Las arenas del destino

El sol…y el calor en la espalda…el cielo azul sobre mi cabeza. El aire huele a vitalidad, a verano.

El desierto es de oro y un horizonte de palmeras tiembla en el aire de horno. Así son los días sin nombre, los días ancestrales cuando el anciano era el joven de hoy.

Dime, ¿por qué vagas de un lado para otro? La Vida que persigues no la encontrarás jamás.

Cuando los dioses crearon la Humanidad, asignaron la muerte para esa Humanidad, pero ellos retuvieron entre sus manos la Vida.

En cuanto a ti, llena tu vientre, vive alegre día y noche, que tus vestidos sean inmaculados, lávate la cabeza, báñate, atiende al niño que te tome de la mano, deleita a tu mujer, abrazada contra ti.

¡Tal es el destino de la Humanidad!

Las palabras del otrora desconocido, de espeluznante aspecto parecieron remotas y ajenas en aquel momento. Uno que se grabaría con un presente envenenado por una petición imposible.

Un regalo único, para lamentar por siempre...

Fecha Terrestre 16 de octubre de 2160, 09:45 A.M.
¿Fecha Terrestre 5de octubre de 3714, 09:45 A.M.?

Igual que una tormenta de arena, que nubla la visión y ensordece, la recepción del otro lado luego del salto no pudo ser más coincidente.

El viaje previo apenas fue un parpadeo cuando ambas naves se lanzaron al vórtice espacial jamás visto. Solo una pequeña vibración en el suelo y las paredes supuso el mayor de los problemas en el lapso que los viajeros cruzaron audazmente media galaxia. Tan solo el recuerdo en sus retinas de la luz rítmica del túnel fue la única compañía al movimiento.

Luego un abanico de colores se abrió para todos en el otro lado. El destino los recibió abriendo sus alas rojizas y violáceas, propias de los materiales de la nebulosa, junto a un variopinto de asteroides gélidos y metálicos que surcaban un camino destinado a continuar hasta el fin de los días.

El premio mayor se revelo luego de todo aquello, poco a poco, y a medida que ambas naves salían despedidas a gran velocidad del agujero de gusano, fue el recóndito objeto celeste que a más de uno le recordó su hogar, la Tierra.

Un planeta, alejado de todo, los recibió en su órbita alta con un despliegue de tonalidades fácilmente reconocibles. El azul de sus océanos, el cobre de sus montañas y el amarillo de sus desiertos. Salpicado por aquí y por allá el verde de la vida dejaba entrever sus similitudes con la Tierra. Especialmente con el lejano medio oriente o las praderas de la incógnita África.

Los cálculos de Aakesh vaticinaron esto, un viaje sin escalas ni dificultades al corazón de la Nebulosa de la Araña. A un sitio inexplorado y repleto de incógnitas. Incluso aun es difícil asimilar el hecho del viaje instantáneo entre grandes distancias.

En la enfermería una operación está por decidir el destino de Cristina, mientras que los demás atendieron sus asuntos personales y otros pocos aguardaron con expectación el viaje.

Ahora ambas naves continúan a la par, surcando un cielo misterioso pero asombroso por igual manera.

El modulo comienza a utilizar todo el empuje de su retro cohetes para mantener una velocidad de entrada que no genere ningún riesgo para todos, mayormente por la diferencia gravitatoria, la cual es casi un 30% mayor a la terrestre.

Por lo tanto el modulo lunar comienza a bajar trazando una ruta espiral y con bajo ángulo de inclinación. De esta forma se tardará un poco más en tocar tierra pero lo harán de manera segura y dispondrán de tiempo para hacer análisis y escaneos desde las alturas.

El área destinada a la exploración es de aproximadamente dos mil quinientos kilómetros cuadrados, sobre la cual descenderá el modulo lunar. En la zona limítrofe del área se encuentra el asentamiento de mayor importancia del hemisferio sur.

Aakesh se sentía prisionero en el asiento. La fuerza del descenso se hacía notar ante la falta de amortiguadores de inercia, algo normal en un aparato tan antiguo, aunque fuese de otra dimensión.

