El legado - Discovery One

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Fecha Terrestre 14 de octubre de 2160, 08:39 P.M.
¿Fecha Terrestre 3 de octubre de 3714, 08:39 P.M.?

Eventualmente la cuenta regresiva llegó a su fin y los misiles fueron disparados sin posibilidades de frenar el lanzamiento. Solo que no apuntaban a la Princesa de Nueva Orleans ni mucho menos, porque las palabras de Gabriel (el avatar de M.A.D.O. 15-725) fueron precisas. El disparo fue limpio, sin riesgos para nadie y el destino final de los misiles acabo siendo una órbita alta y estable alrededor del gigante gaseoso donde descansen ambas naves.

La distracción del equipo de la D5 también fue un éxito. Napoleón no pudo activar las ojivas y destruir ambas naves, dando el tiempo necesario para que Gabriel completara el lanzamiento que también expulsara al vacío interestelar al maligno robot y a sus guardias. Ahora la Discovery es nuevamente un sitio seguro.

Discovery One, como nave generacional y arca poseedora de toda la vida de la tierra, dispone de innumerables recursos para los oficiales de la Flota Estelar. Desde vestimenta, alimentos, medicinas, piezas de repuesto y servicios que jamás encontraran en la áspera nave Klingon.

Y el primer sitio, luego que ambas naves atracasen entre sí, fue la enfermería. La sala es amplia, con mucho espacio para decenas de pacientes que jamás utilizaran, al igual que el resto de las demás instalaciones.

Eventualmente la Discovery volvió a la vida con la visita de los tripulantes de la D5, porque hasta antes de eso solo los robots eran lo único que habitaban sus pasillos y estaciones. Ahora Gabriel y los robots asistentes de la enfermería pueden tratar a los heridos y también examinar a los pocos que no tienen heridas, ya que igualmente necesitan de un control luego de las semanas a bordo de la D5 y los meses anteriores de esclavitud y hambruna.

Ocasión que sirve para reunir al equipo de oficiales y que estos unifiquen sus criterios para tomar una decisión sobre el futuro inmediato de todos, ya que posiblemente sean los únicos humanos en el universo.

En la Princesa de Nueva Orleans Hope ha quedado al mando de la nave hasta el regreso de los demás y un pequeño equipo de robots Sentry-R realizan tareas de reparaciones en el casco exterior de la nave y de la barquilla dañada. Algo muy útil para evitar descender al planeta vecino, aunque en algún momento deberán hacerlo. Es algo impostergable.

Robots Sentry-R

De todas formas las comunicaciones se realizan por cable umbilical hacia y desde la D5. Porque todavía persiste la interferencia en la bahía de pods del Discovery. El último informe es igual que el anterior realizado por Mukherjee: Sin novedades en el sistema ni peligros detectados.

Y mientras el grupo se pone al día pronto regresará Gabriel 1.0 con novedades. Poco antes fue a explorar la bahía de los misiles donde por última vez vieron a Jankowsky y al capitán de la nave, el piloto Gilbert. Ellos desaparecieron en el combate contra el robot Napoleon y el posterior lanzamiento imposibilitó la búsqueda hasta ahora.

Quien se ofreció para dirigir temporalmente la enfermería es la única pasajera con vida de la Discovery One, la doctora Clementine Kruczynski, una médica civil especialista en neurociencias. El resto del pasaje no sobrevivió al sueño prologado.

Los acontecimientos se desarrollaron rápidamente. Aakesh pudo contemplar como se desplegaban los misiles en la órbita del planeta, tal y como su extraño interlocutor les había dicho que pasaría, aunque por un momento temió que impactasen contra la nave klingon.

Las siguientes horas fueron intensas. Ambas naves se acoplaron, Hope quedó al mando de la "Princesa", con instrucciones de mantener comunicación e informar ante la más pequeña eventualidad, anomalía o contratiempo que surgiese, mientras continuaban las reparaciones, ahora con la inestimable ayuda de una pequeña cuadrilla de robot.

Al entrar en la nave terrestre Aakesh quedó maravillado. Lo contemplaba todo en parte embelesado

Así que se llama Discovery, como tantas otras naves que exploraron lo desconocido -por un momento le vino a la mente la nave protagonista del libro y películas clásicas del siglo XX "2001, una odisea del espacio"-. Una muy digna pieza de museo, pero muy adelantada a su época, aunque espero que tenga mejor suerte que su homóloga de la ciencia ficción.

Lo primero que hizo fue solicitar reunirse con la tripulación de la Discovery y los equipos que habían enviado. Fueron conducidos a la enfermería, donde comenzaron a ser chequeados.

-Me gustaría poder hablar con mi gente y con quien esté al mando de esta nave. ¿Tal vez Gabriel?. ¿Donde se encuentran los miembros de nuestra tripulación que vinieron a la Discovery?

Estaba ansioso por saber más. Su prioridad seguían siendo los cristales de Dilitio, pero tenían que averiguar que había pasado y poner a todo el mundo al día. Además, le preocupaba el estado de la capitán.

-Solicito que examinen a mi capitán antes que a los demás. Su estado no es el mejor. Luego pueden examinar al resto o....

Guardó silencio. Consideró que ya había hablado bastante y que sería conveniente esperar, al menos por ahora. Contempló que disponían de recursos, que si bien podrían ser considerados primitivos, serían muy útiles.

