Partida Rol por web

Kepaar ya conocia el camino, debía ser por eso que se le hizo especialmente corto. La fría mazmorra era más de lo que podía esperar el diplomático después de ver como ejecutaban sin más al vulcano, aunque algo le decía que aquel vulcano escondía más de un secreto.

Los soldados cardasianos no decían nada ni tan siquiera Kepaar sabía el número con los que contaba aquel demente, no había muchas esperanzas de poder hacer nada al menos hasta que la enterprise llegará pero Kepaar no perdió la ocasión de usar el único arma que era capaz de blandir... su lengua.

Estais cometiendo un error y ni siquiera os habéis dado cuenta, Dn'vengar os ha vendido a la Federación.  Toda esto no es más que una fachada para dar un motivo legítimo a la federación de intervenir.

Algunos de los soldados cardasianos se miraron entre ellos, pero finalmente, os metieron a todos en la misma celda. Bueno, no a todos. A ti, Eaalin, Laaanir y uno de los soldados, por llamarlo de alguna manera, os colocaron en vuestra antigua celda. Al resto se los llevaron posiblemente a otra diferente.

-¿Esto es todo? ¿Moriremos ejecutados por nhaber hecho las cosas como tú decías, Eaalin? -le dijo con rabia Laaanir.

-Sabíamos que esto podía ocurrir. No sé por qué te alteras tanto -respondió Eaalin tranquilamente.

-Me altero porque no quiero morir como un cerdo, sino luchando por algo en lo que creo.

-Cuando alguien muere ejecutado lo hace siempre por algo en lo que cree, pero dudo mucho que muramos.

Eaalin estaba sonriendo y ninguno de vosotros sabía por qué.

-¿Qué ocurre? ¿Qué es lo que no nos has contado? -le preguntó Laaanir con desconfianza.

Eaalin se puso de pie.

-Una de las cosas más útiles que he aprendido es a hacer los planes por duplicado. Sabía que podíamos, a) tener éxito, b) morir en nuestra misión y fracasar, c) ser capturados. Por consiguiente, envíe a un pequeño grupo de hombres detrás de nosotros para que siguiera nuestros pasos y terminase con la misión llegado el momento. ¿Puede que en estos momentos Dn'vengar ya esté muerto... o que dentro de poco estén aquí para rescatarnos, pero de cualquier manera, las cosas van a cambiar.

Y tras decir esto, colocó una mano en el hombro de Laaanir y te miró sonriente.

La partida de ajedrez resultó ser más complicada de lo que parecía, todo el mundo parecía jugar a dos bandas desde el propio tirano, los cardasianos, la federación y la resistencia no parecía ser menos guardándose algunos ases bajo la manga.

Kepaar se sentó a un lado de la celda, la conocía bien y sabía lo que era pasar un largo tiempo en ella así que se lo tomo con calma ya que poco más se podía hacer. Ahora tocaba esperar a ver quien aparecería por la puerta y con ello esperar su propio destino pues tanto podrían ser cardasianos a terminar lo que empezaron o miembros de la resistencia para liberarles.

La Federación tardara pocas horas en llegar, concentremonos en seguir vivos hasta entonces.

El tiempo transcurría con lentitud dentro de la celda. ¿Fueron horas... minutos? La verdad es que no podías asegurarlo. Pero los ánimos no estaban precisamente tranquilos, de eso sí que estabas convencido.

En ese momento, unos pasos se escucharon al otro lado de la puerta y se detuvieron justo delante. Todos os mirasteis sorprendidos y... preocupados. Alguien introdujo un código en el panel de acceso, la puerta se abrió y...

-Siento haber tardado tanto. Es difícil moverse por ahí cuando se está muerta. 

La alférez Innara Halskim estaba delante de vosotros, vivita y coleando.

La sorpresa de Keppar fue mayuscula al ver aparecer a la alferez, instintivamente se llevo la mano a la bolsita donde guardaba los supuestos restos de la joven quien sin duda debió ser transportada justo en el preciso momento aunque Landon no recordaba a ver visto impactar el disruptor en la pared.