Lightman y Gamesh parecía que se coordinaban bien y a pesar de que el descenso estaba siendo duro, al menos para el primer oficial, parecía que controlaban el módulo a la perfección.

Con cierto esfuerzo comenzó a pulsar los botones de uno de los paneles para activar los sensores del módulo y así obtener más información sobre el área de descenso.

-Estoy realizando un escaneo de la zona

Parecía que Aakesh comenzaba a familiarizarse con los controles obsoletos del módulo y suspiró aliviado al comprobar que en esta ocasión, no había metido la pata, o eso parecía.

Johnny se sintió bien al poder volver a realizar una de sus tareas favoritas, el pilotaje. Si bien no era a mando de una nave o una lanzadera, lo importante era volver a manejar una máquina y el hecho de que fuera toscamente le añadía gracia al asunto.

Se sentía como uno de los pioneros de la navegación espacial, navegando más con el instinto que fiándose de los datos que pudiera arrojar la pantalla de un terminal. La similitud del planeta con la Tierra, con su Tierra, le trajo recuerdos y añoranzas de tiempos mejores, con Blake y su hermana a su lado, paseando por las avenidas de Nueva Orleans, visitando los garitos y los conciertos que hacía en ellos... Un avisador acústico de los niveles de combustible de uno de los depósitos lo despertó de su ensimismamiento. Gamesh también estaba concentrado en el pilotaje, por lo que Johhny se esforzó en centrar su mente en la ardua tarea que tenían. Lo primordial era llegar de una sola pieza al suelo.

Jankowsky había logrado dormitar un poco durante el descenso, su calma ante una situación así mostraba no solo lo acostumbrado que estaba a situaciones así si no la confianza que tenía en Lightman. Ahora que las turbulencias de la entrada en la atmósfera estremecían el modulo estaba despierto e impaciente por salir:

-La gravedad aquí no va a ser cómoda.- Comentó a Kendra. -Aunque me preocupa más la atmósfera, aunque es respirable temo que no sea suficiente la saturación de oxígeno que recibamos.- Y con un rápido encogimiento de hombros quiso expresar un "gajes del oficio" a Diana.

Faltando poco para tocar tierra una alerta del medidor del combustible sólido para los cohetes llama la atención de Lightman, pero solo es un falso positivo de temperatura en el combustible. Esto le recuerda a Johnny que los controles primitivos de la lanzadera a veces arrojan falsos positivos. Es por eso que el sistema tiene doble o triple control en casi todo.

Su atención en los controles sirve para optimizar la navegación y ajustar la graduación de combustión de los retrocohetes de descenso. De esta forma dispondrán de más impulso al momento del regreso, pudiendo cargar la nave con más peso en caso de encontrar algo interesante que llevar a la nave.

Aakesh por medio de los sensores radioeléctricos y de ondas de alta frecuencia detecta dos objetos moviéndose a alta velocidad en dirección a ellos pero a poquísima altura. Estando a menos de un minuto de aterrizar los dos objetos llegaran al módulo en menos de cinco minutos.

-¿sucede algo comandante? – pregunta Gamesh, al oír el pitido del radar/sonar del módulo.

Aakesh permanecía atento a los sensores y a la pantalla del radar del módulo. Esta última le parecía algo hipnótica, con esa franja que daba vueltas sin cesar. Algo muy distinto de los sensores a los que estaba acostumbrado. El pitido del medidor de combustible llamó su atención, pero comprobó que Lightman lo tenía todo controlado y no se preocupó.

El radar comenzó a pitar. Aakesh primero observó a su alrededor buscando la procedencia del pitido, al comprobar que procedía de su pantalla se centró en ella. La pantalla mostraba unos registros que le preocuparon. Al escuchar al capitán Gamesh se volvió hacia él

-El radar ha detectado a dos objetos desplazándose a gran velocidad hacia nosotros pero a muy poca altura. Nos alcanzarán en menos de cinco minutos. Sugiero que si nos da tiempo, intentemos aterrizar en un punto que nos camufle lo máximo posible.

