Partida Rol por web

La Base Estelar de Utopia Planitia se levantaba como un espectro sobre el firmamento marciano. La rodeaban montones de plataformas de reparación y construcción de naves estelares, una de las cuales era el USS Enterprise F, con el único objetivo de mantener en movimiento la Flota Estelar.

Caminas por la estación espacial con paso decidido. Oficiales y visitantes pasan por tu lado sin que les hagas el menor caso. Tu nave está aún poniéndose a punto y tienes una cita con el Almirante DeSalvo, que te ha llamado para algo que desconoces. Cuando llegas a su despacho, pulsas el timbre y esperas. No tienes tiempo que perder, pero la llamada de un Almirante es algo que no puedes ignorar.

-¡Adelante! -dice una voz amortiguada por la puerta. Ésta se abre y tú entras.. para encontrarte que en su mesa no se encuentra el Almirante, pero sí un hombre al que reconoces perfectamente; un rostro que esperabas no volver a encontrarte más... y que incluso creías muerto, por lo que habías podido oír.

-Hola, Cira. ¿Cómo estás?

Jonas estaba echado sobre la silla en la cual tenía que haber estado sentado el Almirante, con las manos entrelazadas sobre la mesa y una sonrisa de autosatisfacción que no presagiaba nada bueno.

Estás esperando en el punto de desembarco. Acaba de llegar una nave cardasiana que trae a tu hermano a bordo, el cual ha venido específicamente a verte. Estás nerviosa por tu reencuentro, pero también por lo que pueda decirte. A través de los altavoces escuchas que la nave acaba de atracar y respiras profundamente.

Al poco rato, las puertas del muelle de atraque se abren y varias personas entran en la estación, una de ellas, Armal Da'Par, quien nada más verte se lanza sobre ti y te abraza con fuerza.

¡Hermana! -exclama, al tiempo que te envuelve en sus brazos. El cuerpo de Armal se relaja por vez primera en mucho tiempo, al reencontrarse con la única persona en la cual puede confiar: su hermana pequeña. 

Franqueado por dos de tus mejores amigos, la alférez Kalina Menen y el alférez Yo'han, humana y vulcaniano, respectivamente, te has acercado a la cantina, eufórico por haber sido destinado a la gran y famosa USS ENTERPRISE. Tienes ganas de beber, de festejarlo, de decirle a todo el mundo lo bueno que eres. Tus amigos saben que eres un bocazas, buena persona, eso sí, pero bocazas,  y te acompañan, más que nada, para que no te metas en líos.

Una vez en la cantina, pides bebida, ríes y te felicitas de ser tan bueno que tienes el mejor destino de toda la Flota, y que dentro de diez años serás el Capitán más joven del Enterprise, más incluso que Kirk.

A pesar de ser vulcaniano, en el rostro de Yo'han podía verse el gesto de reproche. No le gustaba llamar la atención ni tampoco que otros lo hicieran en su presencia. Era verdad que estaba acostumbrado a aquellas respuestas de Gale, pero no era menos cierto que a menudo, era él quien debía contenerlo.

-Gale, creo que será mejor que te controles. Nos alegramos mucho por ti, pero debes comportarte de acuerdo con tu cargo y posición.

-Sí, Gale. Te estás pasando. Y eso de ser el capitán más joven del Enterprise... creo que ni en sueños. Hace falta mucho más de lo que tú tienes, siento decírtelo. 

Kalina sabía que aquello era algo duro para Gale, pero ella siempre le decía la verdad. Solo así podía estar a su lado en momentos como aquellos. 

-Si quieres ascender, tendrás que aprender a actuar como dice Yo'han, de acuerdo a tu rango.

Marayn esperaba en el espacio puerto, sentada en la terminal con apariencia tranquila. No lo estaba. Llevaba un buen rato mordiendose inconscientemente el interior de las mejillas y el labio inferior, hasta el punto que se había hecho una pequeña herida, que no podía dejar de palpar con la lengua comprobando cada vez que seguía escociendo. Sabía que su hermano se daría cuenta, pero no lo le importaba. Hacía demasiado tiempo que no veía a Armal, tenía derecho a estar nerviosa. Más aún cuando sabía que no se trataba de una visita social, con su hermano mayor rara vez lo era, por mucho que lo quisiese sabía que su visita posiblemente trajese consigo una buena ración de trabajo y dolores de cabeza.

