Partida Rol por web

Hace mucho tiempo, en una galaxia muy muy lejana...

Son tiempos aciagos para la Galaxia. A pesar de la destrucción de la base Starkiller de la Primera Orden, ésta sigue oprimiendo la Galaxia, ahora indefensa tras la caída de la República.

Ante tal situación de inestabilidad, hay que aprovechar cualquier oportunidad de negocio que se presente. Un chatarrero local de Jakku, el conocido Unkar Plutt, tiene un negocio bastante lucrativo.

Retrotayéndonos meses atrás, el contrabandista Anzak, dado a los negocios suculentos en cualquier rincón de la Galaxia, llevaba con su compañero John Ravenor en su compañía durante un tiempo. Anzak era un as para vender y comprar, importar y exportar; y Ravenor era el perfecto "cazador" galáctico, el cual mantenía a salvo toda la carga que el contrabandista transportaba. Ravenor mantenía lejos a los piratas y a todo aquel que quisiera asaltar la nave de ambos: su negocio iba rodado.

Además, el negocio de la chatarra en Jakku era bastante suculento para los pequeños productores que hacían su estación (sobre todo si trabajaban en solitario). La batalla de Jakku había tenido grandes consecuencias y había dejado mucho material potencialmente servible. El puesto de Niima era esencial para poder subsistir: las ventas de piezas y recambios (muchos aún totalmente operativos) ofrecían grandes pagos a quien supiera buscar bien. Y aquellas dos jóvenes, Kyrra y Rebeca, lo eran. Se conocían por el mismo oficio, aunque ahora no habían hecho negocios... hasta ahora.

Los cuatro (Anzak, Rebecca, John y Kyrra) se habían conocido en el puesto de Niima de casualidad, cuando un par de Duros querian contratar a alguien para hacer una importación a cierto lugar sideral. Los cuatro se habían aliado provisionalmente para viajar hasta una pequeña colonia (MK-J1134) ubicada en un campo de asteroides a varios parsecs de Jakku. Aquella colonia era una escombrera que recogía material para deshacerlo y recomponer piezas.

El contrabandista, las chatarreras y el mercenario viajaron hasta la colonia de asteroide y cumplieron el negocio, no sin un buen pago suculento como habían establecidos los contratistas Duros. Todos viajaron en la Estrella Rutilante, un carguero YT propiedad del propio Anzak desde hacía algunos años.

Mientra estábais en la colonia del asteroide, el supísteis de una oferta de los administradores de la misma. Unkar Plutt, desde Jakku, había contactado con ellos para importar una carga de doce toneladas, compuesta por electroirrigadores de potencia incadescente (partes de los impulsores de ciertas naves de carga). Y los administradores pensaron en vosotros para tal empresa (ya que estábais allí), por lo que sin dudarlo volveríais a Jakku no como regreso de un acuerdo cerrado (y bien pagado), sino aprovechando el mismo para otro negocio. Desde ese momento Plutt os esperaba en Niima lo antes posible.

Nada más salir del hiperespacio desde la colonia en dirección Jakku, desde la cabina la Estrella Rutilante pudísteis ver Jakku en todo su esplendor... o casi: un inmenso destructor de la Primera Orden orbitaba en sobre el planeta. El sistema de comunicaciones del carguero YT2400 se activó, advirtiendo un mensaje entrante:

"Carguero: identifíquese de inmediato o será abatido. Transmita inmediatamente sus coordenadas de procedencia y el motivo de su visita al planeta".

-Que cojones pasa- Digo mientras miro a los demas, ya que estaba tomando una pequeña siesta

- Vaya, menudo recibimiento... - digo al oír el mensaje de la nave imperial - Como traten así a todos los comerciantes...

Habíamos hecho un buen viaje con muy buenos beneficios y deseaba con todas mis fuerzas regresar a casa... Resulta casi gracioso que quiera volver a ese planeta, precisamente cuando estoy intentando conseguir suficiente dinero para largarme de ahí. Pero he vivido toda mi vida en esa gran roca, y lo considero mi hogar, al menos de momento.

- Habrá que decirles algo a esta gente, ¿no? Espero que no vean este carguero como una amenaza real...

- Oh, no. Estos pesados - pensó Kyrra después de que escucharon la transmisión proveniente de aquella enorme nave de batalla. Nada le habría gustado más que hacerles un gesto obsceno en frente de sus narices, pero aquellos tipos tenían toda la potencia de fuego de su parte, por lo que no podían hacer gran cosa. Huir o responder algo que los dejara satisfechos eran sus mejores opciones y así se lo dijo a los demás:

- Será mejor que les digan algo antes de que se pongan nerviosos y comiencen a dispararnos. No es necesario que sea la verdad. Podemos inventarnos que venimos de cualquier planeta con el cual la primera orden no tenga problemas y en cuanto a la carga, simplemente "repuestos, refacciones y chatarra" debería venir bien. Somos chatarreros después de todo, ¿no? - sugirió la Seyth-Amaka, poco deseosa de tener problemas cuando venían de realizar un buen negocio.