De nuevo se sentía como el segundo al mando de una nave, aunque en este caso se tratase de un módulo de descenso.

Menos da una piedra

Notó como la adrenalina fluía y el hormigueo de la emoción y el posible peligro en el estómago.

No dudó en ajustarse el casco y preparar su equipo para el combate. Imaginaba que conforme llegasen tendría que desembarcar para poder ser ojos y oídos en el exterior, y no sólo depender de sensores.

Guantes ajustados, equipo recolocado y una última revisión extra al casco.

- Teniente Kendra lista para aterrizaje y desembarque rápido.

Todos había visto las secuencias de tropas saliendo de transportes, de desembarcos de diferentes maneras y de asaltos de tropas. Ella lo había practicado in situ. Ella había sido uno de esos soldados que fusil en mano, pistola en cadera y cuchillo entre los dientes se lanzaban desde una "cafetera voladora" contra un objetivo o enemigo. Esta vez, si lo ordenaban, sería unos "sensores" extra que podrían informar de esos contactos, que aún no sabían si eran hostiles o no. No se podía bajar la guardia.

El radar ha detectado a dos objetos desplazándose a gran velocidad hacia nosotros pero a muy poca altura. Nos alcanzarán en menos de cinco minutos. Sugiero que si nos da tiempo, intentemos aterrizar en un punto que nos camufle lo máximo posible.

Gilbert afirmó con un gesto la propuesta de Aakesh, para de inmediato cambiar ligeramente el punto final de aterrizaje. En consecuencia el modulo toco el suelo con ligera rudeza entre dos grupos de enormes formaciones rocosas. La cobertura era suficiente para que nadie hallara tan fácilmente la nave pero en contrapartida los radares y sonares quedaban obstruidos por la cobertura y la única forma de realizar escaneos ahora dependía de los aparatos portátiles de los hombres de la Flota Estelar.

-Aquí estaremos protegidos de los curiosos, aunque mía es la curiosidad por identificar esos dos objetos que se acercan. Podrían ser de mi contacto. – contesta Gilbert al descender del módulo en busca de un sitio alto por donde espiar en dirección a los objetos.

En la distancia dos columnas de polvo se alzaban en el horizonte y poco a poco se iban acercando…

Jankowsky se espabiló tan pronto como oyó a Aakesh, aunque cabía la posibilidad de que los objetos fueran el contacto de Gilbert no quería correr riesgos.

En cuanto la nave aterrizó se dispuso a salir.

-Hemos de asegurarnos de que no sean hostiles. Está claro, dada la evolución tecnológica de la sociedad de este planeta, que no son de aquí.- La zona donde aterrizaron obligaba a usar radares portátiles. -Debemos salir, radar en mano, y comprobar si saben donde estamos. No nos costará encontrar una buena cobertura.- Sugirió a Artemisa.

Aakesh descendió pistola en mano y el escáner en el otro. Comenzó a rastrear la zona, buscando un punto donde pudiese detectar mejor a los objetos, pero que le permitiese estar camuflado y no ser visto o detectado, en la medida de lo posible.

-Capitán Gamesh, usted nos indicará que debemos hacer. Sugiero que Lightman y Newton permanezcan de momento en el módulo por si hemos de despegar rápidamente y para mantener las comunicaciones con la Discovery.

Tras alcanzar una posición óptima activó el escáner

-Prepárense por si no es el contacto del capitán Gamesh.

No quería intervenir, ya que estaban usando los sensores de la nave y ya era tarde.

Cualquier emisión era un factor de detección. - Si te ocultas para una emboscada, pegar un grito era delatar tu posición. O al meno, saben que hay alguien. Creía que habían perdido toda posibilidad de ocultación. - ¿No se han leído los manuales de francotiradores? ¿Joder, son navales, ni los de submarinos?