Cuando ya evaluaba si atacar las uñas de su mano izquierda (sólo una ¿quien lo iba a notar?) la megafonía nombró la nave de Armal y, al poco, los pasajeros de la misma empezaron a entrar en la terminal, primero en pequeños grupos, luego como una masa más continua. Marayn se levantó para ver mejor y, casi al momento, distinguió el tono de piel inconfundible de otro cardasiano y la alta y fornida figura de su hermano. Sabía que debía mantener la compostura, lo sabía. Sabía que no debería dejar que sus sentimientos reales se filtrasen entre las grietas de la máscara de despreocupación que llevaba eternamente puesta. Pero era su hermano, y antes de todo, antes de su profesión antes incluso del estado, estaba la familia.

La astrofísica dió un par de pasos y, de repente, se vió envuelta en el abrazo de su hermano. No se resistió al gesto, ni mucho menos, y rodeó con sus brazos la cintura de su hermano. Siempre había sido la más pequeña, no sólo en edad, sino en altura, y así, entre los brazos de su hermano se sentía casi como una niña. Apoyó la frente en el pecho de su hermano, sin necesidad de decir nada, sólo sintiendose como en casa otra vez. Y desde luego, no pudo dejar de pasar por alto como los músculos de Armal se relajaban también. Malas noticias, sin duda. Y por desgracia, su mente planificadora le sacó de ese pequeño momento de paz, preguntandose qué es lo que ha mantenido a su hermano tanto tiempo en tensión. Necesitaba saberlo. Enfrentarse a lo que fuese sin tener toda la información pertinente era un suicidio, y ni ella ni Armal hacían las cosas a la ligera. 

- Los años te pesan Armal, te están saliendo canas.- dijo con actitud socarrona apartándose ligeramente de él, pero sin romper del todo el abrazo que la envolvía. Su frase también tenía un doble sentido, se refería no tanto al estado físico real de su hermano, sino a la preocupación que traspiraba su expresión y le preguntaba por ello. Llevaban años usando ese tipo de código, sabía de sobra que Armal captaría el sentido.- ¿Que tal están Padre y Madre?.- continuó con un tono de voz ligero. Sin embargo, dado que sus padres estaban muertos desde hacía tiempo, se refería a sus otros "progenitores": su Padre era el Nuevo Estado Cardasiano; su Madre, La Orden. Su actitud era relajada e informal, pero en el fondo, Marayn estaba tensa, y eso se reflejaba en los músculos tensos bajo las manos de su hermano, y como le sujetaba con fuerza la cintura.- Vamos, tienes mucho que contarme, vayamos a algún sitio donde podamos sentarnos y tomar algo tranquilo ¿Qué tal el viaje?.- Finalmente la cardasiana se apartó a un lado, y se colgó del brazo de su hermano, mirandole con afecto. Por debajo de todo el subrepticio, de las falsedades y mentiras, de los juegos de palabras y segundas intenciones. Por debajo de todo, adoraba a su hermano. Y realmente le había echado de menos.

Cira enarca una ceja al compás de su mueca graciosa al encontrar al Jonas en el despacho del almirante. Desde el momento de la noticia ella supo que en algún momento debería “devolver” algunos favores a la Sección. Lo cual es algo que jamas acaba, como los tratos con la mafia en el siglo veinte.

- Almirante Sadler. Felicitaciones por su nuevo puesto. ¿En que puedo ayudarle? - responde Cira de manera sarcástica, mediante una reverencia típica del medioevo, al inclinarse levemente simulando portar un vestido de damisela con amplia pollera.

El abrazo de su hermana dejó a Armal casi sin aire, pero sentir por fin a su hermana pequeña le produjo una enorme felicidad, más de la que podía mostrar en público. El cardasiano que estaba detrás de él, no solo era su guardaespaldas. También informaba para otros, así que era de vital importancia saber actuar adecuadamente.

- Los años te pesan Armal, te están saliendo canas.

Armal se echó a reír. Aquello era tan típico de Marayn.

-Es el precio por ser respetable, mi querida hermana -le explicó, mientras le acariciaba el rostro cariñosamente y percibía a la perfección lo que le estaba diciendo en realidad.