Me alegro de volver a verla fuera como fuese allí estaba y era todo lo que importaba en aquel momento. ¿Ha llegado la nave de la federación?

Innara se acercó a Kepaar y colocó una mano sobre su hombro.

-Yo también me alegro de verle a usted. Pero no, no ha llegado la nave de la Federación. Según nuestros cálculos, todavía está a varias horas. Pero hemos de sacarles de aquí ahora o de lo contrario, no verán el amanecer.

Después se giró hacia los demás. 

Los cardasianos están por todos lados, pero debemos impedir que tomen el control del planeta o de lo contrario, cuando nuestra nave llegue, será todo mucho más complicado.

Todo es complicado, alférez -dijo Eaalin, dando un paso hacia ella -. Cuando contamos con usted para nuestro plan, esperábamos que nos ayudara a reestablecer el equilibrio pero hasta ahora no ha aparecido. ¿Cómo explica eso?

En las palabras de Eaalin había un tono de reproche.

Es muy sencillo, Eaalin. Mientras vosotros jugabais a las revoluciones, yo he estado siguiéndolos para encontrar el lugar en el que están y poder atacarles. Con los cardasianos fuera de juego, podrán hacerse con el control del planeta sin dificultad. ¿No le parece ese un buen plan?

Innara sonrió. Era un buen plan, aunque no les gustara reconocerlo.

Ahora vamos, no perdamos tiempo. Están alojados no muy lejos de aquí, en su propia nave. Por lo visto no les gusta la comida del planeta. 

Por último antes de irse, miró a Kepaar.

Siento que se haya visto metido en todo esto, Kepaar, pero así son las cosas. La guerra no conoce fronteras y la diplomacia no puede solucionar todos los problemas.

La guerra tampoco tiene principios ni escrupulos añadió Kepaar a las palabras de la alferez. A Landor no le hacía especial gracía volver a seguir a una comitiva con la intención de realizar un ataque pero quedarse en aquella celda tampoco parecía la mejor opción así que muy a pesar se puso en marcha siguiendo nuevamente desarmado a la comitiva... quizá aquella vez tuvieran algo más de suerte.

Guiados por la "renacida" Alférez Haskim, el grupo avanzó de nuevo a través de los túneles que conducían a las celdas. Aquello no parecía un edificio oficial sino soplo una estructura protegida por varios guardias... que la alférez había dejado fuera de combate. Cuando pasasteis por delante de sus cuerpos, ella se giró hacia ti, previendo tu pregunta.

-Solo están inconscientes.

Finalmente, salisteis del lugar y entrasteis en el bosque. Eaalin se acercó a la alférez para hablar con ella pero no pudiste escuchar nada, aunque no tardaste en ver lo que ella os había comentado.

Una nave cardasiana esperaba en un claro del bosque, y dos cardasianos protegían la rampa para subir.

-Allí está -os dijo en voz baja la alférez -. Ahora solo tenemos que cogerlos por sorpresa y la nave será nuestra, y con la nave... el planeta.

Innara miró a su alrededor. A pesar de no ser demasiados, constituían un grupo con bastantes posibilidades. Tenía en sus manos un phaser y los demás otras armas que ella misma les había dado, pero lo principal era aprovechar la sorpresa. En cambio, al ver que el diplomático permanecía en silencio y a la espera, se irritó. Entendía que era un hombre de paz, pero allí se jugaban no solo su vida, sino la de miles de personas más y no era el momento de ser pacífico.

-Señor Landor, aunque no la use al final, le recomiendo que tenga una a mano -le dijo, ofreciéndole un pequeño phaser portátil -. Puede ser peligroso.

A diferencia de la última vez parecía que esta vez si se habían adelantado a los planes del enemigo y cogido por sorpresa. La nave cardasiana tenía a penas un par de soldados protegiendola sin duda muestra de que ya habían llegado más lejos de lo que pensaban.

Kepaar tomo el arma guardandola, Se la guardaré por si la necesita más adelante, es todo lo que puedo hacer

contesto al ofrecimiento de Innara.