En el tiempo de espera se fijó en la imagen que proyectaba sobre una superficie metálica que actuaba a modo de espejo. Seguía llevando el uniforme de la Flota Estelar que le habían dado en la Franklin. Estaba algo sucio, con manchas de sangre y la marca de un disparo cerca del abdomen. También le venía algo grande, a pesar de ser de su talla.

Se fijó aún más. El tiempo de cautiverio primero, y los días que habían pasado en la nave klingon habían hecho mella en su físico. Estaba más delgado, sin llegar aún a un estado de delgadez extrema. A pesar de que en la Franklin se aseó, llevaba la barba que le había crecido durante su época de gladiador, eso sí, más cuidada, y estaba algo despeinado, destacando aún más con el color de su piel. Parecía una imagen sacada de las hambrunas que sufrió la India en el siglo XXI y que debieron de sufrir sus bisabuelos. Pero la imagen constrataba con su uniforme y con las armas que portaba, una pistola y un cuchillo klingon.

Posó la mirada en sí mismo. Su rostro mostraba cierto cansancio, pero a la vez determinación. Las experiencias de los últimos meses habían hecho mella en su cuerpo, pero también en su espíritu. A pesar de que su mirada mostraba cierta alegría y  desenfado, también se le había endurecido, al igual que el gesto de su rostro.

Llego a imponer y todo

Tras varios minutos de espera, se reunieron con los grupos expedicionarios, pero aún faltaban dos personas. Johnson y Jankoswky. Se acercó a Stevenson

-Comandante, me alegro de verle. Pronto nos podremos al día, hay bastantes novedades.....¿puede informarnos de que ha pasado?, hay cosas que seguimos sin entender. Por el momento no hay presencia enemiga cercana....

Su tono era cordial y su preocupación sincera, a pesar de guardar cierto formalismo. No quería tener disputas con Stevenson, y necesitaban trabajar juntos para salir de allí, pero Aakesh no renunciaría a su carácter, a pesar de los cambios que había sufrido en su forma de ser.

Calor y fuego, era lo último que James sintió mientras cargaba con Ellen al borde de sus propias fuerzas. Apenas consiguió atravesar la puerta de seguridad dejando atrás el infierno cuando sus piernas cedieron cayendo al suelo exahusto... el mundo se desvaneció para el comandante mientras posaba a su compañera en el suelo cayendo el mismo después incosciente que llevo a su cuerpo a un sueño profundo.

Así acabó la misión de reconocimiento de la Discovery para el comandante quien portaba un maltrecho traje de vacío klingon que sin duda era ya inservible pues en el eran visibles quemaduras y un impacto de arma en el hombro derecho.

Paso tiempo hasta que el comandante volviera a abrir los ojos, esta vez la imagen era bien diferente... no había rastro del fuego ni de Napoleón tan solo camillas y equipos médicos que cercioraban que la pesadilla parecía haber acabado al menos por el momento.

Instintivamente su mano izquierda busco su hombro derecho desde el que se extendía un fuerte dolor por todo su cuerpo.

Stevenson comenzó a ser consciente de donde estaba y de lo que había pasado mientras Mukherjee le preguntaba sobre lo sucedido, pero su voz sono como lejana en la cabeza del comandante quien quizá todavía estaba algo conmocionado por sus heridas o quizá porque su atención se centraba en otra cosa.

La sala era amplia y podía ver a varios pacientes y camillas pero por mucho que miraba a su alrededor no encontraba a Johnson... un mal presajio se cruzó en su mente mientras contestó erraticamente al Aakesh

Ese maldito robot lanzó los misiles y no pudiemos pararlo a tiempo

La mirada de James encontro a la doctora, Clementine se afanaba por revisar a los heridos.

Doctora, ¿Donde esta Johnson?.... y ¿Jankowsky? dijo al darse cuenta que el MACO tampoco estaba entre las camillas, James se incorporó y tan solo encontró un poco de alivio al ver a Cristina... aunque este pronto se disipó al entender que algo no iba bien con la capitana.

Cristina era una mujer coqueta y hermosa donde las hubiera, por eso a pesar de todas las penurias que llevaba acumuladas siempre procuraba ir adecentada, en la medida de lo posible, de esa manera antes de embarcar en la Discovery se tomó unos minutos para presentarse de manera aseada y peinada. De Alba se presentó con el uniforme de la Flota que le habían dado en la Franklin luciendo sus galones de capitán en el cuello de la chaqueta, sus maneras y sus gestos denotaban que había sido bien educada, posiblemente por una familia adinerada. Sin embargo su aspecto físico estaba muy desmejorado, pues no había sido capaz de disimular su extrema delgadez, la palidez de su rostro, sus ojeras y los restos metálicos que se habían fundido con su brazo malo, un brazo que llevaba en cabestrillo para evitar moverlo, su imagen en general era de debilidad, exceptuando por el brillo de sus ojos verdes donde se atisbaba una mujer de fuerte carácter y determinación, aspectos que eran los que conseguían que se mantuviera en pie. 

Una vez que se encontró en la enfermería, siempre acompañada por Daniel que se había convertido en su principal apoyo, la española dejó que su primer oficial y Stevenson hablaran primero, para después intervenir ella.

-Solicito que examinen a mi capitán antes que a los demás. Su estado no es el mejor. Luego pueden examinar al resto o....