- Aunque quizá quieran abordarnos y comprobar todo. Ya saben como son esos tipos. ¿Tenemos algo ilegal a bordo? - trató de recordar, aunque lo primero que se le ocurría ella era misma.  

-Mientras no molesten mucho-Me levanto del asiento y cojo mis armas-Pero si vienen con malas intenciones saldran al espacio.¿Llevais algo ilegal?

- A menos que consideren los electroirrigadores como algo ilegal, creo que no - replico Kyrra, dirigiéndose hacia uno de los ordenadores de la nave para tratar de modificar los datos de navegación, a fin de hacerlos lo más "limpios" que fuera posible. 

-Pues si no llevamos nada ilegal deberíamos dejarles hacer su trabajo¿No?- Aunque me muevo nerviosamente en mi asiento y preparo mis armas- Aunque si soy sincero no me fío nada, así que vamos a prepararnos- Digo mientras miro por el cristal a la nave que que tenemos enfrente.-Espero que mis compañeros no tengan ningún tipo de delito, aunque eso nunca me ha importado.

Los electroirrigadores de potencia incandescente no eran piezas ilegales. Ni tan siquiera el negocio anterior lo era: aquella colonia estaba "limpia" (o lo que venía a ser lo mismo, tenía permiso imperial para hacer negocios en ese campo de asteroides y con esa actividad).

Ya quedaba poco pues el viaje hiperespacial había termina y se notaba en la sonrisa que aprecía en la cara del contrabandista.

- Ya queda poco "Chispa"- dijo a su compañero R2 que estaba a su lado en la cabina.

pero en ese momento vieron la espectacular nave imperial que se situaba entre ellos y el planta.

- Bueno, bueno, bueno, esto se pone interesante- dijo Anzak mirando la nave-. Lo malo no es lo que llevemos, lo malo es lo que ellos consideren como legal o ilegal y loq ue quieran hacernos- comentó bastante tranquilo para la situación en la que se encontraban- Veamos que quieren.

- Aquí Anzak, capitán del cargero YT 2400 "Estrella Rutilante"- Respondió Anzak a la llamada del destructor imperial. 

Notásteis maniobras en la posición del espectacular destructor estelar... Se colocaba frente a vosotros (con toda su completa artillería, por supuesto). El canal de transmisión abierto volvió a emitir un pequeño estallido de ruido antes de volver a oir aquella estridente y seria voz:

"Estrella Rutilante: transmita inmediatamente sus coordenadas, REPITO, de procedencia y el motivo de su visita al planeta. No habrá más reiteración."

- ¡Ah, que fastidio! - dijo Kirra, antes de apretar el botón que abría el canal de comunicaciones y soltar: - Provenimos de la colonia MK-J1134, con un cargamento de chatarra y repuestos para el mercado de Jakku. 

Después de eso, soltó el botón y se volvió hacia el resto con expresión desenfadada, diciendo: - Si, ya lo sé. A ustedes les encanta ver quien la tiene más grande, pero ESO es un jodido destructor espacial y nos están apuntando con todas sus armas, así que en este caso, ellos la tienen más grande y se acabo el debate. 

-A sus ordenes señora.Los mercenarios sabemos siempre retirarnos a tiempo de un combate que no podemos ganar- Me vuelvo a mi asiento pero preparo mis armas por precaución. Esta gente me ha pagado para que les proteja y sin duda alguna eso haré.-¿Son normales estos controles Anzak?

Al ver la reacción de Kyrra, Anzak se quedó estupefacto, pero como de costumbre, le acompañaba una sonrisa en su cara.

- Fiiiiiiiiiuuuuut-. silbó el contrabandista-. Mujer de armas tomar...esta la tiene más grande que tú, John- comentó sonriente-. ...y que yo- terminó diciendo soltando una carcajada.

- Lo malo es que a nuestros amigos imperiales no les gusta que les cambien de interlocutor- comentó Anzak.

- La verdad es que esto es lo normal que quieran los imperiales... si les pica te inspeccionan y si no les pica te dejan pasar- dijo encogiéndose de hombros-. De todas formas prepararos para una inspección.

Kirra, aparte de especificar el lugar de procedencia, envió las coordenadas por el transmisor de datos. Tras unos segundos de cierta tensión, vísteis a unos siete u ocho cazas estelares TIE/fo sobrevolando el gran destructor y preparado para lanzarse contra quien sea con una sola órden.

"Muy bien. Pueden aterrizar en el planeta. Procedan" -añadió SORPRENDENTEMENTE para vuestra tranquilidad aquella voz-. Fue entonces que los cazas regresaron al gran destructor, y éste volvió a seguir la ruta de órbita que antes llevaban sobre Jakku. Pareciera que la Primera Órden estuviera más interesado tal vez en saber de quienes salían de allí que quienes se adentraban en el planeta naranja.

****

Lo poco o nada de civilización e interés aparente que había en Jakku era su puesto de Avanzada, perteneciente a Niima la Hutt. La Estrella Rutilante aterrizó magistralmente en las afueras del Puesto, en una zona habilitada con tal fin. Diversas astrosnaves de diversos tipos y calados en muy variado estado de conservación (entre los que "podían volar" y las auténticas "chatarras") estaban allí presente.

