. Tenía que intentar hablar con él y obtener más información, digamos que tuve éxito a medias, conseguí la información que necesitaba y salí ilesa de la nave pero con un implante en la cabeza de regalo, ese es el motivo por el que me he autoimpuesto la reclusión en la enfermería y mi sedación hasta que consigan extraerme esa maldita cosa, no quiero convertirme en el títere del enemigo ni por supuesto poner en peligro ni a la tripulación ni a la Excalibur... al menos más de lo que lo está.

- ¡Vivan los autosacrificios heróicos!

- Sabe que es una temeridad. Lo anunció, no lo preguntaba. - Ya que descabezar una nave tiene sus consecuencias. O sea, ella era la bomba y yo tenía los detonadores. - Alabo su decisión. - Pero por el resultado, no por el método. Y Gauntle siempre prima los resultados.

- Me alegro que esté viva.

- Lo sé- comenzó a contestar al comandante MACO- pero no sería yo si actuase de otra manera, reconozco que ese es mi punto débil- el almirante Kane se lo hizo notar en muchas ocasiones así como que podía ser tan profundamente cabezota e insufrible que al final tenía el don de conseguir lo que se propusiera a base de insistir y convertirse en un dolor de cabeza para todo el mundo- pero al fin y al cabo lo que importa es el objetivo y la misión- concluyó seria- además usted no debía ver lo que yo ví- tras unos segundos de silencio la capitana se permitió una sonrisa sincera mientras miraba al soldado- Yo también me alegro que usted esté vivo.

El soldado se desmayó. Los analgésicos estaban empezando a hacer su efecto y todo su cuerpo se relajó. Tanto, hasta el punto que se escuchaban perfectamente unos leves ronquidos, que intercalaban soplido y silbido.

¿Consiguió escuchar el último mensaje de "La Dueña y Señora" del lugar? No lo sabía. Algo tal vez, pero, estaba tan en el borde que nadie podía estar seguro. Por suerte se desinfló antes del efecto final, si no, seguro que se lo hubiera hecho encima al caer en la inconsciencia. Cayó antes en los "Brazos de Morfeo".

El nerviosismo de Cristina por haber dejado la nave en manos de sus oficiales y la Excalibur se siguiera precipitando hacia el planeta, fueron los principales causantes de que el sedante administrado por Blake hubiese tardado más en hacer efecto, pero finalmente terminó por perder la consciencia con la desagradable sensación de estar en manos de la fortuna.

La capitana finalmente cae presa del sueño por el efecto de la medicación, siendo el Comandante el único paciente despierto en toda la enfermería. Los signos vitales de Cristina se mantienen estables por el momento. Tal vez su monitor de control sea el único indicador  ante el posible funcionamiento del dispositivo en su cabeza.

Los auxiliares de la enfermería van y vienen, en constante trabajo. Los heridos son muchos y el trabajo no escasea.

La mente del comandante pulula entre la inconsciencia y un estado de sopor latente que le hace viajar entre sus recuerdos.

El primer muerto. Aquellos chicos ardiendo y destrozados por destruir el vehículo en el que viajaban con los proyectiles explosivos que había hecho impactar. La pena le inundó el alma y unas lágrimas corrieron por su mejilla. Rematarlos para acortar su sufrimiento lo había considerado piadoso en aquel momento. Ahora no sabía, si entre sufrimientos, el haber recortado unos segundos de aquellas vidas, sólo era egoísta, para evitarse, a si mismo, el tener que observar aquel espectáculo dantesco de gritos de dolor, alaridos de miedo y sufrimiento fútil de buscar una ayuda, que de llegar, solo podría confirmar que no tenían ya solución.

Quizás no habría otro Orion en la flota hasta dentro de muchísimos años, y por ser el primero entre humanos nada fue fácil. Solo que muchísimo pero era su vida anterior de mercenario y esclavista.

Unger entró como un torbellino por la puerta doble de la enfermería. Con su mirada buscaba a su jefe. Hasta que lo encontró.