- Mi estado no es el mejor señor Mukherjee, pero no estoy herida. La prioridad son los heridos, después iré yo- le dijo en tono amable, entendía la preocupación de su primer oficial pero para ella su tripulación debía ir primero- y usted lo está- le recordó con una ligera sonrisa y un cabeceo para que fuese el quien se examinase en primer lugar.

Ese maldito robot lanzó los misiles y no pudiemos pararlo a tiempo

La mirada de James encontró a la doctora, Clementine se afanaba por revisar a los heridos.

Doctora, ¿Donde esta Johnson?.... y ¿Jankowsky?

- ¿Robot?- no pudo evitar lanzar la pregunta al señor Stevenson a quien al verlo sintió alivio, sin embargo su preocupación por lo que estaba pasando era mayor que sus problemas personales por lo que se centró en saber que se había perdido por estar confinada en la enfermería de la D5- Cierto... ¿Donde están?- que no estuvieran allí ni Jan ni Johnson inquietó a Cristina, que realizó un barrido ocular por la estancia en busca de sus tripulantes.

Todo fue demasiado rápido, tanto que en aquel afán de querer salir de allí tan rápido como sea posible junto a James y Ellen, la mirada de Clementine quedó perdida en el Oficial que tras aquel disparo cayó al suelo sin poder ser recorrido. No lo conocía en absoluto, en realidad no conocía a nadie, pero al menos gracias a su "salvador" pudo comprender que esta gente no tenía malas intenciones, pese al desfase temporal y la ausencia de recuerdos por parte de la rusa. 

Ya instalada en la Enfermería de aquella nave, comenzó a hacerse con el material porque en sí conocimientos no le faltan debido a sus estudios avanzados en Neurocirugía. Pero en el mismo ajetreo de la situación, donde Stevenson había perdido la consciencia en el proceso debido al agotamiento físico, ella intentó colocarlo en una de las camillas y mantenerlo con suero mientras buscaba curar esa herida en el hombro. Además de chequear el estado de Ellen, que a simple vista no se veía para nada bien. 

Clementine es una joven bastante bonita, pequeña de contextura física, dueña de una mirada de color caoba muy expresiva y su tez es blanco pálido, en parte contrarrestando el tono oscuro de su cabello. Se encuentra ataviada con el traje de la misma nave, sólo que doblado en la cintura para quedar en musculosa y así poder trabajar libremente con sus manos ya que es vital para ella. Se la ve corriendo de aquí para allá, preparando todo para atender a los heridos y ante la llegada de aquel hombre, que posiblemente ella identificaría como alguien de la India debido a sus rasgos tan propios de esa tierra, giró sobre sí misma para escucharlo. 

- Clementine Kruczynski, soy Doctora. - se presenta extendiendo la mano a modo de saludo. - No hay problema, pero debo curar de inmediato las heridas por disparo ya que la pérdida de sangre ahora mismo es algo que no me puedo permitir. Pero no dude que en cuanto termine, me ocuparé de ella. - afirma a modo de respuesta, educada, cortés y dulce en su tono. Desconoce quien tiene cargo aquí ni como, ella no pertenece a ninguna flota estelar ni similares, es una civil y por defecto, mantiene el respeto que hacia una persona se precie. Sin ir más allá. 

Sólo que ante el llamado de James, ella sale corriendo hacia donde se encuentra aquel Oficial y tras revisar la herida trayendo consigo una mesilla con todos los elementos, lo escucha. - No sé, los perdí de vista y en ese instante quedaste inconsciente. Lo siento mucho, no pude hacer más. - responde la Doctora mientras le indica que le quitará el traje. - Permiso, sólo el torso así puedo revisar tu herida. ¿Vale? - pregunta y tras dar unos minutos, comienza a ayudar a James, así puede revisar con cierta minucia. Sólo que la presencia de una mujer, bastante demacrada la obliga a manifestar un gesto de preocupación y tras desviar la mirada a Mukherjee, descubre que de ella se trata. 

- Señora, Oficial... Perdone. En cuánto termine con los heridos de disparos, ya que no sé si es bala o que... Me ocupo de usted. Soy Médico. - afirma al mirarla a los ojos, desconocía lo que significa todo ese uniforme y lo que lleva puesto, no le sonaba de ningún lado. - No lo sabemos. - responde a la pregunta, ya preparada para curar a James. 

Después de realizar precisas maniobras para dejar ambas naves a una distancia prudencial, dejaron la nave klingon a cargo de Hope. Johnny no dudaba de sus capacidades, solo esperaba que a nivel de pilotaje fuera suficiente para no perder el contacto entre ambas naves. Confió que las reparaciones fueran lo más efectivas posibles para recuperar gran parte de la energía de impulso. Necesitaban recuperar la velocidad para salir de allí y buscar la manera de volver a casa.

Junto al primer oficial, entró en la sala de enfermería. Se alegró ver a su capitana, aunque hechó en falta otros miembros del equipo. Para algunos se temía lo peor. De repente se sintió muy cansado. Había estado con muchas emociones seguidas y con poco tiempo para reponer fuerzas. Buscó un taburete o algo similar. Notó que las mejillas le picaban, llevaba días sin afeitarse y la barba incipiente le empezaba a molestar. Notó algo de calor por el uniforme de la flota que había podido recuperar de la lanzadera. Desgraciadamente estaba sucio y con algún descosido. No parecía un flamante oficial de la Flota, más bien un refugiado que huía de los horrores de alguna maldita guerra. Y lo que más le dolía era no tener un peine. Su cabellera parecía tener vida propia y no había manera de que permaneciera en su sitio.