Si yo pudiera contarte todo lo que sucede...

Armal miró a Maynar como solo un hermano mayor lo haría: con profundo afecto y sincera preocupación. No sabía si le había dado demasiadas responsabilidades, más de lo que podría abarcar, y si al final le acabarían pasando factura.

¿Que tal están Padre y Madre?

-Nerviosos -le respondió Armal -. No les gusta que pase tanto tiempo fuera y siempre quieren saber con quien salgo. Además, últimamente no hacen más que discutir.

Aquella manera de hablar era la que había acordado hacía ya tiempo. Era una forma de prevenirse mutuamente sobretodo si existía la posibilidad de que hubiese alguien que les escuchase... activamente.

Por fin, su hermana asintió, ambos se cogieron del brazo y comenzaron a andar.

- Vamos, tienes mucho que contarme, vayamos a algún sitio donde podamos sentarnos y tomar algo tranquilo ¿Qué tal el viaje?

-Pesado, largo y aburrido, pero ha merecido la pena con tal de poder verte. Estás... sencillamente preciosa. Eres toda una mujer cardasiana -le dijo Armal, y lo hizo sinceramente, desde el fondo de su corazón. Pero su rostro se ensombreció. No disponían de mucho tiempo.

-Deugar, quédate aquí y asegúrate que tienen todo listo para marcharnos dentro de una hora a lo sumo -le dijo Armal al otro cardasiano, que les seguía como si fuese un perro fiel.

-P-pero...

Era evidente que sus órdenes eran seguirle, pero no podía contravenir a un superior, sobre todo en público.

-¿Es que no me has oído? -insistió Armal, utilizando su tono más autoritario, ese que solo empleaba cuando actuaba mandando a otros cardasianos.

-S-sí, en seguida, señor.

El tal Deugar se giró y volvió corriendo a la nave cardasiana. Armal entonces miró a su hermana y sonrió.

-Ahora podremos hablar a solas. No durante mucho tiempo, pero sí el suficiente. Vayamos donde podamos hacerlo.

Mientras escuchaba las respuestas de su hermano, Marayn empezó a hacerse una imagen mental de la situación que lo había llevado hasta ella: algo pasaba en el Mundo Natal, algo lo suficientemente importante como para que se Armal se arriesgase a abandonar su posición encubierta e ir a verla en persona, aún con sospechas entre la Órden y el Estado, como parecía apuntar la presencia del "guardaespaldas". Que ambos estuviesen "nerviosos" y "discutiendo entre ellos" solo podía implicar una escalada de las intrigas políticas y una tendencia por parte de la Órden a actuar de manera autónoma e independiente, como antaño, mientras que el estado seguía intentando controlar la órden con puño de hierro. Si a eso se le sumaba la inestabilidad política y la escasez de la postguerra... se creaban tiempos interesantes para los agentes. Tiempos que podían acabar con una daga en la espalda o veneno en el kanar, como en las holonovelas humanas... aunque en el caso de sus compatriotas los métodos eran más indirectos, los medios más inusuales y los resultados más expectaculares. Marayn apretó discretamente sus esbeltos dedos contra el brazo de Armal, intentando tranquilizarlo... y hacerle saber que entendía la delicadeza de la situación.

-Pesado, largo y aburrido, pero ha merecido la pena con tal de poder verte. Estás... sencillamente preciosa. Eres toda una mujer cardasiana 

El piropo le cogió por sorpresa, los cardasianos no se sonrojaban, pero de poder haberlo hecho, el rubor habría subido a sus mejillas. Sin embargo, una sonrisa tímida se escurrió entre su máscara de jovialidad impostada. 

- Eres un zalamero, hermano mayor, tu eres el que tienes que tener a las mujeres locas allá en casa.- su hermano era un hombre atractivo, pero las circunstancias de su posición le mantenían soltero, igual que a ella. En un mundo en el que las familias eran apreciadas y amplias, Armal y ella navegaban en solitario, sin tiempo para las alianzas y tejemanejes que suponía un cortejo, sin querer arriesgarse a conventir a una pareja en una debilidad que sus enemigos pudieran explotar.- Por desgracia parece que los ciudadanos Federales no tienen el menor gusto.- dijo con un mohín fingido, al tiempo que se giraba hacia el "guardaespaldas" de su hermano, abanicando sus pestañas con un gesto coqueto.- Quizá .... ¿Deugar? Quiera quedarse conmigo y cortejarme como merezco.

