Partida Rol por web

La nueva nave que os proporcionaron en Coruscant fue un medio de transporte excelente para llegar de nuevo hasta Tantra, muchos operativos os recibieron en el hangar de la base justo detrás de Jerark, el cual estaba fumándose un puro mientras su gabardina se movía bruscamente por la ventisca que generaban los motores.

En cuanto se bajó la plataforma no tardó en hablar.

- Bienvenidos a casa chicos - comentó mientras os hacía un saludo militar.

- Ya me ha llegado el informe por parte de Sand de todo lo ocurrido, y debo reconocerlo, estoy excitado ante la noticia - aquel tipo siempre fue muy particular. Se quitó el puro de la boca y sonrió

- Volvemos a la batalla, ya no se trata de misiones sin importancia, ahora tenemos de nuevo una misión real, volvemos a los viejos tiempos ¿qué preferíais otra cosa? no seáis unos blandengues, si esto está ocurriendo es porque no hicimos bien nuestro trabajo años atrás, va siendo hora de dejar las cosas en su sitio - 

Al bajarme de la nave salude a la gente que nos esperaba ya que al menos no paso nada grave que ya era mucho, pero ante las ultimas palabras de Jerark me hiceron que la sangre me empezara a hervir de puro enfado, ya que parecia que no recordaba todos los camaradas y amigos que dieron su vida en la lucha contra el imperio.

Asi que no articulo palabra y abriendome paso entre los demas me adentro en la base sin ni siquiera mirarlo a la cara con gesto de pocos amigos.

Daesha hizo una mueca a Ann en un intento de sonrisa cuando ésta le dijo que la invitaría a una cerveza. No se lo iba a negar se lo debía así que asintió con la cabeza. 

Cuando llegaron a Tandra la twilek bajó con pesadez viendo como muchos los estaban recibiendo, miraba a su alrededor en busca de Bled y su hija hasta que Jerark comenzó hablar, comentando lo excitado que se sentía al conocer la situación. Daesha nunca le cayó muy bien ese hombre y si éste era observador se daría cuenta que la alieligena lo estaba fulminando con la mirada con unos ojos dispuestos a matar.Pudo haberle respondido, explotar en aquel momento y decirle unas cuantas cosas pero no quería dar el espectaculo, ya no era aquella Daesha que se dejaba llevar por los impulsos... se había centrado pero en cambio se mordió el labio.

No pasó inadvertido para la mujer el gesto que hizo Zack de adentrarse en la base pasando del líder, aquel ser para ella despreciable y sin empatía que no era capaz de ponerse en su situación después de todo lo que habían sufrido. Así que Daesha imitó el gesto de su compañero pasando de él mientras sonreía y asentía con la cabeza a otros conocidos que estuvieran allí.

Ann pilotó la nave gran parte del camino en silencio, pensando en gran parte en todo lo que se le venía encima en cuanto pisaran la base. En cuanto bajaron, pudo saludar a varios de sus compañeros y mecánicos. El jefe estaba ahí con su postura importante esperándolos y fumando. La twi'lek lo escuchó arqueando una ceja. 

- Hable por usted jefe, yo recuerdo haber hecho mi trabajo bien. - se colocó los brazos detrás de la nuca mientras pasaba por delante de Jerak. - Y deje de fumar en el hangar... algún día tendrá un problema. - siguió caminando hacia el interior detrás de sus compañeros.

Jerark observó como os marchabais del hangar mientras se cruzaba de brazos.

- Maldita sea muchachos, mira que sois buenos haciendo vuestro trabajo pero cuesta manteneros contentos - masculló algunas palabras en voz baja y no hizo nada más. Aquello lo comentó a sabiendas de que vosotros estabais demasiado lejos como para darle importancia, quizás se estaba desahogando o quizás era una crítica, la cuestión es que vuestra reacción salió del alma y no había vuelta atrás.