Otra pizca de desconfianza en sus jefes. Se levantó y estaba presta pasar salir a posicionarse, cuerpo a … sobre lo que fuera, para escuchar y poder tener "sensores pasivos" que no delatasen su posición. - ¿Me van a dar permiso para salir o no? Se mostraba su impaciencia, y ya les había dicho que estaba lista.

-Capitán Gamesh, usted nos indicará que debemos hacer. Sugiero que Lightman y Newton permanezcan de momento en el módulo por si hemos de despegar rápidamente y para mantener las comunicaciones con la Discovery.

No hagan nada por el momento. Tampoco por despegar ahora vamos a descubrirnos. – advierte al examinar el entorno frente a ellos, el cual los separa de los dos objetos que se aproximan ahora velozmente. – Miren allí. No creo que nos hayan visto. – dijo al señalar algo en la llanura desértica.

Y su descubrimiento pareció darle la razón. Una especie de carretera, antes no percibida desde las alturas, cruza todo el territorio visible y que casualmente coincide con la dirección de los dos objetos. El único punto extraño de la carretera es que la misma no presenta huellas ni marcas de uso. La misma, que pasa a una veintena de metros de la posición de Aakesh y los demás, se encuentra liso y uniforme aunque no pavimentado.

-Usted, venga. Busque un punto más alto que el nuestro e informe que más nos rodea. – pide Gamesh a Diana, que aún espera en la salida del módulo.

El escaneo de Aakesh indica dos firmas de energía, posiblemente vehículos, llegando a velocidades mayores a doscientos kilómetros por hora. El primer vehículo es quien mantiene mayor velocidad que el segundo, que lo sigue medio kilómetro más atrás.

Diana da un taconazo, típico en los de su "hermandad", como que ha entendido la órden y la va a cumplir. No duda en ello, y estando a la espera y preparada desde hacía rato, por su mente pasa un: "- Ya era hora."

Aakesh queda a la espera de instrucciones por parte de Gamesh. Contempla los sensores ante la posibilidad de que aporten algún dato adicional.

-Está claro que esos vehículos no son compatibles con la tecnología de la sociedad que hemos detectado. O son de afuera o bien son del planeta pero han permanecido ocultos hasta ahora, lo que me parece aún más preocupante. Es pura especulación, pero tal vez esa carretera les sirva para transportarse por algún medio electromagnético.

Comprobó de nuevo su arma, no sabía que atenerse ante esos vehículos y quería estar preparado por si de nuevo tenían que luchar.

Jankowsky observaba con asombro aquella carretera.

-Está claro que esos vehículos no son compatibles con la tecnología de la sociedad que hemos detectado. O son de afuera o bien son del planeta pero han permanecido ocultos hasta ahora, lo que me parece aún más preocupante. Es pura especulación, pero tal vez esa carretera les sirva para transportarse por algún medio electromagnético.

-No, está claro que los vehículos no son compatibles pero, ¿lo es acaso la carretera?- Jankowsky miraba con desconfianza tal construcción, qué poco sabían de este planeta.

Diana salió de la nave siguiendo la orden directa de Gamesh, la mujer estaba visiblemente impaciente por entrar en acción, sin duda le gustaba su trabajo.

-No es buena idea que salga sola.- Le dijo a Aakesh a la espera de que su primer oficial interviniera. -Si no tienen otra orden para mi creo que debería acompañarla.- Dijo a los dos, no quería ningunear a Gamesh pero pese a que les había ayudado mucho y era el capitán de la Discovery consideraba a Aakesh su directo superior, y, en realidad, se sentía mas cómodo a sus órdenes.

Artemisa logra situarse encima de una roca parcialmente plana, no muy lejos del punto de aterrizaje y desde allí tiene un campo de visión de 360 grados sin muchas obstrucciones próximas. Con sus binoculares electrónicos dispone de un límite de casi diez quilómetros de visibilidad en todas las direcciones posibles.

Eduard se le une y ambos al estar cuerpo a tierra pueden cubrir con mayor eficacia el terreno circundante. A Gamesh no parece molestarle.