Su gesto fue extremadamente femenino, todo ojos grandes y sonrisa picara, dejando entrever esa escama azul que las mujeres cardasianas tenían en el cuello y que se consideraba una de sus zonas más atractivas, lo mismo que un buen escote o un trasero respingón en otras razas. Posiblemente el espía de su hermano lo considerase un flirteo más o menos inocente de una cardasiana alejada del planeta natal, ligeramente desesperada en su soltería. El mensaje para Armal era muy distinto: Marayn le preguntaba si necesitaba que se hiciese cargo de él. No matarlo de una manera rápida y expeditiva, sino lentamente, con algo que tardase en llevarselo por delante y jamás señalase a los Da'Par o, mejor aún, algo que le mantuviese vivo, pero tan incapacitado que la muerte pareciese una opción clemente en comparación.  Sin embargo, la astrofísica no pudo seguir atormentando a Deugar, pues su hermano lo despachó rapidamente, estableciendo el tiempo que tenían para ponerse al día, a penas una hora. Demasiado poco tiempo, Marayn hubiese querido disfrutar de la presencia de Armal para algo más que para trabajar pero parecía que sería casi imposible. 

-Iremos a una cafetería en la cubierta 12, creo que tienen un licor andoriano que puede rivalizar con el kanar.- dijo en voz alta, para los oídos del guardia que se marchaba. Sin embargo, no dirigió sus pasos hacia alli, sino que cuando estuvo fuera de la vista, aún colgada del brazo de su hermano, guió a este por un par de pasillos secundarios, hasta alcanzar una habitación que había conseguido mientras permanecía en la estación. Era pequeña, demasiado blanca e iluminada y posiblemente perteneciese a un suboficial de bajo rango que trabajaba cerca de la puerta de embarque, pero eso mismo la hacía ideal para no perder tiempo y, sobre todo, nadie esperaría que se hospedase allí.

- La habitación está decorada a tu gusto, hermano mayor, auqnue espero que me dejes colocar los cojines antes de que entres.- dijo justo antes de entrar. Se refería a que había comprobado la habitación al milimetro y que no tenía aparatos de escucha que les traicionasen, pero que debía hacer una comprobación ella sóla antes de entrar. Así lo hizo, activando un sensor que le devolvió una señal de "todo limpio" para después activar un anulador de señales electromagnético. Ese aparato, pequeño y casi imperceptible, permitía anular todos los aparatos en un radio de 3 metros cuadrados, incluso el ordenador y las luces de la estación. Marayn lo activó en una esquina, de manera que quedó en penumbra, se quitó el com-badge de la flota y lo dejó en la zona iluminada, invitando a su hermano a unirse a ella en la zona oscura. Se sentó alli, en la luz ténue que tanto apreciaba su gente, y mientras Armal se sentaba sacó un par de vasos y sirvió un líquido de color dorado que sirvió con cuidado antes de ofrecer un vaso a su hermano.

- Zumo de Rokassa, sé que siempre te ha tranquilizado los nervios.- no dijo lo dificil que había sido conseguir el brevaje no replicado, pero sabía que Armal lo apreciaría.- El lugar es seguro para hablar, siempre que te mantengas en la zona oscura. Dime querido hermano, ¿Qué te ha traido hasta aquí?

Allí, sóla junto al mayor de los Da'Par, Marayn dejó caer ligeramente su máscara, mostrando la preocupación que sentía por su hermano, la alegría de volver a verlo, la curiosidad por saber más. Sabía que posiblemente Armal no le contase todo, era un profesional y sabía que retener información y sólo comunicar lo justo, compartimentando los datos que conocía cada uno de los miembros de la célula era vital, pero estaba preocupada por su hermano. Sin pensarlo, una vez que dió el primer trago a su zumo, se lanzó de nuevo a los brazos de su hermano, abrazandolo, intentando aliviar la ansiedad que notaba en él.

Jonas sonrió ante la ocurrencia de Cira. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que hablaban y podía decir que... sí, la había echado de menos. Se sentó bien y la miró fijamente durante unos instantes antes de hablar.