Se fijó en la guapa doctora, preguntándose de dónde había salido. Al menos alguien con conocimientos médicos, pensó. Siguió expectante de las noticias que podían dar.

La astronave terrícola del pasado estaba equipada con tecnología de punta para su época. Posee tecnología que incluso no se vería hasta poco después de la Tercera guerra mundial y poco antes del primer contacto con el pueblo vulcano. Los gobiernos de aquel entonces solían reservar con gran recelo hasta un siglo la tecnología que les otorgase una ventaja sobre otros países. Y la Discovery One era un crisol de tecnologías solo disponibles para los menos.

En sus pasillos se pueden leer indicaciones y carteleria en diversos idiomas, todos provenientes del antiguo bloque americano y europeo, así como los logotipos de la NASA y la Agencia espacial europea, siendo el idioma ingles el predominante y de uso estándar.

En cada pasillo, junto a los accesos, hay una terminal de comunicaciones y control de M.A.D.O., la interfaz lógica de Gabriel. La misma facilita la operación de la nave por medio de comandos de voz y analógicos a través de un pequeño teclado abreviado.

Incluso dentro de la enfermería la terminal permite a Gabriel solventar las inquietudes de los presentes.

-Me gustaría poder hablar con mi gente y con quien esté al mando de esta nave. ¿Tal vez Gabriel?. ¿Donde se encuentran los miembros de nuestra tripulación que vinieron a la Discovery?

Buenas noches comandante Mukherjee. El máximo responsable de la nave es el capitán, quien en este momento no se encuentra aquí. Él regresara pronto, siempre lo hace. ¿En qué puedo ayudarle?-

La voz es similar a la escuchada por los altavoces en el puente de la D5 solo que esta otra es más compleja y rica fonéticamente. Su construcción lingüística no deja de distanciarse de algo artificial sin causar disgusto alguno entre sus interlocutores.

Ese maldito robot lanzó los misiles y no pudiemos pararlo a tiempo

Doctora, ¿Donde esta Johnson?.... y ¿Jankowsky?

- No sé, los perdí de vista y en ese instante quedaste inconsciente. Lo siento mucho, no pude hacer más. -

El elemento de peligro denominado Napoleón fue neutralizado junto al resto de los robots reprogramados cuando el lanzamiento se ejecutó con éxito. Con la distracción de vuestro grupo Napoleón no pudo activar las ojivas de los misiles y estos finalmente fueron disparados sin peligro alguno para todos. Ahora mismo los proyectiles mantienen una órbita estable y alta alrededor del planeta.

La mujer llamada Johnson fue introducida en una cámara ligera de estasis para un tratamiento prolongado. Su cuerpo padece muchas heridas que los robots asistentes no pueden operar. Es necesaria la intervención humana para su mejoría. Hasta entonces se mantendrá estable dentro de la cámara de estasis.

El otro humano está siendo buscado activamente. Mientras tanto pueden disponer de las instalaciones, asearse y buscar confort hasta que la salud de todos mejore.

Y una parte de la enorme enfermería se ilumina para mostrar la sección de las cámaras de estasis. En una de ella descansa apaciblemente Ellen, a la espera de la intervención médica de sus congéneres.

Adicionalmente una serie de casilleros empotrados son iluminados. Dentro de ellos encuentran vestimentas de la tripulación de la Discovery. Uniformes y ropa informal junto a todos los enseres vitales para la actividad a bordo de la nave. Una habitación dentro de la enfermería sirve de cambiador y baño.

Un instante después de la respuesta de Gabriel la puerta de la enfermería se abre para dar paso a Jankowsky siendo llevado por un robot de servicio a medio ensamblar y por otra persona.

Tanto Eduard como el otro hombre tienen sus vestimentas en mal estado, producto del intenso fuego durante el lanzamiento de los misiles. Puede que Eduard se encuentre en mejor estado por llevar puesto el traje EV pero aun así sus heridas de disparo han dejado su vida al borde de la muerte de no ser por su rescatista, quien lo ha traído hasta aquí a rastras.

El robot de servicio también se encuentra en muy mal estado por haber protegido a James y los demás durante la huida de la bahía de lanzamiento. De todas formas el complaciente ser artificial es quien carga con la mayor parte del peso del moribundo MACO, cuando el estado del otro hombre tampoco es favorable.

El hombre aparenta ser tan adulto como Daniel o James, aunque su mirada penetrante denota conocer la situación a fondo. Incluso la de todos los presentes, tal vez por obra de Gabriel.

Sus facciones rectas contrastan con su fisonomía caucásica y su leve tonalidad broncínea. Su ausencia de cabellera expone una antigua cicatriz ubicada detrás de la oreja izquierda.

Al ingresar el hombre observa fugazmente a todos para dirigirse inmediatamente a la terminal M.A.D.O.

  -Gabriel. Prepara otra cámara de estasis. – ordena.
 - ¿Usted es médico? Este hombre presenta un severo traumatismo craneal. – añade, dirigiéndose a Kruczynski.

Contemplando detenidamente el estado del uniforme de servicio del hombre no es difícil llegar a la conjetura que sus heridas son mucho peores que las de Jankowsky, aunque a simple vista es difícil saberlo sin un examen apropiado.