Tras alargar la plataforma de descenso bajásteis de la nave, y os vísteis sorprendidos por un grupo de individuos armados. El cabecilla era un kyuzo de aspecto amenazador, ojos amarillos, piel naranja y gris y una altura no demasiado impresionante. A algunos de vosotros os sonaba (y en verdad vuestras caras les resultaban un tanto familiar).

Saludos forasteros, soy Zuvio, el alguacil local, y aqui soy la ley -decía el kyuzo de modo desapasionado-. Habéis elegido muy mal día para visitar nuestro bonito planeta -expresaba de manera bastante literal, pues daba la impresión de que carecía de cualquier sentido del humor-. Tenéis que pagar 50 créditos diarios por el derecho de estacionamiento en la "bahía de aterrizaje"; aparte tengo que inspeccionar la nave en busca de contrabando...

Respiro algo aliviada al ver que nos dejan proseguir y que podemos aterrizar en el espaciopuerto sin problemas.

Realmente este grupo es de lo más variopinto, y Kyrra tiene carácter... un gran carácter. Pero debe ser así en nuestro negocio. A veces tenemos que regatear, pelear para conseguir piezas que valgan algo de dinero, sortear a charlatanes que nos intentan timar... no conviene titubear.

John lo veo muy misterioso, inaccesible, pero seguro de si mismo.

Y Anzak... tiene algo, percibo algo en él, pero no logro descifrar qué puede ser.

La llegada del alguacil me arranca de mi ensoñamiento. Acabamos de llegar y ya tenemos que pagar...

Miro a Anzak seriamente, pero después le guiño un ojo.

-Me parece muy extraño todo este control la verdad-Y me echo a dormir en mi asiento.

Tras salir de la nave y ver la escena, coloco mis manos cerca de mis armas preparado para lo que pueda pasar. Y miro a mis compañeros y las coberturas mas cercanas que pueda haber. Pero me mantengo frío como me enseñaron en el entrenamiento.

- La ley dice, porque tenemos prisa y no quiero herir sus sentimientos, si no me echaba unas buenas risas solo con ese comentario- pensó Anzak con su sempiterna sonrisa mientras escuchaba Zuvio.

- Bien, "la ley". Nos conoces y sabes que hemos hecho varios trabajos para la gente local. De hecho, yo he atracado esta misma nave muchas otras veces...y he tenido esta conversación contigo todas las veces que atraco La "Estrella Rutilante" aquí- recordó el contrabandista.

- Mira Zuvio, sabes que trabajamos bien y que movemos mercancía que hace que este planeta siga funcionando y lleguen más naves que dejen más dinero y así sucesivamente...

- A lo que voy. Nosotros podemos decir que somos de aquí, casi podríamos decir que hemos nacido aquí. Trabajamos para gente de aquí, conocemos a los que mandan aquí- dicho esto miró a Zuvio y sonrió pícaramente como queriendo decir que conocían a quien manejaba el cotarro y no era él-. Es por eso que a los oriundos deberías hacernos un precio especial por estacionar la nave en la "bahía de aterrizaje". Con respecto a la carga, puedes mirarla, no llevamos nada ilegal. Aunque no tardes mucho o alguien se enfadará si no le llevamos la mercancía a tiempo...y yo seré muy sincero respecto a quién nos ha entretenido.

Dicho esto dejó de andar, pues sin que se diera cuenta había llevado a dar un pequeño paseo para que la gente no escuchara su arenga, miró fíjamente a los ojos de Zuvio y con una cara amable le dijo:

- ¿Qué opinas? ¿nos dejas entrar ya?- pidió el contrabandista afablemente.

Los negocios que tengas con quien los tengas son cosa tuya... -dijo Zuvio añadiendo un tono en su voz algo menos amistoso, tras el envalentonado y atrevido movimiento del contrabandista-. Todo el mundo paga porque "es la ley". No sólo pagáis por estar en "esta bahía", sino también por no ver vuestras naves desguazadas a manos de algunos chatarreros de manos largas y sin escrúpulos... Y si tan bien conocéis ésto, bien sabéis que los hay... y sino os lo digo yo.

El kyuzo replanteó la situación a Anzak. Por mucho que hubieran estado en Jakku parecía que no comprendían bien el funcionamiento: uno siempre pagaba por varias cosas... no por una.

¿Y bien? -dijo Zuvio, con aquella voz y un semblante extremadamente serio-.

Me encanta como Anzak se hace cargo de la situación e intenta descolocar a Zuvio, pero ese no se achica y se mantiene firme en su "pago".

- Más que pago, parece una extorsión en toda regla - espeto al oír su comentario sobre los chatarreros. - Tal vez si hiciera bien su trabajo, que es mantener el orden y la ley, no habría esos saqueos de chatarreros sin escrúpulos, y no se tendría que pagar por ese servicio.

Igual me tendría que haber quedado callada, pero ante estas injusticias no puedo permanecer impasible.