-¿Te he echado de menos, ¿sabes Cira? Esas frases ingeniosas, esa mirada con aires de superioridad sobre todos los demás... pero sobre todo, lo que más me ha costado perder ha sido tu esnobismo. ¡Dios, cómo lamento no haber podido venir antes!

Jonas se puso en pie, se arregló el uniforme y caminó hasta acercarse a Cira.

-He de felicitarte por tu flamante nombramiento y también a mí mismo, por tener la oportunidad de conocer a la nueva y flamante capitán del USS ENTERPRISE, pero ya sabes que todo en este universo es efímero si no viene acompañado de muchas otras cosas.

Así era Jonas. Siempre dando vueltas alrededor de una víctima. Siempre girando sobre su vida y distrayendo su mente, o manteniéndola alerta, según como se mirara.

-¿Te he contado alguna vez cómo íbamos mi hermano y yo a pescar cuando éramos pequeños? Nos levantábamos a las cuatro de la mañana, cuando todavía no había amanecido; robábamos todos los artilugios de pesca de mi padre y salíamos sin hacer el menor ruido para que no se enterase. Pescábamos durante tres horas y después, cuando regresábamos, lo dejábamos todo tal y como lo habíamos encontrado. Solo años después descubrimos que mi padre nos dejaba preparado todo el aparejo para que no perdiésemos tiempo y dispusiésemos de más tiempo para pescar.

Jonas sonrió, satisfecho de su propia historia.

-Pues algo así te está sucediendo a ti, Cira. El Enterprise es tu aparejo de pesca.

Pasado el momento gracioso Cira retorna a su antiguo semblante, rígido y calculador. Posiblemente inspirado por el encuentro con el agente de la Sección, que ella luego de patear algunas puertas de almirantes en busca de preguntas acabó por llamar la atención de Jonas y su organización que actuá tras bambalinas en la Federación.

La introducción alegórica de Jonas es equivalente al siseo de una serpiente, nada muy lejano a la suposición de que su puesto tan solo cumple la función de que los ojos y oídos de la Sección 31 se encuentren en la primera fila del espectáculo que es la nave insignia de la Flota Estelar.

- Es un bonito aparejo de pesca – afirma.

- ¿Supongo que tienes algunos “peces” en vista? ¿Correcto? -

La pregunta de la nueva capitana del flamante Enterprise obliga a que esta toma su postura típica de brazos cruzados, y a la espera de la evidente respuesta de Jonas, ella también comienza a recorrer la oficina, simulando prestar atención a los cuadros y demás figuras de naves estelares ubicadas sobre un estante.

A Armal le satisfizo ver que su hermana no había olvidado todos los protocolos de seguridad que había establecido. Decir en voz alta una cosa y hacer otra era poco más o menos la base de cualquier buen agente, y Marayn estaba actuando como se esperaba de ella.

Le llevó a una habitación que, seguramente, no era la suya; comprobó que no tenía ningún dispositivo de escucha y activó una anulador de señales electromagnéticas. Todo siguiendo el manual.

Perfecto.

Zumo de Rokassa, sé que siempre te ha tranquilizado los nervios. El lugar es seguro para hablar, siempre que te mantengas en la zona oscura. Dime querido hermano, ¿Qué te ha traido hasta aquí?

Armal cogió el vaso y tomó un buen sorbo. Ciertamente, se había esforzado en los detalles. Lo único que lamentaba era no estar allí para verla a ella... sino a la agente que era.

Súbitamente, Marayn volvió a abrazarle, pero esta vez, con mucho más entre sus brazos. Era la genuina preocupación de su hermana pequeña por él.

-No tienes que preocuparte, Marayn, no estoy en peligro. El día en que me deje sorprender por todos los rancios traicioneros que me rodean, dejaré de ser cardasiano.

Armal se separó de Marayn y dio otro trago a su bebida antes de seguir hablando.

-Mi posición es segura pero... en Cardassia nunca se sabe. Me alegra que estés lejos de todos esos problemas.

Armal volvió a mirar con cariño a su hermana. Feuron solo unos segundos, antes de que la máscara del auténtico líder cardasiano regresase a él.