Eduard finalmente cuando es recostado sobre una cama despierta entre grandes dolores. Mayoritariamente por la caída desde una gran altura, poco antes del lanzamiento.

Continuaba ataviado con mi ropa de gladiador. Me sentía cómoda con ella y la verdad era que realmente había olvidado que la llevaba puesta. A mi cintura iba atada una chaqueta de la Flota Estelar, la cual usaba a modo de porta-objetos, metiendo todo lo útil en sus bolsillos a la para que para cubrirme con ella si tenía frío.

Mi cabello estaba largo y descuidado, al igual que mi barba. Eso era algo habitual en mí. Normalmente alguien me obligaba a retocarme el corte de pelo o a afeitarme cuando me encontraban en aquel estado en el laboratorio trabajando durante semanas. También lo hacía cuando debía acudir a algún evento especial. Pero no era el caso, así pues parecía más un salvaje de los tiempos de Julio César que un tripulante de una nave espacial. Pero aquello me importaba poco en aquel momento.

Lo más importante para mí era el estado de salud de Cristina y averiguar como sacarle aquella cosa de su cuerpo, sin perjudicarla a ella. Así pues, al cambiar de nave, me quedé maravillado con la nueva enfermería que se abría ante mí. Dejé a de Alba acomodada y tranquila y me puse a explorar aquel lugar, comprobando su equipo y materiales. - Alucinante. - Dije al aire, observando que aquello estaba mil veces mejor equipado que la D5. - La tecnología de esta sala, a pesar de que algunas cosas ya estén obsoletas en nuestro tiempo, aún es útil. Primitiva pero útil.

Sonreía como un niño viendo todo aquello. Era como esar en un museo, contemplando instrumental antiguo a la par que en un paraíso, donde poder investigar a mis anchas aquel mas que asolaba a nuestra capitán. Las voces de los demás, retumaban como eco lejano en mi cabeza, mientras cogía y observaba parte del instrumental médico, encontrando entre otras cosas un bisturí. Un clásico y "viejo" bisturí de metal, o al menos su mango. La afilada hoja de metal debía estar separada y envuelta bajo una capa protectora, manteniendo su esterilización intacta hasta el momento de su uso¹.

En ese momento me encontré de frente con aquella mujer. Entorné los ojos, tratando de recordarla y miré a Cristina, buscando que me indicase algo sobre ella. No me sonaba de nada, pero muchos de los rostros que nos acompañaban en aquel momento, tampoco me resultaban demasiado conocidos a primera vista. Sobre todo el de la mujer de piel de ébano. La mujer parecía tratar de ayudar a James. A él si le recordaba desde hacía demasiado tiempo y era alguien a quien jamás olvidaría. Aunque parecía estar más perdida que yo en aquella nueva e inmensa nave. - ¿Me permite? - La pregunté, buscando en mis bolsillos de aquella chaqueta el regenerador dérmico² de los klingon.

Al ir a usar aquel artilugio sobre el hombro de James, escuché una voz metálica que me hizo dar un respingo, pues no me la esperaba. Eso hizo que mi precisión con aquel aparato se fuese al traste y que mi intento de ayudar a James solo me hiciese quedar en ridículo. - Doctor Daniel Winwood. - Me presenté ante la mujer al determinar por fin que no la conocía de nada. - Geólogo. - Indiqué tras mis palabras. Cualquier carrera en ciencias te otorgaba un doctorado, pero mejor era aclararlo cuanto antes. - Médico auxiliar, ingeniero auxiliar, inventor... - Enumeré a continuación mis otras facetas como científico y estudioso, dejando algunas aparcadas.

En ese instante, alguien entró en la sala. No reconocía al sujeto y me sorprendió el robot que le acompañaba. Mi campo no era la robótica, pero sin duda estaba interesado en ella, como cualqueir cosa que lograse distraer mi privilegiada mente. En cambio al hombre moribundo que traían si le reconocí. Era el MACO que nos acompañaba desde que tenía recuerdos suyos en mi cabeza. No recordaba su nombre, pero al menos si su rostro. Estaba malherido y... palpé la chaqueta sin recordar donde había dejado el escáner médico³.

"Diana" había hecho honor a su nombre. En realidad era por ser tiradora, muy aguda hablando y perspicaz, … lo poco que hablaba, pero en esta ocasión su traje había sido perforado y un fluido colorado manaba profusamente por algunas de las rasgaduras del material. Había sido diana, pero se sentía satisfecha consigo mima. Había mantenido la posición y el fuego de cobertura, contra unos puñeteros robotijos, que además, parecía que habían sido dominados por una "mente" malvada.

En la enfermería, esperaba, cuando el triaje y prioridad le dieran el turno.

- Valiente ante las dificultades, incolumne ante el fuego. Eso les gritaban en las prácticas de fuego. Estarían orgullosos sus instructores por el resultado, y sus alumnos, por ejemplo dado. - Me siento algo mareada. Comentó, mientras presionaba con fuerza con una mano en el costado, y con la otra, en el hombro. Intentó que su voz sonase fuerte, pero … realmente estaba intentado disimular. No se desmayaría por orgullo, pero … tenía que hacer uso de parte de su fuerza de voluntad y mala leche, para seguir impasible de rostros y en pie.

Aakesh por un momento se sintió que estaba enmedio de todo. Las palabras de Stevenson y su capitán, la respuesta de la entidad conocida como Gabriel. La situación de Johnson y Jankoswky....Todo ocurrió uno detrás de otro.

