Partida Rol por web

-No se preocupe, Alférez, el objetivo de esta misión no está claro para nadie.- Pensó Diane, mientras su improvisado superior respondía -Materiales para reparar la nave... ahora nos toca hacer de chatarreros en un basurero de tamaño planetario.

Su estado de humor contrastaba fuertemente con la despreocupada (podría decirse incluso que estúpida) diversión del piloto, si bien nada ni en su rostro ni en sus gestos mostraba la menor señal de temor o aprensión. Más bien y como de costumbre, únicamente reflejaba una fría dureza, teñida tal vez de un ligero disgusto hacia la actitud infantil de Picard: no le quedaba sino preguntarse si acaso esta era un requisito básico para obtener la licencia de conductor de vehículos espaciales, a juzgar por lo que había observado a bordo de la Excalibur.

Sin embargo, la exclamación de Kuznetzov la obligó a apartarse de sus propios pensamientos y lanzar una mirada al exterior. Sus cejas fruncidas dieron una muestra palpable de su sorpresa e incomprensión al observar la forma adoptada por la hasta el momento nave enemiga. -Si es así y los Gorn están a bordo, dudo que tengamos posibilidad alguna de encontrar supervivientes.- Contesto a su pregunta, aunque casi parecía que estaba hablando para sí -Pero, sea o no la Valiant, ninguna nave de la flota ha alcanzado ese nivel de desarrollo bélico y tecnológico. Esa nave ha tenido que haber pasado necesariamente por manos alienígenas, y no me refiero precisamente a una raza de reptiles gigantes.

-¡Tse! -vociferé, sin levantar la vista del panel principal de circuitos- ¡Que terminen el puto torpedo de una vez! -dije, haciendo referencia a la sonda que Burgundy y Naun armaban en esos momentos- ¡Cambia los inyectores ocho y once, verifica que la válvula de ingreso de plasma funciona y reinicia el sistema completamente! ¡Tenemos que redirigir a propulsores, polarización y armamento; además de sistemas de soporte!

Sin rechistar Tse con ayuda de otro tripulante cumplen las indicaciones de su jefe. La tarea les lleva un par de minutos porque una de las válvulas estaba parcialmente fundida en su nicho y ello acarreo una demora importante. Las verificaciones posteriores así como el reinicio de los sistemas tampoco arrojaron mayores problemas pero   de igual manera la NX consigue librarse de la poderosa interferencia del planeta.

El gigantesco rayo tractor es tan poderoso que podría mover un pequeño satélite como la Luna de la Tierra. Dos minúsculas naves nada tienen que hacer en su contra.

Tal vez la solución al problema radique en la pirámide, no en el Excalibur y su hábil ingeniero en jefe.

- ¿Jefe, nada sirve. Ahora que hacemos? - Pregunta Tse ya sin ideas en la cabeza.

-Ollander al Puente -dije por el intercomunicador-. Hemos logrado reiniciar los sistemas y el núcleo; aún así estamos siendo arrastrados hacia el planeta. Nos encontramos en medio de un enorme rayo tractor de proporciones impensables para nuestra tecnología. No podemos escapar de él por la mera potencia de la nave. Espero ordenes, creo que se me terminaron todas las ideas.

Las noticias que me daban los chicos no eran nada buenas. Esta tecnología superaba grandemente a la nuestra, y las habilidades de mi equipo y mías no nos lograban empatar.

-Señor Tse -dije, apesumbrado-, gracias. Parece que nuestros esfuerzos carecen de sentido. 

Me detuve un momento a pensar, recuperándome de la desolación del callejón sin salida. Apoyé ambas manos sobre el tablero que tenía delante y dejé caer mi cabeza.

-Si no podemos hacer que la Excalibur se libere -dije en voz alta, como pensando, y al mismo tiempo mirando a mis subordinados, como preguntándoles su opinión-, deberemos atacar al enemigo. Intentamos hackear los sistemas de la nave enemiga pero obtuvimos información interesante. Quizá podamos hacer lo mismo con lo que sea que esté en la superficie... ¿Sueno demasiado desquiciado? -hice una pausa pero no esperé a sus respuestas- Veamos, mmm... Tal vez sean nuestros propios sistemas los que no son lo suficiente potentes como para acceder a los sistemas enemigos. ¿Y si modificamos la antena de comunicaciones o los sensores de corto alcance? Ese aparato está siendo controlado por alguien y seguro tiene un botón de apagado, ¿que nos prohíbe apagarlo nosotros mismos, desde aquí? Desde el puente han demostrado hasta la saciedad que no pueden resolver este problema, ni muchos más.