-La verdad es que estoy aquí porque la tensión dentro de nuestro gobierno es grande y necesitamos dar un golpe de efecto. Tenemos planeado algo... bastante interesante, y lo último que necesitamos es que la formidable nueva nave de la Alianza, el Enterprise... -y al pronunciar su nombre, recalcó cada sílaba con cierto grado de desprecio -... haga su aparición. Dime, ¿confían en ti? ¿Estás segura?

Maryan asintió, relajando ligeramente su postura, ante las palabras de su hermano. Ciertamente su posición, la profesión que habían heredado, no era sencilla. Pero precisamente por ello era por lo que era tan valiosa. En un mundo dado a las intrigas, ellos eran especialistas, sin amor propio, sin remordimientos de conciencia, sin escrupulos, sólo plenamente conscientes de la importancia de su trabajo y la necesidad de que alguien lo hiciese. Eran profesionales, y en esos tiempos convulsos, hacían mucha falta. Le alegro saber que su hermano, aún en una situación inestable,  seguía con las defensas altas y la mente afilada como un cuchillo. Sonrió al oirlo, una sonrisa taimada de medio lado que poca gente había visto. Sólo su familia más cercana y ni siquiera todos sus hermanos.

Luego, Armal soltó su pregunta:

-La verdad es que estoy aquí porque la tensión dentro de nuestro gobierno es grande y necesitamos dar un golpe de efecto. Tenemos planeado algo... bastante interesante, y lo último que necesitamos es que la formidable nueva nave de la Alianza, el Enterprise... -y al pronunciar su nombre, recalcó cada sílaba con cierto grado de desprecio -... haga su aparición. Dime, ¿confían en ti? ¿Estás segura?

 - Si me hubieses preguntado sobre la Asterion te habría dicho que confiaban a mi con los ojos cerrados, inocentes de ellos. Pero acabo de ser trasladada a la Enterprise, tengo la confianza de algunos miembros de la tripulación pero hay otros que no he tenido aún trato. Son cartas salvajes. Pero no dudes de mi hermano, puedo hacerme con el puesto de segundo en poco tiempo... Sabes que siempre he sido trabajadora, confiable y con buena memoria y los federales valoran eso y una actitud simpatica. Es increible lo que dejan pasar con unos cuantos chistes y recordar un par de fechas.- respondió con seguridad. Aún le quedaba trabajo por hacer pero sabía que podía conseguir el nivel de confianza que pedía su hermano, y podía hacerlo rápido si se lo proponía. Conocía sus habilidades, solo necesitaba...

- Tiempo. De cuanto dispongo.

Jonas sonrió ante el comentario de Cira. Sí que era un bonito aparejo, aunque para él, tan solo una herramienta para lo que verdaderamente importaba.

Sabía que no le decepecionaría. Su actitud siempre arrogante pero conocedora de cual era su lugar y el de su familia, era lo que la hacía indispensable para él.

- ¿Supongo que tienes algunos “peces” en vista? ¿Correcto?

Jonas se sentó encima de mesa.

-Cira, siempre has sido muy inteligente, pero también pierdes a menudo de vista el conjunto. Esta Alianza es una bomba de relojería. Nuestros políticos son demasiado confiados y nosotros... nosotros hemos de estar ahí, vigilantes, por si algo importante ocurre.

Jonas hizo una breve pausa antes de continuar.

-Estamos seguros de que tanto romulanos como cardasianos preparan algo importante, y tú tienes a abordo un romulano y una cardasiana. No es casualidad. Nosotros los pusimos ahí. Tenemos razones para pensar que uno... o los dos, podrían estar informando a sus respectivos altos mandos, y los queremos ahí para obtener información de primera mano. Así que tu misión será... ponérselo fácil. Déjales un punto de comunicación abierto para que puedan hablar con quien quiera y vigila sus comunicaciones.

Armal hizo un esfuerzo por aparentar ser más fuerte de como se sentía. La realidad era, que cada día que pasaba, estaba más aislado. Sus enemigos eran cada vez más numerosos, y las voces críticas se oían cada día más alto. Solo un golpe de efecto podía acallarlas. 

La actitud de su hermana era justo lo que necesitaba. De ella dependía buena parte del éxito de su plan.

- Tiempo. De cuanto dispongo.