Vayamos por partes

Sonrió a su capitán y asintió ante sus palabras mientras se acercaba a Stevenson

-Bueno, mis heridas pueden esperar, pero no le llevaré la contraria. Eso sí, luego le toca a usted, y no se me escaquee capitán.

Soltó una pequeña risa

Se fijó en Stevenson. Parecía herido.

-Comandante, descanse, ya no pondremos luego al día. Creo que todos tenemos mucho de que hablar.

Luego se acercó a uno de los paneles por donde había escuchado la voz de Gabriel.

-Buenas Gabriel, un placer conocerle en...en persona. Quisiera saber en concreto esta nave, ¿que es?, ¿cual es su misión?, quien es Napoleón?, en definitiva queremos saber que ha estado pasando y porqué nuestros compañeros están heridos.

Se fijó en la doctora y en el hombre que entró con el cuerpo de Jankoswky, se acercó a ellos.

-Soy Aakesh Kush Mukherjee, primer oficial de la nave Excalibur y ahora de la Princesa de Orleans, de la Flota Estelar terrestre. Gracias por su ayuda y por acogernos. Quisiera saber que ha pasado y cuál es el estado de nuestros compañeros.

Al escuchar las palabras de Diana se acercó a ella y la agarró

-Vamos Diana, sientese aquí y descanse.

Tras ayudarla a sentarse en una silla se incorporó buscando respuestas

-Por cierto, nuestra capitán depositó unos cristales de dilitio en su nave, ¿saben donde se encuentran?, los necesitamos con cierta urgencia.

Muy centrada en curar las heridas de James se encuentra, hasta que le resulta difícil debido a que le tiemblan las manos gracias a la experiencia recientemente vivida. Ella no estaba acostumbrada a esto y al parecer ahora los nervios comienzan a jugarle en contra, cuestión que la fuerza a mantener una expresión preocupada mientras es Gabriel quien se escucha, cuando al unísono indica que Ellen se encuentra en una de las cámaras. 

- Genial Clem, pero tendrás que relajar primero para operar. - piensa al encogerse de hombros, está claro que en medio de tanta caos circundante y una buena cantidad de heridos, tras estar décadas siglos dormida no es para nada fácil. Se sentía como en esas películas de Drácula donde tras haber vivido otro tiempo, despierta del sarcófago y debe comenzar una vida allí, en un lugar diferente. Pero lo peor de todo en una época que se desconoce. 

Lo bueno es que el Oficial en cuestión aparece de repente siendo cargado por uno de los Robots, lo cual le da un alivio enorme a la Doctora. Y en medio de conversaciones, la apariencia de aquel Geólogo le llama muchísimo la atención. - Vaya, y yo que pensé que era la única perdida en el túnel del tiempo. Se agradece esto de tener un gladiador en nuestras filas y un colega por sobre todas las cosas. - afirma para quitar hierro al asunto y como no, relajarse un poco así puede revisar a Jankowsky e intervenir si es necesario con extrema rapidez. - Lo necesitaré para asistirme, soy neurocirujana y claro, todo suyo. - responde mientras le permite usar ese aparato extraño sobre James. 

Luego un poco mareada por las presentaciones de aquel Oficial de origen Indio, asiente por mera cordialidad pero no tiene idea en absoluto, incluso por reacción espontánea le dedica a Stevenson una significativa mirada ya que es el único que comprende la situación de Clementine y su ignorancia involuntaria. Seguramente sería algo más para apuntar cuando el Oficial esté mejor y así poder hablar para ubicarla en el espacio- tiempo que se encuentra. - No tiene nada que agradecerme, la verdad es que no he entendido nada de lo que me ha dicho. No se lo tome a mal, he despertado hará una hora... En realidad, él me salvó. - señala a James. - Y no tengo idea de nada, pero bueno, Gabriel lo pondrá al día y seguramente podrá obtener respuestas que yo desde mi ignorancia no puedo ofrecer. -responde en un tono sincero, no había más allá de eso nada. 

- Aún así, si me lo permiten continúo con los heridos. - afirma en un tono muy noble, educado de por sí. Hasta que la voz de aquel hombre calvo, la obliga a girar sobre su propio eje así puede responder a lo que indica. - Lo soy, Señor. Ya mismo lo reviso. - agrega y prosigue. - Doctor. ¿Me acompaña? - pregunta a Daniel, seguramente entre dos podría ser mejor. Al menos un traumatismo craneal, si que era su área, podría salvarlo de no ser muy complejo el asunto.

James asintió a la petición de la doctora, la herida era sin duda fea pero James tenía una tolerancia al dolor mayor de lo normal por lo que aguanto sin exteriorizar el dolor propia de la manipulación.

Allí estaba nuevamente Mukherjee "ordenandole" descansar, James no tenía ganas de perder el tiempo con estupideces, había pasado mucho en pocos minutos y la sobervia de aquel oficial era lo que menos le preocupaba en aquel momento, su mirada paso fugazmente por la capsula de Johnson había hecho todo lo posible por salvarle la vida pero ahora debía ser ella quien luchará por vivir.

Tras la ingeniera los ojos del comandante se fijaron en Cristina sin poder moverse más allá de su figura, el dolor del hombro paso al olvido al centrarse en aquella demacradda figura. James busco los ojos, la mirada de Cristina quien sin duda estaba siendo consumida por aquel maldito artefacto.