Durante el trayecto Daesha apenas pudo entablar conversación con Roca y sus chicos que parecían estar en gran parte ilusionados de tener un destino mas enriquecedor, el de desbancar nuevamente al Imperio. A pesar de aquellas bonitas palabras que le dedicó a Roca junto a sus compañeros para que dejara el rencor atrás no lo perdonaría, lo hizo porque aunque fueran pocos necesitaban todo el apoyo que pudieran encontrar y después de que los intentaran matar que menos de que se vinieran a luchar por la causa de la alianza que a fin de cuentas también era la suya propia.

Clev los recibió al Hangar y lo primero que hizo la Twilek fue a darle un fuerte abrazo susurrandole al oido palabras de agradecimiento y disculpa.

- Gracias Clev, por ayudarnos y tranquilizarnos en esos momentos, y perdón por haberte preocupado. Te debo una... aunque ya van unas cuantas. - Se separó de él dándole un leve apretón en su hombro, mostrandole una pequeña sonrisa y se marchó inmediatamente a buscar a Airin, tal y como pensaba estaba por la zona con los chicos que Bled instruia. Al encontrarla la pequeña Nautoliana la tomó en brazos en un potente abrazo estrechandola entre sus brazos, la niña reía un poco y también abrazó a su madre pero al instante se puso a jugar con las Lekkus de la Twilek. 

Daesha se la llevó del hangar para dirigirse hacia la zona de las habitaciones, apenas había dicho nada a sus compañeros, pero en esos momentos no se le apetecía tomar nada ni hablar de nada, antes necesitaba aclararse a sí misma porque se había dado cuenta que algunas cosas no cambiaban y ahora había algo mas valioso que su propia vida, y ese algo era Airin. Una vez en la habitación la dejó ahí y la pequeña se puso a jugar con algunos viejos juguetes mientras ella se iba a la ducha, se sentía muy mal por lo que se le estaba pasando por la cabeza, ideas que quería rechazar. Lloró amargamente en silencio pensando que no era la primera vez que la estupidez, la cabezonería, el ego de Bled arriesgaban la vida de sus compañeros, sin pensar ni por un instante que podía equivocarse. No aprendió cuando casi los mató en el accidente que se dio lugar hacía nueve años.

Pensó que durante esos años había ganado firmeza, madurez y clara desconfianza ante la gente, y principalmente gente que había intentado matarlos con anterioridad poniendo una bomba en la Mesopotamia, pero no, no fue así. Él mismo los llevó a una trampa que todos sospechaban al principio pero contagiados por el engaño de Roca se relajaron hasta que se vieron encerrados en el comedor con peligro de que se acabase el oxigeno. Y el que nos llevó a esa trampa no fue capaz de sacarlos, se quedó ahí, sentado y pálido, en Shock.

¿Eso era lo que quería Daesha?, ¿estar con alguien que no fuera capaz de protegerla?, porque aunque ella podía defenderse por sí misma también quería sentir el amparo de la protección de Bled. También por la hija que tenían en común, ni si quiera por ella supo reaccionar dificultando aún mas la escapada, la twilek llegó a pensar de que si no fuesen por ellos el humano hubiera muerto desde hacía mucho y Daesha no sabía si podía resistir mas esa responsabilidad.

No le daba importancia que él fuera algo distante, ambos eran de ese tipo de personas bastante independientes en ese sentido, pero si que era necesario que pasara mas tiempo con la familia, porque hasta a la familia se la llevaba al trabajo, en ese caso a Airin... ¿a lo mejor era tan solo la pequeña Nautoliana lo único que los unía?.

Salió de la ducha y tras vestirse se sentó sobre la cama observando como jugaba Airin, tan desconocedora de lo que había ocurrido, de que casi se quedaba sin sus padres y aunque sabía que jamás estaría sola en la base, sería un duro golpe por el especial apego que sentía por su padre. Un apego que podría desarrollar en Airin esa manera de pensar, esa manera de actuar tan irresponsable... no dudaba en el amor que sentía por la Nautoliana pero sí por la educación que podía darle...

- Airin... cielo... ¿quieres que a partir de mañana pasemos el día juntas?