Accedí a la consola y comencé una serie de protocolos para redirigir los sensores hacia el planeta. Con la intensión de sobrepasar las defensas cibernéticas de aquella pirámide misteriosa. Me detuve súbitamente y durante un segundo; me volteé hacia Tse.

-¡Pero vamos! ¡Movete, querido! -solté, irritado y sorprendido por su cara de pasmado y por su absoluta inactividad- ¡Hay que hackear al enemigo!

Acciono el intercomunicador para hablar con ingeniería.

- ¡Ehhh Jackie! Deja de perder aceite y escúchame un momento. Necesitamos que desvíes toda la energía que puedas al deflector de proa. Pensamos generar un campo alrededor de la nave que nos permita escapar del haz tractor que emana desde la superficie. Si lo logramos habrá que redirigir parte de la energía a los impulsores para poder salir volando lo más rápido posible. ¡Hazlo ya!

Desde el Puente me llegaba la orden de un subordinado. ¡Increíble! ¿Qué demonios estaban haciendo la Capitana o el Primer Oficial? ¿Acaso en tiempos de crisis la disciplina militar se iba a la mierda y a nadie le importaba? 

La cadena de mando tiene un sentido, una utilidad y una razón de ser. ¿Cómo se yo si la orden de Lightman es legítima, tomada por uno de los mandos superiores, o producto de su insubordinación inherente? No lo sabía, y ante tal barbaridad reglamentaria (que no alcanzaba a discernir, ni tenía el tiempo de hacerlo, si se trataba de un delito militar) lo único que quedaba era devolver el mandato y solicitar que sea legitimado por un superior. 

Claro, mis emociones, a flor de piel por la situación límite, no hicieron otra cosa más que salir a la luz.

-¡¿Pero qué demonios, Lightman?! -solté por el intercomunicador- ¡¿Acaso eres el único en el Puente?! ¡¿Dónde está la Capitana, el PO o cualquier oficial antes que tú?!

Un malhumorado primer oficial habla por el intercomunicador

-Señor Ollander, si transferimos toda la energía al deflector principal ¿cree que podríamos crear una especie de disrupción en el rayo tractor que nos tiene atrapados y así liberarnos?

Pasados unos segundos continuó hablando

-No haga nada hasta que la capitán o yo se lo digamos

Tse asiente para salir corriendo hacia el panel auxiliar de los sensores. Momentos antes continuaban sin funcionar por la gran interferencia y pese a todo el trabajo de Ollander nada ha cambiado. La energía del rayo es tan intensa que anula la posibilidad de cualquier intento es fútil.

En cambio un pequeño rayo de luz llega hasta los hombres de ingeniería. Ollander detecta una señal dentro del rayo tractor, una señal que espera una orden. Es la orden o el comando concreto para anular el rayo tractor. ¿Pero cuál será la orden? ¿Es una palabra?

Pueden ser mil combinaciones posibles y tan solo un intento. También existe la barrera idiomática de una sociedad extinta hace mucho tiempo.

Al fin de cuentas los análisis no acabaron en un completo desgaste de ingenio. Tse descubrió que utilizando la energía del disco deflector a su máxima capacidad (con el riesgo de quemar los condensadores de plasma en el proceso y perder el deflector) y enfocando en un minúsculo punto es posible abrir una pequeña brecha (de varios metros nada más) por varios segundos, tal vez un minuto.

Todo esto es un descubrimiento que requiere que el jefe de ingeniería acuda al puente y tome al toro por las astas en lugar de pelear con un timonel fuera de control. 

Aakesh llegó corriendo al hangar

-Bien, ¿como van los preparativos?. ¿La unidad MACO está lista?, ¿y el equipo médico?.

Al segundo al mando del equipo táctico y seguridad recibe al comandante. – Primer oficial, los soldados se encuentran en la sala contigua preparando el equipo de descenso y de enfermería un pequeño grupo de dos auxiliares pronto llegara junto a la auxiliar de la doctora Walker, la tripulante Blake que además dice tener un encargo para el oficial científico. – la lanzadera numero Dos se encuentra preparada para el descenso por la exclusa de lanzamiento. Es McTagger quien tiene excelentes habilidades pilotando lanzaderas y quien llevara el equipo a tierra en caso de ser necesario.

La lanzadera puede llevar seis tripulantes además del piloto.