Su estado físico se había deteriorado claramente en el tiempo que James había permanecido en la nave terricola, su vida no parecía correr un riesgo inminente pero no era imposible no darse cuenta que aquella cosa acabaría con ella en poco tiempo si no lo remediaban.

James no quiso decir nada, nada que pudiera evidenciar la fragilidad de Cristina y que pusiera en duda su liderazgo, tan solo se limito a lanzarle una mirada complice que todo lo decia.

Esta nave es un arca, contiene decenas de humanos en estado de hibernación. Él es su piloto y capitán

Dijo James mientras señalaba al hombre que trajo a Jankosky.

La IA de los robots de mantenimiento tomo el control de la nave y el resto de la historia ya la conocen.

Cristina asintió a la primera respuesta de la doctora, mientras permanecía en silencio observándola, tanto a ella como todo lo que había a su alrededor, la joven parecía ser rusa por su acento y su apellido, que le recordó a las antiguas películas de espías de la Tierra. Mientras trataba de sacar más información sobre la mujer por sus gestos y palabras no pudo evitar sobresaltarse ligeramente cuando el robot llamado Gabriel habló, al parecer era el ordenador central de la nave y la capacidad de interactuar con humanos, tras contestar a Mukherjee la capitán pudo hacerse una idea de lo que había ocurrido y fue entonces cuando se dio cuenta que Ellen se encontraba en coma inducido y entró un humanoide que al mirarlo Cristina tuvo la sensación de que era un especie de robot, trayendo a Jan que se encontraba severamente herido, al verlo en aquel estado reprimió el impulso de ir a verlo mejor y tratar de ayudarlo, pero guardó las formas, no así su gesto de preocupación mientras miraba como lo depositaban en una camilla y después volvía la vista hacia James, el cual no presentaba mejor aspecto pero al menos estaba consciente, realmente no sabía a quien acudir.

Entonces dirigió su vista a Daniel quien se presentó como doctor... en todas las áreas en las que tenía competencias, que eran muchas, por eso estaba siempre tan perdido, ante la mirada de este hacia ella cuando vio a tanta gente reunida, De Alba se encogió de hombros, dándole a entender que ella tampoco sabía nada. Rápidamente se puso a atender a James, mientras lo hacía Cristina se acercó con sigilo a su lado, después de todo lo ocurrido le gustaba estar cerca de Windwood y de paso observar mejor a James, sin quitarle la vista a Jan que había despertado con gran dolor. 

Mientras los dos doctores trataban de ayudar a Stevenson, Mukherjee se presentó y de paso pidió respuesta a todas las preguntas que tanto él como ella tenían, sin embargo la doctora estaba aún más perdida que ellos y debía de haber estado clionizada durante mucho tiempo, razón por la cual era la persona menos indicada para que los ayudara a resolver sus dudas. Algo que pese a toda la preocupación y dolor que la española atesoraba hizo que le dedicara una ligera sonrisa a Clementine.

- Me temo que la doctora Kruczynski, está más perdida que nosotros, primero... es usted rusa ¿verdad?- le dijo con amabilidad- yo nací en España, mi nombre es Cristina de Alba soy la capitán de sus pacientes- trató de simplificar las cosas para que no se liara- sólo que ahora mismo no estoy al mando por un mal que me aqueja y es el señor Mukherjee quien me sustituye... hasta que me recupere, cuando termine de ayudar a mis hombres es posible que sus conocimientos en neurocirujía me ayuden... pero continue con su trabajo, por favor- no quería distraerla demasiado y menos por la urgencia que presentaban las heridas de los presentes. 

Tras aquello, Cristina devolvió la mirada a James sosteniéndosela pero sin decir nada, los sentimientos de la capitán en aquel momento eran inescrutables por la decisión que había tomado ella misma de construir un muro para encerrar su corazón y cumplir con su deber, para después posar sus ojos sobre sus torso y ver las heridas que habían quedado al descubierto mientras los doctores trataban de ayudarlo con mayor o menor éxito... más bien menor, lo que hizo que apareciera un gesto de preocupación en el demacrado rostro de Cristina.

Esta nave es un arca, contiene decenas de humanos en estado de hibernación. Él es su piloto y capitán

Dijo James mientras señalaba al hombre que trajo a Jankosky.

La IA de los robots de mantenimiento tomo el control de la nave y el resto de la historia ya la conocen.

Tras aquellas palabras la española reflexionó unos segundos.

- Entiendo, pero ¿quienes son los humanos que están hibernando? supongo que se trataría de alguna expedición de exploración. 

A Jankowsky le habían quitado parte del deteriorado traje EV. bajo el traje tenía ropa ligera pero también se la habían quitado dejando su torso desnudo probablemente para comprobar el estado de sus heridas. Fue recuperando la consciencia poco a poco, al principio oía a los demás hablar como si lo hicieran tras una pared. Deseó seguir inconsciente cuando sintió el dolor, lo suyo debía ser grave pero estaba vivo, intentó incorporarse pero fue incapaz, lo único que hizo fue soltar un quejido.

Miro a su alrededor, al parecer la escaramuza en la bahía de lanzamiento los había traído a todos a la enfermería. En ese momento estaban más centrados en James, a Eduard no le importó, si lo hacían sería porque revestía más gravedad. Cristina también estaba allí, llegó a pensar que no la volvería a ver pero allí estaba y no parecía mal, si bien el problema de su brazo le podría dar un aspecto marchito Jankowsky la veía como la Cristina fuerte de siempre.