-Aún es pronto para decirlo, hermana, pero cuando llegue el momento, habrá algo que tendrás que hacer.

Armal extrajo un dispositivo del interior de su uniforme.

-Esto es un dispositivo de anulación cuántico. No puede ser detectado por métodos ordinarios de escaneo porque refleja todas las ondas que se lancen contra él. Su función es anular el campo transwarp de los motores. Tendrás que colocarlo en la Sala de Ingeniería en algún lugar que no lo encuentren y activarlo mediante este activador.

Al decir esto, le dio otro pequeño aparato, del tamaño de una uña.

-Llévalo siempre contigo. Cuando recibas una comunicación mía por canal ordinario indicándote que hay un puesto libre en nuestro instituto científico para ti, niégate, y acciónalo. Mientras esté activo, el Enterprise solo podrá viajar a velocidad de impulso y tendremos vía libre.

Marayn cogió los dos pequeños objetos, dandole vueltas en las manos. Finalmente, deshizo parte de su elaborado peinado, destrenzando dos de los adornos que le sugetaban el largo cabello oscuro. Tras una serie de complejas manipulaciones, abrió los adornos, revelando un interior hueco que contenía un par de pequeñas cápsulas. Las dejó a un lado y colocó en su logar los dispositivos, para luego rehacer con pericia el peinado, como si nada hubiese pasado. La única diferencia con su anterior aspecto era un mero mechón suelto en el lateral de su rostro, que le daba un aspecto encantador, que inspiraba la necesidad de recogerlo detras de su oreja. Acto seguido, Marayn mojó delicadamente la punta de dos de sus dedos en su vaso de Rokassa y utilizó la humedad para estropear ligeramente el maquillaje de sus ojos, como si hubiese estado llorando.

- Ay hermano, tu partida me hará sufrir tanto...- comentó la científica con despreocupación mientras realizaba todo el ritual. Al terminar, dirigió una sonrisa socarrona a su hermano que contrastaba terriblemente con el aspecto desamparado que había conseguido aportar a su rostro.- Se hará como dices, puedes confiar en mi.

Ante su propia frase, no pudo evitar una risita afectada. Marayn, al igual que Armal, no confiaban en nadie, solo entre ellos. Y aún así ambos sabían que se ocultaban cosas, que siempre guardaban ases en la manga, aunque no fuesen en contra del otro. Un par de sus ases reposaba en esos momentos sobre la mesa, en la forma de las dos pequeñas cápsulas. La cardasiana las recogió y las hizo girar levement en su mano para, finalmente, guardar una y entregarle la otra a su hermano.

- Voraxana, por si te es necesaria- dijo suavemente. Siendo un veneno efectiva practicamente sólo contra Cardasianos, era posible que Armal pudiese encontrarle alguna utilidad en breve. En su caso... bueno, siempre hacía falta un último truco.

     -!Que vá, que vá, no se hagan un drama! - Les sirvo un poco más de bebida en sus vasos, ignorando un poco sus miradas - !Siempre he sabido comportarme bajo la mirada de un oficial! Creo que hasta me recomendaron desde el Tri...- me corto con un trago- desde mi última asignación!

     Bebo un trago largo. Y antes que me digan nada continúo:

     -Vamos, chicos! Piénsenlo: de piloto en el NUE-VO-EN-TER-PRI-SE! - Voy contando las clases con los dedos de una mano - Constitution, pionera en la exploración! Excelsior y Ambassador, caballitos de batalla de la flota por siglos! Galaxy, la mas grande y poderosa de su época! Sovereign, la cazadora de Borgs! y ahora: chanchanchaaaan! Clase Odyssey!

     Inhalo profundamente para recuperarme. Hago caso omiso a sus caras de "ya lo sabemos".

     -Significa "odisea"! ¿han leído "La Odisea"? bueno yo tampoco, me copié en el examen, pero va de las aventuras que vive un tío hace miles de años mientras viaja tratando de volver a su hogar. -Señalo hacia los puertos de Utopia Planitia- y créanme que esa nave me va a llevar a mi hogar, uno completamente nuevo!

    Me paro y me apoyo en la mesa, levantando mi brazo con el que sostengo el vaso en alto

     -Un brindis por la chica nueva! La Enterprise F!