Blake llega acompañada por dos enfermeras desde el turbo ascensor. Luce un poco aterrada porque de inmediato llega hasta el comandante con algo entre manos. Se acerca mirando hacia todos lados junto a sus compañeras.

Pase una hora escondida en un nicho de la morgue por temor a otra invasión alienígena. La doctora Walker me ordeno cuidar de este objeto hasta que llegaran los reptiles pero nada sucedió. Finalmente los soldados me escoltaron hasta aquí para entregar esto. Tome. –

Entonces Blake entrega a Mukherjee una pequeña caja de metal con una capsula de apenas un centímetro en su interior.

La doctora extrajo esto del reptil durante la autopsia. Estaba en su cerebro y conectaba todo su sistema nervioso. La doctora cree que es una especie de control remoto.- agrega la auxiliar aun con miedo de otro posible ataque.

Aakes se quedó mirando el extraño objeto que la tripulante le entregaba.

-Gracias Willis, vuelva a su puesto

Lo volvió a observar, pensativo.

-Señor McTagger, que todo esté preparado cuanto antes. Confío en que no necesitemos esta segunda lanzadera, pero si la tripulación de la primera tiene problemas, tendrán que ir a ayudarles.

Pulsó el intercomunicador y se puso en contacto con el puente

Al recibir la orden de personarse en el puente, Aakesh se dirigió a McTagger. Algo pasaba para que lo requiriesen

-En cuanto la lanzadera esté lista pónganse en contacto conmigo o con la capitán.

William vuelve a comunicarse con el puente tiempo después de estar listo junto a la lanzadera.  El se había ofrecido para pilotar pero Lightman tiene el visto bueno para pilotar la lanzadera y por ende William solo coordinara el lanzamiento y luego volverá a la armería en el caso de que la NX entre en combate nuevamente. – Comandante. La lanzadera se encuentra lista para despegar. Solo falta que usted o el capitán decidan los pasajeros. -  McTagger sabe que el número de pasajeros a bordo de la lanzadera es muy escueto y por lo tanto se debe elegir con detenimiento quienes bajaran al planeta.

- Puente, aquí Johnny. Ya estoy en la bahía de la lanzadera, avísenme cuando podamos salir al exterior.

Una vez dado el aviso, me dispongo a revisar que la lanzadera se encuentre en perfectas condiciones y que los controles respondan.

El segundo al mando del equipo de seguridad recibe al primer timonel. Un equipo de soldados MACO, dos auxiliares de enfermería y McTagger conforman el equipo de descenso.

Por aquí alférez. En aquella estantería hay equipamiento disponible para el descenso. Pistolas Phaser, tricorders, cantimploras, etcétera. Bajaremos cuando el puente lo indique. - 

- Gracias, alférez. Cojo una pistola, un tricorder y una cantimplora de agua. ¿Cómo son las condiciones atmosféricas en la superficie del planeta? ¿Será necesaria ropa de abrigo o algún tipo de protección por las inclemencias del tiempo? - le pregunto mientras cojo el equipo necesario. - Espero que todo esto sirva para algo, estamos en una situación muy complicada.

Mientras el timonel recoge una cantimplora, un tricorder y una pistola Phaser el auxiliar McTagger responde la pregunta sobre las condiciones climáticas del planeta. En ese momento entra en escena Sirril desde el turbo ascensor.

- El último informe, antes de perder los sensores por el rayo de la pirámide, nos revela una temperatura promedio en la zona de aterrizaje de quince grados centígrados, viento noreste de veintiocho kilómetros por hora y mil doce hectopascales con probabilidad de lluvia de un cuarenta por ciento. La región es un incipiente desierto rocoso, con terreno irregular. –

Cuando William ve llegar al oficial científico lo saluda como es debido y pregunta. - ¿Ya tenemos orden de despegue? -

Al costado de la lanzadera hay varias cajas con equipamiento diverso, en caso de necesidad.

La auxiliar Naun llega a la bahía de lanzaderas desde la entrada secundaria. Trae consigo una maleta con equipamiento y herramientas en caso que sea necesario.

Al llegar se presenta y notifica al puente su novedad. – Aquí Naun. Acabo de llegar a la bahía y me encuentro lista para partir hacia el planeta. Espero órdenes. –

Luego la mujer toma asiento tras muchas horas de trabajo y de su maleta saca un Termo de acero y utilizando la tapa a rosca sirve un poco de café caliente. – Tanto trabajo y debo esperar aquí… - comenta para sí mientras bebe un poco.