Recordaba que había caído y los misiles ¿se habían lanzado?, se maldijo así mismo, había sido muy torpe y confiado en su ataque a aquellos robots y fue gracias a Artemisa que permanecía vivo, pese a la caída. Ella estaba allí también, había dicho que se sentía mareada aunque Jankowsky la veía bastante entera:

-¿Estás bien?.- Dijo preocupándose por su compañera, su voz sonaba como la de un anciano. El dolor inundaba su cuerpo, quizá en otra época de su vida se habría hecho el duro y aguantado pero no estaba para heroicidades:

-Doctores, no me vendrían mal unas drogas.- Dijo, de nuevo con una voz rota, pidiendo aunque fuera unos simples analgésicos que mitigaran un poco su dolor.

Kjarl entró.  Afeitado y portando el "nuevo" uniforme de la Discovery.   Había usado antes de estos trajes, si claro, todos guangos y de materiales casi que crudos o de minima nanomanufactura, pero sólo para obras de teatro que su grupo en la universidad había puesto sobre ese periodo histórico aproximado: el segundo periodo de exploración espacial, antes de que fueran empresas privadas lo que comenzaran las colonias y fábricas en la Luna, Marte y los Asteroides, y obviamente antes de la 3era guerra mundial y el posterior renacimiento y paz previa al Primer Contacto.

Fascinante.  Dijo a todos.  He estado estudiando sus bancos de información y cruzándola con la historia en nuestro propio espaciotiempo y lo que he encontrado es... fascinante.*   No encontraba otra palabra.

Volteó a ver a todos como quien llega a una fiesta que está en otra frecuencia. 

Ehm.  Puedo ayudar con sensores, escáneres y demás, por si les sirve a las médicas. 

Dejó el pad que traía junto a la mesita con más ruido del que hubiera querido que hiciera. 

Capitana.  -saludó formalmente, como afterthought.

Podría ser el nuevo ambiente, esterilizado, ordenado y familiar de la nave terrestre que tiene en jaque a Daniel y su adoptado regenerador dérmico de fabricación Klingon. Sus intentos de asistir a Stevenson son inútiles en una primera instancia.

Al presenciar el inicio de las atenciones médicas, por parte de Clementine y Daniel, Kendra pide ayuda ante su débil postura e inminente desmayo. Su estoicismo nada puede hacer contra sus recientes heridas, porque incluso el cuerpo humano tiene sus limitaciones. Ahora todo depende de los sanadores allí presentes.

Las nuevas interrogantes de Aakesh en esta ocasión son respondidas por el hombre que trajo a Jankowsky.

Es un arca de la humanidad. De todo lo que queda de ella y de la Tierra. – dijo, escuetamente.
Napoleón era mi sirviente. Mi robot asistente personal y segundo oficial de la nave hasta que en algún momento enloqueció, a raíz de un odio indescriptible, y trató de destruir la nave. Sus compañeros están heridos porque voluntariamente decidieron ayudarme. Me negué pero fue en vano. Es por eso que mis instalaciones están a disposición de ustedes.- agregó, con algo de detalles.

Luego el hombre mira con detenimiento y extrañeza a Clementine, oyendo su historia, hasta que ella ofrece su ayuda con Jankowsky.

Gracias doctora – responde y señala a Winwood – todos los especialistas son bienvenidos a bordo. – Y las atenciones primarias de clementine inmediatamente comienzan a mejorar el grave cuadro del comandante MACO. Por ejemplo su presión intracraneal comienza a descender gracias a una inyección.

Cuando los dos médicos comienzan a atender a Eduard el otro hombre se aparta para descansar un momento. Finalmente se apoya contra una pared cercana para tener un mayor ángulo de visión de toda la estancia y corregir la respuesta de James.

-Decenas de humanos por nacer. Aparte de muestras genéticas de todas las especies de la Tierra, animales, vegetales y demás. Yo soy el único adulto a bordo del Discovery One. –asevera al observar a Kruczynski otra vez.

-¿Ustedes son de la Tierra? ¿O de alguna de las colonias exteriores? Ni siquiera la colonia de Ganimedes sobrevivió a la guerra. No hay exploración. Esta nave es un legado de la Tierra misma. ¿Lo entiende? – pregunta el hombre al oír las palabras de Cristina. Nuevamente la presencia de estos humanos en su nave contradice todo lo conocido por él. Aunque ya antes había hallado naves “durmientes” perdidas en el espacio pero sin nadie con vida. Este es un encuentro único.

-¿Cómo que “espaciotiempo”? – preguntó, claramente alterado por la palabra. Una que le resultaba peligrosamente familiar. – Hablen ahora y sean sinceros por favor. – añade, señalando a todos los presentes.

A Artemisa la habían sentado. Silenciosa, empezó a perder color de una manera tan alarmante que pronto cerró los ojos. No se sentía nada bien, y apretaba con una fuerza que se desvanecía por momentos, unas heridas que no dejaban de sangrar profusamente. Nunca había sido herida antes por proyectiles. Golpes y castañazos de varios tipos le habían causado alguna que otra lesión, pero nada como esto.

Se empezó a escurrir, y silente, terminó por cubierta, a los pies de todos.

Se había desmayado.