Partida Rol por web

-¡Huele bien ese café! – digo – Ya me tomaría una buena taza yo también. Si en la superficie hace frío, mejor coger algo de ropa de abrigo. ¿Habrá alguna chaqueta o algo similar entre el material? Sólo faltaría pillar un buen resfriado en estos momentos.

Rebusco entre los contenedores, esperando encontrar algo de mi talla.

-¿Alguna novedad del puente,Sirril?- comento con el oficial científico – Esa nave, la pirámide, todo es muy misterioso. ¿Realmente puede ser que venga del futuro?

Puente, la lanzadera esta preparada para partir en cuanto el señor Ollander nos facilite un pasillo

No se preocupe las mediciones indican 13 grados de temperatura en superficie. Los viajes en el tiempo son técnicamente imposibles, cualquier desviación del espacio tiempo tendría consecuencias a niveles subatómicos impredecibles. Me temo que no tengo las respuestas a sus preguntas

-Ya tendría que saber que la palabra imposible no siempre encierra cosas imposibles, señor Sirril, y menos para los humanos. A mí también me parece descabellado, asimismo lo era para los hombres de la antigüedad imaginar que serían posibles los viajes por el espacio. Todo debe tener su posible explicación. De todos modos, ahora lo importante es poder librarnos de esa nave.

Sigo revisando el equipo, por si se me ocurre algo más que pueda necesitar.

-Pues para mí trece grados es frío... vengo de un sitio bastante templado y no estoy acostumbrado a bajas temperaturas... Tengo una curiosidad. ¿Siendo vulcano, le teme a la muerte? Cómo son ustedes lógicos y esas cosas...

Naun comparte una taza de café al timonel y le ayuda con su dilema climático.

-     Aquí tienen. Hay para todos. – dice al servir café para Litghman y luego preguntar al Vulcano - ¿Gusta un poco? – pregunta la mujer al oficial científico ante el desconocimiento sobre el gusto de los Vulcanos.

-     En esa caja de allí hay equipamiento para entornos de baja temperatura. Aunque no creo que bajemos en alguno de los polos es poco probable que veamos nieve pero si alguna brisa gélida. – señala donde el alférez puede encontrar lo que necesita. 

Chaquetas de media estación                     Ropas para climas árticos 

Entonces llega la orden del puente y el lanzamiento se lleva a cabo. En la lanzadera suben seis pasajeros y el piloto. Lightman pilota la lanzadera y Sirril dirige el grupo de pasajeros que comprende dos auxiliares médicos, la auxiliar de ingeniería Naun y dos soldados MACO en calidad de escolta y protección.

Al momento que el deflector comienza a generar su campo de distorsión es cuando la lanzadera en tan solo medio minuto abandona el Excalibur en dirección al planeta por la pequeña brecha lograda por la NX.

Cita:

El vulcano accedió a la lanzadera mientras escuchaba a Lightman, No tiene sentido temer que suceda lo inevitable, la muerte solo es una transición... acertó a decir Sirril antes de que la autorización de despegue desde el puente le interrumpiera.

En apenas unos segundos la nave se desengancho de sus anclajes para iniciar su peligroso descenso hacía el planeta.

Estamos en sus manos señor Lightman

Con el segundo uso del escudo deflector toda la línea de conductos eps que van desde la sección frontal del platillo hasta ingeniería habían fundido sus conectores, casi provocando una cascada de plasma y con ello la explosión de la nave.

La sala del transportador fue afectada en el intento de escapar del rayo tractor de la pirámide, dejando sin energía el dispositivo.

La orden de Ollander requerida del esfuerzo de toda una sección de ingeniería. Al menos de media docena de sus hombres, empleados en reparaciones más urgentes.

La primera vez aparecí en la Sala de Transportación para dejar indicaciones del plan de contingencia contra la Pirámide.

-En la armería están preparando un torpedo especialmente diseñado para dañar la Pirámide -indiqué, sin pausas-. Preparen el transportador para llevarlo hasta ahí. Necesito que localicen algún sector, y probablemente lo tengan que hacer en el momento, que aparente ser importante, y planten el arma allí. Como nuestras comunicaciones están comprometidas, me referiré a esta maniobra como... -medité un momento y un número totalmente aleatorio apareció en mi mente- "Órden 66". ¿Entendido? Si digo eso por el intercomunicador le dejarán ese lindo regalo a la Pirámide.

Desaparecí tan pronto como me apersoné.

El tripulante encargado de la sala de transportador mira al jefe de ingenieros con expresión confundida. Sin saber muy bien cómo encarar la situación, finalmente responde antes que Ollander se vaya.

Pero señor…no hay energía. Solo la auxiliar que mantiene las luces y los sistemas secundarios. El conducto EPS se quemó en el último intento del deflector. ¿Se acuerda? - 

Me frené en seco, me había olvidado por completo.

-Maldición -mascullé-. ¿No han podido arreglarlo? Bueno... evidentemente prioricen la reparación. Regresaré para ayudarlos en cuento pueda.

Marché hacia el Puente.

Aparecí a toda velocidad.

-Bueno, señores, atención por favor -indiqué, llamando a todos los que se encontraban en el lugar-. Necesitaremos recuperar la energía y estabilizarla, para no quedarnos a mitad de la operación sin electricidad. ¿Entendido? Luego necesito un segundo equipo para que me asista con el Transportador. ¿Entendido? Removeremos un dispositivo introducido en el cerebro de la Capitana usando este aparato.