Son sus hombres. Pueden hacer lo que a usted le parezca siempre y cuando no inicien una balacera. Necesitamos información antes que cadáveres. – responde a Aakesh a fin de aclarar la metodología de trabajo en equipo en el planeta.

Y con la información nueva el capitán nada dijo. Simplemente esperó a ver qué ocurriría para actuar o simplemente dejar que pasaran de largo.

Eventualmente la espera no fue tan larga, porque el vehículo que llevaba la delantera gano bastante distancia con respecto al de atrás pero a costa de romperse.

A poco menos de un kilómetro de distancia el vehículo, una especie de platillo volador biplaza, rematado con una cúpula de cristal, comenzó a humear por detrás y soltar chispas hasta que dejo de avanzar y de flotar. La inercia del vehículo flotador acabo por dejar a sus pasajeros a pie a poco menos de cincuenta metros de la posición de Aakesh y los demás.

Del platillo deslizador, estrellado contra un montículo de rocas y ahora humeante por doquier, descendió una pareja a gran velocidad y tomo distancias del artefacto en llamas.

-¿Y ahora qué haremos? Exigiste demasiado al disco, ahora no nos sirve más y todavía falta para llegar al refugio… - dijo la mujer de cutís verde claro y manchas en la piel.

Sus vestimentas ligeras la protegían del calor así como del radiante sol. En sus manos aun lleva grilletes y el rastro de las cadenas es evidente.

-Entonces estamos perdidos. Ellos llegaran en menos de un minuto. Tratemos de ocultarnos entre las rocas y tal vez consigamos despistarlos. – responde el hombre, de aspecto similar a ella pero de tono más oscuro. Su “verde” era similar al de los esclavistas “Orionitas”, pero sin marcas o manchas en su piel. Su vestimenta era muy detallada, más ajustada a su cuerpo a diferencia de la mujer y posiblemente de mayor calidad.

El traductor universal de Karl pudo actuar al instante y enviar en simultaneo la traducción al comunicador de sus compañeros. Era una especie de acadio.

Pero no tendrían ninguna oportunidad, porque el otro disco volador estaba pronto a llegar…

- Joder, ese tipo … me suena. Pensó la mujer, confundiéndolo con otro soldado que tiempo atrás fue instruido por su rudeza y patadas.

No tardó en solicitar instrucciones. Acababan de comentar de que quería evitar un tiroteo y parecía que sería lo que se aproximaba: - ¿Instrucciones y ROES? Por ella lo tendría bastante claro. Con forme lo soldados descendieran de su vehículo no dejaría a uno, así no les daría tiempo a responder, y para ello preparó el rifle. - Y si no puedo disparar de manera ofensiva … tendré a mano algo para defender o por lo menos para intimidar.

Aakesh hizo señas a Eduard de que esperase, pero al final el oficial táctico se unió a Diana. Era lógico, los dos son soldados y allí poco podrían hacer.

Ante las palabras de Gamesh, Aakesh asintió

-No se preocupe capitán, mi gente no hará nada sin que yo se lo ordene y yo esperaré sus instrucciones. La coordinación es fundamental para que salgamos de esta

Ya hemos tenido malas experiencias por hacer cada uno lo que le sale de las narices

Aakesh aguardó y el primer vehículo se acercó, pero enseguida se dio cuenta de que algo no iba bien. Parecía que el vehículo sufría algún tipo de avería. Se detuvo y dos figuras descendieron. Aakesh se ocultó aún más y permaneció atento, con su arma lista. Accionó el comunicador.

-Diana, Jan, esperen instrucciones, no hagan nada pero estén preparados

Se fijó en las figuras, las cuales, por sus rasgos, le recordaban a los oriónidas

¿Tal vez su versión de esta dimensión?

Llevaban grilletes y por la conversación que mantenían estaban huyendo de algo o alguien. Hizo señas a Gamesh

-¿Alguno de ellos es su contacto?, parecen ser presos fugados, ¿que hacemos capitán?