Innara asintió. No esperaba mucho más del bajorano. Después se giró hacia los demás y empezó a impartir órdenes en silencio para situarlos a lo largo de la protección de arbustos. Por último, se acercó todo lo que pudo a la nave, y esperó.

Los cardasianos parecían no querer moverse, pero tampoco es que ocurriera nada para que lo hicieran. Aún así, si Innara había podido dejar que todos pensaran que estaba muerta, no le costaba seguir esperando un poco más, hasta que... sí, por fin, se produjo el relevo de la guardia, y los dos cardasianos, en exceso confiados, subieron por la rampa, mientras sus sustitutos todavía no habían bajado.

¡AHORA! -exclamó en voz baja, pero dirigiéndose a todos.

A su alrededor, los rebeldes de Kointinar salieron de sus escondites agachados, mientras Innara se adelantaba y llegaba a la rampa. Cuando lo hizo, sacó de su cinturón una granada de aturdimiento, la activó y la lanzó al interior.

-¡CUIDADO! - se escuchó dentro de la nave, justo antes de que se produjera la explosión. Innara se lanzó entonces hacia el interior, seguida de Eaalin, Laaanir y el soldado que iba con ellos.

Keepar guardo el arma tanto como le fue posible y permaneció agazapado junto al grupo. Al oir el grito de Innara se le heló la sangre, espero a que todo el grupo avanzara para después hacerlo él luchando por mantener los ojos abiertos y no dejarse llevar por su destino.

Caminaba con la cabeza agachada de forma instintiva intentando pasar lo más desapercibido posible.

Unos minutos más tarde, los mismos que habían entrado, salvo la alférez, salieron con varios cardasianos prisioneros caminando a punta de pistola. Por lo visto, lo habían conseguido.

Laaanir se acercó a Kepaar.

-La alférez ha dicho que entre. Se encuentra en los controles.

Kepaar asintió mientras se encaminó al interior de la nave, al menos habían salido con vida todos los que entraron era un breve alivio cuando se libraba una batalla que sin duda acabaría con muchas bajas de todos los bandos.

No había vuelto a saber nada de la nave de la federación pero debía estar al caer.

Mientras entraba en la nave Kepaar activo su comunicador.

Enterprise, cual es su posición?

Cuando entraste en la nave, encontraste a la alférez en los controles, pulsando botones en la consola.

-Señor Kepaar, parece que hemos tenido suerte -te dijo la alférez sin mirarte. Cuando terminó de hacer lo que estaba haciendo, giró la silla hacia ti.

-¿Ha logrado comunicarse con la Enterprise? No me extraña. Parece que hay un sistema de bloque de las comunicaciones, así que lo más seguro es que tengan algún problema. Pero nosotros también tenemos los nuestros. Ahora que hemos capturado esta nave, tenemos que ir a por D'nvengar.

Cuando la alferez dijo que las comunicaciones parecían bloqueadas no sorprendió a Kepaar, desde luego lo suyo no era las tácticas de guerra pero sin duda era un movimiento lógico ante un ataque.

Kepaar asintió a aquel comentario mientras escuchaba su siguiente objetivo.

Y, ¿Que tiene en mente? ¿pedirle que se entregue? seguro que esta bien custodiado y necesitará algo más que suerte y el factor sorpresa para capturarle.

Innara se giró hacia ti.

-Señor diplomático, me sorprende usted. Estoy aquí para encargarme de este problema, y no cuento con que se rindan. Gracias a esta nave, podré acabar con sin demasiado esfuerzo, desde el aire. Siéntese, me vendrá bien un copiloto -te dijo, mostrándote la silla.

Despues, Innara volvió a centrarse en los mandos.

Lo mio son las palabras no el arte de la guerra. Kepaar se sentó al lado de la alférez No creo que le sirva de ayuda pero haré lo que pueda

La cara de Landor parecía un poema, miraba la cantidad de controles a su alcance sin si quiera saber para que era cada uno de ellos, sin duda esperaba que no tuviera que intervenir demasiado y limitarse solo a seguir las instrucciones de Innara.