Dicho esto, me dispuse a trabajar. Dividí el personal en dos grupos, uno que recuperara el funcionamiento del grupo y otro que me asistiera con la maniobra. Asistiría al primer grupo hasta conseguir la energía suficiente y luego me dedicaría al segundo para calibrar la máquina transportadora.

Con un equipo de trabajo conformado y ágil, Ollander devolvió la energía a la sala del Transportador, reemplazando los relés fundidos y ayudando a cambiar los conductos EPS dañados por la descarga del Deflector.

Pese a todo treinta minutos volaron en un abrir y cerrar de ojos, dejando poco tiempo antes de la caída de la nave. Solo restan treinta y cinco minutos para el desenlace fatal.

Calibrar el sistema era simplemente una pesadilla. Más que todo porque la última actualización, los filtros para permitir el transporte de biomateria, se encontraba inactiva. Por otro lado transportar un artefacto minúsculo desde el cerebro de la capitana era cuasi imposible.

Entonces una idea llego a Ollander. Primero necesitaría que trajeran a la capitana, con cama y todo, al Transportador. Entonces el podría “almacenar” en el buffer del Transportador a la capitana, y remover el artefacto estando ella energizada. La otra forma era un posible error, con posibilidad de muerte.

En pocos segundos llegó Blake, llevando consigo a la Capitana en su camilla, con una escolta de soldados y enfermeros. Indiqué que dispusieran a De Alba dentro del Transportador y comencé a activar el procedimiento. 

Hubo un destello y la Capitana desapareció de la camilla. Los presentes se incomodaron cuando nada aparecía, pero no temía, todo era parte del plan. Ahora De Alba se encontraba almacenada dentro de la memoria de la propia nave, virtualizada literalmente, convertida en una nube de datos cuánticos.

Mis dedos volaban por la pantalla, mientras los análisis del ordenador corrían a toda la velocidad que daban los procesadores y mis cálculos lograban diferenciar la entidad artificial del cuerpo de la comandante. Finalmente, el elemento, como un fragmento de código que es extraído de una base de datos, fue apartado.

Hubo un segundo destello en la sala. Mi corazón latía fuerte, no sabía si había resultado. Una falla en mis cálculos, en los análisis, incluso en el proceso de rematerialización orgánica y la comandante podría no volver a ser la misma, o incluso morir.

Me abalancé sobre la camilla, esperando alguna reacción. El dispositivo había aparecido a pocos pasos de allí, diminuto e inofensivo. Lo tomé entre mis manos y lo observé con detenimiento. Entonces, giré la mirada: la Capitana respiraba y recuperaba la conciencia.

Un suspiro de alivio salió de mi pecho y todos los músculos de mi cuerpo, de repente, se relajaron. Tuve que tomarme de la camilla para no terminar en el suelo.

-¡Si! -solté, feliz, y abracé a Blake, levantándola en el aire- Capitana, ¿cómo se siente?

El cuerpo de Cristina desapareció así como todo lo que era, suspendida en una nube de información, pero la capitana simplemente dejó de existir durante unos momentos, los que necesitó el ingeniero jefe para desentrañar el amasijo de datos.

Entonces De Alba volvió a tomar conciencia, el aire volvió a sus pulmones, su corazón latía con fuerza y su mente necesitó unos segundos para digerir la información... ¡¡¡HABÍA DADO RESULTADO!!! Aquel genio lo había hecho!!

-¡SIIIII!-exclamó en español consciente de la gesta que habían orquestado sus hombres y aquella encantadora señora Blake, sin cuya pista aún estaría encerrada en la enfermería a expensas de que el enemigo activase el dispositivo- Me encuentro estupendamente señor Ollander... creo que ya pueden desatarme y mandar al infierno a esa maldita cosa!-Dijo una eufórica Cristina deseosa de volver a la acción, de no ser porque permanecía atada hubiera estallado en un abrazo hacia el ingeniero... o quizás un beso, estaba en deuda con todos ellos.

Para De Alba solo fue un segundo de exposición en un entorno de luz y energía pero para el resto la situación se extendió por medio minuto, o tal vez mas, donde Ollander removió el dispositivo mediante su habilidad para los datos cuánticos.

El resultado fue un éxito rotundo al inutilizar y remover el dispositivo del cuerpo de Cristina. Entonces sin más que hacer, la doctora Blake regresó a su puesto.

Ahora ella es libre de volver a la acción, antes que la nave colisione contra la superficie del planeta devastado.

De Alba tras agradecer inmensamente el trabajo realizado por su tripulación, se puso rápidamente en marcha. De poco habría servido aquel esfuerzo si la nave terminaba por colisionar en el planeta.

La operación había sido todo un éxito y ya todos, incluida la paciente, regresaban a sus puestos. La Capitana marchó, seguramente al Puente, y yo me quedé unos minutos en la Sala de Transportes, hablando con el personal.

-Preparen la Orden 66, ¿entendido? -dije- ¿Necesitan mi ayuda o pueden solos? Tenemos que estar listos.

La mayor parte del trabajo pesado fue de la mano del grupo de ingeniería liderado por Jack. De modo que solo resta ensamblar algunos paneles y ajustar un par de tuercas.

Sin problemas señor. Tendremos todo en funcionamiento dentro del lapso previsto. – responde uno de los responsables de área.

Y con la respuesta adecuada Ollander se marcha de la sección. Aun tiene mucho que hacer.