¡Jefe! Por mil demonios, pensamos que no lo había logrado hasta que llegó el reporte de la enfermería – gritó a los cuatro vientos, haciendo caso omiso de los intentos del personal médico por que bajara el tono.

-¿Cómo está la Capitana? -le pregunté mientras caminábamos- ¿Domina su carácter o se ha sumido en la depresión? Espero que esté preparada para esto, porque yo... creo que yo no lo estoy.

El rostro de la medico en jefe auxiliar era incapaz de ocultar la preocupación por la capitana de la nave. La operación era imposible y el plan aun mas descabellado. Aunque existía una ínfima posibilidad de éxito.

Ella pidió dormir por sedantes hasta que todo este arreglado. En cualquier momento podría cambiar y poner en peligro su vida y la de los demás. – Blake expreso la idea de Cristina tan bien como pudo antes de que los dos entraran a la enfermería.

-¡Gauntle! -dije, elevando la voz, sin duda más de lo debido, al tiempo que levantaba los brazos, contento de ver a mi compañero de asalto- ¿Cómo estás? ¿Mejorando? Dime, ¿qué demonios pasó luego de que me fui?

Mientras conversaba con el MACO indiqué a Blake que despertara a la Capitana.

-No quisiera que ese aparato se active súbitamente y pase a ser una complicación mayor de la que ya es -le dije a la médico-. Prepárate para sedarla en cuanto te lo diga, Blake. Solo le informaré de la situación y le solicitaré su aquiescencia para el procedimiento. Luego de eso, la dormiremos. ¿Está claro?

Siguiendo las órdenes del jefe de ingeniería, la capitana es despertada de su sueño profundo, a la espera de que escuche la propuesta del responsable de los ingenieros.

El comandante estaba recién despertado por la intervención de Unger Urmoz, y estaban chocando la mano por los pulgares, como hermanos de armas que eran. - Tranquilo hermano, solo que olvidé abrir una puerta, antes de salir, y lo mismo me pasó al entrar. Intentó sonreír, aflorando una mueca de dolor en ello.

Justo fue la llegada del ingeniero. Los pilló infraganti, confesándose "peculiaridades" del proceso de la misión.

- La verdad es que lo tengo todo algo ... fraccionado ... como presentado en diapositivas aisladas. Se intentó incorporar. Quería sentarse, pero enseguida el supervisor de la enfermería le puso la mano en el hombro. - Esta vez lo has evitado... Se dejó llevar. - ...pero en cuanto te despistes me siento.

Miró al ingeniero por un instante, y vigiló al enfermero, que escuchaba al especialista en los cables y motores. - Esta es la mia. Y se sentó. Enseguida comentó en voz algo tenue: - Prometí estar aquí, pero no dije como. Esperaba que le permitieran seguir sentado. Además, aún no había soltado a su fiel compañero. El Cabo Primero Unger le echó una mirada que hubiera asustado al más pintado.

Gauntle miró a orionita y asintió, dándole las gracias, y aprobando su acción.

- Que la capitán es una cabezota, y no me dejó acompañarla. Quedé de centinela hasta que alguna cosilla empezó a darme demasiado calor, y preferí el "fresquito del espacio". Miró al Unger, que le soltó la mano y se apoyó, muy indisciplinadamente en la camilla junto a él. - Y al portero se le olvidó abrirme la puerta a mi regreso. Miró al ingeniero a la cara y le recriminó de manera irónica: - Pensé que no me queríais de regreso.

Y mientras despertaban a la "Dueña y Señora" del lugar preguntó:

- Y ¿Cómo ha ido aquí?
- ¿Sabemos algo de los del trozo de Visita y Registro que están en tierra?

Cristina emitió una respiración profunda y ladeó la cabeza mientras comenzaba a recuperar la consciencia. Le pareció escuchar algo durante el proceso pero al abrir los ojos y centrar la vista a quien reconoció en primer lugar fue a su jefe de ingeniería.

-¿Señor Ollander?-dijo con la voz un tanto pastosa mientras trataba de incorporarse